La historia de Cuba en los últimos 140 años es la
de la lucha por preservar la identidad e independencia nacionales, y
la historia de la evolución del imperio de Estados Unidos, su
constante pretensión de apropiarse de Cuba y los horrendos métodos
que hoy utiliza para mantener el dominio del mundo.
Destacados historiadores cubanos han tratado con
profundidad estos temas en distintas épocas y en diversos y
excelentes libros que merecen estar al alcance de nuestros
compatriotas. Estas reflexiones van dirigidas especialmente a las
nuevas generaciones con el objetivo de que conozcan hechos muy
importantes y decisivos en el destino de nuestra patria.
Primera parte: La imposición de la Enmienda Platt como apéndice
de la Constitución neocolonial cubana de 1901.
La “doctrina de la fruta madura” fue formulada en 1823 por John
Quincy Adams, Secretario de Estado y más tarde Presidente.
Estados Unidos inevitablemente lograría, por ley de gravitación
política, apoderarse de nuestro país al romperse la subordinación
colonial a España.
Bajo el pretexto de la voladura del “Maine” ―suceso que está
todavía por desentrañar, aprovechado para desatar la guerra contra
España, como el incidente del Golfo de Tonkin, hecho que en cambio
fue probadamente prefabricado a los efectos de atacar a Viet Nam
del Norte―, el presidente William McKinley firmó la Resolución
Conjunta del 20 de abril de 1898, la cual declaraba “…que el pueblo
de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente”,
“…que los Estados Unidos por la presente declaran que no tienen
deseo ni intención de ejercer soberanía, jurisdicción o dominio
sobre dicha Isla, excepto para su pacificación, y afirman su
determinación, cuando esta se haya conseguido, de dejar el gobierno
y dominio de la Isla a su pueblo.” La Resolución Conjunta autorizó
al Presidente el uso de la fuerza para eliminar el gobierno español
en Cuba.
El coronel Leonard Wood, jefe principal del regimiento de los Rough
Riders, y Theodore Roosevelt, segundo jefe de los voluntarios
expansionistas que desembarcaron en nuestro país por las playas
próximas a Santiago de Cuba, ya destruida por los acorazados
norteamericanos la valiente pero mal utilizada escuadra española y
la infantería de Marina que llevaba a bordo, solicitaron el apoyo
de los insurrectos cubanos, que al precio de enormes sacrificios
habían desgastado y puesto fuera de combate al ejército colonial
español. El regimiento de los Rough Riders había
desembarcado sin los caballos.
Tras la derrota española el 10 de diciembre de 1898, se firmó
el Tratado de París entre los representantes de la Reina Regente
de España y los del Presidente de Estados Unidos, en el cual,
a espaldas del pueblo de Cuba, se acordó que España renunciaba
a todo derecho de soberanía y propiedad sobre la isla y
la evacuaría. Cuba sería ocupada por Estados Unidos con un carácter
temporal.
Ya nombrado gobernador militar norteamericano y Mayor General del
Ejército, Leonard Wood dictó la Orden 301 del 25 de julio de 1900,
por la que se decretó la realización de una elección general
para delegados a una Asamblea Constituyente que debería reunirse
en la ciudad de La Habana a las 12 del día del primer lunes
de noviembre de 1900, con el objetivo de redactar y adoptar
una Constitución para el pueblo de Cuba.
El 15 de septiembre de 1900 se efectuaron los comicios,
en los cuales fueron seleccionados 31 delegados provenientes
de los partidos Nacional, Republicano y Unión Democrática.
El 5 de noviembre de 1900 se procedió a realizar la apertura
de la Convención Constituyente en el Teatro Irijoa de La Habana,
ocasión en que recibió el nombre de Teatro Martí.
El general Wood, en representación del Presidente
de Estados Unidos, declaró constituida la Asamblea. Wood les
adelantó los propósitos que abrigaba el gobierno de Estados Unidos:
“Cuando hayáis formulado las relaciones que, a vuestro juicio, deben
existir entre Cuba y Estados Unidos, el gobierno de Estados Unidos
adoptará sin duda alguna las medidas que conduzcan por su parte a
un acuerdo final y autorizado entre los pueblos de ambos países,
a fin de promover el fomento de sus intereses comunes.”
La Constitución de 1901 dispuso en su Artículo 2 que “componen
el territorio de la República, la Isla de Cuba, así como las islas
y cayos adyacentes que con ella estaban bajo la soberanía de España
hasta la ratificación del Tratado de París de 10 de diciembre
de 1898.”
Redactada la Constitución, llegó el momento de definir
las relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos. Al efecto,
el 12 de febrero de 1901 se designó una comisión de cinco miembros
encargada de estudiar y proponer lo que procediera al expresado fin.
El 15 de febrero el gobernador Wood invitó a los miembros
de la comisión a una pesquería y les ofreció un banquete en Batabanó,
ruta principal de acceso a la Isla de Pinos, como se le conocía,
entonces ocupada también por las tropas de Estados Unidos que
intervinieron en la Guerra de Independencia de Cuba. En el propio
Batabanó les dio a conocer una carta del Secretario de la Guerra,
Elihu Root, en la que estaban contenidos los aspectos fundamentales
de la futura Enmienda Platt. Según las instrucciones recibidas
de Washington, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos debían
regularse por varios aspectos. El quinto de estos era que,
para facilitar a Estados Unidos el cumplimiento de deberes tales
como los que recaerían sobre ellos por las estipulaciones
ya expresadas, y para su propia defensa, Estados Unidos podría
adquirir título, y conservarlo, de terrenos para estaciones
navales y mantener estas en ciertos puntos específicos.
Al conocer la Convención Constituyente cubana las condiciones
exigidas por el gobierno de Estados Unidos, aprobó, el 27 de febrero
de 1901, una posición opuesta a la del Ejecutivo norteamericano,
en la cual se eliminaba el establecimiento de estaciones navales.
El gobierno de Estados Unidos acordó con el senador republicano de Connecticut,
Orville H. Platt, la presentación de una enmienda al proyecto de
Ley de Presupuesto del Ejército que convertiría en hecho consumado
la implantación en suelo cubano de bases navales norteamericanas.
En la Enmienda, aprobada por el Senado de Estados Unidos
el 27 de febrero de 1901, por la Cámara de Representantes el 1°
de marzo, y sancionada por el presidente McKinley al día siguiente,
como anexo a la “Ley concediendo créditos para el Ejército en el año
fiscal que termina el 30 de junio de 1902”, el artículo sobre
las bases navales quedó redactado de la siguiente forma:
“Art. VII.- Para poner en condiciones a Estados Unidos de mantener
la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como
para su propia defensa, el Gobierno de Cuba venderá o arrendará a
Estados Unidos las tierras necesarias para carboneras o estaciones
navales en ciertos puntos determinados que convendrán con
el Presidente de Estados Unidos.”
En el artículo VIII se añadía: “El gobierno de Cuba insertará
las anteriores disposiciones en un tratado permanente
con Estados Unidos.”
La rápida aprobación de la Enmienda por el Congreso
de Estados Unidos obedecía a la circunstancia de encontrarse
éste próximo a terminar el período legislativo y contar
el presidente McKinley con mayoría segura en ambas Cámaras
para aprobarla sin dificultades. Estaba convertida
en Ley de Estados Unidos cuando, el 4 de marzo, McKinley tomó
posesión de su segundo período presidencial.
Algunos miembros de la Convención Constituyente mantuvieron
la tesis de que no estaban facultados para acordar la Enmienda
solicitada por Estados Unidos, ya que ello implicaba limitar
la independencia y soberanía de la República de Cuba. Entonces
el gobernador militar Leonard Wood se apresuró a dictar una nueva
Orden Militar, el 12 de marzo de 1901, en la cual se declaraba que
la Convención estaba facultada para acordar las medidas de cuya
constitucionalidad se dudaba.
Otros miembros de la Convención, como Manuel Sanguily, opinaron que
la Asamblea debía disolverse antes de acordar medidas que de tal
manera ofendían la dignidad y soberanía del pueblo de Cuba. Pero en
la sesión del 7 de marzo de 1901 de nuevo se nombró una comisión
para redactar una respuesta al gobernador Wood, correspondiendo
la ponencia a Juan Gualberto Gómez, quien recomendó rechazar, entre
otras, la cláusula relativa al arriendo de estaciones navales
o carboneras.
Juan Gualberto Gómez mantuvo la más severa crítica a la Enmienda
Platt. El 1° de abril sometió a discusión una ponencia donde
impugnaba el documento por contravenir los principios del Tratado
de París y la Resolución Conjunta. Pero la Convención suspendió
el debate sobre la ponencia de Juan Gualberto Gómez y decidió enviar
otra comisión para “conocer las miras y propósitos del gobierno
de Estados Unidos acerca de cuantos particulares se refieran
al establecimiento de un orden definitivo de relaciones,
en lo político y en lo económico, entre Cuba y Estados Unidos,
y gestionar con el propio gobierno, las bases de un acuerdo sobre
esos extremos que proponer a la Convención para su resolución
final.”
Posteriormente, se eligió la comisión que viajaría a Washington
integrada por Domingo Méndez Capote, Diego Tamayo, Pedro González
Llorente, Rafael Portuondo Tamayo y Pedro Betancourt, quienes
arribaron a Estados Unidos el 24 de abril de 1901. Al día siguiente
fueron recibidos por Root y Wood, quien había viajado previamente a
su país con ese propósito.
El gobierno norteamericano se apresuró a declarar públicamente que
la comisión visitaría Washington por su iniciativa, sin invitación
alguna y sin carácter oficial.
El Secretario de la Guerra, Root, recibió a la comisión
el 25 y 26 de abril de 1901 y les hizo saber de manera terminante
que “el derecho de Estados Unidos a imponer las discutidas cláusulas
había sido proclamado durante tres cuartos de siglo a la faz
del mundo americano y europeo y que no estaban dispuestos
a renunciarlo hasta el extremo de poner en peligro su propia
seguridad.”
Los funcionarios estadounidenses reiteraron que ninguna
de las cláusulas de la Enmienda Platt mermaba la soberanía
e independencia de Cuba sino, por el contrario, la preservaría,
y se aclaraba que únicamente se intervendría en caso de graves
perturbaciones, con el solo objetivo de mantener el orden y la paz
interna.
La comisión dio a conocer su informe en sesión secreta el 7 de mayo
de 1901. Dentro de la comisión se manifestaron serias discrepancias
con respecto a la Enmienda Platt.
El 28 de mayo se sometió a discusión una ponencia redactada por Villuendas,
Tamayo y Quesada, en la que se aceptaba la Enmienda con algunas
aclaraciones y recomendando la concertación de un tratado
de reciprocidad comercial.
Esta ponencia fue aprobada por 15 votos contra 14; pero el gobierno
de Estados Unidos no admitió tal solución, comunicando por medio
del gobernador Wood que sólo aceptaría la Enmienda sin cualificación,
y advirtió a la Convención en forma de ultimátum que, siendo
la Enmienda Platt “un estatuto acordado por el Poder Legislativo
de Estados Unidos, el Presidente está obligado a ejecutarlo tal
como es. No puede cambiarlo ni modificarlo, añadirle o quitarle.
La acción ejecutiva que pide el estatuto es la retirada de Cuba
del Ejército norteamericano, y el estatuto autoriza esta acción
cuando ―y solamente cuando― se haya establecido un gobierno bajo
una Constitución que contenga, ya en su cuerpo o en su apéndice,
ciertas disposiciones terminantes, especificadas en el estatuto […]
Si entonces él encuentra esas disposiciones en la Constitución,
estará autorizado para retirar el Ejército; si no las encuentra
allí, entonces, no está autorizado para retirar el Ejército…”
El Secretario de la Guerra de Estados Unidos envió una carta
a la Constituyente cubana donde expresaba que la Enmienda Platt
debía ser aprobada en su totalidad sin ninguna aclaración, pues así
aparecía adicionada a la Ley de presupuesto norteamericana,
y señalaba que, en caso contrario, las fuerzas militares de su país
no serían retiradas de Cuba.
El 12 de junio de 1901, en otra sesión secreta de la Asamblea
Constituyente, fue sometida a votación la incorporación
de la Enmienda Platt como apéndice a la Constitución
de la República, aprobada el 21 de febrero: 16 delegados votaron
que sí y 11 votaron en contra. Se ausentaron de la sesión Bravo
Correoso, Robau, Gener y Rius Rivera, absteniéndose de votar a favor
de aquel engendro.
Lo peor de la Enmienda fue la hipocresía, el engaño,
el maquiavelismo y el cinismo con que elaboraron el plan
para apoderarse de Cuba, al extremo de proclamar públicamente
los mismos argumentos de John Quincy Adams en 1823, sobre la manzana
que caería por gravedad. Esta manzana finalmente cayó, pero estaba
podrida, como previeron muchos pensadores cubanos durante casi medio
siglo, desde José Martí en la década de 1880 hasta Julio Antonio
Mella, asesinado en enero de 1929.
Nadie podría describir mejor lo que significaba para Cuba la
Enmienda Platt que el propio Leonard Wood, en dos fragmentos de
la carta confidencial, fechada el 28 de Octubre de 1901, a
su compañero de aventura Theodore Roosevelt:
“Por supuesto que a Cuba se le ha dejado poca o ninguna
independencia con la Enmienda Platt y lo único indicado ahora
es buscar la anexión. Esto, sin embargo, requerirá algún tiempo
y durante el período en que Cuba mantenga su propio gobierno,
es muy de desear que tenga uno que conduzca a su progreso y a
su mejoramiento. No puede hacer ciertos tratados sin nuestro
consentimiento, ni pedir prestado más allá de ciertos límites y debe
mantener las condiciones sanitarias que se le han preceptuado,
por todo lo cual es bien evidente que está en lo absoluto
en nuestras manos y creo que no hay un gobierno europeo que
la considere por un momento otra cosa sino lo que es, una verdadera
dependencia de Estados Unidos, y como tal es acreedora de nuestra
consideración.” …“Con el control que sin duda pronto se convertirá
en posesión, en breve prácticamente controlaremos el comercio
de azúcar en el mundo. La isla se americanizará gradualmente y, a
su debido tiempo, contaremos con una de las más ricas y deseables
posesiones que haya en el mundo...”
Segunda parte: La aplicación de la Enmienda Platt y el
establecimiento de la Base Naval en Guantánamo como marco
de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
A finales de 1901 se inició el proceso electoral en el cual
la candidatura de Tomás Estrada Palma alcanzó el triunfo
sin oposición y contando con el apoyo del 47 por ciento
del electorado. El Presidente electo en ausencia partió
de Estados Unidos rumbo a Cuba el 17 de abril
de 1902 y arribó tres días después. El cambio de poderes
tuvo lugar el 20 de mayo de 1902 a las 12 del día. Ya
se había constituido el Congreso de la República. Leonard
Wood embarcó hacia su país en el acorazado “Brooklyn”.
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El gobernador militar yanqui, Leonard Wood, tuvo el encargo de imponer la
Enmienda Platt |
En 1902, poco antes de proclamarse la República, el gobierno
norteamericano informó al recién electo Presidente
de la Isla sobre los cuatro lugares seleccionados para
establecer las estaciones navales ―Cienfuegos, Bahía Honda,
Guantánamo y 13;Cienfuegos, Bahía Honda,
Guantánamo y Nipe― previstas por la Enmienda Platt. También
se consideró nada menos que el puerto de La Habana como “el
lugar más ventajoso para la cuarta estación naval”.
Desde un inicio, a pesar de su origen espurio, el Gobierno
de Cuba, en el cual participaban muchos de los que lucharon
por la independencia, se opuso a la concesión de cuatro
bases navales, pues consideraba que dos eran más que
suficientes. La situación se volvió más tensa al endurecer
el gobierno cubano sus posiciones y demandar la elaboración
final del Tratado Permanente de Relaciones, con el fin
de “determinar al mismo tiempo y no por partes, todos
los particulares que fueron objeto de la Enmienda Platt
y fijar el alcance de sus preceptos”.
El presidente McKinley había muerto el 14 de septiembre de
1901 como consecuencia de los disparos que había recibido el
día 6 de ese mes. Theodore Roosevelt había ascendido tanto
en su carrera política que era ya vicepresidente de Estados
Unidos, por lo cual había asumido la presidencia tras los
disparos mortales recibidos por su predecesor. A Roosevelt
en ese momento no le resultaba conveniente precisar el
alcance de la Enmienda Platt, para no demorar la instalación
militar de la Base en Guantánamo, por lo que esta
significaría en la defensa del Canal ―iniciado y después
abandonado por Francia en el Istmo centroamericano―, que el
gobierno voraz del imperio tenía proyectado concluir a
cualquier costo. Tampoco le interesaba definir la situación
legal de Isla de Pinos. Por ello, de manera abrupta
disminuyó el número de las bases navales en discusión,
retiró la sugerencia del puerto de La Habana y finalmente
se acordó la concesión de dos bases: Guantánamo y Bahía
Honda.
Con posterioridad, en cumplimiento del Artículo
VII del apéndice constitucional impuesto a la Convención
Constituyente, se firmó el Convenio por los Presidentes de
Cuba y Estados Unidos el 16 y el 23 de febrero de 1903
respectivamente:
“Artículo I.- La República de Cuba arrienda por la presente
a los Estados Unidos, por el tiempo que las necesitare y
para el objeto de establecer en ellas estaciones carboneras
o navales, las extensiones de tierra y agua situadas en la
isla de Cuba que a continuación se describen:
“1. En Guantánamo…” Se hace una descripción completa de la
bahía y el territorio adyacente.
“2. En Bahía Honda...” Se hace otra descripción similar.
En dicho Convenio se establece:
“Artículo III.- Si bien los Estados Unidos reconocen
por su parte la continuación de la soberanía definitiva
de la República de Cuba sobre las extensiones de tierra
y agua arriba descritas, la República de Cuba consiente,
por su parte, que durante el período en que los
Estados Unidos ocupen dichas áreas a tenor de las
estipulaciones de este convenio, los Estados Unidos ejerzan
jurisdicción y señorío completos sobre dichas áreas
con derecho a adquirir para los fines públicos de los
Estados Unidos cualquier terreno u otra propiedad situada
en las mismas por compra o expropiación forzosa indemnizando
a sus poseedores totalmente.”
El 28 de mayo de 1903 comenzaron los trabajos de medición
para establecer los linderos de la estación naval
en Guantánamo.
En el Convenio del 2 de julio de 1903 sobre el tema
se aprobó el “Reglamento para el arrendamiento
de las Estaciones Navales y Carboneras”:
“Artículo I.- Los Estados Unidos de América acuerdan
y estipulan pagar a la República de Cuba la suma anual
de 2 000 pesos en moneda de oro de los Estados Unidos
durante el tiempo que estos ocuparen y usaren dichas áreas
de terreno en virtud del mencionado Convenio.”
“Todos los terrenos de propiedad particular y otros bienes
inmuebles comprendidos en dichas áreas serán adquiridos
sin demora por la República de Cuba. Estados Unidos
convienen en suministrar a la República de Cuba
las cantidades necesarias para la compra de dichos terrenos
y bienes de propiedad particular, y la República de Cuba
aceptará dichas cantidades como pago adelantado a cuenta
de la renta debida en virtud de dicho Convenio.”
El Convenio que reglamentaba ese arrendamiento, firmado
en La Habana por los representantes de los Presidentes
de Cuba y Estados Unidos, respectivamente, fue aprobado
por el Senado de Cuba el 16 de julio de 1903, ratificado por
el Presidente de Cuba un mes más tarde, el 16 de agosto,
y por el Presidente de Estados Unidos
el 2 de octubre, canjeándose las ratificaciones
en Washington el 6 de octubre, fue publicado en la Gaceta
de Cuba el 12 del mismo mes y año.
Con fecha 14 de diciembre de 1903 se hizo saber que cuatro
días antes, el 10 de ese mes, se había dado posesión
a Estados Unidos de las áreas de agua y tierra
para el establecimiento de la estación naval en Guantánamo.
Para el Gobierno y la Marina de Estados Unidos el traspaso
de parte del territorio de la mayor de las Antillas
era motivo de gran regocijo, y pretendió celebrarlo.
En Guantánamo se reunieron con ese propósito buques
de la Escuadra del Caribe y algunos acorazados de la Flota
del Atlántico Norte.
El gobierno cubano designó al Jefe de Obras Públicas
de Santiago de Cuba para hacer entrega de aquella parte
del territorio sobre el cual teóricamente ejercía
soberanía el 10 de diciembre de 1903, fecha escogida
por Estados Unidos. Sería el único cubano que estaría
presente en la ceremonia y sólo por un corto tiempo ya que,
cumplida su misión, sin brindis ni apretones de mano,
se retiró al vecino poblado de Caimanera.
El jefe de Obras Públicas se había trasladado al acorazado “Kearsage”,
que era el buque insignia norteamericano, a bordo del cual
se encontraba el contralmirante Barker. A las 12:00 horas
se dispararon 21 cañonazos y con los acordes del Himno
Nacional de Cuba se arrió la bandera cubana que estaba izada
en dicha nave, e
inmediatamente se izó en tierra, en el punto llamado
Playa del Este, con el mismo número de salvas, la bandera de
Estados Unidos,
con lo cual quedó concluido el acto.
Según el reglamento del Convenio, Estados Unidos debía
dedicar las tierras cedidas exclusivamente a usos públicos,
no pudiendo establecer en ellas comercios o industrias
de ningún tipo.
Se comprometían mutuamente, las autoridades
de Estados Unidos en dichos territorios y las autoridades
cubanas, a entregar los prófugos de la justicia por delitos
o faltas sujetos a la jurisdicción de las leyes de cada
parte, siempre que lo solicitaran las autoridades
de la nación que los juzgara.
Los materiales importados en las áreas de dichas estaciones
navales para el uso y consumo de las mismas estarían libres
del pago de derechos arancelarios, o de cualquier otra
clase, a la República de Cuba.
El arrendamiento de las referidas estaciones navales incluía
el derecho a usar y ocupar las aguas adyacentes a dichas
extensiones de tierra y agua, a mejorar y profundizar
las entradas de las mismas y sus fondeaderos, y a cuanto más
fuera necesario para los usos exclusivos a que estaban
dedicadas.
Aunque Estados Unidos reconocía la continuación
de la soberanía definitiva de Cuba sobre aquellas
extensiones de agua y tierra, ejercería, con
el consentimiento de Cuba, “jurisdicción y señorío
completos” sobre dichas áreas mientras las ocuparan
de acuerdo con las otras estipulaciones ya citadas.
En el llamado Tratado Permanente del 22 de mayo de 1903,
celebrado entre los gobiernos de la República de Cuba
y de Estados Unidos, se habían precisado las relaciones
futuras entre ambos países: es decir, se aseguró lo que
llamara Manuel Márquez Sterling “la coyunda insoportable
de la Enmienda Platt”.
El Tratado Permanente suscrito por ambos países fue aprobado
por el Senado de Estados Unidos el 22 de marzo
de 1904 y por el Senado cubano el 8 de junio de ese año, y
fueron canjeadas las ratificaciones en Washington el 1°
de junio de 1904. Por eso, la Enmienda Platt es
una enmienda a una ley norteamericana, un apéndice
a la Constitución de Cuba de 1901 y un tratado permanente
entre ambos países.
Las experiencias adquiridas con la Base Naval de Guantánamo
sirvieron para aplicar en Panamá medidas iguales o peores
con el Canal.
En el Congreso norteamericano el método de las enmiendas
introducidas, cuando se discute una ley que por su contenido
e importancia es de impostergable necesidad, suele aplicarse
con frecuencia obligando a los legisladores a dejar a un
lado o sacrificar criterios discrepantes. Tales enmiendas
han mordido más de una vez la soberanía por la que lucha
incansablemente nuestro pueblo.
En 1912 el Secretario de Estado de Cuba, Manuel Sanguily,
negoció con la cancillería norteamericana un nuevo tratado
por el que Estados Unidos renunciaba a sus derechos sobre
Bahía Honda a cambio de una ampliación en los límites
de la estación en Guantánamo.
En ese mismo año, cuando se produjo el alzamiento
del Partido de los Independientes de Color, que el gobierno
del presidente José Miguel Gómez ―del Partido Liberal―
reprimió brutalmente, salieron de la Base Naval
en Guantánamo tropas norteamericanas que ocuparon diferentes
poblaciones de la antigua provincia de Oriente, cercanas
a lasEl gobernador militar yanqui, Leonard Wood, tuvo el encargo de imponer la
Enmienda Platt ciudadanos
estadounidenses”.
En 1917, con motivo del levantamiento conocido por “La
Chambelona” en Oriente, llevado a cabo por elementos
del Partido Liberal que se opusieron al fraude electorero
que llevó a la reelección al presidente Mario García Menocal,
del Partido Conservador, destacamentos yanquis procedentes
de la Base se dirigieron a diversos puntos de
aquella provincia cubana, para lo cual utilizaron
como pretexto “la protección del suministro de agua
a la Base”.
Tercera parte:
La derogación formal de la Enmienda Platt y el
mantenimiento de la Base Naval
en Guantánamo.
|
La
presión de un poderoso
movimiento popular derrocó
la tiranía de Gerardo
Machado, mas no condujo a la
realización del programa de
transformaciones que
demandaba el pueblo. |
En 1933, la llegada al poder de la Administración demócrata
de Franklin Delano Roosevelt en Estados Unidos dejó abierto
el camino para un necesario reacomodo de las relaciones
de dominación que ese país ejercía sobre Cuba.
La caída de la tiranía de Gerardo Machado bajo la presión de
un poderoso movimiento popular, y la posterior instalación
de un gobierno provisional presidido por el profesor
universitario de Anatomía, Ramón Grau San Martín,
constituyeron un serio obstáculo para la realización del
programa que demandaba el pueblo.
|
Como Secretario de Obras Públicas del gobierno de Grau, el joven
luchador antimperialista Antonio Guiteras promulgó medidas muy
radicales. |
El 24 de noviembre de 1933, el presidente Roosevelt
de Estados Unidos emitió una declaración oficial en la que
alentó la conjura de Batista y el Embajador en La Habana,
Sumner Welles, contra el gobierno de Grau, que incluía
la oferta de firmar un nuevo tratado comercial y derogar
la Enmienda Platt. Roosevelt explicó que “…Sería bienvenido
cualquier Gobierno Provisional en Cuba en el cual el pueblo
cubano demuestre su confianza”. La impaciencia
de la administración estadounidense por desembarazarse
de Grau iba en aumento, pues desde mediados de noviembre
se acrecentó la influencia en el gobierno de un joven
luchador antimperialista, Antonio Guiteras, quien
en las semanas siguientes daría muchos de sus más radicales
pasos. Había que derrocar rápidamente a ese gobierno.
El 13 de diciembre de 1933, el embajador Sumner Welles
regresó definitivamente a Washington, y fue sustituido cinco
días después por Jefferson Caffery.
|
Batista conspiró con el imperialismo para echar a bolina la Revolución del 33. |
|
En enero de 1934 Fulgencio Batista (derecha) convocó y presidió la
llamada Junta Militar de Columbia, en la que propuso destituir al
presidente Ramón Grau San Martín (izquierda). Con ese golpe de estado dejó
instalado como mandatario a Carlos Mendieta. (En la foto, al centro,
Federico Laredo Bru) |
Durante los días 13 y 14 de enero de 1934, Batista convocó
y presidió una reunión militar en Columbia en la que propuso
destituir a Grau y nombrar al Coronel Carlos Mendieta y Montefur,
lo cual fue acordado por la llamada Junta Militar de
Columbia. Grau San Martín presentó su dimisión
en la madrugada del 15 de enero de 1934 y embarcó rumbo
a México, exiliado, el 20 de ese propio mes. Mendieta,
entonces, quedó instalado como presidente mediante golpe
de Estado, el 18 de enero de 1934. Aunque la administración
de Mendieta había sido reconocida por Estados Unidos
el 23 de enero de ese año, en realidad, como se sabe,
el embajador Caffery y Batista dirigían los destinos
del país.
El derrocamiento del mencionado gobierno provisional de Grau
San Martín en enero de 1934, víctima de sus contradicciones
internas y del arsenal de presiones, maniobras y agresiones
que contra él esgrimieron el imperialismo y sus aliados
criollos, significó un primer e indispensable paso
en la imposición de una alternativa oligárquico-imperialista
como salida a la crisis nacional cubana.
|
Al gobierno presidido por Carlos Mendieta le correspondió la tarea de
reajustar los vínculos de la dependencia neocolonial del
país. |
Al gobierno presidido por Mendieta correspondería la tarea
de reajustar los vínculos de la dependencia neocolonial
del país.
Ni la oligarquía reinstalada en el poder, ni el gobierno
de Washington, estaban entonces en condiciones de ignorar
el estado de ánimo del pueblo cubano hacia
el neocolonialismo y sus instrumentos. Estados Unidos
tampoco ignoraba la importancia del respaldo
de los gobiernos de América Latina ―Cuba entre ellos― en la
ya entonces previsible confrontación con otras potencias
imperialistas emergentes como Alemania y Japón.
En el proceso que entonces se iniciaba habrían
de estructurarse fórmulas para garantizar el renovado
funcionamiento del sistema neocolonial. La política
de “buena vecindad” tenía muy en cuenta la oposición
latinoamericana al intervencionismo abierto que Washington
había practicado en el hemisferio. Era propósito
de la política de Roosevelt obtener una nueva imagen en
sus relaciones continentales mediante la fórmula diplomática
del “buen vecino”.
Como una de las medidas de reajuste, el 29 de mayo
de 1934 se firmó un nuevo Tratado de Relaciones
cubano‑norteamericano, modificando el del 22 de mayo
de 1903, suscrito entonces por otro Roosevelt, tal vez de
lejano parentesco, el de los Jinetes Rudos, que desembarcó
en Cuba.
Dos días antes, el 27 de mayo, a las 10:30 de la mañana,
y en los momentos en que el embajador de Estados Unidos,
Jefferson Caffery, se preparaba a abandonar,
como de costumbre, su residencia de Alturas de Almendares,
fue objeto de un atentado de tres disparos realizado
por varios desconocidos desde un automóvil. Al día
siguiente, el 28 de mayo, al transitar al mediodía
por la Quinta Avenida del reparto Miramar, el auto
al servicio del primer secretario de la embajada
de Estados Unidos, H. Freeman Matthews, de regreso después
de haber dejado al diplomático en la Embajada, fue asaltado
por varios individuos armados con ametralladoras que
viajaban en un auto. Dirigiéndose uno de ellos
al chofer, le dijo que hiciera saber a Matthews que le daba
una semana de plazo para que se marchara de Cuba; acto
seguido rompió de un golpe el parabrisas del auto
y desaparecieron velozmente.
Estos actos revelaban un estado general de hostilidad
contra Estados Unidos y pudieron haber precipitado la firma
del nuevo Tratado de Relaciones que planteó el supuesto fin
de la impopular Enmienda Platt.
El nuevo Tratado de Relaciones dispuso la supresión del
derecho de intervención de Estados Unidos en Cuba y que:
“La República de Cuba y Estados Unidos de América, animados
por el deseo de fortalecer los lazos de amistad entre
los dos países y de modificar, con ese fin, las relaciones
establecidas entre ellos por el Tratado de Relaciones
firmado en La Habana el 22 de mayo de 1903, (…)
han convenido en los siguientes artículos:
[…]
|
El 9 de junio de 1934 se canjearon en Washington las ratificaciones,
por los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, del Tratado de Relaciones del
29 de mayo de ese año. Con ello desapareció formalmente la Enmienda Platt,
pero permaneció la Base Naval de Guantánamo. |
“Artículo 3.- En tanto las dos partes contratantes no
se pongan de acuerdo para la modificación o abrogación
de las estipulaciones del Convenio firmado por el Presidente
de la República de Cuba el 16 de febrero de 1903,
y por el Presidente de Estados Unidos de América
el 23 del mismo mes y año, en cuanto al arrendamiento a
Estados Unidos de América de terrenos en Cuba
para estaciones carboneras o navales, seguirán en vigor
las estipulaciones de ese Convenio en cuanto a la estación
naval de Guantánamo. Respecto a esa estación naval
seguirá también en vigor, en las mismas formas
y condiciones, el arreglo suplementario referente
a estaciones navales o carboneras terminado entre los dos
Gobiernos el 2 de julio de 1903. Mientras no se abandone
por parte de Estados Unidos de América la dicha estación
naval de Guantánamo o mientras los dos gobiernos no acuerden
una modificación de sus límites actuales, seguirá
teniendo la extensión territorial que ahora ocupa,
con los límites que tiene en la fecha de la firma
del presente Tratado.”
El Senado de Estados Unidos ratificó el nuevo Tratado
de Relaciones el 1° de junio de 1934, y Cuba, el 4 de
junio. Cinco días después, el 9 de junio, se canjearon
en Washington las ratificaciones del Tratado de Relaciones
del 29 de mayo de ese año, con lo que desapareció
formalmente la Enmienda Platt, pero permaneció la Base Naval
en Guantánamo.
El nuevo Tratado legalizó la situación de facto en que
se encontraba la estación naval en Guantánamo, por lo que
se rescindía la parte de los convenios del 16 y 23 de
febrero y 2 de julio de 1903 entre los dos países relativa
a terrenos y aguas en Bahía Honda, y se modificaba,
en el sentido de ampliarlos, aquella que se refería
a las aguas y terrenos en la estación naval en Guantánamo.
Estados Unidos mantuvo la estación naval en Guantánamo
como lugar estratégico de vigilancia y resguardo,
para asegurar su predominio político y económico sobre
las Antillas y Centroamérica y para la defensa del Canal
de Panamá.
Cuarta parte: La Base Naval en Guantánamo desde
la desaparición formal de la Enmienda Platt hasta el Triunfo
de la Revolución.
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Toda suerte de agresiones han provenido de la Base
Naval. |
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En el territorio ilegalmente cercenado a Cuba se han cometido crímenes, agresiones y provocaciones contra nuestro pueblo |
Después de firmado el Tratado de Relaciones de 1934,
el territorio de la “estación naval” fue fortificándose
y acondicionándose poco a poco hasta que, en la primavera
de 1941, la Base quedó establecida como estación naval
de operaciones bajo la estructura siguiente: estación
naval, estación naval aérea y base del cuerpo de marines
y de almacenes.
El 6 de junio de 1934 el Senado de Estados Unidos había
aprobado una ley mediante la cual se autorizaba
a la Secretaría de Marina para suscribir un contrato a largo
plazo con una empresa que se comprometía a abastecer de agua
en forma adecuada a la Base Naval en Guantánamo,
pero anteriormente existían planes norteamericanos
para la construcción de un acueducto que la surtiera de agua
procedente del río Yateras.
La expansión continuó, y hacia 1943 se construyeron otras
facilidades mediante contratación con la empresa “Frederick
Snare Co.”, que contrató aproximadamente 9 000 obreros
civiles, muchos de los cuales eran cubanos.
Otro año de ingente trabajo de ampliación de las
instalaciones militares y civiles de la Base fue 1951.
En 1952, el Secretario de Marina de Estados Unidos decidió
cambiarle el nombre de “U.S. Naval Operating Base”
por el de “U.S. Naval Base”, y ya entonces tenía
una estructura que incluía el Centro de Entrenamiento.
La Constitución de 1940, la lucha revolucionaria y la Base
Naval en Guantánamo, hasta diciembre de 1958.
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La base de Guantánamo se ha convertido en un campo de detención y tortura. |
El período que transcurre desde finales de 1937 hasta
1940 se caracterizó, desde el punto de vista político,
por la adopción de medidas que permitieron la convocatoria
a las elecciones para la Asamblea Constituyente
y su realización. La razón de que Batista accediera a
estas medidas democratizadoras estuvo en su interés de ir
al establecimiento de fórmulas que le permitieran mantenerse
en el centro de las decisiones políticas, con lo que
garantizaba la continuidad de su poder en el nuevo
ordenamiento surgido bajo las fórmulas
por él instrumentadas. A principios de 1938 se hizo público
el acuerdo de Batista y Grau de realizar una Asamblea
Constituyente. La Convención Constituyente quedó inaugurada
el 9 de febrero de 1940 y terminó sus labores el 8 de junio
de ese propio año.
La Constitución fue firmada el 1° de julio de 1940
y promulgada el 5 de ese mes. La nueva Ley de Leyes
estableció que “el territorio de la República está integrado
por la Isla de Cuba, la Isla de Pinos y las demás islas
y cayos adyacentes que con ellas estuvieron bajo
la soberanía de España hasta la ratificación del Tratado
de París de 10 de diciembre de 1898. La República de Cuba
no concertará ni ratificará pactos o tratados que en forma
alguna limiten o menoscaben la soberanía nacional
o la integridad del territorio”.
La oligarquía se esforzaría por impedir la
materialización
de los postulados más avanzados de esa Constitución o
al menos por restringir al máximo su aplicación.
Quinta parte: La Base Naval en Guantánamo desde el Triunfo de la Revolución.
|
Como consecuencia de disparos hechos desde las postas fronterizas
norteamericanas el 19 de julio de 1964, murió asesinado el joven soldado
de 17 años Ramón López Peña. |
Desde el triunfo de la Revolución el Gobierno
Revolucionario ha denunciado la ocupación ilegal de
esa porción de nuestro territorio.
Por otra parte, a partir del 1º de enero de 1959 Estados
Unidos convirtió el territorio usurpado de la Base Naval
en Guantánamo en foco permanente de amenaza, provocación
y violación de la soberanía de Cuba, con el propósito
de crearle dificultades al victorioso proceso
revolucionario. Dicha Base siempre ha estado presente
en los planes y operaciones concebidos por Washington
para derrocar al Gobierno Revolucionario.
Todo tipo de agresiones han provenido de la Base Naval:
·
Lanzamientos
en territorio libre de materiales inflamables desde
aviones procedentes de la Base.
·
Provocaciones
de soldados norteamericanos, incluyendo insultos,
lanzamientos de piedras, de latas con material
inflamable y disparos con pistolas y armas
automáticas.
·
Violación
de las aguas jurisdiccionales de Cuba
y del territorio cubano por embarcaciones
y aeronaves militares norteamericanas procedentes
de la Base.
·
Elaboración de planes de autoagresión en la Base
para provocar una lucha armada en gran escala entre Cuba
y Estados Unidos.
·
Inscripción
de las frecuencias radiales utilizadas por la Base
en el Registro Internacional de Frecuencias, dentro
del espacio correspondiente a Cuba.
El 12 de enero de 1961 fue torturado bárbaramente
por soldados yanquis en la Base Naval en Guantánamo,
por el “delito” de ser revolucionario, el obrero Manuel
Prieto Gómez, quien laboraba allí hacía más de 3 años.
El 15 de octubre de ese año, fue torturado y luego asesinado
el obrero cubano Rubén López Sabariego.
El 24 de junio de 1962 fue asesinado por los soldados
de la Base el pescador de Caimanera Rodolfo Rosell Salas.
Igualmente, la pretendida intención de fabricar una autoprovocación
y desplegar las tropas norteamericanas en una “justificada”
invasión punitiva contra Cuba, en todo momento tuvo
como elemento detonante la Base en Guantánamo. Ejemplo
de ello lo encontramos en una de las acciones incluidas
dentro de la denominada “Operación Mangosta”, cuando
el 3 de septiembre de 1962 soldados norteamericanos
estacionados en Guantánamo debían disparar contra las postas
cubanas.
|
Los disparos con pistolas y armas automáticas contra postas cubanas
han creado situaciones de tensión en la
frontera. |
Durante la Crisis de Octubre, la Base fue reforzada
en técnica militar y efectivos, elevándose el número de
estos últimos a más de 16 000 infantes de marina. Ante
la decisión del Primer Ministro soviético Nikita Jruschov
de retirar los cohetes nucleares desplegados en Cuba
sin consultar ni informar previamente al Gobierno
Revolucionario, Cuba fijó la firme posición de la Revolución
en los denominados “Cinco Puntos”. En el quinto se demandaba
la retirada de la Base Naval de Guantánamo. Estuvimos al
borde de una guerra termonuclear, en la que seríamos el
primer blanco como consecuencia de la política imperial de
apoderarse de Cuba.
El 11 de febrero de 1964 el presidente Lyndon B. Johnson
redujo el personal cubano que trabajaba en la Base
en 700 trabajadores aproximadamente. También confiscaron
fondos acumulados del retiro de centenares de obreros
cubanos que habían trabajado en la Base y suspendieron
de modo ilegal el pago de las pensiones a los obreros
cubanos jubilados.
El 19 de julio de 1964, en grosera provocación de centinelas
fronterizos norteamericanos contra las postas cubanas de
Guardafronteras, fue asesinado a mansalva el joven soldado
de 17 años Ramón López Peña, en la casamata donde cumplía
con su turno de guardia.
En circunstancias similares, el 21 de mayo de 1966, disparos
provenientes de la Base dieron muerte al soldado Luis
Ramírez López.
En apenas 21 días del mes de mayo de 1980, más de 80 000
hombres, 24 barcos y unos 350 aviones de combate
participaron en las maniobras Solid Shield-80, que entre sus
dinámicas incluyó el desembarco de 2 000 infantes de Marina
en la Base Naval y el reforzamiento de dicha instalación con
otros 1 200 efectivos.
En octubre de 1991, durante la celebración del IV Congreso
del PCC en Santiago de Cuba, aviones y helicópteros
procedentes de la Base violaron el espacio aéreo cubano
sobre la ciudad.
En 1994, la Base sirvió como punto de apoyo para la invasión
a Haití: la aviación militar norteamericana utilizó
los aeropuertos de ese enclave. Más de 45 000 emigrados
haitianos llegaron a ser concentrados en la Base a mediados
del siguiente año.
Del mismo modo, en el año 1994 se produjo la conocida crisis
migratoria provocada por el endurecimiento del bloqueo y
los años más duros del período especial, el incumplimiento
del Acuerdo Migratorio de 1984 suscrito con la
administración Reagan, la considerable reducción en las
visas acordadas y el estímulo a la emigración ilegal,
incluida la Ley de Ajuste Cubano, facturada por el
presidente Johnson hace más de 40 años.
Como consecuencia de la crisis desatada, una declaración del
presidente Clinton del 19 de agosto de 1994 convirtió
a la Base en un campo de concentración migratorio
para los balseros cubanos en cifra cercana a los 30 000.
Finalmente, el 9 de septiembre de 1994 se suscribió un
Comunicado Conjunto entre la administración de Clinton y el
gobierno de Cuba, mediante el cual Estados Unidos se
comprometió a impedir la entrada a su territorio de los
emigrantes ilegales interceptados y a otorgar un mínimo de
20.000 visas anuales para la reunificación familiar, los que
viajarían por vía segura a Estados Unidos.
El 2 de mayo de 1995, como parte de las negociaciones
migratorias, los gobiernos de Cuba y Estados Unidos
acordaron adicionalmente lo que esta vez se llamó
Declaración Conjunta, estableciendo
el procedimiento para la devolución a Cuba de todos los que
continuaran intentando emigrar ilegalmente
hacia Estados Unidos y fueran interceptados
por los Guardacostas norteamericanos.
Obsérvese cómo la referencia se relaciona sólo con los
inmigrantes ilegales interceptados por los Guardacostas.
Quedaban establecidas las bases para un siniestro negocio:
el tráfico de personas. La Ley Asesina se mantuvo. Cuba
sería el único país del mundo sometido a tal látigo.
Mientras 250 000 personas aproximadamente han viajado por
vía segura sin el menor riesgo, es en cambio incalculable el
número de mujeres, niños y personas de todas las edades que
han perecido en el próspero tráfico de inmigrantes.
A partir de la crisis migratoria de 1994, por acuerdo de
ambos gobiernos se iniciaron los encuentros regulares entre
los mandos militares de cada parte. Una franja del
territorio sembrada de minas a veces era inundada por
tormentas tropicales y ríos desbordados. No en pocas
ocasiones nuestros zapadores arriesgaron sus vidas para
salvar a personas que atravesaban esa zona militar
restringida por aquellos parajes, incluso con niños.
Entre 1962 y 1996, se registraron 8 288 violaciones
principales desde la Base Naval en Guantánamo, incluidas
6 345 violaciones aéreas, 1 333 violaciones navales
y 610 violaciones territoriales. Del total de violaciones,
7 755 se produjeron entre 1962 y 1971.
La Base Naval en Guantánamo a partir de la promulgación
de la Ley Helms-Burton.
|
Desde enero de 2002 Estados Unidos utiliza la Base Naval como centro de
detención de prisioneros de sus guerras en Afganistán e Iraq. Con el
tiempo, los yanquis crearon allí un horrible campo de
tortura. |
Esta Ley, firmada por el presidente William Clinton
el 12 de marzo de 1996, en el Título II sobre la “asistencia
a una Cuba libre e independiente”, la Sección
201 relacionada con la “política hacia un gobierno
de transición y elegido democráticamente en Cuba”, establece
en su inciso 12 que Estados Unidos debe “estar preparado
para negociar con un gobierno elegido democráticamente
en Cuba la devolución de la Base Naval de Estados Unidos
en Guantánamo o renegociar el acuerdo actual bajo términos
mutuamente convenientes”. Algo peor que lo del gobernador
militar Leonard Wood, que junto a Theodore Roosevelt
desembarcó a pie en las cercanías de Santiago de Cuba: la
idea de un anexionista de origen cubano administrando a
nuestro país.
La guerra de Kosovo de 1999 ocasionó un gran
número de refugiados kosovares. El gobierno de Clinton,
envuelto en aquella guerra de la OTAN contra Serbia, tomó
la decisión de utilizar la Base como albergue para un número
de ellos, y en esa ocasión, por primera vez, sin ningún tipo
de consulta previa como es habitual, comunicó a Cuba la
decisión tomada. Nuestra respuesta fue constructiva.
Aunque opuestos a la injusta e ilegal contienda, no teníamos
razones para oponernos a la ayuda humanitaria que pudieran
necesitar los refugiados kosovares. Ofrecimos incluso
la cooperación de nuestro país, si fuese necesario,
para la atención médica o cualquier otro servicio que
necesitaran los mismos. Finalmente, los refugiados
kosovares no fueron enviados a la Base Naval en Guantánamo.
En el manifiesto Juramento de Baraguá, del 19
de febrero del 2000, se expresó que “a su debido tiempo,
ya que no constituye objetivo prioritario en este instante
aunque es justísimo e irrenunciable derecho de nuestro
pueblo, el territorio ilegalmente ocupado de Guantánamo debe
ser devuelto a Cuba”. En esos tiempos estábamos
enfrascados en la lucha por el regreso del niño secuestrado
y las consecuencias económicas del brutal bloqueo.
La Base Naval de Guantánamo a partir del 11 de septiembre.
El 18 de septiembre del 2001, el presidente Bush firmó
la legislación del Congreso de Estados Unidos que
lo autorizó a usar la fuerza como respuesta a los atentados
del 11 de septiembre. Bush se basó en esta legislación
para firmar, el 13 de noviembre de ese propio año, una Orden
Militar mediante la cual estableció las bases jurídicas
para las detenciones y el enjuiciamiento por tribunales
militares, como parte de la “guerra contra el terrorismo”,
de individuos que no ostentaran la condición de ciudadanos
de Estados Unidos.
El 8 de enero del 2002 Estados Unidos comunicó oficialmente
a Cuba que utilizarían la Base Naval en Guantánamo como
centro de detención de prisioneros de guerra de Afganistán.
Tres días más tarde, el 11 de enero del 2002,
llegaron los primeros 20 detenidos hasta alcanzar la cifra
de 776 prisioneros de 48 países. Ninguno de estos datos,
por supuesto, era mencionado. Suponíamos que se trataba de
prisioneros de guerra afganos. Los primeros aviones
aterrizaban repletos de prisioneros, y muchos más custodios
que prisioneros. Ese mismo día el gobierno de Cuba emitió
una declaración pública señalando su disposición
de cooperar con los servicios de asistencia médica
que fuesen requeridos, programas de saneamiento y de lucha
contra vectores y plagas en las áreas bajo nuestro control
que circundan la base, o de cualquier otra forma útil,
constructiva y humana que pudiera presentarse. Recuerdo los
datos porque participé personalmente en detalles de la Nota
presentada por el MINREX dando respuesta a la Nota
norteamericana. Cuán lejos estábamos de imaginar en aquel
momento que el gobierno de Estados Unidos se preparaba
para crear en esa base un horrible campo de tortura.
La Constitución Socialista proclamada el 24 de febrero de
1976
había establecido, en el inciso c) de su artículo 11, que
“la República de Cuba repudia y considera ilegales y nulos
los tratados, pactos o concesiones concertados
en condiciones de desigualdad o que desconocen o disminuyen
su soberanía y su integridad territorial”.
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Desde el triunfo de la Revolución el gobierno norteamericano convirtió
la Base en foco permanente de amenaza y violación de la soberanía de Cuba.
Los despliegues de infantes de marina durante sus ejercicios allí han
intentado amedrentar a nuestros combatientes. |
El 10 de junio del 2002, el pueblo de Cuba, en un proceso
plebiscitario popular sin precedentes, ratificó el contenido
socialista de aquella Constitución de 1976 en respuesta
a las manifestaciones injerencistas y ofensivas
del Presidente de Estados Unidos, e interesó a la Asamblea
Nacional del Poder Popular reformarla para dejar
expresamente consignado, entre otros aspectos, el principio
irrevocable que debe regir las relaciones económicas,
diplomáticas y políticas de nuestro país con otros estados,
al añadir en el mismo Artículo 11, inciso c):
“Las relaciones económicas, diplomáticas y políticas
con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas
bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia
extranjera.”
Tras darse a conocer la Proclama al pueblo de Cuba,
el 31 de julio del 2006, las autoridades norteamericanas
han declarado que no desean una crisis migratoria pero
se preparan de forma preventiva para enfrentarla,
valorándose el uso de la Base Naval en Guantánamo
como campamento de concentración de los emigrantes ilegales
interceptados en el mar. En declaraciones
públicas se informa que Estados Unidos
está realizando ampliaciones de las construcciones civiles
en la Base, con el objetivo de aumentar su capacidad
de recepción de emigrantes ilegales.
Cuba, por su parte, ha tomado todas las medidas posibles
para evitar incidentes entre las fuerzas militares de ambos
países, y ha declarado que se atiene a los compromisos
contenidos en la Declaración Conjunta sobre temas
migratorios suscrita con la administración Clinton. ¿Por
qué tanta habladuría, amenaza y bulla?
El pago simbólico anual de $3 386.25 dólares
por el arrendamiento del territorio que ocupa la Base Naval
en Guantánamo se mantuvo hasta 1972, cuando la parte
norteamericana lo reajustó por su cuenta a $3 676 dólares.
En 1973, se hizo una nueva corrección del valor del antiguo
dólar de oro de Estados Unidos, y por tal razón el cheque
emitido por el Departamento del Tesoro fue elevado desde
entonces a $4 085.00 dólares anuales. Ese cheque se carga
a la Marina de Estados Unidos, responsable operacional
de la Base Naval.
Los cheques que hace el gobierno de Estados Unidos como pago
por el arrendamiento, se dirigen a favor del “Tesorero
General de la República de Cuba”, institución y funcionario
que desde hace muchos años dejaron de formar parte
de la estructura del gobierno de Cuba, y se remiten por vía
diplomática cada año. El correspondiente a 1959, por simple
confusión, fue convertido en ingreso nacional. Desde
1960 hasta hoy jamás se han cobrado y quedan como constancia
de un arrendamiento impuesto durante más de 107 años.
Imagino, conservadoramente, que es diez veces menos que lo
que gasta el gobierno de Estados Unidos en el salario de un
maestro cada año.
Tanto la Enmienda Platt como la Base Naval en Guantánamo
sobraban. La historia demuestra que en gran número
de países de este hemisferio, donde no hubo una revolución
como la nuestra, la totalidad de su territorio gobernado
por las transnacionales y las oligarquías, no necesitaron ni
una ni otra cosa. De su población, mal preparada y pobre en
su mayoría, se ocupaba la publicidad sembrando reflejos.
Desde el punto de vista militar, un portaaviones nuclear
repleto de veloces cazabombarderos y su numerosa escolta,
apoyado por la tecnología y los satélites, es varias veces
más poderoso y puede desplazarse a cualquier lugar del mundo
donde más convenga al imperio.
Hace falta la Base para humillar y hacer las cosas sucias
que allí tienen lugar.
Si hay que esperar el derrumbe del sistema, esperaremos.
Los sufrimientos y peligros para toda la humanidad serán
grandes, como la actual crisis de las bolsas de valores, y
un número creciente de personas lo pronostican. La espera de
Cuba será siempre en alarma de combate.
Fidel Castro Ruz
14 de agosto del 2007
6:10 p.m
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