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       Nabil Khalil PhD Sitio Web - Versión en Español

 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 Cien Horas Con Fidel-Capítulo 18-El caso Ochoa y la pena de muerte.

 
 
 
 

 

EL CASO OCHOA Y LA PENA DE MUERTE

 

UNA REVELACIÓN DE NAVARO WOLF – LOS NEGOCIOS DE MC –
DÓLARES Y DROGA – CONEXIÓN COLOMBIANA – FUSILAMIENTO DE
OCHOA – LA REVOLUCIÓN Y LA PENA DE MUERTE –
UNA MORATORIA DE HECHO

 

 

El caso Ochoa, en 1989, suscitó innumerables comentarios.[1] En esa ocasión ustedes aplicaron la pena de muerte, lo que causó una gran conmoción internacional y me imagino que también en Cuba. 

Sí. Nosotros tuvimos que fusilar cuando la famosa Causa Uno, cuando descubrimos actos de traición. En eso no había alternativa, porque el país fue puesto en un grave riesgo, y nosotros teníamos que ser duros, teníamos que serlo más con gente de nuestras propias filas que cometieran un acto como ése. Era mucho más fácil demostrar que el Ministro del Interior era cómplice. Lo que pasa es que yo lo conocía muy bien. 

¿Habla usted del ministro Abrantes? 

Sí, lo conocí cuando estaba en mi escolta y luchó. ¡Ah!,pero el poder es el poder. Quizás la lucha más importante que tiene que librar alguien que tenga poder, es la lucha contra sí mismo, la lucha por autocontrolarse. Quizás sea una de las cosas más difíciles. 

¿Contra la corrupción que favorece el poder? 

Contra la corrupción, e incluso contra el abuso de sus facultades. Hace falta una conciencia muy bien formada y muy fuerte, porque he visto a la gente usar el poder... y las tendencias al uso del poder, usted tiene que observar mucho eso. A este compañero yo lo conocía muy bien, pero cayó en lapsos mentales. A veces los hombres caen en lapsos mentales. 

¿De quién habla usted? 

Estoy hablando, en este caso, del que fue ministro... 

Abrantes. 

Sí. Yo mando a hacer una investigación porque estoy leyendo repetidamente ciertas noticias, y llegaban unos datos que me intrigaban... Le pido una investigación sobre denuncias de aviones que aterrizaban en Varadero, y le digo: "Investiga." 

Mando a buscar a alguien de allá, de Colombia, que se llama Navarro Wolf[2] —está vivo, era del M-19, fue herido con una bomba, y fue curado aquí. Vino. No lo pude ver. Porque muchas veces, hasta en cosas de mucha trascendencia, el agobio de trabajo me impide hacer cosas que también son importantes. Aunque yo personalmente trate de persuadirme que debo hacerlo, el exceso de trabajo me lo impide. Bueno, Navarro Wolf habla con algunos compañeros; yo no lo pude ver. Y el hombre regresa a Colombia. 

Abrantes venía todos los días aquí, tenía relaciones constantes con nosotros, había sido jefe de mi escolta y fue ascendiendo, viceministro, ministro... Se fueron desarrollando ambiciones... No quiero hablar de eso. Pero todos los días prácticamente venía, esperaba; siempre tenía un problemita y abordaba conmigo hasta los menores detalles, porque tenía mucho el hábito de consultarme, y a veces me robaba una hora, tenía yo que ver cualquier detallito, cualquier errorcito... No administraba yo totalmente mi tiempo, porque hay veces que en cinco minutos un problema se puede resolver. 

Pero da la casualidad que cuando viene Navarro Wolf, yo le pregunto a Abrantes: "¿Ya vieron a Navarro Wolf ? ¿Ha dicho algo de importancia?" Me dice: "No, nada de trascendencia." Y cuando en medio del juicio ya... Porque nosotros estábamos con el problema de Ochoa, un oficial con méritos históricos, Héroe de la República de Cuba, invasor que vino con Camilo Cienfuegos... 

Ah, pero tuvo poder... Manejó fondos un día. Yo no puedo decir que Ochoa se robó fondos. 

¿Ochoa se enriqueció personalmente? 

Lo peor es que los que se metieron en esto partían de la idea de que ayudaban a la República. Como estábamos en un país bloqueado, y que a cada rato había que comprar una pieza de repuesto o algo, había unas empresitas que se dedicaban a luchar contra el bloqueo, para comprar una pieza muy importante en alguna industria, y la traían de contrabando. Sí, nosotros no aceptamos el bloqueo, es algo ilegal, genocida. Y ellos entonces, a veces, vendían tabacos u otros productos cubanos, y pagaban las piezas. Ellos hacían algunas operaciones, porque también cuando traían las piezas, las tenían que pagar, por supuesto, y se las vendían a una empresa determinada, y tenían algunos ingresos. Eran ingresos que se usaban para el Ministerio, para comunicaciones, transporte... Siempre el país ha estado muy estrecho en eso, pero ellos tenían algunas empresitas de ésas, porque les habíamos prohibido ya que aquello se convirtiera en una empresa importante; pero tenían esas empresitas, tenían experiencia. 

¿Tenían algunas de esas empresas en Panamá? 

Sí. Ellos tenían esa tendencia, pero las crearon contra el bloqueo, y entonces tenían facilidades con los guardafronteras, entrada, salida, y se les ocurrió un día la idea loca de entrar en contacto con algunos contrabandistas. 

¿Con traficantes de drogas? 

No sé cómo empezaría; bueno, se sabe, están todos esos datos de algunos contrabandos, y le entregaban el dinero al Ministerio; el Ministerio del Interior administraba y lo invertía fundamentalmente en comprar piezas de repuesto y esas cosas. Pero ya también cuando se anda manejando dinero así de esa forma, empiezan las boberías: a ponerle al carro unos cristales oscuros especiales, llantas llamativas, un radio con tocadiscos, empiezan poniéndole lujos al carrito Lada, empiezan a vestirse... Y no están guardando dinero en el banco. 

Ochoa tenía una cuenta en el exterior de un dinero procedente de los sandinistas, que le habían entregado para que tratara de comprar algunas armas que ellos no podían obtener, algún tipo de armas, unas bazucas, o trataban de obtener comunicaciones..., y él había estado de asesor allí, en Nicaragua, era un hombre que había estado en el frente. 

¿Había participado en la guerra de los sandinistas para derrocar a Somoza? 

Sí, había estado allí, junto con los sandinistas... Pero espere, antes he de decirle algo, le había mencionado a Navarro Wolf... 

Sí, Navarro Wolf el colombiano, ex-guerrillero del M-19. 

Colombiano del M-I9. Pero no le dije qué nos informó. Cuando Abrantes me dice a mí: "Nada de trascendencia", ya era en el momento en que nosotros estábamos investigando faltas cometidas por Ochoa, que tenía una cuenta en el exterior y otras faltas, y tratando de que él se franqueara y buscar una solución que no fuera la más severa —-él no se franqueó totalmente—, y llegamos a una situación en que tú no podías investigar más sin que él lo supiera. Teníamos que hablar con ayudantes... Acciones, en fin... Pero no estábamos investigando nada de drogas, sino la irregularidad de la cuenta, y algunas irregularidades cometidas allá, de algún negocio, donde había tenido el pretexto de ayudar a las tropas. 

¿En Angola? 

En Angola, donde él había estado. No llega a franquearse. Hablo con él como tres o cuatro veces. 

¿Personalmente? 

Sí, cómo no, pero muy cuidadoso, y no lo logro. Tú no podías seguir investigando a un jefe importante. 

¿Él tenía ambiciones personales políticas? Se habló de conspiración, se dijo que podía ser un rival de usted. 

No, no había ningún peligro. Peligros políticos no había ninguno. El grado de disciplina, conciencia, movilización de nuestras Fuerzas Armadas no se basa en ningún tipo de caudillismo, ni factores personales, sino en una educación política sólida. 

Pero es del diablo, tú no te puedes poner ahí a investigar algo que está cometiendo un jefe, y entonces no quedó más remedio que arrestarlo. Fue un tipo de delito que tú no lo puedes conceptuar como político, porque Ochoa nunca tuvo ninguna manifestación de tipo político contra la Revolución. Y cuando se le arresta, porque no acaba de franquearse sobre aquellos problemas, al hacerse un registro a un capitán ayudante de él, Jorge Martínez, aparece un recibo de un hotel en la ciudad de Medellín. 

Medellín, en Colombia. 

Entonces al hombre se le pregunta: "¿Qué significa esto?" Y dice que es que ha recibido instrucciones de este jefe militar, Ochoa, de viajar allá y hacer contacto con Pablo Escobar. 

Uno de los principales jefes del cartel de la droga. 

El más famoso traficante de drogas del mundo. Eso era de una enorme gravedad... Al país acusándolo de estar en cosas de droga... Era el riesgo de un oficial cubano visitando a Pablo Escobar. ¿Por qué ocurre aquello? Porque él, en Angola, tenía mucha amistad con el jefe de la misión encargada de la seguridad personal y la inteligencia, y por aquél se había enterado de algunas operaciones que estaba haciendo el hermano. ¿Quién era el hermano? Eran mellizos. Cumplieron tareas y misiones revolucionarias durante muchos años. 

¿Los hermanos Patricio y Tony de La Guardia? 

Exacto. Ya al cabo de un número de años eran muy amigos de Ochoa, estaban de jefes de esa empresita de que te hablé, que se llamaba MC, que era la que se encargaba de aquellas operaciones. 

¿Para encontrar divisas? 

No divisas, sino comprar piezas y, de paso, vendían algunas cosas. Eran muy amigos de Abrantes también. Abrantes tenía la tendencia, cuando eran amigos, no a defender al amigo, sino a imaginarse que no eran capaces de hacer nada incorrecto. 

Ahora, mando a hacer la investigación y viene Navarro Wolf, y Abrantes me dice que las informaciones de Navarro Wolf no tenían trascendencia... Ya el juicio andando, porque se había arrestado a Ochoa, el 12 de junio, y estando Ochoa arrestado, es cuando se descubren las conexiones con la droga, a través del capitán Martínez, que explica por qué tenía aquel recibo de un hotel de Medellín. 

¿Ustedes se sorprendieron de descubrir eso? 

Nos sorprende el fenómeno de que se está produciendo eso. Éste ha mandado allá a cometer una falta seria, mientras el jefe de esa empresa, que es Tony de La Guardia, a quien conocíamos muy bien, está haciendo operaciones con los narcotraficantes. Ya le digo, no consta que ninguno estaba quedándose con el dinero, ellos estaban todavía con esa iniciativa para encontrar piezas, luchar contra el bloqueo... Ya estaban malgastando, incluso había una serie de cantidades en metálico, que las tenían guardadas, porque hubo operaciones... tardaron en pagar y todo eso. 

Pero, ¿cuál es la clave? Que Navarro Wolf le cuenta al compañero que habla con él que había rumores de que gente de Pablo Escobar tenía contacto con Tony de La Guardia, el jefe de esa empresa. 

La empresa MC. 

Ya le digo, a los hermanos de La Guardia los conocíamos de muchos años, tenían gran autoridad. Así que nosotros, haciendo una investigación, nos encontramos con otro asunto de mayor gravedad, y es necesario arrestar entonces a otras personas. 

Bueno, hasta algunas cantidades de dinero que estaban guardadas en casa de amigos. Había un escritor, que había escrito un libro sobre Hemingway, Norberto Fuentes que había estado allá, en Angola.[3] En casa de Norberto Fuentes estaban guardados como 200 mil dólares. En otros lugares también había dinero, creo que era una cantidad que les habían pagado, que les debían... Porque les pagaban mil dólares por kilogramo de droga. Claro, si llevaban 500 kilogramos, eran 500 mil dólares. Y 500 mil dólares es mucho dinero. 

¿Cómo procedían? ¿Cómo operaban? 

Los pilotos se jugaban la vida. Esos pilotos no se detenían, volaban rasantes contra los peligros, no les hacían caso a ningún avión... Entonces los pilotos bombardeaban —todavía siguen haciendo eso—, lanzaban los paquetes a unas millas delante. ¿Qué ocurría? Tenían que ir a buscarlos, a menos que los que tenían relaciones con este MC... Había otro método, ya no tenían ni que bombardear. Venía una avioneta de allá, la avioneta aterrizaba en Varadero y, de allí, los del MC le entregaban la droga a algunos barcos que supuestamente traían mercancía y les vendían tabaco. Los del MC entraban y salían, tenían gran autoridad, por el papel, por sus funciones y autoridad dentro del Ministerio. 

Era mucho más cómodo que el avión aterrizara allí, de ahí entregaban la droga en un muelle a unos barcos rápidos, y así es como se origina la Causa Uno. 

Pero Abrantes había dicho algo que para mí era clave. Si él dice la verdad en aquel momento... Porque yo conocía, le advertí, yo había ordenado una investigación, porque ya veía algunos cables... Y uno se vuelve experto en leer cables, sabe dónde está una verdad, sabe dónde están inventado y dónde puede haber algo de cierto, y le pido esa investigación. Y él manda a buscar... 

Nosotros descubrimos como dos meses antes esa situación extraña, noticias de esos vuelos, esos aterrizajes en Varadero, y ya en el medio del juicio a Ochoa es cuando venimos a descubrir lo del viaje a Medellín de aquel capitán Martínez, Yo hablo con el muchacho que era un oficial importante de Tropas Especiales, que era el que había hablado con Navarro Wolf. Lo veo casualmente, porque vengo por la tarde a las reuniones que teníamos todos los días en el Ministerio de las Fuerzas Armadas —al muchacho lo conozco muy bien, tiene muchos méritos— y, como él había atendido aquello le digo: "Oye, ¿qué fue lo que tú hablaste con Navarro Wolf?" Dice: "¿Usted no recibió un informe que yo le entregué al Ministro?" Le digo: "No, ¿tienes copias?" Dice: "Sí." Lo tenía hasta en una computadora. Yo vengo conversando con él hasta Palacio, subo, me explica todo y lo mando desde allí a que busque en la computadora. Me trae la copia de lo que informa Navarro Wolf. El participaba en las reuniones. 

¿Y ese informe, él se lo había entregado a Abrantes para que se lo diese a usted? 

Se lo entregó a Abrantes y Abrantes, que todos los papelitos me los traía y que todo lo discutía... 

¿Ése no se lo trajo? 

De ése no dice nada, y está discutiendo toda la operación y todas las investigaciones contra la droga en que tenía implicada gente de él. Lo mando a buscar y esa misma tarde le digo: "Oye, Abrantes, aquí tengo el informe que dejó Navarro Wolf, ¿qué tú hiciste? ¿Tú no tienes copia?" Le repito: "¿Tú no tienes copia?" Mandamos a buscar copia del informe y no lo tenía. "¿Pero, cómo tú no me entregaste este informe, Abrantes?" No había explicación. 

Hay algo más, de ese informe él casi ni se acordaba, "¿Pero cómo es posible que tú no hayas dicho nada?" Entonces le digo: "Busca, a ver, copias." No aparecen copias. 

Ya él era un hombre que había actuado por el subconsciente... Aquel informe comprometía a gente de su absoluta confianza, que él creía que eran campeones olímpicos de los negocios. Yo no sé si George Soros, tal vez, o Bill Gates, eran más brillantes que ellos pagando unas piezas y vendiendo unos tabacos... Pero aquéllos se presentaban como los campeones del negocio. Incluso aquel dinero que estaba guardado y que de repente pagaron... 

Ellos mismos querían esperar para irlo entregando a un ritmo de que no aparecieran demasiadas cantidades. Eso llegó a tener unos tres o cuatro millones de dólares. Pero no estaban robando, yo estaba seguro de eso. Aquello lo que era es una locura y terminaba en eso. Y tenían bastante gente, entre ellos Norberto Fuentes, y otros más. No se incluyó a todos, porque Norberto escribía, había publicado unos libros sobre Hemingway, había estado en Angola; hubo gente que no se incluyó en la Causa Uno, pero guardaban dinero... Realmente se sacó gente de aquella Causa, tenían muchas conexiones... Y así fue la famosa Causa Uno. 

Le digo que ya Ochoa había llegado a ideas de un barco... ¿Qué se le ocurre a Ochoa?, que Escobar mandara un barco con seis toneladas de droga y las lanchas rápidas las recogieran aquí al sur de Cuba y las llevaran a Estados Unidos. Una idea loca, y creían que estaban ayudando al país... 

Así Cuba estaría participando en el tráfico de drogas. 

Le digo yo: mire, un país cuyo comercio asciende a más de 5 mil millones de dólares, que está por encima en importación, suponiendo que importaran qué sé yo, 50 mil kilogramos, ¿usted va a reunir 50 millones? ¿Usted cree que un país resuelve así el problema, como ellos pretendían? Y no eran tantas, no eran 50 toneladas, ni mucho menos, ellos deben haber trasegado de tres a cinco toneladas. Llevaban tiempo en eso. Se ordena esa investigación por esas razones. 

Pero las penas, ¿no cree usted que fueron demasiado severas? 

Hacía muchos años que no se aplicaba la pena capital por razones estrictamente contrarrevolucionarias, de carácter político, delitos de tipo contrarrevolucionario. Se aplicaba a un número de casos por delitos comunes, delitos horribles, asesinatos, pero no de otro tipo. La Causa Uno fue una mezcla. Eso fue en 1989. 

Personalmente, para usted, la decisión, en definitiva, de mandar fusilar a compañeros..., debió ser muy dura, ¿no? 

Sí, pero fue unánime. Fue unánime la decisión del Consejo de Estado de 31 miembros. Yo le explico cómo es eso. A la larga el Consejo de Estado se ha convertido en un juez, es una prerrogativa bastante pesada, y lo más importante es que hay que luchar para que toda decisión se tome prácticamente por el consenso unánime de todos sus miembros. Cuando hay algunos que no están de acuerdo se discute y se discute, y son compañeros todos de muy buena preparación y muy preocupados por los casos. Casi tiene que ser unánime, y casi unánime en general han sido. Porque cuando ha habido objeciones, dos, tres, hasta una, pues se resuelve discutiendo o sencillamente no se aplica la pena. Y aquella reunión del Consejo de Estado cuando la Causa Uno fue pública. 

¿El tráfico de drogas está sancionado en Cuba con la pena capital? 

Mire, en eso de la droga aquí ocurrieron cosas tremendas. Un español, por ejemplo, estableció una empresa mixta, y buscó mercados. Tenía tecnología, capital. Fabricaba unas figuritas muy bonitas. La materia prima la traía de Colombia, en los contenedores podía traer hasta una tonelada. Venían aquí —parecía el más diligente de todos los empresarios—, descargaba ia materia prima, cargaba el producto terminado y lo llevaba a España en los contenedores. Un día nos enteramos por una noticia: "Capturados —no sé si dos toneladas o tres— contenedores con cocaína que iban hacia Cuba." Parecía una importación de leche en polvo de Colombia o algo de eso. ¿Cómo es eso? ¿Qué ocurrió?, una cosa incorrecta del jefe de la policía. No informa. No nos dicen nada. Si nos hubieran informado los capturábamos; pero los tipos, con la noticia, se fueron. Y óigame, ¿sabe que están en libertad? 

Les hemos mandado todos los informes para allá, hemos analizado los contenedores, deben haber mandado no muchos, pero unos cuantos contenedores rellenos, y hemos visto pruebas. Quiero que sepa que están en libertad. 

¿En España? 

Sí, no han sido sancionados, y han declarado que nosotros, para quitarles el timbiriche ese —había 12 ó 14 trabajadores— los habíamos acusado de aquello. Y están impunes, aprovecho para decirlo. 

Eso causó bastante disgusto, irritación. Nosotros dijimos: ¿Cómo van a utilizar una empresa mixta para el transporte de droga en gran escala? Entonces se reunió la Asamblea Nacional y aprobó sanciones mucho más severas, que incluyen, en efecto, hasta la pena capital, por el intento de usar el territorio nacional para el transporte en gran escala de droga. Esa sanción está ahí establecida, y hay leyes que sancionan hasta a cadena perpetua con relación a ese delito. 

¿Hay muchos casos de tráfico de drogas? 

Bueno, la mayoría de los casos son pequeños. Hay alguna gente que la traen en el estómago, o en determinados lugares, hay algunos que mueren, se ponen nerviosos, los perros no huelen ahí; pero los que atienden eso van adquiriendo experiencia, hay quien se hace sospechoso... Hay gente que incluso se operan y llevan un kilogramo. ¿Tú sabes lo que vale un kilogramo?, 50 mil, 70 mil dólares, qué sé yo a cómo lo venden al por menor, en Europa y en cualquier lado. 

Una vez un grupo —había algunos ingleses, unos canadienses—, en los forros con que envuelven los trajes traían hasta 17 kilogramos. Sé que hay cosas increíbles, algunos mueren; otros ocultan la droga en objetos de doble fondo, y cada vez tienen más experiencia. Hay alrededor de 150 extranjeros presos aquí por tráfico de drogas y la han ido introduciendo. Muchos la traen para llevarla después a Europa; pero hay un incipiente mercadito interno. 

¿De dónde proviene? 

Principalmente de los bombardeos que hacen en aviones. Por ahí está el canal de las Bahamas. 

¿Lanzan la droga en alta mar? 

Los guardacostas de Estados Unidos vigilan y también tienen aviones, y servicios de inteligencia; hay una cierta cooperación con nosotros, pero nunca han querido hacer un acuerdo. Los barcos se arriman a la costa y cuando están en peligro, sueltan la droga. 

De allí de Holguín a veces me dicen: "Ha habido dos recalos." ¿Qué yo entiendo por "dos recalos"? Dos remesas de droga que han llegado. Paquetes de marihuana; pero un "recalo" puede ser un barco que ha soltado 30 ó 40 paquetes. 

Si se ve perseguido. 

Si se ve perseguido los sueltan, y las olas los traen, sobre todo en aquellas regiones, a veces un poco más allá. 

Hay otro procedimiento: viene un barco grande, mercante, contacta... Todos estos hacen contactos con lanchas rápidas de Estados Unidos, vienen y recogen los "recalos" que trae una embarcación o que tiran desde un avión. Claro, esos "recalos" son una de las fuentes principales que al surgir algún mercadito incipiente, por el turismo y eso... Más de 100 mil cubanos venían todos los años de Estados Unidos, podían venir; claro, la mayoría de ellos se comportan de una manera correcta, pero hay algunos que traen su poquitico de droga, más algunos turistas, aunque el turismo es sano. Estamos estudiando esos casos, y tenemos un caso de transporte en gran escala de droga que con seguridad los tribunales no serán benignos con ellos, y que el Consejo de Estado no estará en estado anímico como para conmutar penas de personas que pueden hacer un daño terrible a la sociedad. 

Nos queda, desde luego, la cadena perpetua, que es una sanción fuerte. Hay otras formas de tráfico en gran escala, cuando la droga la trae un yate. Hay miles de barcos de turismo. Aquí hay lugares donde vienen barcos privados, yates, y la gente que viene es mucha y entonces algunos traen droga. Se puede cultivar, pero no es la fuente principal. Los campesinos están bien organizados y tienen mucha conciencia. Los mayores suministros son los "recalos". Estamos en una lucha contra eso y tenemos que impedirlo, porque destruye cerebros. La droga tiene una cosa particularmente mala, enajena a la gente, destruye el cerebro. Lo sitúa a usted ante dilemas morales y éticos muy serios. Mire, el hombre que trafica con drogas por dinero se cuida, porque la sanción influye. Es uno de los casos en los que yo pienso que la pena capital puede ser eficaz. 

En muchos países del mundo se está suprimiendo la pena de muerte. Todos los países de la Unión Europea la han suprimido, y muchas personas se preguntan por qué en Cuba, donde hay tantos progresos sociales, aún no se ha suprimido la pena de muerte. 

Pienso que es un tema interesante y una pregunta interesante. Eso, como los problemas del medio ambiente y otros muchos, es algo sobre lo cual se ha ido discutiendo aquí durante mucho tiempo. 

¿Nos cuestionábamos nosotros la pena de muerte cuando nos hicimos revolucionarios, o cuando luchábamos, o cuando triunfa la Revolución? No, no nos la cuestionábamos, realmente. ¿Nos la cuestionábamos cuando aquellos años de invasiones, "guerra sucia", atentados, sabotajes y todo eso? No, ciertamente no nos la cuestionábamos. Meditábamos sobre las formas, los procedimientos y los aspectos legales del tema, y hay un poco también la experiencia histórica. 

¿Qué ha ocurrido? Que los movimientos políticos han tenido que defenderse. También los burgueses; tanto las contrarrevoluciones como las revoluciones se han tenido que defender a través de procedimientos de un tipo o de otro. Para nosotros lo esencial era defendernos a través de normas, de procedimientos legales y evitar injusticias, por encima de todo. Y evitar —como ya le expliqué— todo lo que fuera extralegal y extrajudicial, eso era algo que evitábamos. 

No es que fuéramos felices por tener que aplicar la pena de muerte. Hubo un momento, incluso, en que se suspendieron las penas capitales; pero lo que nos encontramos nosotros de planes terroristas, atentados... Llegó un momento en que se había suspendido, y, óigame, salvaron unos cuantos la vida, pero quedaban muchos por juzgar y se restableció otra vez la pena. Lo que nos esperaba a nosotros era cosa que ni podíamos imaginarnos. También hubo ingenuidad en nuestra decisión de suspendería, y así es como se restableció. Mirábamos desde un ángulo, de una cuestión de vida o muerte, y también partimos de ciertos criterios que se daban en los procesos revolucionarios, en las revoluciones, desde hace bastante tiempo. Por lo general, los que participan en esas contiendas parten del principio real de que es una batalla de vida o muerte. Entonces, si no te defiendes, tu causa es derrotada y tienes que pagar con la vida. 

Eso para nosotros era una idea clara. Y frente a los delitos más graves, decíamos: "Bueno, ¿cómo nosotros realmente los frenamos? Si hay mucho mercenarismo, no es cosa ideológica. Nosotros, afortunadamente no teníamos que luchar contra fanáticos de ideas o de causa. Tenemos el privilegio de luchar contra gente que está movida principalmente por ambiciones de tipo material, ambiciones de tipo económico y de tipo social. 

Simples mercenarios y no fanáticos de una causa. 

De los fanáticos no nos habríamos podido librar, yo sí que no salgo vivo de todos los planes de atentados. De fanáticos no escapa nadie; pero nosotros tuvimos el privilegio de que no eran fanáticos los que luchaban contra nosotros, y, además, prevalecía en ellos ese espíritu de cálculo. Entonces, los que crean que cometiendo actos de terrorismo y matando gente, asesinando maestros, sacrificando vidas de campesinos y vidas de soldados, que eran obreros y campesinos que constituían nuestra fuerza, van a tener después un premio... Esa era la esperanza de ellos. 

Claro, en esas circunstancias, los delitos más graves eran sancionados con la pena capital. Era el pensamiento prevaleciente. Se fue librando, se fue ganando aquella batalla que ellos hacían, de hecho, por motivaciones de tipo contrarrevolucionario. Llámese motivación política, que es como lo llaman, hace muchos años... 

¿A muchos de ellos, ustedes los han capturado? 

Los hemos capturado, porque hemos logrado adoptar todas las medidas, crear las organizaciones y todo, para anular totalmente la acción desde el exterior. Métodos de penetración, los conocimientos, hasta métodos técnicos. Nosotros también podemos saber de dónde está hablando alguien, por ejemplo. Eso cualquiera lo sabe, alguien alfabetizado técnicamente. 

¿Y han sido condenados? 

Esos que pusieron las bombas en los hoteles estaban sancionados a la pena capital, fue quedando realmente así. Que recuerde, fusilamiento, por motivos contrarrevolucionarios, y creo que pueden ser más acreedores que otros, realmente, hace muchos años, yo podría decir que muchos años, trato de recordar, hace ya qué sé yo cuántos años que no se han realizado. A última hora van al Consejo de Estado, Hay un recurso de oficio en el Consejo de Estado... Ninguno de esos que han puesto bombas, y que están sancionados... Están sancionados, pero no han sido ejecutados. 

¿Han sido condenados a la pena de muerte? 

Han sido condenados a la pena de muerte. 

¿Pero no han sido ejecutados? 

No, no han sido ejecutados. La pena capital fue quedando para los delitos comunes más horrendos. Ahí también hay un problema de opinión. Ha quedado para eso, fundamentalmente, sin que haya dejado de existir como ley. Esto no implica una renuncia, porque usted no sabe qué cosa bárbara puede hacerse. Este país, si le vuelan un avión con gente arriba, no aceptaría una amnistía para los culpables, ni un indulto; porque, en general, la posición de la opinión pública suele ser dura. No siempre un gobierno tiene que hacer lo que la gente pide. 

Usted sabe que, en casi todas partes, la pena de muerte en la población tiene más partidarios que adversarios. En la propia Europa hay muchos países que quieren la pena capital. 

Sí, la opinión pública es favorable. En Francia sigue siendo mayoritaria. 

Pero también es un factor que usted tiene el deber de no dejarse arrastrar, no seguir servilmente un criterio, aunque sea popular y dominante, pero que puede ser extremista, desde luego, 

¿Aquí la opinión pública es mayoritariamente favorable a la pena de muerte? 

La gente suele ser mucho más radical. Porque hay situaciones de unas provocaciones tremendas. Si cuando disparaban y herían a alguien, o mataban a alguien desde la base de Guantánamo usted le pregunta a la gente... Pero no tienes que hacer, obligado, lo que la gente diga. 

Cuando hay un crimen de ésos, no se imagina qué difícil es! Cuando, incluso, por algún motivo determinado o por la juventud de alguna persona que cometió alguno de esos crímenes, hay más bien la tendencia a amnistiar, entonces los problemas con los vecinos, con los familiares y con la opinión son tremendos. No obstante, eso no es lo que determina la decisión final. Pero sí, no es nada fácil. 

¿Lo más fácil no sería, como han hecho los países europeos, suprimir definitivamente la pena capital? 

De la ley no la hemos sacado, de facto la pena capital no se ha utilizado desde abril del 2000,[4] pero no se renuncia. No creo que estemos viviendo en un mundo como para hacer eso. Bueno, ¿han suprimido acaso la fórmula de Ford? Nadie nos ha informado, no sabemos. Aquella decisión que tomó Gerald Ford de prohibir la participación de funcionarios norteamericanos en la organización, planificación y ejecución de asesinatos de adversarios. Nadie sabe en este momento, en que hay nuevas doctrinas y muy agresivas, si a eso la Administración Bush le ha puesto fin. Algunos pretenden que sí,[5] 

Si empiezan a aplicar un terrorismo contra el país, cometen crímenes y matan niños en una escuela, yo le garantizo que sería muy difícil que, en esas condiciones, no se haga uso de las leyes más severas, originado en eso que llaman —porque yo no sé lo que es y ¿cómo se puede llamar poner bombas en una escuela?— "al servicio de una potencia o de un gobierno extranjero". 

Bueno, los europeos no están bloqueados, ni les están poniendo bombas todos los días. Yo no sé lo que hicieron cuando tenían algunos grupos, como las Brigadas Rojas," que he oído algunas historias de hechos que ocurrieron a algunos de los miembros de las Brigadas Rojas...[6]También he oído hablar de algunas personas ejecutadas en el exterior, como es el caso, por ejemplo, de los vascos, algunas decenas... 

¿Usted se refiere a los GAL,[7] por ejemplo?, porque en España no hay pena de muerte... 

Bueno, no hay pena de muerte, pero ha ocurrido lo que nunca hemos hecho nosotros, que es ejecutar a alguien sin juicio previo, y en Europa han ejecutado a decenas de personas. 

¿Extra judicialmente? 

Escríbase la historia de los miembros de las Brigadas Rojas ejecutados extrajudicialmente, o escríbase la historia real de los etarras ejecutados extrajudicialmente cuando no hay pena de muerte. 

Aquí hay pero no hay ejecuciones extrajudiciales. No hav un solo caso. Para que usted vea las apariencias y las diferencias, v dónde puede estar la verdad y dónde puede haber unas teorías demagógicas o hipócritas, de todo. 

Nosotros garantizamos que aquí nunca habrá una ejecución extra judicial; aquí nunca habrá tortura. Pueden preguntarles a los que pusieron esas bombas [en 1997], si ellos dijeron alguna palabra sobre la base de tortura, o si recibieron un golpe. Claro, no son fanáticos, son mercenarios, inmediatamente lo cuentan todo, basta que usted le demuestre técnicamente... Bueno, ellos mismos explican cómo trajeron el explosivo en un televisor chiquito; el plástico del color tal y más cual; y para que los perros no pudieran olerlo, un tipo de explosivo que le pasan por arriba; y dónde venían los fulminantes, en unos cablecitos; y el reloj que traían en la muñeca para hacerlo explotar. Podían poner la bomba en el hotel y hacerla explotar, si quieren, a los cinco minutos, o dentro de una hora, o dentro de 99 horas. Muy sofisticado. 

Pero ésos cooperan. Inmediatamente lo cuentan todo, porque a ellos lo que les han ofrecido es dinero... Y nosotros no les ofrecemos dinero. Ellos cooperaron, esos muchachos de que te hablo cooperaron, con serenidad y sangre fría. Y de ésos hay potencial mente miles. 

Después de todos los problemas y conflictos en América Central y en otras partes, gente dispuesta a hacer cualquier cosa por 5 mil dólares... Y hasta por mucho menos dinero. A algunos les ofrecían dos mil dólares por bomba, el pasaje y todo. Aprovecharon la facilidad del turismo, y eso es muy peligroso, porque en un avión... En un momento que se descuida la gente... Ningún aparato es totalmente seguro, te usan un explosivo de un tipo, y llevan un reloj que no tiene nada que ver, llevan un equipo médico cualquiera y llevan un radio si se lo dejan embarcar... Mire, esos son los problemas que tienen los norteamericanos ahora, después del 11 de septiembre... 

Bueno, estaremos observando para ver todas las nuevas experiencias de las cuales nos podamos beneficiar nosotros. Creo que todo el mundo se beneficia, en la medida en que se precisan formas para descubrir un plan terrorista, y también la droga. Son dos grandes problemas y toda la técnica que se desarrolle para combatirlos beneficia a todo el mundo. 

¿Cuántas penas de muerte pronunciadas no se han ejecutado hasta ahora? 

Ninguna de esa gente que puso bombas en acciones contrarrevolucionarias ha sido fusilada. No le puedo decir desde cuándo, pero debe ser desde hace muchos años. 

Con relación a los delitos comunes, estuvo aplicándose hasta el mes de abril del año 2000, y el número exacto no se lo puedo decir ahora, pero se puede preguntar, debe haber algunas decenas; y sanciones puede haber, yo no le puedo decir exacto, pueden ser 20 ó 25. No le puedo decir un número exacto. 

¿Y desde entonces no se aplica? 

No se aplicó ninguna. 

¿Desde hace tres años? 

Es una especie de lo que llaman moratoria. Pero yo sí quiero advertir sobre esto: no está abolida. Después, si quiere, le puedo dar mi opinión, pero no está abolida. Bueno, hay tantas formas de matar, y la ciencia o el arte de matar está muy sofisticado y usted no puede decir ahora: "Vamos a renunciar." Hay dos casos muy graves de asesinato pendientes de juicio, entre ellos uno, que a un grupo de gente que visitaron de Miami, mataron a una familia completa, con niño y todo. Esos crímenes muy graves cometidos por delincuentes comunes crean un problema muy serio de opinión pública, y esos casos están por resolver. No es que nos guste, ni tenemos apuro ni deseos de ningún tipo; pero creo que tendrá que pasar algún tiempo antes de que se aplique una definitiva supresión de la pena capital para cualquier tipo de delito, que a nosotros nos agradaría mucho... No hay un compromiso de moratoria definitiva. 

¿Ustedes están estudiando esa posibilidad? 

Yo le hablé de qué tipo de preocupaciones teníamos, y cómo se había ido disminuyendo la aplicación de la pena de muerte en actividades de tipo político; le conté el caso de aquellos mercenarios que pusieron bombas, y después le dije que hacía tiempo que no se aplicaba; pero no se renuncia a ella, porque estamos en una época compleja. 

En el caso de delitos comunes, de hecho, la pena de muerte no se aplicaba; pero no se ha renunciado tampoco, le expliqué, porque no quiero engañar a nadie, y nosotros consideramos que ni el pueblo está preparado totalmente, y aquí hay problemas de opinión. Aunque puede estar seguro de que, a cualquier precio, aquí no se comete una injusticia. Pero tampoco los que cometen graves hechos van a ser beneficiados por una generosidad con ellos que no entendería el pueblo realmente, y hace falta educación. Hay que hacer hasta una tarea educativa entre nosotros, pero la puede hacer la Revolución, sobre las reales condiciones mínimas para aplicar esa política. 

¿Usted, personalmente, qué piensa de la pena capital? 

Yo tengo conceptos sobre la pena de muerte. Yo pienso que la pena capital no resuelve, es relativa la influencia que tiene la pena de muerte. 

Nosotros estamos ahora estudiando el delito y las causas del delito. Estamos haciendo estudios de todo tipo, científicos... Nosotros necesitamos profundizar, y yo estoy satisfecho de los trabajos que estamos haciendo y de los estudios que estamos haciendo de todo tipo. Hubo casos de crímenes tan horribles que, sin duda, alguien que estudió derecho sabe que hay un principio en derecho que el hombre enajenado es inimputable. Nosotros estamos estudiando todo eso. Estamos estudiando los casos de enajenados mentales... En los propios Estados Unidos hay un enorme número de personas con afecciones mentales. Y hay un principio jurídico: hay que demostrar —¿y cómo se demuestra?— que una persona no ha cometido un delito bajo esas condiciones. 

¿Cuántos estudios se han hecho acerca de las causas mentales del delito? Que bien pueden ser de origen genético, de tipo accidental, accidentes que provocan problemas en las personas y los hacen violentos... ¿Cuáles son los factores genéticos o accidentales que afectan el funcionamiento de la mente humana y que prácticamente convierten en monstruos a determinadas personas? 

Nosotros hemos estado marchando a tono con esas realidades, con esa experiencia, con esos conceptos, y aquí jamás a nadie se le castiga por venganza. Entre las sanciones tenemos también las cadenas perpetuas, que es una alternativa a la pena capital... 

Pienso que avanzamos hacia un futuro, en nuestro país, en que estemos en condiciones de abolir la pena capital. Así que un día estaremos entre esos países que han suprimido esa pena. Aspiramos a eso, a partir no de cosas simplemente filosóficas, sino de un sentido de justicia y de realidades. Ese es el estado actual de nuestros puntos de vista y nuestras posiciones con relación a la pena capital.


 

(Tomado del libro "Cien Horas con Fidel, conversaciones con Ignacio Ramonet", editado por Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, Tercera édición, La Habana, 2006, páginas 419-438)
 

 

 

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