En el 53 Aniversario de la derrota en Bahía de Cochinos, Cuba
Por Ernesto Gómez Abascal - Especial para Alahednews
Hace 53 años, siendo muy joven, tuve la oportunidad de combatir
contra los mercenarios que el imperio había preparado durante meses,
para desembarcarlos en Cuba y provocar una situación que justificara
“legalizar una intervención militar de la Organización de Estados
Americanos”. Papel similar ha jugado en el caso de Siria, la
desprestigiada Liga Árabe.
El desembarco, había sido precedido, casi desde el mismo triunfo
de la Revolución Cubana dos años antes, de la clásica campaña de
prensa difamando, deformando la realidad del país y satanizando a
sus dirigentes. La guerra a través de los medios de información,
sigue constituyendo el primer punto a cumplir en su “metodología de
cambio de régimen”. En la isla caribeña aplicaron también otras
medidas: campaña de sabotajes contra la economía; bloqueo económico
que todavía mantienen; promoción de aislamiento diplomático;
atentados y creación de grupos de mercenarios que recibían
entrenamiento y armas en la Florida o Centro América, los cuales
después infiltraban para crear una situación de desestabilización.
Sin embargo, a pesar de todo su poderío, no tuvieron en cuenta la
voluntad del pueblo cubano y su decisión de defender la real
independencia recién alcanzada y su dignidad a cualquier precio.
Tampoco consideraron los importantes logros económicos y sociales
que la Revolución había traído al pueblo, ni el orgullo que este
sentía al ver terminada la corrupción política, el imperio de la
mafia, el sometimiento a la política de Washington, el dominio
económico de sus empresas y el saqueo que hacían de nuestros
recursos naturales, así como las perspectivas abiertas a favor de
los intereses populares en las distintas esferas de la vida del país.
Dos días antes del desembarco del ejército mercenario en Bahía de
Cochinos, preparado por la Agencia Central de Inteligencia en
Guatemala, habían bombardeado los principales aeropuertos del país
con el objetivo de destruir los pocos y viejos aviones de combate de
que disponían las fuerzas revolucionarias. En el bombardeo,
utilizaron aviones tipo B-26 similares a los de las Fuerzas Aéreas
Revolucionarias de Cuba y presentaron el hecho en Naciones Unidas,
como una acción ejecutada por desertores, tratando de hacer ver que
se trataba de asuntos internos existentes en el país.
Es el mismo método de utilizar la mentira para justificar sus
ilegales acciones: las armas de destrucción masiva que poseía Iraq;
la utilización de gases por el ejército sirio; el genocidio y la
violación de los derechos humanos por el gobierno libio, etc., etc.
En el entierro de los mártires que produjeron estos bombardeos,
Fidel Castro proclamó el Socialismo y llamó al enardecido pueblo a
defender por todos los medios la Revolución, enarbolando el lema que
aparece en nuestro himno nacional: “morir por la patria es vivir”.
El ejército mercenario fue completamente derrotado en menos de 72
horas, el gobierno estadounidense se vio atrapado en sus propias
mentiras y su representante en Naciones Unidas, Adlai Stevenson,
quedó en total ridículo. El gobierno de Kennedy, que había aprobado
este proyecto de invasión elaborado por el anterior gobierno de
Eisenhower, culpó a la Agencia Central de Inteligencia del fracaso y
destituyó a un grupo de sus principales dirigentes.
los mercenarios fueron derrotados en cuba
En años recientes, algunos investigadores han afirmado que agentes
de la CIA, vinculados a esta operación, disgustados con la decisión
de Kennedy de no involucrar directamente tropas estadounidenses y de
su Fuerza Aérea, junto a dirigentes terroristas cubanos y agentes de
la Mafia interesados en recuperar el imperio de la droga y el juego
ilegal que poseían en Cuba antes de la Revolución, fueron los que
organizaron el asesinato de este en Dallas.
Por supuesto, la derrota de Bahía de Cochinos no significó que
Estados Unidos desistiera de su empeño en destruir la Revolución
Socialista en Cuba y hasta nuestros días mantiene su política
agresiva, intensifica el bloqueo económico, utiliza nuevas técnicas
mediáticas y de desinformación como el recién descubierto programa
ZunZuneo, que financiado por la USAID (Agencia de los Estados Unidos
para el Desarrollo Internacional), perseguía influenciar en sectores
de la población para promover división y conflictos internos.
La creación de bandas armadas y grupos terroristas, después de la
derrota de Bahía de Cochinos, la mantuvieron hasta el año 1966, en
que fueron liquidados sus últimos integrantes. Pero las
organizaciones terroristas aún se mantienen activas en Miami y otros
lugares, contando con un amplio presupuesto del gobierno, la CIA e
instituciones que le sirven de pantalla.
el imperio no aprende de sus errores
Meses atrás, cuando el presidente Obama decidió no involucrarse
directamente con fuerzas y medios de EEUU en la guerra contra Siria,
teniendo en cuenta la firme advertencia de Rusia y la falta de
credibilidad de la acusación de que había sido el ejército sirio el
que había utilizado el gas sarín contra su propia población, me vino
a la mente la alegada posible conspiración que elementos
terroristas y ultraderechistas podrían haber organizado para
liquidar a Kennedy ante una situación parecida en Bahía de Cochinos,
cuando se opuso a la participación directa de la fuerza aérea yanqui
en aquellos sucesos.
La decisión tomada por Obama provocó el disgusto de sus principales
aliados en el Medio Oriente, principalmente Arabia Saudita, Qatar y
Turquía, que han venido invirtiendo enormes recursos para derrocar
el gobierno de Damasco, utilizando a bandas de los peores
terroristas de la zona, desgastándose en una guerra sucia, cuyo
saldo cada día parece más adverso. Algunos de estos aliados del
imperio han considerado una traición de Obama, su decisión de no
participar directamente para definir la guerra en Siria. Ello
provocó que tuviera que viajar a Ryad para dar explicaciones a la
petromonarquía y se produjeran divisiones en el Consejo de
Cooperación del Golfo y en la propia Liga Árabe. También han sufrido
las relaciones con Turquía, miembro de la OTAN y único país de la
zona con capacidad militar para involucrarse en una guerra que
implique una invasión a territorio sirio. Pero aún Erdogan, con toda
su prepotencia, debe medir bien las consecuencias que esto podría
tener en sus importantes relaciones con Rusia e Irán.
En el orden interno, Obama, presidente negro con nombre que suena
árabe y musulmán, debe considerar las negativas repercusiones que
sus ambivalentes decisiones, tienen en sectores de la ultraderecha y
de los sionistas y neoconservadores estadounidenses.
Obama debería repasar las lecciones de la historia para no repetir
los mismos errores de sus antecesores.
2014-04-22 |