Víctor
Manuel Ramos
Los que
están en contra de los que están a favor y los que están a favor de
los que están en contra han hecho una tremenda alharaca con motivo
de las declaraciones de Pepe Lobo en las que admite que habrá una
consulta entre los Presidente centroamericanos para llegar a una
posición conjunta con el fin de apoyar, en el seno de la ONU, el
reconocimiento de Palestina como un Estado soberano, en base a la
aplicación del principio del derecho internacional que concede a los
pueblos la libre autodeterminación y el derecho a la libertad y la
independencia.
Y yo
considero que está bien lo que pretende Lobo. El pueblo palestino ha
estado sometido a una brutal represión por parte de gobierno israelí,
con objetivo de rendirlo por la fuerza, el hambre y el exterminio,
para poder anexar más territorios palestinos al Estado de Israel.
Esta represión ha significado muchas décadas de violencia y muerte
en contra de los palestinos, ahora, gracias a las presiones
internacionales, organizados en un Estado nacional en los
territorios de Gaza y de la margen occidental del Río Jordán.
La
mayor parte de los países del mundo, incluido Los Estados Unidos de
América, reconocen formalmente el Estado Palestino y abogan por su
incorporación en la ONU y porque se fijen y se abran las fronteras
para que se produzca una convivencia pacífica y de mutua cooperación
entre judíos y palestinos.
Los que
se dicen cristianos, en Honduras, han levantado el grito al cielo
porque tienen un concepto histórico y geográfico totalmente errado
acerca de Israel y de Palestina. Israel fue creado, luego de la
segunda guerra mundial, en los territorios que hoy ocupa y que les
fueron arrebatados a los palestinos, razón por la cual muchos
tuvieron que emigrar y llegaron, algunos, hasta nuestras tierras con
pasaportes turcos, por eso les conocemos como turcos, cuando
realmente son árabes o palestinos. Los israelitas invocaron el
Antiguo Testamento para apoderarse de nuevo de los territorios que
hoy forman a Israel, pero ese derecho no es sólido. Imaginemos que
los descendientes de Moctezuma, que ahora viven en España,
reclamaran la posesión del centro de la ciudad de México y que por
tal motivo se convirtieran en propietarios de El Zócalo, de la
Catedral, del Palacio Presidencial y del Palacio de la Alcaldía; o
que los indios de Lempira e Intibucá pretendieran argumentar que son
los herederos legítimos de los territorios de nuestro país, o que
quisieran derribar la catedral para construir una pirámide en honor
del Dios Sol.
Lo que
no entienden los cristianos del patio es que el Israel de la biblia
no es el Israel de hoy. Y por esa confusión es que colocan en sus
iglesias la bandera de Israel, del Estado actual de Israel, cuya
dirigencia y gran parte de su pueblo no son cristianos, por el
contrario persiguen tanto a cristianos como a musulmanes en su
territorio y en los territorios de la actual Palestina. Según la
biblia ellos crucificaron a Cristo. De esta suerte nos parece
paradójico que los militares cristianos hondureños salgan en defensa
de los represores de los cristianos palestinos.
Los
israelitas actuales son descendientes de los magnates afincados en
Nueva York y han vuelto a esos territorios desérticos, no porque la
biblia les ha fijado ese destino, sino porque Los Estados Unidos
necesitaba tener un Estado gendarme en la zona para cuidar de los
intereses petroleros y para, desde ese centro geopolítico, dominar
todo el Medio Oriente. Por eso Israel se ha caracterizado por su
política represiva y casi de extermino en contra de los palestinos,
puesto que está aplicando a ese pueblo el holocausto que les
recetaron a ellos los hitlerianos.
Los
militares cristianos de Honduras han levantado sus huestes en
defensa del pueblo elegido por Dios, paradójico porque los
uniformados hondureños en su mayoría son indios y de ninguna manera
pertenecen a ese pueblo élite, de tal manera que tampoco son
elegidos de Dios. Razones tienen los militares hondureños para ese
fervor a favor del sionismo porque han sido precisamente los
israelitas quienes han estado tras bambalinas cuando el ejército
hondureño protagonizó, al mando de Álvarez Martínez, el genocidio en
contra del pueblo hondureño y también, sabemos ahora, que fueron
parte activa del golpe de Estado destinado a negar el derecho del
pueblo hondureño a decidir su destino y de la represión y de los
asesinatos que vinieron como consecuencia, así como Israel y los
militares cristianos se oponen a que los palestinos reclamen su
derecho a un Estado reconocido por el concierto de las naciones
El
embajador israelí, con la insolencia que le concede el ser
representante de un Estado represor, ha ofendido la dignidad de los
hondureños por cuanto pretende que las decisiones soberanas que se
toman en este terruño deben ser consultadas con el gobierno israelí,
so pena de perder la asistencia que para la represión ofrecen a
nuestro ejército y a nuestra policía.
La
insensatez ha llegado al colmo cuando un diputado, que ha llegado al
Congreso por carambola, ha propuesto pedir a Lobo explicaciones de
por qué ese apoyo al derecho de los palestinos. Afortunadamente hay
alguna consecuencia y la moción del cachorro de pastor, fue
derrotada contundentemente. Y tenía que ser así porque el Estado
hondureño es laico.
Los
cristianos hondureños no pueden seguir con una venda en los ojos: el
Israel como Estado represor, sionista, racista, no es el Israel
bíblico. Repito, el actual Estado de Israel no fue fundado por
mandato bíblico, sino porque así convenía los intereses petroleros
de Los Estados Unidos. Por otra parte los israelitas, en su mayoría,
no son cristianos, ellos practican su religión, el judaísmo, que
niega a Cristo y persiguen, reprimen y asesinan a los palestinos
cristianos y musulmanes. ¿Qué pueblo elegido de Dios es éste,
entonces? Hay, sin embargo, un sector del pueblo israelí que se
opone a esta política represiva y antipalestina del gobierno
sionista y este sector está permanentemente en las calles, luchando
por la hermandad entre judíos y palestinos. En la actualidad hay
jóvenes acampados en las plazas israelitas, como ocurre con el
movimiento de los jóvenes indignados en la Plaza del Sol de Madrid,
que están hastiados de ser simplemente carne de cañón y de vivir en
una democracia de mentirijillas, como la nuestra
La
posición de Lobo y de los presidentes centroamericanos es correcta,
pues únicamente están sumándose al clamor mundial que exige que la
ley internacional que concede a los pueblos el derecho a su
autodeterminación e independencia se aplique al pueblo palestino
para que termine, de una vez por todas, la pesadilla que vive desde
que se creó el Estado sionista de Israel. |