No
deseaba escribir una tercera reflexión consecutiva, pero no puedo
dejarla para el lunes.
El
“capitalismo democrático” de Bush tiene una respuesta exacta: el
socialismo democrático de Chávez. No habría forma más precisa de
expresar la gran contradicción entre el Norte y el Sur de nuestro
hemisferio, entre las ideas de Bolívar y las de Monroe.
El
gran mérito de Bolívar es haberlo planteado cuando no existían los
medios modernos de comunicación y ni siquiera el Canal de Panamá.
Tampoco existía el imperialismo de Estados Unidos; eran simplemente
las Trece Colonias de habla inglesa que, unidas, se independizaron
en 1776 con la ayuda de Francia y España.
Cual
si fuese capaz de ver a través de los siglos, El Libertador proclamó
en 1819: “Estados Unidos parece destinado por la Providencia a
plagar América de miserias en el nombre de la libertad.”
Hugo
Chávez es un soldado venezolano en cuya mente germinaron de modo
natural las ideas de Bolívar. Basta observar cómo transitó su
pensamiento por etapas diversas del desarrollo político a partir del
origen humilde, la escuela, la academia militar, la lectura de la
historia, la realidad de su país y la humillante presencia del
dominio yanqui.
No
era general ni tenía a sus órdenes los institutos armados; no dio ni
podía dar un golpe, no quería ni podía esperar. Se rebeló, asumió la
responsabilidad por los hechos, convirtió la prisión en escuela, se
ganó al pueblo y lo conquistó para su causa desde fuera del poder;
ganó las elecciones a través de una Constitución burguesa, juró
sobre el moribundo documento una nueva ley de leyes, chocó con ideas
preconcebidas de izquierda y derecha e inició la Revolución
Bolivariana en las más difíciles condiciones subjetivas de toda la
América Latina.
Durante diez años, desde la Presidencia de su país, Chávez no ha
dejado de sembrar ideas incesantemente dentro y fuera de su Patria.
Ninguna persona honesta puede dudar de que en Venezuela hay una
verdadera revolución en marcha, y que allí se desarrolla una
excepcional lucha contra el imperialismo.
Debe
señalarse que Chávez no descansa un minuto, lucha dentro de
Venezuela y a la vez viaja sistemáticamente a las capitales de
países de América Latina y a naciones importantes de Europa, Asia y
África. Se comunica hora por hora con la prensa nacional e
internacional, no teme abordar cualquier tema, es escuchado con
respeto por los principales líderes del mundo, hace uso correcto y
eficaz del poder real de su Patria como país que posee las mayores
reservas de petróleo probadas del mundo, unido a la existencia de
abundante gas, y elabora un programa nacional e internacionalista
que no tiene precedentes.
Cuando firma un acuerdo de asociación de Gazprom de Rusia y PDVSA de
Venezuela para la búsqueda y explotación de hidrocarburos, está
creando un consorcio en ese campo que no tiene igual en el mundo.
Su asociación económica con China, Rusia, países de Europa y
otros con recursos abundantes de América Latina y África,
desata fuerzas liberadoras para abrir paso a un mundo multipolar.
No excluye a Estados Unidos del suministro de energía y el
intercambio comercial. Es una concepción objetiva y
equilibrada.
Plantea para su propia Patria una revolución socialista, sin excluir
importantes factores productivos.
Para
nuestra Patria, en un momento histórico en que ha sido golpeada por
la naturaleza y los embates criminales del decadente imperio,
constituye un verdadero privilegio contar con la solidaridad de
Chávez. Jamás se escuchó una frase tan internacionalista y
solidaria como la que dirigió a nuestro pueblo: “¡La tierra de
Venezuela es también tu tierra!”
El
imperialismo trata de liquidarlo políticamente o eliminarlo a
cualquier precio, sin reparar en que su muerte constituiría una
catástrofe para Venezuela y para la economía y la estabilidad de
todos los gobiernos de América Latina y el Caribe.
Mis
conversaciones con él se caracterizan por el punto de vista que
sostengo de que en este instante lo más importante es salvar a
Venezuela de la embestida política del gobierno de Estados Unidos.
Durante su última visita discutimos sobre la magnitud del
apoyo que ya nos brinda y el que desea brindarnos, y nuestra
sugerencia de que concentre el máximo de recursos posible en la
batalla interna que hoy libra contra la ofensiva mediática y los
reflejos condicionados sembrados durante muchos años por el
imperialismo.
Desde
ahora hasta el 23 de noviembre la batalla que se libra es de gran
trascendencia, y no deseamos que el apoyo a Cuba sea tomado como
pretexto para golpear a la Revolución Bolivariana.
Los
92 obreros de la construcción venezolanos integrantes de las
Brigadas Socialistas de Trabajo Voluntario, enviados a
edificar viviendas en Pinar del Río, constituyen todo un
símbolo de nuestra época.
Se
viven instantes de mucha importancia. La consulta popular para
aprobar la nueva Constitución en Ecuador pasado mañana tiene gran
trascendencia. Chávez se reunirá el lunes en Brasil con el
presidente Lula. Esta noche hay un debate televisado Obama-McCain.
Todas son noticias importantes.
Por
ello no quiero dejar para el lunes estas líneas, ya que
Chávez mañana sábado estará de regreso en su Patria y hablándole de
nuevo a su pueblo el domingo. Él siempre utiliza algo de estas
reflexiones en su batalla.
Fidel
Castro Ruz
Septiembre 26 de 2008
5 y
56 p.m. |