CAPÍTULO I
ORIGEN Y DESARROLLO
DE LA PROPAGANDA SIONISTA
Siglo XIX hasta la celebración del Primer Congreso
Sionista en 1897
Desde fines del siglo pasado, y hasta nuestros días, el
sionismo ha sido la materialización de los anhelos
expansionistas de las potencies colonialistas y del incipiente
imperialismo mundial; ha sido una teoría
Chovinista que considera a los creyentes de la religión judía,
disperses por el mundo, como un pueblo superior elegido por
Dios, lo que encierra en sí una enorme discriminación racial;
contiene una serie de concepciones reaccionarias que surgen en
el momento de auge del capitalismo y su paso a la fase
imperialista y que, ya desde sus inicios, declaró su
anticomunismo y su oposición a las luchas de la clase obrera
por una nueva sociedad.
Los primeros voceros de las ideas sionistas no fueron judíos
sino funcionarios y estadistas representantes de las
metrópolis europeas, que estaban interesados en garantizar un
paso seguro para sus mercancías hacia el continente asiático y
que vieron en los creyentes de la religión judía un
instrumento que les permitiría llevar a cabo sus aspiraciones.
Entre ellos tenemos, por ejemplo, al estadista inglés A. L.
Metford, quien al hablar ya en 1845 sobre la necesidad de
fundar un Estado para los judíos en Palestina protegido por
Gran Bretaña dijo: “ Un Estado judío permitirá al Imperio
Británico controlar las vías marítimas y tendremos así una
base para usarla en contra de las agresiones orientales.” (1)
Por tanto, el verdadero objetivo era la ocupación de ese
territorio y su transformación en una colonia permanente de
Gran Bretaña. Llevar a cabo esta misión no podría ser de otro
modo que como sugería Charles Henry Churchil, a mediados del
siglo pasado: “Es necesario liberar pronto a Siria y Palestina
y dejarlas bajo el control de Gran Bretaña, pero habitadas por
los judíos.”
(2)
Evidentemente el objetivo del Imperio no era otro que
conquistar estos territorios, cuya ubicación tiene gran
importancia geográfica y económica. Pero, por qué deben ser
habitados por judíos? Por qué lo aseguran así los dos
británicos antes mencionados? A esto da respuesta Hospon, uno
de los más importantes militares Británicos de la época según
lo planteado por Lenin: “La mayor parte de las batallas con
las que hemos ocupado la India la realizó nuestro ejército,
formado por soldados de la región.”(3)
Es decir que lo que se pretendía no era buscar una salida a la
“cuestión judía”, sino una garantía en la conquista de estos
territorios, no era el interés por la justa causa de un
“pueblo”, sino el uso de éste como carne de cañón, para
materializar sus planes expansionistas.
Los representantes de la metrópoli no sólo determinaron el
papel que iban a desempeñar los judíos, sino también el número
de habitantes, el volumen de tierras que ocuparían y sus
límites geográficos. Según el propio Churchil “…Si pudiéramos
ver el nacimiento del Estado judío en Palestina sobre las dos
riberas del rió Jordán, protegido por la Corona Británica y
que agrupara de tres a cuatro millones de judíos, podríamos
ver un hecho completamente de acuerdo con los intereses
vitales del imperio británico…”(4)
Con esta solución no se resolvía la cuestión judía como tal,
sino en beneficio de los intereses expansionistas de la
metrópoli, por lo que fue rechazado completamente por la misma
intelectualidad judía en toda Europa, la cual previó con
astucia y razón el peligro de tales planteamientos.
Moisés Mendelssohn, filósofo y gran crítico literario alemán,
fundó el movimiento Hascalá, que tenía como principio
abandonar la exclusiva vida judía e integrarse cada vez más a
sus países de origen.
Carlos Marx, en 1843, rebatió las soluciones colonialistas a
la cuestión judía, cuando dijo: “Cuando vosotros, judíos,
queréis emanciparos políticamente sin emanciparos humanamente
a vosotros mismos, la solución a medias y la contradicción en
la que incurrís no radical en vosotros, sino en la esencia y
la categoría de la emancipación política. Si seguís preso de
esa categoría, entonces quiere decir que estáis participando
de un proceso de sujeción general …”
(5)
Marx dejó sentado que la solución a la cuestión judía está en
el polo opuesto a la que le daban los colonialistas y aseguró
que la verdadera emancipación no es aquella que se logra
dentro de la sociedad capitalista sino la que se logra para
toda la sociedad.
Las grandes potencies colonialistas, decididas a ejecutar sus
planes, tomaron las iniciativas de formar las primeras
organizaciones y movimientos pre sionistas y de difundir
mediante ellas las ideas sobre la necesidad de unir a los
judíos del mundo y formar su “Hogar Nacional”.
Desde mediados del siglo pasado se cristalizaron algunas de
las gestiones de Estados unidos, gran Bretaña y otras grandes
potencias capitalistas al caer movimientos religiosos,
misioneros, que usaban el Antiguo Testamento como instrumento
para difundir entre los judíos ideas reaccionarias,
chovinistas y convencerlos de la necesidad de emigrar a
Palestina. Así se crearon los movimientos Mormón, Septón y
Testigos de Jehová, entre otros.
Sólo la burguesía judía se hizo eco de tales gestiones y
llamamientos por conveniencia de clase y armonía de sus
intereses con los de la metrópoli. Más tarde aparecieron
algunos grupos financieros judíos que adoptaron estas ideas,
escribieron en su pro y trabajaron para materializarlas.
Tzevi Hirsh Kalischer, judío británico, en su obra Estudio
sobre Sion, publicada en 1872, escribió dirigiéndose a sus
correligionarios: “…la salvación de los judíos no sería la
obra de un Salvador o de un Mesías. Tampoco podría ser con la
integración a las colectividades nacionales, sino debe ser
lograda mediante la conglomeración en Tierra Santa”.
(6)
Con su trabajo, Kalisher inauguró una etapa de adopción de
ideas pertenecientes a los circules imperialistas europeos por
un sector de la burguesía judía, haciéndolas aparecer como
originarias del judaísmo. A partir de entonces, surgieron
otros seguidores de estas ideas entre los que figuran Moisés
Hess y Leo Pinsker. El primero escribió sobre la imposibilidad
orgánica de que las comunidades judías se integraran a las no
judías, y dijo que el problema del antisemitismo no podría
solucionarse definitivamente con la adición de los judíos a
una comunidad nacional. Con esto favorecía el chovinismo y
además afirmaba que el renacimiento nacional abriría al genio
espiritual judío los senderos de la renovación.
Leo Pinsker fue otro de los seguidores de las ideas pre
sionistas, que en su intento de separar a los judíos del
proceso de sus respectivos países realizó varias compañas a
favor de la constitución del Estado Nacional Judío y preconizó
la creación de una agrupación central que estaría compuesta
por las pequeñas agrupaciones ya constituidas.
Vemos, de esta forma, que los representantes de la burguesía
judía servían a la metrópoli como un medio para convencer a
los judíos de la necesidad de su unión y de su alianza a los
planes expansionistas europeos en el Medio Oriente. Además, es
importante señalar que la burguesía judía tuvo siempre en
cuenta la necesidad de separar a los obreros judíos de los
movimientos obreros de los diferentes países, resaltando lo
indispensable de su incorporación a organizaciones “étnicas” y
no a organizaciones de clases.
A
la vez que se desarrollaban estos trabajos de
propaganda-difundidos entre las comunidades judías – y las
actividades realizadas por los movimientos religiosos y
misioneros – emprendidos por los británicos y norteamericanos-,
se crearon, con apoyo de estos últimos, las primeras
agrupaciones sionistas, como es el caso del movimiento Amigos
de Sion (1884), que rápidamente ganó numerosos adeptos que se
multiplicaron, principalmente en la Rusia Zarista, por las
persecuciones originadas a raíz del asesinato del zar
Alejandro Segundo y que extendieron al resto de los países
europeos, orientales en particular.
El primer objetivo declarado de estas organizaciones fue
implantar colonias judías europeas en Palestina. Grandes
cantidades de dinero recopiladas por la burguesía y por los
creyentes en general fueron destinadas para comprar tierras,
armas y para fundar colonias en Palestina.
La atención de los judíos pre sionistas y de las potencias
occidentales se dirigió entonces a desarrollar la propaganda y
encaminarla a cambiar la imagen del sionismo, a transformarlo
de una simple criatura engendrada por el imperialismo y la
reacción mundial, en un representante de los intereses judíos
y en su Salvador en todo el mundo. De esta forma el movimiento
sionista puso al servicio de los intereses imperialistas a las
grandes masas judías. La propaganda fue el instrumento
fundamental, básico e indispensable.
Desde sus inicios el sionismo trató de controlar la mayor
cantidad posible de publicaciones, así vemos que ya en 1880
poseía 103 revistas y periódicos en diferentes países de
Europa, número considerable en una época en la que el
periodismo no tenía aún gran desarrollo técnico.
Mediante la prensa y utilizando un método que apelaba a las
emociones sentimentalistas, recursos que fundamentalmente
utilizó toda la propaganda sionista y pre sionista, se
divulgaba la discriminación y persecución a la que estaban
sometidos los judíos en Europa, llamándolos a unirse e
incorporarse a los movimientos sionistas, exhortándolos a
abandonar su país natal, huyendo del antisemitismo, para de
esa forma lograr su objetivo final: convencer a los judíos de
que ellos forman una nación descendiente de Ibrahim e Ismael,
y que tienen, por derecho propio, que ir a ocupar la Tierra
Prometido.
Como hemos dicho anteriormente, las ideas sionistas fueron
abrazadas fundamentalmente por la clase burguesa judía y de
esta clase surgieron las figuras que impulsarían, difundirían
y financiarían la formación y el desarrollo de este
movimiento.
La figura más conocida fue la del doctor Teodoro Herzl,
fundador, primer líder y Presidente de la Organización
Sionista Mundial (OSM), periodista y corresponsal en París
del periódico Néve Presse, 1891 a 1896.
Teodoro Herzl pertenecía a una familia de negociantes,
identificada perfectamente con el medio social húngaro, su
país natal. En 1896, antes de la celebración del Congreso de
Basilea escribió un panfleto titulado El Estado Judío, donde
expone la doctrina sionista basándose en ideas de figuras
judías y no judías, que le antecedieron. El trabajo cuente con
79 páginas, escrito con un estilo totalmente desaliñado apela
al sentimentalismo y distorsiona los hechos por complete.
Su tesis resultaba tan oscura que era difícil definir la
localización del Estado judío; bajo la influencia del
movimiento Amigos de Sion, menciona para su instalación puntos
tan distantes como Argentina y Palestina.
(7)
Podemos
decir que, sin dudas, el trabajo de Herzl no fue más que un
eco de los llamados sionistas y una concreción de las ideas
colonialistas pre sionistas surgidas durante la segunda mitad
del siglo x1x. Sin embargo, su valor se hace mayor por el
apoyo incrementado que encuentra en el seno de las potencies
capitalistas en auge, en la época de su paso hacia la fase
imperialistas.
Para dar a conocer sus ideas, Herzl fundó, con la ayuda de las
agencias capitalistas, el primer órgano periodístico
sionistas, Dee Welt (El Mundo).
Desde el
Primer Congreso Sionista hasta 1948
En agosto de 1897, se celebró en Basilea, con la participación
de 204 dirigentes judíos procedentes de todas partes del mundo
y bajo la presidencia de Teodoro Herzl, el primer Congreso
Sionista.
A partir de este Congreso, el sionismo asumió la forma de una
ideología política y de un sistema de acción con objetivos
precisos y con estructura bien definida.
Un lugar primordial en el programa a seguir, acordado en
Basilea, lo ocupó la propaganda. El tercer inciso del programa
enfatizaba la importancia de la difusión sobre la necesidad de
la creación de un Estado Judío. En este inicio encontramos
cuatro puntos que debían considerarse como guía para el
trabajo propagandístico:
1.
Difundir el sentimentalismo nacionalista entre los judíos del
mundo.
2.
Organizar a éstos, uniéndolos en instituciones sionistas.
3.
Orientar trabajos encaminados a lograr el apoyo de los
pequeños países en la creación de una nación “para los
judíos”.
4.
Desarrollar colonias judías en Palestina de forma organizada.
Estos planteamientos tenían como fin lograr el control de las
comunidades judías en los diferentes países del mundo,
aprovechando sus energías para servir a los objetivos del
sionismo y por ende, al imperialismo mundial; penetrar en la
opinión mundial y convencerla de lo indispensable que
resultaba la edificación del Estado Sionista como único medio
de resolver el problema judío.
En aquella época y hasta la década del treinta, la propaganda
dirigida hacia los árabes tenía una fachada pacifista que
engañaba a muchos, pues afirmaba que los judíos eran oprimidos
y discriminados en Europa, que su único objetivo era obtener
refugio en la tierra de Salomón, y que en Palestina existía
espacio para ambos pueblos. Sin embargo, en la propaganda
dirigida a los europeos se evitaba hablar de la existencia de
los palestinos, e incluso difundían la consigna “Palestina,
tierra sin pueblo” y “Los judíos, pueblo sin tierra”, como si
en Palestina no existiera un pueblo asentado desde muchos
siglos atrás.
En general, en estos años posteriores al Congreso de Basilea,
la propaganda sionista tuvo gran auge, primero por la cantidad
de periódicos y revistas controlados por los sionistas, en
1911 la OSM contaba con sesenta periódicos en lenguas diversas
y la Oficina Central en Berlín ya tenía su revista semanal Die
Welt, Segundo, por el apoyo de la literatura que se desarrolla
con la realización de novelas como Ait Nevland de Herzl,
publicada en 1902, en la que se describe un utópico estado
sionista, donde la felicidad no conocerá límites (
precisamente lo contrario del actual Israel ), y finalmente,
por la distribución de folletos que, sólo de 1910 a 1911,
llegó a la cifra de 400 000 ejemplares.
Poco después de celebrado el Primer Congreso Sionista, Lenin
desenmascaró consecuentemente la esencia reaccionaria de las
autoridades sionistas y la limitación nacionalista del Bund,
grupo de socialdemócratas hebreos, que aspiraban a aislar a
los obreros judíos del resto de la masa proletaria.
En el Segundo Congreso del Partido OSDR, celebrado en 1902,
Lenin señalaba: “…la unidad plena del proletaria judío y no
judío es especialmente necesaria para combatir el
antisemitismo, esa abominable exacerbación de la
particularidad social y de la hostilidad nacional, fomentada
por el gobierno y las clases explotadoras”, y agregaba que el
sionismo sólo aparentemente se contrapone al antisemitismo,
pero, en esencia, se inclina a “introducir el alejamiento y el
aislamiento” en el movimiento obrero, exaltando la ficticia
primogenitura del pueblo hebreo “ que ocupa una posición
especial entre los demás pueblos, pero que en realidad, sólo
afianza el estado de ánimo del ghetto heredado del vergonzoso
pasado”.
(8)
El análisis de las actividades sionistas en contra del
movimiento obrero ruso nos hace ver con más claridad la
vinculación del sionismo, desde su aparición, a los intereses
del capitalismo en auge y al diversionismo ideológico.
En otros trabajos, Lenin advirtió sobre el nacionalismo
burgués judío que llama a la desunión de los pueblos, a la
restauración de una especie de pueblo elegido. “ Esta idea
sionista es completamente falsa y reaccionaria por su esencia…
Acaso puede explicarse por una casualidad el hecho de que
precisamente las fuerzas reaccionarias de toda Europa, y, sobre
todo, de Rusia arremeten unánimes contra la asimilación de los
judíos y traten de consolidar su aislamiento?... La idea de la
nacionalidad judía tiene un carácter francamente
reaccionario.”
(9)
Lenin
subrayaba que el sionismo fue siempre hostil al marximo.
Es sintomático que casi al día siguiente del triunfo de la
primera revolución socialista, en 1917, los caudillos del
sionismo en Rusia incitasen a sus organizaciones a oponerse al
poder de los soviets. En aquellos días, en una reunión
clandestina, celebrada en Moscú, los sionistas adoptaron un
documento en el que el programa antibolchevique y
anticomunista fue formulado del siguiente modo:”El socialismo
cierra el paso al sionismo. El socialismo y el sionismo no son
sólo dos polos diametralmente opuestos, sino elementos que se
excluyen absolutamente el uno del otro.” (10)
El año 1917 marca una nueva etapa en el desarrollo del
sionismo y su propaganda, no solo por el triunfo de la
Revolución Socialista de Octubre, frente a la cual adopta un
carácter antisoviético, sino también por la declaración del
ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Arthur
James Balfour, que emitió una promesa oficial del imperio
británico al movimiento sionista, por medio de la cual,
Palestina se convertiría en el lugar designado para el
establecimiento del “ hogar nacional judío”.
Antes de ser publicada esta declaración, se obtuvo el
consentimiento de Estados Unidos. La opinión favorable del
gobierno norteamericano partió de Dembitz Louis Brandeis,
quien en esos momentos era Presidente de la Corte Suprema.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial se hace más evidente
este Nuevo auge del sionismo, cuando Palestina pasa a ser
colonia británica; esto ofrece reales posibilidades a Gran
Bretaña para cumplir sus promesas y por ende, el primer paso
hacia la cristalización de los sueños expansionistas del
imperialismo y engendro, el sionismo.
Podemos decir que ese fue el comienzo de una etapa de
afianzamiento de las bases del estado sionista en Palestina,
de preparación de las condiciones mundiales, regionales,
psicológicas y diplomáticas para garantizar la existencia de
este estado. Los esfuerzos de su propaganda, que tuvo un nuevo
desarrollo en esta etapa, estaban dirigidos a la realización
de las siguientes tareas:
1. Atraer la mayor cantidad posible de emigrantes judíos hacia
Palestina.
2. Trabajar por el establecimiento de colonias en dicho
territorio.
3. Dedicar mayores esfuerzos a la formación de organizaciones
sionistas en Palestina y al ingreso de todos los colonos
judíos en ellas con vistas a la formación de las futuras
instituciones del estado sionista.
4. Enfrentar la resistencia palestina a los planes sionistas.
5. Eliminar la voluntad nacionalista de los palestinos,
preparando el terreno para ocupar su patria y expulsarlos de
ella.
6. Continuar trabajando en la organización e integración de
los judíos de todas partes del mundo a las filas sionistas.
7. Lograr el apoyo de todos los países independientes a los
planes sionistas.
8. Pasar de simples declaraciones teóricas anticomunistas al
campo de los hechos, ampliando el volumen de las actividades
sionistas en y contra la URSS.
Estas actividades no encontraron el respaldo de las
comunidades judías soviéticas y terminaron por ser las de unos
cuantos grupitos reaccionarios que atentaban en vano contra el
primer Estado socialista del mundo.
La primera tarea, imprescindible para llevar a cabo todas las
otras, era crear la base, es decir, convencer a los judíos,
pues la emigración de éstos a Palestina marchaba demasiado
lenta ya que le faltaba el impulso de las realidades objetivas
que siempre mueven al hombre a cambiar su lugar de residencia.
Basta decir que en 1918 sólo había en Palestina 56 000 judíos,
mientras que el número de los habitantes árabes de este país
era superior a 644 000, lo que indica que los primeros sólo
formaban el 8 % de la población y sólo poseían el 2,5 % de la
tierra.
En estas condiciones resultó indispensable la creación de la
Agencia Judía, fundada en 1920 como una ramificación de la
Organización Sionista Mundial (OSM) y como una fachada para
agrupar a los judíos no sionistas y ponerlos a SU5 servicios
en la formación del Estado Nacional Judío.
La agencia judía distribuyó representaciones en todas las
grandes capitales de los países occidentales; sus objetivos
principales eran llamar a la emigración y reunir fondos para
la compra de tierra en Palestina.
Sus oficinas en cada país desempeñaban el papel de
organizadoras de los diferentes aspectos de la vida de los
judíos con vistas a su futuro funcionamiento estatal.
El departamento de propaganda era el de mayor peso y mayor
actividad, puesto que su función consistía en penetrar
psicológicamente a los judíos y a los no judíos con el
objetivo de incrementar la emigración y encontrar apoyo para
la creación de un estado nacional.
Otro departamento de la Agencia "El Llamado Unido de Israel",
fue formado también en 1920 con la función de recaudar fondos
y financiar la mayor parte de las actividades de la Agencia y
en particular la edificación de las colonias en Palestina,
aunque la verdadera actividad de este departamento era
difundir entre los judíos la necesidad de su cooperación en la
formación del esperado hogar nacional.
En el mismo año se fundó la Organización Femenina Sionista
Internacional, que tuvo representaciones en 50 países y
realizó las mismas tareas de propaganda por medio de algunos
servicios sociales.
Al mismo tiempo el sionismo creó sus propias agencias
informativas, entre ellas, la Agencia Telegráfica Judía, que
fue fundada en Londres en 1919 y trasladada posteriormente a
Nueva York, y la Agencia de Información Israelí (ANA), que se
fundó en 1923.
El sionismo puso al servicio de los judíos en Palestina 9
periódicos, 18 revistas semanales, 6 quincenales, 34
mensuales, 4 que se publicaban cada dos meses y 8 cada cuatro
meses.
La primera de esas publicaciones, llamada Haaretz (El
País), fue editada por la comandancia del Ejército
Colonial Británico en tres idiomas: inglés, árabe y hebreo.
En 1922 se fundó otro periódico "independiente" de los
militares británicos llamado Hadshot Haaretz (Noticias del
País), pero no logró sobrevivir. Posteriormente fundaron
otro en Tel Aviv, Haaretz, el cual pretende desde sus
inicios hacer creer que representa el "ala progresista del
sionismo".
El periódico Davar, fundado por los sionistas en 1925,
se dirigía a los obreros, y en sus páginas se hablaba en
nombre del Sindicato de Trabajadores Hebreos. Su tarea
demagógica consistía en difundir las ideas sionistas a los
trabajadores negando el carácter antiobrero y clasista del
sionismo, al hablar de una sociedad donde reina la igualdad.
Ese tipo de organismos y publicaciones pretendía crear el
mismo marco de bases ideológicas para todas las capas sociales
que se iban formando en Palestina con la llegada de los judíos
a ese territorio, para facilitar la futura difusión de la
ideología sionista entre la mayoría de los habitantes, con el
fin de ocupar el carácter clasista de la misma.
Entre 1925 y 1928, la inmigración había aumentado en un 3 %.
En 1929, la Agencia Judía es ampliada con la intención de
ensanchar su base de reclutamiento y lograr la compra de
tierras árabes en Palestina. Como consecuencia de la aguda
crisis económica capitalista de 1929 se crearon condiciones
favorables para la inmigración, pues tanto en Polonia, como en
Hungría y Rumania llegaron al poder partidos fascistas que
para aliviar la situación y apaciguar las protestas obreras y
de otras capas sociales, propagaban falsas ideas que
propiciarían pugnas intestinas; una de ellas fue proclamar que
la falta de puestos de trabajo no era resultado de la crisis7
sino de la competencia que les hacían los judíos.
Los medios de propaganda capitalista aprovecharon entonces el
hecho de que los semitas en general eran históricamente
usureros y comerciantes tanto a grande como a pequeña escala,
para despertar el odio de sus deudores hacia ellos. Esto dio
lugar al surgimiento de organizaciones y movimientos
antisemitas como "Las cruces de flechas", que surgió en
Hungría, y "La guardia férrea", en Rumania. Estas
organizaciones recibieron el apoyo financiero de los
capitalistas industriales y partidos de la derecha.
Tales acontecimientos impulsaron favorablemente al sionismo,
que logró su objetivo de aumentar la inmigración a Palestina,
la que en realidad fue resultado del hambre, el desempleo y la
persecución que afectó particularmente a las masas
trabajadoras judías y las hizo seguir la vía propuesta por la
propaganda levantada por los capitalistas y difundida por los
lideres sionistas.
El Partido Fascista Alemán, que llegó a poder en el mismo
período de la crisis del 25 seguía una política a favor de la
fundación de un hogar nacional que agrupara a los judíos con
vista a adueñarse de las riquezas que ésta poseían en el país.
El 22 de julio de 1937 apareció en una publicación del
Ministerio del Exterior Alemán, la siguiente nota: "Hasta
ahora el estímulo de la máxima inmigración judía a Palestina
era y es el objetivo fundamental de la política alemana con
respecto a los judíos."
(11)
El movimiento sionista, instrumento en mano de Gran Bretaña,
hizo algunas declaraciones contra el nazismo, las cuales
originaron, junto a interés fascista de apoderarse de las
propiedades Judías en Alemania, una respuesta cruel, cuyas
víctimas fueron los creyentes de la religión judía.
En realidad estas no fueron las únicas razones de las masacres
fascistas de judíos, pero sí lo pretextos que utilizó Hitler
para calificarlos como agentes de los aliados en su propia
tierra, cuestión que podía constituir un peligro para sus
futuros planes.
El sionismo no hizo nada para proteger a los judíos, y por el
contrario su propaganda fue orientada a sacar provecho de los
muertos y mutilados para ganar el apoyo de los sobrevivientes
de la guerra, unirlos de esta forma en sus filas y acelerar la
emigración a Palestina.
La muerte de un millón de judíos en la Segunda Guerra Mundial
fue mas destacada por los medios de difusión masiva que la de
otros treinta millones de caídos en esta guerra con Alemania,
a posar de la similitud de los hechos. Los fines de esta
contienda bélica imperialista, según la propaganda sionista,
eran exclusivamente aniquilar a los judíos como pueblo y
borrarlos de la faz de la Tierra.
Las verdaderas víctimas fueron los trabajadores judíos, pues
para ellos, la guerra no concluyó allí. Entre 1931 y 1944, más
de 400 000 obreros fueron llevados por los sionistas a ocupar
tierra ajena y a sufrir los males de una guerra de conquista y
ocupación eterna, ya que se trataba de desalojar a un pueblo
por la fuerza para establecer a otro en su lugar.
En el año 1947 habitaban en Palestina un total de 528 000
judíos y 1200 000 árabes. Aquella guerra no fue sólo entre
árabes y judíos, pues estaba también presente el ejército
británico, que perseguía a los luchadores palestinos, de una
parte, y de otra, entregaba todo tipo de armas y ayudaba a las
organizaciones terroristas sionistas.
Durante el mandato británico en Palestina fueron asesinados
más de 50 000 patriotas árabes, se permitía la entrada libre
de la inmigración (hasta que el número de judíos llegó en
1948, a 700 000), y el 15 de mayo del mismo año, las Fuerzas
Armadas Británicas entregaron la mayor parte de sus armamentos
a la, bandas terroristas del sionismo.
La propaganda sionista tenía en estos año, dos direcciones,
una hacia el exterior que presentaba a los judíos como
luchadores por la liberación de su patria y contra el
colonialismo británico, y otra en Palestina de carácter
terrorista psicológico contra los árabes, originales
habitantes de ese territorio.
A nivel internacional, la propaganda sionista trataba de hacer
creer al mundo que se encontraba en guerra con Gran Bretaña y
que buscaba apoyo en Estados Unidos, aunque en realidad era
este un momento de transición del control británico al
norteamericano.
Al Regresarr Roosevelt a la presidencia de Estados Unidos, se
dio cuenta de la importancia del movimiento sionista, y
escribió a Wagner, uno de sus simpatizantes en el Senado, lo
siguiente: "Somos partidarios de la apertura de Palestina a la
emigración y colonización y favorecemos una política que
conducirá al establecimiento de un COMMONWEALTH judío libre y
democrático."
(12)
El Congreso norteamericano daba sus orientaciones al sionismo,
y poco antes del 17 de diciembre de 1945 pidió la apertura de
Palestina a la emigración irrestricta, con el fin de permitir
la creación de un "Commonwealth".
A partir de esta época aparecieron libros que hablaban de una
supuesta lucha contra los británicos. La propaganda en el
exterior quería informar a todo el mundo que se trataba de una
lucha de independencia entre la colonia, Gran Bretaña y los
judíos, ignorando la campaña de terror desatada contra la
población árabe en Palestina.
La propaganda sionista en Estados Unidos reflejaba que la
guerra allí era semejante a la de los norteamericanos contra
el mismo colonialismo, y halagaba la inclinación natural de la
opinión pública a la libertad de las naciones y su profundo e
histórico odio a la política británica.
Una de las más grandes y exitosas batallas ganadas por la
propaganda sionista fue la dirigida a difundir el terror y el
pánico entre la población árabe en Palestina para obligarlos a
abandonar el país. Para esto utilizó todo tipo de
instrumentos, desde simples rumores hasta emisiones radiales
en árabe y camiones altoparlantes.
El 9 de abril de 1947, 200 efectivos de las bandas sionistas
Irgun y Stern entraron a sangre y fuego, casa por casa,
en la aldea árabe Deir Yassin, situada a cinco kilómetros al
oeste de Jerusalén, y masacraron a 254 hombres, mujeres y
niños; violaron, mutilaron cadáveres y los arrojaron en una
fosa común. "El baño de sangre de Deir Yassin —admitió después
el escritor judío Arthur Koestler— fue la peor atrocidad
cometida por los terroristas en toda su carrera." (13)
En su libro La rebelión, el autor de la masacre,
Menahem Beguin, aclaró sus motivos. "Después de Deir Yassin un
pánico sin límites asaltó a los árabes que comenzaron a huir
para salvaguardar sus vidas. Esta fuga en masa se convirtió en
un éxodo enloquecido e incontrolable. De los 800 000 árabes
que estaban allí, sólo quedaron 165 000."
(14)
La afirmación de Beguin se contradice con la propaganda
sionista en el exterior sobre el éxodo de los árabes de su
tierra. Esta última proclamaba que los palestinos se fueron,
obligados a ello y deliberadamente incitados al pánico por sus
propios líderes que querían el campo libre para la guerra de
1948.
En realidad, no hubo ni una orden, exhortación o sugerencia
acerca de la evacuación de Palestina por parte de dirigentes
palestinos o estaciones radiales árabes. Todo lo contrario,
existen exhortaciones árabes grabadas en monitores que
contienen declaraciones encaminadas a tranquilizar al pueblo.
El 24 de abril, a las 12:00 horas, se anunció por Al-Incaz
(Radio Árabe de Liberación): "Algunos elementos y agentes
judíos están difundiendo noticias de derrota para crear el
caos y el pánico entre la población pacífica. Algunos están
abandonando sus casas, aldeas y ciudades... agentes sionistas
corruptos y cobardes serán severamente hostigados." (15)
Sin embargo, existen también evidencias de las grabaciones
sionistas. Por ejemplo, el 27 de marzo de 1947, cuatro días
antes de la gran ofensiva contra los centros árabes, la radio
de la organización terrorista Irgun trasmitió en árabe
que el tifus, el cólera y otras enfermedades semejantes
podrían caer masivamente sobre los árabes en abril y mayo,
haciendo alusión a lo que ocurrió durante la Segunda Guerra
Mundial en Europa.
Arthur Koestler anunció en su libro que los camiones
altoparlantes de las bandas terroristas de la Haganah y
la radio de esta organización prometieron que las ciudades
árabes tendrían la misma suerte que el resto del territorio
invadido por ellos, y sugirieron "terribles consecuencias si
su advertencia era desoída''.
(16)
Mientras esto ocurría en "tierra santa" por obra de los
"elegidos de Dios", la propaganda sionista se dirigía a ganar
el apoyo de la opinión publica mundial, en su "justa guerra"
contra los británicos, anunciando algunas acciones militares
contra éstos e ignorando completamente la presencia civil
árabe de Palestina.
El Vigésimo Segundo Congreso Sionista lanzó en diciembre de
1946 un llamado a la ONU y a todos sus Estados miembros para
que apoyaran al "pueblo" judío en su empeño de fundar en
Palestina su propio Estado y para que lo aceptaran como
miembro de la comunidad mundial.
Desde 1948, la propaganda sionista fue mucho más fuerte, pues,
con la fundación del Estado le Israel, se hicieron realidad
los sueños imperialistas y sionistas mundiales; es la época en
que comienza a dar su fruto la semilla sembrada por los
imperialistas, fruto que será un instrumento al servicio de
sus intereses en el Medio Oriente y en el resto del planeta.
A partir de este año, el sionismo dio a su propaganda la tarea
fundamental de asegurar la presencia de Israel a nivel
internacional y
en
el mundo árabe en particular para poder llevar a cabo las
misiones que le encargaba su sostenedor, el imperialismo
yanqui.
Desde entonces se comenzó a ver con más claridad la
vinculación del sionismo con el imperialismo, y sobre todo,
con los monopolios norteamericanos y la expansión
neocolonialista, de manera que resulta imposible separar ambos
intereses industriales bancarios y militares a nivel
internacional.
La propaganda sionista, de hecho, después del nacimiento del
sionismo político sistemático se lanzo concretamente a las
siguientes metas:
1. Obtener el reconocimiento mundial de Israel.
2. Reflejar en todo el mundo una imagen de Israel como modelo
de la patria moderna ejemplar, amante de la democracia, la
libertad, el desarrollo y la paz.
3. Comenzar a dar los primeros pasos en la penetración
ideológica de los llamados países subdesarrollados.
4. Continuar organizando a todos los judíos del mundo en las
filas del sionismo y desarrollar su integración.
5. Garantizar la continuación de la emigración judía hacia
Israel, el apoyo y el servicio de ésta a "su patria".
6. Levantar una campaña en los países árabes que estimulara la
emigración judía a la Palestina ocupada.
7. Justificar la creación de una fuerza militar potente y
presentarla como "indispensable para enfrentar a los árabes
salvajes que quieren hacer desaparecer a Israel y botar sus
habitantes al mar".
8. Continuar el terrorismo y la guerra psicológica contra los
árabes habitantes de Palestina y obligarlos a emigrar a los
países vecinos.
9. Trabajar en pro de la división de los países árabes y
difundir el sentimiento chovinista en cada uno de estos
países.
10. Hacer de la propaganda en Israel un instrumento diario
dirigido a todo tipo de judíos, para difundir en ellos la
ideología sionista.
11. Tratar de que los judíos que vivían e los países
socialistas no se integraran a la nueva sociedad, sino que
emigraran a Israel, como parte de la campaña anticomunista que
se adoptaría después en formas más agudas hasta formar parte
de la guerra fría antisoviética.
A escala internacional, estas tareas fueron cumplidas por los
instrumentos de propaganda imperialista, cuya base de apoyo
fundamental fue el sentimiento de solidaridad ante el
sufrimiento de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Después de fundado el Estado de Israel, se comprobó que los
judíos se negaban a emigrar y que sólo llegaban a Palestina
los que estaban obligados a hacerlo por las pésimas
condiciones en que vivían en sus respectivos países.
Esto puso en peligro la subsistencia del nuevo Estado, ya que
el mismo se basaba originalmente en la inmigración. Sin
embargo, los monopolios internacionales y el imperialismo
norteamericano en particular, animaron a los dirigentes
terroristas del sionismo a sus aventuras y los incitaron a
cometer crímenes contra los propios judíos para lograr su
traslado. Estas operaciones criminales no dieron muy buenos
resultados en Europa y Estados Unidos, pero sí en el mundo
árabe.
En 1949, el líder sionista David Ben Gurión se dirigió a Yemen
y Marruecos, y propuso a los dirigentes de esos países,
llevarse a los judíos a cambio de sus bienes, pero sólo
encontró el rechazo de ellos a emigrar.
El 8 de abril, día feriado para los hebreos, estalló una bomba
en un café de Bagdad, en el fue la mayoría de los clientes
eran judíos. Al día siguiente se distribuyeron en las
sinagogas llamamientos que agitaban a la emigración y
advertían de una campaña que traería mayor número de atentados
y, aunque se llenaron las oficinas de viajes con decenas de
miles de judíos que dejaban su país de origen, crecía el
número de bombas en las sinagogas y lugares de propiedad
judía.
La compañía de aviación norteamericana se responsabilizó con
garantizar el viaje de cien mil personas a Israel. El
representante de esta compañía en Iraq era mister Armstrong,
quien era en realidad, Shlomo Helel, nombrado posteriormente
ministro de la policía israelí.
En hechos como estos vemos muy claramente la colaboración
directa entre el imperialismo yanqui, que daba las órdenes
directamente desde el Congreso y la Casa Blanca, que abastecía
con los mejores armamentos de la postguerra, que ofrecía la
protección y el respaldo político de la única potencia que no
sufrió los desastres de la Segunda Guerra Mundial y el Estado
sionista, su nueva base permanente en el Medio Oriente.
La política de propaganda terrorista, que se inauguró primero
contra los árabes y luego contra los mismos judíos, dio buenos
resultados y se aplicó posteriormente en las ciudades de
Escandarona y El Cairo, y luego en Marruecos, Yemen y otros
lugares del mundo árabe y no árabe; la misma se utiliza
incluso en nuestros días para lograr diferentes objetivos.
En la época de la fundación del Estado de Israel, la
propaganda en Estados Unidos, como hemos dicho, no logró
emigración judía, pero sí ayuda financiera. El escritor judío
norteamericano Henry Jurwiptz declaró: "Como se sabe bien, una
gran proporción de las donaciones filantrópicas, supuestamente
voluntarias, se obtienen de hombres de negocios y
profesionales, algunas con sanciones punitivas económicas y
sociales. Esto se describe tal como es, como una especie de
terrorismo. " (17)
La fachada para la compra de bonos y donaciones era proclamar
que los fondos estaban destinados a aliviar los sufrimientos
de las víctimas de la guerra. Esta misma propaganda se
utilizaba con los judíos del sur de América y con los judíos
europeos.
En Israel, el sionismo trabajó desde 1948 con más dedicación
para ganar terreno en las mentes de los habitantes de ese
estado artificial, y abrió paso al surgimiento de la prensa
crítica liberal, variada, moderna, activa, en varios idiomas,
pero siempre sionista.
En 1948 se fundó el periódico Maarib, que trato, desde
sus primeros días hasta hoy, de aparecer como un periódico
independiente que critica al gobierno de vez en cuando, aunque
siempre esté de su lado, que no tiene relación directa con
ningún partido aunque favorece a todos; siempre trata de
aparecer como un periódico neutral, tiene un boletín semanal
que sale con el número del viernes y edita una revista para
las mujeres. Se considera como el periódico más leído de
Israel, de manera que su consumo de papel equivale a la mitad
de todo lo empleado en el resto de las publicaciones.
El lema del periódico es que las personas no pueden estar
siempre equivocadas, y que tampoco siempre van bien. Con esto
trata de nivelar los intereses de todas las clases sociales.
Maarib alaba sin límites al sionismo, y somete a
crítica algunos asuntos, pero con el objetivo de eliminar las
contradicciones sociales existentes. Está de más decir que
siendo un periódico "independiente", es sionista y
anticomunista, se expresa en contra de los árabes de los
territorios ocupados y no deja de aprovechar cualquier ocasión
para condenarlos.
El periódico Al Jamechmar fue fundado
oficialmente en 1943, aunque circuló regularmente después de
la proclamación del Estado de Israel, ya que en esa época es
que trabaja directamente sobre la población, dirigiéndose a
una parte de ella. En realidad, la prensa sionista está sujeta
a esta base, y aunque Al Jamechmar alienta una
línea de confusión clasista expresada en su lema "Por el
sionismo, el socialismo y la hermandad entre los pueblos", se
dirige fundamentalmente a los judíos. En la edición que
publica en idioma árabe para los habitantes de los territorios
ocupados, elimina de forma muy estudiada mucho de lo publicado
en su edición hebrea.
El periódico Jerusalem Post, fundado en 1932 bajo el
nombre de Palestina Post, se dirigió fundamentalmente a
partir de 1948 a los judíos procedentes de Europa Central,
África del Sur e Iraq, a los viejos colonos, pues éstos son
los principales lectores de periódicos. Jerusalem Post,
editado en inglés, se envía a las embajadas y tiene una
revista semanal que circula en la mayor parte de los países
capitalistas.
El carácter racista de la prensa israelí de la época lo vemos
en el periódico Yadiot Ajranot, fundado en 1948. Este
periódico arremete ciegamente contra los árabes aunque tenga
que acudir a la mentira; declara ser independiente, pero apoya
siempre la política gubernamental y se hace eco de las
maniobras de la policía y la seguridad israelíes.
Desde la fundación del Estado sionista hasta
la guerra de junio de 1967
A partir de la fundación del Estado sionista empezaron a
aparecer periódicos que escriben en el idioma natal de los
judíos procedentes de los diferentes países del mundo, puesto
que no todos dominaban el hebreo.
La mayoría de estos periódicos que decían ser independientes y
a la vez sionistas, tenían el objetivo de llevar esta
ideología a gentes que, en su gran mayoría, vinieron huyendo
de la miseria y la pobreza de la Segunda Guerra Mundial.
Una organización terrorista fundó, en 1948, el periódico
Jerut, que exige la expansión de Israel desde el Nilo
hasta el Eufrates. Entre las organizaciones sindicales
amarillas, el Iestedrut, y la Seguridad Israelí, se fundaron
también en 1948, los periódicos Al Yaum, en idioma
árabe, y Luj Kelet, en húngaro.
En 1949, se fundó en Tel Aviv el periódico Letza Naias
en lengua yiddish; en 1956, Viatsa Vuestra en rumano, y
en 1952, Novene A Corer, en polaco. Todos esos
periódicos, surgidos junto con el Estado de Israel, nos dan
una idea de la importancia que concede el sionismo al trabajo
propagandístico, y el interés de plasmar en la mente de todos,
la ideología sionista.
En esta época, los dirigentes sionistas consideraban muy
necesario convencer a los nuevos emigrantes, que construían
sus colonias en los lugares más apartados, de que estaban
amenazados no sólo por los árabes, sino también por Gran
Bretaña y Estados Unidos, quienes les querían arrebatar el
desierto El Neguev, donde está enterrado el profeta Moisés.
Motivados por estas falsas razones surgieron las teorías de la
"seguridad israelita" y las "justas" operaciones militares de
venganza. Moshe Dayan, uno de los jefes militares de Israel,
decía al respecto: "...las operaciones de venganza son vitales
para nosotros; sin ellas, no podemos seguir siendo un pueblo
guerrero, pues puede suceder que sean abandonadas las
colonias. Hay que convencer a los colonos de que Estados
Unidos y Gran Bretaña quieren arrebatarnos el Neguev. Hay que
convencer a nuestro pueblo de que estamos en peligro".
(18)
Los sionistas se sentían seguros ganadores de cualquier guerra
contra los árabes, a los cuales consideraban en situación
desventajosa después de decenas de décadas de guerra contra el
Imperio Otomano, y más de cincuenta años contra las potencias
occidentales y el neocolonialismo que dominaba todos estos
países sin excepción; estaban muy seguros del favorable
resultado de esta guerra, de manera que Ben Gurión dijo:
"Déjennos tener esperanza y aspirar a que se desate una nueva
guerra contra los árabes. Saldremos ganando si paga nos a un
árabe un millón de libras para que declare la guerra contra
nosotros. '"
(19)
Los ataques sionistas contra los pueblos árabes ocurrían bajo
el pretexto de salvaguardar la seguridad israelí y de vengar a
los caídos en otras batallas que habían iniciado ellos mismos,
seguros de ganarlas con el apoyo militar, económico, político
y diplomático de las potencias occidentales, que tenían a su
vez influencia en el mundo árabe y a los que favorecía la
expansión de Israel dentro de ellos.
El Estado sionista v sus medios de difusión masiva en idioma
árabe, comenzaron a trabajar a partir de la década del 50 en
pro de las rivalidades internas en Siria y Líbano. Para ello
apoyaban a Hosni el Burazu, anterior Primer Ministro sirio,
como fue anunciado en un documento del Ministerio del
Exterior, firmado el 31 de julio de 1955. También brindaban su
respaldo a Adib el Chichakly, quien fue derrocado en 1954.
En una reunión celebrada el 27 de febrero de 1954, a la que
asistieron Dayan, Ben Gurión y Moshe Charet, ministro del
exterior de Israel, se discutió, según el diario de este
último, la forma de dividir a Líbano, uno de los vecinos más
amantes de la paz en aquel momento.
En esa reunión, Ben Gurión habló de la necesidad de fundar en
Líbano un Estado cristiano, hablando de justificaciones
históricas para la creación de este tipo de Estado limitado y
dependiente, en el cual las fuerzas cristianas no tendrían
valor para contradecir a Israel.
En esos momentos Moshe Charet no estuvo de acuerdo con este
plan, no por una cuestión de principios, sino por los métodos
a seguir. Charet apoyaba la necesidad de trabajar con los
medios convencionales y de abrirles paso a la propaganda y las
labores ideológicas: "...Debemos aprovechar los momentos de
las rebeliones y revueltas para transformarlas en
contradicciones religiosas y esto no se podrá lograr sin
nuestra actividad y apoyo efectivos, lo que constituye el
principal, o, uno de los principales deberes de nuestra
política exterior…
"…debemos aprovechar todo el tiempo, la energía y los
instrumentos a nuestro alcance, y debemos trabajar por todas
las vías posibles para efectuar un cambio radical en Líbano;
debemos convence r a nuestros políticos y a los arabistas
sobre este objetivo; debemos encontrar hombres en Líbano y en
el exilio que estén dispuestos a trabajar para la creación de
un estado maronita..."
(20)
En sus palabras se estozaba claramente la dirección de los
trabajos propagandísticos sionistas contra Líbano. Incluso
Charet, en su mismo diario aclara la posición de la propaganda
con respecto a los ataques contra Egipto al decir: "El primero
de octubre de 1955 y a través de la CIA, los Estados Unidos
dieron a Israel la luz verde para atacar a Egipto, por lo cual
se dirigió toda la energía del organismo de seguridad y
propaganda israelí hacia la guerra que sería declarada un año
después. En la reunión gubernamental convocada el 2 7 de julio
de 1955, Ben Gurión dejó confirmado que Egipto aspira a
controlar toda África hasta el sur, donde se levantarán los
negros un día para degollar a los blancos y dejarse gobernar
luego por el Estado egipcio; el presidente Abdel Nasser es el
enemigo más peligroso, Israel está maniobrando para
destruirle..."
(21)
Más tarde el sionismo comenzó una campaña de propaganda
antisoviética por la ayuda brindada por el campo socialista al
gobierno progresista egipcio.
En un telegrama enviado por Israel en días se evidencia el
disgusto que le produjo la compra egipcia de armamento checo;
en el mismo se le reprocha al Ministro de Relaciones
Exteriores de Estados Unidos, cuando afirma: "...nos sorprende
vuestro silencio..." (22)
La respuesta clara y definida a las inquietudes de Israel
sobre cómo debía actuar fue que podía golpear a Egipto cuando
éste recibiera el armamento procedente del campo socialista.
La causa de esa decisión imperialista, llevó a La guerra
tripartita de 1956, fue que Egipto, lograda su independencia,
nacionalizo el Canal de Suez y solicitó de la URSS y el campo
socialista su cooperación en la esfera del desarrollo, la
defensa y la construcción de la alta presa del Nilo, a cuyo
financiamiento se habían negado Estados Unidos y el Banco
Internacional.
Gran Bretaña y Francia por su parte decidieron declarar la
guerra a Egipto para poner fronteras al proceso revolucionario
de ese país, que ayudaba a las revoluciones en Argelia y Yemen
y amenazaba sus intereses en toda África; guiados además por
los sentimientos de venganza ante la racionalización de sus
propiedades en ese país, trataban de someterlo a cualquier
precio y ponerlo de nuevo bajo su control.
Gran Bretaña y Francia, junto a Estados Unidos, buscaban en
Israel el gendarme que necesitaban en la zona para lograr sus
propios intereses, por eso el Estado sionista fue el primero
de las tres fuerzas que declaró la guerra a Egipto, el último
en retirarse de los territorios que ocupó y el único que
permaneció ocupando algunos de esos territorios aún hasta
nuestros días, por ejemplo, el puerto marítimo de CLAT (salida
al Mar Rojo).
La propaganda sionista en esos años no se limitó a sus labores
en el Medio Oriente, sino que, como instrumento de la reacción
mundial, organizó, con fines antisoviéticos, varios "Comités
Académicos" que dictaban conferencias e invitaban a ellas a
especialistas e investigadores de las distintas universidades
de Estados Unidos.
Con estas conferencias los sionistas comenzaron una línea de
trabajo propagandístico antisoviético, como respuesta a las
condenas de la URSS a Israel por sus ataques criminales contra
la población árabe; las actividades sionistas, que ya formaban
parte de la guerra psicológica, se orientaron a levantar
campañas sobre un supuesto antisemitismo en la Unión Soviética
y el campo socialista.
Una de esas conferencias se realizo en 1958, en Nueva York a
la que asistieron representantes de ó7 universidades de
Estados Unidos, su documento final de trabajo fue un boletín
académico titulado Antisemitismo soviético, el arma
de la política en Europa Oriental;
éste contenía artículos y trabajos que hablaban sobre los
hebreos discriminados en los países socialistas. El material
en sí demostraba el contenido provocativo y calumnioso del
evento.
El surgimiento de la lucha armada palestina, el primero de
enero de 1965, coincidió con una serie de hechos en el Medio
Oriente, incluso en Israel; Egipto y Siria habían radicalizado
hasta cierto punto su proceso, la revolución argelina había
triunfado, y el Estado sionista vivía su primera crisis
económica y social, pues a pesar de la ayuda financiera de las
potencias occidentales —el pago por indemnización de Alemania
Federal en 1964 llegó a los 24 mil millones de dólares— el
déficit comercial en el mismo año era de 341 millones de
dólares, lo que se unió a un mayor desempleo, el empeoramiento
de la situación económica en todos los campos y a la
disminución de los donativos que llegaban de los judíos en las
distintas partes del mundo.
El inicio de la lucha armada palestina y su desarrollo en el
territorio árabe ocupado por los sionistas, atemorizaba a los
nuevos inmigrantes y les hacía entender que la tierra sí tenía
dueños que habían sido desalojados de ella y que estaban
dispuestos a recuperarla. Ante esta situación, la propaganda
sionista tuvo desde los primeros días de 1965 que adoptar una
nueva línea de trabajo.
El segundo día de ese año, el entonces Primer Ministro de
Israel, Levi Eshkol, declaró que su país no toleraría los
ataques provenientes de Siria, y poco tiempo después, el
Ministro de Defensa, Shimon Peres, dijo: "A pesar de no estar
en estado de guerra con los países árabes, debemos estar
alertas sobre la peligrosidad de la agresiva política árabe."
(23)
De lo anterior se deduce que la línea de trabajo de la
propaganda sionista, en el mundo árabe, Europa Occidental y
los demás países se basa en ignorar por completo la presencia
de la resistencia palestina, al hablar siempre de agresiones
sirias contra Israel, justificando así al mismo tiempo sus
ataques contra ese país árabe.
El 14 de julio de 1966, el ejército israelí efectuó una
ofensiva de envergadura al territorio sirio. El representante
sionista ante la ONU dijo, en aquella ocasión, que la agresión
contra Siria "fue limitada'' y en respuesta a los atentados de
ese país árabe contra la seguridad israelita. Los ataques se
sucedieron como parte de un plan preparativo para la guerra
expansionista desatada contra los pueblos árabes en 1967.
Estas declaraciones —como las que hablaban de Israel la
agredida, la amante de la "paz" con sus vecinos árabes
encontraron amplios espacios en la prensa sionista, la que
considera la lucha de los comandos palestinos por su justa
causa, como actos de "terror" y "destrucción que amenazaban la
estabilidad de los israelíes.
Dicha prensa difundía las acciones guerrilleras contra Israel,
distorsionando su verdadero significado anticolonialista y
tratando de anular el derecho del pueblo palestino al regreso
a su tierra, ocupada a sangre y fuego, y tratando de ignorar
al mismo tiempo la presencia de una resistencia popular
palestina.
Si a nivel mundial, el sionismo reflejaba operaciones de la
resistencia palestina como parte de las agresiones de los
países árabes, en prensa interna hacía entender que la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP) trataba de
eliminar a los judíos de la faz de la Tierra; hacían de esa
"agresión árabe" la preocupación de todos los judíos en
Palestina para evitar así la aparición de cualquier tipo de
contradicciones de clase y poder dirigir todos sus esfuerzos a
ocupar más tierras, cumplir las misiones del imperialismo en
la zona y salvar la crisis del estado sionista como parte del
sistema capitalista y colonialista.
La aparición de la lucha armada palestina inició una nueva
etapa de trabajo para la propaganda sionista dentro del propio
mundo árabe, que desde entonces trata de hacer ver que
resistencia palestina es un cuerpo que atenta contra sus
hermanos.
El 17 de octubre de 1966, el Primer Ministro israelí, Levi
Eshkol declaró ante el Kenesset (parlamento) que "el objetivo
fundamental de las bandas de la OLP y Al Fatah es sembrar la
desestabilización, no sólo en Israel, sino también en los
demás países árabes". (24)
Para crear confusiones internas en los pueblos árabes, era
necesario que los dirigentes sionistas dieran a su propaganda
orientaciones como las pronunciadas por Jaiem Lindau, de la
agrupación Yajal, el mismo 17 de octubre de 1966: "La guerra
de guerrilla tiene el objetivo de levantar la moral de los
ciudadanos sirios, elevar el prestigio del gobierno de Siria,
animar a otros estados árabes a que participen en un
enfrentamiento semejante y liquidar cuentas entre los propios
árabes."
(25)
Con esos planteamientos se pretendía crear una barrera entre
el pueblo sirio y la resistencia palestina, sembrar la
desconfianza de los pueblos árabes entre sus propias filas,
abrir paso a mayores desestabilizaciones internas y crear
confusiones sobre cuál es el verdadero enemigo: el
neocolonialismo, el imperialismo, y su instrumento regional,
Israel.
El período entre las dos guerras: 1967-1973
La guerra de Israel contra los países árabes declarada el 5 de
junio de 1967, fue, como se ha demostrado posteriormente,
planificada de talladamente en una reunión celebrada meses
antes entre el Primer Ministro sionista, Levi Eshkol, y el
presidente norteamericano, Lyndon Johson, en su finca en
Texas.
Esta guerra, que se realizó en medio de una opinión pública
mundial favorable a Israel, significó para la propaganda
sionista un triunfo más, pero a la vez fue la última batalla
ganada en este campo.
La Guerra de los Siete Días fue en realidad la de Estados
Unidos contra los árabes, que utilizó para ello su instrumento
de expansión en la zona, Israel. El 23 de mayo de 1967, una
docena de días antes de declarar la guerra, Johnson advirtió:
"Nos preocupa la retirada de las tropas de emergencia de las
zonas de Gaza y el Sinaí, y quisiera agregar que el cierre del
golfo de Ákaba dio a la crisis nuevas y peligrosas
perspectivas. Estados Unidos considera que el golfo es un paso
internacional y cerrarlo es injusto, y puede amenazar la causa
de la paz."
(26) Es decir, que Estados Unidos fue el que
declaro la guerra en 1967 y el ejército de Israel fue el brazo
armado que garantizó los pasos marítimos y protegió sus
intereses en el África Norte y el Mediterráneo.
Además, los propios observadores militares de los países
occidentales coinciden en asegurar que las dos bases militares
norteamericanas en Libia, las de Willias y Adarn vivieron
intensas actividades durante la guerra, al igual que la
estación de comunicaciones militares yanqui, en Asmarah, los
aeropuertos de Irán, Turquía y Grecia y la base aérea de
Aldajrán, además de que su Sexta Flota Naval cruzaba el
Mediterráneo tomando como base de apoyo las islas de Chipre,
Creta y otras.
Con esta guerra los imperialistas pretendían derrocar al
gobierno progresista de Abdel Nasser y formar en Egipto un
estado pro norteamericano, asegurar su supremacía militar en
la zona, desacreditar la amistad soviético-árabe y golpear la
corriente independentista en los países de esa región; hacia
esos fines fue dirigida la propaganda sionista.
Terminada la contienda, el sionismo se vio fortalecido, pero
necesitaba llevar más judíos de las diferentes partes del
mundo a los nuevos territorios ocupados, para lo cual apeló a
explotar el "gigante triunfo del pequeño país que derrotó el
gran mundo árabe con la valentía de sus soldados sobre la
cobardía enemiga".
El 28 de junio, el Presidente del Comité Ejecutivo de la
Agencia Judía dijo en una conferencia de prensa que su
organización... "elegirá los mejores hombres y mujeres del
ejército de las empresas de Educación Superior, la industria y
otras ramas, o sea, personas que representan lo mejor de
Israel, para mandarlos a los países libres (occidentales),
donde alentarían la emigración Judía. Hay que aprovechar la
ola de simpatía hacia Israel que originó la guerra de junio
para conseguir más donaciones y más emigración".
(27)
A principios de julio se reunió el Gobierno de Israel con el
Comité Ejecutivo de la Organización Sionista Mundial (OSM) en
Jerusalén, y cursaron un llamado al "pueblo judío" en todo el
mundo para que "se levante y venga a construir su patria".
Dicho documento expresaba que la guerra no sólo amenazaba el
destino de Israel sino el de todos los judíos del mundo, y
llamaba a "venir para cumplir con el deber sagrado y
garantizar el futuro del Estado Judío". Afirmaba que "Israel
necesita capitales, hombres de ciencia y técnicos de todo tipo
que pongan sus conocimientos al servicio del pueblo". Y
concluía diciendo: "...todo esto para que el pueblo judío se
comporte a la altura de este momento histórico". (28)
La dirección anticomunista de la propaganda sionista tuvo su
etapa de trabajo más directo y definido a partir del mismo año
1967. En diciembre de ese año, el periódico Haeretz,
que se publica en Tel-Aviv, escribió que Israel (entiéndase el
sionismo) tiene las mayores posibilidades de asestar duros
golpes al socialismo en los países de Europa Occidental. El
corresponsal londinense de ese rotativo, oculto bajo el
seudónimo de Alef Shim, propuso crear en el campo socialista
"dificultades" exaltando entre la población hebrea de dicha
comunidad estados de ánimos nacionalistas, aprovechando para
ese fin los medios de información masiva supeditados al
imperialismo, en primer lugar, la radio y a televisión.
Este corresponsal escribió que Israel debe desempeñar además
el papel de espina en el cuerpo del movimiento comunista,
alrededor del cual se formaría gradualmente un absceso.
Al parecer, las propuestas de Alef Shim llegaron un poco
tarde, pues los agentes sionistas tenían desde hacía tiempo
sus planes en práctica, de manera que el estado soviético tuvo
que declarar personas no gratas a algunos funcionarios
israelíes junto a un grupo de compatriotas que habían entrado
como turistas, por haber realizado acciones de espionaje y por
participar, orientados por su embajada, en actividades de
propaganda antisoviética.
En Checoslovaquia, y con arreglo al guión de la
"Contrarrevolución solapada" redactado en Estados Unidos,
particularmente en el Instituto Hudson, Estados Unidos asignó
a los sionistas un eminente papel en los sucesos de 1968 en
ese país.
Entre sus funciones estaba la toma de órganos de prensa y
otros medios de información masiva checos. La dirección
concreta de esa operación estuvo a cargo del Centro sionista.
Los sionistas procuraban apoderarse de los cargos directivos
en todos los medios de información masiva en la República
Socialista de Checoslovaquia, con el fin de ejecutar una
desenfrenada campaña de propaganda contra el régimen
socialista en ese país, contra el Partido Comunista de
Checoslovaquia, la Unión Soviética, el PCUS, y los partidos
comunistas de los países socialistas hermanos, al mismo tiempo
ayudaban a los servicios de espionaje imperialistas a reunir
información estatal y de seguridad.
Con respecto a Rumania, la propaganda sionista se dedicó a
alabar su posición en relación con la agresión de Israel a los
países árabes El periódico The Jerusalem Post afirmó en
su numero del 11 de junio de 1967 que "La Radio Bucarest
tomaba una línea independiente", (29) haciendo entender que en
el resto de los países socialistas no era así. Y en otro
artículo de la misma publicación, bajo la responsabilidad de
la Junta de Amistad Israelo-rumana, alabo lo que llamó
"objetividad" de la emisora rumana.
El alabar la posición "independiente" de Rumania, dudando al
mismo tiempo de la soberanía de las demás naciones fue una
línea de trabajo muy frecuente, de manera que casi a diario se
hablaba de ello, y no podían faltar los rabinos con sus
declaraciones que definían la razón de la política rumana de
la misma forma. Un rabino romano en una entrevista con The
Jerusalem Post declaró: "Este país entiende bien los
problemas de existencia de las pequeñas naciones, porque él
también tuvo que luchar por su soberanía y libertad."
(30)
En Polonia, estas actividades no pasaron de algunos festejos
por el triunfo de Israel en la Guerra de Junio, pero la
propaganda sionista realizó sus funciones anticomunistas en el
exterior, donde hablaba de discrepancias entre los altos
oficiales del ejército polaco por el desacuerdo con la ruptura
de relaciones del Gobierno de Varsovia con Israel.
El diario The Daily Telegraph escribió que se
realizaron limpiezas en el ejército polaco, en las filas del
cual existía un convencimiento general de que "el triunfo
militar de Israel sobre Egipto demuestra la inefectividad del
armamento y entrenamiento soviéticos". (31)
De esta campaña no se salvó el Partido Obrero Unificado de
Polonia, que sufrió según los
sionistas grandes limpiezas, a partir de las cuales, dijo el
periódico Baltimore Sun, editado en Estados Unidos,
"las medidas de Polonia contra el sionismo e Israel, incluyen
además, la comunidad judía en este país".
(32)
En la República Democrática Alemana, la propaganda sionista
aseveró la presencia de simpatía popular por el triunfo de
Israel en la Guerra de Junio, haciendo referencia a supuestos
dirigentes (sin nombres) que expresaron su desacuerdo con la
posición de su gobierno al respecto.
El periódico The Jerusalem Post condeno la política de
la RDA en el Medio Oriente, y acuso a sus dirigentes de
"herederos del nazismo".
(33)
El poder económico de los sionistas en Estados Unidos, que
llega a dominar el 65 % de su capital industrial y el 75 % del
financiero, nos permite comprender que más del 95 % de los
medios de difusión masiva norteamericanos están bajo su
directa influencia política.
Las labores realizadas por esos medios en Estados Unidos han
sido orientadas por la misma política determinada por los
órganos de prensa israelita, y para observar esta similitud,
analizaremos el trabajo de algunos órganos de conocida
penetración sionista durante la guerra de 1967.
El periódico The New York Times publicaba algunos
anuncios que recordaban las masacres cometidas en Europa
contra los judíos, "de las que aún el pueblo de Israel sufre
las consecuencias"
(34) y exigía del Presidente y del pueblo
norteamericanos actuar para que no se realizaran más
operaciones terroristas y evitar nuevas masacres.
Este rotativo afirmaba que Israel luchaba para sobrevivir y
repetía su convicción de que la existencia de ese Estado se
encontraba en peligro. En un comentario del 18 de junio de
1967 publicó: "Es difícil demostrar que millón y medio de
israelitas pueden ser un peligro para sesenta millones de
árabes."
La revista norteamericana Time, cuyo editor ese periodo
era el conocido sionista Gron Falde, trató en su labor de
convencer al mundo de que Israel no puede ser un peligro para
el "Gran" mundo árabe; comparaba la población e habita el
estado sionista y el número de los árabes. En su edición del 9
de junio de 1967, escribió que la población era casi de 2 700
000 habitantes, y que los árabes eran de 60 a 110 millones
pero sin mencionar esta vez que están divididos,
desorganizados, pues el trabajo perseguía el objetivo de
mostrar el sufrimiento de una pequeña población frente a una
nación tan grande como el mundo árabe.
Por su parte la revista Life, en su empeño de
justificar la guerra de Israel contra los árabes, daba
soluciones "adecuadas" a la situación de los refugiados, y
después de afirmar en su número del 23 de junio de 1967, que
los palestinos abandonaban la tierra obligados por 105
dirigentes árabes, para declarar la guerra a Israel, agregó
que se puede adoptar a los refugiados palestinos en Irán y
Siria, ya que esos países cuentan con mayores territorios y
menos población.
Hablando de los resultados de la guerra, a unos días de su
desastroso final, Life publicó, en su número editado el
16 de junio de 1967, la foto de un médico israelí que salvaba
la vida de un soldado árabe herido. Esta revista distribuyó
sus nueve corresponsales en el Medio Oriente de la siguiente
forma: 5 en Israel, 2 en Egipto, uno en Jordania y uno a bordo
de la Sexta Flota. Esa distribución confirma que el origen del
60 % de la información provenía de fuentes israelitas. Sin
embargo, el número del 19 de junio de I967 de la revista
Newsweek, exponía que sus informaciones procedían de
corresponsales ubicados en los países árabes que participaron
en la guerra y que éstas fueron sometidas a "fuertes censuras
y limitaciones".
Para dar una idea más breve y exacta de este análisis, hemos
realizado los cuadros A, B,
Cuadro A
PORCENTAJE
DE LOS EDITORIALES SOBRE EL MEDIO ORIENTE ENTRE MAYO Y JUNIO
DE 1967
Nombre de
la
publicación |
A favor de
Israel |
Contra la
URSS |
Contra Israel |
Contra
los
árabes |
Contra
Nasser |
New York Times |
30,8 |
0 |
0 |
8 |
30,8 |
Life |
38,5 |
8 |
0 |
30,8 |
23,1 |
Time |
50 |
10 |
0 |
50 |
10 |
Cuadro
B
PORCENTAJE
DE LOS EDITORIALES SOBRE EL MEDIO ORIENTE ENTRE MAYO Y JUNIO
DE 1967
Nombre de
la
publicación |
A favor de
Israel |
Contra la
URSS |
Contra Israel |
Contra
los
árabes |
Contra
Nasser |
New York Times |
20 |
20 |
0 |
20 |
40 |
Life |
0 |
0 |
0 |
40 |
40 |
Time |
100 |
0 |
0 |
0 |
0 |
Cuadro
C
CARACTERÍSTICAS
DE LOS ÁRABES E ISRAELITAS EN LOS TRABAJOS PERIODÍSTICOS
ENTRE MAYO Y JUNIO DE 1967
Nombre de
la
publicación |
Heroismo vivacidad y efectividad |
Seguridad
y autoconfianza |
Discrepancia |
Falta de confianza y capacidad |
New York Times |
15 |
6 |
24 |
18 |
Life |
24 |
9 |
14 |
23 |
Time |
17 |
7 |
10 |
2 |
Cuadro
D
EL
REFLEJO DE LAS REALIDADES EN
EL MEDIO ORIENTE ENTRE MAYO Y JUNIO DE 1967
Nombre de
la
publicación |
Maltrato
de los
árabes
a Israel |
Logro
de los
árabes
|
Deseo de los
árabes
de
destruir
Israel |
Deseo de los
árabes
de lograr
paz
y seguridad |
Deseo de Israel
de lograr
paz
y seguridad |
New York Times |
47 |
0 |
18 |
0 |
24 |
Life |
45 |
0 |
24 |
0 |
10 |
Time |
47 |
0 |
30 |
0 |
20 |
Cuadro
E
PORCENTAJE
DE
LAS NOTICIAS PROCEDENTES DEL
MEDIO ORIENTE ENTRE MAYO Y JUNIO DE 1967
Nombre de
la
publicación |
Israel |
Líbano |
Siria |
Jordania |
Egipto |
New York Times |
3,9 |
0 |
0 |
0 |
3,9 |
Life |
46,1 |
0 |
0 |
7,7 |
15,4 |
Time |
40 |
0 |
0 |
10 |
20 |
C, D y E que reflejan la labor realizada por tres de las
publicaciones antes mencionadas durante la guerra de 1967
contra los árabes.
En los cuadros realizados sobre la base del análisis de las
tres publicaciones de plena influencia y control sionista, se
toman en cuenta la cantidad de trabajos aparecidos durante los
meses de mayo y junio. Extrajimos los puntos necesarios para
nuestro estudio y se omitió el resto por considerarlo fuera de
los límites de "a favor" o "en contra".
Creemos que con ello vemos reflejado, en los diferentes
trabajos periodísticos de las tres publicaciones, las notas,
el comentario y editoriales, el volumen del pro sionismo, lo
anti-árabe y antisoviético, además de las deformaciones y los
enfoques de la guerra psicológica como el intento de dividir a
los árabes y hacerlo-desconfiar de sus capacidades, así como
otras técnicas, de las cuales hablaremos más detalladamente en
el tercer capítulo de este trabajo.
La guerra de octubre de 1973. Comienzo de la crisis del
sionismo y su propaganda
Las consecuencias inmediatas del inicio de la guerra de 1973
significaron la caída de las bases de propaganda sionista en
general, ya que la política de esta actividad se encontró en
una situación contradictoria, sin poder pasar a utilizar
nuevos métodos de trabajo que respondieran al fracaso de la
política de Israel particularmente y las actividades sionistas
en general.
Después de haber comenzado la guerra, se lanzó la propaganda
hacia nuevas campañas que le facilitaron contrarrestar el
volumen de solidaridad mundial con los árabes en su lucha por
recuperar las tierras ocupadas por Israel, el cual se negaba a
retirarse de ellas pacíficamente.
En esas campañas dirigidas a los habitantes de Israel, la
propaganda sionista difundió lo siguiente:
a) Promesas de una contraofensiva que pondría fin a las
"estupideces árabes y sus locas aventuras".
b) Historias sobre la violación del "perdón judío" (momentos
en que comenzó la guerra), con el objetivo de desviar las
mentes de la realidad de que los árabes son capaces de
recuperar sus tierras por las armas, hacia una cuestión
secundaria como es el caso de la violación de un día sagrado.
c) La necesidad de "preservar la paz dentro de los limites de
la línea verde" (frontera con Jordania, que deja en poder de
Israel los territorios de Gaza y Cisjordania) y la importancia
de la recuperación de algunos territorios por los árabes, como
el Sinaí y parte del Golan.
d) El apoyo de los judíos del mundo a Israel.
e) Imágenes del "heroísmo israelí" en la Guerra de Junio y
algunos fracasos árabes.
f) El amplio apoyo mundial que recibe la posición de Israel.
g) La falsedad de que la URSS estaba en desacuerdo con los
árabes.
Esta propaganda de los primeros tiempos de la guerra, fue
destruida por el propio resultado de la contienda, ya que no
se materializaron ninguna de las promesas y, en cambio, se
demostró todo lo contrario sobre lo antes relacionado.
Ello significó poner al desnudo el apoyo de Estados Unidos a
Israel, compararlo con la posición de la URSS, asegurar el
carácter internacional del conflicto y, por tanto, ubicarlo
entre los principales problemas soviético-norteamericanos.
La propaganda sionista en Israel afirmaba que la posición de
Estados Unidos es la que podría obligar a la URSS a no seguir
alentando la guerra de los árabes contra el Estado sionista;
aseguraba la inefectividad de la solidaridad árabe con Siria y
Egipto y agitaba, además, a prepararse para una guerra de
desgaste.
La política de la propaganda sionista dirigida hacia los
árabes se realizó sobre la base de los siguientes principios:
1. Difundir que el ataque árabe era una "gran estupidez", una
"aventura" frente a la superioridad militar israelita.
2. Hacer alarde de la superioridad científica de Israel y la
importancia determinante que ésta tuvo en la extensión de la
Guerra de 1967.
3. Demostrar el subdesarrollo y la incapacidad de los árabes
en la guerra.
4. Repetir imágenes de la Guerra de Junio de 1967 como la
"fuga" de los oficiales árabes del Desierto de Sinaí, y pedir
de los soldados y oficiales árabes elegir entre la muerte o la
rendición.
5. Hacer una comparación entre lo dicho de la valentía de los
árabes y su "fuga" en la Guerra de Junio, tratando de llevar a
los miliares árabes a pensar que no existía otra salida que la
rendición.
6. Deformar la imagen de los dirigentes y militares árabes,
haciendo hincapié en la corrupción personal para disminuir su
capacidad de lucha.
7. Aprovechar las diferencias internas árabes y hacerlas más
agudas. La prensa israelí, por ejemplo, difundió que la
participación de Iraq en la guerra de 1973 no era contra
Israel, sino motivada por una competencia de liderazgo
político con Siria.
8. Poner el apoyo norteamericano a Israel en primera plana y
recordar con frecuencia la presencia de la Sexta Flota en el
Mediterráneo.
9. Aumentar el volumen del ataque contra la Unión Soviética y
dudar de sus posiciones con respecto a los árabes, para evitar
un mayor desarrollo en las relaciones entre el mundo árabe y
la URSS.
Estas orientaciones tampoco tuvieron éxito por el desarrollo
de las batallas que demostraron todo lo contrario y expusieron
a la opinión mundial las realidades de aquella guerra.
La propaganda sionista dirigida a Europa Occidental, Estados
Unidos y los países precapitalistas desarrollados ponía
énfasis en:
1. La necesidad del cese al fuego y de la inmediata retirada
de los árabes hacia las fronteras existentes antes de la
guerra para, según sus declaraciones, "reanimar y revivir las
oportunidades de paz".
2. Destacar el papel de las fuerzas sionista que apoyan a
Israel, dentro de los gobiernos de Europa y Estados Unidos,
para bloquear las reacciones han israelíes o disminuir su
valor.
3. Dar a conocer las diferentes manifestaciones
judío-sionistas de apoyo a Israel en todas las partes del
mundo.
4. Afirmar que el triunfo de los árabes y la derrota de Israel
en esta guerra es un triunfo para la URSS y una amenaza para
los intereses norteamericanos en la zona, reiterando siempre
que Israel protege estos intereses en el Medio Oriente.
5. Insistir en la identificación entre la posición sionista y
la nacionalista norteamericana.
6. Destacar y exagerar la posición soviética de apoyo a los
árabes considerándola como el único obstáculo para lograr las
condiciones de paz.
7. Asegurar con frecuencia la necesidad de la retirada de los
árabes hacia las fronteras anteriores, afirmando que "darles
cualquier tipo de triunfo equivale a aumentar el volumen de
sus intentos agresivos contra Israel y Estados Unidos".
Estas líneas de trabajo no pudieron resolver el fracaso que
comenzó a sufrir la propaganda sionista a partir de esta
guerra, el cual se produce porque, en las nuevas condiciones
de desarrollo del movimiento revolucionario en general, de
maduración de la resistencia palestina, de condena al sionismo
por agrupaciones y figuras judías y por los mayores órganos de
la comunidad mundial, como el Movimiento de Países No
Alineados, la Organización de la Unidad Africana (OUA) y la
Organización de Naciones Unidas, no podía Israel continuar
impunemente su política de agresión y expansionismo.
La efectiva participación de la Revolución Palestina en la
Guerra de 1973 y los triunfos logrados con su programa
político, la organización del pueblo palestino en las tierras
ocupadas y campamentos de refugiados en Siria, Líbano y otros
países junto a los logros a nivel internacional como el
reconocimiento por más de 120 países de la OLP como único y
legítimo representante del pueblo palestino, originaron nuevas
y mayores condenas al sionismo y al Estado de Israel y
permitieron limitar la efectividad de sus instrumentos de
propaganda en todo el mundo.
Un papel importante en la neutralización y fracaso de la
propaganda sionista fue el desempeñado por figuras,
agrupaciones y organizaciones judías que, en Israel o fuera de
él, condenaron al sionismo y plantearon la necesidad de que
los judíos se incorporan a los procesos políticos de sus
respectivos países.
A partir del año 1973, tuvo un mayor auge la batalla de la
comunidad socialista contra el sionismo como instrumento de
divergencia ideológica en manos del imperialismo mundial. En
este período se realizaron simposios y eventos internacionales
que estudiaron a profundidad esta fuerza en las ramas
económica, militar y política y sus niveles de penetración en
los diferentes países del mundo.
Además de la lucha interna contra los intentos de penetración
ideológica entre la comunidad judía dentro de los países
socialistas, la URSS y sus amigos difundieron publicaciones y
trabajos periodísticos que ponen al descubierto las verdades
del sionismo y la necesidad de enfrentarlo por todos los
medios.
Este movimiento regresivo que sufre el sionismo y su
instrumento de trabajo ideológico, la propaganda, no significa
más que el comienzo de una crisis que tratará de superar con
la combinación de nuevas formas y métodos de trabajo que
exigen mayores esfuerzos y coordinaciones de las fuerzas
patrióticas palestinas, las fuerzas progresistas judías, la
comunidad socialista y todas las fuerzas amantes de la paz y
el desarrollo en el mundo. Tales formas serán tratadas en
nuestro próximo capítulo.
Capítulo II
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