Ernesto Gómez Abascal
Rebelión
Tal como hicieron con las “revoluciones de colores” en Europa
Oriental y Asia Central, los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN,
están tratando de utilizar las rebeliones calificadas como de “la
primavera árabe”, iniciadas espontáneamente en Túnez y Egipto con el
propósito de poner fin a los regímenes dictatoriales de Ben Alí y
Hozni Mubarak, ambos servidores del imperio durante décadas, para
obtener intereses geoestratégicos en la región.
Esto es lo que se puede apreciar claramente con la peligrosa
situación de guerra que se está montando contra Siria, dirigida no
solo a un cambio de régimen en Damasco, sino a debilitar y aislar
más a Irán; poner en difícil situación a Hizbulá en Líbano de manera
que les permita liquidar su dominio allí; y limitar al menos la
influencia de Rusia, que no podría continuar disponiendo de las
facilidades que ahora tiene su flota de guerra en el Puerto de
Tartús, única base de atraque y abastecimiento de sus barcos en el
Mediterráneo.
Para obtener sus objetivos, Estados Unidos ha logrado mover la
posición de Turquía, que había mejorado notablemente sus relaciones
políticas y económicas con Siria en los últimos años, con el
desarrollo incluso de importante intercambio comercial, que en el
2010 alcanzó los 2 mil quinientos millones de dólares, además de
proyectar numerosos planes de inversión y colaboración. El gobierno
de Ankara ha cambiado radicalmente y de un distanciamiento y
enfrentamiento creciente a Israel, que lo hacía chocar con la
política estadounidense, pasó a una agresividad total contra Siria,
auspiciando la creación en Estambul de un Consejo Nacional de
Transición, que reúne a una parte de la oposición; adopta medidas de
bloqueo económico; y se embarca en una escalada de amenazas
militares. Se ha publicado que desde su frontera se infiltran grupos
armados de lo que ya califican como “Ejército Libre de Siria”.
En el pasado reciente Turquía había discrepado con la política
regional de Washington no solo en cuanto a Siria y en mostrar una
creciente agresividad hacia Israel, sino también manifestando su
oposición a las presiones, planes agresivos y las sanciones contra
Irán. Auspició junto a Brasil, un proyecto de negociación para dar
solución al tema nuclear iraní, que chocaba directamente con los
intereses de Estados Unidos e Israel.
El gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP),
llegado al poder en el 2002, había proclamado el arreglo de los
conflictos con todos sus vecinos, avanzando en una interesante
posición política que por momentos parecía distanciarlo de la OTAN
poniendo en primer lugar sus intereses nacionales, priorizando
relaciones con sus vecinos árabes y con el mundo islámico.
Sin embargo, en los últimos meses, cambiaron totalmente las cosas.
El gobierno de los EEUU aprobó la venta de helicópteros de ataque
Super Cobra AH-1W, que hacía tiempo mantenía congelada. Ankara por
su parte aceptó el pasado septiembre, el establecimiento en el
sudeste de su territorio del sistema de “escudo antimisiles” tipo AN
TPY-2, que según un portavoz militar ruso, quien criticó el hecho,
no tiene nada de defensivo y estaría dirigido contra Irán, Rusia e
incluso China.
Más reciente, en octubre, fue el acuerdo para posicionar en la base
aérea de Incirlik, de una flotilla de Pedrators MQ-1, aviones sin
piloto capaces no solo de brindar valiosa información, sino de
lanzar misiles con impresionante precisión y capacidad destructiva.
Se afirma que tanto su operatividad como la información brindada,
sería enviada directamente a los Estados Unidos, desde donde
decidirían si ofrecen algo a Turquía.
La Secretaria de Estado Hillary R. Clinton, una de las principales
piezas del llamado sioimperialismo, hizo a principios de noviembre,
un elogioso discurso sobre la política exterior turca en el
American-Turkish Council, reunido en Washington.
¿Qué persigue Turquía convirtiéndose en la vanguardia de la amenaza
militar contra Siria? ¿Por qué ha cambiado de actitud?
Todo parece indicar que llegando a la conclusión de que se impondría
un cambio de régimen en Damasco, quieren asegurarse de que los
nuevos gobernantes estén comprometidos en primer lugar con sus
intereses, sacando a Irán de la competencia y a otros posibles
contendientes. Estados Unidos parece coincidir con esto, aunque
Francia con intereses regionales propios, está jugando otra carta,
auspiciando a otros sectores de la oposición. Pero todos estarían de
acuerdo en el interés de liquidar el actual gobierno de Bashar el
Assad y se disponen a presionar por todos los medios, arriesgando
incluso el estallido de una peligrosa confrontación.
¿Y que harían Irán, Rusia y Hizbulá, ante la posibilidad de perder
un valioso aliado, lo cual implicaría un notable retroceso e incluso
una peligrosa amenaza para sus intereses y su propia existencia?
Turquía en gran medida, depende del abastecimiento de gas que fluye
por oleoductos desde Irán, Rusia e Irak. ¿Mantendrían éstos el
suministro? El frío invierno turco sería muy difícil sino imposible
de sobrellevar, e incluso una reducción del fluido puede tener
importante repercusión interna. El pueblo turco no tiene ninguna
simpatía hacia planes que beneficien a Estados Unidos e Israel, ya
lo ha manifestado en muchas ocasiones. ¿Se dejará arrastrar a una
guerra con un vecino amistoso por espurios intereses escondidos
detrás de una campaña de defensa de derechos humanos?
Existen dos hechos que no han tenido mucha publicidad, pero que
deben ser considerados como influyentes en la situación regional.
Estados Unidos, aun cuando mantenga de forma camuflada algunos miles
de hombres armados en Irak, ha sido obligado ha declarar que sus
fuerzas dejan el país a finales de este año, pues el parlamento de
Bagdad no aceptó extender una prórroga tal como era el interés yanki.
Recuérdese, que Mortada Sadr, cuya fuerza política es predominante,
amenazó con iniciar acciones armadas contra los ocupantes si no se
retiraban. Es conocido que la organización de Mortada Sadr tiene
buenas relaciones con el Hizbulá libanés.
El otro hecho relevante es que Irak fue uno de los tres países (junto
a Líbano y Yemen), que se opusieron, en la reunión de Marruecos la
semana pasada, a la separación de Siria de la Liga Árabe. Esto sin
lugar a dudas obedece a la influencia de Irán en el gobierno iraquí
y demuestra que tienen allí más poder que los Estados Unidos.
Ante la generalización de la agresión a Siria, que podría provenir
de la frontera turca, pero también desde Jordania y de los países
del Consejo de Cooperación del Golfo a través de ella, ¿Irán se
mantendrá con los brazos cruzados, o moverá fichas? ¿Las fuerzas
bien entrenadas y pertrechadas de Hizbulá, se dejarían quitar su
segura retaguardia sin hacer nada?
¿Israel se mantendrá como simple observador o alegando algún
movimiento militar de Irán o incluso de Hizbulá, aprovechará para
lanzar su anhelado golpe contra las instalaciones nucleares persas?
El Kurdistán iraquí ha sido refugio histórico del Partido del
Trabajo del Kurdistán turco.
¿Alguien aprovechará la ocasión para alentar sus ataques contra
Ankara?
¿La flota rusa actualmente en aguas jurisdiccionales de Siria (existe
información que tiene ahora allí un portaviones, dos submarinos y
otras cuatro naves de guerra), se retirará tranquilamente y perderán
su única base en el Mediterráneo, o Rusia se decidirá a defender sus
intereses aun cuando no sea en el plano militar? Actualmente Moscú
es el primero o segundo socio comercial de Turquía y principal
abastecedor energético de ese país.
Son muchas las interrogantes y varios los escenarios bélicos que
podrían presentarse, lamentablemente, todos preñados de peligros y
desastres. Es evidente que dejamos atrás la primavera, estamos en
otoño y parece iniciarse un muy caliente y peligroso invierno en el
Cercano Oriente.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor
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