Puede debilitarse, pero ya comenzó a llover en casi todo el
territorio nacional. Las aguas caen sobre las áreas agrícolas
saturadas de humedad por las recientes lluvias, y las presas con
alto nivel de embalse como consecuencia de los huracanes
Gustav y Ike, verterán sus aguas sobre valles y campos
cultivados, como ocurrió a fines de agosto y principios de
septiembre. Este ha sido bautizado con el engañoso nombre de
Paloma.
Muchos cultivos cuyos frutos se esperaban pronto, incontables horas
de trabajo humano, el combustible, las semillas, los fertilizantes,
los herbicidas y el trabajo de los equipos empleados para producir
alimentos con urgencia, volverán a perderse.
En muchos sitios donde las familias esperaban y recibían materiales
para las viviendas, y aplaudían con admiración a los obreros que
restablecían el fluido eléctrico, tan vital para muchos servicios,
otra vez volverán a vivir en parte la misma experiencia.
De nuevo la destrucción de carreteras, caminos y otras obras se
repetirá en varias provincias del país.
El último parte del Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de
Meteorología confirma el curso inexorable del fenómeno. No debemos,
sin embargo, desanimarnos por la adversidad. Paloma no tiene
el colosal diámetro de Gustav.
Cada hecho de este carácter debe servir para educar a nuestro pueblo
sobre las consecuencias del cambio de clima y el desequilibrio
ecológico, entre los muchos problemas que enfrenta la humanidad.
Los cálculos iniciales de los estragos económicos de los dos
huracanes anteriores quedaron por debajo de la realidad. Estos ascendieron
a más de 8 mil millones en lugar de los 5 mil anunciados
inicialmente. Ahora se producirán daños adicionales.
Los cuadros que enfrentan resueltamente y sin descanso los problemas
podrán demandar de sus compatriotas, con más énfasis todavía, la
necesidad de consagrarse al trabajo productivo y los servicios como
respuesta adecuada a las circunstancias adversas.
De nuevo sería necesaria la conducta digna si el jefe del imperio,
que ha sido el máximo impulsor del bloqueo genocida contra nuestra
patria, ofreciera otra vez piadosa ayuda. Con seguridad será
rechazada. Que cese el bloqueo contra Cuba es lo que demanda
nuestro pueblo, y ahora más que nunca, cuando es el reclamo unánime
de la comunidad internacional en medio de la crisis financiera que
azota a todos los países del planeta, desarrollados o por
desarrollar.
Hay quienes todavía sueñan con poner de rodillas a Cuba esgrimiendo
el criminal bloqueo como instrumento de la política exterior de
Estados Unidos contra nuestra patria. Si ese país vuelve a caer en
tal error, podría permanecer otro medio siglo aplicando esa política
inútil con relación a Cuba, en caso de que el imperio fuese capaz de
durar tanto tiempo.
Fidel Castro Ruz
Noviembre 7 de 2008
8 y 24 p.m. |