Trato
de seguir las incidencias del Clásico deportivo, gracias a los
servicios de nuestra televisión nacional.
El
juego entre los equipos de Japón y Corea del Sur, los dos más
fuertes rivales de Cuba, que tuvo lugar hoy lunes por la mañana,
estaba 1 a 0 a favor de éste, cuando a Japón le quedaban solo dos
oportunidades al bate.
El
peligroso y emblemático Ichiro, que había fallado tres veces,
conecta un sencillo.
La
dirección japonesa ordena un toque de bola al segundo bateador
─sin
duda bueno─
del equipo, entregando así el out dos.
Estoy
seguro de que a nuestra experimentada afición le pareció aquello un
error, a partir de cualquier análisis elemental.
El
equipo japonés es excelente, me gustaría que nuestra victoria en el
Clásico se alcanzara a costa de ese conjunto de gran maestría
técnica.
Ello
no se logrará si caemos en descuidos como los que ayer domingo 8,
observé por la tarde entre Cuba y Sudáfrica.
Olivera y Paret se dejaron sorprender los dos, en primera base, y
Michel Enríquez regaló un out con el avance irracional a segunda,
después de batear hit, agitado tal vez demasiado en el corrido de
base por la dirección del equipo.
Como
se pudo apreciar, ese juego se habría ganado por knockout en siete
innings, con 6 jonrones, dos de Cepeda, un récord en los Clásicos.
Eso habría elevado el merecido prestigio del deporte cubano.
Me
permito hacer la crítica porque se trata de tres atletas
extraordinarios, con enorme vergüenza y confianza en sí mismos.
Ellos
saben que representan el deporte sano en esa lid mundial. Debo
expresarlo con honestidad y admiración.
Fidel
Castro Ruz
Marzo
9 de 2009
11 y
14 a.m. |