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       Nabil Khalil PhD Sitio Web - Versión en Español

 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 El Che y la campagna de Las Villas.

 
 
 

Solo bastaron los últimos 70 días de 1958, desde la llegada del Ejército Rebelde a la zona central del país, para alcanzar la liberación del territorio en una heroica y brillante etapa de la invasión de Oriente a Occidente.

De aquellas jornadas gloriosas, en que se destacaron jefes guerrilleros de la talla de Camilo Cienfuegos y Ernesto Guevara, al frente de las columnas dos, Antonio Maceo y ocho, Ciro Redondo respectivamente, Fidel destacó que "con lo que han hecho bastaría para ganarse un lugar en la historia de Cuba."

El Che Regresar al lomerío del centro de la isla el 16 de octubre de 1958 con el mandato de asumir la jefatura de todas las fuerzas del Movimiento 26 de Julio. Contó entonces con el apoyo del Partido Socialista Popular y el Directorio 13 de Marzo.

No obstante, el médico argentino-cubano se opuso a quienes desde el Segundo Frente del Escambray trataban de llevar la guerra por derroteros diferentes a los que guiaron la lucha revolucionaria.

El 26 de octubre, apenas una decena después de la llegada a la zona, ocurre el bautismo de fuego de la columna ocho con la liberación del poblado de Güinía de Miranda, para continuar el desalojo de todas las guarniciones ubicadas en esas elevaciones y demostrar la preparación y moral del Ejército Rebelde.

Fue el 16 de diciembre con la toma de Fomento y la destrucción del puente de Falcón, el inicio de la ofensiva final que completó la liberación de 17 poblados y ciudades de las actuales provincias de Sancti Spíritus, Villa Clara y Cienfuegos antes del enfrentamiento en Santa Clara.

Todo estaba preparado para la batalla final, durante la cual el plan de acción desarrollado por el Che reflejó un profundo conocimiento de la estrategia y táctica militares, la previsión de cada detalle y la acción combinada de todos los factores.

Con el victorioso combate en la ciudad cabecera de la provincia, protagonizada por las fuerzas rebeldes, los últimos días de 1958 constituyeron una pesadilla para la tambaleante dictadura de Batista, que perdió una docena de tanques y un tren blindado de 22 vagones con cañones, municiones, antiaéreas y ametralladoras.

Un reducido número de hombres destruyó la fortaleza que representaba el convoy ferroviario, los soldados gubernamentales estaban solo dispuestos a luchar a distancia, desde cómodas posiciones y fueron sacados del tren con "cocteles molotov", un armamento artesanal formado por botellas inflamables..

En manos de las tropas rebeldes cayeron poco a poco importantes posiciones, como la central eléctrica y toda la parte nordeste de la urbe, hasta que el último día del año se eliminaban los focos de resistencia que aún quedaban.

Apoyados por el pueblo, los rebeldes tomaron importantes bastiones del ejército en pertrechados cuarteles de la localidad, en aquel momento eje del llano central con 150 mil habitantes y centro del transporte y las comunicaciones.

Para los pueblos liberados por el Che quedó por siempre el mensaje que enviara a los villareños el dos de enero de 1959, cuando su destacamento partía hacia la capital.

"...al retirarse nuestra columna invasora, enormemente aumentada por el aporte de los hijos de este suelo, lo hacemos con todo el sentimiento de dejar un lugar querido y profundos afectos personales". (Luz María Martínez)

03 octubre, 2002 (AIN)

 
 
 
 

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