Esto lo escribo rápido y un poco tarde. Debo hacerlo debido al
fuerte acento con que analicé el tema.
La noticia además no es desalentadora. Los cables anunciaron que
los dos boxeadores que desertaron en Río de Janeiro habían sido
localizados y detenidos por las autoridades en una playa cercana a
esa ciudad. Recuerden que se les daba por desaparecidos. Carecían de
documentación.
No fueron trasladados a una prisión. Permanecieron en el mismo hotel
donde se alojaban bajo control de la Policía Federal. Los
boxeadores le comunicaron que habían cometido un error y estaban
arrepentidos. Se negaron a recibir a un ciudadano alemán, que de
inmediato se interesó por ellos, cumpliendo instrucciones de la
empresa mafiosa. Esto lo supimos después.
Las autoridades nos solicitaron la documentación, y la
representación consular de Cuba, siguiendo instrucciones de nuestro
Embajador, procedió a realizar los trámites pertinentes.
La noticia de que los boxeadores se encontraban en Turquía mientras
les gestionaban la inmigración, fue evidentemente lanzada por la
mafia como maniobra de engaño. Hasta un miembro del parlamento
alemán trató de batear jonrón con la pelota de trapo. La empresa que
había invertido más de dos millones de dólares en el grotesco
negocio, hablaba de los “derechos humanos” de los familiares de los
atletas. ¿Qué dirán las Naciones Unidas de esta desleal competencia?
Aquí es donde el deporte y la política se mezclan, en busca de
soluciones correctas y de principios, por encima de aficiones y
amarguras.
A estos ciudadanos no los esperan arrestos de ningún tipo ni mucho
menos métodos como los que usa el Gobierno de Estados Unidos en Abu
Ghraib y Guantánamo, jamás utilizados en nuestro país. Se les
trasladará provisionalmente a una casa de visita y se les brindará
acceso a sus familiares. La prensa también podrá contactarlos si
ellos desean hacerlo.
Les ofrecerán tareas decorosas y en favor del deporte de acuerdo con
sus conocimientos y experiencia.
Las autoridades brasileñas pueden estar tranquilas frente a las
inevitables campañas de los adversarios. Cuba sabe comportarse a la
altura de las circunstancias. Yo, por mi parte, dormiré bien.
Fidel Castro Ruz
Agosto 4 del 2007
10:56 p.m. |