La Habana, 8 oct (PL) Ernesto Guevara
de la Serna, el legendario guerrillero de América e
inolvidable Che Comandante de los cubanos, cumple hoy 8
de octubre 38 años de caído en combate.
La cobardía de quienes carecen de razón y enfrentan a
los pueblos con violencia y desprecio cegó la vida de
uno de los más grandes libertarios que ha conocido el
mundo.
Médico y combatiente ejemplar es para muchos una
leyenda, un santo en las montañas bolivianas o el
paradigma de revolucionario y luchador rebelde,
consecuente hasta la muerte, de ideas vivas e
incansables.
Cuando fue asesinado en Bolivia, los instigadores del
crimen afirmaron haberlo destruido, pero la historia
demuestra su equivocación, pues el Che renueva
esperanzas en millones de hombres y mujeres.
El 8 de octubre de 1967 fue herido y capturado en la
Quebrada del Yuro, poblado de La Higuera. Un día
después era ultimado con una descarga de ametralladora
y luego rematado con un tiro de pistola.
Así el movimiento revolucionario mundial perdió su
extraordinaria personalidad en el campo de las ideas,
la inteligencia y las virtudes militares.
Un hombre de acción, pensamiento profundo, inteligencia
visionaria y amplia cultura, tal y como lo describieron
mandatarios, escritores, líderes campesinos y obreros,
hombres y mujeres de pueblo.
Hoy, cuando en el mundo se contraponen el valor de las
ideas justas y la mentira del hegemonismo y la
dominación, sus condiciones prevalecen y multiplican
entre los hombres y mujeres que claman por un mundo
mejor.
Su muerte puso fin al hombre valiente y de principios,
pero extendió un gran símbolo que amigos y enemigos no
pueden olvidar, pues lo mismo aparece en la camiseta de
un jugador de fútbol, en las pancartas de los cocaleros
bolivianos, en las movilizaciones del Foro Social o en
una manifestación contra la guerra en Iraq.
No podían imaginarse los servicios de inteligencia de
Estados Unidos y el ejército de Bolivia que de 1967 a
la fecha, el argentino Ernesto Guevara de la Serna
simbolizara hoy el pensamiento crítico, la lucha y
dignidad de una gran parte de la humanidad.
Desde muy joven su militancia izquierdista lo llevó a
participar en la oposición latinoamericana y recorrer
en 1953 Perú, Ecuador, Venezuela y Guatemala para
descubrir la miseria causada por el saqueo de los
pueblos.
Más tarde se enroló en México con Fidel Castro y el
resto de los expedicionarios del yate Granma para
iniciar a finales de 1956 la lucha guerrillera, que
culminó en 1959 con el triunfo de la Revolución cubana.
A partir de ese momento el entonces Comandante Che
Guevara ocupó varios cargos y representó a Cuba en
foros internacionales, en los que denunció frontalmente
las maniobras del gobierno de Estados Unidos y sus
lacayos latinoamericanos.
Su inquietud revolucionaria le hizo abandonar Cuba y
marchar a otras tierras, convencido de que sólo la
acción insurreccional armada era eficaz contra el
desafío del poder imperialista.
En 1966 viajó a Bolivia para iniciar una revolución que
esperaba fuera de ámbito continental, al valorar la
posición estratégica de esa nación como centro de
operaciones y extender su influencia hacia Argentina,
Chile, Perú, Brasil y Paraguay.
El 8 de octubre del siguiente año terminaron sus días y
propósitos de libertador, para ser enterrado de manera
secreta en una fosa común en Valle Grande, hallada 30
años después por expertos cubanos y argentinos.
A mediados de 1997 los restos del Che Guevara fueron
localizados, exhumados y trasladados a Cuba, para ser
sepultado con todos los honores junto a sus compañeros
de guerrilla.
(Adelante Digital) 8 de octubre de 2005
|