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       Nabil Khalil PhD Sitio Web - Versión en Español

 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 Cuando el Che llegó al Escambray.

 

Los comandantes Ernesto Che Guevara y Faure Chomón, en el Campamento General José Antonio Echeverría del Directorio Revolucionario en Dos Arroyos, El Escambray, el 21 de octubre de 1958. (Foto histórica facilitada por el autor)

 
 

Faure Chomón

Noche tras noche seguíamos con interés las noticias que desde la Sierra Maestra se daban sobre las columnas invasoras de Camilo y Che. El hecho portentoso nos inundaba a todos de una profunda admiración. Simultáneamente, el 13 de octubre de 1958 a las 9 de la noche, en una operación combinada, atacábamos a Placetas y Fomento, en apoyo a las columnas Antonio Maceo y Ciro Redondo, con el objetivo de distraer a las fuerzas enemigas que las asediaban; golpe que nos pareció el más efectivo, al no poder localizar el lugar exacto en que se encontraban las mismas.

Los de la operación Fomento debíamos esperar a los que se retirarían desde Placetas y entonces conjuntamente nos iríamos por el camino a Güinía de Miranda, aún en poder del ejército, hasta el lugar conocido por Potrero de Güinía y de ahí atravesar la Loma de la Corúa, para llegar a nuestro territorio. Así se hizo. La Operación Placetas-Fomento duró unas cuatro horas. Tuvimos un herido, el entonces capitán Víctor Dreke, y tomamos un prisionero, el mujalista y masferrerista Agapito Lara.

Aquella operación, que coincidía con el avance de las columnas invasoras de Camilo y Che hacia Las Villas, en que entraban los rebeldes hasta Placetas, ciudad situada en la carretera central a 30 kilómetros del Regimiento de Santa Clara, en el centro de la isla y por tanto muy alejada de El Escambray, hizo que en los primeros momentos se pensara que aquella tropa rebelde era la columna Ciro Redondo. Escuchándose exclamaciones de: ¡Es la gente del Che! ¡Son los invasores!

Desde que la radio informara que el Che estaba muy próximo a El Escambray, pasado el límite de las provincias de Las Villas y Camagüey, el compañero Piro Abreu, jefe del Directorio en Sancti Spíritus, hacía contacto con el Movimiento para localizar la columna Ciro Redondo y el 17 de octubre recibíamos nosotros el mensaje de compañeros del Movimiento 26 de Julio, donde nos decían que era necesario que ayudáramos al Che, pues estaba cercado.

Inmediatamente, ese mismo día, llamé a un práctico de todas esas zonas, quien tenía muchas relaciones en distintos lugares y era muy hábil, cosa que nos había hecho confiarle con anterioridad misiones parecidas como correo, llamado Evelio Duque (posteriormente traidor convertido en uno de los bandidos que actuaron en El Escambray) y lo envié a localizar el lugar donde se encontraban el Che y su tropa, además de darle unas líneas dirigidas al mismo, por si podía llegar hasta él.

A los dos días regresó informándonos que le había sido imposible localizar al Che, pero que a lo largo de toda la carretera de Trinidad a Sancti Spíritus se veía mucho movimiento de soldados. El Che llegaría pisándole los talones. Pasado el tiempo, debido a la conducta de aquel sujeto aún antes de su traición a la Revolución, llegamos a la conclusión de que aquella vez no hizo el esfuerzo, simulando que lo había hecho.

La primera noticia comprobada de que el Che acababa de cruzar la carretera de Trinidad a Sancti Spíritus, la tuvimos por un compañero llamado Pablo Escobar López, a quien decíamos "El Habanero", quien se presentó para informarlo. Formaba parte de una patrulla de escopeteros de 10 hombres que habíamos enviado a una misión al otro lado de la carretera a Sancti Spíritus. Eran ellos los compañeros Marcos Calvo Hidalgo, Arístides Oramas Oramas, Pablo Triana (que traicionó después a la Revolución), Pablo Escobar "El Habanero", uno que llamaban "Cárdenas", Andrés Triana, Jesús Quimbia y otros. Ellos habían cruzado la carretera por el Callejón del Cacahual con rumbo a Río Abajo. Allí en la finca "La Aurora" del padre de Oramas, donde en la esquina de la cerca hay un monte, junto al callejón, al intentar cruzar este, se topan con el Che.

Para nuestro encuentro con el Che y la columna 8 Ciro Redondo habíamos considerado como el mejor lugar el de nuestro Campamento General "José Antonio Echeverría" en Dos Arroyos, por tener mejores instalaciones y recursos, y también porque para nosotros tenía el valor histórico de haber sido el reducto de la lealtad a los principios revolucionarios por un grupo de hombres que con firmeza rechazó enérgicamente la traición de Eloy Gutiérrez Menoyo y desde donde, por tanto, partimos de nuevo a la reorganización del Frente de El Escambray. En otras palabras, nosotros consideramos aquel lugar como digno de recibir a los heroicos compañeros que acababan de realizar tal proeza militar.

En el camino el Che y sus hombres irían siendo saludados por los compañeros. Nosotros designamos al comandante Tony Santiago y a los capitanes Mongo González Coro y Pepe Moleón para que se adelantaran a recibirlos en El Algarrobo. Asimismo, habíamos citado a Dos Arroyos a nuestro Estado Mayor y a los capitanes jefes de los Comandos, que eran pequeñas columnas en un territorio donde seguirían creciendo, para que participaran en el recibimiento.

El Che se detuvo en un lugar donde teníamos una escuela para los niños campesinos de la zona, organizada por nuestra Unidad Educacional Joe Westbrook, bajo la dirección del capitán Gilberto Mediavilla. Cuando llegamos todos descansaban sobre el suelo formando un círculo alrededor de la escuela. Era un bello espectáculo. Más de cerca, la admiración hacia aquellos compañeros se multiplicó en un torrente de fraternales sentimientos, entre los que tomaba fuerza el de un profundo afecto hacia quienes ante nuestros ojos aparecían con las ropas y zapatos destrozados, pero conservando intacta la presencia combativa del revolucionario.

El Che se puso de pie para saludar, sirviéndonos el gesto para identificarlo. Nos estrechamos las manos y hablamos. Le preguntamos por qué no se había acomodado con sus hombres dentro de la escuela, a lo que nos contestó que la escuela estaba muy bonita y podía desordenarse. Agregando algunas palabras que fueron una verdadera lisonja.

Después hablamos de los tópicos que en turno esperaban su tratamiento. De lograr una amplia unidad en Las Villas con todas las organizaciones. Estuvimos de acuerdo. Al hablar del grupo denominado Segundo Frente, planteamos su exclusión explicándole que la dirección de ese grupo llevaba una línea propia de bandidos. Que entendíamos que a él le tenía que ser muy difícil comprender de primer momento las razones con que explicábamos nuestra posición y que nos dábamos cuenta que posiblemente él estuviera pensando que estábamos exagerando producto de la pasión por haber surgido aquel grupo de un desprendimiento del Directorio, cuando algunos de sus dirigentes fueron expulsados de nuestra organización por traición.

Y apelamos a la Historia, para decir que esta jamás nos perdonaría, lo que en nuestro caso, lejos de ser una equivocación, sería una falta grave por sí saber nosotros muy bien quiénes eran aquellos a quienes rechazábamos, pero que en definitiva él iba a estar en El Escambray y no teníamos dudas de que en muy pocos días iba a conocer la mala calidad de esta gente que le permitiría comprobar lo que decíamos.

La conversación continuó desarrollándose en forma muy franca. El Che nos contestó que las instrucciones que traía eran unionistas y no podía por su parte, hacer excepciones. Esto quedaría pendiente. Sobre otros asuntos acordamos con el Che que su tropa se instalaría en la misma zona del territorio de El Escambray en que operaban nuestras fuerzas que era el comprendido entre Trinidad, Sancti Spíritus, Cabaiguán, Fomento, Placetas, Báez, Güinía de Miranda a Dos Arroyos, Topes de Collantes hasta Manicaragua en ese momento, que constituía el territorio más estratégico, tanto en el aspecto militar como político de El Escambray; quedando el llamado Segundo Frente en el territorio al que se habían replegado hacía tiempo, enmarcado entre Cienfuegos y Cumanayagua, hacia el Circuito Sur.

Hablamos de hacer operaciones militares en conjunto, utilizando todos nuestros mutuos recursos de abastecimientos e instalaciones. Debíamos trabajar para aplicar una misma Reforma Agraria, Código Penal e Impuestos de Guerra.

Durante aquella charla, aquel 21 de octubre, el Che quedaba impuesto de la situación en El Escambray mientras los hombres de ambas tropas confraternizaban. En ese momento se encontraban en el campamento compañeros llegados del exilio en funciones de prensa, para divulgar los avances del Frente y pidieron al Che sus impresiones. Finalmente el Che escribiría unas palabras de saludo que serían publicadas por las agencias de prensa extranjera: "Al llegar a la Sierra del Escambray, escenario de heroicas luchas por la Libertad de Cuba, desde este campamento general del Directorio Revolucionario, los hombres del 26 de Julio damos testimonio de nuestro agradecimiento por el recibimiento fraterno que nos hiciera esta organización combatiente y expresamos nuestra esperanza de que las largas jornadas de sacrificios por los llanos se vean coronadas por el éxito supremo de una unión integral entre todos los grupos combatientes de esta región cubana para el logro común de la extinción de la dictadura".

Nos veríamos de nuevo en El Algarrobo, cuando después de descansar la Columna Ciro Redondo en Dos Arroyos se dirigió a ese lugar. El primer proyecto del Che, antes de establecer un campamento, fue el de atacar de inmediato el cuartel de Güinía de Miranda, enclavado en un estratégico lugar por su fácil acceso a todas las rutas de El Escambray, que dos meses atrás, el 13 de agosto había sufrido un ataque de nuestras tropas. Para los preparativos del mismo facilitamos un campamento a la columna Ciro Redondo, en un lugar conocido como Las Piñas, en el camino de El Algarrobo a Güinía de Miranda.

Así decursaban aquellos días de El Escambray en que las relaciones fraternas y los gestos solidarios señalaban una nueva época. Era una misma actitud revolucionaria ante la cual se desvanecían las fronteras de las organizaciones.

Era ese el ambiente entre nosotros cuando en los primeros días de noviembre recibimos la siguiente carta del Che:

"Sierra del Escambray, 7 de Noviembre de 1958

Sr. Secretario General

del Directorio Revolucionario

Compañero Faure Chaumont.

Estimado compañero:

Me dirijo a usted con el objeto de informarle de los últimos acontecimientos ocurridos en el seno de esta Sierra Escambray.

Las dificultades surgidas entre nosotros y la organización denominada Segundo Frente del Escambray fueron haciendo crisis luego del llamamiento de nuestro Jefe máximo Dr. Fidel Castro hasta culminar en una franca agresión cometida contra uno de mis capitanes situado en la zona de San Blas. Esa delicada situación hace imposible el llegar a un acuerdo con la citada organización.

En nuestra pasada entrevista no pude hacer ofrecimientos concretos debido a la negativa franca por parte de ustedes a conversar siquiera con miembros del Segundo Frente, lo que estaba en contradicción con las instrucciones unionistas que traía de la Sierra Maestra. Considero que en momento actual el Movimiento 26 de Julio tampoco puede hablar en plano fraterno con esa institución lo que abre la vía para que efectuemos nosotros conversaciones concretas sobre todos los puntos de interés de nuestras respectivas organizaciones.

En conversaciones oficiales sostenidas con miembros del Partido Socialista Popular éstos se han mostrado en una postura francamente unionista y puesto a disposición de esa unidad su organización en el llano y sus guerrillas del frente de Yaguajay.

Puedo ir a conferenciar donde usted le parezca más conveniente pero, si por motivo de acciones militares, no se puede hacer contacto directo conmigo, está autorizado para efectuar esta conferencia el Comandante Ramiro Valdés, segundo jefe militar de esta zona por el Movimiento 26 de Julio.

Aprovecho la oportunidad para informarle que el compañero Pompilio Viciedo ha reiterado su disposición a someterse a juicio antes de abandonar nuestras filas razón por la cual quedará detenido en este campamento hasta el total esclarecimiento de los hechos agradeciéndoles toda declaración que pudieran hacer testigos presenciales o conocedores ocasionales del hecho y la comparecencia de todos ellos al juicio que se celebrará cuando se hayan reunido los dispersos elementos de prueba.

Reciba el saludo revolucionario,

Che Comandante en Jefe de la región de las Villas por el Movimiento 26 de Julio"

Nosotros contestamos con fecha noviembre 13 lo siguiente:

"Aún no hace un mes que te encuentras en nuestra zona rebelde y ya han comenzado a hacerte blanco de las mayores infamias e indignidades. Todo esto te hará perfectamente comprensible el peso de las razones que te expusimos en nuestras primeras conversaciones. Somos los primeros en estar conscientes que la unidad de los que luchamos contra la tiranía, sería la base más efectiva para alcanzar el triunfo de la Revolución, pero también estamos conscientes de que esa unidad no puede integrarse con elementos que constituyen una seria amenaza contra los propósitos que inspiran nuestra lucha. Entre estos elementos se encuentran aquellos que vienen usurpando el nombre del Segundo Frente del Escambray.

"Así después de ratificarte una vez más, el pensamiento del Directorio a este respecto, deseamos informarte que iniciaremos contigo de inmediato, sobre las bases concretas que desde el primer momento te expusimos, las conversaciones para llegar a los acuerdos que permitan a nuestras organizaciones la mejor marcha de este frente de lucha villareño. Con tal propósito me traslado a El Algarrobo, pudiendo ser el lugar donde iniciemos las conversaciones, la finca "La Gloria" en casa de Eusebio Lago, o cualquier otro que tú aconsejaras y el día para las mismas queda en tus manos decidirlo."

La reunión fue en "La Gloria", en casa del campesino Eusebio Lago. Nosotros estábamos ya en la casa, cuando el Che llegó con un grupo de sus más cercanos colaboradores. El Che, extremadamente colérico, desde antes de sentarse a la mesa se refirió a la conducta del grupo de Eloy Gutiérrez llamado Segundo Frente, cuya actitud agresiva se había agudizado hasta crear una situación insostenible. El Che consideró la posibilidad de que conjuntamente los enjuiciáramos como traidores y cuatreros y ejercer una acción enérgica sobre ellos, antes de iniciar la ofensiva rebelde, expulsándolos por un extremo de El Escambray. Diciéndome:

—Yo no sé cómo ustedes han podido soportar a esta gente. Le expliqué que habíamos hecho todos los esfuerzos para evitar un encuentro armado, porque influiría en el desánimo del pueblo, al interpretar que los rebeldes estaban divididos, ya que no conocían la calaña de esa gente, lo que además podría elevar la combatividad del ejército de la tiranía. El Che concluyó que tampoco podíamos hacer una acción punitiva sobre la camarilla traidora, pues como consecuencia ello atrasaría la ofensiva sobre el ejército de Batista por lo que debíamos hacer un último intento de neutralizarlos y dejarlos echados a un lado. Ya más tranquilo y sentado a la mesa, me dijo:

—¿Qué tú crees si hacemos un pacto?, como una advertencia que neutralice a esa gente. Y convoque a otras organizaciones revolucionarias como el Partido Socialista Popular a unírsenos.

—De acuerdo —le contesté.

—Después redactaremos el documento del Pacto y lo firmaremos nosotros.

Posteriormente los compañeros del Partido te enviarán una carta y te visitarán para expresarte su adhesión e incorporación al mismo.

De esa manera el Che lograba vertebrar la unidad de las fuerzas revolucionarias de Las Villas, que le ordenara Fidel, como Comandante Jefe del Ejército Rebelde en dicha provincia.

Finalmente tratamos aquellos asuntos relacionados con la coordinación de las fuerzas de ambas organizaciones, bases de lo que más adelante sería conocido como "Pacto del Pedrero". Y ya con el pie en el estribo, el Che nos planteó comenzar la ofensiva con tropas del Movimiento 26 de Julio y del Directorio, al mando de oficiales de ambas organizaciones.

Así llegó el día, al amanecer del 1ro. de diciembre. El enemigo a su vez preparaba una ofensiva. Partí en un jeep camuflado con ramas de árboles desde El Manguito y Las Calabazas, pasando por Mabujina donde estaba el campamento del Comando Mario Reguera, bajo el mando del capitán Juan Abrantes, recogí al compañero de la época del Instituto de Camagüey y la Universidad de La Habana, Calixto Morales que iba a integrarse a la Columna 8. Bajo una neblina total que impedía la visión, comenzamos a oír el ruido de los aviones que bajaban al pasar en picada, para arrojar sus bombas que oíamos estallar a nuestro frente, en un fuerte bombardeo sobre el campamento del Che en El Pedrero. El ejército enemigo lanzaba una ofensiva por tierra que era rechazada por la Columna Ciro Redondo. Bautismo de fuego para el Pacto del Pedrero, testimonio histórico de la unión de aquellos combatientes en su lucha a muerte contra la tiranía.

La presencia de Camilo y Che en Las Villas tuvo la significación, en lo militar, de poder anticipar la última etapa de la guerra en dicha provincia y, en lo político, fortaleció la posición intransigente que manteníamos defendiendo aquel baluarte de la Revolución, frente a la traición, que desde Miami por los viejos políticos en connivencia con el imperialismo, se había instalado en El Escambray, intentando apoderarse del frente por la vía de la división, la agresión y el asesinato para frustrar la Revolución.

Granma 18-10-2008

 
 
 
 

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