Wilkie
Delgado Correa
La
versión norteamericana de la colonia es la base militar…son
como los guardianes del antiguo imperio romano. Se puede
añadir que las bases militares son los caballos de Troya del
imperio, y desde ellas se trazan las maniobras y se tejen
las artimañas para dominar a pueblos y continentes enteros.
La
historia continúa dando lecciones a los hombres y a los
pueblos. Las conclusiones derivadas de los hechos deben ser
permanente referencia para recordar los caminos que conducen
a la salvación o a la perdición. Las estrategias para
fraguar una derrota pueden ser visibles perfectamente o
pueden, por el contrario, disfrazarse con cualquier ropaje
para engañar a descreídos o a papanatas.
Las
siete bases colombianas abiertas como asentamientos de
tropas y medios de los Estados Unidos, a través de un
convenio fraguado en el momento menos conveniente para la
UNASAR y todo Centro América y el Caribe, han desencadenado
un justo reclamo de estos pueblos para afrontar lo que a
todas luces es un peligro real y potencial para la paz entre
países vecinos y para toda la región. La gran mayoría de
los gobiernos piensan con razón que tras la endeble
justificación para acordar tal pacto, existe un plan
premeditado y bien diseñado para torpedear la política
unionista y para destruir el proceso de cambios
revolucionarios que se desarrollan en nuestra América.
La
eliminación de las bases militares extranjeras constituye un
viejo sueño que espera su concreción a nivel internacional.
Ojalá sea posible algún día que nos llegue una buena noticia
como ésta y acompañada de comentarios como éstos:
“Después de discusiones que parecían interminables, de
consultas y cabildeos, de propuestas y contrapropuestas para
el texto definitivo sobre el Tratado sobre la Eliminación de
Bases Militares Extranjeras, en un proceso largo y
tormentoso en que las naciones occidentales, encabezadas por
los Estados Unidos, pusieron todos los obstáculos posibles,
dicho tratado fue aprobado por una mayoría abrumadora de los
países miembros de las Naciones Unidas. En una declaración
inusual, su Secretario General declaró: “Hoy es un día
histórico para la paz y la humanidad”
“Ese
tratado pone fin a la existencia de más de 1 000 bases
militares extranjeras en todo el mundo, de las cuales unas
823 pertenecen a los Estados Unidos, sin contar otras cuya
localización se desconoce. Todas ellas ocupan un área total
equivalente a 1,5 veces el territorio de México.”.
Quienes
piensen que esto sólo forma parte de un sueño irrealizable,
de una utopía, les afirmo que el pesimismo jamás contribuirá
a resolver los acuciantes problemas de los pueblos y, por lo
tanto, a salvar a la humanidad. Y en este asunto que hoy
abordamos están integrados muchos de los principios
fundamentales que guían las relaciones entre las naciones y
son garantía de la paz en el seno de los pueblos y entre los
países. El tema de las bases militares es un tema crucial de
nuestros tiempos, pues como afirma Chaimers Johnson en su
libro Némesis: “Hace muchos años se podía forzar la
expansión del imperialismo por medio del conteo de colonias…La
versión norteamericana de la colonia es la base militar…son
como los guardianes del antiguo imperio romano.”
Se
puede añadir que las bases militares son los caballos de
Troya del imperio, y desde ellas se trazan las maniobras y
se tejen las artimañas para dominar a pueblos y continentes
enteros.
Un
texto posible del Tratado Internacional sobre la Eliminación
de las Bases Militares Extranjeras, podría incluir elementos
como éstos:
Considerando que es procedente concertar en el seno de las
Naciones Unidas, un tratado internacional de carácter
obligatorio para todos los países sobre la eliminación de
todas las formas de bases militares existentes.
Convencidos de que el tratado pondría fin a los problemas
actuales derivados de la existencia de bases militares en
otros países, a corta o larga distancia de los límites
territoriales naturales de los países poseedores de tales
instalaciones, con independencia del momento y condiciones
en que fueron establecidas.
Conociendo que los convenios o tratados existentes
actualmente para el mantenimiento de tales bases, presuponen
en cierta medida conflictos con los pueblos de los países
donde están asentadas y conllevan a la subordinación o
limitación de principios inviolables de los pueblos como son
los de soberanía, independencia y la libre determinación.
Considerando asimismo que la paz entre las naciones es el
bien más preciado del género humano, sobre cuya base deben
ser erigidas la libertad, la justicia, el desarrollo humano
y social, la solidaridad y hermandad entre los pueblos.
Teniendo en cuenta que los Estados Miembros se han
comprometido a asegurar un clima de confianza, de respeto y
de cooperación universal, que destierre de la faz de la
tierra las políticas de amenazas, agresiones, invasiones,
despojos territoriales y guerras de cualquier naturaleza.
LA
ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU PROCLAMA el presente Tratado
sobre la eliminación de todas las formas de bases militares
fuera del territorio de los países.
Artículo 1. Ningún país podrá tener bases militares (terrestres,
navales o aéreas, o espaciales) o instalaciones similares,
fuera de su territorio nacional.
Artículo 2. Tampoco podrán tener bases militares en un país
las agrupaciones de naciones, las organizaciones
internacionales de cualquier naturaleza, ni las Naciones
Unidas.
Artículo 3. Ningún motivo o argumento podrá ser utilizado
para violar los elementos precedentes.
Artículo 4. Lo estipulado en este tratado es de carácter
obligatorio para todas las naciones sean o no miembros de
las Naciones Unidas, así como para las organizaciones
internacionales.
Artículo 5. Se fija un plazo máximo de tres años para
desmantelar o pasar a la soberanía de los Estados
respectivos las actuales bases militares extranjeras
existentes en el mundo.
Artículo 6. Las disposiciones anteriores también son válidas
para las bases militares existentes en los actuales
territorios con status colonial, en los llamados estados
asociados, en países o territorios ocupados, en territorios
ocupados históricamente que no tienen nacionalidad
reconocida ni independencia, tales como islas, cayos,
islotes, peñones, etc., sean o no habitados o habitables por
personas autóctonas, y que estén fuera de los límites
territoriales de las naciones poseedoras de tales bases o
instalaciones militares.”
Dejo en
mano de los lectores el análisis y conclusión sobre la
importancia del mismo con visión futura, pero sustentado en
una realidad lacerante del pasado y presente de este mundo
que nos pertenece a todos.
Los
pueblos que tienen esta espina clavada en su costado
doliente hasta causar mortificación cada día de la
existencia, y que conocen lo que significan las bases
militares extranjeras dentro del territorio de su patria,
pueden asumirla como propia con muchas más razones que los
pueblos que carecen de esta amarga experiencia.
Dejo en
manos de los especialistas en derecho internacional, de los
políticos con visión de presente y futuro y, por supuesto,
en manos de todos los ciudadanos interesados en construir y
vivir en un mundo pacífico y mejor, el perfeccionamiento de
este texto, y su utilización para la batalla por la
eliminación de las bases militares que se debe librar en
todos los escenarios, incluyendo las Naciones Unidas.
Estas
acciones pueden ser asumidas como parte de un sueño. Sin
embargo, no se puede olvidar que para hacer realidad un
sueño, es necesario, en primer lugar, la capacidad de soñar,
y. en segundo lugar, la perseverancia en el sueño y la lucha
hasta verlo convertido en una realidad.
Los
principios acordados en la reciente CUMBRE DE LA UNASUR
sobre las bases militares en la región son un buen ejemplo
de lo que se impone hacer en este largo trayecto futuro para
el alcance de este objetivo de eliminación de todas las
bases militares extranjeras en regiones específicas y en el
mundo.
Por lo
tanto, en este asunto se impone perseverar y luchar sin
descanso ¡hasta ese día en que habrá fiesta en todo el
mundo!
09-09-209 |