ARRESTO DE DISIDENTES EN MARZO DE 2003
JAMES CASON EN LA HABANA – REUNIONES EN LA OFICINA DE
INTERESES
DE ESTADOS UNIDOS – ¿UNA GUERRA CONTRA CUBA? –
EL CASO RAÚL RIVERO – EL ASUNTO VALLADARES –
LA PENA CAPITAL
Prolongando el tema anterior, quisiera evocar los
arrestos de varias decenas de disidentes en marzo de
2003 y las ejecuciones de tres secuestradores de un
barco en abril de ese mismo año. Yo leí la
declaración y la conferencia de prensa de Felipe
Pérez Roque,[1] la intervención de usted el 25 de
abril, y también su discurso del Primero de Mayo;
por consiguiente, globalmente, conozco las
explicaciones de ustedes sobre esos
acontecimientos.
La pregunta es: ¿por qué se decide arrestar a los
disidentes en ese momento? Es decir antes de los
secuestros del barco, y antes del inicio de la
guerra de Irak. ¿Qué es lo que motiva a las
autoridades cubanas a detenerlos en ese preciso
momento? Los primeros arrestos son el 15 de marzo
creo.
Exactamente. En estos hechos tiene una importancia
decisiva la llegada de un nuevo jefe de la Oficina
de Intereses de Estados Unidos,[2]
[3] James Cason. Ya el
hombre había sido anunciado desde septiembre del año
2002, incluso había realizado algunas visitas
previas explorando el terreno.
Era un hombre de Otto Reich, se habían conocido en
los tiempos aquellos de la guerra sucia contra
Nicaragua, desempeñaba un cargo en uno de los países,
no sé si Honduras o El Salvador, en la misma área
donde estaba la dirección de toda esa guerra sucia.
Había allí una serie de personajes, pero entre esos
personajes estaba Otto Reich dirigiendo las
operaciones. Una de las tareas de Otto Reich era
redactar proclamas y manifiestos a nombre de los
grupos organizados por ellos y que llevaban a cabo
la guerra sucia. En la parte publicitaria, para
todas las declaraciones que hacían, tenía un papel,
entre otros, que le correspondía a Otto Reich,
redactaba manifiestos en cualquier lugar a nombre de
todos aquellos supuestos jefes
contrarrevolucionarios y los lanzaba a la
publicidad.
Esto, desde luego, el escándalo aquel del
"Iran-Contra", los procedimientos y la mala fama,
dieron lugar a que en el 2003 el Senado de Estados
Unidos, aun con una mayoría republicana, no quisiera
apoyar a Otto Reich, y así estuvo sin ocupar el
cargo de Subsecretario de Estado para Asuntos de
América Latina durante mucho tiempo, hasta que en un
momento de receso del Congreso...[4] El Senado se
oponía a designar a Otto Reich, no pudo el
presidente Bush de Estados Unidos elegirlo a través
de los mecanismos normales, y lo que hizo fue que,
en un momento de receso, lo nombra en ese cargo de
Subsecretario para atender a América Latina. [5]
Luego lo nombraron consejero del Presidente Bush,
especialmente para la isla de Cuba, un puesto que no
requiere ratificación del Congreso; ya no es
Subsecretario de Estado. Reich debía mantener una
provisionalidad en espera de que lo ratificaran.
Entonces este hombre que envían, James Cason, como
jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos,
es un hombre de él. Sustituye a la señora Vicki
Huddleston, que fue muy hostil con nosotros, como se
correspondía con la política que sigue el gobierno
de Estados Unidos; estaba allí desde antes, incluso,
de la toma de posesión de Bush, pero no era una
enviada precisamente a desempeñar una misión. Cason
ya viene designado. Se sabía que vendría un
sustituto; nos imaginábamos que ese sustituto sería
más o menos similar a la persona que estaba, con la
misma política hostil. Pero no, a Cason lo eligieron
especialmente, lo eligió Otto Reich y le dan todas
las instrucciones.
¿Cuándo llega el señor Cason a La Habana?
Él viene en septiembre del 2002, hace algunos viajes
de exploración; se caracteriza por una serie de
declaraciones previas, antes de asumir, en noviembre,
como jefe de la Oficina de Intereses. Lo han
nombrado, hay que distinguir el momento en que lo
nombran, que es el 10 de septiembre, y el momento en
que toma posesión. Él hace visitas previas,
estudiando todo. Viene con un plan concebido, muy
provocador. En los primeros tiempos se dedicó a
recorrer eí país, hacer contactos.
Nosotros estábamos enfrascados en una serie de
actividades, como siempre; ese final del año 2002 y
principios del 2003, además de las muchísimas
actividades que desempeñamos internamente, estaban
los problemas internacionales complicándose cada día
más. Había unas actividades a fines del año
anterior, cuando tuve que hacer unos viajes, sobre
todo, a finales de noviembre de 2002, a Quito, donde
se inauguraba la Capilla del Hombre, de Guavasamín,[6]
donde fueron distintos dirigentes, y conversé con
ellos. Fue un viaje breve, pero muy intenso. Después,
en diciembre, tengo unos días en que por primera vez
no puedo asistir a la Asamblea Nacional, porque
tenía el problema de una lesión en una pierna...
Sí, me acuerdo, a causa de unos mosquitos, al
parecer.
Posiblemente, porque es que no fue un golpe; pero sí
que parece que con la uña me hice una lesión y se me
produjo un comienzo de linfangitis, que eso no tiene
más remedio que el reposo. Te puedes comunicar por
mensajes. No puedo ir a la reunión de la Asamblea
Nacional de diciembre, fue el periodo previo a las
elecciones. Las elecciones fueron el 19 de enero.
Estaba todo eso; pero antes de llegar ahí hago un
esfuerzo especial de reposo para estar en
condiciones de participar en la toma de posesión de
Lula en Brasil, el primero de enero del 2003, y por
eso no pude estar en la Asamblea Nacional. Viajé
allí, a Brasil, estuve el mínimo de tiempo, tres
días. Después, creo que fue a principios de enero,
tuve la visita del que estaba de Presidente de
Ecuador, Gustavo Noboa, tuve que atenderlo, y salgo
también para Quito, para la toma de posesión de
Lucio Gutiérrez el 19 de enero. Se producen las
elecciones y después de las elecciones vienen la
sesiones de la Asamblea Nacional viene la reunión en
que se elige al Consejo de Estado v se elige al
Presidente del Consejo de Estado, que se elige por
el voto de toda la Asamblea. [7]
¿Todas esas actividades hacen que usted no preste
demasiada atención a lo que hace el señor Cason aquí?
Tengo tal cantidad de tareas en esos días, que es
probable que no esté ni muy informado. Tal vez me
deben haber llegado algunos informes habituales,
pero uno selecciona.
Yo no me percato en realidad de lo que está haciendo
y en qué está trabajando. Bueno, como estamos tan
habituados, casi no se le había prestado la mayor
atención a esta actividad de organización de grupos
y de promover actividades contra la Revolución. Sí
se había comportado de una forma anómala haciendo
declaraciones allá antes de tomar posesión, y
después de tomar posesión iba y venía, en contacto
allá, en la Florida, con la gente de la mafia
extremista, terrorista, que fueron los que
desempeñaron el papel decisivo en la elección de
Bush.
Eran cosas serias, un poquito más allá de las
normales, sus declaraciones, pero no extraordinarias.
En esas actividades, llega el 24 de febrero del
2003, que es un día de festividad patriótica en
Cuba, pues se conmemora el inicio de la última
guerra de independencia contra España en el año
1895. En esa fecha, Cason convoca una multitud.
¿En la Oficina de Intereses?
No, en un apartamento... En casa de una de las
cabecillas más activas. Va allí, allí es donde reúne...
Digo una multitud..., vaya, algunas decenas, unas 20
ó 30 personas, no recuerdo ahora el número exacto,
en una fiesta. Eso se correspondía con el pretexto
de la fecha, invita a los amigos.
¿Qué importancia tenía esa reunión?
La importancia de esa reunión fueron las
declaraciones. Él hace allí, el 24 de febrero, unas
declaraciones bien insolentes y bien ofensivas de
carácter público. Cason está hablando, además, de un
programa de 6 mil millas de recorrido por el país.
No acudió ningún otro diplomático, fue él solo, y al
preguntarle si él no tenía miedo de estar allí, dijo
horrores, incluso ofensas de tipo personal, ataques
personales, insultantes, realmente intolerables.
¿Contra usted?
Sí. Yo estoy en tantas cosas y en tantos programas,
que ya a eso ni le presto mucha atención. Pero unos
días después, el 6 de marzo, tenemos la reunión en
la Asamblea Nacional y entonces me entero de esas
declaraciones.
Transcurren los días entre el 24 y el 6 y yo no he
hablado en público, pero ya he leído todas sus
declaraciones, las de aquí, y las de Miami,[8] porque
éí iba y venía, una cosa abierta, provocadora. Era
evidente. No sé si él está loco y creía que eso se
podía permitir o, deliberadamente, como piensan
muchos, lo que él quería era crear un conflicto.
Todo esto preocupaba mucho a nuestros amigos en
Estados Unidos y en todas partes, que decían que no
nos dejáramos provocar.
¿Porque podía ser una trampa?
Pero, bueno, en qué dilema lo ponen a uno, un hombre
que empieza a recorrer toda la isla, estaba
organizando, incluso... El pretexto era el monitoreo
de la gente que los norteamericanos capturan en el
mar y que envían aquí de regreso. No a todos, sino a
una parte, porque no cumplen, nunca han cumplido el
acuerdo migratorio del que le hablé, realmente
siempre se quedan con algunos. Un número de los que
en el mar podían capturar los devolvían. Pero esta
gente, muchas veces, en el mar y sabiéndose apoyados
por los grupos de Miami, ni obedecían las órdenes. Y
buscaron conflictos con los propios guardacostas
norteamericanos, que eran acusados por el lobby
anticubano de Miami como "perseguidores de
patriotas cubanos". Ya le expliqué que la mayoría de
los que se marchaban no tenía nada que ver con la
política, porque los que se querían marchar por
razones políticas, era gente que recibían una visa,
según el acuerdo migratorio,
El sentido de la pregunta que yo le hacía al
principio es el siguiente, independientemente de la
respuesta técnica: en ese momento el mundo está en
vísperas de la guerra de Irak...
Bueno, no estaba tan cerca todavía. La guerra de
Irak empieza el 19 de marzo y las cosas más
provocadoras de Cason se producen el 24 de febrero.
Le explico. Él hace una declaración. Bueno, aquello
era ya intolerable. Otros diplomáticos recibieron
invitación para aquella reunión del 24 de febrero y
no fueron. Cason da ahí una entrevista de prensa.
Cuando le pregunta el periodista si su presencia no
confirma la acusación del gobierno cubano, Cason
dice: "No, porque yo creo que han invitado a todo el
Cuerpo Diplomático, y nosotros como país siempre
apoyamos la democracia", etcétera, etcétera, "y yo
estoy aquí invitado", entonces dice: "No tengo miedo."
Respondió escuetamente otra pregunta, pero de forma
grosera... Añadió en perfecto español: "Infelizmente
el gobierno cubano sí tiene miedo: miedo a la
libertad de conciencia, a la libertad de expresión,
miedo a los derechos humanos; los grupos están
demostrando que hay cubanos que no tienen miedo,
etcétera, etcétera", toda una arenga. Y el señor
Cason finalizó la declaración: "Estoy como invitado
y voy a ir a todo el país visitando a todas las
personas que sí quieren libertad y justicia."
Bueno, yo no sé qué habrían hecho los franceses o
los europeos si alguien hace declaraciones de este
tipo. Cualquier ciudadano comprende que se trata de
una provocación ya... Fíjese que se va creando esta
crisis con independencia total de los
acontecimientos internacionales.
Y la crisis con la Unión Europea, ¿tiene algo que
ver con algún problema internacional, o tiene que
ver con una decisión que se toma? Nosotros tenemos
muchas cosas que hacer, grandes actividades, no
estamos interesados en andar creando problemas. Pero,
¿le podemos permitir a la Unión Europea que haga esa
declaración?,[9] ¿después de la guerra de Irak?, y
cuando estamos en una lista de "países terroristas"
y, por lo tanto, debemos ocupar los primeros lugares
entre los "60 o más" de los que habla el señor Bush,
que pueden ser atacados de forma preventiva y
sorpresiva. ¿Se nos puede reprochar que nosotros
veamos en eso un gran peligro? ¿Tenemos ahora que
ponernos a discutir diplomáticamente con la Unión
Europea? A nosotros nos basta que se haya hecho una
felonía semejante para responder como hay que
responder. Los que no responden, los que no luchan,
los que no combaten, esos están perdidos de antemano,
y en nosotros nunca encontrarán ese tipo de gente.
Con Cason pasó igual. Eso nunca lo hizo ningún
funcionario de ninguna Embajada, y lo hace éste en
la casa de una cabecilla contrarrevolucionaria, y
reunido con un grupo allí, celebrando una fecha de
la Independencia; porque si hay un pueblo que ha
defendido su independencia es éste, pero quieren
anexar a Cuba a Estados Unidos, convertir esto en un
apéndice de la Florida. Si hay muchos países, hasta
grandes, que están convertidos en apéndice de
Estados Unidos, dígame usted ¿en qué se convertiría
Cuba si gente como ésta, asociada a bandidos como
los que dirigen a este señor, Otto Reich y compañía,
y la extrema derecha de Estados Unidos, pudieran
manejarla? ¿Qué seria de Cuba? Ahora, ¿cómo este
grupo de vendepatrias pueden estar celebrando el día
de la Independencia de la patria?
Entonces yo digo: "Resulta tan extraño, que
cualquiera tendría derecho a preguntarse qué
cantidad de bebida se consumió en ese 'patriótico'
acto." Y digo —y esa es la ironía—: "Como Cuba
realmente tiene muchísimo miedo, se tomará toda la
calma necesaria para decidir la conducta a seguir
con este extraño funcionario. Tal vez los numerosos
miembros de la Inteligencia norteamericana que
trabajan en esa Oficina de Intereses le expliquen
que Cuba puede prescindir tranquilamente de tal
oficina, incubadora de contrarrevolucionarios y
puesto de mando de las acciones subversivas más
groseras contra nuestro país. Los funcionarios
suizos que los representaron largo tiempo realizaron
durante años un excelente trabajo y no hacían
labores de espionaje ni organizaban la subversión."
Entonces decía: Bueno, que vengan los suizos y los
representen de nuevo.
"Si eso es realmente lo que desean provocar con tan
insolentes declaraciones, es mejor que tengan la
vergüenza y el valor de decirlo. Algún día, no
importa cuándo, el propio pueblo de Estados Unidos
enviará a un verdadero embajador..." Eso es lo que
yo digo el 6 de marzo, cuando se confirma que
nuestros cinco héroes[[10], detenidos en Estados
Unidos, habían sido transferidos a unidades
especiales. Toman duras medidas contra ellos, algo
muy sensible aquí, pues los cinco son ídolos
populares, han sido designados "Héroes de la
República", y allí los encierran en el "Hueco",[11]
por nada, por gusto, por venganza, hostilidad,
ofensa. Se crea una bronca porque los han metido en
un sepulcro, de manera cruel, despiadada. Al otro
día se confirma que están metidos allí. Nosotros
diciendo los discursos, y ellos están haciendo eso.
El 10 de marzo, el M1NREX entrega una nota
diplomática al Jefe de la Oficina. Usted la tiene.
La tengo, y la he leído.
Usted la tiene, bien. Pero lo que importa es lo que
viene después. A este señor Cason, que dice que va a
recorrer toda la isla, le indicamos dos cosas:
primero, el monitoreo de los balseros devueltos no
está en los acuerdos migratorios, es un gesto que
hemos tenido con ellos, y no hay un solo caso,
en diez años, de violación por parte nuestra de esos
acuerdos.
¿Esos acuerdos indican que los balseros devueltos
por las autoridades norteamericanos regresan
a su vida normal, a su trabajo?
Sí. Y a veces no es fácil, algunas veces hemos
tenido que poner a estos balseros en otro trabajo,
porque los que trabajaban con ellos se niegan a que
tomen de nuevo tranquilamente su trabajo. En el caso,
por ejemplo, de alguna universidad, de alguno que
trabajaba allí, usted no va a ocupar una universidad,
no va a entrar en guerra con la gente para que
acepte al balsero devuelto, y se le puede buscar un
trabajo más o menos similar. Ya Cason, realmente,
recorría la isla, porque los balseros se han
organizado en una organización de ex balseros.
¿Hay una organización de ex balseros?
Son balseros devueltos que están aquí, con los
cuales Cason se reúne, ya casi los organiza;
organiza grupos con los propios balseros, a título
de monitoreo. No es una obligación, fue una
gentileza nuestra, igual que con un gran número de
balseros que tenían en Guantánamo, cuando la crisis
de 1994, más de diez mil tenían allí, estaban "empachados".
Les ofrecimos que utilizaran una parte de las veinte
mil visas para que los fueran sacando. Ellos después
dieron un número un poquito mayor, pero aquí no
estábamos discutiendo si visas más o visas menos;
hasta eso hicimos. Pero ellos no tenían derecho a
monitorear. Se lo dijimos, que eso no estaba en los
acuerdos.
Y, segundo, les dijimos además que los diplomáticos
norteamericanos no podían viajar. Restringidos.
Ellos antes tenían la obligación de avisar que
viajaban para esto o para cualquier cosa, avisarnos
72 horas antes. También era una obligación para
nuestros diplomáticos allí en Washington, pero ésta
es una islita chiquita, aquél es un país inmenso,
ellos tienen aquí en su Oficina de Intereses con
diez veces más gente que nosotros allá. A veces, lo
que ellos pueden hacer con ese derecho... En esto no
puede haber reciprocidad ninguna. No se puede
comparar. El número de gente nuestra allá con el
tamaño de aquel país, y el número de gente que ellos
tienen aquí con el tamaño de este país... Para
visitar no basta informar, tienen que solicitar
permiso con 72 horas de anterioridad, y, desde luego,
al caballero no le íbamos a dar permiso.
Ellos lo aplicaron también allá, pero, bueno,
no era comparable la situación. ¿Qué hacemos? Se les
informa que no pueden viajar. Entonces Cason hace
dos reuniones. Después de aquella del 24 de febrero,
nuevamente... Tienen dos reuniones más, el día 12 de
marzo una y el día 14 la otra.
¿Usted considera esas reuniones como una respuesta a
su declaración del 6 de marzo y a la decisión de
limitar sus desplazamientos?
Mire, yo hablo el 6, he dicho esto, que podemos
prescindir de la Oficina de Intereses, que no se va
a acabar el mundo ni nada de eso... Y el día
12 de marzo del 2003 se realiza, en la residencia de
Cason, esa actividad con un grupo de 18
contrarrevolucionarios. Les dejó la casa, el hombre
que va no puede hacer las 6 mil millas de viaje
contrarrevolucionario e injerencista, utiliza ya su
casa para una reunión con 18 llamados "disidentes".
Toda esa gente organizada, estimulada y pagada,
porque, óigame, ahí están todos los papeles.
Nosotros tenemos todas las pruebas, y podíamos haber
sido mucho más rigurosos en cuanto a eso.
He leído el libro Los disidentes,[12] que
ustedes han publicado.
Se reúnen también el 14 en la casa de Cason. La nota
dice: "14 de marzo. Nuevamente tiene lugar en la
residencia del Jefe de la Sección de Intereses de
Estados Unidos en La Habana una reunión de
cabecillas", ya era prácticamente cada dos días. Se
trataba de un "taller de ética" para supuestos
periodistas cubanos, y de los 34 presentes soío hay
cuatro que alguna vez estudiaron algo; pero todos
son "periodistas" titulados por Cason y la
propaganda.
Ese día 14 de marzo me reúno tarde, como a las 11:00
de la noche, preguntando los detalles: ¿qué pasó?, ¿qué
ocurrió ese día? Porque no se podía tolerar más. ¿Qué
teníamos que esperar? ¿Una guerra que podía durar
seis meses? No se sabía lo que iba a durar todavía,
incluso. Esto era una cosa que ya no se podía
tolerar. Los amigos allá, en Estados Unidos,
diciendo: "Oigan, no se dejen provocar",
preocupados.
¿Por qué no expulsaron al señor Cason?
Nunca hemos expulsado a un diplomático
norteamericano. Ellos en cambio han utilizado lo de
la expulsión. Además, Cason no estaba cometiendo
ningún delito, sólo estaba violando las normas
internacionales. No se puede ir al Tribunal Penal
Internacional porque no se trata de un criminal...
Está creando las condiciones para el genocidio, pero
no está participando todavía en un genocidio.
¿Podíamos permitir esto? Entonces, usted no va a
exigirle responsabilidad legal, diplomática, a un
señor que es inmune. Pero él no puede hacer nada de
eso. Y esta gente, llena de aliento, ya se estaban
organizando abiertamente, descaradamente. Yo no sé
lo que habrían hecho los franceses, los conozco bien,
los franceses tienen un sentido muy elevado de la
dignidad.
Bueno, tampoco nadie sabía qué día iba a empezar la
guerra de Irak, y dijimos: "Hay que proceder contra
los principales cabecillas". Porque estaban muy
activos, entre ellos estaba la señora Martha Beatriz
Roque, que ya había organizado en su casa la reunión
del 24 de febrero. ¿Impunidad total? ¡No podíamos
permitirlo! Ni podíamos permitírselo a un hombre que
representa a un país cuyos planes conocemos, porque
cometen muchas indiscreciones. Sabemos lo que están
pensando, lo que quieren probar. Ya nosotros
sabíamos, y había habido declaraciones, sobre la
idea de desatar una emigración masiva, que sería el
argumento para una agresión al país. Ya estábamos
peor que en los días anteriores a aquel 5 de agosto
de 1994, en cuanto a clima... Entonces, esta
conducta abierta ya estaba vinculada a ideas de
agresión, eran provocaciones.
Dice usted "provocaciones". ¿No piensa usted que el
comportamiento de Cason era precisamente una
provocación, y responder con los arrestos era caer
en la provocación?
¿Cuál es el concepto de provocación? El que uno
tiene, habrá que buscar tal vez un diccionario, pero
el que yo tengo es el de acciones que se realizan en
busca de un objetivo. Hay provocaciones que pueden
ser un insulto, a veces gratuitas. A veces la gente
provoca a otro para que pelee... De provocaciones
está lleno el mundo; pero hay provocaciones y
provocaciones. Nosotros entendíamos lo que nos
pedían nuestros amigos en Estados Unidos y en otras
partes: que no nos dejáramos provocar. No querían
que expulsáramos a Cason. Si a ti te van a entrar a
tiros, están creando todas las condiciones para
entrarte a tiros, ya no veo de qué forma lo puedes
evitar, ¿dejándote matar?
Pero había un contexto. Esas provocaciones, en
cierta medida, mucha gente las ha analizado como
bien calculadas en el contexto internacional de
vísperas de la intervención norteamericana en Irak.
Existía una repulsa en muchos movimientos sociales
contra el presidente Bush y contra sus aliados.
Había un contexto en el que, internacionalmente, el
señor Bush aparecía realmente como la personalidad
política más criticada. Y en ese momento, al
producirse los arrestos aquí, se crea una diversión,
se le da un argumento a la Administración
norteamericana, que puede decir: "Miren lo que está
pasando también en Cuba, donde arrestan a opositores
no violentos." Entonces, los propios amigos de Cuba
que habían protestado contra Bush, encontraron una
dificultad, y muchos de ellos, como sabe usted, se
vieron presionados y obligados a decir: "Lo que hace
Bush no está bien, pero lo que pasa en Cuba tampoco
está bien," Como si fuese el mismo nivel de infamia.
Ese contexto contribuyó a que se debilitase el apoyo
a Cuba.
Correcto, y nosotros lo comprendíamos. No estábamos
pensando tanto, se lo digo con franqueza, en los
problemas que se pudieran crear en el exterior,
porque cuando estás haciendo algo, estás partiendo
de una convicción total y absoluta. Uno no actúa sin
convicciones profundas: hay que defender el país, el
país está corriendo riesgo, el país está siendo
amenazado, es injusto todo eso, es insolente todo
eso.
Estábamos pensando en el adversario norteamericano.
Nuestro problema no es con los europeos, no es con
más nadie, nosotros estamos pensando en éste, que es
el que directamente nos amenaza, el que directamente
nos provoca, el que directamente nos crea un peligro.
Y son muchos los que allí, en Estados Unidos, luchan
todavía en condiciones más difíciles que los de
Europa, porque un europeo no tiene peligro aunque
sea gente progresista; defiende, desde luego, sus
argumentos, parte de una serie de principios.
Ahora, en el caso de nuestros amigos en Estados
Unidos, ellos mismos nos decían: "No expulsen"; pero
nosotros tampoco veíamos en la expulsión el camino.
Porque la batalla se está librando no en Europa, no
en Japón, no en ninguna otra capital, la batalla se
está librando aquí, frente a un vecino que lleva 46
años hostigándonos.
Se llega a una situación que es intolerable. Bueno,
si lo hubiéramos expulsado era una acción
diplomática simplemente... Pero yo no creo que
nosotros, se lo debo decir honestamente, hubiésemos
meditado mucho en lo que iba a suceder. Aunque lo
sabíamos, no es que uno se detenga a meditar o a
adivinar todo cuanto va a ocurrir, porque nadie es
adivino. Es más fácil analizar las cosas después que
han ocurrido y no antes. Entonces decimos: "Bueno,
esto hay que cortarlo."
Ellos tienen a los cinco héroes allí y el pueblo
indignado aquí porque los tienen presos, en una
causa injusta totalmente, eso en primer lugar.
Segundo, ellos tienen todos los planes que le he
estado mencionando, están realizando estas cosas
aquí sin que nadie los pare, sin que haya manera de
pararlos. Uno analiza, bueno, ¿estaré cometiendo un
delito, incluso? No. ¿Quienes están cometiendo un
delito? Precisamente toda esa gente.
Allá tienen presos injustamente a cinco personas que
buscaban información, porque nosotros hemos estado
recibiendo bombas, ataques piratas, sabotajes,
planes de atentados, bombas en los hoteles... Y
estos cinco están presos no ahora, sino hace ya mas
de seis años, desde el 12 de septiembre de 1998.
En plena ofensiva terrorista, después del 11 de
septiembre del 2001 hubo una gran campaña contra el
terrorismo y todo eso. Y en el momento en que
arrestan a aquellos cinco compañeros, el 12 de
septiembre de 1998, también fue en medio de una
campaña antiterrorista, porque se habían producido,
el 7 de agosto de 1998, los terribles atentados
contra las embajadas norteamericanas en tres países
de África oriental que provocaron cerca de 300
muertos. Y et papel fundamental de esos compañeros
nuestros era la penetración y conocer la información
sobre las actividades terroristas.
¿Ellos trataban de detener las acciones terroristas
contra Cuba?
Sí. Una paradoja tremenda en la mente de nuestros
ciudadanos, entre aquellos cinco presos allí que los
han metido en un sarcófago, y por otro lado, todos
estos amigos de Cason gozando de impunidad total. Y,
además, las leyes durísimas que hicimos, simplemente,
en condiciones normales, no se aplicaban. Incluso
una vez que los sancionamos hubo grandes presiones,
pero no se cedió a las presiones, cumplieron las
sanciones según el comportamiento, como ahora.
Yo ie confieso que ningún otro razonamiento habría
prevalecido en estas condiciones sobre la necesidad,
porque tú estás amenazado de guerra, tú no puedes
permitir que te organicen una quinta columna en que
te involucren, que eso es ío que hicieron, incluso,
con el potencial delictivo. Hay teóricos que no
aceptan, Jiménez de Asúa, ya le dije, uno de los
grandes penalistas españoles, no aceptaba que los
que hicieran actos de este tipo, los que lucharan
contra un proceso de progreso, pudieran ser
calificados de responsables de delitos "políticos".
Nosotros les llamamos "delitos
contrarrevolucionarios"; pero están
indiscutiblemente asociados a la política y, en este
caso, a la política internacional.
Esa gente sabe que, aunque hay cierto sufrimiento en
el pueblo, la Revolución ha tenido y tiene, y en los
últimos años mucho más, el apoyo casi unánime de la
población, y las motivaciones que tiene las
conocemos también. Entonces, digo: "Bueno, señores,
se acabó la tolerancia y la impunidad, hay que
responderles." No los íbamos a botar, si ellos
quieren marcharse que se vayan, hay que arrestar a
los principales, y ni siquiera a todos, sino a los
que habían estado más activamente en estos programas
directos: la reunión en casa de la señora Martha
Beatriz donde Cason hace las declaraciones del 24 de
febrero, los cursos aquellos de "ética periodística",
y las otras reuniones de ese carácter.
Yo estuve con los compañeros allí como hasta las
11:00 de la noche analizando todos los datos, todas
las cosas, las noticias, la confirmación de que
estaban todas aquellas condiciones, y dijimos: "Bueno,
la única decisión que puede tomarse es ésta, a pesar
de su costo."
¿Ustedes calcularon el costo que iba a tener eso, en
términos de imagen para Cuba?
El costo, pero principalmente para el enemigo que
nos estaba provocando y organizando todo esto. La
respuesta era para ellos, no era para nadie más. Ahí
es donde estamos, en un conflicto político con ellos
y en un riesgo de un conflicto militar con ellos.
Nosotros no tenemos la mente en otra cosa; para
nosotros lo principal, lo esencial, lo fundamental,
lo vital, la cuestión de vida o muerte, realmente,
era la lucha con ellos. Nadie nos va a atacar de
Europa, a menos que sea algún loco; así que nosotros
estamos concentrados en eso, y yo estoy convencido,
no sólo yo, sino los demás compañeros también con
quienes analizamos la situación que no había otra
alternativa que esa respuesta. Porque nosotros
estábamos pensando que había algo mucho más
preocupante: la posibilidad de una guerra. No se
había producido todavía ni siquiera el ultimátum,
pero se podía percibir por la propaganda y por las
discusiones que eso venía. Ahora, usted no podía
saber si eso era dentro de un mes.
¿Una guerra contra ustedes?
Sí. Nuestra decisión se hubiera podido producir
antes si este material del 24 de febrero, unido a
todo lo que venía haciendo Cason, yo lo veo antes.
Pero, como le digo, yo estaba en todo un montón de
actividades, papeles de esos llegan todos los días,
pero de repente usted ve uno que no se parece a
ningún otro y que llega a extremos que son
absolutamente intolerables, y no por ofensa
personal. A mí no me importa que digan de mí
millones de cosas, porque estoy habituado a los
ataques y a veces llegan ataques de todo tipo, y
algunos más infames que producen a veces náusea.
La lucha lleva este camino y hay que responder. Hay
un momento que te desembarcan en las costas. Tú
dices: "Bueno, una provocación"; pero tú no puedes
dejar de disparar. ¿Dónde una provocación que busca
tales objetivos se puede contener y cuál es el punto
en que no se puede contener? Ellos estaban decididos
a hacer lo que fuera para provocar situaciones...
Entonces llegó el punto en que, a nuestro juicio,
mas allá no se hubieran podido contener. Ese es el
elemento que determina nuestra reacción y lo demás
es coincidencia.
Realmente, ¿ustedes pensaron que los Estados Unidos
estaban preparando una trampa para
desencadenar una guerra contra Cuba?
Mire, esto de la guerra no se ha producido, nadie
sabe cómo se va a desenvolver, aunque uno sabe,
porque ha pensado mucho cómo sería una guerra contra
el país, cuántas bajas habría, cuánta destrucción
tendría lugar. Dante no habría podido imaginar el
costo de una agresión aquí; no se sabe cuántas veces
mayor que lo de Irak. Nosotros lo hemos pensado
mucho, porque ya hubo guerra en Vietnam, sabemos las
cosas que ocurrieron allí; ya hubo guerra en Kosovo;
ya hubo una guerra anterior, la deí Golfo, en el
propio Irak... Si usted tiene una situación en que
la vida del país, la vida de millones de personas
peligra, se puede comprender perfectamente que ese
país esté preocupado por eso mucho más que por
cualquier otra cosa, que priorice por encima de todo
lo que le interesa.
¿La defensa del país?
Sí. Permítame decirle que aquí hay millones de
cubanos preparados para la guerra de todo el pueblo.
He dicho alguna vez que habíamos alcanzado la "invulnerabilidad
militar", que ese imperio no puede pagar la cuota de
vidas, no imaginada y tal vez tantas o más que en
Vietnam, si trata de ocuparnos. Y además ya la
sociedad norteamericana no está dispuesta a
concederles a sus gobernantes el crédito de decenas
de miles de vidas para aventuras imperiales. Pero no
vaya a creer que disponen de abundantes reservas de
soldados. Como lo estamos viendo con ía guerra en
Irak, ya cada vez menos norteamericanos se inscriben.
Han convertido el enrolamiento para el ejército en
una fuente de empleo, contratan desempleados, y
muchas veces tratan de contratar el mayor número de
negros para sus guerras injustas. Pero han llegado
noticias de que cada vez menos afronorteamericanos
están en disposición de inscribirse en el ejército,
a pesar del desempleo y la marginación a que son
sometidos; porque tienen conciencia de que los están
usando como carne de cañón. En los guetos de
Luisiana, cuando azotó el ciclón "Katrina", a
finales de septiembre de 2005,
el gobierno gritó sálvese quien pueda, y abandonaron
a miles de ciudadanos —y entre ellos a muchos
afronorteamericanos—que perdieron la vida ahogados,
o en los asilos de ancianos, o en los hospitales, y
a algunos se les aplicó hasta la eutanasia por temor
del personal facultativo de verlos morir ahogados...
Son historias reales que se conocen y sobre las
cuales debiera meditarse.
Buscan, para sus guerras, latinos, inmigrantes que,
tratando de escapar del hambre, cruzaron la frontera,
esa frontera donde están muriendo más de 500
inmigrantes cada año, muchos más, en doce meses, que
los que murieron durante los 28 años que duró el
muro de Berlín. Del muro de Berlín el imperio
hablaba todos los días; del que se levanta entre
México y Estados Unidos, donde mueren centenares de
personas al año, pensando escapar de la pobreza y el
subdesarrollo, no hablan una sola palabra. Ése es el
mundo en que estamos viviendo.
Un mundo en el que hay que saber defenderse.
El enemigo también hace una lucha psicológica. Si el
enemigo cree que uno lo tolera, si el enemigo cree
que uno no hace nada, se le desata lo que
biológicamente se pudiera llamar el instinto de
persecución.
Los domadores de leones a veces dan la espalda al
león, usan el látigo, el fuete, que hace ruido y de
vez en cuando saludan, reciben los aplausos y se
mueven otra vez para allá, porque si no, reacciona
el león, por instinto de persecución. Hasta un
perrito faldero, de esos mansos, empieza a ladrarle,
y si uno huye, sale corriendo detrás y hasta le
puede morder el pantalón. Pero si uno se vira, el
perrito va para atrás. A mí me ha ocurrido en el mar
con las barracudas, los tiburones, cuando uno íes
hace frente, entonces viene el instinto de
conservación de ellos que les hace retroceder. No
hay nada peor que darle la espalda al enemigo,
porque desarrolla ese instinto de persecución, eso
es de las fieras, y un imperio es mucho más que una
ñera, y la psicología de los que dirigen un imperio
y manejan sus armas es la de las fieras.
Y ustedes no quieren ser presa de ninguna fiera.
No. La fieras hay que enfrentarlas. Primero, el
imperio tiene que saber que va a haber lucha y que
el precio será alto. Segundo, debieran sospechar que
todo puede terminar como han terminado estas
aventuras y como estoy seguro de que terminaría una
aquí; mas, fíjese bien, no ío deseamos ni mucho
menos; no lo podemos desear.
Entonces, es nuestra pelea, fíjese, y es
nuestra respuesta, y la encontrarán siempre, no de
la forma que se imaginan, porque otra de las cosas
que tiene que hacer el que es más débil es usar la
inteligencia, la psicología, la astucia. Es decir,
estoy hablando de cosas limpias, porque jamás,
dentro de los medios de lucha, nosotros
contemplamos lo inmoral. Nunca serán procedimientos
que estén contra nuestra ética y contra nuestros
principios. Porque ¿desde cuánto tiempo estuvieron
planeando asesinarme?, y sin embargo por la mente de
ningún cubano, en este país, pasó jamás la idea de
responder con un plan de asesinato del Presidente de
Estados Unidos. Y eso duró años, y ésa fue la base
por lo que algunos pensaron si Cuba tenía algo
que ver con la muerte de Kennedy o la de los
otro. Se sabe la historia. Eso no está de acuerdo
con nuestra ética. Tampoco es político hacer eso.
Usted, frente a los problemas, defiéndase.
La batalla esa hay que ganarla dificultando que
ellos alcancen los objetivos en lo político también,
lo otro puede ser un disparate. Bueno, la esencia es
que estábamos enfrascados en esa batalla.
Sobre esto, quisiera hacerle dos preguntas. Primero,
ha sorprendido, yo diría hasta entre los amigos de
Cuba, que los disidentes hayan sido condenados a
penas tan elevadas, cuando se trata, en definitiva,
de opositores no violentos y que ustedes hablan
frecuentemente de la "batalla de ideas". Segundo,
entre estos disidentes arrestados hay un poeta y hay
unanimidad hasta en Cuba para considerar que se
trata de un gran poeta, Raúl Rivero.[13] ¿No piensa
usted que es negativo, como imagen, para un país
encarcelar a un gran poeta?
Es lamentable. Es lamentable pero, dentro de una
línea de justicia, el oficio que pueda tener una
persona no debe ser causa de impunidad. Yo,
realmente, no he leído, ni he oído decir que era un
gran poeta. Dicen que, de poetas y de locos, todos
tenemos un poco. Pero, para mí, por ejemplo, un gran
poeta es García Lorca.[14] Habría que definir,
incluso, ¿qué es un "gran poeta"? Si un gran poeta
puede ser alguien que esté divorciado de la ética,
que esté divorciado de la patria, que viva del
dinero de los que bloquean a su país, de los que
quieren matar de hambre a su país, de los que
fraguan planes para destruirlo, entonces, puede
haber alguien que técnicamente organice y elabore
palabras pero para mí nunca será un gran poeta. Para
mí un gran poeta es José Martí que da su vida;
Antonio Machado[15], García Lorca, Miguel Hernández,[16]
aquellos que murieron acosados o fusilados por el
fascismo, porque hace falta algo más que bellas y
armoniosas frases. A Raúl Rivero no lo he leído, no
puedo juzgarlo como poeta.
¿Usted no ha leído a Raúl Rivero?
No, pero óigame, mire que yo tengo cantidad de
poetas que leer. En este país hay miles de buenos
poetas, pero no han tenido la suerte de la
publicidad mundial o la conveniencia de hacerles una
estatua como "grandes poetas". Técnicamente no lo
puedo juzgar, éticamente lo puedo juzgar, y entonces
tengo el derecho también a decir que no hay poesía
donde no hay ética, realmente, Porque la poesía es
algo más ético, incluso, que la novela. La novela es
un argumento histórico, pero la poesía yo la asocio
con la ética, con un sentimiento. Recuerdo, por
ejemplo, el caso de Valladares.[17] De repente aparece
un "poeta en el mundo"...
Armando Valladares, un caso célebre, estaba
encarcelado aquí.
Sí, estaba preso por actos de terrorismo puro, de
colocación de bombas. Había dos, uno era más nuevo y
no lo sancionamos, porque no tenía la edad, pero a
Valladares le correspondía una sanción. Eran los
días posteriores a Girón, cuando estaba el famoso
Plan Mangosta, que incluía decenas de planes de
atentados, actos de terrorismo por miles, ¡por
miles!, y entonces Valladares, en uno de esos actos,
es que cae detenido, es juzgado y condenado. En un
momento dado se hace pasar por paralítico, engaña a
todo el mundo, porque hay una enorme campaña.
Había una enorme emoción en el mundo porque ustedes
tenían preso a alguien que los medios presentaban
como un poeta y además estaba paralítico y se
suponía que era consecuencia de los malos tratos en
la cárcel. Se hace un libro de poesías, Desde mi
silla de medas, y se publica, sobre un "poeta
preso" —un terrorista de petardos y de dinamita, no
es un terrorista económico, sino de petardos y
dinamita—, y Valladares se convierte en un
conocidísimo personaje, con libros escritos en el
exterior, y "paralítico". Bueno, tú conoces a Regis
Debray, como lo conozco yo, trabajando en aquella
época de asesor del presidente francés Francois
Mitterrand; viene a Cuba a abogar por Valladares, me
dice prácticamente que se cae el gobierno de
Mitterrand si no se libera al "poeta preso".
Una gran responsabilidad...
Ahora, ¿qué ocurría? Le pregunto a un eminente
médico: "Mira, chico, ¿realmente qué es lo que tiene?"
Porque había mucha bulla y mucha campaña, y me dice:
"No tiene nada." Digo: "¿Pero cómo es que no tiene
nada? Eso no puede ser." Insiste: "No tiene nada."
Valladares estaba en una silla de ruedas.
Sí. Y me dice: "Compruébenlo." Ah, bueno, comprobar
es sencillamente utilizar un medio técnico
audiovisual para chequear sus actividades. Eso no se
había hecho nunca aquí, ni nada parecido. Se hace
eso, se chequea, y se obtiene toda la grabación de
lo que hacía. Porque hay que darle un premio
olímpico de simulación a Valladares, fue capaz de
engañar a todo el mundo.
En cuanto estaba solo, miraba —por ahí están los
filmes— se ponía de pie, iba al baño, y allá en el
baño, hacía todo tipo de ejercicios, estaba mejor
que usted, que yo y que un atleta, perfectamente
saludable.
Simulaba.
Ya le conté lo que me dijo Regis Debray Llamamos a
Debray y lo llamamos a él.
A Valladares.
Sí. Antes de dar la respuesta definitiva, llamamos a
Valladares y le presentamos el filme que teníamos
acumulado de sus excelentes ejercicios —él puede
escribir un manual para ejercicios que mantengan a
las personas en excelentes condiciones y hacer el
papel de estar paralítico—, y su reacción, cuando lo
vio, fue levantarse como un resorte.
Entonces, se lo mostramos a Regis Debray, y después
se le dijo a Valladares: "Mira, tú vas a ser puesto
en libertad —había cumplido una parte importante de
su condena y había sido instrumento de una feroz
campaña—, sólo ponemos una condición, de que tú te
subas al avión caminando y te bajes del avión
caminando." Debray sabía ya que la única condición
que nosotros íbamos a poner es que subiera y bajara
y que renunciara a ese papel de paralítico. Ni lo
critico, porque el que está preso inventa cualquier
cosa para salir.
Tiene derecho a hacerlo.
Sí, yo diría que tiene derecho a inventar cosas;
pero nosotros lo captamos. Fíjese si fue hábil que
engañó a muchos médicos, yo estaba incrédulo.
Mandamos a un especialista eminente y dijo: "No
tiene nada."
¿Usted personalmente pensaba que él tenía una
parálisis, realmente...?
Yo pensaba que tenía algún problema y quería saber
qué tipo de problema y por qué él tenía ese problema.
Además porque llevaba años de campaña mediática...
Nosotros no cederemos jamás a presiones. Ése es un
principio que es tan invariable como el respeto a la
persona humana, como los principios que han guiado a
nuestra Revolución. Hay uno de ellos: por la fuerza
no se obtiene nada en este país, de otra forma se
pueden obtener muchas cosas.
Volviendo a Raúl Rivero, hoy excarcelado desde
noviembre de 2004, él no había actuado usando la
fuerza, no había puesto bombas, y además era el
discípulo preferido de Nicolás Guillen, que usted sí
considera como un gran poeta.
También el hijo de Blas Roca, Vladimiro, era el hijo
preferido de Blas Roca, jefe del Partido Comunista
durante mucho tiempo.
Pero Vladimiro Roca, en la oposición, no fue
detenido, ni él, ni Osvaldo Paya, por ejemplo, ni
Elizardo
Sánchez. ¿Por qué ha habido esa diferencia entre
algunos que estaban en las mismas actividades y
otros? Realmente no hay diferencias.
Pero éstos no fueron detenidos.
Ha habido una diferencia en el tratamiento. Estos
vienen delinquiendo hace rato, y vienen delinquiendo
gravemente, y los conocemos exhaustivamente. Pero
aquí la acción se dirigió, fundamentalmente, contra
los hechos recién ocurridos, y entonces eso fue lo
que determinó quiénes eran los que tenían más
responsabilidades. Y algunos de éstos podían ser
motivo de tanto escándalo como cualesquiera de los
otros, fíjese.
Hay dos hechos que podrían responder a la primera
pregunta que usted planteaba sobre si las medidas
habían sido severas. Yo le iba a decir que no fueron
tan severas, por cuanto las sanciones aprobadas por
la Asamblea Nacional para ese tipo de delito, que es
"traición a la patria", la hacen, dentro de nuestro
código penal, acreedora, incluso, a pena capital, a
la cadena perpetua o a treinta años, y hay algunas
de las pronunciadas ahí que han sido de acuerdo con
la gravedad de las circunstancias, y ha habido otras
que son las mínimas, cinco años. Han girado entre
cinco y 28 años.
Hay personas con responsabilidades graves, y no son
sólo los mencionados, que, sin embargo, no fueron
sometidas al proceso judicial, pero tenían méritos
de sobra para serlo, y, además, nadie puede pensar
que tengan derecho a hacer lo que están haciendo o
que el Estado se cruzará de brazos. Si resultare una
necesidad proceder contra los que tú has mencionado
y unos cuantos más, procederíamos. No caímos en los
extremos, porque fue relativamente moderada la
acción.
Usted lo pregunta y yo se lo explico: nadie tiene
impunidad garantizada, y todo dependerá del
desarrollo de los acontecimientos y cuando haya que
tomar una medida la tomaremos, puesto que las cosas
que estamos defendiendo, para nosotros, están por
encima de todo lo demás. Nosotros, cuando sea
imprescindible tomar medidas, las tomaremos, pase lo
que pase y cueste lo que cueste.
Le digo esto porque usted me ha preguntado, casi me
ha obligado a que le responda, como amigos que somos.
Usted me hace las preguntas lógicas, pero lo que sí
quiero decir es que no deseo que se tome esto como
una amenaza. No le voy a mentir, tengo que
responderle y le he respondido con toda sinceridad,
pero deseo muy sinceramente que nadie tome esto como
una amenaza, sino en los términos, las condiciones y
dentro de las circunstancias que he planteado. Pero
es un derecho, una potestad ejercer... Hemos tenido
paciencia un montón de tiempo, esas leves están
aprobadas hace unos cuantos años.
¿No se habían aplicado hasta ahora?
No se habían aplicado estas leyes, que están ahí
vigentes, las conoce todo el mundo y las aprobó por
unanimidad la Asamblea Nacional de Cuba. Los que
crean que la Asamblea Nacional es un conjunto de
personas idiotas, incondicionales y todo, ¡allá
ellos con sus creencias! Pero nosotros tenemos
uní concepto muy alto de las mujeres y de los
hombres que están en esa Asamblea Nacional, y
nosotros respetamos sus criterios.
Por ejemplo, hay un grupo de religiosos en la
Asamblea que están contra la pena capital. Ninguna
ley de ésas ellos la apoyan; por eso algunas de
estas leyes donde pueda estar la pena capital no han
sido aprobadas por unanimidad. Hay algunas
excepciones en eso, y nosotros las respetamos
totalmente, porque expresan la voluntad de la
inmensa mayoría de la Asamblea Nacional, y, por lo
general, algo que es más difícil incluso en esto de
la pena de¡ muerte, que son las opiniones públicas.
Entonces vamos a hablar de ello.
Si usted cree que hemos terminado con esto...
Sí. La lógica de la pregunta es: en Europa, ningún
país de la Unión Europea tiene ya la pena capital. ¿Cuál
es la pena máxima que sustituye a la pena capital, y
que se aplica por los peores crímenes? Es cadena
perpetua. Que corresponde, en la práctica, en
general, a una pena máxima de unos veinte años de
cárcel efectiva. Entonces, evidentemente, una parte
de la opinión pública en Europa se interroga: ¿por
qué a opositores que, en definitiva, no son
violentos, que no han cometido crímenes de sangre,
se
les condena a penas tan largas?
Yo no sabía que era la pena más alta.
Máxima. En Europa nadie puede estar, en principio,
más de veinte años en prisión.
¿Incluso en los códigos militares?
En los códigos militares, en Europa, tampoco hay
pena de muerte en tiempo de paz.
No hay pena de muerte, pero ¿ponen veinte años de
cárcel como pena máxima en el caso de un acto de
traición al país, en el código militar? En caso de
guerra, incluso, ¿cuáles son las leyes que rigen?
No lo sé. La pena máxima es cadena perpetua. Por
ejemplo, no se puede extraditar a alguien que corra
el riesgo de ser condenado a muerte o a más de
veinte años de prisión efectiva en su propio país.
Entonces, por eso hay una gran emoción en Europa de
ver que a algunos de estos opositores pacíficos los
han condenado hasta a 28 años...
Bueno, y los etarras asesinados allá en Francia, ¿fue
con el conocimiento o sin el conocimiento de las
autoridades?
Ése es otro problema, ya lo hemos abordado. La
última vez que hablamos de la pena capital y usted
me había hablado de su oposición filosófica y
habíamos dicho que usted pensaba que en Cuba se
podía avanzar hacia su supresión.
Sí, y lo ratifico. Yo entiendo, y le agradezco ese
dato que usted me da, de que no sólo en Europa
tienen erradicada la pena capital, sino que no
tienen la cadena perpetua o no pueden pasar de
veinte años.
En principio, aunque puede haber excepciones, nadie
puede pasar más de veinte
años en
prisión.[18]
Usted sabe que nosotros en determinado momento
tuvimos que hacer y modificar leyes, porque estaban
un poco inspiradas en la ilusión de que el derecho
internacional existía, de que ningún país se tomaría
el derecho de invadir a otro, aunque había uno, pero
excepcional, como el vecino del Norte que un día, en
1983, invade Granada —porque había unos estudiantes
norteamericanos allí que no corrían ningún peligro—,
y porque fue un desquite de una acción que habían
realizado contra Estados Unidos en otro lugar; que,
en 1989, invade Panamá... Entonces no existía un
mundo unipolar, una superpotencia hegemónica, había
dos.
La situación misma de Cuba, desde el punto de vista
de la seguridad, parecía mucho mayor. La situación
económica, aún en medio del bloqueo, era soportable
en el sentido de que materias primas, combustible,
una cantidad importante de alimentos y de otras
cosas eran seguras, nuestro azúcar se vendía a un
precio razonablemente beneficioso... Pero todo
aquello cambió.
Ahora, yo pienso que hubo ilusionismos entre los
compañeros que trabajaron en aquella época, en 1976,
elaborando la Constitución[19] y elaborando todas
esas leyes, de modo tal que la pena de muerte
siempre existió y no se discutió, precisamente, en
razón de una historia de treinta años de actos de
agresiones, amenazas de guerra, peligros hasta de
guerra nuclear, bloqueo, miles de personas muertas,
como las que murieron en actos terroristas que se
cometieron durante mucho tiempo, y se siguieron
cometiendo hasta hace muy poco, oficialmente por
parte del gobierno de Estados Unidos y después
extraoficialmente, es decir, tolerados, permitidos
e, incluso, impulsados, de acuerdo con las
circunstancias, por las autoridades de Estados
Unidos.
Se tomaban en cuenta, por ejemplo, los más de 600
planes de atentados para eliminarme, unos directos,
otros inducidos, de los que ya le hablé. La gente es
muy ingenua y tiende a simplificar las cosas, pero
de todas maneras es matar, bien porque usted
organice una conspiración para matar a alguien, o
usted elabore y cree todas las condiciones y todas
las circunstancias psicológicas para inducir a mucha
gente a que mate. Estoy hablando de los planes
inducidos, toda una propaganda induciendo,
induciendo e induciendo.
Estoy seguro de que en Europa ustedes no aceptarían,
pienso, una propaganda por todos los medios masivos
induciendo a matar. Y que diga: "Oiga, mate al que
le robe en su casa"; "mate al que ofenda a un hijo",
"mate ai que ofenda a su mujer", o "mate a la mujer
porque la mujer no se ha atenido a todas las reglas
del compromiso matrimonial". Ustedes dirían: "Esto
hay que prohibirlo." Pero Estados Unidos, o digamos
los responsables de la política norteamericana, se
han pasado el tiempo induciendo el asesinato. Yo le
hablo con todos esos antecedentes. Y por mí no tengo
ninguna preocupación, se lo aseguro, pero le quiero
decir que, en la primera etapa, la invasión de Girón,
atacar el país con cañones que llevaban las
insignias del país siendo aviones de otra potencia,
es calificado como una de las cosas peores.
La pena de muerte quedó como disociada de todo lo
que se refiere a las sanciones penales, se puede
decir que desde el principio hubo una suspensión y
tuvo que reanudarse otra vez, porque se iban
descubriendo una cantidad de crímenes, se crea una
situación política seria. Pero, en realidad, había
una suspensión de la aplicación de la pena capital
al principio de la Revolución.
Porque yo me imagino que, como ustedes no están en
guerra, no tienen casos similares a los casos que
tenemos, nadie quiere subvertiré) orden en Europa,
la guerra fría se acabó... La existencia de ustedes
no está en peligro, la muerte de decenas de millones
de europeos, hablo a nivel de ustedes...
No está anunciada.
No está anunciada, no se ve, hay OTAN, super OTAN,
desaparición de la llamada "guerra fría", nada los
amenaza. Aunque ha habido terribles atentados, en
Madrid, en Londres... Yo le pregunto, ¿desde qué año
ustedes ya lograron suprimir la pena capital?
En Francia, hace más de veinte años la suprimió el
presidente Francois Mitterrand en 1981. La
opinión pública estaba a favor de la pena de muerte;
pero el presidente Mitterrand matuvo su decisión, y
nosotros, quiero decir, como intelectuales, como
ciudadanos, militamos, apoyamos para que se aboliera
la pena de muerte. Se suprimió, en particular,
porque hubo un juicio en el que dos presos, Buffet y
Bontemps, que estaban en una cárcel en 1971 tomaron
como rehenes a un guardia y a una enfermera, y los
degollaron; los dos presos fueron juzgados por "asesinato"
y los dos fueron condenados a la pena capital y se
les guillotinó en 1972; pero surgió una polémica
enorme, porque uno de los dos degolló, pero el otro
no degolló. Entonces se dijo: "¿Cómo se va a
condenar a muerte a alguien que no ha matado?", uno
de los dos mató y el otro puede ser cómplice pero no
mató, luego no debió ser condenado a muerte. Hubo
una polémica muy importante, y hubo además otros dos
o tres casos polémicos; y a partir de esas polémicas
se estableció que la pena de muerte había que
suprimirla. Y, finalmente, Mitterrand decidió que la
abolía.
¿Fue en Francia primero, y después los demás?
No, otros países que ya la habían suprimido, no
recuerdo la cronología;[20] España la suprimió más
recientemente.
¿Cuándo se eliminó?
En España, en la práctica, se suspendió a partir de
la Constitución democrática de 1978. Y
oficialmente se abolió en 1995.
¿Y qué países de Europa mantienen hoy la pena
capital?
Ninguno, en el seno de la Unión Europea ninguno.
¿Y de los que van a ingresar?
Los que van a ingresar, si la tienen, no pueden
mantenerla porque el Protocolo Número 6 del 28 de
abril
de 1983 de la Convención Europea de los Derechos
Humanos exige la supresión de la pena de
muerte.
Pero ¿la tienen?
No creo que la tengan,
y si la tienen, aunque sea oficialmente, tienen
que suprimirla para poder integrar la Unión Europea.
¿La República Checa[21]" la tiene? ¿Hungría-[22] la
tiene? ¿Polonia [23] la tiene?
El Consejo de Europa, de Estrasburgo, exige que, en
función del respeto de los derechos humanos, se
suprima. Entonces, para ser miembro de la Unión
Europea hay que abolir la pena de muerte. Ese es uno
de los problemas que tenía Turquía. Turquía tenía
pena de muerte, pero como aspira a ser miembro de la
Union Europea se le pidió que la suprimiera. Por
ejemplo, ¿recuerda usted?, cuando detuvieron a
Abdullah Ocalan, el jefe del PKK, el Partido Kurdo
de los Trabajadores —que había sido el jefe de un
grupo que había cometido muchos atentados—, Europa
le pidió a Turquía que no se le condenara a muerte.
Yo terminaba de explicarle que la cuestión de la
pena de muerte en todo ese período nunca dejó de
existir, porque estaba muy asociado a la historia
que te hice.
Empieza a surgir una especie de corriente..., no
estaba asociada a actividades políticas, estaba
asociada estrictamente a los delitos de
carácter común. Empieza por ahí, se dejó de aplicar
la pena de muerte por razones asociadas a las
actividades contrarrevolucionarias.
Debe haber por lo menos más de diez, o mucho más de
diez años, puede ser veinte, 25 años.
Usted me dijo que prácticamente no se aplica.
Yo tendría que ver exactamente. Se aplicó, algo que
han tratado de presentarlo como político y no fue
realmente político.
¿Lo de Ochoa?
Sí, lo de Ochoa. Ya le conté que era una actividad
de carácter común. Sólo que aquellas actividades
realizadas por personas que tenían responsabilidades
muy importantes, incluso grandes méritos, porque
Ochoa era un hombre que tenía grandes méritos en
misiones de la Revolución, en misiones
internacionalistas, de facto se vuelven un acto de
traición, y el país estuvo expuesto a acciones
sumamente
delicadas, y hasta sorpresivas, que podían ser de
carácter político, destructoras, o podían ser hasta
de carácter militar, aunque fuera limitado. Se
consideró que en nuestro país, en esas condiciones,
personas de una responsabilidad tal, además del
carácter de esas responsabilidades, que realizaran
un acto de esa naturaleza, sería conceptuado como un
acto de traición; no tenía un sentido político, pero
se correspondía con un acto inconcebible. Por eso se
consideró un acto de traición hacer aquello.
¿Por eso fué juzgado por un tribunal militar?
Sí, porque él y los otros eran oficiales de las
fuerzas armadas y de los cuerpos de seguridad del
Estado. Mira, yo pienso que a poca gente le dolió
tanto como a todos nosotros lo que ocurrió con esos
fusilamientos de Ochoa, de Tony de La Guardia y de
los otros dos. Usted sabe que la propaganda enemiga,
la propaganda de Estados Unidos, trató de presentar
aquel problema como uní problema de rivalidades, de
lucha por el poder. (Cada vez que ocurre algo aquí,
inevitablemente es asociado a la mentira, a
ambiciones, a temores, a rivalidades. Así que, a lo
largo de 46 años, cada una de las cosas que ocurren,
de cualquier tipo, es utilizada en un sentido
político.
¿Ustedes, por causas políticas, ya no aplican la
pena capital?
Por hechos contrarrevolucionarios no se aplica. No
sé qué habría pasado aquí si a Posada Carriles o a
alguno de esos que pusieron bombas y cometieron
tantos atentados lo capturan. Pero quiero que sepas
que nos hemos encontrado con la inconformidad de
mucha gente, incluso casos de contrarrevolucionarios
que desembarcaron con armas, casos en que incluso ha
habido pérdidas de vida, y hemos sido sumamente
tolerantes para no llegar a la aplicación de la pena
capital.
Los hechos no sólo tienen equis gravedad intencional,
fueron actos graves, es decir, no como una cuestión
de acto inmoral, de acto cínico, de acto bajo. Yo
creo que esa gente no tenía que haber desembarcado,
ésos eran acreedores de la pena de muerte, según la
ley y según la opinión de la inmensa mayoría de la
población, y nosotros hemos tenido hasta
dificultades de carácter político por no aplicar la
pena capital a esas personas.
Pero lo que yo quería decirle es que hay hechos que,
independientemente de las intenciones, tienen más
trascendencia o menos trascendencia; cuando tienen
más trascendencia, las dificultades para adoptar una
opción u otra son mucho mayores. Ese es un detalle
que no se debe olvidar.
Porque, realmente, una pena capital es elevada de
oficio al Consejo de Estado, lo cual convierte al
Consejo de Estado en Tribunal Supremo colectivo. Ésa
responsabilidad podría tenerla una persona, pero es
colectiva, son 31 los miembros del Consejo de Estado,
y entonces los delitos acreedores de la pena de
muerte son precisamente aquellos delitos comunes que
resultan repugnantes, monstruosos, el asesinato, una
niña violada... Violar a una niña y asesinarla es
algo que para la gente aquí, lo que se crea con eso
son problemas serios, de tipo político; se vuelven
problemas de tipo político ante la población.
Usted sabe que aquí no hay publicidad sobre los
hechos de sangre; no existe aquí lo que se llama la
"crónica roja" esa, los reportajes, y no hay
escándalos de ese tipo. Antes era muy habitual: un
descuartizado, una publicidad tremenda, y después,
al poco tiempo, había otro descuartizado con métodos
todavía peores; locos, gente con tendencia enajenada
totalmente que existen y la publicidad de todos esos
hechos incita, en un grado relativamente grave, a la
comisión de ese mismo tipo de delito.
Ahora, cada vez que había una sanción, silencio —desde
el año 1976, así que han transcurrido casi treinta
años—, y lo más amargo de la tarea que tenían los
miembros del Consejo de Estado era cada vez que les
llegaba, por vía de oficio, la apelación sobre la
aplicación o no de esa pena, y usted veía a los 31
miembros del Consejo de Estado rompiéndose la cabeza,
porque le puedo asegurar que a ninguno le gusta la
pena capital, no siente ningún placer. Ahora,
ponderan la situación, la gravedad de lo ocurrido,
los estados de opinión que todo eso suscita. De modo
que no hay un caso que, aunque usted no haya
publicado las características monstruosas de ciertos
hechos, la gente no conozca. El hombre se comunica
mucho, simplemente, aunque usted no haya hecho una "crónica
roja", no se haya excitado tampoco el odio; pero las
cosas se saben.
Y hay que ver las quejas de la gente... Siempre fue
un dolor de cabeza doble y hasta triple: uno, ía
repugnancia del crimen; dos, la decisión que
pareciera más correcta y más adecuada dentro de la
idea de que los castigos existen sobre la base de
que son instrumento de contención del delito, sobre
esa base se aplican.
¿Pero el Consejo de Estado establece una diferencia
entre un delito de tipo político y un delito común?
Se ha estado haciendo la distinción entre un tipo de
delito y otro. Para los que se han opuesto a la pena
capital, entre otros argumentos, está el de que esa
pena no impide que ese delito se repita, se
reproduzca.
Viendo todas estas situaciones inicialmente, se
dilataba el proceso y el análisis, y después se
empezó conscientemente a dilatar el proceso de
aplicación de la sanción. Era un movimiento
incipiente a lo largo de años.
También está presente la conciencia de que la
oposición a la pena capital se va convirtiendo en
una oposición cada vez más generalizada en el mundo;
hay un rechazo natural, si se quiere, el rechazo de
personas que no están educadas en el odio, en
pasiones o espíritu de venganza, que no es
concebible en un dirigente político.
Por lo menos nosotros no concebimos espíritu de
venganza; en nosotros está la experiencia de la
guerra, ya le conté de cuando hubo un principio de
bandidismo en el Ejército Rebelde, y hubo que
aplicar las leyes revolucionarías, y fusilar. Muy
pocos casos. Pero se cortó aquello. Nunca más se
produjo.
Esto es independiente de los sentimientos, que
pueden ser filosóficos, pueden ser religiosos, y, a
mi juicio, son argumentos mucho más fuertes que el
argumento, discutible, de si tiene o no un efecto.
Yo pienso que hay tipos de delitos en que no tiene
ningún efecto en realidad, y pienso que hay
determinadas circunstancias en que una pena drástica
de esa naturaleza sí tiene un efecto y puede tener
un efecto duradero.
(Tomado del libro
"Cien Horas con Fidel, conversaciones con Ignacio
Ramonet", editado por Oficina de
Publicaciones del Consejo de Estado, Tercera edición, La Habana,
2006, páginas 491-521)
©
|