Wilkie Delgado Correa
Digamos con Neruda la verdad:
"Pueblo, aquí decidiste dar tu mano
al perseguido obrero de la pampa,
y llamaste al hombre, a la mujer, al niño,
hace un año, a esta Plaza.
Y aquí cayó tu sangre.
En medio de la patria fue vertida
frente al palacio, en medio de la calle,
para que la mirara todo el mundo
Se conoce que el discurso de Obama sobre las Américas ha
recibido críticas por parte de muchas voces de muchos lugares, como
también ha recibido elogios por todos los que comparten su contenido
y las promesas implícitas.
Ante todo diré que es una buena pieza oratoria desde el
punto de vista de la retórica, pues su autor ha demostrado ser un
buen hilvanador de ideas y argumentos en que los mezcla según sus
conveniencias personales y las del país imperial que representa.
Pero, por eso mismo, diré también que se trata de un
discurso desequilibrado en que se muestra, atendiendo a la
acepción real o posible del término, que le falta cordura y lucidez
y que se manifiestan ciertos rasgos de locura o desmemoria
histórica y política y, también, pérdida del equilibrio a la hora de
dar relieve o mencionar o no hechos propios de la región sobre
la que habla y a la cual va dirigido su mensaje.
De lo que se trata es de comprobar si resiste el análisis
integral más elemental a la luz de la realidad que aborda y de la
verdad mayor o menor o ninguna que sustenta dicho discurso.
Quizás como un punto de referencia imprescindible para no
perder la ruta del análisis, valga citar ideas de José Martí que
todos debiéramos tener presentes: “…si es noble decir la verdad,
lo noble es decirla toda. Ocultar la verdad es delito: ocultar
parte de ella, la que impele y anima, es delito…”. “…el que pone
de lado, por voluntad y olvido, una parte de la verdad, cae a la
larga por la verdad que le faltó, que crece en la negligencia, y
derriba lo que se levanta sin ella.”. “Contra la verdad nada
dura.” “¿Para qué somos hombres, sino para mirar cara a cara la
verdad? “Para ser fuerte hay que comprometerse con la verdad.”
Partiendo de estos principios esenciales, analicemos las
palabras de Obama en Santiago de Chile.
Obama da las gracias al pueblo de Santiago, al pueblo de
Chile, por su fabulosa bienvenida. Debe decirse como una canción
de Serrat que
“se equivocó la paloma, se equivocaba
creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana,
se equivocaba, se equivocaba”.
Pues si bien lo rodeó un ambiente oficial cordial y
obsecuente, en el que el presidente Piñera fue capaz de aplaudir
con las manos y los dientes, otro Santiago y otro Chile, a pocos
metros o kilómetros manifestaba su protesta y su repudio por la
visita. Pero, en fin, como preámbulo, perdonemos al ilustre
visitante un simple gesto formal y de cortesía con sus huéspedes.
Dijo Obama “Pero he venido hoy aquí porque en el siglo XXI,
este país es una parte vital de nuestro mundo interconectado”.
Sabemos sin que lo expresara que fue a Chile para dar
acabado a su imagen de relaciones públicas internacionales y sentar
las bases geoestratégicas en un continente que conoce se le está
yendo de las manos. En cuanto a la referencia sobre Chile como parte
vital de “nuestro mundo”, según su decir, procura precisamente
que este país sirva como cuña para dividir o dificultar los
proyectos de integración en marcha, y no dijo que en este siglo
es evidente que existen muchos más otros sitios vitales que se han
visitado antes, entre los cuales están aquellos donde se libran
viejas guerras o alrededor de aquellos países donde se ejecutan -la
de Libia la empezó desde Brasil un día antes- o planifican nuevas
guerras.
Sobre la composición social en Chile se refirió a los
inmigrantes y que la vez “celebran y los llena de orgullo su
patrimonio indígena. “. No dudo de que el pueblo chileno albergue
tales sentimientos nobles, como tampoco se puede ocultar que las
divisiones en clases sociales mantiene conflictos indígenas,
como el de los mapuches, cuyas reivindicaciones son desoídas y
desatendidas y han originado protestas, huelgas y hechos
sangrientos.
“Chile muestra que sí es posible hacer la transición de la
dictadura a la democracia, y hacerlo pacíficamente. De hecho, este
maravilloso lugar donde hoy nos encontramos, a pocos pasos de donde
Chile perdió su democracia hace varias décadas, es testimonio del
progreso de Chile y su espíritu democrático.” He ahí las ideas que
tratan de servir de nebulosa a ideas más cardinales: Que la reacción
chilena y su ejército pretoriano ejecutaron un plan de golpe de
Estado elaborado por los Estados Unidos para ejecutarse incluso
antes de la toma del poder por Allende. Además, la mención
relevante que hizo sobre la transición pacífica y el retorno a la
democracia por esta vía, sin mención alguna al presidente Salvador
Allende, electo democráticamente, asesinado o muerto en aquel
Palacio de la Moneda,
bombardeado y en llamas, y cuyas palabras finales, si iba a ser
justo y honesto, debió citar Obama en un acto reivindicador Por
otra parte, la transición no fue pacífica, costó miles de muertos,
desaparecidos, torturados y exiliados; esa transición fue obtenida
por la resistencia chilena a costa de sangre y sufrimientos
infinitos, empleando todas las vías, y siempre acompañada por la
comunidad internacional, menos por los gobiernos norteamericanos.
Eso y no otra cosa desgastó a la tiranía de Pinochet, hasta hacerla
sucumbir, aunque aún le quedan raíces. No tienen derecho a mentir
y tergiversar la historia quienes fueron artífices, partícipes y
bendecidores de la operación continental conocida por
“CONDOR”.
La cita enaltecedora del pueblo chileno en el sentido de que
“es el carácter de este país lo que nos inspira”, sustentada
en unas citas de Neruda, es un contrasentido poético y político,
un acto hipócrita o hijo bastardo de un desconocimiento de la
poesía raigal y combatiente del poeta revolucionario y comunista
que fue Neruda. Lo que dijo Neruda bien dicho está, pues sí "Nuestras
estrellas primordiales son la lucha y la esperanza" y "no hay
lucha ni esperanza solitarias". Como dijo bien todas las cosas en
que creía, como lo expresó en su poema
LA MUERTE:
"Pueblo, aquí decidiste dar tu mano
al perseguido obrero de la pampa,
y llamaste al hombre, a la mujer, al niño,
hace un año, a esta Plaza.
Y aquí cayó tu sangre.
En medio de la patria fue vertida
frente al palacio, en medio de la calle,
para que la mirara todo el mundo
Y no pudiera borrarla nadie,
y quedaran sus manchas rojas
como planetas implacables.
Fue cuando mano y mano de chileno
alargaron sus dedos a la pampa,
y con el corazón entero
iría la unidad de sus palabras:
Fue cuando ibas, pueblo, a cantar
una vieja canción con lágrimas,
con esperanza y dolores: ¡Vino la mano del verdugo
Y empapó de sangre la plaza!
Es
conveniente recalcar como homenaje al Chile profundo que el poeta
Pablo Neruda, o sea Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto fue un
poeta y político chileno, que nació en 1904 y murió en 1973. Fue
miembro del Partido Comunista Chileno y senador entre 1945 y 1948.
En el año 1970 fue designado candidato a la presidencia de Chile por
su partido. Entre 1970 y 1972 fue embajador en Francia. Y fue
ganador merecido del Premio Nobel de Literatura y del Premio Lenin
de la Paz
en 1971.
¿Podrá
respondernos Obama y comparsa qué hubiera sucedido a Pablo Neruda,
militante comunista y candidato a la presidencia por el Partido
Comunista, si hubiera sido electo presidente de Chile en unas
elecciones democráticas, en aquella época de su candidatura?
¿Podrá
alguien respondernos, demos rienda suelta a la imaginación y a
nuestra capacidad de vaticinios, qué hubiera pasado si un Pablo
Neruda redivivo, con los mismos atributos políticos, hubiera sido
electo presidente de Chile, en vez de Sebastián Piñera, en esta era
presida por Obama?
Todo el
mundo dará las respuestas acertadas y consecuentes con la historia
conocida y vivida. Por eso, por ahora basta esta visión inicial que
tendrá una próxima visión final. |