Aniversario 40 del asesinato del Che en Bolivia
JORGE SMITH
Aleida March de la Torre, viuda del legendario guerrillero
argentino-cubano
Ernesto Che Guevara, brindó en exclusiva para Cubasí
un pequeño pero muy conmovedor fragmento de su libro de
memorias Evocaciones, que se editará en Cuba en marzo del
2008.
En Evocaciones, esta combatiente revolucionaria que se unió
a la columna 8 Ciro Redondo comandada por el Comandante
Guevara durante su electrizante campaña de Las Villas (octubre-diciembre
de 1958), narra su vida con el guerrillero heroico.
La pieza también contiene un prólogo del cineasta cubano
Alfredo Guevara del que un fragmento también se da a conocer
en esta nota.
Che Guevara tuvo con March de la Torre cuatro hijos: Aleida,
Celia, Ernesto y Camilo.
El escribir sobre un hombre tan querido costó decenios a
March de La Torre y sobre este esfuerzo emocional y supremo
ella escribe:
"Una tarde tomé en mis manos una grabadora para ir
desgranando los recuerdos que de pronto me asaltaban. (…)
pensé que, sobre todo, se lo debía a mis hijos y empecé a
dejar constancia de mis recuerdos. Empecé entonces a
garabatear lo vivido.
"En Evocación están mis remembranzas, no tengo vocación de
escritora, volqué en blanco y negro mis recuerdos más
queridos, espero que los que lean mis notas aprecien cuánto
esfuerzo y dejación hice de mis cartas, mis poesías que
hasta ahora guardaba dentro, muy dentro de mí…
"Gracias"
Memorias de la viuda del Che está integrada por varios
capítulos, sin nombre ni número y le antecede uno
autobiográfico que recorre la vida de Aleida March desde su
nacimiento hasta el momento en que se vincula con el
Movimiento 26 de Julio en la lucha clandestina y sus
acciones.
En este apartado explica sus actividades dentro del M-26-7,
sus actividades insurreccionales en la provincia de Las
Villas y el ascenso a la Sierra del Escambray.
Asimismo narra su llegada al Escambray y al campamento del
Che, lo fundamental de esta parte gira en torno a la
reticencia del Che a que Aleida se quedara en el campamento
como combatiente.
Además ella explica detalladamente la ofensiva o campaña de
Las Villas, así como la batalla de Santa Clara y se
concentra en los sucesos ocurridos inmediatamente después
del triunfo revolucionario y todo lo que acontece en la vida
de Aleida y Che, incluyendo su matrimonio y todas las
responsabilidades que ambos desempeñaron.
Por otra parte, abunda en los sucesos que tienen lugar en el
período que va desde 1960 hasta 1965, su vida en común, el
nacimiento de sus hijos, las múltiples responsabilidades
asumidas por Che en la construcción de la nueva sociedad y
termina el capítulo con lo relacionado con la salida de
Guevara hacia el Congo.
Capítulo de gran interés es el que abarca el período de
1965-1966. Las estancias de Che en el Congo, Tanzania y
Praga y los encuentros de Aleida con él en estos dos últimos
lugares.
Finalmente habla también de la llegada de Guevara a Cuba, la
preparación guerrillera en Pinar del Río, algunas anécdotas
que recuerda de la convivencia allí con Che y con los
combatientes, la partida hacia Bolivia y termina el capítulo
con la noticia de su muerte transmitida personalmente por
Fidel.
Esta última parte se adentra en los años posteriores a 1967
y llega hasta la actualidad, matizado por el hallazgo de sus
restos y la llegada de estos a Cuba y termina explicando las
razones y naturaleza del trabajo que está realizando en el
Centro de Estudios Che Guevara.
A continuación fragmento del prólogo de Alfredo Guevara:
"Aleida nuestra:
"Sumida en el silencio por decenios, nada distante, tan solo
en otro plano refugiada, Aleida March extrajo del dolor la
fuerza del rescate y ha dedicado vida y tiempo, tanto cuanto
ha podido, a sembrar la memoria empeñada en hacer que
perviviera aquel siempre presente; pero esta vez, entregado
desde la autenticidad más honda y más compleja, de riqueza
inagotable, diré que poliédrica y de unidad lograda, pese a
irradiar su iluminante pensamiento en tantas direcciones y
desde irreductible eticidad, irreductible e ilímite.
"Ella supo saber, la Aleida nuestra, la de todos nosotros,
revolucionarios, saber supo cuánto salvar, ordenar,
priorizar y entregar y de qué modo y a quién, y cómo, y qué
debía callar y esconder en el pudor o la mesura, y cuándo
desgarrar su persona y entregarlo, entregar todo. Ella supo
que en el dolor se afirman las raíces, como si sangre mártir
y mejor heroica, y mejor del universo todo, las nutrieran. Y
ahora, nos entrega en este libro, nos entrega y revela, al
Che que nos faltaba, el Che de la ternura, del amor
trascendido. Eternidad de amor, cuando la esencia en la vida
vivida se revela, amor que se trasciende en la ternura no
deviene abstracción idealizante, es aquel que del más
depurado sitial regresa a la persona y en la persona
encuentra su morada. Es esa la dimensión desde la que una
joven guerrillera urbana, que ha formado el carácter
combatiendo, se atreve tantos años después desde esa cumbre,
la de los años, entregarnos. Trascendencia del ser, de la
persona, encarnada en cartas, notas, poemas, reflexiones,
vida plena, dolor, plenitud, inhibición, trasgresión,
desgarramiento. Este, el amor vivido en ser humano.
"Para entregar al lector la parte más visible, Aleida ha
debido arrancarla de aquella intimidad guardada a cal y
canto, y ha sido y es un modo de compartir al ser amado (por
ella, por nosotros) de permitir (nos) mejor conocerle. Por
eso Aleida, gracias y gracias".
Evocaciones cierra afirmando:
"Creo sentirme satisfecha y cuando mi ciclo final se acerque,
quisiera decir como dijo el Che: ‘recuérdenme de vez en
cuando…"
En todos los capítulos del libro aparecen textos, hasta
ahora inéditos, que el Che enviara o escribiera para ella
Cubasí
27-09-2007 |