Las armas utilizadas por EEUU para desestabilizar países
independientes
Por Ernesto Gómez Abascal, especial para Alahednews
Tal como si fueran “Los Tres Jinetes del Apocalipsis”, estos temas
son utilizados y manipulados por el gobierno de Estados Unidos como
armas acusatorias para tratar de desestabilizar y crear problemas en
países que tienen una política independiente y no se doblegan a sus
intereses.
Sin embargo, la organización o el sistema político implantado en ese
país, basado fundamentalmente en el bipartidismo, está muy lejos de
poder ser considerado como DEMOCRACIA, el jinete número uno. La
mayor parte de sus dirigentes, incluido el presidente de la
república, salen como propuestas de sus propias élites, en cuya
aprobación no participan las masas, que se ven obligadas a votar por
aquellos escogidos de un selecto grupo, por lo general
representantes de grandes intereses económicos y ellos mismos
poseedores de importantes fortunas.
Las elecciones para presidente son indirectas, y lo normal es que
sólo acudan a votar una minoría de los ciudadanos que tienen derecho
a ello, pudiendo darse el caso, y de hecho se da, de que un
presidente llegue al cargo con sólo un respaldo minoritario de la
población. Si democracia significa “el poder del pueblo”, entonces,
esto no lo es.
Pero al margen de estas definiciones, cada país debe tener el
derecho de organizar su funcionamiento y estructura política según
sus características e intereses, su propia historia y su cultura.
Nadie está autorizado para imponerle a otro el modelo que considere
apropiado y todavía menos aquel cuyo sistema tiene tantas carencias.
Por otro lado, el gobierno de los Estados Unidos se toma el derecho,
que nadie le ha otorgado, de enjuiciar de acuerdo a su conveniencia
los sistemas políticos de otros estados y utiliza esto, apoyándose
en el poder de sus grandes medios de información y organizando sus
campañas difamatorias, como parte de sus planes de cambio de régimen.
Sin embargo, aunque aún mantienen un poder de influencia
considerable, cada vez se ven más desprestigiados debido a que los
pueblos toman conciencia de la doble moral que aplican según sea un
aliado, u otro que consideren que no lo es.
Su poder de influencia en América Latina ha sufrido un evidente
retroceso. La Escuela de las Américas, academia militar establecida
en la antigua Zona del Canal de Panamá, debió ser trasladada en 1984
a Fort Benning, en Georgia. Allí preparan a militares
latinoamericanos, en técnicas de tortura y golpes de estado. Esta es
la clase de Democracia que ellos aplican cuando las cosas no marchan
según sus intereses.
Eso fue lo que hicieron en Chile para derrocar a Salvador Allende,
presidente elegido democráticamente, e imponer la sangrienta
dictadura de Augusto Pinochet. Esa misma técnica de cambio de
régimen la han tratado de aplicar, sin resultados, contra los
gobiernos de Correa en Ecuador y Evo Morales, en Bolivia. No
obstante lo lograron en Honduras y Paraguay.
En Venezuela, donde la oligarquía vende patria que compraba el papel
sanitario en Miami, había entregado los recursos del país a las
empresas yanquis, mientras el 80% de la población vivía en la
pobreza, ha sido blanco preferido de su agresiva política golpista,
a pesar de que su gobierno ha celebrado innumerables elecciones con
observadores extranjeros certificándolas. Pero difícilmente el
pueblo bolivariano, sintiéndose dueño de su destino, se deje
arrebatar el poder. En otras partes del mundo han tratado de
promover cambios de gobierno con las revoluciones de colores y en
los países árabes se montaron sobre las llamadas “primaveras”, que
nada tenían de tal cosa.
En Cuba, conocemos bien la democracia yanqui, así como conocemos que
desde principios del siglo XIX, ambicionan apoderarse del país.
Nuestras discrepancias no son sólo ideológicas, se trata de un
problema histórico de independencia nacional y hay conciencia, hasta
en los niños, que con eso no se puede jugar. Después de más de medio
siglo de intentar destruir nuestro sistema por vía violenta, ahora
han reconocido su fracaso e intentan probar por otra vía.
Los DERECHOS HUMANOS, el jinete número dos, lo proclaman como si
ellos fueran los creadores de este concepto, y también enjuician a
otros países por su cumplimiento o no. Claro que con un doble rasero.
Con enorme hipocresía no se enjuician ellos mismos por el abuso
policial y discriminatorio que ya resulta escandaloso, y que sólo en
el último mes causó la muerte de varios jóvenes negros. El maltrato
y la tortura de los presos es cosa común.
Exhiben como si estuvieran por encima del bien y del mal, el campo
de concentración en que han convertido la Base Naval de Guantánamo,
territorio cubano ilegalmente ocupado, donde encarcelan a un grupo
de prisioneros sin ningún derecho legal. Allí hay secciones secretas
en las que no se conoce a quienes mantienen. Máximos dirigentes de
ese país como el presidente George W. Bush y Richard Cheney,
defendieron la aplicación de técnicas de tortura a estos prisioneros.
El presidente Obama, aunque ha prometido cerrar tan infame
instalación, no lo ha hecho.
Pero también han instalado cárceles secretas en otros países y han
utilizado vuelos especiales para conducir en secreto a prisioneros
de Iraq, Afganistán y otros países del Medio Oriente, con la
complicidad de socios europeos. Es conocida la aplicación de la
técnica del “water boarding”, la cual produce la sensación de
ahogamiento a la persona torturada.
De forma consciente, tratan de confundir y hacer ver que cuando se
refieren a “derechos humanos”, se trata de derechos políticos y
civiles. Acusando a quienes les convenga, de falta de libertad para
reunirse, organizarse, escribir y publicar, etc., ya que por esta
vía intervienen en los asuntos internos de otros países con el
objetivo de desestabilizarlos y propiciar un cambio de régimen. A
esta labor dedican multimillonarios presupuestos.
Estados Unidos patrocina el terrorismo
El TERRORISMO, al cual el presidente George W. Bush, dijo haberle
declarado la guerra después del ataque a las Torres Gemelas en New
York y al edificio del Pentágono en Washington, el 11 de septiembre
del 2001, fue creado por ellos, para hacerle la guerra por esta vía,
a las tropas soviéticas que habían ocupado Afganistán. De allí
surgieron los Talibanes y Al Qaeda, padres del actual Daesh. Ellos,
junto a sus socios de la OTAN, y a petromonarquías del Golfo, han
dado entrenamiento, recursos financieros y armamentos, para reunir
un ejército de extremistas y asesinos, que le haga la guerra a Siria,
Iraq, Irán y Líbano, promoviendo a la vez enfrentamientos sectarios,
que benefician sus planes de dividir y debilitar la región, para
facilitar sus planes de dominación.
Utilizan igualmente la categoría de “terroristas”, para clasificar a
países que no se les doblegan, y que realmente sufren las
consecuencias de su política. A Cuba la mantienen en este listado
sin fundamento alguno, mientras brindan protección a connotados
criminales como Luis Posada Carriles, autor confeso de hacer
explotar un avión comercial de Cubana de Aviación, donde murieron
sus 73 pasajeros, así como organizador de una cadena de bombas que
explotaron en hoteles y restaurantes de La Habana, en las cuales
murió un turista italiano. Muchos como él se pasean por las calles
de Miami a pesar de estar sujetos a demandas judiciales por varios
gobiernos latinoamericanos.
¿Con qué moral dicen combatir el terrorismo los Estados Unidos?
El doble rasero que practican en estos temas: DEMOCRACIA, DERECHOS
HUMANOS Y TERRORISMO, los muestra como una potencia inmoral e
injusta, e indefectiblemente los conduce a perder influencia y
reducir su poder a nivel internacional.
2015-01-22 |