Fidel imparte instrucciones en la Comandancia de La
Plata.
El 6 de
agosto de 1958 había concluido la Batalla de Las Mercedes. Los días
subsiguientes fueron empleados en la devolución del segundo contingente de
prisioneros de los últimos combates: 163. Solicité al mando superior
enemigo el envío de un helicóptero para el traslado, rápido y seguro, de
los heridos.
Fue necesario interpretar el a veces enrevesado vocabulario
de los que dirigían la Cruz Roja Internacional y la nacional. En este
caso, se trataba de una situación sui géneris. ¿Qué sabía el mando de un
Ejército Rebelde brotado de la Sierra Maestra?
Concluida esa tarea, me ocupé inmediatamente de la
guerra.
Tenía que comunicarme con los jefes rebeldes, hombres
curtidos por la guerra y el sacrificio. Mi lenguaje con ellos era a veces
áspero y duro, disponía del rico repertorio adquirido en Birán.
En este recuento sustituiré por puntos suspensivos las
palabras, contenidas en los mensajes de entonces, que no deben ser
trasladadas al papel.
Fidel junto a las combatientes del pelotón Mariana
Grajales. Aparecen también en la imagen, los guerrilleros Fidel Vargas, Paco
Cabrera Pupo y Marcelo Verdecia.
JUEVES 14
Le envío carta al Che:
Agosto 14, 58, 5 p.m.*
Che:
Si no me das nombre ni seña alguna del hombre que se
autotrasladó a la tropa de Camilo, ¿cómo lo voy a mandar a detener? Yo
mañana pienso ver a Camilo y le hablaré del asunto para ver si lo
localizo.
Te adjunto un papel para que se lo remitas a Ango
[Sotomayor].**
Yo salgo temprano para ver la gente de Hubert [Huber] y
Camilo.
Niño [Roberto Piñeiro Soto] preparó las dos pilas de 67V que
mandaste, pero apenas dan chispa. Será mejor que yo mande a fabricar 3 de
pilas de linternas y te las envíe ahí cuanto antes.
Temo que con la bazooca vaya a pasar igual que con el
tanque. El ingeniero [Miguel Ángel Calvo] se comprometió a arreglar el
magneto. Ahora mismo mandé a [Luis] Crespo para ver cómo estaba el
asunto.
Yo llegaré hasta la Plata, arreglaré las cosas pendientes y
volveré para acá. Sigue preparando tu viaje.
Procura que a partir de esta noche haya la menor
concentración posible en Las Mercedes.
Fidel
* En los documentos citados se ha respetado la literalidad
de los textos, solo con mínimas correcciones ortográficas, imprescindibles
para su comprensión.
** Las notas entre corchetes son del editor. Las tachaduras
son enmiendas al original.
De izquierda a derecha, los dirigentes de la FEU José
Fontanil, Juan Nuiry y Omar Fernández, que integraban la Columna 32 del Cuarto
Frente.
SÁBADO 16
Este día le envié dos cartas a Camilo.
Camilo:
Hubiera deseado cambiar algunas impresiones antes de que te
marcharas, para ver cómo andabas de balas y otras cosas.
El motivo de esta comunicación es el siguiente: William
[Gálvez] tenía aquí unos papeles de interés que por su propia cuenta se
dio a la tarea de guardar.
Ahora, con la irresponsabilidad habitual en ese señor, se ha
marchado sin decirle a nadie dónde están los papeles y qué hago con
ellos.
Esto naturalmente viene a sumar un dolor de cabeza y una
preocupación más a los muchos que este señor me ha dado por haber sido
defensor de él frente a muchas críticas.
Así que tan pronto recibas esta comunicación solicita de
William informe sobre esto y la solución no puede ser otra, estén donde
estén, que me manden los papeles en cuestión o me manden a William
arrestado.
Te ruego entiendas esta orden al pie de la letra.
Fidel Castro Ruz
Agosto 16 de 1958
Camilo:
Tú como todos los demás tienes la tendencia a armar la
mayor... [equivale a caos]* posible y dejarla como herencia por aquí.
No te has molestado siquiera en enviarme la lista de
hombres, armas y balas que llevas. No sé tampoco si llevas una sola
mina.
Imagino hayas dejado a cargo de alguien los rastrojos de los
pelotones que quedaron por ahí.
Me gustaría aunque sea tener alguna noticia de todo eso.
Lamento no haber tenido tiempo de comunicarte una serie de
planes muy importantes.
Si este mensaje te agarra todavía en Providencia, coge un
caballo y ven a la Plata, aunque te retrases dos días.
Si ya has salido, sigue viaje, pero no dejes de mandarme los
informes que te pido.
Apriétate los tornillos y no dejes de tener en cuenta que la
fama, la jerarquía y los éxitos echan a perder un poco a la gente.
Si llegas a Pinar del Río tendrás un pelo de la gloria de
Maceo, pero no te olvides que por todo el camino van a tratar de...
[equivale a que fracase].*
Fidel
* Comentario del autor.
Combatientes de la Columna 32 José Antonio Echeverría
reunidos con Fidel.
Envío carta dirigida al Che ese mismo
día.
Che:
Esta mañana te mandé los hombres que tienen garands del
pelotón de Crespo. Haz lo que creas mejor con los hombres y con los
garands.
El que no te convenga le das otra arma y lo devuelves.
Tienes que decirme cuántos garands vas reuniendo y cuántos crees
necesitar. Así mismo debes ir haciendo la lista de las demás armas. El
incidente de ayer no es el mejor premio al entusiasmo mío por dotar a esa
columna de las mejores armas, queriendo destinarle las trescientas mejores
chocando el propósito con las exigencias tuyas, que se salían de nuestras
realidades y dejaban de tener en cuenta todos los trastornos que ocasionan
las campañas en el personal.
El cambio de lugar en lo de la Cruz Roja es la causa de que
yo no hubiese podido reorganizar rápidamente todas las tropas pues yo las
había concentrado en otra dirección y perdí el contacto durante estos
días.
Tengo la sensación de que todo ha sido una... [equivale a
basura],* después de la ofensiva.
Pepito me habla del asunto de los camiones. Que arregle eso
contigo de acuerdo con tus planes. Que coja lo que necesita, donde sea y
de quienes sean, pero que procure si es posible agarrarlos con comida.
Fidel
* Comentario del autor.
Detrás de Fidel, el combatiente de la Columna 1,
Antonio Llibre.
DOMINGO 17
Envío carta dirigida al Che.
Agosto 17, 58, 8 y 30 a.m.
Che:
Todos los esfuerzos del ingeniero eléctrico (y me consta que
ha trabajado con mucho interés) para arreglar el magneto de la bazooca han
sido inútiles. Se va hacer una adaptación para usarlas con pilas.
Le he dicho que invente un sistema sencillo y práctico, de
modo que las pilas puedan ser sustituidas fácilmente.
Hoy sale de Santo Domingo el Vaquerito [Roberto Rodríguez]
con los hombres que le quedan (1 garand, 3 cristóbal y 23 sprinfield). Te
lo mando de acuerdo con tu última nota.
Sólo queda lo de la bazooca por resolver. Dile a tu
bazooquero que regrese mañana a buscarla.
Los hombres que vayan a quedar por ahí desvinculados,
mándaselos a [Roberto] Fajardo en las Vegas. Infórmame lo que queda de
[José Ramón] Silva, Fonso [Alfonso Zayas] y Raúl [Castro Mercader].
Sería muy conveniente que fueras al alto de Mompié el martes
19 por la tarde y yo trasladarme allí para los últimos toques.
He decidido un cambio importante de estrategia que debes
conocer, aunque no altera nada la parte tuya.
Estoy en la Plata remendando pelotones y atendiendo otras
cosas.
Fidel Castro Ruz
* Comentario del autor.
El Comandante pone a prueba su
puntería.
LUNES 18
ORDEN MILITAR
Se asigna al Comandante Camilo Cienfuegos la misión de
conducir una columna rebelde desde la Sierra Maestra hasta la Provincia de
Pinar del Río, en cumplimiento del plan estratégico del Ejército
Rebelde.
La Columna No 2, "Antonio Maceo", que así se de-nominará la
fuerza invasora en homenaje al glorioso guerrero de la Independencia,
partirá del Salto el próximo miércoles 20 de Agosto de 1958.
Al Comandante de la Columna Invasora se le otorgan
facultades para organizar unidades de combate rebeldes a lo largo del
territorio nacional, hasta tanto los comandantes de cada provincia,
arriben con sus columnas a sus respectivas jurisdicciones; aplicar el
Código Penal y las Leyes Agrarias del Ejército Rebelde en el territorio
invadido; percibir las contribuciones establecidas por las disposiciones
militares; combinar operaciones con cualquier otra fuerza revolucionaria
que se encuentre ya operando en algún sector determinado; establecer un
frente permanente en la Provincia de Pinar del Río que será base de
operaciones definitiva de la columna invasora y designar para esos fines a
oficiales del Ejército Rebelde hasta el grado de Comandante de
Columna.
La Columna Invasora, aunque tiene como objetivo primordial
llevar la guerra libertadora hasta el occidente de la Isla, y a él deberá
supeditarse toda otra cuestión táctica, batirá al enemigo cuantas
ocasiones se presenten durante el trayecto.
Las armas que se ocupen al enemigo serán preferentemente
destinadas a la organización de unidades locales.
Para premiar, destacar y estimular los actos de heroísmo en
los soldados y oficiales de la columna No 2 invasora Antonio Maceo, se
crea la medalla al valor "Osvaldo Herrera", capitán de dicha Columna, que
se arrancó la vida en las prisiones de Bayamo, después de gallarda y
heroica actitud de resistencia frente a las torturas de los esbirros de la
tiranía.
Fidel Castro Ruz
Comandante en Jefe
Sierra Maestra, Agosto 18, 58, 9 a.m.
A la cada vez más amplia audiencia de Radio Rebelde, en el
ámbito nacional e internacional, trasmití una pormenorizada información
sobre lo que había sido la ofensiva de verano de la dictadura contra el
firme de la Maestra, cómo fue derrotada y, finalmente, cuál fue la postura
del Ejército Rebelde ante los prisioneros de guerra.
Sierra Maestra, Agosto 18, 1958
Al pueblo de Cuba y a los oyentes de América Latina.
Hace exactamente cuatro meses hice uso de los micrófonos de
nuestra emisora Rebelde para hablarle al pueblo en un instante difícil.
Fué después de la Huelga del 9 de Abril. En las ciudades los ánimos
estaban caídos. Para muchos los días de las fuerzas revolucionarias
estaban contados y el país quedaría sumido por muchos años en una noche
sin esperanza. Junto al fracaso de la Huelga, el Estado Mayor de la
Tiranía emitió una serie de partes mentirosos anunciando que también en el
campo militar las fuerzas rebeldes también habían sido batidas. La Tiranía
una vez aplastada la Huelga, consideraba llegado el momento oportuno de
lanzar todas sus fuerzas militares para destruir los núcleos rebeldes que
habían mantenido enhiestos desde hacía más de un año los pendones de la
rebeldía.
Respondiendo a la campaña del enemigo y expresando nuestra
inquebrantable determinación de resistir, dije entonces:
El pueblo de Cuba sabe que la lucha se está li-brando
victoriosamente; el pueblo de Cuba sabe que a lo largo de 17 meses, desde
nuestro desembarco con un puñado de hombres que supieron afrontar la
derrota sin cejar en el patriótico empeño, la Revolución ha ido creciendo
incesantemente; sabe que lo que era chispa hace apenas un año, es hoy
llamarada invencible; sabe que ya no se lucha solo en la Sierra Maestra,
desde Cabo Cruz hasta Santiago de Cuba, sino también en la Sierra Cristal,
desde Mayarí hasta Baracoa, en la Llanura del Cauto, desde Bayamo hasta
Victoria de las Tunas, y en otras provincias de Cuba; pero sobre todo,
sabe el pueblo de Cuba, que la voluntad y el tesón con que iniciamos esta
lucha se mantiene inquebrantable, sabe que somos un ejército surgido de la
nada, que la adversidad no nos desalienta, que después de cada revés la
Revolución ha resurgido con más fuerza; sabe que la destrucción del
destacamento expedicionario del Granma no fue el fin de la lucha
sino el principio; sabe que la Huelga espontánea, que siguió al asesinato
de nuestro compañero Frank País, no venció a la Tiranía pero señaló el
camino de la Huelga organizada; que sobre el montón de cadáveres con que
la Dictadura ahogó en sangre la última Huelga no se puede mantener en el
poder ningún gobierno, porque los centenares de jóvenes y obreros
asesinados y la represión sin precedentes desatada sobre el pueblo, no
debilita la Revolución sino que la hace más fuerte, más necesaria, más
invencible; que la sangre derramada hace más grande el valor y la
indignación, que cada compañero caído en las calles de las ciudades y en
los campos de batalla despierta en sus hermanos de ideal un deseo
irresistible de dar también la vida, despierta en los indolentes el deseo
de combatir, despierta en los tibios el sentimiento de la Patria que se
desangra por su dignidad, despierta en todos los pueblos de América la
simpatía y la adhesión.
Y terminé aquel discurso con las siguientes
palabras:
Al pueblo de Cuba la seguridad de que esta for-taleza no
será jamás vencida y nuestro juramento de que la Patria será libre o
morirá hasta el último combatiente.
Hoy vuelvo a hablar al pueblo desde esta emisora que no dejó
de salir al aire ni en los días en que los morteros y las bombas
estallaban a su alrededor, no con una promesa por cumplir, sino con toda
una etapa de aquella promesa cumplida.
El Ejército Rebelde después de 76 días* de incesante
batallar en el Frente número Uno de la Sierra Maestra, rechazó y destruyó
virtualmente a la flor y nata de las fuerzas de la Tiranía, ocasionándole
uno de los mayores desastres que pueda haber sufrido un ejército moderno,
adiestrado y equipado con todos los recursos bélicos, frente a fuerzas
militares no profesionales circunscriptas a un territorio rodeado de
tropas enemigas, sin aviación, sin artillería y sin vías regulares de
abastecimiento de armas, parque y víveres.
Se libraron más de 30 combates y seis batallas de
envergadura. La ofensiva enemiga comenzó el 24 [25] de mayo. Desde Semana
Santa la tiranía había estado concentrando tropas a todo lo largo de la
Sierra Maestra, que se iban acercando paulatinamente a las estribaciones
de la cordillera. El mando enemigo había logrado reunir para esta ofensiva
14 batallones de Infantería y 7 compañías independientes consistentes en
las siguientes unidades:
Batallón 10, Comandante Nelson Carrasco Artiles; batallón
11, Tte Coronel Ángel Sánchez Mosquera; batallón 12, Capitán Pedraja
Padrón; batallón 13, Comandante Triana Tarrau; batallón 14, Comandante
Bernardo Guerrero Padrón; batallón 15, Comandante Martínez Morejón;
batallón 16, Capitán Figueroa Lara; batallón 17, Comandante Corzo
Izaguirre; batallón 18, Comandante José Quevedo Pérez; batallón 19,
Comandante Suárez Fouler [Fowler]; batallón 20, Comandante Caridad
Fernández; batallón 21, Comandante Franco Lliteras; batallón 22,
Comandante Eugenio Menéndez Martínez; batallón 23, Armando González
Finalés; Compañía I, Capitán Modesto Díaz Fernández; compañía K,
Comandante Roberto Triana Tarrau; compañía L, Capitán Noelio Montero Díaz;
Segunda compañía Regimiento 5, Primer Teniente, Miguel Pérez Lallama;
Primera compañía, regimiento 3, Capitán Luis Vega Hernández; Segunda
compañía, regimiento 3, Primer Teniente Adriano Coll Cabrera; compañía C
de Tanques, regimiento 10 de marzo, Capitán Victorino Gómez Oquendo, una
fuerza aérea al mando del Teniente Coronel Armando Soto Rodríguez y una
fuerza de la Marina de Guerra al mando del Capitán J. López Campo y
fuerzas de la Guardia Rural al mando del Tte. Coronel Arcadio Casillas
Lumpuy.
La Plana Mayor enemiga estaba integrada por el Teniente
General Eulogio Cantillo Porra, el General de Brigada Alberto del Río
Chaviano, el Brigadier Dámaso Sogo Hernández, el Coronel José Manuel
Ugalde Carrillo, el Tte. Coronel Merob Sosa, los Comandantes Raúl Sáenz de
Calahorra, Juan Arias Cruz, Bernardo Perdomo Granela, J. Ferrer Da’ Silva,
Timoteo Morales Villazón, Raúl Martín Trujillo, los capitanes M.
Llinás-Valdés, F. Ball-Llovera, Ricardo Montero y Duque, Lorenzo Tundidor,
Rodolfo Ugalde Carrillo, Julio Roldán Cid, Miguel J. López Naranjo y los
segundos Tenientes Heriberto M. Ruiz Segredo y Agustín G. Padrón y
Rivero.
La estrategia de la dictadura fué concentrar el grueso de
sus tropas contra el Frente número Uno de la Sierra Maestra, sede de la
Comandancia General y de la Emisora Rebelde. El mando rebelde, después que
el enemigo hubo dispuesto sus fuerzas y suponía divididas las nuestras,
movió secretamente todas las columnas del Sur y Centro de la provincia
hacia el Frente número Uno. La Columna 3, al mando del Comandante Juan
Almeida que operaba en la zona de El Cobre; la Columna número 2, al mando
del Comandante Camilo Cienfuegos, que operaba en el centro de la
provincia; la Columna número 4, al mando del Comandante Ramiro Valdés, que
operaba al Este del Turquino; la Columna número 7, al mando del Comandante
Crescencio Pérez, que operaba en el extremo Oeste de la Sierra Maestra;
fueron movilizadas hacia el Oeste inmediato del Pico Turquino.
Estas columnas, la columna número 8, al mando del Comandante
Ernesto Guevara y la Columna número Uno, al mando de la Comandancia
General, formaron un frente defensivo compacto de unos 30 kilómetros de
extensión cuyo eje principal era el Alto de la cordillera Maestra.
Arturo Aguilera, Aguilerita, observa cómo el Comandante
manipula un fusil. Su labor de abastecimiento al Ejército Rebelde fue muy
valiosa durante la guerra.
La estrategia rebelde estaba sintetizada en las siguientes
palabras de las instrucciones dirigidas por la Comandancia General a los
Comandantes de Columnas, en los primeros días del mes de Junio, que decía
textualmente, entre otras cosas:
Tenemos que estar conscientes del tiempo mínimo que debemos
resistir organizadamente y de cada una de las etapas sucesivas que se van
a presentar. Más que en este momento estamos pensando en las semanas y
meses venideros. Esta ofensiva será la más larga de todas. Después del
fracaso de ésta, Batista estará perdido irremisiblemente; él lo sabe y por
tanto hará el máximo esfuerzo. Esta es una batalla decisiva que se está
librando precisamente en el territorio más conocido por nosotros. Estamos
dirigiendo todo el esfuerzo por convertir esta ofensiva en un desastre
para la Dictadura. Estamos tomando una serie de medidas destinadas a
garantizar: Primero: la resistencia organizada, Segundo: desangrar y
agotar al Ejército adversario, Tercero: la conjunción de elementos y armas
suficientes para lanzarlos a la ofensiva, apenas ellos comiencen a
flaquear.
Están preparadas una por una, las etapas sucesivas de
defensa. Albergamos la seguridad que haremos pagar al enemigo un precio
altísimo. A estas horas es evidente que están muy retrasados en sus
planes, y aunque presumimos que hay mucho que luchar, dados los esfuerzos
que deben hacer para ir ganando terreno, no sabemos hasta cuándo les dure
el entusiasmo.
La cuestión es hacer cada vez más fuerte la resistencia y
ello será así a medida que sus líneas se alarguen y nosotros vayamos
replegándonos hacia los sitios más estratégicos.
Como consideramos posible que en algunos puntos ellos logren
flanquear la Maestra, en documento adjunto se comunican las instrucciones
precisas para cada caso.
Los objetivos fundamentales de estos planes son:
Primero: disponer de un territorio básico donde funcione la
organización, los hospitales, los talleres, etc.
Segundo: mantener en el aire la Emisora Rebelde que se ha
convertido en factor de primera importancia,
Tercero: ofrecer una resistencia cada vez mayor al enemigo,
a medida que nos concentremos y ocupemos los puntos más estratégicos para
lanzarnos al contraataque.
El plan contenido en estas instrucciones se cumplió
rigurosamente.
La guerra de guerrillas había dejado de existir para
convertirse en una guerra de posiciones y de movimientos. Nuestros
pelotones fueron situados en todas las entradas naturales de la Sierra por
el Norte y por el Sur. Fue necesario cubrir con nuestras escasas fuerzas
30 kilómetros al Norte y 30 kilómetros al Sur de la Maestra.
El 24 y 25 de mayo el enemigo atacó simultáneamente por las
Minas de Bueycito y por Las Mercedes. Desde el primer instante encontró
tenaz resistencia. Para tomar Las Mercedes, defendido solamente por 14
rebeldes, el enemigo, apoyado por tanques y aviones, se vio obligado a
luchar durante 30 horas, mientras en Las Minas de Bueycito, las fuerzas de
[Ángel] Sánchez Mosquera tenían que pagar muy caro cada metro de terreno
que avanzaban logrando progresar solo 10 kilómetros en 15 días de lucha.
El día 5 de Junio el ataque enemigo comenzó también por el Sur desde la
costa, al desembarcar en Las Cuevas el batallón 17 [Batallón 18] de
Infantería. El curso posterior de los acontecimientos ha sido relatado día
a día, en los partes de guerra sobre la situación militar, trasmitidos por
Radio Rebelde y sería demasiado extenso reproducirlo detalladamente.
Durante 35 días el enemigo fue ganando terreno
paulatinamente. A mediados de Junio los batallones 11 y 22, que habían
estado presionando desde las Minas de Bueycito, cortaron diagonalmente las
estribaciones de la cordillera y avanzaron hacia Santo Domingo.
Todas las fuerzas enemigas giraban así sobre el Oeste del
Turquino.
El día que marcó el momento más crítico fue el 19 de Junio.
En el curso de esas 24 horas las fuerzas enemigas penetraron combatiendo
simultáneamente en Las Vegas de Jibacoa, Santo Domingo y avanzaban hacia
Naranjal, en La Plata, desde Palma Mocha, amenazando con aislar los
pelotones más avanzados de nuestras fuerzas. Días más tarde avanzaron por
Gaviro [Gabiro] y franquearon la Maestra por el Alto de San Lorenzo. Fue
la rapidez con que nuestros incansables combatientes se movieron de unas
posiciones a otras, de acuerdo con los movimientos enemigos, lo que
permitió afrontar en cada caso la situación difícil.
Los puntos más avanzados que lograron establecer las fuerzas
enemigas fueron: Naranjal, hasta donde llegó el batallón 18 del Comandante
Quevedo, avanzando desde la desembocadura de La Plata, y Meriño, donde
penetró el batallón 19 del Comandante Suárez Fouler [Fowler].
El territorio Libre había quedado reducido
considerablemente.
Por el Norte y por el Sur el enemigo había penetrado a
fondo. Entre las tropas que atacaban desde ambas direcciones apenas
quedaba una distancia de 7 kilómetros en línea recta, pero la moral de
nuestras tropas estaba intacta, y se mantenía casi completa la reserva de
parque y de minas de alto poder destructivo. El enemigo había tenido que
invertir mucha energía y tiempo para ganar terreno en el interior de las
montañas.
El 29 de Junio se asestó en Santo Domingo a las fuerzas de
la tiranía al mando del Tte. Coronel Sánchez Mosquera el primer golpe
anonadante, contra una de las tropas más agresivas que contaban. Con las
armas y el parque ocupado en esa acción que duró 3 días, se inició el
fulminante contraataque que en 35 días arrojó de la Sierra Maestra a todas
las fuerzas enemigas, después de ocasionarles casi mil bajas, entre ellas
más de 400 prisioneros. Las batallas de Santo Domingo, Meriño, El Jigüe,
segunda batalla de Santo Domingo, Las Vegas de Jibacoa y Las Mercedes se
sucedieron ininterrumpidamente. La etapa final de la lucha se convirtió en
un intento desesperado de la tiranía por retirar de la Sierra Maestra lo
que le quedaba de las fuerzas que había empleado en la ofensiva, para
evitar que todas absolutamente fuesen cercadas y aniquiladas por nuestro
Ejército. Hasta el campamento de Pino del Agua lo evacuaron sin esperar el
ataque. Fue una fuga vergonzosa del frente de batalla, que en cualquier
lugar del mundo habría sido suficiente para que un ejército con sentido de
su honor y su prestigio, hubiese exigido en pleno la renuncia de su Estado
Mayor completo por el número de vidas sacrificadas y el equipo bélico
perdido torpe y criminalmente, porque los soldados que fueron víctimas de
los errores del Mando Militar no tienen la culpa del desastre. Puede
decirse que en el Puesto de Mando el pánico cundió primero que en las
tropas y la retirada consecuentemente se convirtió en fuga
precipitada.
Fue aniquilado el batallón 22 de Infantería, fue diezmado el
batallón 11, el batallón 19 perdió en Meriño todas las arrias con las
mochilas, víveres y parque, el batallón 18 fue obligado a rendirse por
hambre y sed, la compañía G-4 fue destruida en Purialón, la compañía de la
división de infantería fue aniquilada cerca de la desembocadura del río La
Plata, la compañía 92 fue cercada y rendida en Las Vegas, junto con el
Jefe de la compañía C de Tanques, la compañía P fue destruida en El Salto,
el batallón 23 fue diezmado en Arroyones, el batallón 17 y tres batallones
más de Infantería con fuerzas de tanques que fueron en su rescate,
sufrieron severo castigo abandonando el campo de batalla después de 7 días
de lucha, virtualmente en pleno llano.
En poder de las fuerzas rebeldes quedaron un total de 507
armas, incluyendo dos tanques de guerra de 14 toneladas con sus
respectivos cañones, dos morteros 81, dos bazookas de 3 pulgadas y media,
8 morteros calibre 60, 12 ametralladoras trípode, 2 fusiles
ametralladoras, 142 fusiles Garand, cerca de 200 ametralladoras Cristóbal
y el resto Carabinas M-1 y fusiles Sprinfields, más de cien mil balas y
cientos de obuses de morteros y bazookas, 6 Minipak y 14 microondas
PRC-10.
Las fuerzas rebeldes sufrieron un total de 27 [31,
registradas hasta la actualidad] muertos y medio centenar de heridos,
algunos de los cuales murieron y están incluidos en la cifra de muertos
señalados entre los que se encuentran: un Comandante Rebelde, René Ramos,
Daniel, 4 Capitanes: Ramón Paz, Andrés Cuevas, Angelito Verdecia y Geonel
Rodríguez, cada uno de los cuales escribió páginas de heroísmo que la
Historia no olvidará. Este número elevado de Oficiales caídos revela el
profundo sentido que del deber tienen los Oficiales rebeldes, combatiendo
en primera línea en los puestos de mayor peligro.
Si el Ejército de la dictadura no estuviera también bajo el
terror de la tiranía que no permite el menor enjuiciamiento de sus actos,
habría motivos más que suficientes para someter a Consejo de Guerra, a los
que desde sus cómodos despachos a muchas leguas del fragor de la batalla,
en un terreno que quizás si han visto alguna vez desde un avión, jugaron
con la vida de los Comandantes, Capitanes, los Tenientes, las clases y
soldados, que a fuerza de adversarios honestos, debemos reconocer que
combatieron tenaz, aunque inútilmente. ¿Qué explicación puede dar el
Estado Mayor Conjunto, el General Cantillo, Jefe de Operaciones, el
Coronel Ugalde Carrillo, Oficial Ejecutivo y toda la Plana Mayor de los
cientos de soldados que han muerto por la imprevisión, la insensibilidad y
falta de capacidad de los flamantes estrategas de la tiranía?
Yendo más lejos aún, qué justificación pueden tener ahora
las miles de bombas incendiarias de Napalm, explosivas de alto poder y
cohetes, amén de los ametrallamientos incesantes a que fueron sometidos
todos los caseríos de la Sierra Maestra, porque si desde el punto de vista
humano jamás tendrían justificación, desde el punto de vista militar la
derrota sufrida los justifican menos y hacen más criminal y canallesca sus
técnicas vergonzosas y fallidas de guerra. ¿Para eso han sacrificado a sus
propios soldados? ¿Para eso han sacrificado al pueblo? Como hecho
demostrativo del desprecio que siente la tiranía por la vida de sus
propios soldados, está el caso de que en Las Vegas de Jibacoa ametrallaron
el Hospital de sangre donde estaban recluidos los prisioneros heridos, a
pesar de la bandera de la Cruz Roja.
Lo que no hacemos nosotros con los soldados adversarios, a
los cuales brindamos toda la asistencia posible, lo hicieron ellos con sus
propios compañeros de armas, que yacían heridos en los hospitales rebeldes
por defender la tiranía, ametrallándolos despiadadamente. En otra ocasión,
durante la batalla de Las Mercedes, el mando militar enemigo, en vez de
enviar los tanques Sherman delante de la Infantería para proteger a los
soldados, envió la Infantería a la Vanguardia para proteger los tanques de
las minas eléctricas rebeldes, siendo barrida por nuestros fusileros. En
el afán de engañar a las tropas acerca de la realidad, el mando militar ha
incurrido en hechos criminales de los que somos testigos presenciales. La
compañía G-4, del 18 de Infantería, fue ordenada a avanzar desde la playa
de La Plata hacia el Jigüe, sin advertirle siquiera que dicha posición
estaba cercada, cayendo la misma en mortal y aniquiladora emboscada. Otro
tanto ocurrió con la compañía L, de Infantería, siendo destruida en el
propio sitio donde cayó la compañía G-4 por no ser advertida de la derrota
sufrida por aquella dos días antes.
En El Salto, durante la segunda batalla de Santo Domingo,
interceptamos una comunicación del Oficial Ejecutivo, que desde el avión
ordenaba a la compañía P que avanzara sin preocupación hacia Santo Domingo
que el camino había sido reconocido por él y estaba limpio. Media hora
después la compañía era destruida. El batallón 22 fue ordenado [a] moverse
de Santo Domingo a Pueblo Nuevo, sin advertirle que 4 días antes había
ocurrido un combate con fuerzas rebeldes apostadas en dicho camino donde
encontró su destrucción.
La compañía 92, situada en Las Vegas, fue ordenada a salir
por el Oficial Ejecutivo desde el avión, informándole que no tenía
dificultades pues los firmes que dominaban la ruta estaban tomados por mil
soldados del ejército, siendo la verdad que dichas posiciones estaban
ocupadas por fuerzas rebeldes.
Como adversario leal, con sentido humano de la guerra, en
muchas ocasiones he sentido verdadera pena por la forma criminal y
estúpida con que esos soldados eran engañados y sacrificados por el mando
militar.
Desde el primer combate de Santo Domingo el equipo de
microonda de la compañía N del batallón 22 de Infantería, compuesto por un
Minipak y un PRC-10, con sus claves de guerra, cayeron en poder de
nuestras fuerzas. El mando enemigo ni siquiera se percató de ese detalle y
desde entonces todas las batallas se libraban con perfecto conocimiento
nuestro de todas las disposiciones tácticas y las órdenes del enemigo. La
clave secreta del 5 de junio, del mando militar, que cayó en poder nuestro
el 29 de ese propio mes, no fue sustituida hasta el 25 de Julio en que se
dispuso una nueva clave que cayó en nuestro poder ese mismo día con nuevos
equipos de micro-ondas al ser destruida la compañía P, en El Salto. En
ocasión de encontrarse una unidad enemiga sin comunicación por habérsele
descompuesto el Minipak, los propios rebeldes dimos órdenes por radio a la
aviación enemiga de bombardear la posición del ejército.
La técnica de engañar a los soldados ocultándoles las
dificultades y las derrotas que afectaban a cualquier unidad dio los
naturales frutos que la mentira tarde o temprano produce. Cualquier tropa
caía fácilmente en los mismos errores que habían costado serias
consecuencias a otras tropas; caían en las mismas trampas y hasta en las
mismas emboscadas donde habían caído otras días antes. Ningún oficial al
mando de una unidad recibía la menor noticia de la experiencia ocurrida a
otros Jefes de unidades.
Ahora mismo, al finalizar la ofensiva, el Estado Mayor de la
dictadura, acaba de emitir los más fabulosos partes de guerra que se han
escuchado en Cuba, hablando de cientos de muertos rebeldes. Pero el simple
hecho de dar tan elevado número de bajas rebeldes, que por supuesto son
las propias bajas del ejército, indican el reconocimiento de la magnitud
de las batallas que se han librado. Ha sido tan grande el cinismo del
Estado Mayor que el mismo día que nosotros entregábamos a la Cruz Roja en
Sao Grande, 163 prisioneros y heridos del Ejército, de todo lo cual se
levantó acta firmada por los oficiales de la Cruz Roja, que en total suman
con los anteriores 422, emitió un parte diciendo que los rebeldes se
estaban presentando en Manzanillo, Bayamo y otros puntos. Siendo así que
en los 76 [74] días que duró la ofensiva las fuerzas de la dictadura no
han hecho un solo prisionero, ni ha habido ni un solo desertor
rebelde.
¿Qué les dirá el Estado Mayor a los soldados cuando estos
presencien el desbordamiento de las tropas rebeldes a lo largo y ancho de
la Isla? ¿No opina el Estado Mayor que en ese instante sus soldados se van
a llevar la más terrible sorpresa y la más amarga de las decepciones sobre
su mando militar, que después de haberlos llevado a la derrota les miente
descaradamente diciendo que el enemigo ha sido destruido, un enemigo que
en cualquier instante puede aparecer a las puertas desprevenidas de sus
cuarteles?
Cabe repetir aquí con más razón que nunca lo que decíamos
hace 4 meses:
Cuando se escriba la historia real de esta lucha y se
confronte cada hecho ocurrido con los partes militares del régimen, se
comprenderá hasta qué punto la tiranía es capaz de corromper y envilecer
las instituciones de la República, hasta qué punto la fuerza al servicio
del mal es capaz de llegar a extremos de criminalidad y barbarie; hasta
qué punto los soldados de una dictadura pueden ser engañados por sus
propios Jefes. ¿Qué les importa, después de todo, a los déspotas y
verdugos de los pueblos la desmentida de la Historia?
Lo que les preocupa es salir del paso y aplazar la caída
inevitable. Yo no creo que el Estado Mayor mienta por vergüenza: el Estado
Mayor del Ejército de Cuba ha demostrado no tener pudor alguno. El Estado
Mayor miente por interés; miente para el pueblo y para el ejército; miente
para evitar la desmoralización en sus filas; miente porque se niega a
reconocer ante el mundo su incapacidad militar, su condición de jefes
mercenarios, vendidos a la causa más deshonrosa que pueda defenderse;
miente porque no ha podido, a pesar de sus decenas de miles de soldados y
los inmensos recursos materiales con que cuenta, derrotar a un puñado de
hombres que se levantó para defender los Derechos de su pueblo. Los
fusiles mercenarios de la tiranía se estrellaron contra los fusiles
idealistas que no cobran sueldos; ni la técnica militar, ni la academia,
ni las armas más modernas sirvieron de nada.
Es que los militares cuando no defienden a la Patria, sino
que la atacan, cuando no defienden a su pueblo, sino que lo esclavizan,
dejan de ser Institución para convertirse en pandilla armada, dejan de ser
militares para ser malhechores, y dejan de merecer, no ya el sueldo que
arrancan al sudor del pueblo, sino hasta el sol que los cobija en la
tierra que están ensangrentando con deshonor y cobardía.
Los que creíamos al Mayor General Eulogio Cantillo un
Oficial de distinta calaña que los Ugalde Carrillo, Salas Cañizares,
Chaviano, Tabernilla, Cruz Vidal, Pilar García, etc., hemos estado
variando de opinión, pues si bien al principio de la campaña guardó cierto
discreto silencio sobre el curso de las operaciones, y dictó pautas más
humanas a los jefes de batallones sobre el trato con la población civil,
aunque ya muy tardíamente para compensar los crímenes horribles que se
habían cometido anteriormente, los últimos partes del Ejército más cínicos
y más falsos que nunca constituyen una verdadera prostitución del carácter
y un deshonor para cualquier hombre recto. Los bombardeos que estos días
ha ordenado contra los caseríos de vecinos indefensos, como una cruel
venganza producto de un pánico desmedido, los desalojos de campesinos
ordenados por medio de miles y miles de volantes lanzados desde el aire,
de los crímenes que perpetra el sanguinario Morejón en los alrededores de
Bayamo y otros hechos, van siendo más que suficientes para incluir al
Mayor General Eulogio Cantillo no sólo entre los pusilánimes que han
contemplado indiferentes el rosario de cadáveres que sus colegas Chaviano,
Ventura, Pilar García y otros han regado por las ciudades y pueblos de
Cuba, sino también, entre los hombres que han prostituido a la tiranía su
honor y su carrera militar.
Dada la extensión del tema y el deseo de no abusar de la
atención de los oyentes, continuaré mañana a esta misma hora para exponer
la actual situación militar, nuestra actitud respecto al Ejército y a las
fuerzas Armadas de la República, nuestra posición frente al golpe de
Estado posible, el próximo avance del Ejército Rebelde hacia el resto del
territorio nacional y el papel del pueblo en la nueva etapa de lucha.
Fidel muestra al combatiente Florentino Alarcón el
manejo de un fusil.
Durante estos días me dirigí, a través de la radio, a los
pueblos de América Latina para analizar el proceso de la ofensiva lanzada
por la tiranía contra la Sierra y que el Ejército Rebelde acababa de
derrotar.
Me referí a la estrategia desarrollada por el mando rebelde
y a la actitud moral con que había dirigido la guerra.
Analicé también el fracaso y descrédito del régimen de
Batista, que había enviado contra la Sierra Maestra batallones y compañías
independientes —apertrechados con tanques, aviones, artillería y marina—;
fuerza militar que el Ejército Rebelde resistió primero, concentrándose en
los puntos más estratégicos de la cordillera, y rechazó después para
lanzarse finalmente en una violenta contraofensiva que desalojó al
Ejército batistiano de la Sierra.
A la vez, comenté la desmoralización de la alta jerarquía
del Ejército y consideré la posibilidad de un golpe militar que el
Movimiento 26 de Julio rechazó categóricamente.
Anuncié la inminente invasión rebelde y expresé que las
columnas de combatientes revolucionarios avanzarían en todas direcciones
hacia el resto del territorio nacional, sin que nada ni nadie las pudiera
detener.
Finalmente, pronuncié las siguientes palabras: "[...] antes
moriremos todos, que abandonar la meta por la que está luchando nuestro
pueblo desde hace seis años, y está anhelando hace medio siglo".
* En su libro La Victoria Estratégica, el Comandante
Fidel Castro considera el inicio de las acciones de la ofensiva a partir
del 25 de mayo, por lo que serían 74 días (n. del
e.).
MARTES 19
Este día continué informando por Radio Rebelde a nuestro
pueblo y a América Latina acerca del trato humano a los prisioneros
enemigos durante el desarrollo de la guerra y alerté sobre la posibilidad
de un golpe militar.
Los heridos enemigos atendidos por nuestros médicos
ascendieron a 117. De ese total sólo dos murieron, todos los demás están
ya sanos o en proceso de plena recuperación.
Este dato revela con elocuencia singular dos cosas: Primero:
el cuidado con que fueron atendidos los enemigos heridos.
Segundo: la capacidad y el mérito extraordinario de nuestros
médicos que carentes de todos los recursos técnicos, en hospitales
improvisados, realizaron tan brillantemente su humana tarea.
Mas no quisimos nosotros exponer a esos heridos a los
inconvenientes y los sacrificios que necesariamente impone la reclusión en
hospitales que se han erigido en plena selva, y desde el primer momento
apelamos a la Cruz Roja para que fuesen trasladados a los hospitales de
las Fuerzas Armadas, lo que en algunos casos era absolutamente necesario
para salvar algún miembro gravemente lesionado y hasta la propia vida, y
donde todos en general tendrían una alimentación mejor, mayores
comodidades y sobre todo las visitas y atenciones de sus propios
familiares.
Fueron devueltos a la Cruz Roja Internacional y Cubana,
entre prisioneros heridos y no heridos, 422, aparte de 21 prisioneros
heridos en el combate de Arroyones que se depositaron en un sitio próximo
para que fuesen recogidos por el propio ejército y que elevan a 443 el
número total de soldados, clases y Oficiales enemigos puestos en libertad
durante la contraofensiva Rebelde.
Todos los heridos y demás prisioneros fueron devueltos sin
condición alguna.
Puede no parecer lógico que en medio de la guerra se ponga
en libertad a los prisioneros adversarios. Eso depende de qué guerra se
trate y el concepto que se tenga de la guerra.
En la guerra hay que tener una política con el adversario,
como hay que tener una política con la población civil. La guerra no es
una mera cuestión de fusiles, de balas, de cañones y de aviones. Tal vez
esa creencia ha sido una de las causas del fracaso de las fuerzas de la
Tiranía.
Aquella frase que pudo parecer meramente poética de nuestro
Apóstol José Martí, cuando dijo que lo que importaba no era el número de
armas en la mano sino el número de estrellas en la frente, ha resultado
ser para nosotros una profunda verdad.
Desde que desembarcamos en el Granma adoptamos una
línea invariable de conducta en el trato con el adver-sario, y esa línea
se ha cumplido rigurosamente, como es posible que se haya cumplido muy
pocas veces en la historia.
Desde el primer combate, el de La Plata el 17 de Enero de
1957, hasta la última batalla en Las Mercedes los primeros días de Agosto,
han estado en nuestro poder más de 600 miembros de las Fuerzas Armadas en
este solo frente de la Sierra Maestra. Con el orgullo legítimo de los que
han sabido seguir una norma ética, podemos decir que sin una sola
excepción los combatientes del Ejército Rebelde han cumplido su Ley con
los prisioneros. Jamás un prisionero fue privado de la vida; jamás un
herido dejó de ser atendido; pero podemos decir más: jamás un prisionero
fue golpeado, y algo todavía que añadir a esto: jamás un prisionero fue
insultado u ofendido.
Todos los Oficiales que han sido prisioneros nuestros pueden
atestiguar que ninguno fue sometido a interrogatorio por respeto a su
condición de hombres y de militares.
Las victorias obtenidas por nuestras armas sin asesinar, sin
torturar y aun sin interrogar a un adversario demuestran que el ultraje a
la dignidad humana no puede tener jamás justificación. Esta actitud
mantenida durante 20 meses de lucha con más de 100 combates y batallas
habla por sí sola de la conducta del Ejército Rebelde. Hoy en medio de las
humanas pasiones no tiene tanto valor como lo tendrá cuando se escriba la
historia de la Revolución.
Que esta línea la hubiésemos seguido ahora que somos fuertes
no es, en el sentido humano tan meritorio como cuando éramos un puñado de
hombres perseguidos como fieras por las abruptas montañas. Era entonces,
por aquellos días de los combates de La Plata y Uvero, cuando haber sabido
respetar la vida de los prisioneros tiene un profundo significado moral. Y
todavía esto no sería más que un deber de elemental reciprocidad si las
fuerzas de la tiranía hubiesen sabido respetar la vida de los adversarios
que caían en su poder. La tortura y la muerte era la suerte segura que
esperaba a cuanto rebelde, simpatizante de nuestra causa, y a simple
sospechoso caía en poder del enemigo.
Muchos casos hubo en que infelices campesinos fueron
asesinados para juntar cadáveres con que justificar los partes falsos del
Estado Mayor de la tiranía. Si nosotros podemos afirmar que 600 miembros
de las fuerzas armadas que pasaron por nuestras manos están vivos y en el
seno de su familia, la dictadura como contrapartida puede afirmar que más
de 600 compatriotas indefensos y en muchos casos ajenos a toda actividad
revolucionaria han sido asesinados por sus fuerzas en esos 20 meses de
campaña. Matar no hace más fuerte a nadie; matar los ha hecho a ellos
débiles; no matar nos ha hecho a nosotros fuertes.
¿Por qué nosotros no asesinamos a los soldados
prisioneros?
Primero: porque solo los cobardes y los esbirros asesinan un
adversario cuando se ha rendido.
Segundo: porque el Ejército Rebelde no puede incurrir en las
mismas prácticas que la tiranía que combate.
Tercero: porque la política y la propaganda de la dictadura
ha consistido esencialmente en presentar a los revolucionarios como
enemigos jurados e implacables de todo hombre que vista uniforme de las
Fuerzas Armadas.
La dictadura, mediante el engaño y la mentira, ha tratado a
toda costa de solidarizar al soldado con su régimen haciéndole creer que
luchar contra la Revolución es luchar por su carrera y su propia vida. Lo
que a la dictadura convendría no es que nosotros curásemos a los soldados
heridos, respetásemos la vida de los prisioneros, sino que los
asesináramos a todos sin excepción, para que cada miembro de las Fuerzas
Armadas se viera en la necesidad de combatir por ella hasta la última gota
de sangre.
Cuarto: porque si en cualquier guerra la crueldad es
estúpida en ninguna lo es tanto como en la guerra civil, donde los que
luchan tendrán que vivir algún día juntos y los victimarios se encontrarán
con los hijos, las esposas y las madres de las víctimas.
Quinto: porque frente a los ejemplos vergonzosos y
deprimentes que han dado los asesinos y torturadores del dictador hay que
anteponer como estímulo edificante a las generaciones venideras el ejemplo
que están dando nuestros combatientes.
Sexto: porque hay que sembrar desde ahora la semilla de la
confraternidad que debe imperar en la Patria futura que estamos forjando
para todos y por el bien de todos. Si los que combaten de frente saben
respetar la vida de un adversario que se rinde, mañana nadie se podrá
sentir con derecho a practicar en la Paz la venganza y el crimen
político.
Si hay Justicia en la República, no debe haber venganza.
¿Por qué ponemos en libertad a los prisioneros? Primero:
porque mantener en la Sierra Maestra a cientos de prisioneros implicaría
compartir con ellos los víveres, las ropas, los zapatos, los cigarros,
etc. que se adquieren con mucho esfuerzo, o por el contrario mantenerlos
en un régimen de escasez tal que sería inhumano e innecesario.
Segundo: porque dadas las condiciones económicas y el enorme
desempleo que hay en el país, a la dictadura no le faltarían nunca hombres
que se enrolen por un sueldo. No tiene pues lógica pensar que se debilita
reteniendo a los prisioneros. Desde nuestro punto de vista militar, lo que
nos importa no es el número de hombres y armas que la dictadura posea,
porque siempre hemos supuesto que contará con los recursos bélicos que
desee teniendo a su disposición la hacienda de la República, sino el
número de hombres y armas que los rebeldes poseamos para cumplir nuestros
planes estratégicos y tácticos. La victoria en la guerra depende de un
mínimo de armas y un máximo de moral.
Una vez en nuestro poder el arma que trae el soldado, este
no nos interesa para nada.
Ese hombre difícilmente se sentirá con deseos de combatir a
los que lo han tratado noblemente. Matar al soldado o someterlo a las
penalidades de la prisión serviría sólo para que una tropa, por ejemplo,
sitiada y vencida, resistiera aunque militarmente no tuviese justificación
para ello.
Quinto [sic]: porque un prisionero en libertad es el mentís
más rotundo a la falsa propaganda de la tiranía.
El día 24 de Julio se devolvieron pues, en Las Vegas, 253
prisioneros. Las actas de liberación están firmadas por Pierre Jecquier y
Jean Pierre Schoenhoenlzer, Delegados del Comité Internacional de la Cruz
Roja, que vinieron de Ginebra, Suiza. Los días 10 y 13 de Agosto fueron
devueltos 169 prisioneros en Sao Grande. El acta [de] liberación está
firmada por el Dr. Alberto C. Janet, Teniente Coronel de la Cruz Roja
Cubana.
No podía haber canje de prisioneros, porque en toda la
ofensiva las fuerzas de la dictadura no hicieron un solo prisionero
rebelde.
No exigimos condición alguna a cambio de ello, porque
entonces la liberación de los prisioneros por parte nuestra hubiera dejado
de tener el sentido moral y político que este acto entraña.
Aceptamos solo las medicinas que envió la Cruz Roja
Internacional en el acto de entregar nosotros el segundo grupo de
prisioneros porque lo interpretamos como un gesto generoso y espontáneo de
dicha institución que compensaba en parte las medicinas que invertimos
curando a los heridos enemigos. Las medicinas de la Cruz Roja
Internacional llegaron en un helicóptero del ejército. ¿Qué menos podían
hacer después que nosotros les habíamos salvado la vida a tantos
soldados?
Es una verdadera lástima que el Estado Mayor y los voceros
de la dictadura se hayan puesto a politiquear con un detalle tan simple e
intrascendente desnaturalizando el sentido del acto.
Nuestros sentimientos respecto a los miembros de las Fuerzas
Armadas los hemos demostrado con hechos y los hechos tienen más valor que
las palabras.
En nuestro trato con los prisioneros hemos observado una
circunstancia permanente y característica [del Ejército de la dictadura]:
el engaño. En el ejército opera toda una maquinaria de mentiras
funcionando constantemente manejada por los centros superiores.
Nosotros hemos capturado numerosos documentos, circulares y
órdenes secretas, muy reveladoras. A la tropa en campaña se le engaña. Se
les asegura que los rebeldes son grupos dispersos, que su moral es baja,
que están armados con escopetas, etc. Lógicamente el soldado, al chocar
con la realidad, recibe un duro impacto.
Ningún soldado, ni Oficial conoce por lo general las cosas
que han ocurrido en la Sierra Maestra.
Si nosotros, por ejemplo, en Uvero, hace más de un año,
hicimos 35 prisioneros, curando 19 heridos, poniéndolos a todos en
libertad, el Estado Mayor se las ingenia para que esos hombres permanezcan
lo más aislados posible.
Al soldado le hacen creer que si caen prisioneros los
torturamos, los castramos, los matamos, en fin, todas las cosas que en los
cuarteles y las estaciones de policía ellos les han visto hacer con
Revolucionarios.
Con la censura de prensa el soldado está ignorante de lo que
ocurre en el país. No lee otra cosa que lo que aparece en los libelos
gubernamentales o en las circulares de orden interior que usa mucho el
Estado Mayor.
A fines de Septiembre de 1957, por ejemplo, en el Oro de
Guisa fueron asesinados 53 campesinos. Días después el Estado Mayor emitió
una circular informando que dos batallones habían obtenido allí una
espléndida victoria, dando muerte a 53 rebeldes sin sufrir ellos baja
alguna.
La circular terminaba: Viva el Viejo Pancho, Candela al
Jarro.
Los soldados no escuchaban otros discursos que los que les
endilgan en Columbia los 10 de marzo y los 4 de Septiembre. Nadie les dice
jamás que detrás de toda esa palabrería, mentiras y engaños de que los
hacen víctimas, se esconde un interés de los políticos del régimen: robar,
y un propósito: que los soldados mueran para defender el infamante y
corrompido régimen.
Yo estoy completamente seguro de que si un solo día, en vez
de combatir se pudieran reunir y conversar todos los revolucionarios y
todos los soldados, la tiranía desaparecería al instante, y una paz larga
y sincera se iniciaría, por muchos años. He observado la calidad humana de
muchos soldados, y a fuerza de sincero hubiera deseado que en vez de
adversarios fueran compañeros de lucha. Me he preguntado muchas veces
cuántos hombres valiosos habrán muerto en el engaño de que defendían algo
por lo que valiera la pena luchar.
Lo mejor del ejército está en sus oficiales de línea y en
sus soldados, si exceptuamos los reclutas que han ingresado los últimos
meses sin selección alguna. Los tenientes sobre todo han demostrado
capacidad y valor en los combates. Tiene el ejército de Cuba una
oficialidad joven que ha despertado en estos meses de lucha nuestro
sincero reconocimiento. No están corrompidos, aman su carrera y quieren su
institución. Para muchos de ellos la guerra en que los han enfrascado es
absurda y sin razón, pero cumplen órdenes e individualmente poco pueden
hacer. Entre otras barbaridades la dictadura ha extraído de las aulas a
los alumnos de la Escuela de Cadetes, sin terminar sus cursos y los ha
enviado al frente. Parece como si quisiera responsabilizar a los futuros
oficiales con la guerra que se libra contra el pueblo y con todos los
crímenes que se han cometido. Son muchos los oficiales jóvenes que han
muerto en los combates de la Sierra Maestra.
Lo peor del ejército comienza en sus Coroneles y se agrava a
medida que se llega a los Generales. Estos son en su mayor parte gente
corrompida y sin escrúpulos. Se podrían contar con los dedos de una mano,
y sobran casi todos los dedos, los que [no] se han hecho millonarios en la
explotación del juego, el vicio, la exacción y los negocios turbios.
Resulta evidente que dado el estado de cosas a que ha
llegado la situación del país sin salida alguna para el régimen, y el
desencadenamiento de los últimos sucesos, es muy posible un golpe de
Estado.
El Movimiento 26 de Julio frente a esa eventualidad quiere
dejar sentada bien claramente su posición.
Si el golpe de Estado es obra de militares oportunistas cuyo
propósito es salvar sus intereses y buscar una salida lo mejor posible a
la camarilla de la tiranía estamos resueltamente contra ese golpe de
Estado, aunque se disfrace con las mejores intenciones.
Porque en fin de cuentas los sacrificios que se han hecho y
la sangre derramada no han de servir únicamente para que las cosas queden
más o menos como están y se repita aquí la historia que siguió a la caída
de [Gerardo] Machado.
Si el golpe militar es obra de gente honesta y tiene un fin
sinceramente revolucionario será posible entonces una solución de Paz
sobre bases justas y beneficiosas a la Patria.
Entre las Fuerzas Armadas y la Revolución, cuyos intereses
no son ni tienen por qué ser antagónicos, puede resolverse el problema de
Cuba. Nosotros estamos en guerra contra la tiranía, no contra las Fuerzas
Armadas; pero es a las Fuerzas Armadas de la República [a] las que
corresponde deshacerse de las ataduras que la han vinculado al régimen más
infamante y odioso que ha padecido nuestra Patria. El dilema que se ofrece
en estos instantes al Ejército es bien claro: o da un paso al frente,
desprendiéndose de ese cadáver que es el régimen de Batista y se
reivindica ante la Nación, o el ejército se suicida como institución. Lo
que hoy todavía puede salvar al ejército no podrá salvarlo dentro de unos
meses.
Si la guerra se prolonga medio año más, el ejército se
desintegrará totalmente. La situación que tiene delante sólo podría
dominarla con el respaldo de toda la población; y al revés de ello, toda
la población está identificada y colabora con la rebelión. El propio
ejército debe saber mejor que nadie lo que acaba de ocurrir en la Sierra
Maestra. Más de 200 oficiales participaron en la última ofensiva y no
pueden ignorar el desastre, ni dejar de meditar sobre los hechos. Y si no
ha podido dominar un solo núcleo rebelde, concentrando sobre él todas sus
fuerzas, menos podrá dominarlos cuando tenga que luchar en 20 frentes de
batalla.
La deserción masiva de los soldados es algo que difícilmente
pueda disimularse. En el Cerro el día 24 de Julio por la noche, en una
sola madrugada, desertaron 31 de 80 soldados destacados en ese punto. Esto
para no citar más que un ejemplo de lo que ha estado ocurriendo en los
demás batallones. Cuando un cuerpo armado llega a esa situación, está en
el deber de analizar las causas que lo han conducido a ese abismo, cuando
aún es tiempo de reaccionar. La objetividad con que les hablo no puede dar
lugar a dudas sobre la sinceridad que encierran estas palabras.
Un acuerdo entre militares y revolucionarios no podrá
desearlo jamás una veintena de asesinos sin salvación posible que con sus
actos han deshonrado el cuerpo armado y lo están conduciendo al suicidio;
pero ese acuerdo es la única salvación que queda a los militares que de
veras les preocupe el destino de su ejército y su Patria.
La oficialidad joven debe estar alerta para que el golpe no
se convierta en una maniobra propiciada tal vez por la propia tiranía para
salvar aunque sea las cabezas de sus peores corifeos.
Como no estamos dispuestos a ceder un solo ápice en lo que a
los intereses del pueblo se refiere, el Movimiento 26 de Julio y el
ejército Rebelde, sólo aceptarán discutir una solución de Paz con el
ejército sobre estas bases.
Primero: Detención y entrega del dictador a los Tribunales
de Justicia.
Segundo: Detención y entrega a los Tribunales de Justicia de
todos los líderes políticos que se han responsabilizado con la tiranía,
son los causantes de la guerra civil y se han enriquecido con el dinero de
la República.
Tercero: Detención y entrega a los Tribunales de Justicia de
todos los militares que se han caracterizado por sus torturas y crímenes,
tanto en las ciudades como el campo y de los que se han hecho ricos con el
contrabando, el juego, los negocios turbios y la exacción, cualquiera que
sea su grado.
Cuarto: Entrega de la Presidencia provisional a la figura
que designen todos los sectores que combaten a la dictadura, para que
convoque en el más breve plazo posible a unas elecciones generales.
Quinto: Reestructuración y alejamiento de los Institutos
Armados de las luchas políticas y partidaristas, a fin de que las fuerzas
armadas no vuelvan a ser nunca más instrumento de ningún caudillo o
partido político y se concentren a su misión de defender la soberanía del
país, la Constitución, las leyes y los Derechos del ciudadano, para que
entre civiles y militares reine la confraternidad y el respeto mutuo, sin
temor ni de unos ni de otros, como corresponde a un verdadero ideal social
de Paz y de Justicia. La República exige mañana mejores y más honestos
políticos, pero también mejores y más honestos militares.
Sin el cumplimiento estricto de estas condiciones nadie debe
hacerse ilusiones de que la guerra pueda concluir, porque antes moriremos
todos, que abandonar la meta por la que está luchando nuestro pueblo desde
hace seis años, y está anhelando hace medio siglo. Nadie como nosotros
tiene derecho a exigir algo en bien de la Patria, y nadie como nosotros ha
sabido renunciar de antemano a toda aspiración personal. Esperamos la
respuesta sobre la marcha.
Las Columnas Rebeldes avanzarán en todas direcciones hacia
el resto del territorio nacional sin que nada ni nadie las pueda detener.
Si un Jefe cae, otro lo sustituirá; si un hombre muere, otro ocupará su
puesto. El pueblo de Cuba debe prepararse a auxiliar a nuestros
combatientes. Cualquier pueblo o zona de Cuba puede convertirse los
próximos meses en campo de batalla. La población civil debe estar lista
para soportar valerosamente las privaciones de la guerra. Que la entereza
demostrada por la población de la Sierra Maestra, donde hasta los niños
auxilian a nuestras tropas, soportando 20 meses de campaña con
incomparable heroísmo, no deje de tener ejemplar emulación en el resto de
los cubanos para que la Patria sea verdaderamente libre cueste lo que
cueste y se cumpla aquella promesa del Titán cuando dijo que "la
Revolución estaría en marcha mientras quedase una injusticia sin
reparar".
Hay Revolución porque hay tiranía. Hay Revolución porque hay
injusticia. Hay y habrá Revolución mientras una sola sombra amenace
nuestros Derechos y nuestra Libertad.
Fidel Castro
Ese día, 19 de agosto:
Se comisiona a la compañera Pastora Núñez a fin de que con
otras personas integre una comisión con el objeto de visitar a todos los
propietarios de Ingenios azucareros de la Provincia de Oriente para
informarles que por disposiciones militares del Ejército Rebelde, se
establece la contribución de quince centavos por cada saco de azúcar de
250 libras producido en la zafra de 1958, de los cuales, diez centavos
corresponden al central y cinco centavos al colono, debiendo el Central
abonar la parte correspondiente al colono para facilitar el cobro de la
contribución, y descontarla al mismo en su oportunidad.
Esta contribución deberá ser satisfecha en su totalidad
antes del próximo 15 de Octubre.
El cumplimiento de esta obligación por parte del
contribuyente lo hace acreedor a las garantías que sólo el Ejército
Rebelde puede hoy brindar a las cañas y a las instalaciones industriales
de todos los centrales de la Provincia.
El no cumplimiento de la misma en el tiempo y forma
indicados dará lugar a sanciones que serán irrevocables a partir de dicha
fecha, pues no se admitirá aplazamiento alguno ni aceptaremos su cobro
posterior.
Fidel Castro Ruz
Comandante Jefe
En una información dirigida al pueblo, expresé:
El pueblo de Cuba debe cooperar con el Movimiento de
Resistencia Cívica para aumentar los abastecimientos de las columnas
invasoras del Ejército Rebelde para que con el esfuerzo y el sacrificio de
todos podamos poner pronto fin a la tiranía.
JUEVES 21
Fidel y Pastorita Núñez en la Comandancia de La Plata,
octubre de 1958.
Se inicia la marcha de las columnas rebeldes, equipadas con
las armas conquistadas al Ejército batistiano durante su ofensiva contra
el Primer Frente en la Sierra Maestra.
Ese día partió del Salto el comandante Camilo Cienfuegos al
frente de la Columna Invasora Antonio Maceo, cuyo propósito era llevar la
guerra al extremo occidental del país.
Ordené al comandante Juan Almeida que, al frente de la
Columna 3, regresara hacia su antigua zona de operaciones en el extremo
oriental de la Sierra, próximo a Santiago de Cuba.
Envié una nota dirigida a José Antonio [Miguel Ángel Ruiz
Maceira], jefe de acción del Movimiento en Santiago de Cuba:
Es muy necesario que vengas a verme lo antes posible, para
tratar asuntos que requieren hacerlo personalmente para estudiarlos y
resolverlos con éxito.
Un saludo fraternal y nuestra felicitación a valientes
compañeros de Santiago.
Fidel Castro Ruz
El propio día 21, en carta dirigida a Camilo le
comunicaba:
No dejes de mandarme la lista completa del armamento que
llevas.
Pregúntale a Pinal [Antonio Sánchez Díaz, Pinares]
qué hizo con los tres sprinfields que tenía guardados.
No tengo aquí "microonda de aire" pues supongo te refieres
al P.R.C.-10. Ni creo que ellos las vuelvan a usar de ese tipo.
Investiga bien la conducta de [Carlos] Borjas, pues me
parece que ese señor no promete nada bueno. Recuerda que el refuerzo debes
dárselo a tu teniente y aleccionarlo bien.
Ayer tiraron aquí unos botellones muy raros con lí-quido u
otra cosa que no se ha podido investigar bien, pues solo se recogieron los
vidrios del recipiente y que puede ser cualquier cosa.
Apúrate no vaya a ser que te agarre por aquí una epidemia de
viruela o cualquier cosa por el estilo.
Buena suerte.
Fidel Castro Ruz
P. D. No tengo una bala de cristóbal. Si llegan te las
mandaré como pueda.
Mediante Orden Militar le asigné al comandante Ernesto
Guevara la misión de trasladar una columna para la provincia de Las Villas
y comenzar las operaciones en ese territorio.
ORDEN MILITAR
Se asigna al Comandante Ernesto Guevara la misión de
conducir desde la Sierra Maestra hasta la Provincia de Las Villas una
columna rebelde y operar en dicho territorio de acuerdo con el plan
estratégico del Ejército Rebelde.
La columna No 8 que se destina a ese objetivo llevará el
nombre de "Ciro Redondo", en homenaje al heroico capitán rebelde muerto en
acción y ascendido póstumamente a Comandante.
La Columna No 8, Ciro Redondo partirá de las Mercedes entre
el 24 y el 30 de Agosto.
Se nombra al Comandante Ernesto Guevara Jefe de todas las
unidades rebeldes del Movimiento 26 de Julio que operan en la Provincia de
las Villas, tanto en las zonas rurales como urbanas y se le otorgan
facultades para recaudar y disponer en gastos de guerra las contribuciones
que establecen nuestras disposiciones militares, aplicar el Código Penal y
las Leyes Agrarias del Ejército Rebelde en el territorio donde operen sus
fuerzas; coordinar operaciones, planes, disposiciones administrativas y de
organización militar con otras fuerzas revolucionarias que operen en esa
Provincia, las que deberán ser invitadas a integrar un solo cuerpo del
Ejército para vertebrar y unificar el esfuerzo militar de la revolución;
organizar unidades locales de combate, y designar oficiales del Ejército
Rebelde hasta el grado de Comandante de Columna.
La Columna No 8 tendrá como objetivo estratégico batir
incesantemente al enemigo en el territorio central de Cuba e interceptar
hasta su total paralización los movimientos de tropas enemigas por tierra
desde Occidente a Oriente, y otros que oportunamente se le ordenen.
Fidel Castro Ruz [Firma]
Comandante en Jefe
Sierra Maestra, Agosto 21, 58,9 p.m.
VIERNES 22
En primer plano, a la izquierda, el teniente Orlando
Rodríguez Puertas frente a su tropa.
Le envié al comandante Quevedo una carta con el siguiente
contenido:
Comandante Quevedo:
Entre varios papeles que recibí esta mañana, entre ellos una
carta de mi madre, venía ese papel, que le envié sellado tal, como lo
recibí. Ignoro por completo su contenido. Ahora me dicen que usted "cree
su contenido era una broma". No sé qué tontería le puedan haber escrito.
Esos papeles los mandó Enrique López. Me preocupa que lo anden molestando
y le ahorraría con gusto que ocuparan su atención con cosas
intrascendentes si no fuese una indelicadeza leer cualquier comunicación
dirigida a usted.
Cuando yo estaba en prisión nada me molestaba tanto como que
un censor leyese mi correspondencia.
Afectuosamente
Fidel Castro Ruz
Carta dirigida a Carlos Chaín, miembro de la dirección del
Movimiento 26 de Julio en la provincia de Oriente.
Carlos:
Tony [Antonio Santos Buch] lleva una misión específica que
cumplir, como parte de un plan que quiero tratar ampliamente con José
Antonio [Miguel Ángel Ruiz Maceira]. Pero no quiero que las dilaciones del
viaje de éste, retrasen la preparación del trabajo de Tony que es de suma
importancia. Lo primero que hace falta es poner en manos de Tony cinco mil
pesos, la dinamita y las armas que haya en existencia, así como cualquier
vehículo disponible que tú o cualquier otro departamento no necesite para
su funcionamiento. Deben suspenderse a partir de esta comunicación los
planes de acción que estén verificándose. Esta suspensión durará
diez o doce días. El objeto es combinar operaciones de mayor envergadura.
Vamos a reforzar los cuadros de acción con armas y, además, tropas que
operarán combinadas. Todo esto es rigurosamente secreto, para conocimiento
tuyo, de Zoilo [Marcelo Fernández Font] y José Antonio [Miguel Ángel Ruiz
Maceira]. Bríndale a Tony todas las facilidades.
Si no todo el dinero, hay que disponer por lo menos de parte
de la cantidad señalada, tomándolo de cualquier recaudación, mientras yo
recibo sumas gruesas que he solicitado y atiendo esos gastos
directamente.
Recibe un fuerte abrazo
Fidel.
P. D. Que José Antonio haga el viaje lo antes
posible.
SÁBADO 23
El teniente Orlando Rodríguez Puertas, jefe de pelotón
de la Columna 1, formó parte del grupo de combatientes que acompañó al
Comandante en Jefe Fidel Castro desde su salida de la Comandancia de La Plata
hasta el cerco a Santiago de Cuba.
Este día le envié a Gustavo [Arcos Bergnes], en México, el
siguiente mensaje en clave:
Pista 100 E Guilla [Cienaguilla] y encañado C. Punto. Espino
[Cayo Espino] lista extensión aproximadamente quinientos metros Punto.
sincopal debe conocer lugar, Punto. Peletería mejor seis y media. P.M.
Bandera 26 jueves próximo.
Llegó así a la Sierra un avión que transportaba armas y una
planta de radio de alta potencia.
El avión "hubo que quemarlo, pues lo ametrallaron y le
hicieron una avería en el tanque de gasolina", informé en aquel
momento.
DOMINGO 24
En un pequeño block de notas escribí la respuesta a la carta
de mi madre, Lina Ruz, recibida la mañana del 22 de agosto. Hacía casi
cuatro años que no la veía, y comunicarme con ella representaba para mí
una ocasión especial, sobre todo, después de lo vivido, y en medio de la
guerra.
Querida madre:
Recibí con mucha alegría tu carta y considero una gran cosa
la oportunidad de enviarte estas líneas.
Seré breve porque sobre las cosas que podría hablarte habría
que escribir mucho o no escribir nada. Tiempo habrá cuando concluya la
guerra.
Estoy bien de salud como nunca lo había estado y Raúl lo
mismo. Yo puedo comunicarme con él por radio cada vez que quiera, y todo
marcha bien.
Sabía ya que Ramón estaba en España y también el viaje de
Agustinita. Algún día la familia volverá a reunirse.
Puedes mandarme noticias por esta vía y recibir cartas mías
con frecuencia.
Muchos recuerdos a todos los buenos amigos que no menciono
pero a los que siempre recuerdo y recibe tú muchos besos de tu hijo.
Fidel
Como parte de los preparativos de la invasión, asigné un
armamento de superior calidad y poder de fuego a los combatientes de la
Columna 8, que cumplirían esa misión.
En nota dirigida al Che le comuniqué.
Che:
Te mandé entregar los 7 garands con 100 balas cada uno para
que devuelvas 7 cristóbal sin balas.
No te complazco con lo del antitanque porque los voy a
necesitar muy seriamente y me parece que su única eficacia puede consistir
en concentrar el fuego de varios sobre un mismo tanque. Tengo mis dudas de
que le hagan algo al Sherman.
Sobre el M-2, como no sería un arma personal para ti, pues
ya tienen uno, y no hay además parque, guardo los dos que vinieron.
No solamente parque 30.06 y M-1; hace falta también el de 7
milímetros para los máusers y mendozas. Pasan ya de cien las armas sin uso
por falta de balas.
Entre las cuestiones que no debía descuidar se encontraba
velar por la disciplina guerrillera. La nota al capitán Eduardo Ruiz Samé
muestra mi preocupación en tal sentido y la noble disposición de los
combatientes rebeldes, para los cuales significaba un castigo el hecho de
no poder partir con su tropa a cumplir una misión.
Samé:
Impuse al portador, Ángel Carmenate, 15 días de reclusión en
la escuela, como requisito para volver a entrar en la tropa, salvo que
haya cometido falta de mayor gravedad que a entender de usted requiera más
sanción. Cumplidos los 15 días puede partir a juntarse con su tropa.
Saludos.
Fidel Castro
De asuntos y detalles similares a este había que ocuparse
constantemente.
LUNES 25
Capitán Orlando Lara, tras la victoria sobre la
ofensiva de verano, Fidel le asignó una columna que operó en el Cuarto
Frente.
En la tarde de este día, mediante Orden Militar, dispuse que
se organizara el hospital Mario Muñoz, en La Plata.
Orden Militar
Se dispone por la presente Orden Militar que los capitanes
médicos, doctores Raúl Trillo y Eduardo Ordaz organicen el Hospital Mario
Muñoz, en La Plata, de acuerdo con las normas que ellos estimen más
convenientes a su funcionamiento pudiendo redactar al efecto un reglamento
para el mismo, estableciendo horas de visita, consulta, enfermos que
puedan tener acompañante de acuerdo con su estado y todas las demás
disposiciones administrativas y disciplinarias que estimen pertinentes,
las cuales serán de obligatorio cumplimiento para toda autoridad civil o
militar de la Sierra Maestra, ninguna de las cuales podrá interferir las
órdenes y disposiciones del hospital que es un establecimiento
absolutamente autónomo.
Se hace constar además que en cuestión de abas-tecimiento el
hospital tiene preferencia que deberá ser reconocida en cualquier almacén
o depósito rebelde de suministros.
Fidel Castro Ruz
Comandante Jefe, Sierra Maestra
Agosto 25, 58, 2 p.m.
MIÉRCOLES 27
En este tiempo distribuí armas y municiones entre las
unidades, de acuerdo con las misiones que debían cumplir dentro del plan
estratégico del Ejército Rebelde. Fue una tarea que seguí al detalle y en
la cual tuve que luchar contra individualismos y tendencias
personales.
Nota dirigida por Huber Matos a Luis Crespo:
Compañero Crespo:
Quiero que me consigas algunas balas de salva para lanzar
granadas de Garant [Garand]. También te agradecería mucho que de las armas
que tú tengas ahí, le facilitaras una a Omar, ya que a nosotros se nos
queda en taller el fusil ametralladora Browning y por esta causa nos falta
un arma.
Siempre a tus órdenes tu amigo y compañero
Huber Matos B.
Le hice llegar de inmediato esta nota a Crespo con un
añadido de mi puño y letra respondiéndole a Huber Matos:
Hubert [Huber]:
No me explico que te pueda faltar alguna arma cuando el
chino que estaba aquí de armero se fué con una Cristóbal. No me gustan
estas gestiones a mis espaldas porque lo descontrolan y desorganizan todo.
Nadie puede disponer de las armas que están en la armería. Hay que ordenar
y no desordenar. ¿Cuándo vamos a poder contar con la colaboración de los
compañeros más responsables?
¡Que te acabe de ir bien!
Fidel
Luis Buch, viejo guiterista y activo militante del 26,
realizaba una valiosa labor en el ámbito internacional de apoyo a nuestro
Ejército Rebelde, desde Caracas. Ese día envío mensaje en clave a Luis
Buch a Venezuela.
Parque 30.06 mejicano no sirve tiene que ser americano.
Parque siete milímetros mejicano sí sirve y hace falta acabar de venir con
lo que tenga.
Alejandro [Comandante Fidel Castro Ruz]
JUEVES 28
Mensaje dirigido al capitán Félix Duque:
Duque:
Al hacer el recuento de peines pequeños faltan 4 peines. Por
tanto deduzco que cogiste también peines chiquitos.
En esta fecha envié la siguiente nota dirigida al
Che:
Che, dado el tiempo que ha sido necesario invertir en los
preparativos y el peligro de que el proyecto se haya divulgado mucho,
tienes que tomar medidas extraordinarias de precaución a la salida.
Se me ocurre que cuando vayas llegando a las zonas más
peligrosas, cercanas a la carretera, la gente debe bajarse, avanzar a pié
a distancia de los caminos, y los camiones cruzar solos esa parte hasta
más allá de la carretera protegidos por emboscadas en los flancos, en cada
cruce, muy especialmente la carretera, instalándose minas y teniendo lista
la bazooka en el lugar estratégico por si meten tanques. Si cruzas sin
novedad el primer tramo estaré más tranquilo, el problema a mi entender
consiste en el hecho de que dispones de una sola vía de salida. Las
noticias se divulgan mucho aquí, los preparativos son muy visibles, la
gente muy curiosa y solo falta que el enemigo sea muy estúpido para que no
tome algunas medidas, ya me informaron la llegada de las balas, solo me
preocupa saber si Pedro Luis [Díaz Lanz] ha podido salir sin dificultad,
si es cierto que vinieron solamente mil y pico de...
[incompleto]
VIERNES 29
Le envío la siguiente indicación a Lalo Sardiñas:
Lalo, después que el Che recoja las balas que le indiqué...
el cargamento debe ser guardado en Las Vegas en lugar seguro.
A mi nota escrita el día 27, al pie de la dirigida a Luis
Crespo por Huber Matos, este reaccionó con un gesto y una respuesta
groseros.
El Descanso, Ag. 29-58.
Comandante:
Mi deseo de tener más armas para mi columna tiene un límite
impuesto por mi propia dignidad de hombre, que no es menos que la suya.
Soy ajeno, y Ud. si me conociera lo debía suponer así, a lo que Duque le
haya hecho interesado en quedarse con 4 peines en vez de 2. Su Beretta le
fue entregada a César Suárez, con 200 balas para que me llevara él mismo
hasta la Comandancia.
Creáme que hoy he deplorado el haber venido aquí a la
Sierra. Acepto su insulto como un sacrificio más en esta hora en que lo
que importa es la suerte de Cuba.
Le devuelvo su papel y le exhorto a que se supere en la
forma de tratar a algunos de sus colaboradores, sobre todo, a los que
creen haber probado que están aquí defendiendo ideales y principios.
Huber Matos B.
SÁBADO 30
Inspirado en la ética martiana, respondí enérgicamente al
insolente mensaje de Huber Matos, donde él deploraba haber subido a la
Sierra.
Sierra Maestra Agosto 30, 58
Huber:
Más que como un acto de indisciplina y una grosería, indigna
del espíritu de confraternidad con que siempre nos hemos tratado todos
aquí, duele la evidente ingratitud con que has pasado por alto las
reiteradas pruebas de consideración personal que he tenido contigo.
Soy hombre poco dado al teatralismo y he tratado siempre
aquí a quienes tengo en alguna estima, con la confianza y familiaridad con
que se trata a los hombres cuando no median ridículos convencionalismos ni
hipocresías de ninguna índole. Soy franco y natural en todas mis
expresiones y eso compensa en mí lo que falte de formulismos cortesanos en
mis relaciones con los compañeros a los que he considerado siempre como
iguales, porque no soy aristócrata ni en la más insignificante
manifestación de mi espíritu.
Estoy haciendo esta revolución con hombres de humilde cuna,
con más instinto para conocer las verdaderas raíces de mis sentimientos
democráticos y humanos, que los hombres un poco más privilegiados por la
fortuna, a quienes ha sido dada la oportunidad de adquirir un poco más de
educación y con ella también muchos prejuicios.
No he deplorado jamás, a pesar de haber sufrido muchas más
amarguras, más ofensas y más sacrificios que tú, haber estado luchando por
esta causa desde hace siete años, venciendo muchos más obstáculos de los
que han encontrado los hombres a los que [de] algún modo he ayudado a
satisfacer sus ansias de lucha y sus anhelos de realizar un ideal, para lo
cual he tenido la abnegación y la paciencia que debieran tener en cuenta
los que tan fácilmente como tú deploran el haber venido a un lugar de
sacrificio donde por todo premio no hay que esperar otra cosa que heridas
como las contenidas en tu inoportuno y desconsiderado mensaje no es tal
vez más que una leve muestra.
Tú no eres un colaborador mío, sino de la revolución. Yo
aquí no soy un amo, ni un jefe arbitrario, sino un miserable esclavo de lo
que creo mis obligaciones. Si me excedo a veces en el humor con que exijo
detalles insignificantes, como el que puede implicar un arma para dotar a
otras unidades con el mismo celo e interés con que he dotado la que tú
mandas y las que han partido con otros compañeros, se debe a la lucha que
tengo que librar en un ambiente donde cada cual quiere tener lo mejor para
su tropa y se olvidan de que la victoria solo puede ser el fruto de la
eficacia y el esfuerzo de todos. Y esa lucha contra los individualismos y
tendencias personales debiera preocupar más a los que son testigos de
ellas, que andar expurgando agravios inexistentes, como si el orgullo
importara por encima de todo lo demás. Rechazo terminantemente el
calificativo de insulto que les das a las palabras contenidas en mi nota,
que guardaré como constancia de este incidente. No te la devuelvo porque
nunca hago ni escribo nada con el fin de ofender. Invierto mis energías y
mi tiempo en propósitos más elevados.
Afea tu acción el hecho de que la hayas realizado en
instante en que exigirte cuenta de tu conducta ocasionaría un irreparable
daño a todos los planes, o por lo menos al más importante plan contra las
fuerzas enemigas, a las que me interesa más destruir que reparar agravios
personales. Lo personal no me importa y cuando personalmente fuese un
estorbo a esta causa y así lo entiendan los que hoy me obedecen, me
apartaré sin vacilación, porque veo en eso mucha más honestidad y honra
que en estar mandando a otros y asumir jefaturas que para mí no
constituyen un placer sino un amargo deber, y hubiera deseado que otro más
capaz y mejor que yo (lo que digo con toda sinceridad, por si lo dudas)
estuviese dirigiendo esta lucha, porque con la modesta filosofía que he
dotado mis más íntimas convicciones siento un profundo desprecio por todas
las vanidades y ambiciones humanas. Todo el orgullo del mundo vale menos
que un átomo de humildad cuando comprendemos que los hombres somos una
desoladora nada.
No te tomes jamás la molestia de pensar que me preocupe lo
más mínimo la actitud que cada cual asuma con respecto a mí. Me preocupa
solo la forma en que cada cual cumpla con su deber. Y ese deber,
entiéndelo bien, no lo veré jamás como algo que tenga que ver con mi
nombre, o con mi orgullo o con mi personal interés, que por fortuna no
existe en absoluto. Y cuando otros entiendan su deber de modo distinto al
que mi conciencia me indique que es el mío, cuando esté seguro de que mis
actos estén limpios de todo innoble propósito, me tiene sin cuidado lo que
ello implique, porque en definitiva esa es mi vocación y mi destino:
luchar.
Duro es tener que invertir las energías de un hombre para
llevar este mensaje que hubiera sido innecesario, pero tú no eres un
soldado de fila sino un jefe de columna y algún interés tengo en aclararte
estos conceptos.
Exhortaciones, no te hago ninguna. Yo debo darte órdenes y
no hacerte exhortaciones. Te agradeceré en cambio todas las que me hagas,
siempre que te las autorice, y te exijo terminantemente que rectifiques
los conceptos vertidos en tu mensaje. Y si tu honor, tu orgullo o como
quieras entenderlo, te impide rectificar la indecencia de haber devuelto
la nota mía, entrega el mando al Capitán Félix Duque, al que impondré de
este incidente, y en cuyo caso debe proseguir hasta la Comandancia de
Almeida a recibir instrucciones, y tú presentarte en la Comandancia
General.
Fidel Castro Ruz
El 4 de septiembre, Huber Matos recoge vela y
escribe:
La Estrella, sep. 4 de 1958
Dr. Fidel Castro R.
Cmte. Jefe del Ejército Rebelde "26 de Julio".
Comandante:
Yo no tengo tiempo para contestar su carta párrafo por
párrafo como hubiera deseado. Responsabilidades y deberes que Ud. me
confió me obligan a ser breve en la respuesta.
Por creerme digno del mando con que Ud. me honró, lo seguiré
desempeñando en tanto Ud. disponga lo contrario; en cuyo caso acataré
disciplinadamente lo que Ud. disponga.
Debo aclararle que aceptar los conceptos contenidos en su
nota de Agosto 28, que ha dado lugar a este incidente, implicaba para mí
el no tenerme por hombre honrado, y yo no quiero vivir cuando piense que
he dejado de ser un hombre honrado. Comprendo ahora al leer su carta de
Agosto 30, que Ud. no tuvo intención de ofenderme, pero yo no pude leer su
intención, sino lo que su pluma escribió. Aclarado ésto no tengo
inconveniente en ofrecer rectificaciones, pero como éstas pudieran tener
un valor formal, atendiendo a la diferencia de grados; vale mucho más aquí
que ratifique que le admiro y le sigo porque le conozco dedicado por
entero al bien de la Patria y a la causa de la Libertad.
Siempre a sus órdenes
Cmte. Huber Matos B.
El último día de agosto escribí una carta a Cayita [Leocadia
Araújo] por quien sentía un entrañable afecto. Ella era heredera de una
larga tradición patriótica, desde los tiempos de los mambises.
Querida madre:
No la olvido nunca como sé que usted no me olvida.
Si no le he escrito muchas veces sé que me lo perdona porque
sabe cómo hemos vivido embargados en este esfuerzo. Pero tengo la fortuna
de poder enviarle hoy estas líneas, si no largas, por lo menos llenas de
filial y fiel cariño.
Ardo en deseos de volver a verla y escuchar de nuevo con la
emoción profunda que usted sabe darles, las anécdotas de nuestros
patriotas con las cuales deben educarse y prepararse para una vida más
digna y feliz nuestras futuras generaciones.
Reciba usted, M. A. y todos mi más devoto [y] sincero
cariño.
Fidel Castro Ruz
Dispuse que todas las fuerzas que operaban en las zonas
inmediatas a Santiago de Cuba formaran parte del frente este de la Sierra;
el cual quedaba bajo la jurisdicción del comandante Juan Almeida.
A principios de septiembre, dos nuevas columnas, salidas de
la Sierra Maestra, se situaron, siguiendo las instrucciones del mando
rebelde, en forma de arco alrededor de Santiago de Cuba, cerrado al Sur
por el mar. Se trataba de la Columna 9 Antonio Guiteras y la 10 René Ramos
Latour, las cuales, junto con la Columna 3, Santiago de Cuba, integraron
el Tercer Frente, denominado: Dr. Mario Muñoz Monroy.
Le envío carta a Almeida.
Almeida:
En vez de una patrulla mando una columna al mando de René de
los Santos, quien estoy seguro será un buen Jefe. Esta fuerza como todas
las que operan en el frente este de la Sierra Maestra quedará bajo tu
jurisdicción, establecerá su sede de operaciones en el punto que te
indiqué y realizará el plan progresivo de acción, que tú conoces, con
algunos aspectos nuevos.
La columna de Hubert [Huber], también hacia ese frente va
delante. Más adelante enviaré la planta que está aquí, tan pronto instale
otra que recibí por avión. Tienes que enviar noticias con la mayor
frecuencia.
Abrazos.
Fidel Castro Ruz
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