Che era un hombre de ideas.
Con dolor profundo escucharía los discursos que desde posiciones
tradicionales de izquierda se pronunciaron en la Cumbre
Iberoamericana en Santiago de Chile.
Los de la derecha asumieron las posiciones igualmente tradicionales
haciendo inteligentes concesiones a la supuesta izquierda.
Orgullo sentiría por los pronunciamientos de varios líderes,
revolucionarios y valientes, con independencia de la poca o mucha
experiencia política de cualquiera de ellos.
La experiencia es la madre de la ciencia y de las ideas.
De las batallas libradas por un puñado de combatientes cubanos en un
fragmento de la Sierra Maestra contra fuerzas extraordinariamente
superiores en número y en armas, elaboró el Che las ideas que
después sintetizó en su libro La guerra de guerrillas.
La crítica de Chávez a Europa fue demoledora. La Europa que
precisamente pretendió dar lecciones de rectoría en esa
Cumbre Iberoamericana.
En las palabras de Daniel y Evo se escucharon las voces de Sandino y
de las culturas milenarias de este hemisferio.
El discurso que en esa Cumbre pronunció el presidente de El Salvador
provoca náuseas.
El capitalismo es un sistema regido por leyes ciegas, destructivas y
tiránicas impuestas a la especie humana.
Dedicar la próxima Cumbre a la juventud latinoamericana es una
mezcla indigerible de cinismo y de mentira para sembrar reflejos
condicionados en la mente de los pueblos.
Fidel Castro Ruz
Noviembre 10 de 2007
6 y 02 p.m. |