CUBA Y ESPAÑA
FELIPE GONZÁLES – JOSÉ MARÍA AZNAR – LOS SOCIALISTAS
ESPAÑOLAS Y LA REVOLUCIÓN CUBANA – LA IZQUIERDA ESPAÑOLA –
LA RUPTURA CON FELIPE GONZÁLES – FRANCO Y AZNAR –
EL REY JUAN CARLOS – EL PRINCIPE FELIPE – MANUEL FRAGA
Después de los arrestos de disidentes en marzo de
2003, el ex presidente del Gobierno español Felipe
González hizo unas declaraciones muy agresivas
contra usted.[1]
Una estupidez. Está muy bravo por lo que yo dije
sobre las ejecuciones extrajudiciales de los vascos
de ETA en España. Porque denuncié[2] que bajo el
mandato de un jefe de gobierno español —Felipe
González— decenas de etarras fueron ejecutados
extrajudicialmente sin que nadie protestara ni lo
denunciara ante la Comisión de Derechos Humanos de
Naciones Unidas, y también dije que otro jefe de
gobierno —José María Aznar— en un momento difícil de
la guerra de Kosovo, aconsejó al presidente de
Estados Unidos arreciar la guerra, multiplicar los
bombardeos y atacar los objectivos civiles, que
causarían la muerte de centenares de inocentes e
inmenso sacrificio a millones de personas. La prensa
sólo dice: “Castro arremetió contra Felipe y Aznar”.
Del contenido real, ni una palabra.
Y yo le he dicho con toda claridad. El gobierno de
la época está implicado en eso. Y su presidente,
Felipe González, no puede haberlo ignorado. Eso de
que él no sabêa no lo cree nadie, alguien que tenga
un mínimo de noción de Estado sabe que tal operación
no se puede realizar sin complicidad. Sus
colaboradores más íntimos, el Ministro del Interior,
el Jefe de la Policía, evidenmente, recibían
órdenes. Esos colaboradores fueron juzgados y
sancionados,[3] pero él no. Lo primero que tiene que
hacer cualquiera es asumir lo que pasó. Si yo me
comportara de esa manera, yo no pudiera dar una
orden a nadie más aquí.
Usted tenía con Felipe González una larga amistad,
¿verdad?
A Felipe lo conocí desde la época de la apertura
democrática en España, en el año 1976, mucho antes
de que el Partido Socialista fPSOE] fuera una gran
fuerza en el país. Antes de las primeras elecciones
de 1977 cuando fue elegido diputado. Visitó Cuba en
junio de 1976 y conversamos bastante. Después,
cuando él recorría América Latina, hacía a menudo
escala en Cuba. Iba a Panamá, tenía buenas
relaciones con Ornar Torrijos, iba a distintos
lugares porque él siempre se interesó mucho por
América Latina. Él venía aquí, le gustaba el mar, le
gustaba la pesca, sentía una verdadera pasión por la
pesca de cordel. Una vez estuvimos dos días en el
mar. Y tuvimos con él muchas conversaciones
amistosas. Vino García Márquez, vino Guayasamín,
estaba el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique,
y también Javier Solana, que luego fue Ministro de
Cultura, creo, y después se convirtió en "gran
mariscal", secretario general de la OTAN, y hoy es
una especie de Ministro del Exterior de la Unión
Europea. Reunimos distintas personalidades y
estuvimos en familia conversando de todos los temas,
de manera muy positiva, muy constructiva.
Luego la prensa lo atacó en España porque aquí
estaba preso el que era entonces jefe de una
organización terrorista y que eraj de origen español.
¿Eloy Gutiérrez Menoyo?[4]
Sí. Gutiérrez Menoyo, que nosotros decidimos liberar.
Ya' había cumplido prácticamente su condena. No
queríamos que eso le causara trastornos a Felipe. Él
nos había hablado, con mucho cuidado, muy respetuoso,
de ese problema. Y nosotros tomamos la iniciativa de
liberar a Gutiérrez Menoyo.
¿Usted mantuvo buenas relaciones con Felipe González
cuando él llegó al poder en octubre de 1982,
cuando es nombrado Presidente del Gobierno?
Nosotros mismos deseábamos el triunfo de Felipe
porque, on todos sus defectos, era un individuo con
el que tú podías discutir, hablar, mantenía algunas
formalidades y algunas formas de decencia. Ya cuando
él es Presidente del Gobierno es otra cosa, hubo
algunas diferencias, porque a nosotros nos parecía
que el papel de España, dentro de aquella situación
de guerra fría, era positivo en las relaciones con
todo el mundo, porque era una situación privilegiada,
era una situación de comercio y de paz, y no éramos
partidarios de su ingreso en la OTAN, sencillamente.
Se estaba discutiendo por aquellos tiempos la
cuestión, que yo hice unas declaraciones a una... Ya
él había ganado las lecciones. Yo comprendía
perfectamente la cuestión de la integración
económica en el seno de la Unión Europea, que se
hizo en 1986, porque ésa era la conveniencia de
Europa y, por tanto, de España. Pero discrepábamos
totalmente en la cuestión de la OTAN y yo hice unas
declaraciones abiertas, francas, anti OTAN, sobre
qué papel yo le veía a España con la apertura
diplomática y el papel que podía desempeñar en el
mundo España, dentro de aquella situación —en vez de
enrolarse en la OTAN, algo que Felipe González había
dicho que no haría— y yo di mis opiniones, por ahí
se pueden encontrar, en una larga entrevista, con
relación al ingreso de España en la OTAN en mayo de
1982.
¿Esa cuestión de la OTAN enfrió las relaciones entre
ustedes?
Bueno, Felipe cambió bastante. Pero éramos
partidarios del triunfo de Felipe en las elecciones
de 1992 contra Aznar. Yo seguía los debates,
observaba a Aznar; era un robot, una máquina, que en
la cabeza se ponía una serie de datos y de cifras.
Tiene el debate televisivo con Felipe; Felipe no
quedó muy bien en aquel primer debate. Vi la táctica
de Aznar, su psicología, su forma de atacar, de
acusar, de repetir como una máquina, y, a pesar de
eso, Felipe, uy confiado, no le prestó mucha
atención a aquel primer debate realmente los
resultados, en esas encuestas que se hacen después
los debates televisados, le fueron adversos. Hasta
yo mismo ice con él algunos comentarios y le advertí
un poco la necesidad de tomar en serio el segundo
debate y de prepararlo bien. Como él tiene más
cultura que Aznar, más experiencia, más habilidad...
Y ya en el segundo debate ganó ampliamente Felipe,
desconcertó al otro; Aznar no tenía guión, se quedó
sin guión, porque Felipe lo sacó del guión, y ganó.
Pero, bueno, todo el mundo sabe las cosas que
ocurrieron en España durante el gobierno de Felipe
González: hubo corrupción, gente que se hizo
millonaria, la historia, incluso, de aquella casa
que se construyó uno que tenía creo que cuarenta
bidés, v así mucha gente se hizo rica, se hicieron
negocios de todas clases. Hubo un proceso de
corrupción, de enriquecimiento, de pérdida de la
moral.[5]
Recuerdo que en los primeros años después del
triunfo de Felipe, en una cena en la Embajada de
España, en La Habana, se discutía el número de años
que podía estar el Partido Socialista en el poder, y
yo dije que el Partido Socialista podía estar en el
poder un tiempo sin límites, con una política
honesta, mínimamente sincera. Yo no veía qué
posibilidad podía haber en España de arrebatarle el
poder.
La derechización de ¡a política de Felipe, a mi
juicio, condujo al desgaste, a la corrupción y a
todas aquellas cosas. Nuestras relaciones fueron en
un tiempo buenas y después iban siendo cada vez
peores. En un momento dado se iniciaron las Cumbres
Iberoamericanas, y, bueno, Felipe iba a las Cumbres
y nos tratábamos normal y respetuosamente. Pero él
se comprometía más con la política de Estados Unidos,
de la OTAN y todo. Felipe se desgastó, realmente se
desgastó, y luego ganó Aznar.
¿Cuando
se derrumbó la URSS, le dio Felipe González algún
consejo sobre las reformas que había que hacer en
Cuba para evitar un derrumbe semejante?
Recuerdo muy bien, cuando se hundió la URSS, la
cantidad de gente que me cayó a mí arriba para que
nosotros hiciéramos las mismas porquerías que
hicieron los demás. Entonces, usted iba a una
reunión, una toma de posesión, allí siempre se
reunían algunos, Carlos Andrés Pérez[6] Felipe
González y se reunían otras personalidades
latinoamericanas a aconsejarme a mí lo que teníamos
que hacer para que Cuba pudiera sobrevivir...
Yo, con mucho respeto, los escuchaba; discutía, en
la medida que valía la pena discutir sobre esto, y
me mantenía inflexible. Entonces Felipe dijo que esa
era una "posición numantina", aquello de Numancia[7]
y Maguncia, como diciendo: "Bueno, eso conduce a
esto"; pero preferimos esto.
Discutíamos sobre el tema, yo le decía que era un
gran admirador de aquella gente, de los numantinos,
por lo valiente v la actitud que tenían. Pero mi
oposición completa a hacer las concesiones que
estaban exigiendo y que fueron las que hundieron,
uno por uno, a todos éstos, a Felipe, a Carlos
Andrés, y a la URSS, en primer
lugar.
Creo que también vino el que había sido Ministro de
Economía de Felipe González, Carlos Solchaga,
¿verdad?
Sí, porque en aquellos días Felipe González quería "ayudarnos",
figúrese, como si nosotros fuéramos unos tontos y no
conociéramos a España. Pero él quería "ayudarnos"
tanto que nos ofrece un asesor, y con la mayor calma
del mundo le dimos las gracias. Le digo: "Te
agradecemos mucho"; es decir, no le hicimos un
rechazo.
Ustedes escucharon con educación.
Felipe no había dicho todavía a quién iba a mandar,
pero sabíamos muy bien que el PSOE había estado
asesorando a Gorbachov. Los primeros consejeros de
Gorbachov fueron ía gente de Felipe, y un día
Gorbachov, hablando conmigo, por teléfono o en una
carta, me hablaba con admiración de Felipe González:
"Felipe, un socialista". Yo hacía rato que me sabía
de memoria que Felipe no tenía nada de socialista,
en absoluto. Y Felipe feliz, estaba mandando su
gente a asesorar allá a Gorbachov.
Hay que hacerle un monumento al PSOE por lo mucho
que contribuyó a que la URSS sea lo que es hoy Hasta
un poco de ía gente que mucre al desaparecer los
servicios médicos —que nunca fueron óptimos—, al
elevarse la mortalidad infantil, acortarse las
perspectivas de vida, llegar a las situaciones
terribles que hay hoy en ese país.
Según usted, ¿el PSOE tiene cierta responsabilidad
en eso?
Sí, el PSOE la tiene por mandar esos consejeros;
después llegaron a Moscú los norteamericanos. Cada
vez eran más y más, y cada vez más y más las
concesiones, y, sencillamente, se desintegra la
URSS.
¿Esos mismos consejeros son los que le envía a usted
Felipe González en un momento?
Sí. Lo que le quería decir es que de sobra me sabía
yo los consejos que me iban a dar. Las ideas de
Felipe no se parecían en nada a los conceptos que
nosotros tenemos; incluso una vez había un montón de
miles de médicos sin empleo en España y le dije; "Por
qué no hacen lo que nosotros estamos haciendo,
formando médicos y creando el médico de la familia
en la comunidad, los servicios tremendos en todas
esas aldeas, en todos esos lugares." El costo es
tanto; discutí hasta el costo de darles empleo a
algunas decenas de miles de médicos y lo que valían
esos servicios para la población.
¿Y qué le contestó?
Bueno, lo oía con mucho interés. En noviembre de
1986 vino de nuevo Felipe, fuimos ai mar de
pesquería, estuvimos un día en el mar, regresamos;
fuimos a Tropicana. Allí también había ido Raúl
Alfonsín, que era Presidente de Argentina. Felipe
quiso ir a Tropicana y allí le prepararon el gran
show. Con unas mujeres muy bellas, negras en su
inmensa mayoría, v muy buenas artistas, en ese
show.
Me acuerdo que con Felipe fui a saludarlas a la
tribuna y allá tomaron todas las fotos que quisieron,
todo el mundo muy afectivo. Y hay una muchacha muy
buena, cantante, que se llama Linda Mirabal, que por
fin después se nos quedó en España, porque ustedes
los europeos roban cerebros...
Cerebros y cuerpos también, si entiendo bien.
Sí, se fijan primero en el cuerpo, pero estoy
hablando de cerebro artístico. El cerebro artístico
muchas veces está alojado en cuerpos muy bellos, de
acuerdo con el tipo de arte que se trate.
Le sacaron a Felipe una foto en que está así; la
mujer aquella, muy bella y muy revolucionaria, es la
que tiene a Felipe así por el cuello, v él mirándola
así a aquella mulata por aquí... Y en una revista,
no sé cuál de ésas en que ustedes gastan no se sabe
cuánto papel, dinero en papel lustrado, que recogen
toda la chismería de Europa y de aquellas sociedades,
dicen: "Castro y Felipe, la gran francachuela", "Fiestón
con el dictador en La Habana". Daba gracia porque
Linda estaba con Felipe, y estaba simpática la foto
aquella.
Creo que en ese mismo periódico salió el hijo del
Rey Juan Carlos, cuando estaba dando el viaje por el
mundo como cadete, hubo como dos hojas consagradas
al hijo del Rey. A Felipe y a mí, pero
principalmente a Felipe, la revista ésa le dedicó:
"El fiestón con el dictador", porque había ido a
Tropicana.
Más o menos hubo todo un período bien... Pero
estaban en ese clima después de la desaparición de
la URSS, y estábamos aquí en el período especial, y
ellos se reunían conmigo para aconsejarnos cosas que
habrían liquidado a esta Revolución en seis meses.
Es decir que era una broma realmente; para nosotros
y en el interior de nosotros...
No siguieron esos consejos, pero algunas reformas
hicieron, ¿no?
Desde luego, sí, nosotros tuvimos que tomar algunas
medidas. Tuvimos que aceptar las tiendas en divisas,
cosa que odiábamos, porque sabemos lo que
significaba; aquellos que tenían posibilidades de
recibir divisas era por muchos de los que se habían
ido. Pero determinadas circunstancias nos obligaron
a tenerlas. Bueno, la idea de empresas mixtas la
teníamos desde antes, o, mejor dicho, el desarrollo
del turismo.
¿La idea del turismo la tenían de antes ya?
Sí, y la idea de algunas empresas mixtas también
antes de eso; pero entonces fundamentalmente lo que
hicimos fue tomar algunas medidas económicas
moderadas, usted no se puede lanzar detrás de una
aventura de ésas. Hicimos empresas mixtas,
estudiamos las características, dónde era
conveniente, dónde no era conveniente. Soportamos el
dolor de las tiendas en divisas. Comprendíamos los
inconvenientes del turismo, que los hay, porque
puede introducir costumbres... Hay que luchar contra
corrupciones, drogas pueden venir, aunque hemos
tenido, por suerte, en general, un turismo de
personas sanas, canadienses y de muchos países
europeos.
Casi todos los hoteles los hemos construido nosotros,
y entonces aparecía: "Una empresa tal... El hotel
tal en La Habana", parece que tal empresa extranjera
se gastó el dinero, lo construyó. No. Los hemos
construido nosotros, v como ellos tienen
experiencias en turismo y en técnicas, pues el hotel
era nuestro con un contrato de administración con
ellos. Son muy pocos los hoteles edificados con
capital mixto; unos cuantos, con dinero parte
nuestra y parte de ellos.
Nosotros, además, en la construcción de esos hoteles
empleamos muchos materiales que los producimos en el
país, no significa un desembolso. Ahora, a medida
que van adquiriendo más calidad v más calidad, usted
tiene que ir incluyendo elementos importados... Pero
el 80 por ciento de la capacidad hotelera, por lo
menos, ha sido creada por Cuba con nuestros propios
recursos.
Hubo empresas extranjeras, incluso, a las que
después no les alcanzó el dinero v tuvimos nosotros
que terminarlos. Ahora, están bajo contrato de
arrendamiento, pero el 80 por ciento es cubano. El
país se ha salvado fundamentalmente con su trabajo.
Y por los recursos, por su sacrificio, aunque hemos
hecho algunos buenos acuerdos con algunas buenas
empresas; quiero decir, empresas serias. Claro, si
usted discute, si usted sabe lo que busca, porque,
de lo contrario, le compran la república por un
dólar.
También tuvimos que enfrentarnos, porque hubo
empresas grandes, empresas medianas y empresas
pequeñas, no fue perfecto, en las cuales estábamos
asociados... Y tenemos ideas bien claras en qué
usted debe mantener el ciento por ciento del
control, y entramos en electricidad, en el petróleo
y en todo; pero nosotros no privatizamos un
hospital.
¿Cómo se hizo la ruptura con Felipe González? ¿Por
qué él tiene ahora esa actitud tan crítica?
Bueno, porque todo empezó muy bien en una época en
que existía el campo socialista, la URSS y todo, y
el país no estaba apretado. Entonces había una
cierta amistad. Luego, cuando desaparece la URSS,
como le dije, Felipe y sus amigos nos quieren "salvar"
con consejos que todo el que los ha seguido se ha
hundido, que son consejos como la globalización
neoliberal. Todos los que los han seguido se han
hundido. Todos esos consejos, en el orden político y
en el orden económico, han hundido a los países.
Nosotros teníamos convicciones muy sólidas y muy
firmes sobre nuestras ideas, nuestro propósito,
nuestro objetivo, dónde se podía hacer una concesión
y dónde no, y cada vez con más experiencia.
Por ejemplo, con las empresas mixtas de las que
hablábamos, aveces usted se encuentra que una
máquina cuesta un millón de dólares, o un millón y
medio, y se paga en un año, o año y medio. Usted no
debe hacer ninguna empresa mixta en que alguien pone
una máquina, usted pone otra cosa y lo que se
amortiza en un año va a estar veinte años
produciendo.
Ahora, si usted tiene que perforar en el mar, si
usted tiene que extraer el petróleo, hacer el
estudio, todo eso y ésa es una rama que por los
fenómenos monopólicos tiene un precio, los precios
en el mercado son muchas veces el valor de costo,
dispone de una enorme cantidad de capital, puede
hacer contratos a riesgo si usted no tiene la
tecnología, ni tiene el capital. Lo que debe conocer
usted muy bien son todas las normas internacionales
que rigen esos acuerdos, discutir al detalle y con
firmeza. Aquí las empresas se aprueban centralmente,
eso es altamente conveniente hacerlo. Hemos conocido
algunas empresas mixtas altamente convenientes. Y
también hemos conocido algunos negocitos,
timbiriches.
¿A qué le llama usted negocios "timbiriches"?
Ya le conté la historia de aquellos dos españoles
que vinieron con una inversión de ciento y pico mil
dolares, y que organizaron un mecanismo de tráfico
de droga. Compraban la materia prima en Colombia, y
el mercado era España. Parecían los más eficientes
administradores: cuando llegaba un contenedor lo
esperaban en el muelle, lo llevaban hasta allí;
cuando embarcaban la producción para España, en esos
mismos contenedores, la acompañaban hasta allí... Y,
como le dije, luego descubrimos que se trataba de
contenedores que tenían un relleno que ¡llenaban de
droga! Producían unos objetos; tenían unos doce o
trece trabajadores —eso sí, eran muy amables con
mucha gente, después lo supimos—, y de ahí el
contenedor para España con las figuras dentro... y
la droga para venderla allá en Europa o para
mandaría a Estados Unidos.
En un momento se descubre, allí mismo, en Colombia,
y lo que hicieron fue que advirtieron a los tipos,
que se quedaron por allá en España. Allá los tipos
fueron acusados y alegaron que no, que lo que pasaba
era un problema con Cuba, porque Cuba lo que quería
era "apoderarse de su fábrica, de su producción" y
que ellos eran unos inocentes. Y están libres, ya le
dije, a pesar de que todo el mundo sabe, en Colombia
y en Cuba, que fueron intentos de tráfico de droga
en gran escala. Oiga, de verdad que nos sentíamos
insultados, y andan libres los tipos en España, sin
ninguna consecuencia, lo sabe todo el mundo.
En la televisión,[8] lo he visto a usted muy
enfadado contra el señor Aznar. Tengo la impresión
de que no le tiene usted una simpatía gigantesca al
ex presidente del gobierno español.
Por suerte. Pero yo no creí haberme irritado, porque
yo estaba tranquilo, puede ser que tuviera hasta
indignación frente a esa declaración tan inoportuna
de los europeos cuando todo el mundo ha visto los
bombardeos en Irak, las bombas ésas cayendo, cuando
saben que millones de gentes han quedado
traumatizadas para toda la vida. Muchas veces hay
que tenerles más envidia a los que mueren que a los
que sobreviven, sobre todo cuando tienen
mutilaciones. Y cuando hablo de mutilaciones, hay
que pensar en las mutilaciones mentales: los
mutilados mentalmente, los traumatizados por toda la
vida, los niños esos que tienen 5, 6, 7 años, las
personas de 30, de 60, de 80 si van a vivir hasta 90
años, millones de personas psíquicamente afectadas y
traumatizadas por aquellos bombardeos cuyas víctimas
no se pueden medir, sencillamente, porque hubo
tantos heridos y tantos muertos. El trauma
psicológico de ver perdidas todas las riquezas, la
cultura, los museos.
Entonces, la gente acaba de ver eso, que dio lugar a
que en España el 92 por ciento de los ciudadanos se
opusieran a esa guerra de Irak, y en Francia y en
todas partes del mundo estuviesen contra la guerra.
Nuestro pueblo vio lo mismo también, y está
amenazado de que le hagan lo mismo. Entonces, cuando
aparece una declaración de la Unión Europea[9] en
que se está dando el arsenal de argumentos con que
el gobierno de Estados Unidos quiere imponer su ley
en el mundo y aplastar a nuestro país, ofendido,
insultado, herido en su orgullo porque hemos
resistido, porque no hemos obedecido sus órdenes...
La indignación era muy grande.
Yo puedo por dentro...; pero después la vi la
emisión de que usted habla. Y bueno, había
indignación... Ahora, niveles de exaltación o de
rabia, no.
Lo encontré bastante duro.
Fui duro, puede ser que mi rostro fuera duro; pero
también empleé mucho el humor, la ironía. Yo
prefiero la ironía y el humor, a la rabieta o a la
mala cara. Entonces, realmente, yo no estaba
irritado en esa emisión. Yo no creía, por lo menos.
A usted le dio esa impresión; a los demás, puede ser
porque estuvieran más bravos que yo o más indignados
que yo, no les pareció. Yo siempre les pregunto y
ellos me dicen, y yo sé que tiene mucho más efecto
la serenidad.
Claro que a veces tengo que decir las cosas con
cierta pasión. A mí me parece que yo hablaba con
cierta pasión, cierta vehemencia, más que furia, o
más que ira. Pero la reacción de todo el pueblo, que
se vio al otro día,[10] estuvo determinada, realmente,
por la indignación que resulta, el peligro que
significa ese tipo de declaración que ninguno de
esos países europeos ha podido justificar.
Bueno, que tenemos un partido, que hay disidentes,
que hay presos; no somos el único partido, ni el
único país del mundo... ¿No podemos tener un partido?
¿Tenemos que tener disidentes de todas maneras? ¿No
podemos aplicar ninguna ley?... Hay una serie de
preguntas a las que ningún gobierno de Europa podría
responder, con relación a la doble moral, al doble
rasero, a la discriminación cuando se trata de un
pequeño país.
En esa intervención, usted calificó al señor Aznar
de "führercito", y entre otras cosas lo llamó
"cobarde". ¿Usted piensa que la actitud del señor
Aznar, en particular, fue la que llevó a la Unión
Europea a tomar medidas contra Cuba?
Fue el principal cabecilla. Mire, Aznar es amigo de
la mafia terrorista esta cubano-americana de Miami;
le dieron dinero para su campaña electoral, viajaba
en aviones de toda aquella gente.
¿Los amigos de Jorge Más Canosa[11] y la Fundación
Nacional Cubano-Americana?
Sí. Aunque hav que decir que Felipe González ya
comenzó también haciéndoles concesiones de tipo
económico. Pero Aznar era íntimo amigo de toda esa
gente, con el avión personal de Más Canosa era con
el que se movía por ahí cuando iba por América
Central; también lo ayudaron en la campaña de las
elecciones generales del 2000. v así obtiene el
triunfo sobre Felipe.
Aznar llega al gobierno, en 1996, lleno de
prejuicios, de odio reaccionario, porque Aznar es un
reaccionario de pensamiento. Aznar es un hombre
conservador, reaccionario.
Ocurrió también un factor que le favoreció, que fue
el atentado que le hicieron en abril de 1995 antes
de las elecciones, con lo cual, realmente, lo
ayudaron a ganar las elecciones. Tuvo un gesto, lo
puedo apreciar así, se comportó —según he leído— con
valentía. Fue a visitar inmediatamente a los que
habían sufrido alguna herida, y eso al pueblo
siempre le agrada. Tuvo ese gesto, es decir, explotó
a fondo el atentado aquel, sumado a todos los
errores, incongruencias, contradicciones y
divisiones de la propia izquierda. Por eso, creo,
pensó que podía explotar de nuevo el atentado
horrendo del 11 de marzo de 2004 en Atocha, en
Madrid, Pero ahí le salió el tiro por la culata, y
su partido perdió las elecciones. Ganó José Luis
Rodríguez Zapatero, retiró las tropas españolas de
Irak, nos alegramos.
¿La izquierda española está demasiado dividida,
según usted?
Ahí hav que decir la verdad, yo no soy un apologista
de la izquierda española, hemos tenido relaciones
con Izquierda Unida, pero han estado muy divididos.
No puedo culpar a aquella izquierda de la división,
porque el que más se oponía, intransigentemente, a
buscar alguna forma de acuerdo con el resto de la
izquierda era el PSOE.
Lo de cómo pensaban Aznar y su partido, lo sabía
todo el mundo. Y desde luego, no teníamos ninguna
simpatía por él, ni deseos de que ganara las
elecciones, porque sabíamos más o menos las
consecuencias a partir de sus pensamientos y de sus
relaciones con la mafia de Miami; era un hombre de
la mafia, quiero decir, que recibió gran apoyo, y
aquéllos tenían muchas esperanzas en la política de
Aznar.
El, cuando llega al poder en 1996, muy pronto
empieza a hacer críticas bastantes sistemáticas
contra Cuba.
Se entablan polémicas fuertes en el Congreso de
Madrid por su política, porque nombra a un embajador,
José Cordech, que normalmente debe esperar a que se
le dé el agreement, y aquel embajador empieza
a hacer declaraciones de lo que haría y desharía
aquí en Cuba, y sencillamente le quitamos el
agreement al hombre, dijimos: "A tal señor no lo
aceptamos como embajador y le retiramos el
agreement, búsquense a otro," Todo esto dio
lugar a grandes debates en el Parlamento de Madrid.
En esa intervención en la televisión, cuando criticó
la posición del señor Aznar, creo —de memoria— que
dijo usted algo así como que "hasta Franco,
finalmente, había tenido una actitud más correcta
con Cuba."
Por lo menos más digna.
¿Más digna? ¿En qué sentido?
Se lo digo. Nosotros, por doctrina, éramos
antifranquistas rabiosos cuando triunfa la
Revolución. Y los yanquis empiezan a tomar medidas
de todo tipo contra nosotros y Europa entera también.
Ya una vez la Revolución se desarrolló sin Europa y
podría demostrarse que puede avanzar perfectamente
bien sin Europa, porque en aquella época, en el año
1960, no había transcurrido tanto tiempo después de
la guerra y estaba la OTAN, la guerra fría y todo
aquello, el bloqueo...
Estados Unidos le impuso la ruptura con Cuba a casi
todos los países de América Latina y también ío
exigió de sus aliados europeos, y nosotros
criticando a Franco y atacando a Franco, y él era el
único que no se plegaba al pedido de Washington. La
nuestra fue una posición absolutamente doctrinaria.
Yo, no había un lugar en que no hiciera un ataque
contra Franco.
Una vez, creo que fue en enero de 1960, un embajador
de España, Juan Pablo de Lojendio, un marqués, era
un miura... En aquella época las medidas nuestras de
organización no eran muchas, la seguridad tampoco,
eran como las doce de la noche y en el edificio de
Telemundo donde yo estaba hablando por la televisión
v criticando a Franco, se siente un bufido y entra
una especie de toro miura que avanza como un tanque,
porque era1 medio gordo también, y ha dado un
escándalo colosal, de insultos y todo... Entonces,
no sé qué cosa le dije, más bien porque tenía que
protegerme, digo: "¡Saquen al malcriado éste de aquí!",
y no conseguían sacarlo. El hombre fue valiente,
tengo que reconocerlo. Yo no estaba ni muy ofendido,
porque, bueno, después de la audacia de ese
Embajador me reía casi de aquello. Pero hubo que
expulsarlo, no quedó más remedio.
Pero no se rompieron las relaciones, ¿verdad?
No, las relaciones con Franco no había quien las
rompiera. El tabaco nuestro quien lo compraba era
España; el azúcar cubano lo compraba España; el ron
cubano, España; y sirq embargo, realmente, nosotros
lo que teníamos era una fiebre y una crítica
incesante contra Franco. Y además relaciones
ostensibles con comunistas españoles, Santiago
Carrillo, La Pasionaria, con todo el mundo.
Algunos de los que habían estado en la Guerra Civil
española y después se habían ido para Rusia vinieron,
que eran militares como el general Enrique Líster o
tenían experiencia, a ayudarnos a organizar las
milicias y todas esas cosas. Y Franco no rompió.
Fue una actitud meritoria que merece nuestro respeto
e incluso merece, en ese punto, nuestro
agradecimiento. No quiso ceder a la presión
norteamericana. Actuó con testarudez gallega. No
rompió relaciones con Cuba. Su actitud fue
firmísima.
¿Cómo lo explica usted?
Bueno, hay algunas explicaciones: Franco era del
Ferrol, la escuadra de Cervera era de gente de allí
del Ferrol.
El almirante Cervera de la batalla de Santiago de
Cuba, en 1898.
De aquella batalla que fue un disparate, un
sacrificio inútil. Cervera debió haber dejado
aquellos barcos y poner a los marinos a combatir
como infantería. Los cañones para defender la
ciudad; la infantería para defender la ciudad. Le
dan una estúpida orden, de ésas que dan los
políticos que no saben nada de guerra, porque,
óigame, ni Aznar sabía nada de guerra, ni Bush
tampoco. Pueden dar órdenes —en general, éstos, los
gobiernos norteamericanos, se atienen más a la
experiencia—, y los militares se encargan de hacer
la guerra. Allá, en Madrid, un político le dio la
orden a la escuadra de salir de la bahía de Santiago
y fue fusilada, barco a barco. Una de las cosas más
crueles, a uno le duele; admirable el valor de
aquellos marinos españoles. Se demostró allí el
quijotismo y el heroísmo español en un grado muy
alto. Nosotros los honramos, les rendimos tributo a
aquellos hombres. Entonces, dicen que Franco era de
allí, del Ferrol, de donde era la escuadra, y
aquello fue un trauma muy grande, lo de Cuba fue un
enorme trauma para los militares españoles.
Porque en esas circunstancias, Estados Unidos lleva
a cabo, contra España, una guerra oportunista, muy
desigual, y le inflige una de las mayores
humillaciones de la historia. Le destruyó toda su
escuadra en una batalla fácil. Fue una enorme
humillación para el orgullo militar y el orgullo
nacional español. Y eso ocurrió cuando Franco era
niño en Ferrrol. Franco tiene que haber crecido y
haberse educado con aquella amarga experiencia, en
una atmósfera de abatimiento y sed de revancha.
Quizá asistió al retomo de los restos de la escuadra
vencida, de los soldados y oficiales humillados y
frustrados. Eso debe haberlo marcado profundamente.
Y lo que hizo la Revolución Cubana, a partir de
1959, resistiendo a Estados Unidos, rebelándose
contra el imperio y derrotándolo en Girón, puede
haber sido visto por él como una forma de revancha
histórica de España. En definitiva, los cubanos, en
la forma en que hemos sabido enfrentarnos a Estados
Unidos y resistir sus agresiones, hemos reivindicado
el sentimiento y el honor de los españoles. Ese
factor histórico, casi sentimental, tiene que haber
influido en la actitud de Franco. No creo en razones
económicas, ni creo en razones de otro tipo.
Después Franco participa en una guerra colonial, la
de Marruecos, en los años 1920, donde el ejército
tiene enormes bajas, hay una batalla, la de Annual,
en 1921, en la que tienen como tres mil bajas. Yo me
he leído completa la historia de aquella guerra.
Franco se destaca como jefe militar allí, adquiere
fama de hombre valiente y ya lo usaban, tenía
prestigio entre los militares. En Asturias, en 1934,
lo usan para reprimir las huelgas de los
mineros, va adquiriendo prestigio entre los sectores
de la reacción. Era, sin duda alguna, astuto —no sé
si eso será por la cosa de los] gallegos, que los
acusan de ser astutos—, y bueno, todo el mundo sabe
la historia, no hay que repetirla: la participación
de Mussolini y de Hitler en la Guerra Civil española,
Guernica, la batalla aquella de Guadalajara,
donde los italianos fueron derrotados. Todo el mundo
sabe cómo ocurrió. Franco fue astuto, porque después
lo querían meter en la Guerra Mundial.
Mussolini entra en la guerra, después que los
alemanes derrotan a los franceses, invaden
exitosamente Francia y desalojan a los ingleses,
Mussolini declara la guerra; pero Mussolini creía
que tenía las legiones romanas. Él se había olvidado
de que las legiones romanas, al final, estaban
constituidas por las tribus bárbaras y que el
romano de los primeros tiempos aquéllos, de la época
de Julio César, con los mejores militares, ya no
existía. El italiano era un pueblo pacífico, con
otra cultura, otra mentalidad, no tenía aquellas
tradiciones bélicas que los romanos tuvieron siempre
—los alemanes las mantuvieron—, entra en la guerra y
usted sabe, conoce derrota tras derrota: en Etiopía
lo barrieron, en Libia lo barrieron, de El-Alamein
lo barrieron, acabaron por convertirse en un gran
estorbo para los propios alemanes en la guerra, y
tuvieron que mandar a Rommel. Rommel se hizo famoso,
no tuvo fama de tipo represivo, era, parece, un
militar caballeroso, al final incluso.
Pero bien, está Hitler en pleno poderío, se
entrevista, en octubre de 1940, en Hendaya con
Franco y no logra persuadirlo. Franco es astuto.
Prudente, no se mete en esa guerra.
Entonces él se compromete a mandar una división —la
División Azul— pero no se mete en la guerra
mundial y soporta la situación hasta el final.
Después, los norteamericanos, siguiendo su tradición
de
"profundas convicciones" por las cuales hacen la
guerra, se asocian a Franco y se alian a Franco, y
Franco fue entonces protegido también por Estados
Unidos a partir de 1953.
Si se analiza la vida de Franco, bueno, la cantidad
de gente que mató, la cantidad de represión que
aplicó en España... De hecho, trajo de Marruecos a
los moros, aquellos mismos contra los cuales guerreó;
los trajo, fueron las primeras tropas que llegaron,
y los mantuvo como su guardia personal durante todo
e¡ tiempo. No creo que Aznar, en el lugar de Franco,
hubiera sido menos cruel. Pienso que habría sido
hasta más cruel; lo más probable es que se hubiera
embarcado en la guerra, como hizo Mussolini, en la
Segunda Guerra Mundial. Sin tener necesidad de
entregarse a los yanquis, Aznar se entregó a los
yanquis y se convirtió en un criado de Estados
Unidos.
¿Usted considera que tenía menos visión política que
Franco?
Óigame, estaba muy por debajo de Franco, como
personalidad, como capacidad, como estadista, es lo
que quiero decir. Aznar es la chancleta de Franco
como personalidad, como capacidad política; en
definitiva, Franco demostró que la tenía. Aznar
habría sido más incondicional y, además, tal vez más
cruel, porque es un tipo de odios.
Franco era un individuo de ideas reaccionarias... A
lo largo de su vida adquiere un lugar, y Aznar es un
heredero de Franco, porque se sabe que el Partido
Popular surgió de esas filas, no de las filas
socialistas. Aznar no procedía de las filas de los
simpatizantes de Carlos Marx, procedía de las filas
de los franquistas, y su mentalidad era franquista.
Ahora, no oí decir que Franco se apoderara de tanto
dinero como se han apoderado otros. Eran ricos los
que lo apoyaban, pero, al parecer, era una
administración menos corrupta. Si hacemos una
especie de Vidas Paralelas v pusiera a un
lado a Franco y pusiera por otro lado a ese "caballerito"...
Franco tenía los periódicos; Aznar hizo más o menos
lo mismo, pero simplemente comprándolos. En España,
los medios masivos nacionales fundamentales, los
grandes canales de televisión, estaban controlados
por Aznar y su grupo. ¿Dónde están las diferencias?
Luego, a mí me parece que Franco no era un hombre —aunque
era un hombre bajito— de complejos, y no por
cuestión de estatura ni nada; en todo caso es
estatura moral y estatura política, que Aznar era de
muy baja estatura moral y muy baja estatura política.
Yo aprecié, la primera vez que me encontré con el
individuo Aznar, complejos extraños; gente con poca
confianza en sí mismo, y una cambiadera de corbatas
y cosas — estaba un poco desconcertado—, y pude
observar, a partir de eso, un hombre de complejos.
Hay un período muy malo inicialmente, en las
relaciones entre Cuba y el gobierno de Aznar, que es
cuando se dan los debates en las Cortes. Entonces,
un día, se pusieron de acuerdo con el Ministro de
Relaciones Exteriores y lo arreglaron; que Aznar me
iba a hacer una llamada. Espero una hora por la
mañana y llama Aznar, llama en tono amable —en ese
momento la crisis estaba fuerte, porque no dábamos
agreement al embajador, estaba el debate
aquel—-, y entonces él conversa, usa el tono amable
—parece que puede usarlo cuando puede, sin que
siempre pueda—, y habla del problema, que quieren
mejorar las relaciones, que iban a nombrar un nuevo
embajador, y entonces en esa conversación se crea un
clima normal de relaciones entre los dos Estados.
Pienso: "Bueno, habrá recapacitado; tal vez se haya
dado cuenta de que a Cuba no se le puede tratar con
la punta del pie ni poner nada por arriba", y
nosotros fuimos asequibles, recibimos al nuevo
embajador, Eduardo Junco Bonet. Claro que nos mandó
un franquista, no podía mandar otra cosa, un hombre
de pensamiento franquista total, pensamiento
fascista,[12] y viene.
Todo este tiempo, pero también antes, la embajada de
España en Cuba estuvo como instrumento de
conspiración, al servicio,.. No puedo decir lo mismo
en época de Felipe González, había uno u otro, y el
mismo Felipe, en determinada etapa, a medida que iba
degenerando en sus ideas, en su pensamiento, en la
misma medida que uno sabe sus aspiraciones cuáles
son y dónde son, etcétera, él ya colaboraba con los
yanquis.
La Embajada española estuvo cooperando con Estados
Unidos, en la conspiración ésta de James Cason y de
los llamados "disidentes", etcétera. Y las Embajadas
europeas, más de una ha fastidiado. Ya no le voy a
mencionar a la checa, porque no la considero europea,
o la polaca. Los nórdicos, las izquierdas, el
Partido Socialdemócrata ya no es el partido de Olof
Palme, que era un hombre excelente, un buen amigo,
preocupación sincera por los problemas del Tercer
Mundo, que no es hoy ni mucho menos; han ido
involucionando hacia la derecha, casi tanto como el
señor Blair, el hombre de la "Nueva Vía", el líder
del Partido Laborista en el período post-Thatcher,
que fue el período de la liberalización por
excelencia de la economía, y entonces ahora vemos...
¿Ha conocido usted a Tony Blair?
Yo a Blair lo vi una vez en Ginebra, en una reunión
de la OMS [Organización Mundial de la Salud], lo
observé: porte altanero, orgulloso, como que mira a
los demás por encima del hombro. Tuve algunas
palabritas de intercambio breves, porque yo hice una
referencia... Realmente, yo estaba pensando con
cierto aborrecimiento en aquella política de
entendimiento con Estados Unidos, fue por los días
en que negociaron que los yanquis no aplicarían
determinadas medidas de la ley Helms-Burton y, en
cambio, los yanquis le dan permiso para algunas
inversiones en Libia en petróleo, o en algunos otros
lugares, Mediano Oriente, o tal vez Irán. Hicieron
un pacto de conveniencia, absolutamente inmoral.
¿Entre británicos y norteamericanos?
Entre todos, europeos también, pero un embajador
norteamericano discutía todo esto con Blair. Cuando
lo veo allí, no estoy realmente muy... Siento el
rechazo de lo que hicieron, como un acto de traición,
un entendimiento sin moral y sin principios.
Él había estado hablando de los niños trabajando y
yo, realmente le dije: "Mire, yo observé que usted
habló de los niños trabajando, pero tengo entendido
que en Inglaterra hay como dos millones de niños que
trabajan." Así le dije. Óigame, le pareció una
insolencia de un tontuelo y un ignorante del Tercer
Mundo, pero le dije la verdad:[13] "Tengo entendido..."
Blair era primero allí en aquel lugar, mucha gente
iba y venía, se trataban con naturalidad. Clinton sí
había salido, pero Clinton no habría hecho eso, lo
que hizo Blair. Pero yo veía en Blair... Se veía
orgulloso, arrogante, pero nada más. No tengo que
meterme si un individuo..., puede caerme más
simpático o menos simpático, eso no tiene que ver;
no, a mí me interesa lo que piensa la gente, lo que
hace la gente.
Leí el libro de Anthony Giddens, en el que está la
teoría de la que se supone que surgió la supuesta "Tercera
Vía".[14] No tiene nada de tercera vía, es una vía
recorrida por todos los tránsfugas de este mundo.
Ah, ya veía que se dirigía contra el estado de
seguridad social alcanzado por los europeos: menos
recursos para jubilaciones, menos ayuda a los
desempleados. En fin, porque a aquéllos los
convertía—según esas teorías— en vagos, que después
no trabajan, había que obligarlos de cierta forma.
Bueno, admito, hay que educar a la gente, no hay que
obligarla a nada con mecanismos económicos, y vo lo
veía de esa escuela.
Pero Blair veía en Clinton un alter ego. Vaya,
Clinton es un hombre culto, un hombre inteligente,
de
pensamiento. Me parecía ver en aquel británico
alguien que rendía culto, pero jamás hubiera sido
capaz de imaginarme que un día Blair convertiría a
Bush en un alter ego. Eso es lo que ha hecho
Blair, ha convertido a Bush en un alter ego.
Yo he sido cuidadoso, no me gusta estar haciendo
ataques y cosas, pero contando verdades y hablando
de estos temas, recuerdo eso.
Sin embargo, Blair me parece un hombre más franco
que este franquista, este heredero de Franco que es
Aznar, por eso veo en los dos... Además, en
Inglaterra no hubo un Franco. Se sabe que hubo a lo
largo de la historia muchos errores, abusos, de todo;
pero veo diferencias entre Blair y Aznar. Veo en
Aznar, como en Silvio Berlusconi, dos grandes
lacayos, dos grandes herederos del fascismo, porque
eso son.
Berlusconi es dueño también de todos los medios y
los maneja, y por eso está ahí, porque ya han
descubierto, perfectamente, que el dueño de los
medios crea opiniones, impone opiniones y son
fuertes los medios masivos. Berlusconi es eso, allí
tiene todos esos medios y con esos medios ha llegado,
hace y deshace y destruye.
Siguiendo con España y la política española. Usted
ha sido, en cambio, muy elogioso con el Rey de
España. ¿Considera usted que él ha tenido una
postura correcta en sus relaciones en general con
Cuba?
Sí. Pienso que en todo. Yo empiezo por apreciar al
Rey Juan Carlos, un rey que usted sabe que lo
formaron en la época de Franco. Se le puede atribuir
determinado mérito a Franco, por lo menos estableció
un método mediante el cual el Rey se educó. Bueno,
adquirió conocimientos militares, navales, todo eso.
Empleó un buen método para formar a un Rey en España,
y un Rey, sin duda, que es un caballero.
¿En sus relaciones con usted?
Yo creo que, en general, él es un caballero, porque,
mire, nadie lo apreciaba de manera especial, no
había motivos. Estaba de rey y todo el mundo sabía
la razón por la cual estaba de rey, pero le prestó
un servicio extraordinario a España, cuando se
produce el disparate del golpe de Estado aquél.
El golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.
Y la conspiración. El Rey con el apoyo de algunos
militares inteligentes —no recuerdo ahora el nombre
de todos— logra establecer la disciplina e impide el
triunfo de un golpe de Estado que habría tenido
funestas consecuencias. Y esto, después de lo de
Grecia, porque en Grecia hubo también un golpe de
Estado en 1967, de los militares, que fue un
desastre. No habría podido sostenerse a la larga.
Eso le costó el trono a su cuñado, el rey
Constantino de Grecia.
¿Quién? El rey de Grecia, que apoyó aquel golpe de
Estado en Atenas, Constantino, es hermano de la
reina Sofía, y cuñado del Rey de España. Después
quiso derrocar a la junta militar y fracasó, perdió
el trono, y los coroneles, en 1973, instauraron la
república. Al parecer, Juan Carlos saca ahí la
lección de lo que no hay que hacer en esas
circunstancias, que no hay que apoyar a militares
golpistas.
Yo estaba creo que en una reunión, en un congreso en
Moscú, allá supe del golpe de estado de Tejero,
después leí bastante, toda la historia del papel que
jugó cada cual, y, realmente, el Rey demostró
carácter, convicción, demostró capacidad y autoridad.
Le prestó un enorme servicio a España, porque no se
sabe lo que le ahorró a ese país. A partir de eso,
todo el mundo —no teníamos ninguna razón para tener
mala opinión de éí— empezó a sentir aprecio por ese
rey.
Ese día Juan Carlos se hizo Rey de España; antes lo
habían hecho rey, en ese momento él se hizo Rey, y
ha tenido una conducta caballerosa, respetuosa,
nunca lo he visto extralimitarse, a pesar de su
enorme prestigio. Ha sido superrespetuoso con las
normas, la Constitución... Es una persona decente.
Podría decir también que, en determinados momentos,
algunos han tratado de chantajearlo.
¿Chantajearlo?
No digo nada más, pero hay gente que ha tratado de
hacer presiones sobre él, para quitarle su autoridad,
su prestigio. Vaya, no les gusta que haya un Rey con
autoridad y con prestigio, y tan respetuoso.
Fíjese que cuando a él le preguntaron: "¿Irá a
Cuba?" Dijo: "Bueno, me gustaría volver", pero él no
ha vuelto a Cuba porque...
El señor Aznar no se lo permitió.
Está claro. Es lo que está establecido y Aznar no
querría, porque contestó: "Bueno, irá cuando le
toque", es una forma un poco grosera de decirlo.
Después lo he conocido, hemos conversado muchas
veces, es un hombre simpático, hace cuentos, tiene
carisma personal. Ha educado al hijo. Porque a la
monarquía en Gran Bretaña le critican que no ha
educado al príncipe; no se puede decir eso del Rey
de España, porque, por lo menos, al príncipe Felipe
ha tratado de educarlo. Pasó también la escuela,
tiene conocimientos militares, navales, es un
muchacho muy correcto; lo he visto también en las
reuniones, en las cumbres. Y digo que el Rey Juan
Carlos tiene ese mérito también, que ha educado al
hijo; lo envía en su nombre a muchas actividades
internacionales. Es por eso que tengo un alto
concepto del Rey.
Es por eso también que yo veo en
aquellos soldados españoles que en mayo de 2003
murieron en ese trágico accidente de avión en
Turquía,[15] que España no tenía nada que hacer en esa
guerra, como no sea el señor Aznar ejercer el papel
de lacayo y hacerse el importante.
Eso es como cuando, en 1991, el presidente argentino
Carlos Menem mandaba un barco de guerra al Golfo
Pérsico para ver por televisión las guerras en Irak.
Bueno, Aznar los mandó allá, a Afghanistán. Fíjese
cómo es la cosa y el interés que tienen los yanquis
en embarrar a todo el mundo, que soldados de
Honduras, de Nicaragua, de El Salvador y de la
República Dominicana, dirigidos por oficiales
españoles, estaban de policías o limpiando minas, o
de no sé qué cosa por allá por Irak. ¡Es el colmo!
Digo, bueno, es el siglo XVII.
Los españoles dirigiendo a soldados latinoamericanos
— eso parecía de Las mil y una noches, ¿no?—
allá, como policías en Irak, para ver si morían
latinoamericanos y españoles. Esa gente no tenía que
haber estado allí, en primer lugar. En segundo lugar,
los habían montado en unos aviones que todo el mundo
sabe que son aviones de compañías que se han creado
buscando dinero por todas partes, y yo creo que
España tiene recursos y aviones suficientes.
Cuba es mucho más pobre, tiene mucho menos recursos
y en 15 años... Tuvo su parte también en pérdida de
vidas, porque un accidente se puede producir aun con
todas las medidas, pero está claro que, en quince
años, en que nosotros transportamos por aire cientos
de miles de combatientes a África no hubo un solo
accidente. En gran parte se debe a las medidas que
tomábamos para asegurar esos viajes.
Eso de alquilarle a una compañía cualquiera unos
aviones... Compañías que debía saber muy bien todo
el mundo allí cómo son, que lo que quieren es
ahorrar dinero; si pueden ahorrar en piezas, ahorran
en piezas, porque están guiadas por un desesperado
afán de dinero. Los contrataron y mandaron a los
militares en esos aviones... Así que hay una
responsabilidad ahí, yo no tengo la menor duda.
Usted le mandó un telegrama de pésame al Rey de
España, pero no al Presidente del Gobierno.
Sí, porque veo a esos oficiales y a esos militares
como unas víctimas. Ellos fueron allí porque los
mandaron, ellos no pidieron ir. Toda la gente
nuestra que fue a misiones internacionalistas fueron
como voluntarios. Mientras que estos militares
españoles cumplen órdenes... Y ¿qué hacían en Irak?
¿Qué le hizo Irak a España?
No, estos militares del accidente estaban en
Afganistán.
¡En Afganistán! Más lejos todavía, yo no sé si
muchos de ellos sabrían en el mapa dónde estaba
Afganistán; porque en realidad cuando les
preguntaron a los jóvenes norteamericanos dónde
estaba Afganistán, creo que apenas un 12 por ciento
lo sabía; o sea, a los jóvenes norteamericanos los
mandan a combatir a países que no saben dónde están
en el mapa, si acaso han oído hablar de ellos.
Por eso me pareció correcto enviar un pésame. Yo no
le iba a mandar un telegrama al farsante de Aznar,
que era el culpable de la muerte de esos militares,
y se lo mandé al Rey. Suerte que había un Rey,
porque si no yo no tengo a quién mandarle un
telegrama sincero...
En España usted tiene también muy buenas relaciones
con Manuel Fraga, el ex presidente de la Xunta de
Galicia.
Sí, es un gallego astuto, inteligente. No vaya creer
que lo hago porque tengo la mitad de gallego, no;
Fraga se ha ocupado mucho de los amigos, él trata de
buscar a todos los gallegos. Ha hecho cambios, ha
trabajado por España, ha sido un buen administrador.
Yo tengo parientes allí también, en Galicia, y hablo
con ellos.
Claro, no es totalmente educado, porque, por ejemplo,
es muy amable por un lado y luego hace algunas cosas
que son incorrectas.
¿En qué sentido?
Fraga es de los que, junto con Felipe González y
otros y otros —no quiero mencionarlos a todos—
formaba parte también del concierto que me quería a
toda costa aconsejar cuando se derrumbó la URSS. A
mí me llevó a un restaurante allí muy elegante, por
la noche —fue en 1992, en la época de la Olimpiada—
también a proponerme fórmulas. ¿Sabe cuál me
propone? —que me perdone don Manuel Fraga—, ¿sabe
cómo define la fórmula para Cuba que me dio él? "La
fórmula para Cuba es la fórmula de Nicaragua", así,
textualmente. Que me perdone don Manuel, yo le tengo
aprecio, respeto.
¿Y qué significa esa frase?
Pues que todo lo que hicieron en Nicaragua después
de los sandinistas había que hacerlo en Cuba... Todo
eso que hicieron y que ha conducido a Nicaragua a un
abismo sin fondo, de corrupción, robo, entrega,
¡terrible! Esa era la fórmula... Mire a ver qué tipo
de formula; como si me ponen la rusa, la que Felipe
y sus asesores de élite aconsejaron a Gorbachov, y
otros aconsejaron a otros por ahí y no queda nada,
todos esos que aconsejaron el neoliberalismo a
ultranza, la privatización, el cumplimiento estricto
de las reglas del Fondo Monetario Internacional que
han conducido al abismo a todos esos países y a sus
habitantes.
¿Cuándo piensa usted regresar de visita a España?
Bueno, no era posible mientras estaba este
caballerito Aznar... Pero, ahora que ya no está, ya
habrá alguna probabilidad. Yo, la primera vez que
estuve en España fue en una escala técnica, en
febrero de 1984, veníamos de Moscú con Daniel
Ortega, del funeral de Yuri Andropov.[16] Estaba
Felipe González en la Presidencia del Gobierno.
Aterrizamos en Madrid y había una neblina tremenda.
A pesar de la neblina nos llevaron a la Moncloa en
helicóptero. Hablé con el Rey Juan Carlos por
teléfono. Nos recibió Felipe, un buen anfitrión, y
como él es sevillano de pura cepa, nos sirvieron
jerez, jamón de jabugo, queso manchego... Luego
fuimos a la residencia para el almuerzo, y el jerez
me había abierto el apetito... Recuerdo que sirven
el almuerzo, un vegetal, una pechuguita de codorniz
que yo pensaba que era la entrada, v ¡de repente ya
me sirven el postre! Fue divertido. Ésa fue la
primera vez que estuve en España. Casi no vi Madrid.
Fueron solo unas horas. Después volví con más tiempo,
y entonces fui a Galicia.
(Tomado del libro
"Cien Horas con Fidel, conversaciones con Ignacio
Ramonet", editado por Oficina de
Publicaciones del Consejo de Estado, Tercera edición, La Habana,
2006, páginas 549-574)
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