Sergio y yo tuvimos el privilegio de estar allí en el puesto de
mando ubicado a la derecha de la desembocadura del río Almendares el
amanecer del 15 de abril, cuando bombarderos B-26 de Estados Unidos
con insignias cubanas y pilotos mercenarios atacaron las bases
aéreas de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y el aeropuerto
civil de Santiago de Cuba, hace 46 años.
Fue un ataque preventivo y sorpresivo contra este oscuro rincón del
mundo.
Con Sergio me comunicaba por teléfono desde cualquier pueblo cercano
a la Carretera Central cuando me dirigía hacia Girón el 17 de
abril.
En medio de la batalla que allí libraban nuestra infantería y
nuestros tanques, él desde el puesto de mando, me informó que el
enemigo atacaba al oeste de la Capital. Se trataba de un simulacro
ordenado por Estados Unidos para proteger a los invasores de Girón,
que ellos conocen como Bahía de Cochinos.
Tú marchaste, Sergio, con Camilo hacia Pinar del Río en la Columna
Invasora. Todavía yo no había aprendido que la guerra se gana
cuando las fuerzas de operaciones enemigas han sido destruidas. Me
guiaba en ese momento por la historia de Cuba sin advertir que en
nuestra aislada isla no era posible un Ayacucho. Arriesgué las
fuerzas de Camilo y las fuerzas del Che, con las cuales habríamos
adelantado la caída de la tiranía.
Tú y yo nos encontrábamos también en el puesto de mando cuando en la
Crisis de Octubre de 1962 estuvimos al borde de una guerra nuclear.
Hemos vivido tiempos excepcionales que se reiteran de forma cada vez
más amenazante para la humanidad. Tus lecciones y tu ejemplo
perdurarán.
Rindo tributo a tu memoria.
Fidel Castro Ruz
Noviembre 16 de 2007.
2:15 p.m. |