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       Nabil Khalil PhD Sitio Web - Versión en Español

 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
 
 

CAPÍTULO I

 

ORIGEN  Y  DESARROLLO
DE LA PROPAGANDA SIONISTA

Siglo  XIX hasta la celebración del Primer Congreso Sionista en 1897

Desde fines del siglo pasado, y hasta nuestros días, el sionismo ha sido la materialización de los anhelos expansionistas de las potencies colonialistas y del incipiente imperialismo mundial; ha sido una teoría

Chovinista que considera a los creyentes de la religión judía, disperses por el mundo, como un pueblo superior elegido por Dios, lo que encierra en sí una enorme discriminación racial; contiene una serie de concepciones reaccionarias que surgen en el momento de auge del capitalismo y su paso a la fase imperialista y que, ya desde sus inicios, declaró su anticomunismo y su oposición a las luchas de la clase obrera por una nueva sociedad.

Los primeros voceros de las ideas sionistas no fueron judíos sino funcionarios y estadistas representantes de las metrópolis europeas, que estaban interesados en garantizar un paso seguro para sus mercancías hacia el continente asiático y que vieron en los creyentes de la religión judía un instrumento que les permitiría llevar a cabo sus aspiraciones.

Entre ellos tenemos, por ejemplo, al estadista inglés A. L. Metford, quien al hablar ya en 1845 sobre la necesidad de fundar un Estado para los judíos en Palestina protegido por Gran Bretaña dijo: “ Un Estado judío permitirá al Imperio Británico controlar las vías marítimas y tendremos así una base para usarla en contra de las agresiones orientales.” (1)

Por tanto, el verdadero objetivo era la ocupación de ese territorio y su transformación en una colonia permanente de Gran Bretaña. Llevar a cabo esta misión no podría ser de otro modo que como sugería Charles Henry Churchil, a mediados del siglo pasado: “Es necesario liberar pronto a Siria y Palestina y dejarlas bajo el control de Gran Bretaña, pero habitadas por los judíos.” (2)

Evidentemente el objetivo del Imperio no era otro que conquistar estos territorios, cuya ubicación tiene gran importancia geográfica y económica. Pero, por qué deben ser habitados por judíos? Por qué lo aseguran así los dos británicos antes mencionados? A esto da respuesta Hospon, uno de los más importantes militares Británicos de la época según lo planteado por Lenin: “La mayor parte de las batallas con  las que hemos ocupado la India la realizó nuestro ejército, formado por soldados de la región.”(3)

          Es decir que lo que se pretendía no era buscar una salida a la “cuestión judía”, sino una garantía en la conquista de estos territorios, no era el interés por la justa causa de un “pueblo”, sino el uso de éste como carne de cañón, para materializar sus planes expansionistas.

         Los representantes de la metrópoli no sólo determinaron el papel que iban a desempeñar los judíos, sino también el número de habitantes, el volumen de tierras que ocuparían y sus límites geográficos. Según el propio Churchil “…Si pudiéramos ver el nacimiento del Estado judío en Palestina sobre las dos riberas del rió Jordán, protegido por la Corona Británica y que agrupara de tres a cuatro millones de judíos, podríamos ver un hecho completamente de acuerdo con los intereses vitales del imperio británico…”(4) 

        Con esta solución no se resolvía la cuestión judía como tal, sino en beneficio de los intereses expansionistas de la metrópoli, por lo que fue rechazado completamente por la misma intelectualidad judía en toda Europa, la cual previó con astucia y razón el peligro de tales planteamientos.

         Moisés Mendelssohn, filósofo y gran crítico literario alemán, fundó el movimiento Hascalá, que tenía como principio abandonar la exclusiva vida judía e integrarse cada vez más a sus países de origen.

        Carlos Marx, en 1843, rebatió las soluciones colonialistas a la cuestión judía, cuando dijo: “Cuando vosotros, judíos, queréis emanciparos políticamente sin emanciparos humanamente a vosotros mismos, la solución a medias y la contradicción en la que incurrís no radical en vosotros, sino en la esencia y la categoría de la emancipación política. Si seguís preso de esa categoría, entonces quiere decir que estáis participando de un proceso de sujeción general …” (5)

         Marx dejó sentado que la solución a la cuestión judía está en el polo opuesto a la que le daban los colonialistas y aseguró que la verdadera emancipación no es aquella que se logra dentro de la sociedad capitalista sino la que se logra para toda la sociedad.

         Las grandes potencies colonialistas, decididas a ejecutar sus planes, tomaron las iniciativas de formar las primeras organizaciones y movimientos pre sionistas y de difundir mediante ellas las ideas sobre la necesidad de unir a los judíos del mundo y formar su “Hogar Nacional”.

        Desde mediados del siglo pasado se cristalizaron algunas de las gestiones de Estados unidos, gran Bretaña y otras grandes potencias capitalistas al caer movimientos religiosos, misioneros, que usaban el Antiguo Testamento como instrumento para difundir entre los judíos ideas reaccionarias, chovinistas y convencerlos de la necesidad de emigrar a Palestina. Así se crearon los movimientos Mormón, Septón y Testigos de Jehová, entre otros.

        Sólo la burguesía judía se hizo eco de tales gestiones y llamamientos por conveniencia de clase y armonía de sus intereses con los de la metrópoli. Más tarde aparecieron algunos grupos financieros judíos que adoptaron estas ideas, escribieron en su pro y trabajaron para materializarlas.

        Tzevi Hirsh Kalischer, judío británico, en su obra Estudio sobre Sion, publicada en 1872, escribió dirigiéndose a sus correligionarios: “…la salvación de los judíos no sería la obra de un Salvador o de un Mesías. Tampoco podría ser con la integración a las colectividades nacionales, sino debe ser lograda mediante la conglomeración en Tierra Santa”. (6)

        Con su trabajo, Kalisher inauguró una etapa de adopción de ideas pertenecientes a los circules imperialistas europeos por un sector de la burguesía judía, haciéndolas aparecer como originarias del judaísmo. A partir de entonces, surgieron otros seguidores de estas ideas entre los que figuran Moisés Hess y Leo Pinsker. El primero escribió sobre la imposibilidad orgánica de que las comunidades judías se integraran a las no judías, y dijo que el problema del antisemitismo no podría solucionarse definitivamente con la adición de los judíos a una comunidad nacional. Con esto favorecía el chovinismo y además afirmaba que el renacimiento nacional abriría al genio espiritual judío los senderos de la renovación.

        Leo Pinsker fue otro de los seguidores de las ideas pre sionistas, que en su intento de separar a los judíos del proceso de sus respectivos países realizó varias compañas a favor de la constitución del Estado Nacional Judío y preconizó la creación de una agrupación central que estaría compuesta por las pequeñas agrupaciones ya constituidas.

        Vemos, de esta forma, que los representantes de la burguesía judía servían a la metrópoli como un medio para convencer a los judíos de la necesidad de su unión y de su alianza a los planes expansionistas europeos en el Medio Oriente. Además, es importante señalar que la burguesía judía tuvo siempre en cuenta la necesidad de separar a los obreros judíos de los movimientos obreros de los diferentes países, resaltando lo indispensable de su incorporación a organizaciones “étnicas” y no a organizaciones de clases.

         A la vez que se desarrollaban estos trabajos de propaganda-difundidos entre las comunidades judías – y las actividades realizadas por los movimientos religiosos y misioneros – emprendidos por los británicos y norteamericanos-, se crearon, con apoyo de estos últimos, las primeras agrupaciones sionistas, como es el caso del movimiento Amigos de Sion (1884), que rápidamente ganó numerosos adeptos que se multiplicaron, principalmente en la Rusia Zarista, por las persecuciones originadas a raíz del asesinato del zar Alejandro Segundo y que extendieron al resto de los países europeos, orientales en particular.

        El primer objetivo declarado de estas organizaciones fue implantar colonias judías europeas en Palestina. Grandes cantidades de dinero recopiladas por la burguesía y por los creyentes en general fueron destinadas para comprar tierras, armas y para fundar colonias en Palestina.

          La atención de los judíos pre sionistas y de las potencias occidentales se dirigió entonces a desarrollar la propaganda y encaminarla a cambiar la imagen del sionismo, a transformarlo de una simple criatura engendrada por el imperialismo y la reacción mundial, en un representante de los intereses judíos y en su Salvador en todo el mundo. De esta forma el movimiento sionista puso al servicio de los intereses imperialistas a las grandes masas judías. La propaganda fue el instrumento fundamental, básico e indispensable.

          Desde sus inicios el sionismo trató de controlar la mayor cantidad posible de publicaciones, así vemos que ya en 1880 poseía 103 revistas y periódicos en diferentes países de Europa, número considerable en una época en la que el periodismo no tenía aún gran desarrollo técnico.

          Mediante la prensa y utilizando un método que apelaba a las emociones sentimentalistas, recursos que fundamentalmente utilizó toda la propaganda sionista y pre sionista, se divulgaba la discriminación y persecución a la que estaban sometidos los judíos en Europa, llamándolos a unirse e incorporarse a los movimientos sionistas, exhortándolos a abandonar su país natal, huyendo del antisemitismo, para de esa forma lograr su objetivo final: convencer a los judíos de que ellos forman una nación descendiente de Ibrahim e Ismael, y que tienen, por derecho propio, que ir a ocupar la Tierra Prometido.

          Como hemos dicho anteriormente, las ideas sionistas fueron abrazadas fundamentalmente por la clase burguesa judía y de esta clase surgieron las figuras que impulsarían, difundirían y financiarían la formación y el desarrollo de este movimiento.

         La figura más conocida fue la del doctor Teodoro Herzl, fundador, primer líder y Presidente de la Organización Sionista Mundial (OSM), periodista y corresponsal en París del periódico Néve Presse, 1891  a  1896.

          Teodoro Herzl pertenecía a una familia de negociantes, identificada perfectamente con el medio social húngaro, su país natal. En 1896, antes de la celebración del Congreso de Basilea escribió un panfleto titulado El Estado Judío, donde expone la doctrina sionista basándose en ideas de figuras judías y no judías, que le antecedieron. El trabajo cuente con 79 páginas, escrito con un estilo totalmente desaliñado apela al sentimentalismo y distorsiona los hechos por complete.

          Su tesis resultaba tan oscura que era difícil definir la localización del Estado judío; bajo la influencia del movimiento Amigos de Sion, menciona para su instalación puntos tan distantes como Argentina y Palestina. (7)

           Podemos decir que, sin dudas, el trabajo de Herzl no fue más que un eco de los llamados sionistas y una concreción de las ideas colonialistas pre sionistas surgidas durante la segunda mitad del siglo x1x. Sin embargo, su valor se hace mayor por el apoyo incrementado que encuentra en el seno de las potencies capitalistas en auge, en la época de su paso hacia la fase imperialistas.

           Para dar a conocer sus ideas, Herzl fundó, con la ayuda de las agencias capitalistas, el primer órgano periodístico sionistas, Dee Welt (El Mundo).

           Desde el Primer Congreso Sionista hasta 1948

           En agosto de 1897, se celebró en Basilea, con la participación de 204 dirigentes judíos procedentes de todas partes del mundo y bajo la presidencia  de Teodoro Herzl, el primer Congreso Sionista.

           A partir de este Congreso, el sionismo asumió la forma de una ideología política y de un sistema de acción con objetivos precisos y con estructura bien definida.

           Un lugar primordial en el programa a seguir, acordado en Basilea, lo ocupó la propaganda. El tercer inciso del programa enfatizaba la importancia de la difusión sobre la necesidad de la creación de un Estado Judío. En este inicio encontramos cuatro puntos que debían considerarse como guía para el trabajo propagandístico:

1.       Difundir el sentimentalismo nacionalista entre los judíos del mundo.

2.       Organizar a éstos, uniéndolos en instituciones sionistas.

3.       Orientar trabajos encaminados a lograr el apoyo de los pequeños países en la creación de una nación “para los judíos”.

4.       Desarrollar colonias judías en Palestina de forma organizada.

            Estos planteamientos tenían como fin lograr el control de las comunidades judías en los diferentes países del mundo, aprovechando sus energías para servir a los objetivos del sionismo y por ende, al imperialismo mundial; penetrar en la opinión mundial y convencerla de lo indispensable que resultaba la edificación del Estado Sionista como único medio de resolver el problema judío.

            En aquella época y hasta la década del treinta, la propaganda dirigida hacia los árabes tenía una fachada pacifista que engañaba a muchos, pues afirmaba que los judíos eran oprimidos y discriminados en Europa, que su único objetivo era obtener refugio en la tierra de Salomón, y que en Palestina existía espacio para ambos pueblos. Sin embargo, en la propaganda dirigida a los europeos se evitaba hablar de la existencia de los palestinos, e incluso difundían la consigna “Palestina, tierra sin pueblo” y “Los judíos, pueblo sin tierra”, como si en Palestina no existiera un pueblo asentado desde muchos siglos atrás.

            En general, en estos años posteriores al Congreso de Basilea, la propaganda sionista tuvo gran auge, primero por la cantidad de periódicos y revistas controlados por los sionistas, en 1911 la OSM contaba con sesenta periódicos en lenguas diversas y la Oficina Central en Berlín ya tenía su revista semanal Die Welt, Segundo, por el apoyo de la literatura que se desarrolla con la realización de novelas como Ait Nevland de Herzl, publicada en 1902, en la que se describe un utópico estado sionista, donde la felicidad no conocerá límites ( precisamente lo contrario del actual Israel ), y finalmente, por la distribución de folletos que, sólo de 1910 a 1911, llegó a la cifra de 400 000 ejemplares.

          Poco después de celebrado el Primer Congreso Sionista, Lenin desenmascaró consecuentemente la esencia reaccionaria de las autoridades sionistas y la limitación nacionalista del Bund, grupo de socialdemócratas hebreos, que aspiraban a aislar a los obreros judíos del resto de la masa proletaria.

          En el Segundo Congreso del Partido OSDR, celebrado en 1902, Lenin señalaba: “…la unidad plena del proletaria judío y no judío es especialmente necesaria para combatir el antisemitismo, esa abominable exacerbación de la particularidad social y de la hostilidad nacional, fomentada por el gobierno y las clases explotadoras”, y agregaba que el sionismo sólo aparentemente se contrapone al antisemitismo, pero, en esencia, se inclina a “introducir el alejamiento y el aislamiento” en el movimiento obrero, exaltando la ficticia primogenitura del pueblo hebreo “ que ocupa una posición especial entre los demás pueblos, pero que en realidad, sólo afianza el estado de ánimo del ghetto heredado del vergonzoso pasado”. (8)

         El análisis de las actividades sionistas en contra del movimiento obrero ruso nos hace ver con más claridad la vinculación del sionismo, desde su aparición, a los intereses del capitalismo en auge y al diversionismo ideológico.

         En otros trabajos, Lenin advirtió sobre el nacionalismo burgués judío que llama a la desunión de los pueblos, a la restauración de una especie de pueblo elegido. “ Esta idea sionista es completamente falsa y reaccionaria por su esencia… Acaso puede explicarse por una casualidad el hecho de que precisamente las fuerzas reaccionarias de toda Europa, y, sobre todo, de Rusia arremeten unánimes contra la asimilación de los judíos y traten de consolidar su aislamiento?... La idea de la nacionalidad judía tiene un carácter francamente reaccionario.” (9)

         Lenin subrayaba que el sionismo fue siempre hostil al marximo. Es sintomático que casi al día siguiente del triunfo de la primera revolución socialista, en 1917, los caudillos del sionismo en Rusia incitasen a sus organizaciones a oponerse al poder de los soviets. En aquellos días, en una reunión clandestina, celebrada en Moscú, los sionistas adoptaron un documento en el que el programa antibolchevique y anticomunista fue formulado del siguiente modo:”El socialismo cierra el paso al sionismo. El socialismo y el sionismo no son sólo dos polos diametralmente opuestos, sino elementos que se excluyen absolutamente el uno del otro.” (10)

          El año 1917 marca una nueva etapa en el desarrollo del sionismo y su propaganda, no solo por el triunfo de la Revolución Socialista de Octubre, frente a la cual adopta un carácter antisoviético, sino también por la declaración del ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Arthur James Balfour, que emitió una promesa oficial del imperio británico al movimiento sionista, por medio de la cual, Palestina se convertiría en el lugar designado para el establecimiento del “ hogar nacional judío”.                 

         Antes de ser publicada esta declaración, se obtuvo el consentimiento de Estados Unidos. La opinión favorable del gobierno norteamericano partió de Dembitz Louis Brandeis, quien en esos momentos era Presidente de la Corte Suprema.

        Al finalizar la Primera Guerra Mundial se hace más evidente este Nuevo auge del sionismo, cuando Palestina pasa a ser colonia británica; esto ofrece reales posibilidades a Gran Bretaña para cumplir sus promesas y por ende, el primer paso hacia la cristalización de los sueños expansionistas del imperialismo y engendro, el sionismo.

Podemos decir que ese fue el comienzo de una etapa de afianzamiento de las bases del estado sionista en Palestina, de preparación de las condiciones mundiales, regionales, psicológicas y diplomáticas para garantizar la existencia de este estado. Los esfuerzos de su propaganda, que tuvo un nuevo desarrollo en esta etapa, estaban dirigidos a la realización de las siguientes tareas:

1. Atraer la mayor cantidad posible de emigrantes judíos hacia Palestina.

2. Trabajar por el establecimiento de colonias en dicho territorio.

3. Dedicar mayores esfuerzos a la formación de organizaciones sionistas en Palestina y al ingreso de todos los colonos judíos en ellas con vistas a la formación de las futuras instituciones del estado sionista.

4. Enfrentar la resistencia palestina a los planes sionistas.

5. Eliminar la voluntad nacionalista de los palestinos, preparando el terreno para ocupar su patria y expulsarlos de ella.

6. Continuar trabajando en la organización e integración de los judíos de todas partes del mundo a las filas sionistas.

7. Lograr el apoyo de todos los países independientes a los planes sionistas.

8. Pasar de simples declaraciones teóricas anticomunistas al campo de los hechos, ampliando el volumen de las actividades sionistas en y contra la URSS.

Estas actividades no encontraron el respaldo de las comunidades judías soviéticas y terminaron por ser las de unos cuantos grupitos reaccionarios que atentaban en vano contra el primer Estado socialista del mundo.

La primera tarea, imprescindible para llevar a cabo todas las otras, era crear la base, es decir, convencer a los judíos, pues la emigración de éstos a Palestina marchaba demasiado lenta ya que le faltaba el impulso de las realidades objetivas que siempre mueven al hombre a cambiar su lugar de residencia.

Basta decir que en 1918 sólo había en Palestina 56 000 judíos, mientras que el número de los habitantes árabes de este país era superior a 644 000, lo que indica que los primeros sólo formaban el 8 % de la población y sólo poseían el 2,5 % de la tierra.

En estas condiciones resultó indispensable la creación de la Agencia Judía, fundada en 1920 como una ramificación de la Organización Sionista Mundial (OSM) y como una fachada para agrupar a los judíos no sionistas y ponerlos a SU5 servicios en la formación del Estado Nacional Judío.

La agencia judía distribuyó representaciones en todas las grandes capitales de los países occidentales; sus objetivos principales eran llamar a la emigración y reunir fondos para la compra de tierra en Palestina.

Sus oficinas en cada país desempeñaban el papel de organizadoras de los diferentes aspectos de la vida de los judíos con vistas a su futuro funcionamiento estatal.

El departamento de propaganda era el de mayor peso y mayor actividad, puesto que su función consistía en penetrar psicológicamente a los judíos y a los no judíos con el objetivo de incrementar la emigración y encontrar apoyo para la creación de un estado nacional.

Otro departamento de la Agencia "El Llamado Unido de Israel", fue formado también en 1920 con la función de recaudar fondos y financiar la mayor parte de las actividades de la Agencia y en particular la edificación de las colonias en Palestina, aunque la verdadera actividad de este departamento era difundir entre los judíos la necesidad de su cooperación en la formación del esperado hogar nacional.

En el mismo año se fundó la Organización Femenina Sionista Internacional, que tuvo representaciones en 50 países y realizó las mismas tareas de propaganda por medio de algunos servicios sociales.

Al mismo tiempo el sionismo creó sus propias agencias informativas, entre ellas, la Agencia Telegráfica Judía, que fue fundada en Londres en 1919 y trasladada posteriormente a Nueva York, y la Agencia de Información Israelí (ANA), que se fundó en 1923.

El sionismo puso al servicio de los judíos en Palestina 9 periódicos, 18 revistas semanales, 6 quincenales, 34 mensuales, 4 que se publicaban cada dos meses y 8 cada cuatro meses.

La primera de esas publicaciones, llamada Haaretz (El País), fue editada por la comandancia del Ejército Colonial Británico en tres idiomas: inglés, árabe y hebreo.

En 1922 se fundó otro periódico "independiente" de los militares británicos llamado Hadshot Haaretz (Noticias del País), pero no logró sobrevivir. Posteriormente fundaron otro en Tel Aviv, Haaretz, el cual pretende desde sus inicios hacer creer que representa el "ala progresista del sionismo".

El periódico Davar, fundado por los sionistas en 1925, se dirigía a los obreros, y en sus páginas se hablaba en nombre del Sindicato de Trabajadores Hebreos. Su tarea demagógica consistía en difundir las ideas sionistas a los trabajadores negando el carácter antiobrero y clasista del sionismo, al hablar de una sociedad donde reina la igualdad.

Ese tipo de organismos y publicaciones pretendía crear el mismo marco de bases ideológicas para todas las capas sociales que se iban formando en Palestina con la llegada de los judíos a ese territorio, para facilitar la futura difusión de la ideología sionista entre la mayoría de los habitantes, con el fin de ocupar el carácter clasista de la misma.

Entre 1925 y 1928, la inmigración había aumentado en un 3 %. En 1929, la Agencia Judía es ampliada con la intención de ensanchar su base de reclutamiento y lograr la compra de tierras árabes en Palestina. Como consecuencia de la aguda crisis económica capitalista de 1929 se crearon condiciones favorables para la inmigración, pues tanto en Polonia, como en Hungría y Rumania llegaron al poder partidos fascistas que para aliviar la situación y apaciguar las protestas obreras y de otras capas sociales, propagaban falsas ideas que propiciarían pugnas intestinas; una de ellas fue proclamar que la falta de puestos de trabajo no era resultado de la crisis7 sino de la competencia que les hacían los judíos.

Los medios de propaganda capitalista aprovecharon entonces el hecho de que los semitas en general eran históricamente usureros y comerciantes tanto a grande como a pequeña escala, para despertar el odio de sus deudores hacia ellos. Esto dio lugar al surgimiento de organizaciones y movimientos antisemitas como "Las cruces de flechas", que surgió en Hungría, y "La guardia férrea", en Rumania. Estas organizaciones recibieron el apoyo financiero de los capitalistas industriales y partidos de la derecha.

Tales acontecimientos impulsaron favorablemente al sionismo, que logró su objetivo de aumentar la inmigración a Palestina, la que en realidad fue resultado del hambre, el desempleo y la persecución que afectó particularmente a las masas trabajadoras judías y las hizo seguir la vía propuesta por la propaganda levantada por los capitalistas y difundida por los lideres sionistas.

El Partido Fascista Alemán, que llegó a poder en el mismo período de la crisis del 25 seguía una política a favor de la fundación de un hogar nacional que agrupara a los judíos con vista a adueñarse de las riquezas que ésta poseían en el país. El 22 de julio de 1937 apareció en una publicación del Ministerio del Exterior Alemán, la siguiente nota: "Hasta ahora el estímulo de la máxima inmigración judía a Palestina era y es el objetivo fundamental de la política alemana con respecto a los judíos." (11)

El movimiento sionista, instrumento en mano de Gran Bretaña, hizo algunas declaraciones contra el nazismo, las cuales originaron, junto a interés fascista de apoderarse de las propiedades Judías en Alemania, una respuesta cruel, cuyas víctimas fueron los creyentes de la religión judía.

En realidad estas no fueron las únicas razones de las masacres fascistas de judíos, pero sí lo pretextos que utilizó Hitler para calificarlos como agentes de los aliados en su propia tierra, cuestión que podía constituir un peligro para sus futuros planes.

El sionismo no hizo nada para proteger a los judíos, y por el contrario su propaganda fue orientada a sacar provecho de los muertos y mutilados para ganar el apoyo de los sobrevivientes de la guerra, unirlos de esta forma en sus filas y acelerar la emigración a Palestina.

La muerte de un millón de judíos en la Segunda Guerra Mundial fue mas destacada por los medios de difusión masiva que la de otros treinta millones de caídos en esta guerra con Alemania, a posar de la similitud de los hechos. Los fines de esta contienda bélica imperialista, según la propaganda sionista, eran exclusivamente aniquilar a los judíos como pueblo y borrarlos de la faz de la Tierra.

Las verdaderas víctimas fueron los trabajadores judíos, pues para ellos, la guerra no concluyó allí. Entre 1931 y 1944, más de 400 000 obreros fueron llevados por los sionistas a ocupar tierra ajena y a sufrir los males de una guerra de conquista y ocupación eterna, ya que se trataba de desalojar a un pueblo por la fuerza para establecer a otro en su lugar.

En el año 1947 habitaban en Palestina un total de 528 000 judíos y 1200 000 árabes. Aquella guerra no fue sólo entre árabes y judíos, pues estaba también presente el ejército británico, que perseguía a los luchadores palestinos, de una parte, y de otra, entregaba todo tipo de armas y ayudaba a las organizaciones terroristas sionistas.

Durante el mandato británico en Palestina fueron asesinados más de 50 000 patriotas árabes, se permitía la entrada libre de la inmigración (hasta que el número de judíos llegó en 1948, a 700 000), y el 15 de mayo del mismo año, las Fuerzas Armadas Británicas entregaron la mayor parte de sus armamentos a la, bandas terroristas del sionismo.

La propaganda sionista tenía en estos año, dos direcciones, una hacia el exterior que presentaba a los judíos como luchadores por la liberación de su patria y contra el colonialismo británico, y otra en Palestina de carácter terrorista psicológico contra los árabes, originales habitantes de ese territorio.

A nivel internacional, la propaganda sionista trataba de hacer creer al mundo que se encontraba en guerra con Gran Bretaña y que buscaba apoyo en Estados Unidos, aunque en realidad era este un momento de transición del control británico al norteamericano.

Al Regresarr Roosevelt a la presidencia de Estados Unidos, se dio cuenta de la importancia del movimiento sionista, y escribió a Wagner, uno de sus simpatizantes en el Senado, lo siguiente: "Somos partidarios de la apertura de Palestina a la emigración y colonización y favorecemos una política que conducirá al establecimiento de un COMMONWEALTH judío libre y democrático." (12)

El Congreso norteamericano daba sus orientaciones al sionismo, y poco antes del 17 de diciembre de 1945 pidió la apertura de Palestina a la emigración irrestricta, con el fin de permitir la creación de un "Commonwealth".

A partir de esta época aparecieron libros que hablaban de una supuesta lucha contra los británicos. La propaganda en el exterior quería informar a todo el mundo que se trataba de una lucha de independencia entre la colonia, Gran Bretaña y los judíos, ignorando la campaña de terror desatada contra la población árabe en Palestina.

La propaganda sionista en Estados Unidos reflejaba que la guerra allí era semejante a la de los norteamericanos contra el mismo colonialismo, y halagaba la inclinación natural de la opinión pública a la libertad de las naciones y su profundo e histórico odio a la política británica.

Una de las más grandes y exitosas batallas ganadas por la propaganda sionista fue la dirigida a difundir el terror y el pánico entre la población árabe en Palestina para obligarlos a abandonar el país. Para esto utilizó todo tipo de instrumentos, desde simples rumores hasta emisiones radiales en árabe y camiones altoparlantes.

El 9 de abril de 1947, 200 efectivos de las bandas sionistas Irgun y Stern entraron a sangre y fuego, casa por casa, en la aldea árabe Deir Yassin, situada a cinco kilómetros al oeste de Jerusalén, y masacraron a 254 hombres, mujeres y niños; violaron, mutilaron cadáveres y los arrojaron en una fosa común. "El baño de sangre de Deir Yassin —admitió después el escritor judío Arthur Koestler— fue la peor atrocidad cometida por los terroristas en toda su carrera." (13)

En su libro La rebelión, el autor de la masacre, Menahem Beguin, aclaró sus motivos. "Después de Deir Yassin un pánico sin límites asaltó a los árabes que comenzaron a huir para salvaguardar sus vidas. Esta fuga en masa se convirtió en un éxodo enloquecido e incontrolable. De los 800 000 árabes que estaban allí, sólo quedaron 165 000." (14)

La afirmación de Beguin se contradice con la propaganda sionista en el exterior sobre el éxodo de los árabes de su tierra. Esta última proclamaba que los palestinos se fueron, obligados a ello y deliberadamente incitados al pánico por sus propios líderes que querían el campo libre para la guerra de 1948.

En realidad, no hubo ni una orden, exhortación o sugerencia acerca de la evacuación de Palestina por parte de dirigentes palestinos o estaciones radiales árabes. Todo lo contrario, existen exhortaciones árabes grabadas en monitores que contienen declaraciones encaminadas a tranquilizar al pueblo.

El 24 de abril, a las 12:00 horas, se anunció por Al-Incaz (Radio Árabe de Liberación): "Algunos elementos y agentes judíos están difundiendo noticias de derrota para crear el caos y el pánico entre la población pacífica. Algunos están abandonando sus casas, aldeas y ciudades... agentes sionistas corruptos y cobardes serán severamente hostigados." (15)

Sin embargo, existen también evidencias de las grabaciones sionistas. Por ejemplo, el 27 de marzo de 1947, cuatro días antes de la gran ofensiva contra los centros árabes, la radio de la organización terrorista Irgun trasmitió en árabe que el tifus, el cólera y otras enfermedades semejantes podrían caer masivamente sobre los árabes en abril y mayo, haciendo alusión a lo que ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial en Europa.

Arthur Koestler anunció en su libro que los camiones altoparlantes de las bandas terroristas de la Haganah y la radio de esta organización prometieron que las ciudades árabes tendrían la misma suerte que el resto del territorio invadido por ellos, y sugirieron "terribles consecuencias si su advertencia era desoída''. (16)

Mientras esto ocurría en "tierra santa" por obra de los "elegidos de Dios", la propaganda sionista se dirigía a ganar el apoyo de la opinión publica mundial, en su "justa guerra" contra los británicos, anunciando algunas acciones militares contra éstos e ignorando completamente la presencia civil árabe de Palestina.

El Vigésimo Segundo  Congreso Sionista lanzó en diciembre de 1946 un llamado a la ONU y a todos sus Estados miembros para que apoyaran al "pueblo" judío en su empeño de fundar en Palestina su propio Estado y para que lo aceptaran como miembro de la comunidad mundial.

Desde 1948, la propaganda sionista fue mucho más fuerte, pues, con la fundación del Estado le Israel, se hicieron realidad los sueños imperialistas y sionistas mundiales; es la época en que comienza a dar su fruto la semilla sembrada por los imperialistas, fruto que será un instrumento al servicio de sus intereses en el Medio Oriente y en el resto del planeta.

A partir de este año, el sionismo dio a su propaganda la tarea fundamental de asegurar la presencia de Israel a nivel internacional y en                                                                             el mundo árabe en particular para poder llevar a cabo las misiones que le encargaba su sostenedor, el imperialismo yanqui.

Desde entonces se comenzó a ver con más claridad la vinculación del sionismo con el imperialismo, y sobre todo, con los monopolios norteamericanos y la expansión neocolonialista, de manera que resulta imposible separar ambos intereses industriales bancarios y militares a nivel internacional.

La propaganda sionista, de hecho, después del nacimiento del sionismo político sistemático se lanzo concretamente a las siguientes metas:

1. Obtener el reconocimiento mundial de Israel.

2. Reflejar en todo el mundo una imagen de Israel como modelo de la patria moderna ejemplar, amante de la democracia, la libertad, el desarrollo y la paz.

3. Comenzar a dar los primeros pasos en la penetración ideológica de los llamados países subdesarrollados.

4. Continuar organizando a todos los judíos del mundo en las filas del sionismo y desarrollar su integración.

5. Garantizar la continuación de la emigración judía hacia Israel, el apoyo y el servicio de ésta a "su patria".

6. Levantar una campaña en los países árabes que estimulara la emigración judía a la Palestina ocupada.

7. Justificar la creación de una fuerza militar potente y presentarla como "indispensable para enfrentar a los árabes salvajes que quieren hacer desaparecer a Israel y botar sus habitantes al mar".

8. Continuar el terrorismo y la guerra psicológica contra los árabes habitantes de Palestina y obligarlos a emigrar a los países vecinos.

9. Trabajar en pro de la división de los países árabes y difundir el sentimiento chovinista en cada uno de estos países.

10. Hacer de la propaganda en Israel un instrumento diario dirigido a todo tipo de judíos, para difundir en ellos la ideología sionista.

11. Tratar de que los judíos que vivían e los países socialistas no se integraran a la nueva sociedad, sino que emigraran a Israel, como parte de la campaña anticomunista que se adoptaría después en formas más agudas hasta formar parte de la guerra fría antisoviética.

A escala internacional, estas tareas fueron cumplidas por los instrumentos de propaganda imperialista, cuya base de apoyo fundamental fue el  sentimiento de solidaridad ante el sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Después de fundado el Estado de Israel, se comprobó que los judíos se negaban a emigrar y que sólo llegaban a Palestina los que estaban  obligados a hacerlo por las pésimas condiciones en que vivían en sus respectivos países.

Esto puso en peligro la subsistencia del nuevo Estado, ya que el mismo se basaba originalmente en la inmigración. Sin embargo, los monopolios internacionales y el imperialismo norteamericano en particular, animaron a los dirigentes terroristas del sionismo a sus aventuras y los incitaron a cometer crímenes contra los propios judíos para lograr su traslado. Estas operaciones criminales no dieron muy buenos resultados en Europa y Estados Unidos, pero sí en el mundo árabe.

En 1949, el líder sionista David Ben Gurión se dirigió a Yemen y Marruecos, y propuso a los dirigentes de esos países, llevarse a los judíos a cambio de sus bienes, pero sólo encontró el rechazo de ellos a emigrar.

El 8 de abril, día feriado para los hebreos, estalló una bomba en un café de Bagdad, en el fue la mayoría de los clientes eran judíos. Al día siguiente se distribuyeron en las sinagogas llamamientos que agitaban a la emigración y advertían de una campaña que traería mayor número de atentados y, aunque se llenaron las oficinas de viajes con decenas de miles de judíos que dejaban su país de origen, crecía el número de bombas en las sinagogas y lugares de propiedad judía.

La compañía de aviación norteamericana se responsabilizó con garantizar el viaje de cien mil personas a Israel. El representante de esta compañía en Iraq era mister Armstrong, quien era en realidad, Shlomo Helel, nombrado posteriormente ministro de la policía israelí.

En hechos como estos vemos muy claramente la colaboración directa entre el imperialismo yanqui, que daba las órdenes directamente desde el Congreso y la Casa Blanca, que abastecía con los mejores armamentos de la postguerra, que ofrecía la protección y el respaldo político de la única potencia que no sufrió los desastres de la Segunda Guerra Mundial y el Estado sionista, su nueva base permanente en el Medio Oriente.

La política de propaganda terrorista, que se inauguró primero contra los árabes y luego contra los mismos judíos, dio buenos resultados y se aplicó posteriormente en las ciudades de Escandarona y El Cairo, y luego en Marruecos, Yemen y otros lugares del mundo árabe y no árabe; la misma se utiliza incluso en nuestros días para lograr diferentes objetivos.

En la época de la fundación del Estado de Israel, la propaganda en Estados Unidos, como hemos dicho, no logró emigración judía, pero sí ayuda financiera. El escritor judío norteamericano Henry Jurwiptz declaró: "Como se sabe bien, una gran proporción de las donaciones filantrópicas, supuestamente voluntarias, se obtienen de hombres de negocios y profesionales, algunas con sanciones punitivas económicas y sociales. Esto se describe tal como es, como una especie de terrorismo. " (17)

La fachada para la compra de bonos y donaciones era proclamar que los fondos estaban destinados a aliviar los sufrimientos de las víctimas de la guerra. Esta misma propaganda se utilizaba con los judíos del sur de América y con los judíos europeos.

En Israel, el sionismo trabajó desde 1948 con más dedicación para ganar terreno en las mentes de los habitantes de ese estado artificial, y abrió paso al surgimiento de la prensa crítica liberal, variada, moderna, activa, en varios idiomas, pero siempre sionista.

En 1948 se fundó el periódico Maarib, que trato, desde sus primeros días hasta hoy, de aparecer como un periódico independiente que critica al gobierno de vez en cuando, aunque siempre esté de su lado, que no tiene relación directa con ningún partido aunque favorece a todos; siempre trata de aparecer como un periódico neutral, tiene un boletín semanal que sale con el número del viernes y edita una revista para las mujeres. Se considera como el periódico más leído de Israel, de manera que su consumo de papel equivale a la mitad de todo lo empleado en el resto de las publicaciones.

El lema del periódico es que las personas no pueden estar siempre equivocadas, y que tampoco siempre van bien. Con esto trata de nivelar los intereses de todas las clases sociales. Maarib alaba sin límites al sionismo, y somete a crítica algunos asuntos, pero con el objetivo de eliminar las contradicciones sociales existentes. Está de más decir que siendo un periódico "independiente", es sionista y anticomunista, se expresa en contra de los árabes de los territorios ocupados y no deja de aprovechar cualquier ocasión para condenarlos.

El periódico Al Jamechmar fue fundado oficialmente en 1943, aunque circuló regularmente después de la proclamación del Estado de Israel, ya que en esa época es que trabaja directamente sobre la población, dirigiéndose a una parte de ella. En realidad, la prensa sionista está sujeta a esta base, y aunque Al Jamechmar alienta una línea de confusión clasista expresada en su lema "Por el sionismo, el socialismo y la hermandad entre los pueblos", se dirige fundamentalmente a los judíos. En la edición que publica en idioma árabe para los habitantes de los territorios ocupados, elimina de forma muy estudiada mucho de lo publicado en su edición hebrea.

El periódico Jerusalem Post, fundado en 1932 bajo el nombre de Palestina Post, se dirigió fundamentalmente a partir de 1948 a los judíos procedentes de Europa Central, África del Sur e Iraq, a los viejos colonos, pues éstos son los principales lectores de periódicos. Jerusalem Post, editado en inglés, se envía a las embajadas y tiene una revista semanal que circula en la mayor parte de los países capitalistas.

El carácter racista de la prensa israelí de la época lo vemos en el periódico Yadiot Ajranot, fundado en 1948. Este periódico arremete ciegamente contra los árabes aunque tenga que acudir a la mentira; declara ser independiente, pero apoya siempre la política gubernamental y se hace eco de las maniobras de la policía y la seguridad israelíes.

 

Desde la fundación del Estado sionista hasta
la guerra de junio de 1967

 

A partir de la fundación del Estado sionista empezaron a aparecer periódicos que escriben en el idioma natal de los judíos procedentes de los diferentes países del mundo, puesto que no todos dominaban el hebreo.

La mayoría de estos periódicos que decían ser independientes y a la vez sionistas, tenían el objetivo de llevar esta ideología a gentes que, en su gran mayoría, vinieron huyendo de la miseria y la pobreza de la Segunda Guerra Mundial.

Una organización terrorista fundó, en 1948, el periódico Jerut, que exige la expansión de Israel desde el Nilo hasta el Eufrates. Entre las organizaciones sindicales amarillas, el Iestedrut, y la Seguridad Israelí, se fundaron también en 1948, los periódicos Al Yaum, en idioma árabe, y Luj Kelet, en húngaro.

En 1949, se fundó en Tel Aviv el periódico Letza Naias en lengua yiddish; en 1956, Viatsa Vuestra en rumano, y en 1952, Novene A Corer, en polaco. Todos esos periódicos, surgidos junto con el Estado de Israel, nos dan una idea de la importancia que concede el sionismo al trabajo propagandístico, y el interés de plasmar en la mente de todos, la ideología sionista.

En esta época, los dirigentes sionistas consideraban muy necesario convencer a los nuevos emigrantes, que construían sus colonias en los lugares más apartados, de que estaban amenazados no sólo por los árabes, sino también por Gran Bretaña y Estados Unidos, quienes les querían arrebatar el desierto El Neguev, donde está enterrado el profeta Moisés.

Motivados por estas falsas razones surgieron las teorías de la "seguridad israelita" y las "justas" operaciones militares de venganza. Moshe Dayan, uno de los jefes militares de Israel, decía al respecto: "...las operaciones de venganza son vitales para nosotros; sin ellas, no podemos seguir siendo un pueblo guerrero, pues puede suceder que sean abandonadas las colonias. Hay que convencer a los colonos de que Estados Unidos y Gran Bretaña quieren arrebatarnos el Neguev. Hay que convencer a nuestro pueblo de que estamos en peligro". (18)

Los sionistas se sentían seguros ganadores de cualquier guerra contra los árabes, a los cuales consideraban en situación desventajosa después de decenas de décadas de guerra contra el Imperio Otomano, y más de cincuenta años contra las potencias occidentales y el neocolonialismo que dominaba todos estos países sin excepción; estaban muy seguros del favorable resultado de esta guerra, de manera que Ben Gurión dijo: "Déjennos tener esperanza y aspirar a que se desate una nueva guerra contra los árabes. Saldremos ganando si paga nos a un árabe un millón de libras para que declare la guerra contra nosotros. '" (19)

Los ataques sionistas contra los pueblos árabes ocurrían bajo el pretexto de salvaguardar la seguridad israelí y de vengar a los caídos en otras batallas que habían iniciado ellos mismos, seguros de ganarlas con el apoyo militar, económico, político y diplomático de las potencias occidentales, que tenían a su vez influencia en el mundo árabe y a los que favorecía la expansión de Israel dentro de ellos.

El Estado sionista v sus medios de difusión masiva en idioma árabe, comenzaron a trabajar a partir de la década del 50 en pro de las rivalidades internas en Siria y Líbano. Para ello apoyaban a Hosni el Burazu, anterior Primer Ministro sirio, como fue anunciado en un documento del Ministerio del Exterior, firmado el 31 de julio de 1955. También brindaban su respaldo a Adib el Chichakly, quien fue derrocado en 1954.

En una reunión celebrada el 27 de febrero de 1954, a la que asistieron Dayan, Ben Gurión y Moshe Charet, ministro del exterior de Israel, se discutió, según el diario de este último, la forma de dividir a Líbano, uno de los vecinos más amantes de la paz en aquel momento.

En esa reunión, Ben Gurión habló de la necesidad de fundar en Líbano un Estado cristiano, hablando de justificaciones históricas para la creación de este tipo de Estado limitado y dependiente, en el cual las fuerzas cristianas no tendrían valor para contradecir a Israel.

En esos momentos Moshe Charet no estuvo de acuerdo con este plan, no por una cuestión de principios, sino por los métodos a seguir. Charet apoyaba la necesidad de trabajar con los medios convencionales y de abrirles paso a la propaganda y las labores ideológicas: "...Debemos aprovechar los momentos de las rebeliones y revueltas para transformarlas en contradicciones religiosas y esto no se podrá lograr sin nuestra actividad y apoyo efectivos, lo que constituye el principal, o, uno de los principales deberes de nuestra política exterior…

"…debemos aprovechar todo el tiempo, la energía y los instrumentos a nuestro alcance, y debemos trabajar por todas las vías posibles para efectuar un cambio radical en Líbano; debemos convence r a nuestros políticos y a los arabistas sobre este objetivo; debemos encontrar hombres en Líbano y en el exilio que estén dispuestos a trabajar para la creación de un estado maronita..." (20)

En sus palabras se estozaba claramente la dirección de los trabajos propagandísticos sionistas contra Líbano. Incluso Charet, en su mismo diario aclara la posición de la propaganda con respecto a los ataques contra Egipto al decir: "El primero de octubre de 1955 y a través de la CIA, los Estados Unidos dieron a Israel la luz verde para atacar a Egipto, por lo cual se dirigió toda la energía del organismo de seguridad y propaganda israelí hacia la guerra que sería declarada un año después. En la reunión gubernamental convocada el 2 7 de julio de 1955, Ben Gurión dejó confirmado que Egipto aspira a controlar toda África hasta el sur, donde se levantarán los negros un día para degollar a los blancos y dejarse gobernar luego por el Estado egipcio; el presidente Abdel Nasser es el enemigo más peligroso, Israel está maniobrando para destruirle..." (21)

Más tarde el sionismo comenzó una campaña de propaganda antisoviética por la ayuda brindada por el campo socialista al gobierno progresista egipcio.

En un telegrama enviado por Israel en días se evidencia el disgusto que le produjo la compra egipcia de armamento checo; en el mismo se le reprocha al Ministro de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, cuando afirma: "...nos sorprende vuestro silencio..." (22)

La respuesta clara y definida a las inquietudes de Israel sobre cómo debía actuar fue que podía golpear a Egipto cuando éste recibiera el armamento procedente del campo socialista.

La causa de esa decisión imperialista, llevó a La guerra tripartita de 1956, fue que Egipto, lograda su independencia, nacionalizo el Canal de Suez y solicitó de la URSS y el campo socialista su cooperación en la esfera del desarrollo, la defensa y la construcción de la alta presa del Nilo, a cuyo financiamiento se habían negado Estados Unidos y el Banco Internacional.

Gran Bretaña y Francia por su parte decidieron declarar la guerra a Egipto para poner fronteras al proceso revolucionario de ese país, que ayudaba a las revoluciones en Argelia y Yemen y amenazaba sus intereses en toda África; guiados además por los sentimientos de venganza ante la racionalización de sus propiedades en ese país, trataban de someterlo a cualquier precio y ponerlo de nuevo bajo su control.

Gran Bretaña y Francia, junto a Estados Unidos, buscaban en Israel el gendarme que necesitaban en la zona para lograr sus propios intereses, por eso el Estado sionista fue el primero de las tres fuerzas que declaró la guerra a Egipto, el último en retirarse de los territorios que ocupó y el único que permaneció ocupando algunos de esos territorios aún hasta nuestros días, por ejemplo, el puerto marítimo de CLAT (salida al Mar Rojo).

La propaganda sionista en esos años no se limitó a sus labores en el Medio Oriente, sino que, como instrumento de la reacción mundial, organizó, con fines antisoviéticos, varios "Comités Académicos" que dictaban conferencias e invitaban a ellas a especialistas e investigadores de las distintas universidades de Estados Unidos.

Con estas conferencias los sionistas comenzaron una línea de trabajo propagandístico antisoviético, como respuesta a las condenas de la URSS a Israel por sus ataques criminales contra la población árabe; las actividades sionistas, que ya formaban parte de la guerra psicológica, se orientaron a levantar campañas sobre un supuesto antisemitismo en la Unión Soviética y el campo socialista.

Una de esas conferencias se realizo en 1958, en Nueva York a la que asistieron representantes de ó7 universidades de Estados Unidos, su documento final de trabajo fue un boletín académico titulado Antisemitismo soviético, el arma de la política en Europa Oriental; éste contenía artículos y trabajos que hablaban sobre los hebreos discriminados en los países socialistas. El material en sí demostraba el contenido provocativo y calumnioso del evento.

El surgimiento de la lucha armada palestina, el primero de enero de 1965, coincidió con una serie de hechos en el Medio Oriente, incluso en Israel; Egipto y Siria habían radicalizado hasta cierto punto su proceso, la revolución argelina había triunfado, y el Estado sionista vivía su primera crisis económica y social, pues a pesar de la ayuda financiera de las potencias occidentales —el pago por indemnización de Alemania Federal en 1964 llegó a los 24 mil millones de dólares— el déficit comercial en el mismo año era de 341 millones de dólares, lo que se unió a un mayor desempleo, el empeoramiento de la situación económica en todos los campos y a la disminución de los donativos que llegaban de los judíos en las distintas partes del mundo.

El inicio de la lucha armada palestina y su desarrollo en el territorio árabe ocupado por los sionistas, atemorizaba a los nuevos inmigrantes y les hacía entender que la tierra sí tenía dueños que habían sido desalojados de ella y que estaban dispuestos a recuperarla. Ante esta situación, la propaganda sionista tuvo desde los primeros días de 1965 que adoptar una nueva línea de trabajo.

El segundo día de ese año, el entonces Primer Ministro de Israel, Levi Eshkol, declaró que su país no toleraría los ataques provenientes de Siria, y poco tiempo después, el Ministro de Defensa, Shimon Peres, dijo: "A pesar de no estar en estado de guerra con los países árabes, debemos estar alertas sobre la peligrosidad de la agresiva política árabe." (23)

De lo anterior se deduce que la línea de trabajo de la propaganda sionista, en el mundo árabe, Europa Occidental y los demás países se basa en ignorar por completo la presencia de la resistencia palestina, al hablar siempre de agresiones sirias contra Israel, justificando así al mismo tiempo sus ataques contra ese país árabe.

El 14 de julio de 1966, el ejército israelí efectuó una ofensiva de envergadura al territorio sirio. El representante sionista ante la ONU dijo, en aquella ocasión, que la agresión contra Siria "fue limitada'' y en respuesta a los atentados de ese país árabe contra la seguridad israelita. Los ataques se sucedieron como parte de un plan preparativo para la guerra expansionista desatada contra los pueblos árabes en 1967.

Estas declaraciones —como las que hablaban de Israel la agredida, la amante de la "paz" con sus vecinos árabes encontraron amplios espacios en la prensa sionista, la que considera la lucha de los comandos palestinos por su justa causa, como actos de "terror" y "destrucción que amenazaban la estabilidad de los israelíes.

Dicha prensa difundía las acciones guerrilleras contra Israel, distorsionando su verdadero significado anticolonialista y tratando de anular el derecho del pueblo palestino al regreso a su tierra, ocupada a sangre y fuego, y tratando de ignorar al mismo tiempo la presencia de una resistencia popular palestina.

Si a nivel mundial, el sionismo reflejaba operaciones de la resistencia palestina como parte de las agresiones de los países árabes, en prensa interna hacía entender que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) trataba de eliminar a los judíos de la faz de la Tierra; hacían de esa "agresión árabe" la preocupación de todos los judíos en Palestina para evitar así la aparición de cualquier tipo de contradicciones de clase y poder dirigir todos sus esfuerzos a ocupar más tierras, cumplir las misiones del imperialismo en la zona y salvar la crisis del estado sionista como parte del sistema capitalista y colonialista.

La aparición de la lucha armada palestina inició una nueva etapa de trabajo para la propaganda sionista dentro del propio mundo árabe, que desde entonces trata de hacer ver que resistencia palestina es un cuerpo que atenta contra sus hermanos.

El 17 de octubre de 1966, el Primer Ministro israelí, Levi Eshkol declaró ante el Kenesset (parlamento) que "el objetivo fundamental de las bandas de la OLP y Al Fatah es sembrar la desestabilización, no sólo en Israel, sino también en los demás países árabes". (24)

Para crear confusiones internas en los pueblos árabes, era necesario que los dirigentes sionistas dieran a su propaganda orientaciones como las pronunciadas por Jaiem Lindau, de la agrupación Yajal, el mismo 17 de octubre de 1966: "La guerra de guerrilla tiene el objetivo de levantar la moral de los ciudadanos sirios, elevar el prestigio del gobierno de Siria, animar a otros estados árabes a que participen en un enfrentamiento semejante y liquidar cuentas entre los propios árabes." (25)

Con esos planteamientos se pretendía crear una barrera entre el pueblo sirio y la resistencia palestina, sembrar la desconfianza de los pueblos árabes entre sus propias filas, abrir paso a mayores desestabilizaciones internas y crear confusiones sobre cuál es el verdadero enemigo: el neocolonialismo, el imperialismo, y su instrumento regional, Israel.

 

El período entre las dos guerras: 1967-1973

 

La guerra de Israel contra los países árabes declarada el 5 de junio de 1967, fue, como se ha demostrado posteriormente, planificada de talladamente en una reunión celebrada meses antes entre el Primer Ministro sionista, Levi Eshkol, y el presidente norteamericano, Lyndon Johson, en su finca en Texas.

Esta guerra, que se realizó en medio de una opinión pública mundial favorable a Israel, significó para la propaganda sionista un triunfo más, pero a la vez fue la última batalla ganada en este campo.

La Guerra de los Siete Días fue en realidad la de Estados Unidos contra los árabes, que utilizó para ello su instrumento de expansión en la zona, Israel. El 23 de mayo de 1967, una docena de días antes de declarar la guerra, Johnson advirtió: "Nos preocupa la retirada de las tropas de emergencia de las zonas de Gaza y el Sinaí, y quisiera agregar que el cierre del golfo de Ákaba dio a la crisis nuevas y peligrosas perspectivas. Estados Unidos considera que el golfo es un paso internacional y cerrarlo es injusto, y puede amenazar la causa de la paz." (26) Es decir, que Estados Unidos fue el que declaro la guerra en 1967 y el ejército de Israel fue el brazo armado que garantizó los pasos marítimos y protegió sus intereses en el África Norte y el Mediterráneo.

Además, los propios observadores militares de los países occidentales coinciden en asegurar que las dos bases militares norteamericanas en Libia, las de Willias y Adarn vivieron intensas actividades durante la guerra, al igual que la estación de comunicaciones militares yanqui, en Asmarah, los aeropuertos de Irán, Turquía y Grecia y la base aérea de Aldajrán, además de que su Sexta Flota Naval cruzaba el Mediterráneo tomando como base de apoyo las islas de Chipre, Creta y otras.

Con esta guerra los imperialistas pretendían derrocar al gobierno progresista de Abdel Nasser y formar en Egipto un estado pro norteamericano, asegurar su supremacía militar en la zona, desacreditar la amistad soviético-árabe y golpear la corriente independentista en los países de esa región; hacia esos fines fue dirigida la propaganda sionista.

Terminada la contienda, el sionismo se vio fortalecido, pero necesitaba llevar más judíos de las diferentes partes del mundo a los nuevos territorios ocupados, para lo cual apeló a explotar el "gigante triunfo del pequeño país que derrotó el gran mundo árabe con la valentía de sus soldados sobre la cobardía enemiga".

El 28 de junio, el Presidente del Comité Ejecutivo de la Agencia Judía dijo en una conferencia de prensa que su organización... "elegirá los mejores hombres y mujeres del ejército de las empresas de Educación Superior, la industria y otras ramas, o sea, personas que representan lo mejor de Israel, para mandarlos a los países libres (occidentales), donde alentarían la emigración Judía. Hay que aprovechar la ola de simpatía hacia Israel que originó la guerra de junio para conseguir más donaciones y más emigración". (27)

A principios de julio se reunió el Gobierno de Israel con el Comité Ejecutivo de la Organización Sionista Mundial (OSM) en Jerusalén, y cursaron un llamado al "pueblo judío" en todo el mundo para que "se levante y venga a construir su patria". Dicho documento expresaba que la guerra no sólo amenazaba el destino de Israel sino el de todos los judíos del mundo, y llamaba a "venir para cumplir con el deber sagrado y garantizar el futuro del Estado Judío". Afirmaba que "Israel necesita capitales, hombres de ciencia y técnicos de todo tipo que pongan sus conocimientos al servicio del pueblo". Y concluía diciendo: "...todo esto para que el pueblo judío se comporte a la altura de este momento histórico". (28)

La dirección anticomunista de la propaganda sionista tuvo su etapa de trabajo más directo y definido a partir del mismo año 1967. En diciembre de ese año, el periódico Haeretz, que se publica en Tel-Aviv, escribió que Israel (entiéndase el sionismo) tiene las mayores posibilidades de asestar duros golpes al socialismo en los países de Europa Occidental. El corresponsal londinense de ese rotativo, oculto bajo el seudónimo de Alef Shim, propuso crear en el campo socialista "dificultades" exaltando entre la población hebrea de dicha comunidad estados de ánimos nacionalistas, aprovechando para ese fin los medios de información masiva supeditados al imperialismo, en primer lugar, la radio y a televisión.

Este corresponsal escribió que Israel debe desempeñar además el papel de espina en el cuerpo del movimiento comunista, alrededor del cual se formaría gradualmente un absceso.

Al parecer, las propuestas de Alef Shim llegaron un poco tarde, pues los agentes sionistas tenían desde hacía tiempo sus planes en práctica, de manera que el estado soviético tuvo que declarar personas no gratas a algunos funcionarios israelíes junto a un grupo de compatriotas que habían entrado como turistas, por haber realizado acciones de espionaje y por participar, orientados por su embajada, en actividades de propaganda antisoviética.

En Checoslovaquia, y con arreglo al guión de la "Contrarrevolución solapada" redactado en Estados Unidos, particularmente en el Instituto Hudson, Estados Unidos asignó a los sionistas un eminente papel en los sucesos de 1968 en ese país.

Entre sus funciones estaba la toma de órganos de prensa y otros medios de información masiva checos. La dirección concreta de esa operación estuvo a cargo del Centro sionista.

Los sionistas procuraban apoderarse de los cargos directivos en todos los medios de información masiva en la República Socialista de Checoslovaquia, con el fin de ejecutar una desenfrenada campaña de propaganda contra el régimen socialista en ese país, contra el Partido Comunista de Checoslovaquia, la Unión Soviética, el PCUS, y los partidos comunistas de los países socialistas hermanos, al mismo tiempo ayudaban a los servicios de espionaje imperialistas a reunir información estatal y de seguridad.

Con respecto a Rumania, la propaganda sionista se dedicó a alabar su posición en relación con la agresión de Israel a los países árabes El periódico The Jerusalem Post afirmó en su numero del 11 de junio de 1967 que "La Radio Bucarest tomaba una línea independiente", (29) haciendo entender que en el resto de los países socialistas no era así. Y en otro artículo de la misma publicación, bajo la responsabilidad de la Junta de Amistad Israelo-rumana, alabo lo que llamó "objetividad" de la emisora rumana.

El alabar la posición "independiente" de Rumania, dudando al mismo tiempo de la soberanía de las demás naciones fue una línea de trabajo muy frecuente, de manera que casi a diario se hablaba de ello, y no podían faltar los rabinos con sus declaraciones que definían la razón de la política rumana de la misma forma. Un rabino romano en una entrevista con The Jerusalem Post declaró: "Este país entiende bien los problemas de existencia de las pequeñas naciones, porque él también tuvo que luchar por su soberanía y libertad." (30)

En Polonia, estas actividades no pasaron de algunos festejos por el triunfo de Israel en la Guerra de Junio, pero la propaganda sionista realizó sus funciones anticomunistas en el exterior, donde hablaba de discrepancias entre los altos oficiales del ejército polaco por el desacuerdo con la ruptura de relaciones del Gobierno de Varsovia con Israel.

El diario The Daily Telegraph escribió que se realizaron limpiezas en el ejército polaco, en las filas del cual existía un convencimiento general de que "el triunfo militar de Israel sobre Egipto demuestra la inefectividad del armamento y entrenamiento soviéticos". (31)

De esta campaña no se salvó el Partido Obrero Unificado de Polonia, que sufrió según los

sionistas grandes limpiezas, a partir de las cuales, dijo el periódico Baltimore Sun, editado en Estados Unidos, "las medidas de Polonia contra el sionismo e Israel, incluyen además, la comunidad judía en este país". (32)

En la República Democrática Alemana, la propaganda sionista aseveró la presencia de simpatía popular por el triunfo de Israel en la Guerra de Junio, haciendo referencia a supuestos dirigentes (sin nombres) que expresaron su desacuerdo con la posición de su gobierno al respecto.

El periódico The Jerusalem Post condeno la política de la RDA en el Medio Oriente, y acuso a sus dirigentes de "herederos del nazismo". (33)

El poder económico de los sionistas en Estados Unidos, que llega a dominar el 65 % de su capital industrial y el 75 % del financiero, nos permite comprender que más del 95 % de los medios de difusión masiva norteamericanos están bajo su directa influencia política.

Las labores realizadas por esos medios en Estados Unidos han sido orientadas por la misma política determinada por los órganos de prensa israelita, y para observar esta similitud, analizaremos el trabajo de algunos órganos de conocida penetración sionista durante la guerra de 1967.

El periódico The New York Times publicaba algunos anuncios que recordaban las masacres cometidas en Europa contra los judíos, "de las que aún el pueblo de Israel sufre las consecuencias" (34) y exigía del Presidente y del pueblo norteamericanos actuar para que no se realizaran más operaciones terroristas y evitar nuevas masacres.

Este rotativo afirmaba que Israel luchaba para sobrevivir y repetía su convicción de que la existencia de ese Estado se encontraba en peligro. En un comentario del 18 de junio de 1967 publicó: "Es difícil demostrar que millón y medio de israelitas pueden ser un peligro para sesenta millones de árabes."

La revista norteamericana Time, cuyo editor ese periodo era el conocido sionista Gron Falde, trató en su labor de convencer al mundo de que Israel no puede ser un peligro para el "Gran" mundo árabe; comparaba la población e habita el estado sionista y el número de los árabes. En su edición del 9 de junio de 1967, escribió que la población era casi de 2 700 000 habitantes, y que los árabes eran de 60 a 110 millones pero sin mencionar esta vez que están divididos, desorganizados, pues el trabajo perseguía el objetivo de mostrar el sufrimiento de una pequeña población frente a una nación tan grande como el mundo árabe.

Por su parte la revista Life, en su empeño de justificar la guerra de Israel contra los árabes, daba soluciones "adecuadas" a la situación de los refugiados, y después de afirmar en su número del 23 de junio de 1967, que los palestinos abandonaban la tierra obligados por 105 dirigentes árabes, para declarar la guerra a Israel, agregó que se puede adoptar a los refugiados palestinos en Irán y Siria, ya que esos países cuentan con mayores territorios y menos población.

Hablando de los resultados de la guerra, a unos días de su desastroso final, Life publicó, en su número editado el 16 de junio de 1967, la foto de un médico israelí que salvaba la vida de un soldado árabe herido. Esta revista distribuyó sus nueve corresponsales en el Medio Oriente de la siguiente forma: 5 en Israel, 2 en Egipto, uno en Jordania y uno a bordo de la Sexta Flota. Esa distribución confirma que el origen del 60 % de la información provenía de fuentes israelitas. Sin embargo, el número del 19 de junio de I967 de la revista Newsweek, exponía que sus informaciones procedían de corresponsales ubicados en los países árabes que participaron en la guerra y que éstas fueron sometidas a "fuertes censuras y limitaciones".

Para dar una idea más breve y exacta de este análisis, hemos realizado los cuadros A, B,

Cuadro A

 PORCENTAJE DE LOS EDITORIALES SOBRE EL MEDIO ORIENTE ENTRE MAYO Y JUNIO DE 1967

Nombre de la publicación

A favor  de Israel Contra la URSS Contra Israel Contra los árabes Contra Nasser
New York Times 30,8 0 0 8 30,8
Life 38,5 8 0 30,8 23,1
Time 50 10 0 50 10

 

Cuadro B

 PORCENTAJE DE LOS EDITORIALES SOBRE EL MEDIO ORIENTE ENTRE MAYO Y JUNIO DE 1967

Nombre de la publicación

A favor  de Israel Contra la URSS Contra Israel Contra los árabes Contra Nasser
New York Times 20 20 0 20 40
Life 0 0 0 40 40
Time 100 0 0 0 0

 

Cuadro C

 CARACTERÍSTICAS DE LOS ÁRABES E ISRAELITAS EN LOS TRABAJOS PERIODÍSTICOS ENTRE MAYO Y JUNIO DE 1967

Nombre de la publicación

Heroismo vivacidad y efectividad Seguridad y autoconfianza Discrepancia Falta de confianza y capacidad
New York Times 15 6 24 18
Life 24 9 14 23
Time 17 7 10 2

 

Cuadro D

             EL REFLEJO DE LAS REALIDADES EN EL MEDIO ORIENTE ENTRE MAYO Y JUNIO DE 1967

Nombre de la publicación

Maltrato de los árabes a Israel Logro de los árabes Deseo de los árabes de destruir Israel Deseo de los árabes de lograr  paz y seguridad

Deseo de Israel de lograr  paz y seguridad

New York Times 47 0 18 0 24
Life 45 0 24 0 10
Time 47 0 30 0 20

 

Cuadro E

 PORCENTAJE DE LAS NOTICIAS PROCEDENTES DEL MEDIO ORIENTE ENTRE MAYO Y JUNIO DE 1967

Nombre de la publicación

Israel Líbano Siria Jordania Egipto
New York Times 3,9 0 0 0 3,9
Life 46,1 0 0 7,7 15,4
Time 40 0 0 10 20

 

C, D y E que reflejan la labor realizada por tres de las publicaciones antes mencionadas durante la guerra de 1967 contra los árabes.

En los cuadros realizados sobre la base del análisis de las tres publicaciones de plena influencia y control sionista, se toman en cuenta la cantidad de trabajos aparecidos durante los meses de mayo y junio. Extrajimos los puntos necesarios para nuestro estudio y se omitió el resto por considerarlo fuera de los límites de "a favor" o "en contra".

Creemos que con ello vemos reflejado, en los diferentes trabajos periodísticos de las tres publicaciones, las notas, el comentario y editoriales, el volumen del pro sionismo, lo anti-árabe y antisoviético, además de las deformaciones y los enfoques de la guerra psicológica como el intento de dividir a los árabes y hacerlo-desconfiar de sus capacidades, así como otras técnicas, de las cuales hablaremos más detalladamente en el tercer capítulo de este trabajo.

                 

La guerra de octubre de 1973. Comienzo de la crisis del sionismo y su propaganda

 

Las consecuencias inmediatas del inicio de la guerra de 1973 significaron la caída de las bases de propaganda sionista en general, ya que la política de esta actividad se encontró en una situación contradictoria, sin poder pasar a utilizar nuevos métodos de trabajo que respondieran al fracaso de la política de Israel particularmente y las actividades sionistas en general.

Después de haber comenzado la guerra, se lanzó la propaganda hacia nuevas campañas que le facilitaron contrarrestar el volumen de solidaridad mundial con los árabes en su lucha por recuperar las tierras ocupadas por Israel, el cual se negaba a retirarse de ellas pacíficamente.

En esas campañas dirigidas a los habitantes de Israel, la propaganda sionista difundió lo siguiente:

a) Promesas de una contraofensiva que pondría fin a las "estupideces árabes y sus locas aventuras".

b) Historias sobre la violación del "perdón judío" (momentos en que comenzó la guerra), con el objetivo de desviar las mentes de la realidad de que los árabes son capaces de recuperar sus tierras por las armas, hacia una cuestión secundaria como es el caso de la violación de un día sagrado.

c) La necesidad de "preservar la paz dentro de los limites de la línea verde" (frontera con Jordania, que deja en poder de Israel los territorios de Gaza y Cisjordania) y la importancia de la recuperación de algunos territorios por los árabes, como el Sinaí y parte del Golan.

d) El apoyo de los judíos del mundo a Israel.

e) Imágenes del "heroísmo israelí" en la Guerra de Junio y algunos fracasos árabes.

f) El amplio apoyo mundial que recibe la posición de Israel.

g) La falsedad de que la URSS estaba en desacuerdo con los árabes.

Esta propaganda de los primeros tiempos de la guerra, fue destruida por el propio resultado de la contienda, ya que no se materializaron ninguna de las promesas y, en cambio, se demostró todo lo contrario sobre lo antes relacionado.

Ello significó poner al desnudo el apoyo de Estados Unidos a Israel, compararlo con la posición de la URSS, asegurar el carácter internacional del conflicto y, por tanto, ubicarlo entre los principales problemas soviético-norteamericanos.

La propaganda sionista en Israel afirmaba que la posición de Estados Unidos es la que podría obligar a la URSS a no seguir alentando la guerra de los árabes contra el Estado sionista; aseguraba la inefectividad de la solidaridad árabe con Siria y Egipto y agitaba, además, a prepararse para una guerra de desgaste.

La política de la propaganda sionista dirigida hacia los árabes se realizó sobre la base de los siguientes principios:

1. Difundir que el ataque árabe era una "gran estupidez", una "aventura" frente a la superioridad militar israelita.

2. Hacer alarde de la superioridad científica de Israel y la importancia determinante que ésta tuvo en la extensión de la Guerra de 1967.

3. Demostrar el subdesarrollo y la incapacidad de los árabes en la guerra.

4. Repetir imágenes de la Guerra de Junio de 1967 como la "fuga" de los oficiales árabes del Desierto de Sinaí, y pedir de los soldados y oficiales árabes elegir entre la muerte o la rendición.

5. Hacer una comparación entre lo dicho de la valentía de los árabes y su "fuga" en la Guerra de Junio, tratando de llevar a los miliares árabes a pensar que no existía otra salida que la rendición.

6. Deformar la imagen de los dirigentes y militares árabes, haciendo hincapié en la corrupción personal para disminuir su capacidad de lucha.

7. Aprovechar las diferencias internas árabes y hacerlas más agudas. La prensa israelí, por ejemplo, difundió que la participación de Iraq en la guerra de 1973 no era contra Israel, sino motivada por una competencia de liderazgo político con Siria.

8. Poner el apoyo norteamericano a Israel en primera plana y recordar con frecuencia la presencia de la Sexta Flota en el Mediterráneo.

9. Aumentar el volumen del ataque contra la Unión Soviética y dudar de sus posiciones con respecto a los árabes, para evitar un mayor desarrollo en las relaciones entre el mundo árabe y la URSS.

Estas orientaciones tampoco tuvieron éxito por el desarrollo de las batallas que demostraron todo lo contrario y expusieron a la opinión mundial las realidades de aquella guerra.

La propaganda sionista dirigida a Europa Occidental, Estados Unidos y los países precapitalistas desarrollados ponía énfasis en:

1. La necesidad del cese al fuego y de la inmediata retirada de los árabes hacia las fronteras existentes antes de la guerra para, según sus declaraciones, "reanimar y revivir las oportunidades de paz".

2. Destacar el papel de las fuerzas sionista que apoyan a Israel, dentro de los gobiernos de Europa y Estados Unidos, para bloquear las reacciones han israelíes o disminuir su valor.

3. Dar a conocer las diferentes manifestaciones judío-sionistas de apoyo a Israel en todas las partes del mundo.

4. Afirmar que el triunfo de los árabes y la derrota de Israel en esta guerra es un triunfo para la URSS y una amenaza para los intereses norteamericanos en la zona, reiterando siempre que Israel protege estos intereses en el Medio Oriente.

5. Insistir en la identificación entre la posición sionista y la nacionalista norteamericana.

6. Destacar y exagerar la posición soviética de apoyo a los árabes considerándola como el único obstáculo para lograr las condiciones de paz.

7. Asegurar con frecuencia la necesidad de la retirada de los árabes hacia las fronteras anteriores, afirmando que "darles cualquier tipo de triunfo equivale a aumentar el volumen de sus intentos agresivos contra Israel y Estados Unidos".

Estas líneas de trabajo no pudieron resolver el fracaso que comenzó a sufrir la propaganda sionista a partir de esta guerra, el cual se produce porque, en las nuevas condiciones de desarrollo del movimiento revolucionario en general, de maduración de la resistencia palestina, de condena al sionismo por agrupaciones y figuras judías y por los mayores órganos de la comunidad mundial, como el Movimiento de Países No Alineados, la Organización de la Unidad Africana (OUA) y la Organización de Naciones Unidas, no podía Israel continuar impunemente su política de agresión y expansionismo.

La efectiva participación de la Revolución Palestina en la Guerra de 1973 y los triunfos logrados con su programa político, la organización del pueblo palestino en las tierras ocupadas y campamentos de refugiados en Siria, Líbano y otros países junto a los logros a nivel internacional como el reconocimiento por más de 120 países de la OLP como único y legítimo representante del pueblo palestino, originaron nuevas y mayores condenas al sionismo y al Estado de Israel y permitieron limitar la efectividad de sus instrumentos de propaganda en todo el mundo.

Un papel importante en la neutralización y fracaso de la propaganda sionista fue el desempeñado por figuras, agrupaciones y organizaciones judías que, en Israel o fuera de él, condenaron al sionismo y plantearon la necesidad de que los judíos se incorporan a los procesos políticos de sus respectivos países.

A partir del año 1973, tuvo un mayor auge la batalla de la comunidad socialista contra el sionismo como instrumento de divergencia ideológica en manos del imperialismo mundial. En este período se realizaron simposios y eventos internacionales que estudiaron a profundidad esta fuerza en las ramas económica, militar y política y sus niveles de penetración en los diferentes países del mundo.

Además de la lucha interna contra los intentos de penetración ideológica entre la comunidad judía dentro de los países socialistas, la URSS y sus amigos difundieron publicaciones y trabajos periodísticos que ponen al descubierto las verdades del sionismo y la necesidad de enfrentarlo por todos los medios.

Este movimiento regresivo que sufre el sionismo y su instrumento de trabajo ideológico, la propaganda, no significa más que el comienzo de una crisis que tratará de superar con la combinación de nuevas formas y métodos de trabajo que exigen mayores esfuerzos y coordinaciones de las fuerzas patrióticas palestinas, las fuerzas progresistas judías, la comunidad socialista y todas las fuerzas amantes de la paz y el desarrollo en el mundo. Tales formas serán tratadas en nuestro próximo capítulo.

Capítulo II

 

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[Notas] 
[Bibliografía] 

 
 
 
 

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