Capítulo III
LA SEGUNDA DECLARACIÓN DE LA HABANA
El
4 de febrero de 1962 el pueblo de Cuba emitió la Segunda
Declaración de La Habana, dirigida a los pueblos de
América y del mundo:
“Vísperas de su muerte, en carta inconclusa porque una
bala española le atravesó el corazón, el 18 de mayo de
1895, José Martí, Apóstol de nuestra independencia, escribió
a
su amigo Manuel Mercado: ‘Ya puedo escribir
[...] ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por
mi
país, y por mi deber [...] de impedir a tiempo con la
independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas
los
Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre
nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré,
es
para eso.
”’Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos
[...] más vitalmente interesados en impedir que en
Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas [...] el
camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos
cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América
al
Norte revuelto y brutal que los desprecia —les habrían
impedido la adhesión ostensible y ayuda patente a
este sacrificio que se hace en bien inmediato y de ellos.
”’Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas; y mi honda
es
la de David’.
”Ya
Martí, en 1895, señaló el peligro que se cernía sobre
América y llamó al imperialismo por su nombre: Imperialismo. A los pueblos de América advirtió que ellos estaban
más
que nadie interesados en que Cuba no sucumbiera
a
la codicia yanqui despreciadora de los pueblos
latinoamericanos. Y con su propia sangre, vertida por
Cuba y por América, rubricó las póstumas palabras que
en
homenaje a su recuerdo el pueblo de Cuba suscribe
hoy
a la cabeza de esta Declaración.
”Han transcurrido 67 años. Puerto Rico fue convertida en
colonia y es todavía colonia saturada de bases militares.
Cuba cayó también en las garras del imperialismo. Sus
tropas ocuparon nuestro territorio. La Enmienda Platt fue
impuesta a nuestra primera Constitución, como cláusula
humillante que consagraba el odioso derecho de intervención
extranjera. Nuestras riquezas pasaron a sus
manos, nuestra historia falseada, nuestra administración
y
nuestra política moldeada por entero a los intereses de
los
interventores; la nación sometida a 60 años de asfixia
política, económica y cultural.
”Pero Cuba se levantó, Cuba pudo redimirse a sí misma
del
bastardo tutelaje. Cuba rompió las cadenas que ataban
su
suerte al imperio opresor, rescató sus riquezas,
reivindicó su cultura, y desplegó su bandera soberana
de
Territorio y Pueblo Libre de América.
”Ya
los Estados Unidos no podrán caer jamás sobre América
con
la fuerza de Cuba, pero en cambio, dominando a la
mayoría de los Estados de América Latina, Estados Unidos
pretende caer sobre Cuba con la fuerza de América”.
[...]
“Las circunstancias históricas que permitieron a ciertos
países europeos y a los Estados Unidos de Norteamérica
un
alto nivel de desarrollo industrial, los situó en posición
de
poder someter a su dominio y explotación al resto del
mundo”.
[...]
“Desde el descubrimiento de América, que lanzó a los
conquistadores europeos a través de los mares a ocupar
y
explotar las tierras y los habitantes de otros continentes,
el
afán de riqueza fue el móvil fundamental de su
conducta. El propio descubrimiento de América se realizó
en
busca de rutas más cortas hacia el Oriente, cuyas
mercaderías eran altamente pagadas en Europa”.
[...]
“[...] Las nuevas fuerzas productivas que se desarrollaban
en
el seno de la sociedad feudal chocaban cada vez
más
con las relaciones de servidumbre propias del feudalismo,
sus
leyes, sus instituciones, su filosofía, su moral,
su
arte y su ideología política.
”Nuevas ideas filosóficas y políticas, nuevos conceptos
del
Derecho y del Estado fueron proclamados por los representantes
intelectuales de la clase burguesa, los que
por
responder a las nuevas necesidades de la vida social,
poco a poco se hicieron conciencia en las masas
explotadas. Eran entonces ideas revolucionarias frente
a
las ideas caducas de la sociedad feudal [...].
”Entonces la burguesía consideraba justa y necesaria la
revolución. No pensaba que el orden feudal podía y debía
ser
eterno, como piensa ahora de su orden social capitalista.
Alentaba a los campesinos a librarse de la servidumbre
feudal, alentaba a los artesanos contra las relaciones
gremiales y reclamaba el derecho al poder político [...]”.
[...]
“[...] Una parte importante de la producción se fue acumulando
en
número menor de manos. Surgieron así las grandes empresas capitalistas y más adelante las asociaciones
de
grandes empresas a través de cárteles, sindicatos,
trusts
y
consorcios, según el grado y el carácter de
la asociación, controlados por los poseedores de la
mayoría de las acciones, es decir, por los más podero
sos
caballeros de la industria. La libre concurrencia, característica
del
capitalismo en su primera fase dio paso a
los monopolios que concertaban acuerdos entre sí y
controlaban los mercados.
”¿De dónde salieron las colosales sumas de recursos que
permitieron a un puñado de monopolistas acumular miles
de
millones de dólares? Sencillamente, de la explotación
del
trabajo humano. Millones de hombres obligados a trabajar
por
un salario de subsistencia produjeron con su esfuerzo
los
gigantescos capitales de los monopolios. [...] A
través de las instituciones bancarias llegaron a disponer
estas no solo de su propio dinero, sino también del dinero
de
toda la sociedad. Así se produjo la fusión de los bancos
con
la gran industria y nació el capital financiero. ¿Qué
hacer entonces con los grandes excedentes de capital que
en
cantidades mayores se iba acumulando? Invadir con
ellos el mundo. Siempre en pos de la ganancia, comenzaron
a
apoderarse de las riquezas naturales de todos los
países económicamente débiles y a explotar el trabajo humano
de
sus pobladores con salarios mucho más míseros
que
los que se veían obligados a pagar a los obreros
de
la propia metrópoli. Se inició así el reparto territorial y
económico del mundo. En 1914, ocho o diez países imperialistas
habían sometido a su dominio económico y político
fuera de sus fronteras a territorios cuya extensión ascendía
a
83 700 000 kilómetros cuadrados, con una población de 970 millones de habitantes. Sencillamente
se
habían repartido el mundo.
”[...] Estallaron las guerras imperialistas que costarían a la
humanidad 50 millones de muertos, decenas de millones
de
inválidos e incalculables riquezas materiales y culturales
destruidas. Aún no había sucedido esto cuando ya Marx
escribió que ‘el capital recién nacido rezumaba sangre y
fango por todos los poros desde los pies a la cabeza’.”
[...]
“Los intereses de la humanidad reclamaban el cese de
la
anarquía en la producción, el derroche, las crisis económicas
y
las guerras de rapiña propias del sistema capitalista
[...].
”Era inevitable que el imperialismo y el colonialismo entraran
en
profunda e insalvable crisis [...].
”[...] Entre 1945 y 1957 más de 1 200 millones de seres
humanos conquistaron su independencia en Asia y en
África. La sangre vertida por los pueblos no fue en vano”.
[...]
“Cuba y América Latina forman parte del mundo. Nuestros
problemas forman parte de los problemas que se
engendran de la crisis general del imperialismo y la lucha
de
los pueblos subyugados: el choque entre el mundo
que
nace y el mundo que muere. La odiosa y brutal
campaña desatada contra nuestra patria expresa el esfuerzo
desesperado como inútil que los imperialistas hacen
para evitar la liberación de los pueblos. Cuba duele
de
manera especial a los imperialistas. [...] ¿Qué explica
racionalmente la conjura que reúne en el mismo propósito
agresivo a la potencia imperialista más rica y poderosa
del
mundo contemporáneo y a las oligarquías de todo
un
continente, que juntos suponen representar una población
de
350 millones de seres humanos, contra un pequeño pueblo de solo 7 millones de habitantes, económicamente
subdesarrollado, sin recursos financieros
ni
militares para amenazar ni la seguridad ni la economía
de
ningún país?
”[...] Lo explica el miedo. No el miedo a la Revolución Cubana;
el
miedo a la revolución latinoamericana. No el miedo
a
los obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales y
sectores progresistas de las capas medias [...]; sino el
miedo a que los obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales
y
sectoresprogresistas de las capas medias tomen
revolucionariamente el poder en los pueblos oprimidos,
hambrientos y explotados por los monopolios yanquis
y
la oligarquía reaccionaria de América [...].
”[...] Pretenden en su delirio que Cuba es exportadora de
revoluciones. En sus mentes de negociantes y usureros
insomnes cabe la idea de que las revoluciones se pueden
comprar o vender, alquilar o prestar, exportar o importar
como una mercancía más [...]. Suponen que las
revoluciones nacen o mueren en el cerebro de los individuos
o
por efecto de las leyes divinas y que además los
dioses están de su parte. Siempre han creído lo mismo,
desde los devotos paganos patricios en la Roma
esclavista, que lanzaban a los cristianos primitivos a los
leones del circo y los inquisidores en la Edad Media que
[...] inmolaban en la hoguera a los primeros representantes
del
pensamiento liberal de la naciente burguesía [...].
Todas las clases reaccionarias en todas las épocas históricas,
cuando el antagonismo entre explotadores y explotados
llega a su máxima tensión, presagiando el advenimiento
de
un nuevo régimen social, han acudido a las
peores armas de la represión y la calumnia contra
sus
adversarios. Acusados de incendiar a Roma y de sacrificar
niños en sus altares, los cristianos primitivos fueron
al
martirio. [...] Siempre en cada época histórica, las
clases dominantes han asesinado invocando la defensa
de
la sociedad, del orden, de la patria: ‘su sociedad’ de
minorías privilegiadas sobre mayorías explotadas [...] ‘su
orden clasista’ que mantienen a sangre y fuego sobre los
desposeídos, ‘la patria’ que disfrutan ellos solos, privando
de
ese disfrute al resto del pueblo, para reprimir a los
revolucionarios que aspiran a una sociedad nueva, un
orden justo, una patria verdadera para todos”.
[...]
“Las condiciones subjetivas de cada país, es decir, el factor
conciencia, organización, dirección, pueden acelerar
o
retrasar la revolución según su mayor o menor grado
de
desarrollo, pero tarde o temprano, en cada época histórica,
cuando las condiciones objetivas maduran, la conciencia
se
adquiere, la organización se logra, la dirección
surge y la revolución se produce.
”[...] La revolución es en la historia como el médico que
asiste el nacimiento de una nueva vida. No usa sin necesidad
los
aparatos de fuerza, pero los usa sin vacilaciones
cada vez que sea necesario para ayudar al parto [...]”.
[...]
“Los pueblos de América se liberaron del coloniaje español
a
principios del siglo pasado, pero no se liberaron
de
la explotación. Los terratenientes feudales asumieron
la
autoridad de los gobernantes españoles, los indios
continuaron en penosa servidumbre, el hombre latinoamericano
en
una u otra forma siguió esclavo y las mínimas
esperanzas de los pueblos sucumbieron bajo el poder
de
las oligarquías y la coyunda del capital extranjero [...].
”[...] La intervención del gobierno de los Estados Unidos
en
la política interna de los países de América Latina ha
ido
siendo cada vez más abierta y desenfrenada.
”La
Junta Interamericana de Defensa, por ejemplo, ha sido
y
es el nido donde se incuban los oficiales más reaccionarios
y
pro yanquis de los ejércitos latinoamericanos, utilizados
después como instrumentos golpistas al servicio
de
los monopolios.
”Las misiones militares norteamericanas en América Latina
constituyen un aparato de espionaje permanente en
cada nación, vinculado estrechamente a la Agencia Central
de
Inteligencia, inculcando a los oficiales los sentimientos
más
reaccionarios y tratando de convertir los ejércitos
en
instrumentos de sus intereses políticos y económicos”.
[...]
“En
los propios Estados Unidos la Agencia Central de Inteligencia
ha
organizado escuelas especiales para entrenar
agentes latinoamericanos en las más sutiles formas
de
asesinato; y es política acordada por los servicios militares
yanquis la liquidación física de los dirigentes antiimperialistas.
”Es
notorio que las embajadas yanquis en distintos países
de
América Latina están organizando, instruyendo y
equipando bandas fascistas para sembrar el terror y
agredir las organizaciones obreras, estudiantiles e intelectuales.
Esas bandas, donde reclutan a los hijos de la
oligarquía, a lumpen y gente de la peor calaña moral, han
perpetrado ya una serie de actos agresivos contra los
movimientos de masas.
”[...] que incluso existiera una OEA, no contaban para nada
en
las consideraciones de los Estados Unidos. Lo que sí
contaban eran sus designios de impedir la revolución dominicana,
la
reimplantación de los odiosos desembarcos de
su infantería de marina, sin más base ni requisito para
fundamentar ese nuevo concepto filibustero del Derecho,
que
la simple solicitud de un gobernante tiránico, ilegítimo
y
en crisis. Lo que esto significa no debe escapar a
los
pueblos. En América Latina hay sobrados gobernantes
de
ese tipo, dispuestos a utilizar las tropas yanquis
contra sus respectivos pueblos cuando se vean en crisis.
”Esta política declarada del imperialismo norteamericano
de
enviar soldados a combatir el movimiento revolucionario
en
cualquier país de América Latina, es decir, a
matar obreros, estudiantes, campesinos, a hombres y
mujeres latinoamericanos, no tiene otro objetivo que el
de
seguir manteniendo sus intereses monopolistas y los
privilegios de la oligarquía traidora que los apoya.
”[...] ¿Para qué los envíos de armas que si técnicamente
son
inadecuadas para una guerra moderna, son en cambio
eficaces para aplastar huelgas, reprimir manifestaciones
populares y ensangrentar el país? [...].
”[...] En cambio las inversiones norteamericanas sobrepasan
los
10 000 millones de dólares. América Latina es
además abastecedora de materias primas baratas y
compradora de artículos elaborados caros. Como los
primeros conquistadores españoles, que cambiaban a
los
indios espejos y baratijas por oro y plata, así comercian
con
América Latina los Estados Unidos. Conservar
ese
torrente de riqueza, apoderarse cada vez más de
los
recursos de América y explotar a sus pueblos sufridos:
he
aquí lo que se ocultaba tras los pactos militares,
las
misiones castrenses y los cabildeos diplomáticos de
Washington.
”[...] A puertas cerradas, entre conciliábulos repugnantes
donde el ministro yanqui de colonias dedicó días enteros
a
vencer la resistencia y los escrúpulos de algunos cancilleres,
poniendo en juego los millones de la tesorería
yanqui en una indisimulada compraventa de votos, un
puñado de representantes de las oligarquías de países
que
en conjunto, apenas suman un tercio de la población
del
continente, impuso acuerdos que sirven en bandeja
de
plata al amo yanqui la cabeza de un principio que costó
toda la sangre de nuestros pueblos desde las guerras de
independencia [...].
”[...] la voz titánica de Cuba se elevó sin debilidad ni miedo
para acusar ante todos los pueblos de América y del mundo,
el
monstruoso atentado y defender virilmente y con dignidad
que
constará en los anales de la historia, no solo el
derecho de Cuba, sino el derecho desamparado de todas
las
naciones hermanas del continente americano.
”[...] pero Cuba no habló para los cancilleres, Cuba habló
para los pueblos y para la historia, donde sus palabras
tendrán eco y respuestas.
”En
Punta del Este se libró una gran batalla ideológica
entre la Revolución Cubana y el imperialismo yanqui. [...]
Cuba representó los pueblos; los Estados Unidos representó
los
monopolios. Cuba habló por las masas explotadas
de
América; Estados Unidos por los intereses oligárquicos explotadores e imperialistas. Cuba por la
soberanía; Estados Unidos por la intervención. Cuba por
la
nacionalización de las empresas extranjeras; Estados
Unidos por nuevas inversiones de capital foráneo. Cuba
por
la cultura; Estados Unidos por la ignorancia. Cuba
por
la reforma agraria; Estados Unidos por el latifundio.
[...] Cuba por el pan; Estados Unidos por el hambre. Cuba
por
la igualdad; Estados Unidos por el privilegio y la discriminación.
”Cuba por la verdad; Estados Unidos por la mentira. [...]
Estados Unidos por los mercenarios y traidores que sirven
al
extranjero contra su patria. Cuba por la paz entre
los
pueblos; Estados Unidos por la agresión y la guerra.
Cuba por el socialismo; Estados Unidos por el capitalismo.
”[...] En Punta del Este la OEA quedó desenmascarada
como lo que es: un ministerio de colonias yanquis, una
alianza militar, un aparato de represión contra el movimiento
de
liberación de los pueblos latinoamericanos”.
[...]
“Nuestra cuota azucarera fue suprimida abruptamente, y
proclamado el embargo de piezas y materias primas para
fábricas y maquinarias; [...] barcos artillados y aviones
de
bombardeo han atacado sorpresivamente puertos e
instalaciones cubanas; tropas mercenarias, organizadas
y
entrenadas en países de América Central por el propio
gobierno, han invadido en son de guerra nuestro territorio,
escoltadas por barcos de la flota yanqui y con apoyo
aéreo desde bases exteriores; [...] contrarrevolucionarios
cubanos son instruidos en el ejército de Estados Unidos
y
nuevos planes de agresión se realizan contra Cuba [...]
a
la vista de todo el continente, y la OEA no se entera.
Los
cancilleres se reúnen en Punta del Este y no amonestan
siquiera al gobierno de Estados Unidos ni a los
gobiernos que son cómplices materiales de esas agresiones.
Expulsan a Cuba, el país latinoamericano víctima,
el
país agredido.
”Estados Unidos tiene pactos militares con países de
todos los continentes; bloques militares con cuanto gobierno
fascista, militarista y reaccionario hay en el mundo;
[...] interviene en Lao, en Viet Nam, en Corea, en
Formosa, en Berlín; envía abiertamente barcos a Santo
Domingo para imponer su ley, su voluntad, y anuncia su
propósito de usar sus aliados de la OTAN para bloquear
el
comercio con Cuba, y la OEA no se entera [...].
”Cuba, el país latinoamericano que ha convertido en dueños
de
las tierras a más de 100 000 pequeños agricultores,
asegurado empleo todo el año en granjas y cooperativas
a
todos los obreros agrícolas, transformado los
cuarteles en escuelas, concedido 60 000 becas a estudiantes
universitarios, secundarios y tecnológicos, creado
aulas para la totalidad de la población infantil, liquidado
totalmente el analfabetismo, cuadruplicado los
servicios médicos, nacionalizado las empresas monopolistas,
suprimido el abusivo sistema que convertía la
vivienda en un medio de explotación para el pueblo, eliminado
virtualmente el desempleo, suprimido la discriminación
por
motivo de raza o sexo, barrido el juego, el
vicio y la corrupción administrativa, armado al pueblo,
hecho realidad viva el disfrute de los derechos humanos
al
librar al hombre y a la mujer de la explotación, la incultura
y
la desigualdad social; que se ha liberado de todo
tutelaje extranjero, adquirido plena soberanía y establecido
las
bases para el desarrollo de su economía a fin
de
no ser más país monoproductor y exportador de materias
primas, es expulsada de la Organización de Estados
Americanos por gobiernos que no han logrado
para sus pueblos ni una sola de estas reivindicaciones.
¿Cómo podrán justificar su conducta ante los pueblos
de
América y del mundo? ¿Cómo podrán negar que en
su
concepto la política de tierra, de pan, de trabajo, de
salud, de libertad, de igualdad y de cultura, de desarrollo
acelerado de la economía, de dignidad nacional, de plena
autodeterminación y soberanía, es incompatible con
el
hemisferio?
”[...] los pueblos piensan que lo único incompatible con el
destino de América Latina es la miseria, la explotación feudal,
el
analfabetismo, los salarios de hambre, el desempleo,
la
política de represión contra las masas obreras, campesinas
y
estudiantiles, la discriminación de la mujer, del
negro, del indio, del mestizo, la opresión de las oligarquías,
el
saqueo de sus riquezas por los monopolios yanquis, la
asfixia moral de sus intelectuales y artistas, la ruina de
sus
pequeños productores por la competencia extranjera,
el
subdesarrollo económico, los pueblos sin caminos,
sin
hospitales, sin viviendas, sin escuelas, sin industrias,
el
sometimiento al imperialismo, la renuncia a la soberanía
nacional y la traición a la patria”.
[...]
“Quienes estudian los problemas de América, suelen preguntarse
qué
país, quiénes, han enfocado con corrección la
situación de los indigentes, de los pobres, de los indios,
de
los negros, de la infancia desvalida, esa inmensa infancia
de
30 millones en 1950 (que será de 50 millones
dentro de ocho años más), sí, ¿quiénes, qué país?”
[...]
“¿Qué Alianza para el Progreso puede servir de estímulo
a
esos ciento siete millones de hombres y mujeres de
nuestra América, médula del trabajo en ciudades y campos,
cuya piel oscura —negra, mestiza, mulata, india—inspira desprecio a los nuevos colonizadores? ¿Cómo
van
a confiar en la supuesta Alianza los que en Panamá
han
visto con mal contenida impotencia que hay un salario
para el yanqui y otro salario para el panameño, que
ellos consideran raza inferior?
”¿Qué pueden esperar los obreros con sus jornales de
hambre, los trabajos más rudos, las condiciones más
miserables, la desnutrición, las enfermedades y todos los
males que incuba la miseria?
”¿Qué les puede decir, qué palabras, qué beneficios podrán
ofrecerles los imperialistas a los mineros del cobre,
del
estaño, del hierro, del carbón, que dejan sus pulmones
a
beneficio de dueños lejanos e inclementes; a los
padres e hijos de los maderales, de los cauchales, de
los
hierbales, de las plantaciones fruteras, de los ingenios
de
café y de azúcar, de los peones en las pampas y
en
los llanos que amasan con su salud y con sus vidas la
fortuna de los explotadores? ¿Qué pueden esperar estas
masas inmensas que producen las riquezas, que
crean los valores que ayudan a parir un nuevo mundo en
todas partes qué pueden esperar del imperialismo, esa
boca insaciable, esa mano insaciable, sin otro horizonte
inmediato que la miseria, el desamparo más absoluto, la
muerte fría y sin historia al fin?”
[...]
“¿Qué puede ofrecer el imperialismo, qué clase de beneficio,
qué
suerte de vida mejor y más justa, qué motivo,
qué
aliciente, qué interés para superarse, para lograr trascender
sus
sencillos y primarios escalones, a maestros, a
profesores, a profesionales, a intelectuales, a los poetas y
a
los artistas; a los que cuidan celosamente las generaciones
de
niños y jóvenes para que el imperialismo se
cebe luego en ellos; a quienes viven con sueldos humillantes
en
la mayoría de los países; a los que sufren las
limitaciones de su expresión política y social en casi todas
partes [...]”.
[...]
“[...] en este continente de casi 200 millones de seres humanos,
formado en sus dos terceras partes por los indios,
los
mestizos y los negros, por los ‘discriminados’
[...] mueren de hambre, de enfermedades curables o vejez
prematura, alrededor de 4 personas por minuto, de
5
500 al día, de 2 millones por año, de 10 millones cada
cinco años. Esas muertes podrían ser evitadas fácilmente,
pero sin embargo, se producen. [...] de América Latina
fluye hacia los Estados Unidos un torrente continuo de
dinero: unos 4 000 dólares por minuto, 5 millones por día,
2
000 millones por año, 10 000 millones cada cinco años.
Por
cada 1 000 dólares que se nos van, nos queda un
muerto. ¡Mil dólares por muerto: ese es el precio de lo
que
se llama imperialismo! [...]”.
[...]
“Los pueblos saben que en Punta del Este, los cancilleres
que
expulsaron a Cuba se reunieron para renunciar a
la
soberanía nacional; que allí el gobierno de Estados
Unidos fue a sentar las bases no solo para la agresión a
Cuba, sino para intervenir en cualquier país de América
contra el movimiento liberador de los pueblos; que Estados
Unidos prepara a la América Latina un drama sangriento;
que
las oligarquías explotadoras, lo mismo que ahora renuncian al principio de la soberanía, no vacilarán
en
solicitar la intervención de las tropas yanquis contra
sus
propios pueblos y que con este fin la delegación norteamericana
propuso un comité de vigilancia contra la
subversión en la Junta Interamericana de Defensa, con
facultades ejecutivas, y la adopción de medidas colectivas. Subversión para los imperialistas yanquis es la lucha
de
los pueblos hambrientos por el pan [...] la lucha de
los
pueblos contra la explotación imperialista. Comité de
vigilancia en la Junta Interamericana de Defensa con facultades
ejecutivas, significa fuerza de represión continental
contra los pueblos a las órdenes del Pentágono.
Medidas colectivas significan desembarcos de infantes
de
marina yanquis en cualquier país de América.
”Frente a la acusación de que Cuba quiere exportar su
revolución, respondemos: las revoluciones no se exportan,
las
hacen los pueblos.
”Lo
que Cuba puede dar a los pueblos, y ha dado ya, es
su
ejemplo”.
[...]
“Y
si bien es cierto que en los países subdesarrollados
de
América la clase obrera es en general relativamente
pequeña, hay una clase social que por las condiciones
subhumanas en que vive constituye una fuerza potencial
que, dirigida por los obreros y los intelectuales revolucionarios,
tiene una importancia decisiva en la lucha por la
liberación nacional: los campesinos.
”En
nuestros países se juntan las circunstancias de una
industria subdesarrollada con un régimen agrario de carácter
feudal. Es por eso que con todo lo dura que son
las
condiciones de vida de los obreros urbanos, la población
rural vive aún en más horribles condiciones de
opresión y explotación; pero es también, salvo excepciones,
el
sector absolutamente mayoritario en proporciones
que
a veces sobrepasa el 70% de las poblaciones
latinoamericanas.
”Descontando los terratenientes, que muchas veces residen
en
las ciudades, el resto de esa gran masa libra su
sustento trabajando como peones en las haciendas por
salarios misérrimos, o labran la tierra en condiciones de
explotación que nada tienen que envidiar a la Edad Media.
Estas circunstancias son las que determinan que en
América Latina la población pobre del campo constituya
una
tremenda fuerza revolucionaria potencial.
”Los ejércitos, estructurados y equipados para la guerra
convencional, que son la fuerza en que se sustenta el
poder de las clases explotadoras, cuando tienen que
enfrentarse a la lucha irregular de los campesinos en el
escenario natural de estos, resultan absolutamente impotentes;
pierden 10 hombres por cada combatiente revolucionario
que
cae, y la desmoralización cunde rápidamente
en
ellos al tener que enfrentarse a un enemigo
invisible e invencible que no le ofrece ocasión de lucir
sus
tácticas de academia y sus fanfarrias de guerra, de
las
que tanto alarde hacen para reprimir a los obreros y a
los
estudiantes en las ciudades.
”La
lucha inicial de reducidos núcleos combatientes, se
nutre incesantemente de nuevas fuerzas, el movimiento
de
masas comienza a desatarse, el viejo orden se resquebraja
poco a poco en 1 000 pedazos y es entonces el
momento en que la clase obrera y las masas urbanas
deciden la batalla.
”[...] El apoyo del pueblo. Y con ese apoyo de las masas
contarán en grado cada vez mayor.
”Pero el campesinado es una clase que, por el estado de
incultura en que lo mantienen y el aislamiento en que vive,
necesita la dirección revolucionaria y política de la clase
obrera y los intelectuales revolucionarios, sin la cual no podría
por
sí sola lanzarse a la lucha y conquistar la victoria.
”En
las actuales condiciones históricas de América Latina,
la
burguesía nacional no puede encabezar la lucha
antifeudal y antiimperialista. La experiencia demuestra
que, en nuestras naciones, esa clase, aun cuando sus
intereses son contradictorios con los del imperialismo
yanqui, ha sido incapaz de enfrentarse a este, paralizada
por
el miedo a la revolución social y asustada por el
clamor de las masas explotadas”.
[...]
“El
imperialismo, utilizando los grandes monopolios cinematográficos,
sus
agencias cablegráficas, sus revistas, libros y periódicos reaccionarios, acude a las mentiras
más
sutiles para sembrar el divisionismo, e inculcar
entre la gente más ignorante el miedo y la superstición a
las
ideas revolucionarias que solo a los intereses de los
poderosos explotadores y a sus seculares privilegios
pueden y deben asustar”.
[...]
“El
deber de todo revolucionario es hacer la revolución. Se
sabe que en América y en el mundo la revolución vencerá,
pero no es de revolucionarios sentarse en la puerta de su
casa para ver pasar el cadáver del imperialismo [...]”.
[...]
“Esta epopeya que tenemos delante la van a escribir
las
masas hambrientas de indios, de campesinos sin
tierra, de obreros explotados, la van a escribir las masas
progresistas; los intelectuales honestos y brillantes
que
tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América
Latina. Lucha de masas y de ideas; epopeya que
llevarán adelante nuestros pueblos maltratados y despreciados
por
el imperialismo, nuestros pueblos desconocidos
hasta hoy, que ya empiezan a quitarle el sueño
[...].
”[...] Desde los albores de la independencia sus destinos
han
sido los mismos: indios, gauchos, mestizos, zambos,
cuarterones, blancos sin bienes ni rentas, toda esa masa
humana que se formó en las filas de la ‘patria’ que nunca
disfrutó, que cayó por millones, que fue despedazada,
que
ganó la independencia de sus metrópolis para la
burguesía [...].
”Pero la hora de su reivindicación, la hora que ella misma
se
ha elegido, la vienen señalando con precisión ahora
también de un extremo a otro del continente. [...] Ahora
sí,
la historia tendrá que contar con los pobres de América,
con
los explotados y vilipendiados de América Latina,
que
han decidido empezar a escribir ellos mismos,
para siempre, su historia [...].
”Porque esta gran humanidad ha dicho: ‘¡Basta!’ y ha
echado a andar. Y su marcha de gigantes ya no se detendrá
hasta conquistar la verdadera independencia, por
la
que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora,
en
todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba,
los
de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable
independencia”.
[...]
“El
Pueblo de Cuba.
”La
Habana, Territorio Libre de América
”Febrero 4 de 1962”.
Un
eminente educador uruguayo, Jesualdo Sosa, cooperó con
nosotros en la elaboración de la Declaración. Fue aprobada con
delirante y
heroico entusiasmo.
Meses más tarde, el mundo estuvo a punto de una guerra termonuclear
como consecuencia de las medidas adoptadas en mayo
de
ese mismo año 1962, cuando la inminencia de un ataque directo
a
Cuba fue comprobada por la URSS y ambos países llegamos a un
acuerdo militar estratégico. Constituyó una profunda experiencia que
amplió los horizontes de nuestro pensamiento político.
Con
ese espíritu analizo nuestras relaciones con el movimiento
revolucionario colombiano.
El
Bogotazo. Fidel en Bogotá, Colombia, en una de las calles que fue
vórtice del
estallido popular que siguió al asesinato del líder liberal Jorge
Eliécer Gaitán. A la
derecha Enrique Ovares y un delegado al Congreso Estudiantil por
México, el 9
de abril de 1948.
Encuentro con el escritor Arturo Alape, autor del libro
El Bogotazo memorias del
olvido.
La Habana, 25 de septiembre de 1981.
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