HÉCTOR ARTURO
TIEMPO UNO
Nacer y el asma en el frío intenso de Rosario. Dar los
primeros pasos, montar en velocípedo, jugar con su perro,
aprender las vocales, las consonantes y los números con Don
Ernesto y Doña Celia y alguna maestra rural, pero el asma
ahí, constante, ahogando al niño que se niega a doblegarse
ante la falta de aire, pues quiere hacerlo todo igual que
los demás, sin saber que llegará a ser mejor.
Cambiar la casa hacia Buenos Aires para que mejorara la
salud maltrecha, y crecer y patear balones de fútbol,
escalar montañas, leer constantemente y constantemente
estudiar letras y ciencias.
Sustituir el ciclo de pequeño por la motocicleta de
adolescente retador para darse una vuelta por toda Nuestra
América, y conocer sin que nadie le cuente cómo sobreviven
las personas que habitan del Bravo a la Patagonia.
Matricular la carrera de Medicina y graduarse de médico, no
para abrir una clínica privada, sino para ponerse al
servicio de los leprosos, a quienes ningún otro colega se
atreve a atender.
Remar río abajo y río arriba a bordo de una rústica balsa,
tomar fotografías de paisajes y gentes, escribir cartas y
uno que otro poema. ¿Y el asma? ¡Bien, gracias!
TIEMPO DOS
En
Guatemala peligra un gobierno popular, y allí está en
Guatemala, con un bufo, que es como los argentinos llaman a
los revólveres, para defender los exiguos avances que los
yankis no le permitieron más a Jacobo Arbenz. México abre
sus puertas al incansable viajero y en casa de María
Antonia, en apenas una noche de plática con otro joven
soñador como él, de nombre Fidel Castro, se convierte en el
primero en la lista de los expedicionarios de un yate de
recreo, convertido en medio de la mar embravecida en un
barco de guerra para hacer la libertad de Cuba.
Naufragio más que desembarco. Sorpresa enemiga y bautismo de
fuego. Disyuntiva: cargar con la mochila de medicamentos o
con el fusil. Decide por el último para salvar a un pueblo
de los males sociales que lo consumían, peores que todas las
demás enfermedades y las heridas de balas. De nuevo las
montañas, que debe ascender ahora entre combate y combate,
para descenderlas luego y subir a lo más alto con la hazaña
incomparable de la invasión de Oriente a Occidente, en la
cual cortó a Cuba en dos para unirla más, al frenar al
enemigo en Santa Clara y acelerar el amanecer del Primero de
Enero de 1959.
TIEMPO TRES
Comandante y economista. Ministro y machetero. Ciudadano
cubano por nacimiento. Político y constructor. Estudioso y
crítico. Creador del trabajo voluntario. Forjador de
inventivas. Acelerador de ideas. Revolucionario. Comunista.
Internacionalista. "Aquí dejo lo más puro de mis esperanzas
de constructor y dejo a un pueblo que me admitió como a un
hijo; eso lacera y cura con creces cualquier desgarradura...
Nada legal me ata a Cuba, solo lazos de otra índole que no
se pueden romper como los nombramientos... Otras tierras del
mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos..." Y
hacia otras tierras de África y América Latina enrumba sus
pasos, sintiendo bajo sus talones el costillar de Rocinante,
con la adarga al brazo, para crear dos, tres, muchos Vietnam
con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y
de victoria.
TIEMPO CUATRO
Es 9
de octubre de 1967, prisionero desde el día antes en la
pequeña y desconocida escuelita de La Higuera, impartió su
mejor clase de Historia. Los terroristas confesos que lo
asesinaron por órdenes expresas de Washington jamás
imaginaron que un hombre de solo 39 años de edad pudiera
multiplicarse tantas veces, para nacer a cada instante en
todos los confines del planeta.
Y
ahí lo tenemos, en mármoles, piedras, bronces, graffitis
para llamar a huelgas y manifestaciones; en afiches y
fotografías que llenan avenidas, calles, parques, plazas,
escuelas y fábricas del mundo; en poemas y canciones que se
entonan por millones en todos los idiomas.
En presente y futuro, porque de Che jamás se podrá hablar
en pasado, pues sigue convocando a los oídos receptivos a
esta marcha unida en la cual no cabe más alternativa que su
frase que retumba con la fuerza de un eco universal y
unánime: ¡Hasta la victoria siempre...!
Granma 08-10-2008 |