Faure Chomón
Noche tras noche seguíamos con interés las noticias que
desde la Sierra Maestra se daban sobre las columnas
invasoras de Camilo y Che. El hecho portentoso nos inundaba
a todos de una profunda admiración. Simultáneamente, el 13
de octubre de 1958 a las 9 de la noche, en una operación
combinada, atacábamos a Placetas y Fomento, en apoyo a las
columnas Antonio Maceo y Ciro Redondo, con el objetivo de
distraer a las fuerzas enemigas que las asediaban; golpe que
nos pareció el más efectivo, al no poder localizar el lugar
exacto en que se encontraban las mismas.
Los de la operación Fomento debíamos esperar a los que se
retirarían desde Placetas y entonces conjuntamente nos
iríamos por el camino a Güinía de Miranda, aún en poder del
ejército, hasta el lugar conocido por Potrero de Güinía y de
ahí atravesar la Loma de la Corúa, para llegar a nuestro
territorio. Así se hizo. La Operación Placetas-Fomento duró
unas cuatro horas. Tuvimos un herido, el entonces capitán
Víctor Dreke, y tomamos un prisionero, el mujalista y
masferrerista Agapito Lara.
Aquella operación, que coincidía con el avance de las
columnas invasoras de Camilo y Che hacia Las Villas, en que
entraban los rebeldes hasta Placetas, ciudad situada en la
carretera central a 30 kilómetros del Regimiento de Santa
Clara, en el centro de la isla y por tanto muy alejada de El
Escambray, hizo que en los primeros momentos se pensara que
aquella tropa rebelde era la columna Ciro Redondo.
Escuchándose exclamaciones de: ¡Es la gente del Che! ¡Son
los invasores!
Desde que la radio informara que el Che estaba muy próximo a
El Escambray, pasado el límite de las provincias de Las
Villas y Camagüey, el compañero Piro Abreu, jefe del
Directorio en Sancti Spíritus, hacía contacto con el
Movimiento para localizar la columna Ciro Redondo y el 17 de
octubre recibíamos nosotros el mensaje de compañeros del
Movimiento 26 de Julio, donde nos decían que era necesario
que ayudáramos al Che, pues estaba cercado.
Inmediatamente, ese mismo día, llamé a un práctico de todas
esas zonas, quien tenía muchas relaciones en distintos
lugares y era muy hábil, cosa que nos había hecho confiarle
con anterioridad misiones parecidas como correo, llamado
Evelio Duque (posteriormente traidor convertido en uno de
los bandidos que actuaron en El Escambray) y lo envié a
localizar el lugar donde se encontraban el Che y su tropa,
además de darle unas líneas dirigidas al mismo, por si podía
llegar hasta él.
A
los dos días regresó informándonos que le había sido
imposible localizar al Che, pero que a lo largo de toda la
carretera de Trinidad a Sancti Spíritus se veía mucho
movimiento de soldados. El Che llegaría pisándole los
talones. Pasado el tiempo, debido a la conducta de aquel
sujeto aún antes de su traición a la Revolución, llegamos a
la conclusión de que aquella vez no hizo el esfuerzo,
simulando que lo había hecho.
La primera noticia comprobada de que el Che acababa de
cruzar la carretera de Trinidad a Sancti Spíritus, la
tuvimos por un compañero llamado Pablo Escobar López, a
quien decíamos "El Habanero", quien se presentó para
informarlo. Formaba parte de una patrulla de escopeteros de
10 hombres que habíamos enviado a una misión al otro lado de
la carretera a Sancti Spíritus. Eran ellos los compañeros
Marcos Calvo Hidalgo, Arístides Oramas Oramas, Pablo Triana
(que traicionó después a la Revolución), Pablo Escobar "El
Habanero", uno que llamaban "Cárdenas", Andrés Triana, Jesús
Quimbia y otros. Ellos habían cruzado la carretera por el
Callejón del Cacahual con rumbo a Río Abajo. Allí en la
finca "La Aurora" del padre de Oramas, donde en la esquina
de la cerca hay un monte, junto al callejón, al intentar
cruzar este, se topan con el Che.
Para nuestro encuentro con el Che y la columna 8 Ciro
Redondo habíamos considerado como el mejor lugar el de
nuestro Campamento General "José Antonio Echeverría" en Dos
Arroyos, por tener mejores instalaciones y recursos, y
también porque para nosotros tenía el valor histórico de
haber sido el reducto de la lealtad a los principios
revolucionarios por un grupo de hombres que con firmeza
rechazó enérgicamente la traición de Eloy Gutiérrez Menoyo y
desde donde, por tanto, partimos de nuevo a la
reorganización del Frente de El Escambray. En otras palabras,
nosotros consideramos aquel lugar como digno de recibir a
los heroicos compañeros que acababan de realizar tal proeza
militar.
En el camino el Che y sus hombres irían siendo saludados por
los compañeros. Nosotros designamos al comandante Tony
Santiago y a los capitanes Mongo González Coro y Pepe Moleón
para que se adelantaran a recibirlos en El Algarrobo.
Asimismo, habíamos citado a Dos Arroyos a nuestro Estado
Mayor y a los capitanes jefes de los Comandos, que eran
pequeñas columnas en un territorio donde seguirían creciendo,
para que participaran en el recibimiento.
El Che se detuvo en un lugar donde teníamos una escuela para
los niños campesinos de la zona, organizada por nuestra
Unidad Educacional Joe Westbrook, bajo la dirección del
capitán Gilberto Mediavilla. Cuando llegamos todos
descansaban sobre el suelo formando un círculo alrededor de
la escuela. Era un bello espectáculo. Más de cerca, la
admiración hacia aquellos compañeros se multiplicó en un
torrente de fraternales sentimientos, entre los que tomaba
fuerza el de un profundo afecto hacia quienes ante nuestros
ojos aparecían con las ropas y zapatos destrozados, pero
conservando intacta la presencia combativa del
revolucionario.
El Che se puso de pie para saludar, sirviéndonos el gesto
para identificarlo. Nos estrechamos las manos y hablamos. Le
preguntamos por qué no se había acomodado con sus hombres
dentro de la escuela, a lo que nos contestó que la escuela
estaba muy bonita y podía desordenarse. Agregando algunas
palabras que fueron una verdadera lisonja.
Después hablamos de los tópicos que en turno esperaban su
tratamiento. De lograr una amplia unidad en Las Villas con
todas las organizaciones. Estuvimos de acuerdo. Al hablar
del grupo denominado Segundo Frente, planteamos su exclusión
explicándole que la dirección de ese grupo llevaba una línea
propia de bandidos. Que entendíamos que a él le tenía que
ser muy difícil comprender de primer momento las razones con
que explicábamos nuestra posición y que nos dábamos cuenta
que posiblemente él estuviera pensando que estábamos
exagerando producto de la pasión por haber surgido aquel
grupo de un desprendimiento del Directorio, cuando algunos
de sus dirigentes fueron expulsados de nuestra organización
por traición.
Y
apelamos a la Historia, para decir que esta jamás nos
perdonaría, lo que en nuestro caso, lejos de ser una
equivocación, sería una falta grave por sí saber nosotros
muy bien quiénes eran aquellos a quienes rechazábamos, pero
que en definitiva él iba a estar en El Escambray y no
teníamos dudas de que en muy pocos días iba a conocer la
mala calidad de esta gente que le permitiría comprobar lo
que decíamos.
La conversación continuó desarrollándose en forma muy
franca. El Che nos contestó que las instrucciones que traía
eran unionistas y no podía por su parte, hacer excepciones.
Esto quedaría pendiente. Sobre otros asuntos acordamos con
el Che que su tropa se instalaría en la misma zona del
territorio de El Escambray en que operaban nuestras fuerzas
que era el comprendido entre Trinidad, Sancti Spíritus,
Cabaiguán, Fomento, Placetas, Báez, Güinía de Miranda a Dos
Arroyos, Topes de Collantes hasta Manicaragua en ese momento,
que constituía el territorio más estratégico, tanto en el
aspecto militar como político de El Escambray; quedando el
llamado Segundo Frente en el territorio al que se habían
replegado hacía tiempo, enmarcado entre Cienfuegos y
Cumanayagua, hacia el Circuito Sur.
Hablamos de hacer operaciones militares en conjunto,
utilizando todos nuestros mutuos recursos de abastecimientos
e instalaciones. Debíamos trabajar para aplicar una misma
Reforma Agraria, Código Penal e Impuestos de Guerra.
Durante aquella charla, aquel 21 de octubre, el Che quedaba
impuesto de la situación en El Escambray mientras los
hombres de ambas tropas confraternizaban. En ese momento se
encontraban en el campamento compañeros llegados del exilio
en funciones de prensa, para divulgar los avances del Frente
y pidieron al Che sus impresiones. Finalmente el Che
escribiría unas palabras de saludo que serían publicadas por
las agencias de prensa extranjera: "Al llegar a la Sierra
del Escambray, escenario de heroicas luchas por la Libertad
de Cuba, desde este campamento general del Directorio
Revolucionario, los hombres del 26 de Julio damos testimonio
de nuestro agradecimiento por el recibimiento fraterno que
nos hiciera esta organización combatiente y expresamos
nuestra esperanza de que las largas jornadas de sacrificios
por los llanos se vean coronadas por el éxito supremo de una
unión integral entre todos los grupos combatientes de esta
región cubana para el logro común de la extinción de la
dictadura".
Nos veríamos de nuevo en El Algarrobo, cuando después de
descansar la Columna Ciro Redondo en Dos Arroyos se dirigió
a ese lugar. El primer proyecto del Che, antes de establecer
un campamento, fue el de atacar de inmediato el cuartel de
Güinía de Miranda, enclavado en un estratégico lugar por su
fácil acceso a todas las rutas de El Escambray, que dos
meses atrás, el 13 de agosto había sufrido un ataque de
nuestras tropas. Para los preparativos del mismo facilitamos
un campamento a la columna Ciro Redondo, en un lugar
conocido como Las Piñas, en el camino de El Algarrobo a
Güinía de Miranda.
Así decursaban aquellos días de El Escambray en que las
relaciones fraternas y los gestos solidarios señalaban una
nueva época. Era una misma actitud revolucionaria ante la
cual se desvanecían las fronteras de las organizaciones.
Era ese el ambiente entre nosotros cuando en los primeros
días de noviembre recibimos la siguiente carta del Che:
"Sierra del Escambray, 7 de Noviembre de 1958
Sr. Secretario General
del Directorio Revolucionario
Compañero Faure Chaumont.
Estimado compañero:
Me dirijo a usted con el objeto de informarle de los últimos
acontecimientos ocurridos en el seno de esta Sierra
Escambray.
Las dificultades surgidas entre nosotros y la organización
denominada Segundo Frente del Escambray fueron haciendo
crisis luego del llamamiento de nuestro Jefe máximo Dr.
Fidel Castro hasta culminar en una franca agresión cometida
contra uno de mis capitanes situado en la zona de San Blas.
Esa delicada situación hace imposible el llegar a un acuerdo
con la citada organización.
En nuestra pasada entrevista no pude hacer ofrecimientos
concretos debido a la negativa franca por parte de ustedes a
conversar siquiera con miembros del Segundo Frente, lo que
estaba en contradicción con las instrucciones unionistas que
traía de la Sierra Maestra. Considero que en momento actual
el Movimiento 26 de Julio tampoco puede hablar en plano
fraterno con esa institución lo que abre la vía para que
efectuemos nosotros conversaciones concretas sobre todos los
puntos de interés de nuestras respectivas organizaciones.
En conversaciones oficiales sostenidas con miembros del
Partido Socialista Popular éstos se han mostrado en una
postura francamente unionista y puesto a disposición de esa
unidad su organización en el llano y sus guerrillas del
frente de Yaguajay.
Puedo ir a conferenciar donde usted le parezca más
conveniente pero, si por motivo de acciones militares, no se
puede hacer contacto directo conmigo, está autorizado para
efectuar esta conferencia el Comandante Ramiro Valdés,
segundo jefe militar de esta zona por el Movimiento 26 de
Julio.
Aprovecho la oportunidad para informarle que el compañero
Pompilio Viciedo ha reiterado su disposición a someterse a
juicio antes de abandonar nuestras filas razón por la cual
quedará detenido en este campamento hasta el total
esclarecimiento de los hechos agradeciéndoles toda
declaración que pudieran hacer testigos presenciales o
conocedores ocasionales del hecho y la comparecencia de
todos ellos al juicio que se celebrará cuando se hayan
reunido los dispersos elementos de prueba.
Reciba el saludo revolucionario,
Che Comandante en Jefe de la región de las Villas por el
Movimiento 26 de Julio"
Nosotros contestamos con fecha noviembre 13 lo siguiente:
"Aún
no hace un mes que te encuentras en nuestra zona rebelde y
ya han comenzado a hacerte blanco de las mayores infamias e
indignidades. Todo esto te hará perfectamente comprensible
el peso de las razones que te expusimos en nuestras primeras
conversaciones. Somos los primeros en estar conscientes que
la unidad de los que luchamos contra la tiranía, sería la
base más efectiva para alcanzar el triunfo de la Revolución,
pero también estamos conscientes de que esa unidad no puede
integrarse con elementos que constituyen una seria amenaza
contra los propósitos que inspiran nuestra lucha. Entre
estos elementos se encuentran aquellos que vienen usurpando
el nombre del Segundo Frente del Escambray.
"Así
después de ratificarte una vez más, el pensamiento del
Directorio a este respecto, deseamos informarte que
iniciaremos contigo de inmediato, sobre las bases concretas
que desde el primer momento te expusimos, las conversaciones
para llegar a los acuerdos que permitan a nuestras
organizaciones la mejor marcha de este frente de lucha
villareño. Con tal propósito me traslado a El Algarrobo,
pudiendo ser el lugar donde iniciemos las conversaciones, la
finca "La Gloria" en casa de Eusebio Lago, o cualquier otro
que tú aconsejaras y el día para las mismas queda en tus
manos decidirlo."
La reunión fue en "La Gloria", en casa del campesino Eusebio
Lago. Nosotros estábamos ya en la casa, cuando el Che llegó
con un grupo de sus más cercanos colaboradores. El Che,
extremadamente colérico, desde antes de sentarse a la mesa
se refirió a la conducta del grupo de Eloy Gutiérrez llamado
Segundo Frente, cuya actitud agresiva se había agudizado
hasta crear una situación insostenible. El Che consideró la
posibilidad de que conjuntamente los enjuiciáramos como
traidores y cuatreros y ejercer una acción enérgica sobre
ellos, antes de iniciar la ofensiva rebelde, expulsándolos
por un extremo de El Escambray. Diciéndome:
—Yo
no sé cómo ustedes han podido soportar a esta gente. Le
expliqué que habíamos hecho todos los esfuerzos para evitar
un encuentro armado, porque influiría en el desánimo del
pueblo, al interpretar que los rebeldes estaban divididos,
ya que no conocían la calaña de esa gente, lo que además
podría elevar la combatividad del ejército de la tiranía. El
Che concluyó que tampoco podíamos hacer una acción punitiva
sobre la camarilla traidora, pues como consecuencia ello
atrasaría la ofensiva sobre el ejército de Batista por lo
que debíamos hacer un último intento de neutralizarlos y
dejarlos echados a un lado. Ya más tranquilo y sentado a la
mesa, me dijo:
—¿Qué tú crees si hacemos un pacto?, como una advertencia
que neutralice a esa gente. Y convoque a otras
organizaciones revolucionarias como el Partido Socialista
Popular a unírsenos.
—De acuerdo —le contesté.
—Después
redactaremos el documento del Pacto y lo firmaremos nosotros.
Posteriormente los compañeros del Partido te enviarán una
carta y te visitarán para expresarte su adhesión e
incorporación al mismo.
De esa manera el Che lograba vertebrar la unidad de las
fuerzas revolucionarias de Las Villas, que le ordenara
Fidel, como Comandante Jefe del Ejército Rebelde en dicha
provincia.
Finalmente tratamos aquellos asuntos relacionados con la
coordinación de las fuerzas de ambas organizaciones, bases
de lo que más adelante sería conocido como "Pacto del
Pedrero". Y ya con el pie en el estribo, el Che nos planteó
comenzar la ofensiva con tropas del Movimiento 26 de Julio y
del Directorio, al mando de oficiales de ambas
organizaciones.
Así llegó el día, al amanecer del 1ro. de diciembre. El
enemigo a su vez preparaba una ofensiva. Partí en un jeep
camuflado con ramas de árboles desde El Manguito y Las
Calabazas, pasando por Mabujina donde estaba el campamento
del Comando Mario Reguera, bajo el mando del capitán Juan
Abrantes, recogí al compañero de la época del Instituto de
Camagüey y la Universidad de La Habana, Calixto Morales que
iba a integrarse a la Columna 8. Bajo una neblina total que
impedía la visión, comenzamos a oír el ruido de los aviones
que bajaban al pasar en picada, para arrojar sus bombas que
oíamos estallar a nuestro frente, en un fuerte bombardeo
sobre el campamento del Che en El Pedrero. El ejército
enemigo lanzaba una ofensiva por tierra que era rechazada
por la Columna Ciro Redondo. Bautismo de fuego para el Pacto
del Pedrero, testimonio histórico de la unión de aquellos
combatientes en su lucha a muerte contra la tiranía.
La presencia de Camilo y Che en Las Villas tuvo la
significación, en lo militar, de poder anticipar la última
etapa de la guerra en dicha provincia y, en lo político,
fortaleció la posición intransigente que manteníamos
defendiendo aquel baluarte de la Revolución, frente a la
traición, que desde Miami por los viejos políticos en
connivencia con el imperialismo, se había instalado en El
Escambray, intentando apoderarse del frente por la vía de la
división, la agresión y el asesinato para frustrar la
Revolución.
Granma
18-10-2008 |