(Cuarta parte)
Cuando en la anterior reflexión pregunté a McCain
qué pensaba de los Cinco Héroes antiterroristas
cubanos, lo hice porque tenía presente lo que
publicó en la página 206 del libro Faith of
My Fathers elaborado por él y su asistente
Mark Salter:
“Es una cosa horrible la soledad. Comprime
tu espíritu y debilita tu resistencia más
eficazmente que cualquier otra forma
de maltrato. Como no tienes nadie más en quien
confiar, con quien compartir confidencias,
a quien pedir consejo, comienzas a dudar sobre
tus convicciones y tu coraje. Pero finalmente
te acostumbras a la soledad como ante cualquier
dificultad, diseñando varios métodos
para mantener tus problemas alejados de la mente
y aprovechar desmedidamente cualquier
oportunidad para tener contacto humano.”
“Cuando en 1970 mi período de confinamiento
en solitario finalmente terminó, fui inundado
por la compulsión de hablar sin parar…”
Si es un tema que a usted interesa, en
Estados Unidos hay cinco prisioneros cubanos
hoy, alejados uno del otro por miles
de kilómetros. No cuentan con zona alguna
a la que pudieran calificar irónicamente como “Hanoi
Hilton”. Sus sufrimientos y la injusticia
de que son víctimas serán conocidos por el
mundo, no le quepa la menor duda. Decidí
reiterar el tema recordando que, en alguna entre
sus muchas declaraciones, usted trataba de
ubicar el lugar convertido en prisión de los
pilotos de los bombarderos derribados cuando
atacaban Viet Nam.
A mí me alojaron en la antigua residencia del
Gobernador francés en toda Indochina cuando
visité Viet Nam en 1973, país al que arribé el
12 de septiembre, después del acuerdo entre
Estados Unidos y Viet Nam, al que usted alude.
Allí me visitó Pham Van Dong, entonces Primer
Ministro, que lloraba al recordar
los sacrificios humanos y materiales impuestos
a su país; de allí partí a visitar el Sur
―todavía no totalmente liberado― hasta la Línea
McNamara, donde los fortines de acero habían
sido tomados por los combatientes vietnamitas,
a pesar de los bombardeos y los incesantes
ataques aéreos de Estados Unidos.
Los puentes, sin excepción, a lo largo del
trayecto, visibles desde el aire entre Hanoi y
el Sur, estaban efectivamente destruidos;
las aldeas, arrasadas, y todos los días
las granadas de las bombas de racimo lanzadas
con ese fin, estallaban en los campos de arroz
donde niños, mujeres e incluso ancianos de
avanzada edad laboraban produciendo alimentos.
Un gran número de cráteres se observaban en cada
una de las entradas de los puentes. No existían
entonces las bombas guiadas por láser, mucho más
precisas. Tuve que insistir para hacer aquel
recorrido. Los vietnamitas temían que fuese
víctima de alguna aventura yanqui si conocían de
mi presencia en aquella zona. Pham Van Dong me
acompañó todo el tiempo.
Sobrevolamos la provincia de Nghe-An, donde
nació Ho Chi Minh. En esa provincia y la de Ha
Tinh murieron de hambre en 1945, el último año
de la Segunda Guerra Mundial, dos millones de
vietnamitas. Aterrizamos en Dong Hoi. Sobre la
provincia donde radica esa ciudad destruida se
lanzaron un millón de bombas. Cruzamos en balsa
el Nhat Le. Visitamos un puesto de asistencia
a los heridos de Quang Tri. Vimos numerosos
tanques M‑48 capturados. Recorrimos caminos de
madera en la que un día fue la Ruta Nacional
destrozada por las bombas. Nos reunimos con
jóvenes soldados vietnamitas que se llenaron de
gloria en la batalla de Quang Tri. Serenos,
resueltos, curtidos por el sol y la guerra, un
ligero tic reflejo en el párpado del capitán del
batallón. No se sabe cómo pudieron resistir
tantas bombas. Eran dignos de admiración. Esa
misma tarde del 15 de septiembre, regresando por
ruta diferente, recogimos tres niños heridos,
dos de ellos muy graves; una niña de 14 años
estaba en estado de shock con un fragmento de
metal en el abdomen. Los niños trabajaban la
tierra cuando un azadón hizo contacto casual con
la granada. Los médicos cubanos acompañantes de
la delegación les dieron atención directa
durante horas y les salvaron la vida. He sido
testigo, señor McCain, de las proezas de los
bombardeos a Viet Nam del Norte, de los cuales
usted se enorgullece.
Por aquellos días de septiembre, Allende había
sido derrocado; el Palacio de Gobierno
fue atacado y muchos chilenos torturados
y asesinados. El golpe fue promovido
y organizado desde Washington.
Todo aquello sucedió desgraciadamente.
El problema fundamental en este momento es saber
si el candidato republicano McCain está
consciente de la crisis económica que, a corto
plazo o de inmediato, atravesará Estados
Unidos. Sólo desde ese punto de vista será
posible evaluar a cualquier candidato con
posibilidades de ascender a la jefatura de ese
poderoso país.
La agencia internacional de noticias IAR publicó
hace dos días, el 12 de febrero, un artículo
firmado por Manuel Freytas, periodista,
investigador y analista, titulado
“Por qué una recesión en Estados Unidos se puede
convertir en una crisis global.”
No necesita muchos testimonios
para argumentarlo.
“En el actual pronóstico sombrío de la economía
estadounidense ―escribe― coinciden instituciones
claves del actual sistema económico-financiero
como la Reserva Federal y el Tesoro
de Estados Unidos, el Banco Mundial, el FMI,
el G-7 (los siete países más ricos) y los bancos
centrales de Europa y Asia, que
ven en la confluencia crisis
hipotecaria‑derrumbe del dólar‑escalada
de los precios del petróleo,
detonante central potencial de un proceso
recesivo del capitalismo a escala mundial.
“El temor a una recesión en Estados Unidos
y su impacto en la economía mundial…
han impactado negativamente en la confianza
de la élite económica y política del sistema.
“El jefe de la Reserva Federal
de Estados Unidos, Ben Bernanke, dijo que
su país puede caer en un proceso recesivo y que
enfrenta el doble reto de un mercado
inmobiliario en caída, y al mismo tiempo
la necesidad de cuidar que la inflación
no aumente por los altos precios del petróleo
y de los alimentos.
“La Organización de las Naciones Unidas advirtió
en enero que existe un riesgo elevado de caer
en una recesión económica global…”
“Los líderes de las más ricas y poderosas
potencias del mundo acaban de advertir sobre
una recesión en Estados Unidos con implicancias
mundiales en el Foro de Davos, realizado
en enero en los Alpes suizos, augurando sombríos
pronósticos para este año.
“Los ministros de Finanzas y los bancos
centrales de los siete países más ricos
del mundo (G-7) estimaron el sábado pasado que
sus economías iban a sufrir una desaceleración
a corto plazo, según el comunicado final
de una reunión en Tokio...”
“Hay dos elementos claves que explican por qué
una crisis recesiva en Estados Unidos
se proyectaría inmediatamente a toda la economía
mundial, tanto en los países centrales como
en los ‘emergentes’ y en los ‘periféricos’.
“a) En el actual modelo globalizado de economía
mundial, Estados Unidos es el principal
comprador y consumidor de productos y recursos
energéticos, y representa el 22,5 por ciento
de la economía mundial, según los últimos
cálculos del Banco Mundial.
“b) La economía mundial capitalista está
‘dolarizada’. El dólar es la moneda patrón
de todas las transacciones comerciales
y financieras a escala global.
“Estos dos factores centrales explican por qué
cualquier oscilación o desequilibrio
económico-financiero que tenga a Estados Unidos
como protagonista, impacta y se esparce
inmediatamente por todo el ‘sistema’.
“Una crisis recesiva en Estados Unidos…
impactaría inmediatamente a las bolsas
y en los mercados globalizados del dinero…
completando el ciclo del derrumbe del actual
modelo de economía capitalista a escala global.
“El derrumbe del modelo rompería el equilibrio
de la ‘gobernabilidad’ política y desataría
una ola de conflictos sociales y sindicales que
afectaría por igual tanto a Estados Unidos
y a las potencias centrales como a los países
‘emergentes’.”
Ayer 13 de febrero varios artículos de conocidos
periodistas norteamericanos apuntaban en la
misma dirección, aunque a partir de diferentes
puntos de apoyo. Citaré solo dos de los cuales
seleccioné párrafos que reflejan la actualidad e
importancia de su contenido, a través de
conceptos absolutamente accesibles para los
niveles educacionales de nuestro pueblo.
Bajo el título “El modelo estadounidense es
una idea a la que le ha llegado su hora”,
Amy Goodman, presentadora de Democracy Now,
noticiero internacional diario difundido
por más de 650 emisoras de radio y televisión en
Estados Unidos y el mundo, escribió:
“Edward Kennedy, senador demócrata de
Massachussetts, lo convirtió en un asunto
personal: ‘¿El submarino sería una forma
de tortura si se lo hicieran a usted?’ ‘Sentiría
que sí’, respondió Mukasey (Fiscal General).
Aunque esquivó preguntas antes y después de la
de Kennedy, su respuesta a la pregunta personal
sonaba auténtica.
“Nuestro Fiscal General no debería necesitar ser
sometido al submarino para saber que es
una forma de tortura.
“Suharto gobernó Indonesia durante más
de 30 años, tras ser llevado al poder por
el país más poderoso del planeta, Estados
Unidos.
“Durante todo el régimen de Suharto, las
administraciones estadounidenses ―demócratas
y republicanas― armaron, entrenaron y
financiaron al Ejército indonesio. Además del
millón de indonesios asesinados, otras cientos
de miles de personas fueron también asesinadas
durante la ocupación indonesia de Timor
Oriental, un pequeño país 480 kilómetros al
norte de Australia.
“El 12 de noviembre de 1991, mientras cubría una
marcha pacífica de timorenses en Dili, la
capital de Timor, el Ejército de ocupación de
Suharto abrió fuego contra la multitud matando a
270 timorenses.
“Los soldados me patearon con sus botas y me
golpearon con las culatas de sus rifles M-16, de
fabricación estadounidense. Fracturaron el
cráneo a mi compañero Allan Nairn, que por aquel
entonces escribía para la revista The New
Yorker.
“La organización Transparencia Internacional
calculó que la fortuna de Suharto se situaba
entre los 15 000 y los 35 000 millones de
dólares. El actual embajador en Indonesia,
Cameron Hume, alabó esta semana la memoria de
Suharto, declarando: ‘El presidente Suharto
estuvo al frente de Indonesia durante más de 30
años, un período durante el que Indonesia
alcanzó un notable desarrollo económico y
social.’
“Sea que se trate del submarino, de
lanzar una guerra ilegal, o de retener a cientos
de prisioneros sin cargos durante años en la
bahía de Guantánamo o en cárceles secretas de la
CIA en todo el mundo, eso me hace recordar las
palabras de Mahatma Gandhi, uno de los más
grandes líderes de la no-violencia en el mundo.
‘¿Qué les importa a los muertos, los huérfanos y
los que pierden sus hogares,’ preguntaba, ‘si la
destrucción sin sentido se lleva a cabo en el
nombre del totalitarismo o en el santo nombre de
la libertad o la democracia?’
“Cuando se le preguntó qué pensaba de la
civilización occidental, Gandhi respondió:
‘Pienso que sería una buena idea.’”
El mismo día, en CounterPunch, Robert
Weissman escribió otro artículo titulado “El
vergonzoso estado de la Unión”, traducido para
Rebelión por S. Seguí, donde entre otras
cosas afirmó:
“Estados Unidos dedica más de 700 000 millones
de dólares anuales a gastos militares. Destina
506 900 millones de dólares al Departamento de
Defensa, además de 189 400 millones de dólares
a operaciones militares en Iraq y Afganistán
“El Congreso ha aprobado cerca de 700 000
millones para las guerras de Afganistán e Iraq.
No incluye los costes sociales: pérdidas de
vidas, heridos, etcétera.
“Según algunos métodos de cálculo, más de la
mitad del gasto federal discrecional va
destinado ya a fines militares.
“La riqueza se está concentrando de manera
vertiginosa.
“En 1976, el 1 por ciento más rico de la
población recibía el 8,83 por ciento del ingreso
nacional; en 2005, este porcentaje era del
21,93 por ciento.
“En la actual economía hiperfinanciera, son los
gurús de las finanzas los que se están haciendo
realmente ricos, a pesar de las enormes pérdidas
que está acumulando Wall Street.
“Ni siquiera los bancos de inversión
tradicionales pueden pagar las escandalosas
compensaciones que reciben los gestores de
fondos de capital privados, algunos de los
cuales consiguen más de 1 000 millones de
dólares en un solo año. Gracias a una
estratagema fiscal, estos individuos pagan unos
impuestos sobre sus ingresos que equivalen a
menos de la mitad de lo que debe pagar un
dentista que ingrese 200 000 dólares al año.
“Las grandes corporaciones se están haciendo con
una parte mayor de la riqueza nacional.
“La burbuja inmobiliaria y el colapso de las
hipotecas de alto riesgo (subprime) están
expulsando a millones de familias de sus
hogares.
“El Centro para un Endeudamiento Responsable
considera que 2,2 millones de préstamos
hipotecarios de alto riesgo concedidos durante
los últimos años han terminado ya en quiebra o
acabarán en ejecución hipotecaria. Las pérdidas
derivadas de la caída de precios de la vivienda
pueden alcanzar los 2 millones de millones de
dólares.
“La brecha de riqueza entre blancos y negros no
tiene visos de cerrarse, y de hecho está
ensanchándose.
“Los ciudadanos estadounidenses de origen
africano sólo alcanzarán la paridad con sus
compatriotas blancos dentro de 594 años, según
la asociación United for a Fair Economy.
La catástrofe de las hipotecas de alto riesgo se
está cebando especialmente en las comunidades
minoritarias y está provocando lo que United
for a Fair Economy estima como el mayor
empobrecimiento de la gente negra en la moderna
historia de Estados Unidos.
“Más de uno de cada seis niños vive en la
pobreza.
“Más de 45 millones de personas no tienen seguro
de enfermedad.
“El déficit comercial estadounidense alcanzó en
2006 la cifra de 763 600 millones de dólares.
En algún momento este déficit comercial deberá
equilibrarse. A medida que el dólar sigue
perdiendo su valor, es de esperar una mayor
inflación y más altos tipos de interés a medio
plazo. El nivel de vida real, en términos
económicos, descenderá.
“La eficiencia energética es hoy día peor que
hace dos décadas.
“La infraestructura se está viniendo abajo. La
Asociación de Ingenieros Civiles estima que
harán falta 1,5 millones de millones de dólares,
a lo largo de un período de cinco años, para
devolver las infraestructuras del país a un
estado aceptable.
“Esta situación es peor ―en algunos casos mucho
peor― que a comienzos del gobierno de George W.
Bush, pero sus raíces se hunden en la política
bipartidista llevada a cabo durante los tres
decenios pasados, favorable a la desregulación,
la entrega de activos públicos a las empresas
privadas (privatización), la globalización
corporativa, el carácter hiperfinanciero de la
economía, unos gastos militares
extravagantemente altos, las reducciones de
impuestos a los ricos y los recortes de la red
de seguridad social.”
Robert Weissman, autor del artículo, es redactor
jefe del Multinational Monitor, de
Washington, D.C., y director de Essential
Action.
Para no abusar de los lectores, falta sólo la
quinta parte.
Fidel Castro Ruz
Febrero 14 de 2008
8:12 p.m.