Capítulo IV
El mosaico confesional: de ¡o ritual a lo secular
Para explicar la presencia confesional de los árabes de Cuba, es
necesario desglosar el complejo mosaico de ritos y cismas surgidos
históricamente en el Cercano Oriente en los dos últimos milenios, a
saber: el cristianismo y el islamismo.
En Cuba estuvieron presentes todas las divisiones cismáticas de
ambas religiones monoteístas, al menos de forma nominal, pues no
todos los inmigrantes fueron practicantes activos de su fe de
pertenencia.
A partir del siglo Vil d.n.e. , el Oriente arábigo es una región
poblada mayoritariamente por musulmanes, pero posee en su seno al
menos trece ritos cristianos que agrupan un promedio total de siete
millones de fieles, concentrados en los valles del Nilo, del Jordán,
del Tigris y el Eufrates, así como en las montañas Libanésas y en el
Kurdistán. (R. Boustami y P. Fargues, 1994: 29).
Antes del nacimiento del Profeta del Islam ya estaban constituidas
cuatro comunidades cristianas autóctonas del Oriente: los
nestorianos de Mesopotamia, los maronitas Libanéses, los jacobitas
sirios y los coptos de Egipto.
Los primeros en rebelarse contra la autoridad papal fueron los
cristianos de Mesopotamia, vasallos de Persia, quienes intentaron
conciliarse con la potencia dominante separándose de
Bizancio y Roma, y adoptaron la doctrina del patriarca Nestorius,
que concebía dos personas en Cristo (la humana y la divina). (R.
Bustani y P. Fargues, 1994: 29). Los feligreses de este rito se
mantienen en su región de origen: el Kurdistán iraquí
Los coptos de Egipto, los jacobitas de Siria y los armenios fueron
otras escisiones religiosas que proclamaron una doctrina diferente:
el monofisismo, negando en el siglo V la naturaleza humana de Cristo
y afirmando su condición divina.
Los maronitas se agruparon en torno al convento de San Marón (el
Líbano) en el siglo VI d.n.e., y fueron los únicos cristianos
autóctonos del mundo árabe que afirmaron su fidelidad a Roma.
Comenzaron las relaciones con el Pontificado romano, entre los años
1182 y 1215, época de las cruzadas. (Enciclopedia Universal Espasa
Calpe S.A., t. 56: 776 y C. F. Volney, 1830, t. I: 385-386).
AI producirse la separación entre Bizancio y Roma en el Concilio de
Niza (año 1054), resultado de la oposición de Bizancio a las
intenciones del estado franco de hacer de Roma nuevamente la capital
del Imperio Latino, surge la iglesia griego-ortodoxa, que marca la
otra gran escisión del cristianismo.
Los maronitas predominan en todo el corredor montañoso Libanés
(Monte Líbano) y los greco-ortodoxos árabes están distribuidos en
Siria, Palestina y el Líbano.
En medio de esta compleja balcanización confesional, aparecen grupos
que se alinearon parcialmente a la Iglesia Católica, como los
caldeos en el siglo XVI (derivación de los nestorianos), los
sirioscatólicos, emanación de los jacobitas, los griegos-católicos o
melkitas, desprendimiento de los greco-ortodoxos, y los
armenioscatólicos, separados de los armenios-gregorianos.
Los griegos-ortodoxos del Levante utilizan generalmente el idioma
árabe en sus oficios, incluidos los sacerdotes de categoría inferior
—el alto clero se expresa en griego. Existen dos patriarcados
ortodoxos en el Creciente Fértil: el de Antioquia y el de Jerusalén.
Al primero pertenecen generalmente los nativos de Siria y el Líbano,
y los árabes palestinos se adscriben al de Jerusalén. Los melkitas
surgieron en el siglo XVIII, cuando algunos miembros de la Iglesia
Oriental Ortodoxa se unieron al Papa. La Iglesia melkita constituye
actualmente otro patriarcado de la Iglesia de Roma, pero difiere del
catolicismo romano, pues la misa es una liturgia bizantina cantada
en griego y árabe. El término "melkita" (realista) alude a los que
siguieron la interpretación del cristianismo del Emperador
Constantino y deriva del árabe malik = rey. (A. Batrouney, 1985:46).
Los sirios-católicos, los caldeos y los armenios se expresan en
griego, árabe y armenio respectivamente.
El Patriarca sirio-católico residía en Mardin y también en Alepo y
Beirut; el Patriarca de los caldeos radica en Mosul (Irak) y ostenta
el título de Patriarca de Babilonia. (Enciclopedia Universal Espasa
Calpe S.A., t.56: 777).
El protestantismo apenas tuvo representación entre los inmigrantes
árabes de Cuba. Tiene su epicentro en Beirut y se inició bajo la
influencia alemana fundamentalmente, pero al finalizar la Primera
Guerra Mundial primaron el influjo británico y norteamericano.
Los maronitas fueron sin duda el grupo religioso más importante de
la diáspora árabe en Cuba y en el continente americano. Conservaron
durante siglos un status autónomo. A principios del siglo XIX el
poder del emir maronita, elegido por la aristocracia, preponderó en
el Líbano; su decadencia comenzó durante la guerra civil con los
drusos, que duró de 1840 a 1860. En este último año Francia
interviene en el conflicto Libanés e implanta un protectorado a
favor de los maronitas.
La Iglesia Maronita se dividía en nueve diócesis en el año 1916:
Jbail y Batroun; Beirut y una parte del Líbano; Tiro y Sidon;
Baalbeck y Kesruan; Trípoli; Chipre y la otra parte del Líbano;
Damasco y Hauran; Alepo y Cilicia, y Egipto.
Hacia 1916 el número de creyentes maronitas de toda la región
mesoriental ascendía a 300,000 miembros. La diócesis de Kesruan fue
de las más poderosas. En el siglo XVIII los feligreses de esta
región eran los únicos maronitas en portar turbante verde y eran
objeto de medidas tolerantes por parte de Turquía. (C. F. Volney,
1830: 250)
El jefe espiritual es el Patriarca (Patriarcha Antiochenus
Maronitarum) elegido por los obispos, quien tiene las prerrogativas
de convocar concilios nacionales, consagrar a los obispos y visitar
las diócesis.
La liturgia maronita es la antigua del apóstol Santiago,
originalmente en lengua aramea, pero muy desfigurada por su
adaptación a los cánones de la Iglesia Romana. El evangelio se lee
en árabe para lograr la comprensión popular y así lo practican
también los sacerdotes. Al igual que los latinos, los maronitas
conservan el pan sin levadura, no mezclan el agua con el cáliz, y
celebran muchas misas en el mismo altar.
Además de la liturgia principal, los seguidores de San Marón poseen
otras menores o anáforas griegas, como la de San Pedro, la de los
Doce Apóstoles, la de San Juan Evangelista, San Mateo y Juan
Crisóstomo. (Enciclopedia Universal Espasa Calpe S.A., t. 30: 1148).
Junto a la mayoritaria masa cristiano-árabe emigrada a América,
arribó también a Cuba un número menor de musulmanes de las dos
corrientes históricorituales (chiísmo y sunismo) provenientes del
Líbano, Siria, Palestina, Egipto y Yemen.
El Islam, tercera religión monoteísta surgida en el Cercano Oriente,
nació en el siglo VII d.n.e., cuando el profeta de la tribu Banu
Quraish, Mohamed ibn Abdallah al Hashimi (Mahoma) recibe las
revelaciones divinas en las ciudades árabes de Meca y Medina. En el
año 622 funda en Medina el primer oratorio y casa de reunión
(masjid, mezquita).[1]
La religión islámica (Islam, sumisión a Dios) posee su libro
sagrado, Al Quran, literalmente "la recitación", donde están
agrupados en 114 capítulos o suras las revelaciones de Allah, Dios.
El Islam descansa en cinco pilares fundamentales a saber:
1. La Shahada o doble testimonio: existe un solo Dios, y Mahoma es
su mensajero (el sello de las profecías).
2. Observancia de cinco rezos diarios.
3. Entrega del zakat o limosna a los necesitados.
4. Observancia anual del ayuno, en el noveno mes del año musulmán
(Ramadán). Es un ayuno de 30 días en el que se practica la
abstinencia de alimentos, líquidos y relaciones corporales desde el
alba hasta la puesta del sol.
5. El peregrinaje a los Santos Lugares, la Meca y Medina, al menos
una vez en la vida del creyente, condición que le acredita como
hajji (peregrino).
A la muerte del fundador (año 632) comenzaron los problemas de la
sucesión dinástica en el naciente estado teocrático. La ausencia de
herederos varones originó la ascensión al califato de tres líderes
de manera respectiva (Abu Bekr, Ornar y Otman) elegidos por la
comunidad de creyentes. Quienes desde entonces reconocen la validez
jurídica de esta vía no familiar de heredar la dirección del Islam,
son los denominados sunitas, mayoritarios dentro de la pléyade de
pueblos islámicos.
Los chiítas en cambio son los llamados partidarios de Alí, el primo
hermano de Mahoma que llegó a ocupar el califato en el cuarto turno
(657-661). El chiísmo considera la legitimidad de gobierno en el
Islam a través de los descendientes de Alí, quienes conforman la
línea sucesoria de los imanes. Se dividen en dos ramas principales:
duodecimanos y septimanos.
Según datos contemporáneos del Atlas du Monde Árabe, los musulmanes
chiítas constituyen en el Líbano el 25%, los sunitas el 22% y los
cristianos de todos los ritos el 45%, quedando un minoritario 8%
para la comunidad drusa, inicialmente de gestación islámica pero
separada tempranamente como grupo etnoconfesional. (R. Bustani y P.
Fargues, 1990:131).
Para la fe drusa el dios único se ha mostrado diez veces a los
hombres en forma humana, la última de ellas como el califa Al Hakim,
bajo el nombre celestial de B'amr-Ellah. En realidad Al Hakim fue el
sexto califa de la dinastía fatimi de Egipto, de origen chiíta. El
califa se autoproclamó encarnación de la divinidad en el siglo XI.
La religión drusa posee su propio catecismo en el que declara que
Hamza Ibn Ali, visir del califa, es el Mesías. Su sistema
ideológicoreligioso es en realidad una mezcla de las tradiciones
judeo-cristianas, persas, chiítas, y del pensamiento griego de los
pitagóricos y
los neoplatónicos. Creen igualmente en la metempsicosis o
transmigración de las almas. (R. Sánchez Porro, 1992:7).
En Siria el total de cristianos ascendía a un 10%, que incluía
sirios jacobitas, melldtas, siriacos, armenios y ortodoxos. En Irak
los cristianos apenas constituían un 3% dentro del amplio mosaico
islámíío.
¿Transconfesionalización en Cuba?
La diversidad descrita arriba tuvo su reflejo en la Isla con la
lógica desaparición de las condiciones que amparaban a los distintos
ritos en la región de origen. Sin embargo, al inicio del
asentamiento árabe se notaron ciertas diferencias y balcanizaciones.
Adolfo Dollero en un acápite titulado "La colonia otomana" (en
realidad árabe) plantea:
"Forman la colonia otomana dos elementos muy distintos: los turcos
de Europa y una parte del Asia Menor conocidos en sus creencias
religiosas como musulmanes o mahometanos y los súbditos otomanos del
Monte Líbano y de otros puntos adonde llega la influencia europea,
especialmente la francesa.
"Estos últimos, conocidos con el nombre de sirios, profesan la
religión católica, apostólica y romana, aman la civilización latina
y viven aislados del elemento mencionado arriba. Diré más; no les
gusta verse confundidos con los primeros.
"...no se puede saber con exactitud ni relativa el número de ellos:
se calculan de 6,000 a 7,000 aproximadamente. El elemento mahometano
es inferior en número y acaso no supera los 3,000 individuos en toda
la Isla." (A. Doliera, 1916: 466).
La xenofobia del citado autor no impide observar la división
numérica aproximada entre cristianos y muslimes árabes en la
primeras décadas del siglo XIX cubano. En el texto anterior la
denominación de "sirios" alude a los maronitas.
Otros grupos religiosos no árabes provenientes de tierra levantina
tuvieron su presencia en el país. En tal sentido se inscriben los
armenios, algunos procedentes del Líbano y Siria.[2]
La agrupación de los inmigrantes según su creencia fue escasa. Los
maronitas Libanéses llegaron a tener cierta dimensión organizativa
debido a la sucesiva estancia de clérigos autóctonos en nuestro
país, quienes oficiaban en las parroquias donde era considerable la
feligresía oriunda del Maronistán. Entre 1899 y 1957 cuatro
sacerdotes maronitas desempeñaron su ministerio en las parroquias de
San Nicolás de Bari, de Jesús, María y José y del Santo Cristo del
Buen Viaje autorizados por el Arzobispado de La Habana.[3]
Juan K. Aramouní, Visitador Apostólico, nativo del Líbano. Fue uno
de los cuatro párrocos maronitas Libanéses que oficiaron en la
Iglesia de San Nicolás de Barí, en Centro Habana.
Entre las actividades maronitas en pro de la unidad del grupo se
inscribe la colocación de la imagen de San Marón, presunto fundador
de la comunidad, en la parroquia de San Nicolás.[4]
Los maronitas de La Habana intentaron llegar al cénit de la
unificación y la autonomía, según refiere Amelia Zeuk, longeva del
otrora barrio árabe habanero, cuando algunas personalidades y
clérigos de la colonia Libanésa solicitaron convertir el templo
católico de San Nicolás en lugar exclusivo para los Libanéses de
rito cristiano.[5]
En noviembre de 1950 el monseñor Juan K. Aramouni, Visitador
Apostólico, publicó una plegaria a San Marón en la que se divulgaba
la celebración de los cultos de rito maronita en la parroquia de San
Nicolás. Las misas se realizaban a las 10:30 a.m. los domingos y
días festivos. Las confesiones de los inmigrantes maronitas se
escuchaban diariamente en lengua árabe.[6]
Otro intento de organización que fructificó efímeramente fue la
Assyrian Church (Iglesia Asiría), con sede temporal en la calle
Esperanza #119 y hogar accidental del reverendo asirio Disho G.
Nathaniel. Agrupó a los cristianos nestorianos y caldeos procedentes
de Mosul y otras ciudades del Kurdistán de Irak y el sudeste de
Turquía y Persia (hoy Irán), lugares de su remoto surgimiento (siglo
V d.n.e.). No se consideran árabes, pues hablan otra lengua semítica
(el asirio) y la nomenclatura de sus patronímicos es diferente a la
arábiga.
Las familias asirías Mirza-Galiano, Golo-Mamlok y Golbayazo-Mesir
fueron las primeras en asentarse en La Habana. Algunas aparecen
registradas en los asientos bautismales de San Nicolás a inicios de
los años treinta, expresándose textualmente su procedencia del
"Kurdistán" o "Mesopotamia", nombre con el que los asirio-caldeos
identifican la nacionalidad y autoctonía de su Iglesia. (Libros
generales de bautismo. Parroquia de San Judas Tadeo y San Nicolás de
Barí).
La Iglesia Asiría no se inscribió oficialmente como asociación, y
las peticiones hechas por el clérigo asirio al gobierno de Gerardo
Machado en 1930, para traer a Cuba a 150 familias asirías expulsadas
de Turquía fueron rechazadas.
Pese a ello, en marzo de 1931 fue constituida la Fundación Asiría de
Cuba (FAC), con el objeto de fomentar actividades agrícolas entre
los asirios residentes en el país y estimular la entrada de otros
inmigrantes de esa comunidad. Aunque no tuvo un carácter religioso,
la organización eligió al mencionado reverendo Nathaniel como su
vicepresidente. La FAC tuvo dos sedes: la primera, en el Hotel Royal
Palm, ubicado en San Rafael e Industria, y la segunda en la calle
General Carrillo, ambas en La Habana. (Archivo Nacional... Fondo
Registro de Asociaciones, legajo 326, expediente 9581). Existió
hasta 1952.
La expulsión de los caldeos de Turquía obedeció a la política turca
después de la Primera Guerra Mundial de "nacionalizar" el país en
detrimento de los diversos grupos confesionales no turcos y no
musulmanes del nuevo Estado. Los armenios también sufrieron esa
política expoliatoria. O- Blanco, 1982: 102).
Los cristianos ortodoxos del Líbano no hicieron intentos autonómicos
y sólo se conoce su actividad propagandística por las noticias
aparecidas en el diario AI-Faihaa. (Diario AI-Faihaa, 1931, n.
221-225). En Cuba, como en su país natal, los ortodoxos Libanéses
utilizaron el endoconfesiónimo ruum. (Formularios de matrícula para
la persona de origen Libanés y su familia (1955-1958). Gulick afirma
que también utilizaban la autodenominado!! urtuduksiyyi (en lengua
árabe) para diferenciarse de los maronitas, a quienes se denominaba
con el exoconfesiónimo ruumi. (J. Gulick, 1955: 75).
Naturales del distrito del Koura (Caza el Koura) en su mayoría, los
ortodoxos Libanéses se mezclaron rápidamente con los maronitas en
las iglesias del barrio árabe e incluso se celebraron algunas
nupcias interconfesionales, previa dispensa obispal. Otro ejemplo
elocuente fue la mancomunión de algunos inmigrantes ortodoxos con el
padre Aramouni para la fundación del panteón Libanés en el
Cementerio de Colón en junio de 1942. (Archivo Nacional... Fondo
Registro..., expediente 17276, legajo 634).
Los ortodoxos palestinos procedían de Nazaret y Jerusalén. Un
descendiente de la familia Tabraue recuerda cómo en casa del
inmigrante Félix Tabraue se reunían diez o doce "creyentes de la
Biblia", denominados así por estudiar un precioso ejemplar de las
sagradas escrituras en lengua árabe. (E. Charón, 1992, v. XIII: 49).
Los melkitas o griegos-católicos procedentes del Líbano fueron muy
escasos en nuestro país y debieron mezclarse con el gran grupo de
los "cristianos Libanéses", que constituyó en los años cuarenta una
expresión autodefinitoria de la comunidad. (Archivo Nacional...
Fondo Registro..., expediente 17276, legajo 634).
Las diferencias religiosas entre los cristianos árabes y de otras
etnias levantinas parecieron atenuarse paulatinamente como bien
afirmara una investigadora, pues a casi todos los niños
descendientes de maronitas, ortodoxos, melkitas o armenios los
bautizaba un padre maronita. (E. Charón, 1992, v. XIII: 49).
Los árabes musulmanes de Cuba no debieron sobrepasar el 30% de la
inmigración arábiga, pero su presencia fue evidente. En la Guía
social de las comunidades de habla árabe de 1947, se observa su
localización en las regiones orientales del país (Holguín, Palmarito
de Cauto, Palma Soriano, La Maya); en las provincias de Occidente su
presencia fue menor (A. Hassan, 1947) salvo en la ciudad de
Cárdenas, donde predominan las familias musulmanas del Líbano.
Firma en árabe del Monseñor Libanés Martina Deleptani en el acta de
un bautizo realizada en la parroquia de San Nicolás (Centro Habana)
el 23 de octubre de 1900.
Los orígenes de los inmigrantes sunitas en Cuba fueron diversos: del
Líbano (Valle de la Bekaa y zonas cercanas a Trípoli y Beirut), de
Palestina (Bet Ur, Arura y Turmosaya), de Egipto (Alejandría). No se
comprobó la comunidad ritual específica del musulmán procedente de
Yemen ni la presencia de musulmanes de Irak. (A. Hassan, 1947 y
Formularios de empadronamiento...).
Los chutas (en su casi totalidad Libanéses) procedían de aldeas
campesinas del Sur del Líbano (Sour, Nabatiye y Yaroun).
La práctica del Islam en Cuba por parte de los inmigrantes tuvo un
carácter meramente individual, debido, entre otros factores, al
discreto número de expatriados, la corta edad del feligrés, y el
arribo a Cuba en estado de soltería de un gran porciento de ellos,
lo que les obligaba a contraer matrimonios mixtos con muchachas de
diferente fe. Tales elementos propiciaron un desarraigo confesional
o, en el mejor de los casos, la ausencia de colectividades
religiosas organizadas.
Los pocos indicios de la práctica del islamismo a nivel individual
se evidencian en la celebración de funerales litúrgicos a los
finados hermanos de fe, en la matanza ritual de animales antes de su
consumo, [7] en la celebración —en
algunas familias—, del Aid el Fitr (culminación del Ramadán) y en
una tumba ubicada en el cementerio de Santa Ingenia, que cubre el
cadáver del musulmán Libanés Hajji Salim Halil Naser, natural de la
aldea de Bar Elias en el distrito de Zahle. El título de Hajji que
llevan también algunos descendientes delante de su nombre identifica
a los peregrinos a La Meca. (E. Charón, Inmigración...: 8).
Los drusos residentes en Cuba llegaron en su mayoría de la región
del Chouf en el oeste-centro del Líbano. También entre ellos primó
la desconfesionalización temprana y la escasez numérica. En el
barrio de Monte, los inmigrantes Libanéses maronitas los
identificaban como los drusi.[8]
El único censo donde aparecen las confesiones de los inmigrantes
"moros" y sus descendientes, fue efectuado en la segunda mitad de
los años cincuenta por el Ministerio de Relaciones Exteriores de los
Libanéses de Ultramar del Líbano, donde se computaron,
aproximadamente, setecientos individuos (a lo sumo el 5% de la
inmigración Libanésa real). De cualquier manera fue una información
muestra! que confirmó la hipótesis —al menos en el caso Libanés— de
la mayoría cristiano-maronita del bloque.
En el formulario aparecen endoconfesiónimos transcritos del árabe,
lo cual constituyó la forma de autodenominación etnoconfesional (ej.
ruum = ortodoxo o derzi = druso, mtwali = chiíta). Dentro de las
clasificaciones de la tabla se incluyeron algunos descendientes que
en el empadronamiento declararon continuar la religión de sus
ancestros, lo que significó la conservación de la autoconciencia
etnoconfesional de origen.
Altar con la imagen de San Marón, patrón de las comunidades
maronitas. Iglesia de San Nicolás, Ciudad de la Habana.
Fuente: Formulario de empadronamiento para la persona de origen
Libanés y su familia (1955-1958). Elaboración propia.
*Las confesiones en letra cursiva corresponden al conglomerado
cristiano, que ascendió al 76.6 %, mientras el 21.2 % perteneció al
grupo musulmán.
Existieron casos de inmigrantes registrados como creyentes latinos
(católicos) nacidos fuera del mundo árabe, pero de ascendencia
Libanésa y fe ancestral musulmana. Tal fue el caso de Victoriano
Mahmoud Roz, natural de Las Palmas en Islas Canarias, cuyo padre se
nombraba Mahmoud Ali Roz. La madre era nativa de Canarias. Se trata
de un descendiente que no profesaba la religión del padre.
(Formulario de matriculación...).
Los maronitas fueron los primeros en llegar a Cuba, según se infiere
de su temprano asentamiento en los barrios de Monte y el Tivoli.
También entraron algunos ortodoxos Libanéses desde el pasado siglo
como Elias Sahig y Lázaro Jorge, que arriban en 1895 y se asientan
en la antigua provincia de Las Villas. (Formulario de
matriculación...).
Los Libanéses musulmanes crecieron numéricamente en las décadas
posteriores a la Primera Guerra Mundial, entre 1920 y 1955. Los
chiítas de las aldeas de Yaroun y Nabatiye que llegaron en la década
de los años cincuenta, se asentaron en La Habana, destacando las
familias que habitaron en el edificio de Egido #509, antiguo Palacio
de las Ursulinas, escogido entre otras razones por la remembranza de
la arquitectura islámica en sus arcos ojivales y trilobulados.
No es posible establecer un cuadro estadístico de los muslimes
sirios, palestinos y egipcios debido a la carencia de un censo
muestral.
El confesionalismo de los árabes en Cuba sólo se hizo sentir
parcialmente entre los maronitas Libanéses, pero la afinidad
litúrgica de estos con el catolicismo imperante en Cuba, produjo una
asimilación religiosa entre los inmigrantes mesorientales.
(1) Para una mayor comprensión de la
génesis del Islam, su historia y cultura, pueden consultarse, entre
otros a: R Hitti, Historia de los árabes ; W Islam, su historia y
cultura, pueden consultarse, entre otros a: R Hitti, Historia de los
árabes ; W. Díaz, Mahoma y los árabes y M. Rodinson, Mahoma. (Ver
bibliografía.)
(2) José Beshro Abdo, quien contrajo
matrimonio en la parroquia de San Nicolás de Barí el 25 de febrero
de 1928, aparece registrado textualmente como "Armenio, de Siria"y
residía en el barrio parroquial, en Gloria # 72. Es curioso también
el caso de Missak Roussian, un armenio de Karpout, en Turquía, que
tenía pasaporte Libanés y emigró a Cuba en 1955, residiendo en La
Habana.
(3) En 1899 el presbítero Mateo Noemí
participó en la celebración de las nupcias de dos maronitas
Libanéses, bajo dicho rito. Posteriormente, en la década del diez
hasta su fallecimiento en 1931, ofició el padre Martina Delebtani,
de Monte. Monseñor Juan K. Aramouni ofició desde los años treinta
hasta inicios de los cincuenta y, finalmente, el padre Boutros Abi
Karam, oriundo de Haret Shaker, Líbano, entre 1955 y 1958.
(4) Es opinión generalizada que el
nombre de maronita proviene de San Marón, patrón principal de la
comunidad; sin embargo, la Enciclopedia Universal Espasa Calpe S.A.,
t. 56, p. 776, plantea: "Tomaron el nombre de Juan Marón o Maronita,
que tienen por fundador y cuya existencia ponen hoy en duda algunos
autores, creyendo más bien que tomaron tal nombre de Beit Marun,
residencia de las autoridades eclesiásticas."
(5) Testimonio oral de Amelia Zeuk,
Libanésa de Rachiin, Kesruan. Trabajo de campo del autor, junio
1998.
(6) Plegaría a San Marón. Parroquia de
San Nicolás de Bari, noviembre de 1950. (Aún se dsitribuye en la
iglesia.)
(7)Testimonio de Dajud Llevara Sosa,
descendiente de inmigrante palestino.
(8)Testimonio oral de la inmigrante
Nazira Neme/; de Rachiin, Líbano. Trabajo de campo del autor, mayo
1997.
El libro |
Indice |
Introducción
Capítulo I |
Capítulo II |
Capítulo III |
Capítulo IV |
Capítulo V
Capítulo VI |
Capítulo VII |
Capítulo VIII
Conclusiones |
Glosario |
Anexos |
Apellidos
Apéndice I |
Apéndice II |
Apéndice III |
Bibliografía |
Agradecimientos
El autor |