ANTECEDANTES DE LA REVOLUCIÓN
BOLÍVAR – ESCLAVITUD E INDEPENDENCIA –
AUTONOMISTAS Y PRONORTEAMERICANOS – LAS DOS
GUERRAS DE
INDEPENDENCIA – CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES –MÁXIMO
GÓMEZ – ANTONIO MACEO – JOSÉ MARTÍ
Comandante, el año 2003 se celebró, no sólo el
aniversario 150 del nacimiento de José Martí, sino
también el aniversario 50 del asalto al Moncada. ¿Se
puede decir que aquel 26 de julio de 1953 empezaba
la Revolución Cubana?
No sería absolutamente justo, porque la Revolución
Cubana comenzó con la primera guerra de
independencia en 1868. Se inició por Oriente, el 10
de octubre de ese año, la dirgió un cubano bien
preparado, Carlos Manuel de Céspedes.
[1] En aquella
región no estaba tan extendida la esclavitud. La
esclavitud era muy fuerte en la zona occidental,
donde estaban las grandes plantaciones cafetaleras,
y posteriormente las plantaciones de caña de azúcar.
Éstas tomaron gran auge a raíz de la rebelión de los
esclavos en las plantaciones francesas.
¿La de Haití,[2] en 1791?
Sí, en Haití. Muchos de aquellos colonos franceses
se trasladaron a Cuba, a la provincia de Oriente,
próxima a Haití, ya que las separa únicamente el
llamado Paso de los Vientos. Siempre, hasta en la
época de la población autóctona, hubo algún
intercambio entre Cuba y la región donde está
ubicado Haití, en la parte occidental de la isla de
Santo Domingo, que los españoles bautizaron como
Hispaniola. Aquellas tribus en parte caribes eran
más combativas e hicieron bastante resistencia a los
españoles, y algunos cruzaron hasta la región
oriental de Cuba. De modo que cuando se inicia la
conquista y colonización de Cuba algunos indígenas
habían emigrado de Santo Domingo y organizaron
cierta resistencia en la región más oriental de la
isla. Uno de ellos se llamaba Hatuey. Es una de las
figuras históricas de Cuba, el primero que intenta
resistir, porque las tribus originarias que
habitaban nuestro país estaban constituidas por
grupos muy pacíficos. Los conquistadores vinieron
con caballos, espadas, ballestas, arcabuces, y los
indígenas no estaban en condiciones de resistir,
aunque algunos resistieron.
La diferencia de progreso técnico era demasiado
grande.
Los españoles venían de 800 años de guerras, e
inundaron estas islas de guerreros. Era gente que
había luchado por su independencia, contra la
ocupación árabe.
Y los esclavos, decía usted, en un momento se
sublevan en Haití.
Cuando la rebelión de los esclavos de Haití, en
1791, que encabeza Toussaint-Louverture, había allí
alrededor de 400.000 esclavos. Algunos cientos —tal
vez miles, pero basta con unos cuantos cientos— de
colonos franceses huyeron hacia Cuba. Algunos
trajeron parte de sus dotaciones de esclavos y se
instalaron en la zona más oriental de Cuba.
¿En el resto de la isla no había esclavitud?
Ya le dije que donde más extendida estaba la
esclavitud era en la región occidental del país. En
la antigua provincia de Oriente había esclavitud,
aunque en menor escala, porque principalmente
allí se dedicaban a la cría de ganado y a
cultivos menores. Era la región con más propietarios
individuales; después venía Camagüey con grandes
extensiones ganaderas y también con pocos
esclavos.
Desde el centro de la isla hacia Occidente sí se
desarrollaron muchas plantaciones cafetaleras y
cañeras sobre base esclava. En Matanzas y La Habana
había centenares de pequeños centrales azucareros,
cuyos equipos muchas veces se movían con tracción
animal. Cuba se convierte en el más grande productor
y exportador de café; ocupaba por aquella época los
mercados que había dominado Haití.
En la década de 1840 dos grandes ciclones barren las
plantaciones de café. La caña es más resistente a
los ciclones y a las sequías, es más segura; un
ciclón fuerte puede reducir la cosecha en un 20 por
ciento o un 25 por ciento, pero no se pierde la
plantación. Era un cultivo más adecuado, pero
necesitaba también muchos esclavos.
En esa época, 20 ó 30 años antes de iniciarse la
primera guerra de independencia en 1868, había en
Cuba alrededor de 300.000 esclavos.
¿Sobre una población total de cuántos habitantes?
No le puedo responder con exactitud, pero la calculo
entre un millón y un millón y medio, tal vez,
incluidos los esclavos. El resto de la población
descendía de españoles de la primera etapa de la
colonización, los llamados criollos, dueños de la
tierra y de las plantaciones, y los mestizos nacidos
de padres españoles y madres indias, y más tarde de
la mezcla de sangre española, india y negra. Los
españoles peninsulares, que procedían directamente
de la metrópoli, tenían el control de la
administración, el comercio, el orden interno y la
defensa del país.
El mayor número de esclavos estaba en las
plantaciones de caña, propiedad de los criollos. Ese
hecho tuvo una influencia grande. Después de las
guerras de independencia en la América española, a
España le quedaron en el hemisferio sólo Cuba y
Puerto Rico. Aunque en Santo Domingo hubo un
movimiento independentista en 1821 que proclamó
incluso su adhesión a la
Gran Colombia de Simón Bolívar, España reocupó un
tiempo la isla Hispaniola en el siglo xix. Pero allí
las guerras eran más bien con el vecino Haití. Y más
o menos entre 1850 y 1860, antes de nuestra primera
guerra de independencia, un cierto número de
dominicanos se trasladaron a Cuba. Algunos servían
en el ejército español, y vinieron como ciudadanos
españoles, aunque de origen dominicano. Tenían
experiencia militar, y después se unieron —eran
campesinos, agricultores— a los patriotas cubanos.
¿Cómo se inicia esa primera guerra de independencia?
Aquella guerra de 1868 es iniciada por un grupo de
terratenientes. Tenían preparación y determinada
cultura. Muchos eran abogados. Su pensamiento era
liberal, partidarios de la independencia, y en
pequeña escala dueños de esclavos, porque algunos
poseían plantaciones cañeras. Grandes plantaciones
de café, con numerosos esclavos, sólo existían en la
zona de Guantánamo, próxima a Haití.
El jefe de la revolución independentista, hombre
distinguido y culto, se llamaba —como le dije—
Carlos Manuel de Céspedes, dueño de un pequeño
central azucarero. Venían conspirando los de aquella
región oriental, desde Camagüey. La conspiración se
descubre. Las autoridades hasta habían enviado una
orden de arresto, pero ellos tenían amigos en los
correos. Carlos Manuel de
Céspedes conoce que se va a producir el arresto y
adelanta la sublevación para el 10 de octubre de
1868 en su central azucarero. A su pequeño grupo de
esclavos los declara libres. No eran muchos, pero
los puso en libertad a todos sin vacilación alguna,
decretando con esta acción la abolición
revolucionaria de la esclavitud en Cuba.
¿Era frecuente, en esa época, liberar a los esclavos?
No lo era, y ese gesto quedó como una acción sin
precedentes. Al contrario de lo que ocurrió en
Suramérica. Porque en Suramérica, cuando se inicia
la guerra de independencia en 1810 —a raíz de la
ocupación de España por Francia y del
establecimiento de una nueva monarquía, cuando
Napoleón nombra rey a su hermano José Bonaparte—,
las colonias españolas se sublevan no contra España,
sino contra la monarquía napoleónica impuesta a
España, y así se crean las juntas
patrióticas en Suramérica y otras partes del
hemisferio que eran colonias españolas.
La primera de estas juntas se creó en Venezuela en
abril de 1810, y se llamó, precisamente, "Junta
Conservadora de los Derechos de Fernando VII", o
sea, del Rey español destronado por Napoleón. En ese
país, Venezuela, la independencia tuvo un precursor,
Francisco de Miranda[3] quien incluso había
participado en la Guerra de Independencia de Estados
Unidos, porque España bajo el reinado de Carlos III
había enviado soldados de origen suramericano, y
cubano, incluso negros, mestizos y españoles, a
luchar en favor de la independencia de Estados
Unidos. Esto fue en 1776, antes de la Revolución
Francesa, que se inicia trece años después, en 1789.
La Fayette, futuro participante en la Revolución
Francesa, participa también en aquella guerra, junto
con muchos voluntarios españoles[4] Era grande la
pugna entre Francia e Inglaterra. España del lado de
Francia. De este modo hubo cubanos que combatieron
por la independencia de Estados Unidos.
Son singulares los enlaces que establece la historia.
Miranda, militar español de origen venezolano,
decide desertar del ejército colonialista estando en
Cuba y fue precisamente en La Habana donde inició su
largo camino antimperialista que lo llevó a elaborar
el proyecto de "Colombia", es decir, la liberación y
unificación de nuestros pueblos en un gran bloque
político independiente. Emigra a Francia, se
convierte en un destacado jefe militar a las órdenes
de los líderes revolucionarios de Francia, lucha
contra los que invaden la Francia revolucionaria; se
destaca notablemente. En un momento dado cae en
desgracia, como ocurría en aquella época. A punto
estuvo de que lo guillotinaran. Rectificaron. Lo
salvó el inmenso servicio que prestó a Francia. Ya
había recorrido Europa, se
hizo famoso, y fue el precursor de la independencia
de Suramérica. Incluso desembarcó en Venezuela para
iniciar la lucha en agosto de 1806.
¿Esto se produce antes de que Simón Bolívar inicie
la lucha por la independencia de la América española?
Bastante antes. Al ocurrir aquellos hechos que
llevaron a la instauración de una monarquía
napoleónica en España, se crean las juntas en la
América española en actos de lealtad, aunque en
esas juntas había también partidarios
decididos de la independencia. Uno de ellos fue,
precisamente, Simón Bolívar. Ellos crean la junta de
Caracas, la primera en la América española
en que se decide proclamar la independencia.
Allí estaba Bolívar, joven oficial.
Bolívar había viajado a Italia con su preceptor,
Simón Rodríguez, y en el Monte Sacro, el 15 de
agosto de 1805, realiza el famoso juramento de
luchar por la independencia de Venezuela. Cuesta
trabajo imaginar tan increíble premonición.
¿Liberaron a los esclavos?
No, ellos, los criollos, no liberan inicialmente a
los esclavos. No existía suficiente conciencia del
problema en aquellos años. José Tomás Boves[5]
asturiano astuto, sacó provecho de aquella
contradicción. Se va a donde están los llaneros, que
eran indios y mestizos, esclavos o semiesclavos,
jinetes temibles en aquellas grandes llanuras llenas
de caballos casi salvajes. Hace allí a su manera una
especie de reforma agraria; como las tierras eran de
los criollos sublevados, las expropia y entrega
tierras, entrega haciendas, convierte a los llaneros,
digamos, en dueños de aquello, y al frente de una
tropa ganada de esa forma avanza por los llanos,
arrolladoramente, quemando y matando sin piedad. Fue
como una feroz lucha de clases entre venezolanos,
promovida por los colonialistas españoles. Es la
llamada rebelión de los pobres de 1814.
Un destacado autor venezolano, genial como escritor,
aunque no como político, Arturo Uslar Pietri[6]
prestó a la posteridad el valioso servicio de
escribir una excelente novela sobre el tema que
tituló Las lanzas coloradas. En su
descripción puede escucharse hasta el galopar de la
caballería avanzando por los llanos. Fue ese
ejército de llaneros pobres, esclavos y semiesclavos,
el que con su imparable caballería derrota a
los independentistas y toma Caracas. Se inicia
entonces un episodio que no tiene paralelo en las
luchas por la independencia en este continente: la
retirada de la población de Caracas hacia el Oriente,
que se conoce en la historia de Venezuela como "la
emigración a Oriente", dirigida personalmente por
Bolívar, que costó incontables vidas
de mujeres y niños, jóvenes y ancianos. ¡Qué
increíble precio pagó el pueblo venezolano por su
independencia y con cuánta entereza fue capaz de
soportarlo!
Esto ocurre cuando se había creado ya la Segunda
República, nacida al calor de aquella memorable
jornada bolivariana que fue la "Campaña Admirable".
Bolívar salió desde el río Magdalena, en Nueva
Granada, la actual Colombia, a finales de 1812 y
entró en agosto de 1813 a Caracas, donde fue
proclamado "Libertador".
Pero antes, al proclamarse la Primera República, en
1810, Bolívar no ejercía como jefe político y
militar; era Miranda, reclamado y apoyado por los
revolucionarios. Miranda, ante la derrota, pacta la
paz. Estaba a punto de tomar un barco inglés en La
Guaira, llegan Bolívar y un grupo de oficiales
inconformes con la paz acordada con España. Miranda
había adquirido costumbres francesas en cuanto a los
hábitos, los baños, la vida que llevaba la gente
distinguida, los nobles. En vez de pernoctar en el
barco inglés, se queda aquella noche descansando en
tierra, dio tiempo a que lo detuvieran, lo cual
ocurre casi accidentalmente. Lo arrestan, porque
veían su acuerdo como un acto de traición.
Pero el poder lo había recuperado España, gracias a
laofensiva de los llaneros.
No. Los llaneros actúan cuando se restablece la
independencia y se crea la Segunda República en 18
13. Lo que le acabo de referir sucede antes, cuando
Miranda pacta la paz con España. Bolívar y sus
amigos tienen que escapar, consiguen tomar un barco.
Miranda es entregado al jefe español, Domingo
Monteverde. Bolívar viaja al Oeste, hacia la isla de
Bonaire, que era posesión holandesa, desembarca
después en las proximidades del río Magdalena e
inicia río arriba, con unos pocos hombres, la
ofensiva fulminante a la que ya hice referencia, que
la historia conoce como la "Campaña Admirable".
Aún en el territorio de Nueva Granada había una
parte de las tropas patrióticas. Bolívar llega, las
reúne y reanuda la lucha, toma otra vez Caracas y
restablece el poder patriótico. Pero los esclavos
seguían sin ser liberados. Es en esa época, el 26 de
marzo de 1812 —un Jueves Santo—, cuando se produce
un gran terremoto y Bolívar pronuncia la célebre
frase: "Si la naturaleza se opone a nuestros
designios, lucharemos contra ella y haremos que nos
obedezca." Terrible el terremoto; famosa la frase.
Es después de la segunda derrota de la República
cuando Bolívar se retira de Venezuela y marcha a
Jamaica. Sobrevive de milagro a un complot para
asesinarlo. Allí es donde, en septiembre de 1815,
escribe la célebre "Carta de Jamaica", y es donde
entra en contacto, en el año 1816, con el presidente
Petión[7]de Haití. Petión ejerce una positiva
influencia sobre Bolívar en favor de la libertad de
los esclavos; lo ayuda con armas, y Bolívar le
promete algo que era ya consustancial a su
pensamiento revolucionario: la abolición de la
esclavitud. Había recibido la gran lección de lo
ocurrido con la Primera y la Segunda
Repúblicas. Entonces inicia la lucha por la Tercera.
Desembarca en territorio venezolano, en expedición
procedente de Haití, y allí, el 6 de julio de 1816,
lanza el "Manifiesto de Ocumare" en uno de cuyos
párrafos proclama textualmente:
"Esa porción desgraciada de nuestros hermanos que ha
gemido bajo las miserias de la esclavitud ya es
libre. La naturaleza, la justicia y la política
piden la emancipación de los esclavos; de aquí en
adelante sólo habrá en Venezuela una clase de
hombres, todos serán ciudadanos."
Desde la isla de Margarita el Libertador baja luego
al río Orinoco hasta donde hoy está Ciudad Bolívar,
y es allí en Angostura donde elabora las ideas de la
Constitución de 1819 y decreta la abolición de la
esclavitud. José Antonio Páez, un llanero patriota
que arrastra tras sí a muchos de aquellos llaneros
indios y mestizos, lo apoya. A partir de estos
acontecimientos la victoria está asegurada. Para que
vea usted un ejemplo elocuente de la relación entre
la abolición de la esclavitud y la independencia.
¿En Cuba, fue Céspedes el primero que libera a los
esclavos?
Sí. Cuando Carlos Manuel de Céspedes inicia la lucha.
La medida se aplica en la región de Oriente y
Camagüey. Muchos de esos esclavos liberados se
unieron a los patriotas. Aquella guerra duró diez
años. Ahí es donde surge un brillante jefe de origen
dominicano, Máximo Gómez[8] Y otro brillante jefe,
negro.
¿Antonio Maceo?
Antonio Maceo[9] el más sobresaliente de nuestros
soldados, un hombre negro, nacido en Santiago de
Cuba en el año 1845. Tenía 23 años al iniciarse
aquella guerra.
Al parecer, una parte de los criollos que se alzan
en
1868 contra España lo hacen con el propósito de
unirse a los Estados Unidos. ¿Es cierto?
La idea de la independencia tuvo que enfrentarse a
muchas corrientes a lo largo de los siglos xvm y
xix, entre ellas corrientes reformistas, corrientes
autonomistas, corrientes anexionistas.
El colonialismo español era diferente al británico.
Realmente los españoles no son como los británicos,
su colonialismo no fue igual; hubo distintos tipos
de colonialismo, distinto trato, incluso,
a los esclavos. Algo positivo en los
españoles: ellos, por ejemplo, permitían a los
esclavos africanos sus ritos, los autorizaban. Era
hasta una forma de mantenerlos más tranquilos,
porque en este clima, en este territorio, con la
explotación y el maltrato al que eran sometidos los
esclavos, hubo muchas sublevaciones, muchos esclavos
escapaban y eran después perseguidos
encarnizadamente, pero se les permitía mantener sus
costumbres y tradiciones religiosas.
¡Qué diferente en Estados Unidos! En ese país a los
esclavos no se les permitían sus cultos religiosos;
como resultado, en la actualidad existe allí la
religión cristiana en general, incluida la
católica; existen incluso otras religiones —musulmana,
judía, budista...—, pero apenas hay cultos de origen
africano. Aquí, en cambio, prevalecía la religión
católica; había poca presencia de otras religiones
cristianas, pero sí existían, entre aquella masa de
esclavos, los cultos de origen africano. En virtud
del sincretismo religioso, algunas de las figuras de
la Iglesia Católica eran usadas con otros nombres e
introducidas en los ritos de los africanos, a partir
de dioses en los cuales ellos creían. Ésa fue una
diferencia importante.
Quizá por eso algunos criollos querían unirse a
Estados Unidos.
Existía cierto sentimiento anexionista incluso en
algunos de aquellos que se alzaron en armas, porque
había transcurrido muy poco tiempo desde la Guerra
de Secesión en Estados Unidos, que
duró de 1861 a 1865, guerra ganada por los
del Norte. Abraham Lincoln emerge como una figura de
gran prestigio.
Ya existía en Cuba desde principios del siglo xix en
muchos terratenientes criollos dueños de esclavos,
especialmente en la zona occidental, un sentimiento
anexionista, el deseo de integrarse a Estados Unidos.
Los ingleses habían prohibido el tráfico de esclavos,
y aquellos criollos temían que los británicos
decretaran e impusieran en todo el Caribe la
abolición de la esclavitud. Lo que ya Inglaterra
había abolido era la trata, es decir, el transporte
de los esclavos desde África. Se crea así un
sentimiento anexionista estimulado en Norteamérica
por los del Sur, que se oponían a los del Norte y
competían por los votos en el Senado. Si los del Sur
creaban un nuevo estado esclavista en el Sur, los
del Norte creaban otro en sentido contrario, hasta
el momento en que los del Norte, que por razones
económicas lógicas e ideas más liberales se oponían
al sistema esclavista, obtuvieron la mayoría. Ése es
el momento en que estalla la Guerra de Secesión y se
decreta la abolición de la esclavitud. Fue en 1862.
La imagen de Abraham Lincoln, líder del Norte, era
muy estimada ya; pero hasta entonces, en la región
occidental, los dueños de los esclavos —la inmensa
mayoría, no todos, siempre hay excepciones—,
anhelaban unirse al Sur de Estados Unidos. Se creó
un sentimiento anexionista; pero, como le digo, ese
sentimiento prevaleció en la zona occidental y se
extendió poco en la región oriental, donde se
originó la guerra por la independencia.
¿Ellos pensaban realmente separarse de España y
unirse a los Estados Unidos?
Carlos Manuel de Céspedes no, ni la inmensa mayoría
de los que se alzan, pero en la región camagüeyana
había alguna influencia de gente que había tenido
ideas anexionistas, pienso que fundamentalmente por
odio a España. En ese momento influía el hecho de
que en Estados Unidos acababan de abolir la
esclavitud, después de una guerra sangrienta y había
surgido una figura tan prominente y atractiva como
Abraham Lincoln, asesinado más tarde. Cuando
comienza nuestra primera guerra de independencia, en
1868, ese sentimiento anexionista no estaba
totalmente erradicado en una parte de aquella gente,
que veían en Céspedes una especie de caudillo. Era,
por el contrario, un hombre extraordinario,
patriótico, audaz y desprendido. Inicia la lucha
antes de que lo arrestaran, libera a los esclavos,
asume el cargo de General en Jefe y adopta una
bandera muy diferente a la de Estados Unidos.
Aquella gente era muy formalista. En plena guerra
desigual reúnen un grupo constituyente, y se discute
bastante, hasta la idea de la bandera. Por evidentes
rivalidades y reservas de una parte de los
constituyentes hacia Céspedes, se rechaza la bandera
con la que él inició la lucha.
Finalmente, la que se adopta es la que trajo Narciso
López[10] el año 1850, muy parecida a la de Texas,
con una estrella en un triángulo. Durante mucho
tiempo en Cuba se consideró al general
Narciso López como un héroe. Había sido uno
de los jefes militares españoles que lucharon en la
batalla de Carabobo, en 182 I , que selló la
independencia de Venezuela tres años después.
¿Combate iunto a Bolívar?
No, Narciso López, destacado oficial del ejército
español, lucha junto a los españoles, contra
Bolívar. Regresa a España, después viene a Cuba y se
marcha a Estados Unidos. Resultaba muy extraño que
emergiera como libertador de Cuba al mando de una
fuerza procedente de Estados Unidos, que siempre
quiso devorar la isla. Narciso López organiza la
expedición, financiado por los esclavistas del Sur,
y de ahí su idea de una bandera inspirada en la de
Texas. En medio de una gran confusión histórica fue
la primera en enarbolarse en guerra contra el poder
español; quedó como símbolo de una guerra por la
independencia, cuando realmente era una guerra
anexionista.
La historiografía después descubre todo eso; pero
durante mucho tiempo, incluso ya instaurada la
supuesta república soberana de Cuba, se le atribuía
a esa guerra un carácter patriótico. Como es obvio,
ningún interés podían tener el imperialismo y sus
aliados en esclarecer aquel episodio.
En la Asamblea Constituyente de 1868-1869, cuando se
crea el Parlamento —era un Parlamento ambulante en
medio de una guerra irregular, ya se imaginará en
qué complicada situación— se adopta esa bandera, y
no la de Carlos Manuel de Céspedes.
Sin embargo, en definitiva, esa bandera de dudoso
origen se convierte en la actual bandera de Cuba.
Sí, porque esa bandera se llena de gloria. Adoptada
en aquella Constituyente, es la bandera de las
heroicas luchas de nuestro pueblo, la gloriosa
bandera de todos los cubanos a lo largo de más de
135 años de incesante batallar por la independencia
ayer y el socialismo hoy. Ha sido lavada mil veces
de aquel extraño origen por la sangre más pura y
solidaria que se haya derramado nunca, gracias a la
cual existe Cuba, enfrentada al imperio más poderoso
que ha existido en la historia de la humanidad. Se
convirtió en bandera nacional y presidió todas
nuestras luchas hasta hoy.
Si entiendo bien, muchos criollos cubanos no querían
la independencia de Cuba, sino desligarse de España
para integrarse corno un estado más a Estados Unidos,
y en particular a los estados del Sur,
antiabolicionistas y esclavistas.
En Cuba lo que había era una sociedad esclavista,
donde la gran mayoría de aquellos ricos eran
esclavistas y proanexionistas temerosos de la
abolición de la esclavitud. Era diferente en las
zonas orientales, con excepción de Guantánamo, donde
había esclavitud y fuerte. De modo tal que en los
primeros años de la guerra, Maceo, aquel jefe negro
que empieza a distinguirse, tiene que invadir
Guantánamo bajo la dirección de Máximo Gómez y
librar sangrientos combates contra las fuerzas
españolas en las plantaciones de café para liberar a
los esclavos. Han quedado muchos nombres franceses
en Santiago de Cuba y en toda esa región, porque los
esclavos recibían el nombre de los dueños de las
plantaciones. De ahí la gran cantidad de apellidos
franceses.
Esa primera guerra de 1868 la pierden los patriotas.
Así es, en definitiva por falta de unidad en la
última etapa de la guerra.
Aunque aquella guerra se pierde, usted dice que con
ella empieza la Revolución Cubana.
Ahí es donde nosotros decimos que comienza la
Revolución. Para nosotros comienza la gran lucha. Y
esa primera guerra dura muchos años, ¡diez años! Es
increíble la resistencia ofrecida contra los
españoles, que eran poderosos y tozudos, más una
parte de los cubanos que estaban en contra de la
independencia, aquellos que eran los dueños de las
plantaciones, de modo tal que, aunque en Estados
Unidos la liberación de los esclavos se produce en 1
862, aquí no fue abolida la esclavitud hasta 1886.
Sin embargo, todos los esclavos liberados en la
mitad oriental de la isla, dondequiera que llegaron
las tropas patrióticas, desde Oriente hasta cerca de
Matanzas, se unían a la guerra de independencia,
dirigidos, en general, por personas que lógicamente
tenían más preparación y más cultura. Hubo muchos
oficiales brillantes de origen negro entre los jefes.
Ya le hablé de Maceo, nacido en Santiago de Cuba, un
hombre muy patriota, de humilde procedencia, que
poseía especial capacidad de mando, gran
inteligencia y un buen nivel cultural, a pesar de su
muy modesto origen.
Esa guerra tuvo también un carácter
internacionalista. Venidos a veces de muy lejos,
muchos extranjeros se unieron a las filas de los
patriotas cubanos. Le podría citar, por ejemplo, el
caso de Henry Reeve, a quien los mambises llamaban
"El Inglesito" aunque era norteamericano, nacido en
Brooklyn, Nueva York. Muy jovencito había peleado
con las fuerzas de Abraham Lincoln contra los
secesionistas del Sur, y después de la Guerra Civil
vino voluntario a Cuba a luchar contra los
esclavistas y los colonialistas. Aquí alcanzo el
alto grado de Brigadier. Combatió a las órdenes de
uno de nuestros grandes héroes, el general Ignacio
Agrámente, y tras la muerte de éste, a las de
Máximo Gómez, quien le tenía un gran aprecio
por su valor y condiciones como jefe y combatiente.
Después de siete años de heroico comportamiento en
esa guerra cayó en combate contra los españoles en
1876, cuando tenía apenas 26 años de edad.
¿Qué pasó después de esa guerra?
Después de la Guerra de los Diez Años hubo un
intervalo, estaba agotado el país. Después se
produce una llamada Guerra Chiquita: algunos
desembarcos y otras acciones. Pero no se contaba con
fuerzas suficientes, la población y la economía no
se habían recuperado de aquella destructora lucha de
diez años. Y no es hasta 1895, 17 años después,
cuando se inicia la segunda guerra.
Cuyo protagonista principal es José Martí.
Sí, Martí, que nace hace ciento cincuenta años, en
enero de 1853. Al estallar la primera guerra de
independencia, la de 1868, Martí tenía 15 años. Era
hijo de un oficial español, un capitán del
ejército.
¿Que había participado en la guerra...?
No, no había participado, pertenecía a la guarnición
en La Habana. En el momento del nacimiento de su
hijo no había guerra. Martí nace en 1853, y cuando
comienza aquella guerra tenía 15 años.
Poseía un talento singular. Aún adolescente, lo
envían a prisión, le ponen grilletes y lo obligan a
trabajar en las canteras. Tuvo un buen preceptor que
se caracterizaba por sus ideas independentistas. Un
milagro de hombre, con talento extraordinario. Lo
tienen preso en las canteras, y escribe después
cosas maravillosas: El presidio político en Cuba,
por ejemplo. En España escribe La República
española ante la Revolución cubana, porque se
había producido un movimiento que establece en
España una república, y aquella república mantenía
una guerra sangrienta contra Cuba, un país que
deseaba ser independiente. El analiza las
contradicciones. El presidio político en Cuba,
primero, y La República española...
después, ¡qué documentos tan extraordinarios, a los
16 y 20 años, es increíble!
¿Qué hace Martí después? ¿Se queda un tiempo en
España?
¿Después? Bueno, estudia allá. El no está en buenas
condiciones físicas, desterrado, y se encuentra en
el extranjero desde muy joven. Emigra después a
México y Guatemala. Regresa a Cuba con la paz del
Zanjón, que puso fin a la Guerra de los Diez Años, y
tras un segundo destierro a España, en viaje hacia
America Latina pasa por Francia e Inglaterra. Está
también un tiempo en Venezuela. En 1880 llega a
Estados Unidos.
Se nota que siente usted por José Martí una gran
admiración.
El mérito de Martí, su mayor mérito es el siguiente:
se acaba la guerra aquella que tuvo lugar entre 1868
y 1878, él es un joven intelectual y patriota, poeta,
escritor, con ideas independentistas, tiene entonces
sólo 25 años de edad al finalizar la contienda, y
comienza a dar los primeros pasos en el camino que
lo llevaría a la unión y dirección de los veteranos
de aquella dura y gloriosa guerra de diez años. No
hay nada más difícil en el mundo que dirigir a
militares veteranos, sobre todo si quien pretende
unirlos es un intelectual que ha vivido en España y
que no ha estado en la guerra. Martí logró unirlos.
¡Qué talento y capacidad! ¡Qué pensamiento, qué
firmeza, qué fuerza moral! Elabora una doctrina,
desarrolla la filosofía de la independencia y un
pensamiento humanista excepcional. Martí más de una
vez habló sobre el odio: "No albergamos odio contra
el español..." Era muy comprensivo en eso.
¿Era su principal mérito?
Su mayor mérito, desde mi punto de vista, es que
logra unir y dirigir políticamente a generales
famosísimos. Tenía mucho carácter, sabía discutir, y
en cierto momento hasta rompe con alguno de ellos.
Pero reúne a la emigración cubana, la organiza en un
partido revolucionario, predica, recoge fondos,
lleva a cabo un colosal trabajo concreto y
multifacético. Desarrolla, además, una concepción
integradora para América Latina. Era un gran
admirador de Bolívar, un gran admirador de Juárez,[11]
de todos los luchadores por la independencia de los
pueblos latinoamericanos. Escribe que el día que
llegó a Venezuela, antes de quitarse el polvo del
camino lo primero que hizo fue visitar la estatua de
Bolívar. Es una lástima que no se conozca mejor su
pensamiento en el ámbito de "Nuestra América".
Desde luego, después Martí fue siendo más conocido
en Cuba. Había logrado unir a los prestigiosos
generales de la gran proeza, hacerlos adherir a su
causa y a su partido. Organiza la guerra y cuando ya
va a comenzarla, le ocupan y confiscan el armamento
en Estados Unidos.
¿Y a pesar de todo mantiene el proyecto de empezar
la guerra?
Así es. Le han ocupado las armas y, a pesar de todo,
da la orden y viene, no suspende la decisión de
comenzar la lucha, ya estaba dada la orden. Y no le
quedaban fondos, recaudó unos pocos, fue para Santo
Domingo, se reunió con Máximo Gómez, el más
destacado estratega militar. Maceo estaba en
Centroamérica. Los principales jefes están por
distintas partes, y algunos en Estados Unidos. Martí
los organiza para que desembarquen. La guerra
comienza por la zona de Matanzas, región de
plantaciones cañeras y de muchos esclavos, y también
por la región oriental, donde la tradición
insurreccional permanecía viva. Martí va a Santo
Domingo, redacta un manifiesto, el llamado "Manifiesto
de Montecristi", en el que plasma las principales
ideas programáticas de la revolución independentista.
Con un esfuerzo tremendo, en el buque alemán "Norstrand",
que iba de paso por allí, logra montarse y
desembarcar en un bote una noche tormentosa. Lo hace
por un lugar llamado
Playitas, con seis personas, entre ellas Máximo
Gómez.
Los que vinieron de Centroamérica, como Maceo,
también habían atravesado una situación muy difícil,
tan difícil como la que atravesamos nosotros después
del desembarco del "Granma" en 1956. Pero ya había
antiguos combatientes. Y también grupos de represión
de la población autóctona de la zona que habían sido
muy adoctrinados por los españoles, eran temibles...
Maceo se encuentra aislado
después de su desembarco por Baracoa, pero logra
llegar a las zonas próximas a Santiago, y cuando
diez días después desembarcan Martí y Máximo Gómez
ya Maceo tenía miles de hombres a caballo.
¿Esa guerra, sus tácticas, sus técnicas de
guerrilla, le sirvieron a usted de modelo en la
Sierra Maestra después de 1956?
En la guerra de 1895 a 1898, los cubanos se llegaron
a enfrentar a más de 300.000 combatientes españoles.
Fue una guerra tremenda, el Vietnam del siglo xix. Y
los combatientes cubanos, los mambises, se vieron
obligados a realizarla de forma irregular. En la
concepción de aquella época, era preciso invadir las
zonas ricas de Occidente. Los mambises iban
quemándolo todo. En eso nosotros fuimos diferentes,
porque hicimos una innovación adaptada a nuestras
condiciones: no destruir la industria azucarera. Si
tú destruyes esa industria, no tienes oportunidad de
cobrar impuestos, ni de comprar suministros, y a
veces hasta balas, armas, o emboscar una tropa que
se mueve para cuidar la industria. Nosotros usamos
otra concepción. La de aquellos combatientes, en
1895, era la tea: lo quemaban todo, caña y fábrica
de azúcar. Así quemaron todos los centrales de un
extremo a otro de la isla, porque del dinero del
azúcar salían los fondos que financiaban la guerra
española. Esta colonia le suministraba a España
infinidad de recursos como principal exportadora del
azúcar. Se exportaba a Estados Unidos, a Europa, a
dondequiera, y la concepción de aquellos
combatientes era destruir esa fuente.
Lo que nosotros hicimos fue no quemar los centrales
azucareros y cobrar el impuesto cuando pudimos
cobrarlo. Al final, cobramos tantos impuestos que
cuando se acabó la guerra disponíamos de
aproximadamente 8 millones de dólares en efectivo.
Algunos propietarios acabaron de pagar después; pero
pagaron. Los centrales azucareros eran, además, casi
la única fuente de empleo y subsistencia de la masa
de obreros y campesinos que nos apoyaban.
¿En la guerra de 1895, hay rivalidades entre Martí y
los otros jefes, Maceo o Máximo Gómez?
Martí describe toda la odisea de la preparación y
del comienzo de esa guerra. Escribía en su diario de
campaña cada detalle. Fue una maravilla lo que
escribió. Y es necesario que le añada esto: al
considerar Maceo que no eran suficientes los pocos
fondos que le enviaban para desembarcar en Cuba,
Martí se ve en la necesidad de asignar a otro jefe
la tarea de organizar la expedición con los recursos
disponibles. Maceo viene de esa forma, aunque era el
jefe más destacado, el de mayor experiencia, el de
más prestigio. Desembarca, como le dije, por
Baracoa, bajo la jefatura de Flor Crombet, designado
provisionalmente por Martí, y lo hace en condiciones
muy difíciles; pronto se pone a la cabeza de miles
de hombres. Sobre el terreno, él es quien controla
la situación.
Era difícil persuadirlo de que Martí había actuado
correctamente ante la desesperada carencia de
recursos, en un minuto crítico y decisivo. Llegan
Máximo Gómez y Martí al campamento. Maceo los recibe,
pero eran casi unos invitados. Hay un momento, y lo
escribe Martí en su diario, en que Maceo se siente
amargado. El primer día que llegaron duermen fuera
del campamento; después entran, discuten, y parece
que fueron agrias las discusiones. Martí cuenta que
Maceo se queja. Todavía le quedaba un poco de
disgusto. Pero finalmente acepta la decisión. Era un
hombre honesto, noble y disciplinado, y lo siguió
siendo todo el tiempo.
¿Martí participaba en la lucha? ¿Como intelectual,
tenía alguna experiencia del combate militar?
Como es lógico, por las causas que le indiqué no
tuvo posibilidad de vivir esa experiencia. A los
pocos días de salir del campamento de Maceo, el 19
de mayo de ese año 1895, se produce un combate
sorpresivo. Una columna española se mueve y sostiene
un encuentro, no muy lejos de donde está Martí,
ansioso por combatir. Máximo Gómez, con autoridad de
militar experimentado, viejo combatiente de muchos
años, de cierta forma brusca, le dice a Martí: "Usted
se queda aquí", y lo deja con un joven ayudante. Es
como decirle a un hombre de tanto pundonor como
Martí: "Mire, usted no sabe nada de esto, quédese
ahí." A mí me pasó algo parecido en Bogotá en el año
1948. Yo había estado ya en más acciones de combate
y de peligro que aquellos militares que me dijeron
aquello.
En 1948, cuando mataron a Gaitán[12] Sí, a mí
también me dijeron algo parecido a lo de: "Usted
quédese aquí." Eran militares cubanos de
visita en Colombia alojados en el Consulado, a cuya
entrada se acababa de producir un tiroteo. Pero ésa
es otra historia.
La gente recibía a Martí con mucha simpatía, lo
llamaban Presidente: "Viva el Presidente. ¡Viva
Martí!" Él hablaba con la gente, lo conocían mucho,
él había organizado todo aquello, y lo llamaban
Presidente, no había otro. Los detalles de los
hechos que precedieron a su muerte se conocen por lo
que Martí escribió o por lo que contó el ayudante
que lo vio morir.
¿Y eso no le gustaba a Máximo Gómez?
No se trata de eso. El general en jefe, de origen
dominicano, Máximo Gómez, era un hombre honorable,
excepcional, de mucho rigor y disciplina, pero de
muy mal genio. Y él dijo por aquellos
días, refiriéndose a Martí, quien lo escribió
en su diario: "No me le llamen Presidente —como
temiendo que lo echaran a perder—, no lo permitiré.
Mientras yo viva, Martí nunca será Presidente." No
cito el texto exacto, sino lo esencial que recuerdo.
Lo dice también porque no tiene muy buena opinión
del cargo de Presidente de la República en Armas,
porque en medio de la guerra consideraba
impracticable ese cargo sin ningún tipo de sede
posible. Él veía a Martí como un hombre de especial
pureza.
Cuando ese día de mayo de 1895 se produce
casualmente un combate, le dice a Martí que se quede
allí con un ayudante, llamado Ángel de la Guardia.
Martí no se queda, invita a su joven ayudante
diciendo: "Joven, ¡cargamos!", y lanza su caballo
por su propia cuenta en dirección a las poderosas
fuerzas españolas atrincheradas en un
establecimiento ganadero. Murió casi en el acto.
De la Guardia lo cuenta en una valiosa memoria
publicada después de la guerra. Antes de partir al
combate, Martí está escribiendo en su diario y
redactando una carta a Manuel Mercado, un mexicano
que fue su gran amigo durante muchos años. En esta
carta, que queda inconclusa, es donde confiesa: "Ya
estoy todos los días en peligro de dar mi vida por
mi país y por mi deber —puesto que lo entiendo y
tengo ánimos con qué realizarlo— de impedir a tiempo
con la independencia de Cuba que se extiendan por
las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa
fuerza más, sobre nuestras tierras de América.
Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso." Y
después añade: "En silencio ha tenido que ser, y
como indirectamente, porque hay cosas que
para lograrlas han de andar ocultas, y de
proclamarse en lo que son levantarían dificultades
demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin."
Cita textual. Lo dice en esa última e inconclusa
carta.
Es lo último que escribe Martí.
Es extraordinario lo que dice: para evitar, con la
independencia de Cuba y Puerto Rico, que los Estados
Unidos caigan con esa fuerza más sobre los pueblos
de América. "Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para
eso", y añade: "En silencio ha tenido que ser." Y
explica por qué. Ésa es la herencia increíble que
nos deja aquel hombre a los revolucionarios
cubanos.
Son frases que parecen haberle marcado. ¿Usted
también las ha hecho suyas, como proyecto político?
Sí. Yo empiezo a adquirir una cultura política, así,
con esas palabras, prácticamente después que termino
el Bachillerato, porque todo ese tiempo estudié en
colegios religiosos a los que me enviaron mis
padres: La Salle, de origen francés, primero, hasta
la mitad de quinto grado; Dolores, de los jesuítas,
hasta que concluyo el segundo año de Bachillerato, y
Belén, en La Habana, también de los jesuítas
españoles, cuando estaba recién finalizada aquella
terrible Guerra Civil española, en la que se
fusilaron unos a otros.
Cuando termino el Bachillerato, he leído, tengo
grandes simpatías por los patriotas cubanos, por sus
luchas. A uno le enseñan un poco de esas cosas. Pero,
como a esta república, según se decía, la habían
independizado los norteamericanos, yo no estaba en
condiciones de saber cuál fue el papel concreto de
los patriotas en nuestras guerras de independencia.
Sí iba, en Santiago de Cuba, a ver el Castillo del
Morro y la bahía, al Sur de la cual se dio la
batalla naval famosa entre las escuadras de Estados
Unidos y España.[13] Yo no podía saber cómo fue, ni
los porqués de aquella intervención. Sí veía enormes
proyectiles de cañón en distintos lugares, que
estaban como recuerdo de los bombardeos —después eso
lo tuve que aprender—; pero no habría podido
entender qué tipo de guerra había sido ni por qué.
Un alumno de cuarto, quinto o sexto grado que no
tuviera un preceptor, que no tuviera alguien que le
explicase, no estaba en condiciones de conocer
aquello.
Pero ya adolescente, usted empieza a leer a Martí y
a comprender su importancia política.
Lo primero que leo en mi adolescencia es acerca de
las guerras de independencia y los textos de Martí.
Me convierto en un simpatizante de Martí cuando
comienzo a leer sus obras. Así como Bolívar intuyó
en 1823 el imperialismo cuando escribió aquello de
que "los Estados Unidos parecen destinados por la
providencia para plagar la América de miserias a
nombre de la libertad", Martí lo avizoró. El primero
que habló de imperialismo fue Martí, del naciente
imperialismo. Él sí sabía del expansionismo, de la
guerra de Estados Unidos contra México y de otras
guerras. Era muy opuesto y muy crítico de la
política exterior de Estados Unidos. Fue un
precursor. Antes que Lenin, Martí organiza un
partido para hacer la revolución, el Partido
Revolucionario Cubano. No era un partido socialista,
puesto que ésta era una sociedad esclavista donde un
puñado de hombres libres y patriotas estaba luchando
por la independencia. Sin embargo, tenía un
pensamiento muy avanzado, antiesclavista,
independentista y profundamente humanista.
¿Martí había leído a Marx?
Parece que algo leyó de Marx, porque en sus obras
habla sobre él. Tiene dos o tres frases magníficas,
cuando menciona a Marx, y una de ellas, recuerdo
ahora, dice: "Puesto que se puso
del lado de los pobres, merece honor."[14] Así,
hay otras frases que son elogiosas de Marx.
¿Piensa usted que las tesis de Marx pudieron influir
de alguna manera en el pensamiento de Martí?
La teoría de Marx parte del desarrollo de las
fuerzas productivas en los países capitalistas más
avanzados. Estima que el surgimiento de la clase
obrera sepultaría aquel sistema capitalista. El
escribía esto cuando, precisamente, Estados Unidos
invade a México, y se anexiona Texas, en 1845. Y
Marx escribe, según me han dicho, que él considera
positiva aquella anexión, puesto que eso
contribuiría al rápido desarrollo de las fuerzas
productivas, de la clase obrera, de las
contradicciones y de la crisis que conduciría al
socialismo. Ése era su esquema. Del problema
de las colonias no se hablaba en aquella
época. Lenin es el primero que aborda la cuestión
desde un enfoque socialista.
¿Qué influencia tuvo Marx sobre Martí? No sé si
incluso los más expertos en el pensamiento martiano
conocen lo que él llegó a saber de Marx, pero sí
sabía muy bien que éste era un luchador en favor de
los pobres. Acuérdese que Marx estaba luchando por
la organización de los obreros, fundando la
Internacional Comunista. Y Martí seguramente lo
conoció, aunque aquellos debates giraban casi
exclusivamente en torno a Europa, y Martí estaba
luchando por la independencia de un país colonizado
y esclavista.
Una de las cosas que más impactó en Martí fue el
fusilamiento atroz e injusto de los ocho estudiantes
cubanos de Medicina en 1871. Él tenía entonces —cuando
los fusilan, el 27 de noviembre de 1871— sólo 18
años. Escribió un poema maravilloso, además de los
escritos que le mencioné: A mis hermanos muertos
el 27 de noviembre. Él conoce también la
ejecución de los obreros
mártires de Chicago, aquel Primero de Mayo de 1886
que por esa razón se convierte en el Día
Internacional de los Trabajadores. Martí lucha,
inicia su guerra en 1895 y muere en mayo de ese
año.
¿Muere en acción de guerra, combatiendo?
Muere en combate, él, que era intelectual, con una
convicción profunda.
Él soñaba. ¡Qué admiración sentía por los luchadores
cubanos por la independencia! Conmemoraba los 27 de
noviembre y los 10 de octubre, fecha esta última en
que se inició la primera guerra de independencia en
1868. Es el escritor, casi el biógrafo, el
apologista de todos aquellos grandes patriotas. Con
un estilo muy especial. Sus propios discursos no son
fáciles de comprender, un
río de ideas que se precipitan al brotar de sus
labios. Yo a veces lo he expresado de la siguiente
forma: "Una catarata de ideas en un pequeño arroyo
de palabras." El introducía en ellas el universo,
frase tras frase: era el estilo de sus discursos. Y
tiene discursos famosos, sobre todo los que
pronunciaba en cada una de las efemérides más
trascendentes. Como en todo pensamiento humanista
occidental, hay en é1 un contenido de ética
cristiana. Era un hombre de gran ética, Los mejores
valores éticos cristianos habían influido en él
notablemente, junto a la tradición heroica de las
guerras de independencia de este hemisferio, las
luchas en Europa y la
Revolución Francesa. Era periodista, escritor, poeta,
estadista, visionario. Organiza el Partido —le digo,
antes de que Lenin organizara el suyo— para dirigir
la lucha por la independencia lidiando contra
corrientes anexionistas que todavía existían;
luchando igualmente contra corrientes autonomistas
que no se atrevían a pronunciar la palabra
independencia, y tiene fuertes polémicas con los
voceros le estas corrientes. Hombre de paz, de
sinceros sentimientos de paz; era partidario de la
guerra, pero llamaba a una "guerra necesaria y
rápida", quería organizaría de forma que hubiera el
menor número de víctimas. Desde luego, era
antiesclavista y antirracista a ultranza, escribió
maravillas sobre eso.
Era partidario de una República "con todos y para el
bien de todos": cubanos, españoles y de etnias
diferentes. Su manifiesto es formidable promesa de
futuro, el que suscribe junto al que iba
a ser el jefe militar, Máximo Gómez, allá en
Santo Domingo: expresa su pensamiento de lo que
debía ser la República, lo más avanzado que en
aquellas circunstancias podía concebirse. Pero
no se puede afirmar que era marxista. Sin
duda un simpatizante de los trabajadores, y por ello
un admirador de los objetivos de Marx, puesto que
merecía honor por ponerse del lado de los pobres.
Conocía de todo, de economía incluso, con admirable
profundidad. Hay escritos suyos, artículos
profetices, cuando Estados Unidos, por primera vez,
propone una especie de ALCA,[15] una comunidad
económica con América Latina. No sé si usted los
conoce, usted que tanto ha escrito sobre la
globalización neoliberal y el ALCA. Es que Martí
luchó contra una especie de ALCA equivalente para
aquella época y explicó con sabiduría infinita por
qué no les convenía a los países de América Latina
esa comunidad económica, por qué no convenía esa
alianza, esa asociación con un país que era mucho
más desarrollado.
Martí rechaza, de antemano, una zona económica de
libre cambio.
Martí hace artículos formidables que se podrían
reeditar ahora para combatir el plan yanqui de
anexión, para que usted vea las profundas raíces de
ideas actuales. Ya con esto le digo cuan universal
era su pensamiento.
Él, además, no sólo pensaba en la independencia de
Cuba sino también en la de Puerto Rico, ¿verdad?
De ambos. Su objetivo era la independencia de las
dos islas. Surgieron obstáculos increíbles y no
imaginados, próximo a dar la orden de iniciar la
guerra, cuando ya tenía calculada la fecha y
adquiridas las armas, con mucho sacrificio, con
dinero que recaudó entre los obreros de Tampa. Martí
era un líder de los obreros cubanos de su época, y
un ídolo de los tabaqueros de Tampa, los principales
contribuyentes a los fondos para la independencia.
Esos tabaqueros eran cubanos emigrados que estaban
trabajando en la Florida.
Cubanos trabajando allá por una u otra causa. Era
muy sólida su autoridad entre los emigrantes y
especialmente con los de esa ciudad, especializados
en torcer tabaco cubano; enviaban el tabaco en rama
desde Cuba y ellos lo torcían en la Florida. Muchos
de sus discursos los pronunció allí; la base de su
partido fue obrera, fundamentalmente aquella gente.
Aunque allí no cabía hablar de una república
socialista, su programa era lo más humano y lo más
avanzado de su época. Si usted sigue la línea de
aquel pensamiento, termina con un programa
socialista. Es lo que digo también del Nuevo
Testamento y la prédica cristiana. Con las prédicas
de Cristo se puede elaborar un programa socialista
radical, sea usted creyente o no.
En particular con el Sermón de la Montaña[16]
Los sermones, las parábolas y los pensamientos de
Cristo fueron recogidos, según la Biblia, por unos
pescadores que no sabían leer ni escribir. Yo a
veces digo: Cristo convirtió el agua en vino y
multiplicó los peces y los panes; eso mismo es lo
que queremos hacer nosotros, multiplicar los peces y
los panes[17] El rico Epulión le pagó lo mismo al
que trabajó cuatro horas que al que trabajó ocho,[18]una
distribución comunista, ni siquiera socialista.
Bueno, hasta Cristo usó la violencia en determinado
momento, cuando azotó a los mercaderes y los expulsó
del templo.[19] Surgieron, sin embargo, algunas
corrientes que, desde luego, no tenían finalmente
mucho de cristianas, porque se aliaron a los ricos
En el fondo, usted es un gran cristiano.
No hace mucho yo le decía a Chávez, el presidente de
Venezuela —porque Hugo Chávez es cristiano creyente
y habla mucho de eso—: "Si me llaman cristiano, no
desde el punto de vista religioso, pero sí desde el
punto de vista social, afirmo que yo también soy
cristiano", a partir de las convicciones y los
objetivos que sustento.
Fue la primera doctrina que surge en aquella época,
en aquellos tiempos, que son tiempos bárbaros, y
brota de ella un conjunto de preceptos muy humanos.
No hay que ser cristiano, en el sentido religioso,
para comprender los valores éticos y de justicia
social que aportó aquel pensamiento.
Claro, yo soy socialista, soy marxista y soy
leninista, no he dejado ni dejaré de serlo nunca.
Y martiano también, claro...
Por supuesto, primero fui martiano y después fui
martiano, marxista y leninista.
¿Usted se inscribe en la prolongación del
pensamiento de Martí?
Mi primer pensamiento político fue el de Martí; pero
ya cuando el ataque al Moneada, en 1953, había leído
lo suficiente sobre el socialismo, tenía un
pensamiento martiano desarrollado y además ideas
socialistas radicales, un pensamiento que he
sostenido después firmemente a lo largo de toda mi
vida. Por eso, cuando usted dice que la Revolución
comienza el 26 de julio de 1953, nosotros decimos
que comienza el 10 de octubre de 1868 y se prolonga
a lo largo de la historia.
Le he explicado el papel de Martí y por qué nos
convertimos nosotros en martianos. Perdóneme que me
haya extendido tanto, pero ya que abordamos el tema
tenía que decir algunas cosas.
(Tomado del libro
"Cien Horas con Fidel, conversaciones con Ignacio
Ramonet", editado por Oficina de
Publicaciones del Consejo de Estado, Tercera edición, La Habana,
2006, páginas 31-55)
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