Así
tituló Fidel el prólogo, en forma de mensaje, de la edición
china de Cien Horas con Fidel. Esta nueva entrega editorial
es la edición número 15 del abarcador volumen, del cual se
encuentran en preparación no menos de otras ocho ediciones
La
edición en idioma chino de Cien Horas con Fidel
encierra en sí misma un valioso tesoro que la distingue del
resto en otros idiomas. Fidel ha escrito su prólogo en forma
de mensaje al querido y hermano pueblo de China.
José
Martí, nuestro Héroe Nacional, mientras se enfrentaba al
dominio colonial español, hace casi 120 años en un libro
dirigido a niños y adolescentes, habló de un emperador chino
que al proclamar su victoria exclamó: "¡Cuando no hay
libertad en la tierra, todo el mundo debe salir a buscarla a
caballo! La historia de Cuba es testigo de la firme
convicción con que los chinos tenían arraigado el sentido de
la libertad",
expresa el líder de la Revolución cubana en parte de su
mensaje.
Esta
edición en el "rico idioma chino", como lo define el propio
Fidel en el prólogo, es la número 15 del abarcador volumen
en el que da respuesta a las preguntas del periodista
francés Ignacio Ramonet.
Las
anteriores han sido la primera y segunda ediciones españolas;
la primera, segunda y tercera cubanas, y las primeras
francesa, portuguesa, brasileña, italiana, turca, inglesa,
norteamericana, danesa y gallega.
Se
encuentran en preparación las primeras ediciones alemana,
checa, coreana, una edición inglesa de bolsillo, otra
edición cubana, pero en idioma inglés, y tres más en hindi,
farsi y cingalés.
Por la
importancia del prólogo a la edición china, Granma
publica hoy íntegramente ese texto en su página 2.
Texto
integro del prólogo escrito por Fidel Castro a la edición
china de Cien Horas con Fidel
Al
pueblo de China
Me
llena de satisfacción pensar que el legendario pueblo chino,
de milenaria cultura, tendrá a su alcance las modestas ideas
contenidas en este libro. Ello se debe a la gentileza del
Instituto de Estudios Latinoamericanos y la Editorial de
Ciencias Sociales, adscritos a la Academia de Ciencias
Sociales de China, al traducir a ese rico idioma el volumen
Cien Horas con Fidel, en las que respondo las
preguntas del periodista francés Ignacio Ramonet.
José
Martí, nuestro Héroe Nacional, mientras se enfrentaba al
dominio colonial español, hace casi 120 años en un libro
dirigido a niños y adolescentes, habló de un emperador chino
que al proclamar su victoria exclamó: "¡Cuando no hay
libertad en la tierra, todo el mundo debe salir a buscarla a
caballo!"
La
historia de Cuba es testigo de la firme convicción con que
los chinos tenían arraigado el sentido de la libertad. La
participación heroica en nuestra guerra de independencia de
muchos ciudadanos chinos —que llegaron engañados a la
colonia española en Cuba bajo la forma de contratos
promovidos por Inglaterra, que entonces por razones
mercantilistas y de competencia quería sustituir la
esclavitud africana por la esclavitud china— se sumó a los
elevados conceptos que teníamos de China los cubanos, que
derramamos nuestra propia sangre desde 1868. Gonzalo de
Quesada, amigo entrañable de Martí, lo afirmó en una breve y
rotunda expresión: "No hubo un chino cubano desertor. No
hubo un chino cubano traidor".
A
mediados del siglo XX, las revoluciones sociales que
tuvieron lugar, primero en China y más tarde en Cuba,
hermanaron para el futuro a nuestros dos pueblos en la misma
trinchera de lucha por el socialismo.
A sólo
86 años de la fundación de su Partido Comunista y 57 de la
proclamación de la República Popular, China se ha convertido
en el principal motor de la economía mundial.
Cuba,
por su parte, en una distante latitud, ha resistido sin
doblegarse casi 50 años de agresiones y férreo bloqueo
económico de los Estados Unidos, la más poderosa potencia
imperialista que conoce la historia. Si Cuba ha sido capaz
de organizar su resistencia, ello se debe no sólo a su
patriotismo, sino también a la amplia solidaridad y el apoyo
que recibió de otros pueblos revolucionarios del mundo,
entre ellos la entrañable República Popular China.
Nuestros destinos se entrelazan en un mundo en que la fuerza
y la unipolaridad habrá que enfrentarlas con sabiduría y
multipolaridad.
Con
China hay que contar en el panorama mundial del siglo XXI, y
muchos de los grandes desafíos de la humanidad no tendrán
solución sin su activa y cardinal participación.
Por
esas razones esenciales, concedemos excepcional importancia
a esta entrega editorial, que permitirá a lectores y
estudiosos dentro de la gran nación china disponer de una
mayor información sobre la historia de nuestra región
latinoamericana y los acontecimientos de gran repercusión
internacional que se desarrollaron o tienen lugar hoy en
este hemisferio. Numerosos y complejos son los temas que
abarcan las preguntas formuladas por el periodista francés
durante largas conversaciones sostenidas entre 2003 y 2005,
sin tener idea de que mis respuestas engendrarían este libro.
Ramonet,
activista y militante del movimiento mundial de lucha contra
la globalización neoliberal, plantea con transparencia en su
introducción aquellas cosas con las que, desde su punto de
vista de intelectual europeo, puede no estar de acuerdo con
nosotros los cubanos. Esos señalamientos aparecen
textualmente en la edición española y en la primera edición
cubana.
Publicadas ya la edición española y la primera cubana en
idioma español, que habían visto la luz sin que antes
dispusiera yo de la oportunidad de revisar la transcripción
de la entrevista, me hice el compromiso de realizar con el
propio Ramonet una completa y minuciosa revisión del extenso
material, parte del cual estaba grabado o filmado y otra
procedía de breves notas tomadas rápidamente a mano en
largos viajes aéreos o utilizando otros medios de transporte
por tierra. Me encontraba inmerso en esa ineludible e
importante tarea y en otras actividades de las múltiples que
exige nuestra lucha cuando enfermé, a fines de julio del
2006. Mientras me atendían en el hospital, y durante semanas
enteras, dediqué el tiempo a revisar todas las respuestas,
párrafo por párrafo, acerca de los principales episodios
señalados en ellas.
La
segunda edición cubana fue publicada un mes y algunos días
después con motivo de la celebración en La Habana de la
Décimocuarta Cumbre de Países No Alineados, en septiembre.
El texto entregado a Ramonet aumentó 80 páginas, entre ellas
las dedicadas a las cartas intercambiadas con el Primer
Ministro soviético Nikita Jruschov durante la Crisis de
Octubre de 1962 y con el Presidente iraquí Saddam Hussein a
raíz de la ocupación de Kuwait en 1990, y el relato
dramático de los pasos dados por Cuba durante el fallido
golpe de Estado en Venezuela en abril de 2002.
En la
perenne búsqueda de ofrecer una información más amplia y
exacta, ya convaleciente, dediqué varias semanas a la
preparación de la tercera edición, a fin de obsequiarla a
muchos amigos que el 2 de diciembre de 2006 vendrían a Cuba
para celebrar mi 80 cumpleaños, ocurrido casi cuatro meses
antes, el 13 de agosto de ese año. Al texto se incorporaron
nuevas precisiones de estilo y contenido, y respuestas a
nuevas preguntas especialmente formuladas por el periodista
Ignacio Ramonet para la edición francesa del libro.
El
lector chino podrá apreciar que algunas de las ideas
expuestas estaban en pleno desarrollo cuando a lo largo de
varios años me hicieron las preguntas, ninguna de las cuales
eludí responder. En la actualidad cuento con mucha más
información y he dispuesto de tiempo para meditar y
profundizar sobre aquellos temas.
Es un
honor adicional que la publicación se realice en fecha
próxima al Primero de Octubre, con motivo del Aniversario 58
de la Proclamación de la Revolución y la Independencia
chinas, fruto de la extraordinaria proeza militar y
revolucionaria de un pueblo al que siempre admiré por su
laboriosidad, inteligencia y heroísmo.
Fidel Castro Ruz
Septiembre 12 del 2007 |