Hago un alto en el combate diario para inclinar mi frente,
con respeto y gratitud, ante el combatiente excepcional que
cayó un 8 de octubre hace 40 años. Por el ejemplo que nos
legó con su Columna Invasora, que atravesó los terrenos
pantanosos al sur de las antiguas provincias de Oriente y
Camagüey perseguido por fuerzas enemigas, libertador de la
ciudad de Santa Clara, creador del trabajo voluntario,
cumplidor de honrosas misiones políticas en el exterior,
mensajero del internacionalismo militante en el este del
Congo y en Bolivia, sembrador de conciencias en nuestra
América y en el mundo.
Le doy las gracias por lo que trató de hacer y no pudo en su
país de nacimiento, porque fue como una flor arrancada
prematuramente de su tallo.
Nos dejó su estilo inconfundible de escribir, con elegancia,
brevedad y veracidad, cada detalle de lo que pasaba por su
mente. Era un predestinado, pero él no lo sabía. Combate
con nosotros y por nosotros.
Ayer se cumplió el 31 aniversario de la matanza de los
pasajeros y tripulantes del avión cubano hecho estallar en
pleno vuelo, y nos adentramos en el décimo aniversario del
cruel e injusto encarcelamiento de los cinco héroes
antiterroristas cubanos. Ante todos ellos inclinamos
igualmente nuestras frentes.
Con mucha emoción vi y escuché por la televisión el acto
conmemorativo.
Fidel Castro Ruz
7 de octubre de 2007
3:17 p.m.