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       Nabil Khalil PhD Sitio Web - Versión en Español

 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 Componentes Árabes En la Cultura Cubana-Capítulo IV.

 

 

Capítulo IV

El mosaico confesional: de ¡o ritual a lo secular

 

Para explicar la presencia confesional de los árabes de Cuba, es necesario desglosar el complejo mosaico de ritos y cismas surgidos históricamente en el Cercano Oriente en los dos últimos milenios, a saber: el cristianismo y el islamismo.

En Cuba estuvieron presentes todas las divisiones cismáticas de ambas religiones monoteístas, al menos de forma nominal, pues no todos los inmigrantes fueron practicantes activos de su fe de pertenencia.

A partir del siglo Vil d.n.e. , el Oriente arábigo es una región poblada mayoritariamente por musulmanes, pero posee en su seno al menos trece ritos cristianos que agrupan un promedio total de siete millones de fieles, concentrados en los valles del Nilo, del Jordán,

del Tigris y el Eufrates, así como en las montañas Libanésas y en el Kurdistán. (R. Boustami y P. Fargues, 1994: 29).

Antes del nacimiento del Profeta del Islam ya estaban constituidas cuatro comunidades cristianas autóctonas del Oriente: los nestorianos de Mesopotamia, los maronitas Libanéses, los jacobitas sirios y los coptos de Egipto.

Los primeros en rebelarse contra la autoridad papal fueron los cristianos de Mesopotamia, vasallos de Persia, quienes intentaron conciliarse con la potencia dominante separándose de

Bizancio y Roma, y adoptaron la doctrina del patriarca Nestorius, que concebía dos personas en Cristo (la humana y la divina). (R. Bustani y P. Fargues, 1994: 29). Los feligreses de este rito se mantienen en su región de origen: el Kurdistán iraquí

Los coptos de Egipto, los jacobitas de Siria y los armenios fueron otras escisiones religiosas que proclamaron una doctrina diferente: el monofisismo, negando en el siglo V la naturaleza humana de Cristo y afirmando su condición divina.

Los maronitas se agruparon en torno al convento de San Marón (el Líbano) en el siglo VI d.n.e., y fueron los únicos cristianos autóctonos del mundo árabe que afirmaron su fidelidad a Roma. Comenzaron las relaciones con el Pontificado romano, entre los años 1182 y 1215, época de las cruzadas. (Enciclopedia Universal Espasa Calpe S.A., t. 56: 776 y C. F. Volney, 1830, t. I: 385-386).

AI producirse la separación entre Bizancio y Roma en el Concilio de Niza (año 1054), resultado de la oposición de Bizancio a las intenciones del estado franco de hacer de Roma nuevamente la capital del Imperio Latino, surge la iglesia griego-ortodoxa, que marca la otra gran escisión del cristianismo.

Los maronitas predominan en todo el corredor montañoso Libanés (Monte Líbano) y los greco-ortodoxos árabes están distribuidos en Siria, Palestina y el Líbano.

En medio de esta compleja balcanización confesional, aparecen grupos que se alinearon parcialmente a la Iglesia Católica, como los caldeos en el siglo XVI (derivación de los nestorianos), los sirioscatólicos, emanación de los jacobitas, los griegos-católicos o melkitas, desprendimiento de los greco-ortodoxos, y los armenioscatólicos, separados de los armenios-gregorianos.

Los griegos-ortodoxos del Levante utilizan generalmente el idioma árabe en sus oficios, incluidos los sacerdotes de categoría inferior —el alto clero se expresa en griego. Existen dos patriarcados ortodoxos en el Creciente Fértil: el de Antioquia y el de Jerusalén.

Al primero pertenecen generalmente los nativos de Siria y el Líbano, y los árabes palestinos se adscriben al de Jerusalén. Los melkitas surgieron en el siglo XVIII, cuando algunos miembros de la Iglesia Oriental Ortodoxa se unieron al Papa. La Iglesia melkita constituye actualmente otro patriarcado de la Iglesia de Roma, pero difiere del catolicismo romano, pues la misa es una liturgia bizantina cantada en griego y árabe. El término "melkita" (realista) alude a los que siguieron la interpretación del cristianismo del Emperador Constantino y deriva del árabe malik = rey. (A. Batrouney, 1985:46).

Los sirios-católicos, los caldeos y los armenios se expresan en griego, árabe y armenio respectivamente.

El Patriarca sirio-católico residía en Mardin y también en Alepo y Beirut; el Patriarca de los caldeos radica en Mosul (Irak) y ostenta el título de Patriarca de Babilonia. (Enciclopedia Universal Espasa Calpe S.A., t.56: 777).

El protestantismo apenas tuvo representación entre los inmigrantes árabes de Cuba. Tiene su epicentro en Beirut y se inició bajo la influencia alemana fundamentalmente, pero al finalizar la Primera Guerra Mundial primaron el influjo británico y norteamericano.

Los maronitas fueron sin duda el grupo religioso más importante de la diáspora árabe en Cuba y en el continente americano. Conservaron durante siglos un status autónomo. A principios del siglo XIX el poder del emir maronita, elegido por la aristocracia, preponderó en el Líbano; su decadencia comenzó durante la guerra civil con los drusos, que duró de 1840 a 1860. En este último año Francia interviene en el conflicto Libanés e implanta un protectorado a favor de los maronitas.

La Iglesia Maronita se dividía en nueve diócesis en el año 1916: Jbail y Batroun; Beirut y una parte del Líbano; Tiro y Sidon; Baalbeck y Kesruan; Trípoli; Chipre y la otra parte del Líbano; Damasco y Hauran; Alepo y Cilicia, y Egipto.

Hacia 1916 el número de creyentes maronitas de toda la región mesoriental ascendía a 300,000 miembros. La diócesis de Kesruan fue de las más poderosas. En el siglo XVIII los feligreses de esta región eran los únicos maronitas en portar turbante verde y eran objeto de medidas tolerantes por parte de Turquía. (C. F. Volney, 1830: 250)

El jefe espiritual es el Patriarca (Patriarcha Antiochenus Maronitarum) elegido por los obispos, quien tiene las prerrogativas de convocar concilios nacionales, consagrar a los obispos y visitar las diócesis.

La liturgia maronita es la antigua del apóstol Santiago, originalmente en lengua aramea, pero muy desfigurada por su adaptación a los cánones de la Iglesia Romana. El evangelio se lee en árabe para lograr la comprensión popular y así lo practican también los sacerdotes. Al igual que los latinos, los maronitas conservan el pan sin levadura, no mezclan el agua con el cáliz, y celebran muchas misas en el mismo altar.

Además de la liturgia principal, los seguidores de San Marón poseen otras menores o anáforas griegas, como la de San Pedro, la de los Doce Apóstoles, la de San Juan Evangelista, San Mateo y Juan Crisóstomo. (Enciclopedia Universal Espasa Calpe S.A., t. 30: 1148).

Junto a la mayoritaria masa cristiano-árabe emigrada a América, arribó también a Cuba un número menor de musulmanes de las dos corrientes históricorituales (chiísmo y sunismo) provenientes del Líbano, Siria, Palestina, Egipto y Yemen.

El Islam, tercera religión monoteísta surgida en el Cercano Oriente, nació en el siglo VII d.n.e., cuando el profeta de la tribu Banu Quraish, Mohamed ibn Abdallah al Hashimi (Mahoma) recibe las revelaciones divinas en las ciudades árabes de Meca y Medina. En el año 622 funda en Medina el primer oratorio y casa de reunión (masjid, mezquita).[1]

La religión islámica (Islam, sumisión a Dios) posee su libro sagrado, Al Quran, literalmente "la recitación", donde están agrupados en 114 capítulos o suras las revelaciones de Allah, Dios.

El Islam descansa en cinco pilares fundamentales a saber:

1. La Shahada o doble testimonio: existe un solo Dios, y Mahoma es su mensajero (el sello de las profecías).

2. Observancia de cinco rezos diarios.

3. Entrega del zakat o limosna a los necesitados.

4. Observancia anual del ayuno, en el noveno mes del año musulmán (Ramadán). Es un ayuno de 30 días en el que se practica la abstinencia de alimentos, líquidos y relaciones corporales desde el alba hasta la puesta del sol.

5. El peregrinaje a los Santos Lugares, la Meca y Medina, al menos una vez en la vida del creyente, condición que le acredita como hajji (peregrino).

A la muerte del fundador (año 632) comenzaron los problemas de la sucesión dinástica en el naciente estado teocrático. La ausencia de herederos varones originó la ascensión al califato de tres líderes de manera respectiva (Abu Bekr, Ornar y Otman) elegidos por la comunidad de creyentes. Quienes desde entonces reconocen la validez jurídica de esta vía no familiar de heredar la dirección del Islam, son los denominados sunitas, mayoritarios dentro de la pléyade de pueblos islámicos.

Los chiítas en cambio son los llamados partidarios de Alí, el primo hermano de Mahoma que llegó a ocupar el califato en el cuarto turno (657-661). El chiísmo considera la legitimidad de gobierno en el Islam a través de los descendientes de Alí, quienes conforman la línea sucesoria de los imanes. Se dividen en dos ramas principales: duodecimanos y septimanos.

Según datos contemporáneos del Atlas du Monde Árabe, los musulmanes chiítas constituyen en el Líbano el 25%, los sunitas el 22% y los cristianos de todos los ritos el 45%, quedando un minoritario 8% para la comunidad drusa, inicialmente de gestación islámica pero separada tempranamente como grupo etnoconfesional. (R. Bustani y P. Fargues, 1990:131).

Para la fe drusa el dios único se ha mostrado diez veces a los hombres en forma humana, la última de ellas como el califa Al Hakim, bajo el nombre celestial de B'amr-Ellah. En realidad Al Hakim fue el sexto califa de la dinastía fatimi de Egipto, de origen chiíta. El califa se autoproclamó encarnación de la divinidad en el siglo XI.

La religión drusa posee su propio catecismo en el que declara que Hamza Ibn Ali, visir del califa, es el Mesías. Su sistema ideológicoreligioso es en realidad una mezcla de las tradiciones judeo-cristianas, persas, chiítas, y del pensamiento griego de los pitagóricos y

los neoplatónicos. Creen igualmente en la metempsicosis o transmigración de las almas. (R. Sánchez Porro, 1992:7).

En Siria el total de cristianos ascendía a un 10%, que incluía sirios jacobitas, melldtas, siriacos, armenios y ortodoxos. En Irak los cristianos apenas constituían un 3% dentro del amplio mosaico islámíío.

¿Transconfesionalización en Cuba?

La diversidad descrita arriba tuvo su reflejo en la Isla con la lógica desaparición de las condiciones que amparaban a los distintos ritos en la región de origen. Sin embargo, al inicio del asentamiento árabe se notaron ciertas diferencias y balcanizaciones. Adolfo Dollero en un acápite titulado "La colonia otomana" (en realidad árabe) plantea:

"Forman la colonia otomana dos elementos muy distintos: los turcos de Europa y una parte del Asia Menor conocidos en sus creencias religiosas como musulmanes o mahometanos y los súbditos otomanos del Monte Líbano y de otros puntos adonde llega la influencia europea, especialmente la francesa.

"Estos últimos, conocidos con el nombre de sirios, profesan la religión católica, apostólica y romana, aman la civilización latina y viven aislados del elemento mencionado arriba. Diré más; no les gusta verse confundidos con los primeros.

"...no se puede saber con exactitud ni relativa el número de ellos: se calculan de 6,000 a 7,000 aproximadamente. El elemento mahometano es inferior en número y acaso no supera los 3,000 individuos en toda la Isla." (A. Doliera, 1916: 466).

La xenofobia del citado autor no impide observar la división numérica aproximada entre cristianos y muslimes árabes en la primeras décadas del siglo XIX cubano. En el texto anterior la denominación de "sirios" alude a los maronitas.

Otros grupos religiosos no árabes provenientes de tierra levantina tuvieron su presencia en el país. En tal sentido se inscriben los armenios, algunos procedentes del Líbano y Siria.[2]

La agrupación de los inmigrantes según su creencia fue escasa. Los maronitas Libanéses llegaron a tener cierta dimensión organizativa debido a la sucesiva estancia de clérigos autóctonos en nuestro país, quienes oficiaban en las parroquias donde era considerable la feligresía oriunda del Maronistán. Entre 1899 y 1957 cuatro sacerdotes maronitas desempeñaron su ministerio en las parroquias de San Nicolás de Bari, de Jesús, María y José y del Santo Cristo del Buen Viaje autorizados por el Arzobispado de La Habana.[3]  

 

Juan K. Aramouní, Visitador Apostólico, nativo del Líbano. Fue uno de los cuatro párrocos maronitas Libanéses que oficiaron en la Iglesia de San Nicolás de Barí, en Centro Habana.

 

Entre las actividades maronitas en pro de la unidad del grupo se inscribe la colocación de la imagen de San Marón, presunto fundador de la comunidad, en la parroquia de San Nicolás.[4]

Los maronitas de La Habana intentaron llegar al cénit de la unificación y la autonomía, según refiere Amelia Zeuk, longeva del otrora barrio árabe habanero, cuando algunas personalidades y clérigos de la colonia Libanésa solicitaron convertir el templo católico de San Nicolás en lugar exclusivo para los Libanéses de rito cristiano.[5]

En noviembre de 1950 el monseñor Juan K. Aramouni, Visitador Apostólico, publicó una plegaria a San Marón en la que se divulgaba la celebración de los cultos de rito maronita en la parroquia de San Nicolás. Las misas se realizaban a las 10:30 a.m. los domingos y días festivos. Las confesiones de los inmigrantes maronitas se escuchaban diariamente en lengua árabe.[6]

Otro intento de organización que fructificó efímeramente fue la Assyrian Church (Iglesia Asiría), con sede temporal en la calle Esperanza #119 y hogar accidental del reverendo asirio Disho G. Nathaniel. Agrupó a los cristianos nestorianos y caldeos procedentes de Mosul y otras ciudades del Kurdistán de Irak y el sudeste de Turquía y Persia (hoy Irán), lugares de su remoto surgimiento (siglo V d.n.e.). No se consideran árabes, pues hablan otra lengua semítica (el asirio) y la nomenclatura de sus patronímicos es diferente a la arábiga.

Las familias asirías Mirza-Galiano, Golo-Mamlok y Golbayazo-Mesir fueron las primeras en asentarse en La Habana. Algunas aparecen registradas en los asientos bautismales de San Nicolás a inicios de los años treinta, expresándose textualmente su procedencia del "Kurdistán" o "Mesopotamia", nombre con el que los asirio-caldeos identifican la nacionalidad y autoctonía de su Iglesia. (Libros generales de bautismo. Parroquia de San Judas Tadeo y San Nicolás de Barí).

La Iglesia Asiría no se inscribió oficialmente como asociación, y las peticiones hechas por el clérigo asirio al gobierno de Gerardo Machado en 1930, para traer a Cuba a 150 familias asirías expulsadas de Turquía fueron rechazadas.

Pese a ello, en marzo de 1931 fue constituida la Fundación Asiría de Cuba (FAC), con el objeto de fomentar actividades agrícolas entre los asirios residentes en el país y estimular la entrada de otros inmigrantes de esa comunidad. Aunque no tuvo un carácter religioso, la organización eligió al mencionado reverendo Nathaniel como su vicepresidente. La FAC tuvo dos sedes: la primera, en el Hotel Royal Palm, ubicado en San Rafael e Industria, y la segunda en la calle General Carrillo, ambas en La Habana. (Archivo Nacional... Fondo Registro de Asociaciones, legajo 326, expediente 9581). Existió hasta 1952.

La expulsión de los caldeos de Turquía obedeció a la política turca después de la Primera Guerra Mundial de "nacionalizar" el país en detrimento de los diversos grupos confesionales no turcos y no musulmanes del nuevo Estado. Los armenios también sufrieron esa política expoliatoria. O- Blanco, 1982: 102).

Los cristianos ortodoxos del Líbano no hicieron intentos autonómicos y sólo se conoce su actividad propagandística por las noticias aparecidas en el diario AI-Faihaa. (Diario AI-Faihaa, 1931, n. 221-225). En Cuba, como en su país natal, los ortodoxos Libanéses utilizaron el endoconfesiónimo ruum. (Formularios de matrícula para la persona de origen Libanés y su familia (1955-1958). Gulick afirma que también utilizaban la autodenominado!! urtuduksiyyi (en lengua árabe) para diferenciarse de los maronitas, a quienes se denominaba con el exoconfesiónimo ruumi. (J. Gulick, 1955: 75).

Naturales del distrito del Koura (Caza el Koura) en su mayoría, los ortodoxos Libanéses se mezclaron rápidamente con los maronitas en las iglesias del barrio árabe e incluso se celebraron algunas nupcias interconfesionales, previa dispensa obispal. Otro ejemplo elocuente fue la mancomunión de algunos inmigrantes ortodoxos con el padre Aramouni para la fundación del panteón Libanés en el Cementerio de Colón en junio de 1942. (Archivo Nacional... Fondo Registro..., expediente 17276, legajo 634).

Los ortodoxos palestinos procedían de Nazaret y Jerusalén. Un descendiente de la familia Tabraue recuerda cómo en casa del inmigrante Félix Tabraue se reunían diez o doce "creyentes de la Biblia", denominados así por estudiar un precioso ejemplar de las sagradas escrituras en lengua árabe. (E. Charón, 1992, v. XIII: 49).

Los melkitas o griegos-católicos procedentes del Líbano fueron muy escasos en nuestro país y debieron mezclarse con el gran grupo de los "cristianos Libanéses", que constituyó en los años cuarenta una expresión autodefinitoria de la comunidad. (Archivo Nacional... Fondo Registro..., expediente 17276, legajo 634).

Las diferencias religiosas entre los cristianos árabes y de otras etnias levantinas parecieron atenuarse paulatinamente como bien afirmara una investigadora, pues a casi todos los niños descendientes de maronitas, ortodoxos, melkitas o armenios los bautizaba un padre maronita. (E. Charón, 1992, v. XIII: 49).

Los árabes musulmanes de Cuba no debieron sobrepasar el 30% de la inmigración arábiga, pero su presencia fue evidente. En la Guía social de las comunidades de habla árabe de 1947, se observa su localización en las regiones orientales del país (Holguín, Palmarito de Cauto, Palma Soriano, La Maya); en las provincias de Occidente su presencia fue menor (A. Hassan, 1947) salvo en la ciudad de Cárdenas, donde predominan las familias musulmanas del Líbano.

 

 

Firma en árabe del Monseñor Libanés Martina Deleptani en el acta de un bautizo realizada en la parroquia de San Nicolás (Centro Habana) el 23 de octubre de 1900. 

 

Los orígenes de los inmigrantes sunitas en Cuba fueron diversos: del Líbano (Valle de la Bekaa y zonas cercanas a Trípoli y Beirut), de Palestina (Bet Ur, Arura y Turmosaya), de Egipto (Alejandría). No se comprobó la comunidad ritual específica del musulmán procedente de Yemen ni la presencia de musulmanes de Irak. (A. Hassan, 1947 y Formularios de empadronamiento...).

Los chutas (en su casi totalidad Libanéses) procedían de aldeas campesinas del Sur del Líbano (Sour, Nabatiye y Yaroun).

La práctica del Islam en Cuba por parte de los inmigrantes tuvo un carácter meramente individual, debido, entre otros factores, al discreto número de expatriados, la corta edad del feligrés, y el arribo a Cuba en estado de soltería de un gran porciento de ellos, lo que les obligaba a contraer matrimonios mixtos con muchachas de diferente fe. Tales elementos propiciaron un desarraigo confesional o, en el mejor de los casos, la ausencia de colectividades religiosas organizadas.

Los pocos indicios de la práctica del islamismo a nivel individual se evidencian en la celebración de funerales litúrgicos a los finados hermanos de fe, en la matanza ritual de animales antes de su consumo, [7] en la celebración —en algunas familias—, del Aid el Fitr (culminación del Ramadán) y en una tumba ubicada en el cementerio de Santa Ingenia, que cubre el cadáver del musulmán Libanés Hajji Salim Halil Naser, natural de la aldea de Bar Elias en el distrito de Zahle. El título de Hajji que llevan también algunos descendientes delante de su nombre identifica a los peregrinos a La Meca. (E. Charón, Inmigración...: 8).

Los drusos residentes en Cuba llegaron en su mayoría de la región del Chouf en el oeste-centro del Líbano. También entre ellos primó la desconfesionalización temprana y la escasez numérica. En el barrio de Monte, los inmigrantes Libanéses maronitas los identificaban como los drusi.[8]

El único censo donde aparecen las confesiones de los inmigrantes "moros" y sus descendientes, fue efectuado en la segunda mitad de los años cincuenta por el Ministerio de Relaciones Exteriores de los Libanéses de Ultramar del Líbano, donde se computaron, aproximadamente, setecientos individuos (a lo sumo el 5% de la inmigración Libanésa real). De cualquier manera fue una información muestra! que confirmó la hipótesis —al menos en el caso Libanés— de la mayoría cristiano-maronita del bloque.

En el formulario aparecen endoconfesiónimos transcritos del árabe, lo cual constituyó la forma de autodenominación etnoconfesional (ej. ruum = ortodoxo o derzi = druso, mtwali = chiíta). Dentro de las clasificaciones de la tabla se incluyeron algunos descendientes que en el empadronamiento declararon continuar la religión de sus ancestros, lo que significó la conservación de la autoconciencia etnoconfesional de origen.

 

 

Altar con la imagen de San Marón, patrón de las comunidades maronitas. Iglesia de San Nicolás, Ciudad de la Habana.

 

Fuente: Formulario de empadronamiento para la persona de origen Libanés y su familia   (1955-1958). Elaboración propia. 

*Las confesiones en letra cursiva corresponden al conglomerado cristiano, que ascendió al 76.6 %, mientras el 21.2 % perteneció al grupo musulmán.

 

Existieron casos de inmigrantes registrados como creyentes latinos (católicos) nacidos fuera del mundo árabe, pero de ascendencia Libanésa y fe ancestral musulmana. Tal fue el caso de Victoriano Mahmoud Roz, natural de Las Palmas en Islas Canarias, cuyo padre se nombraba Mahmoud Ali Roz. La madre era nativa de Canarias. Se trata de un descendiente que no profesaba la religión del padre. (Formulario de matriculación...).

Los maronitas fueron los primeros en llegar a Cuba, según se infiere de su temprano asentamiento en los barrios de Monte y el Tivoli. También entraron algunos ortodoxos Libanéses desde el pasado siglo como Elias Sahig y Lázaro Jorge, que arriban en 1895 y se asientan en la antigua provincia de Las Villas. (Formulario de matriculación...).

Los Libanéses musulmanes crecieron numéricamente en las décadas posteriores a la Primera Guerra Mundial, entre 1920 y 1955. Los chiítas de las aldeas de Yaroun y Nabatiye que llegaron en la década de los años cincuenta, se asentaron en La Habana, destacando las familias que habitaron en el edificio de Egido #509, antiguo Palacio de las Ursulinas, escogido entre otras razones por la remembranza de la arquitectura islámica en sus arcos ojivales y trilobulados.

No es posible establecer un cuadro estadístico de los muslimes sirios, palestinos y egipcios debido a la carencia de un censo muestral.

El confesionalismo de los árabes en Cuba sólo se hizo sentir parcialmente entre los maronitas Libanéses, pero la afinidad litúrgica de estos con el catolicismo imperante en Cuba, produjo una asimilación religiosa entre los inmigrantes mesorientales.

 

 

(1) Para una mayor comprensión de la génesis del Islam, su historia y cultura, pueden consultarse, entre otros a: R Hitti, Historia de los árabes ; W Islam, su historia y cultura, pueden consultarse, entre otros a: R Hitti, Historia de los árabes ; W. Díaz, Mahoma y los árabes y M. Rodinson, Mahoma. (Ver bibliografía.) 

(2) José Beshro Abdo, quien contrajo matrimonio en la parroquia de San Nicolás de Barí el 25 de febrero de 1928, aparece registrado textualmente como "Armenio, de Siria"y residía en el barrio parroquial, en Gloria # 72. Es curioso también el caso de Missak Roussian, un armenio de Karpout, en Turquía, que tenía pasaporte Libanés y emigró a Cuba en 1955, residiendo en La Habana.

(3) En 1899 el presbítero Mateo Noemí participó en la celebración de las nupcias de dos maronitas Libanéses, bajo dicho rito. Posteriormente, en la década del diez hasta su fallecimiento en 1931, ofició el padre Martina Delebtani, de Monte. Monseñor Juan K. Aramouni ofició desde los años treinta hasta inicios de los cincuenta y, finalmente, el padre Boutros Abi Karam, oriundo de Haret Shaker, Líbano, entre 1955 y 1958.

(4) Es opinión generalizada que el nombre de maronita proviene de San Marón, patrón principal de la comunidad; sin embargo, la Enciclopedia Universal Espasa Calpe S.A., t. 56, p. 776, plantea: "Tomaron el nombre de Juan Marón o Maronita, que tienen por fundador y cuya existencia ponen hoy en duda algunos autores, creyendo más bien que tomaron tal nombre de Beit Marun, residencia de las autoridades eclesiásticas."

(5) Testimonio oral de Amelia Zeuk, Libanésa de Rachiin, Kesruan. Trabajo de campo del autor, junio 1998.

(6) Plegaría a San Marón. Parroquia de San Nicolás de Bari, noviembre de 1950. (Aún se dsitribuye en la iglesia.)

(7)Testimonio de Dajud Llevara Sosa, descendiente de inmigrante palestino.

(8)Testimonio oral de la inmigrante Nazira Neme/; de Rachiin, Líbano. Trabajo de campo del autor, mayo 1997.

 

 

 

El libro  | Indice  | Introducción 

Capítulo I  | Capítulo II  | Capítulo III  | Capítulo IV  | Capítulo V 
Capítulo VI  | Capítulo VII  | Capítulo VIII 

 

Conclusiones  | Glosario  | Anexos  | Apellidos 
Apéndice I  | Apéndice II  | Apéndice III  | Bibliografía  | Agradecimientos 
El autor 

 
 
 
 

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