Entrevista con Nayef Hawatmeh, Secretario General del Frente
Democrático para la Liberación de Palestina
Ernesto Gómez Abascal
Rebelión
EGA- ¿Cómo Ud. aprecia la situación general en la región del Cercano
Oriente y el Norte de África? ¿Logrará Estados Unidos, Israel y la
reacción árabe, que el conflicto Palestino, que ha sido hasta ahora,
el centro de la lucha de los pueblos árabes, pase a un segundo plano
y se generalice una lucha de carácter sectario, tribal o nacional?
NH- La situación en el Medio Oriente está encaminada hacia una nueva
guerra contra Siria, y toda la región está sobre un barril de
pólvora. La administración de Obama comenzó el vuelco en su posición
en contra de “Ginebra 1 y Ginebra 2” durante los últimos diez días
del pasado mes de junio. Su posición quedó indiscutiblemente
evidente ante todo el mundo en la Cumbre del G-8, en dos cuestiones:
1- El uso de armas químicas, a sabiendas de que el régimen sirio
solicitó el envío de una comisión profesional neutral para
inspeccionar in situ a Khan Al-Asal, en Alepo y verificar lo
ocurrido, y también en el caso de Damasco Campo (Ghotta de Damasco),
el 21 de Agosto de 2013.
2- La decisión de la administración norteamericana de armar a la
oposición siria. La Cumbre se convirtió en escenario del
enfrentamiento entre Rusia, sola por una parte, y por la otra, siete
países occidentales, lo cual no pudo Obama ocultar o subestimar. Por
esto se vio desconcertado, sobre todo ante la inconsistencia de las
pruebas, que, dicho sea de paso, son “pruebas israelíes”. Fue clara
la posición rusa de considerar esas pruebas como “fabricadas” y que
no aceptaría al respecto ningún tipo de pruebas, si no resultan de
una investigación internacional “honesta, neutral y profesional”, y
no tomaría en cuenta las pruebas presentadas por Francia y los
Estados Unidos, porque no son vinculantes en el Derecho
Internacional, particularmente cuando aún están frescos en la
memoria los antecedentes de “la posesión de armas de destrucción
masiva” por Iraq, en 2003; la destrucción de Libia y del ejército
libio. El mismo guión se repite ahora para justificar la destrucción
de Siria, del ejército sirio y de la institucionalidad del país, y
la reestructuración de la misma sobre la base del principio de “el
caos no creador”, a partir de bases confesionales, religiosas y
étnicas; o sea la destrucción del Estado y de su entidad. Prueba de
ello es que Moscú, que rechazó las acusaciones contra Damasco de
haber empleado armas químicas, no se opuso a una investigación
internacional del asunto, posición hacia la cual EEUU y sus damas
occidentales de compañía, no mostraron ningún entusiasmo.
La misma situación se repite en la reciente cumbre del G-20. Se
produjo la división: 12 estados junto a Obama, y 8 estados se oponen
a la agresión militar estadounidense. En esta cumbre de San
Petersburgo, una vez más, Obama estuvo desconcertado, porque su
posición es totalmente contradictoria con la esencia de Ginebra 1, y
de ir a Ginebra 2.
Toda esta política de Washington se produce fuera del marco de la
ONU y del Consejo de Seguridad y ahora prosigue sus planes de guerra,
genocidio, confrontación, destrucción, para bombardear una larga
lista de objetivos en Siria, lo cual pondría toda la región, como
dijimos, sobre un barril de pólvora.
Desde la invasión de Iraq en 2003 y hasta nuestros días, los países
árabes y los del Medio Oriente son testigos del estallido de crisis
internas, intervenciones norteamericanas, israelíes, reaccionarias
árabes y regionales, desde Afganistán hasta el lejano Magreb. De
este modo, la zona se hunde en luchas sociales de clases con miras a
la justicia social (Egipto, Túnez como ejemplos), étnicas y
religiosas confesionales, tribales (Iraq, Libia. Yemen,...), y todo
esto puso la causa palestina en segundo plano...
Ahora bien. Si se trata de tachar la causa palestina por completo,
ello es imposible, por la sencilla razón que se mencionó. “La causa
palestina es el meollo de la lucha de los pueblos árabes” en pro de
alcanzar la plena liberación y la democracia, en la zona considerada
la más importante del mundo, por sus riquezas petroleras y sus
derivados. Por tanto, mientras Palestina no llegue a disfrutar de
sus derechos y de la paz verdadera, la región no verá la estabilidad.
EGA- Según entienden algunos especialistas en la región, Estados
Unidos e Israel, prefieren que ante la imposibilidad de controlar
los recursos y las posiciones estratégicas de la zona, los países de
la región se sumerjan en guerras y conflictos de larga duración para
debilitarlos y después tratar de imponer un Syckes-Picot No. 2, o la
fórmula que también llaman “el caos constructivo”, para trazar
nuevas fronteras. ¿Podría ofrecernos sus comentarios sobre esto?
NH-Es lo que vemos en el terreno, donde Washington trata de
convertir a Tel Aviv en el Polo Opuesto, lo cual implica nuevos
mapas, que sirvan a su objetivo de “el Carácter Judío del Estado”,
rodeado por estados étnicos, religiosos y confesionales, que
convivían desde la antigüedad. Ahí nos preguntamos: ¿Qué significaba
“la transacción entre los movimientos del Islam Político derechista,
en particular la organización internacional de la Hermandad
Musulmana y Washington”? Los Hermanos Musulmanes en Egipto, su cuna
original desde hace ochenta años, demostraron en menos de un año que
son portadores de un proyecto derechista retrógrado que pretende
llevarnos decenios hacia atrás, al tejer lazos de colaboración con
las políticas norteamericanas y las soluciones bilaterales con
Israel, bajo el lema de la adhesión a los acuerdos de Egipto de
Saadat con la ocupación israelí. El ejemplo más reciente, el acuerdo
del cese al fuego entre Israel y el Gobierno de Hamas, en Gaza en
2012 bajo los auspicios del presidente egipcio Mohammad Morsi y
Washington.
Ellos son el eje y el juego de la fragmentación y precisamente a
partir de Egipto. Desde que Morsi llamó a la “Jihad” (guerra sagrada
del Islam) en Siria, y convocó al ejército y al pueblo a tomar parte,
comenzó realmente la cuenta regresiva en días, y vimos como el
Tsunami de las plazas lo derrocó. Egipto, en toda su historia, nunca
fue testigo de los fundamentos confesionales religiosos como los
impuestos por los Hermanos Musulmanes. Así pues, su llegada al poder
no fue casual, y a partir de allí comenzó la tarea de apoyar a “los
Hermanos en los países de las rebeliones y de las nuevas
revoluciones nacionales democráticas”, por parte de Washington y en
toda la región. Es lo que sucedió en Iraq, Libia, Yemen y Siria...
En Egipto tienen un largo historial de actividad política, incluso
de prácticas violentas, y es lo que desataron en la plaza de Rabia
Al-Adaweya, en El Cairo. Los Hermanos Musulmanes temen que se repita
lo que les sucedió en 1954 cuando entraron en choque vertical con el
líder de la Revolución del 23 de Julio, Gamal Abdel-Nasser, al
tratar de imponer su voluntad sobre la Revolución Egipcia, la
revolución de liberación nacional y de las grandes transformaciones
clasistas, sociales, políticas en favor del progreso y de la
justicia social.
El Occidente imperial depende de las fuerzas derechistas de clase, y
del derechista Islam Político, y en particular ¨los Hermanos
Musulmanes¨ y sus semejantes para alcanzar sus objetivos.
Hoy, Egipto cierra filas de nuevo sobre bases clasistas nacionales,
tal como si estuviera haciendo una reconciliación nacional global
entre todos los espectros de la Patria, luego de un año del
miserable desgobierno de los Hermanos Musulmanes, que terminó
incendiando y quemando iglesias cristiano-coptas y alimentando el
extremismo en la Península del Sinaí, donde se encuentran “los
yihadistas del Takfir” (la secta religiosa que considera a todos los
demás fieles, ateos y de otras religiones, como ateos que merecen la
muerte como castigo) liberados por el propio depuesto Presidente
Morsi, además de otros extremistas que se concentraron en aquella
zona, y que llevaron a cabo en varias ocasiones ataques contra el
ejército egipcio.
Los proyectos norteamericanos, derechistas religiosos y
confesionales se estrellaron contra los muros de decenas de millones
del pueblo egipcio, y de igual modo se estrellan en la actualidad en
Túnez, Yemen, y otros países árabes. Así digo: No pasará otro Syckes
– Picot. Los terremotos y las continuas revoluciones desde 2011
enarbolan otro proyecto... el proyecto de la liberación y del
progreso hacia adelante, y en una expresión izquierdista “el
proyecto de las revoluciones nacionales democráticas”.
EGA- Turquía ha pasado a jugar un papel muy activo en lo que está
sucediendo en Siria, Iraq, el Kurdistán e incluso en Egipto, Túnez y
Libia. ¿Está el gobierno islámico del AKP (Partido de la Justicia y
el Desarrollo) buscando convertirse en la potencia hegemónica
regional cumpliendo intereses de los Estados Unidos o tiene sus
propios intereses nacionales? ¿Existen intereses contradictorios
entre Turquía y los países del Consejo de Cooperación del Golfo?
NH-El Partido “Justicia y Desarrollo” de Recep Tayib Erdogán, tiene
los mismos orígenes “hermanísticos” egipcios, desde que estuvo
dirigido por Arbakan en los años noventa. Sin embargo, es más astuto
que Morsi, ya que esperó muchos años antes de preparar el terreno y
adecuarlo a sus golpes de estado internos y enunciar sus verdaderos
objetivos de diferentes maneras. Turquía es un estado industrial de
mediano desarrollo que busca mercado y un rol regional en los países
árabes y en los países vecinos del Medio Oriente, bajo la
supervisión de Washington. Como se sabe, Turquía no está admitida en
la Unión Europea, y aspira a tener un papel preponderante en la OTAN.
Esto es lo que explica por qué el gobierno turco perdió los estribos
cuando Egipto desechó a Morsi y a los Hermanos musulmanes, y, como
reacción, retiró su embajador que fue devuelto hace apenas unos días
luego de un mes de ausencia, cuando el Ministerio de Asuntos
Exteriores de Egipto pidió la reducción del personal diplomático
turco. ¿Por qué esta furia? Porque Turquía sabe muy bien que si
Egipto se levantara, ocupará el lugar que le corresponde exactamente
en el mundo árabe, el de ser la locomotora árabe, política,
cultural, progresista y de liberación, lo cual llevaría la posición
turca a un peldaño inferior que no suplantaría lo trazado por
Washington con respecto a “Israel”, en el contexto de ser un
satélite, y una lanza en manos de la OTAN.
Es lo que afirmaron a partir de Siria hasta Iraq y Kurdistán, y tal
como sucede actualmente con Túnez y Libia.
Con relación a la contradicción entre Turquía y el Consejo de
Cooperación del Golfo; el Consejo de Cooperación del Golfo depende
de Turquía como contraparte frente a Irán, en el contexto de los
planes de Washington de “El Gran Medio Oriente”, pero volviendo a la
memoria histórica, “el nuevo otomanismo”, recuperado con sus
dimensiones confesionales, no puede retornar al terreno de la
realidad y la práctica. En el contexto del Asia Central se habla “el
turco turano” (Montaraz, o el turco montañés), Turquía fracasó desde
los albores de la década del noventa del siglo pasado, pese al vacío
soviético y el sueño se acabó con el despertar ruso post-Yeltsin, y
la recuperación relativa de Rusia de su papel internacional de forma
paulatina hacia un mundo multipolar.
Se debe señalar que la propia Turquía está sujeta a sacudidas. Es
una sociedad amplia con sus diferentes etnias y confesiones, y todo
lo que pudiera pasar en la región repercutirá sobre este país.
Su propio nombre es una provocación para varios pueblos que caen
dentro de su mapa político, entre los cuales están los armenios,
azereños, árabes. Una parte europea y otros, así como una amplia
gama de religiones, disciplinas y confesiones. Todos viven bajo un
nombre, sombras, bandera e idioma de Turquía. Sin embargo no son
turcos, y representan millones. ¿Por qué tanta injusticia? Los
kurdos en la etapa del ascenso del Movimiento Nacional Kurdo, que
proclama la autodeterminación, y como demanda mínima el autogobierno
administrativo, cultural y legal del Kurdistán de Anatolia,
encaminado hacia la creación de un Estado Nacional Kurdo, que
abarque todo el Kurdistán dividido desde 1919, entre Turquía, Irak,
Siria e Irán.
Hay ciertos intelectuales turcos que se preguntan, por ejemplo: ¿Por
qué no llamamos a Turquía como la República de la Anatolia, y
evadimos este incómodo atolladero?
Todo este estado de cosas interactúan entre sus partes, de un
extremo a otro... Pero el terremoto que interceptó todo ese curso es
la Intifada del 30 de Junio de 2013, para rectificar el curso y el
destino del Proyecto del 25 de Enero de 2011, el Proyecto Nacional
Democrático: “pan, libertad, dignidad, justicia social, estado civil
democrático, igualdad ciudadana entre la mujer y el hombre”. Es la
Intifada egipcia que derrocó a Morsi y al régimen de los Hermanos
Musulmanes en tres días.
EGA-El golpe contra los Hermanos Musulmanes en Egipto parece
debilitar a Hamas, organización que había abandonado sus relaciones
preferenciales con Siria, Irán y Hizbulá, quienes le habían brindado
apoyo y colaboración. ¿Cómo analiza Ud. esto?
NH-Es una conclusión muy acertada. Hamas es una copia en Gaza de los
Hermanos Musulmanes de Egipto, porque la causa palestina es una
causa de liberación nacional, y por tanto, su paso a las nuevas
filas fue consecuencia de la decisión de “la Hermandad Musulmana
Internacional”.
Pese a las diferencias que puede exhibir el caso de Hamas a nivel
palestino, existen semejanzas entre ambas organizaciones: la
intolerancia religiosa. La resistencia palestina es un movimiento de
liberación nacional, que requiere de todo el pueblo. Hamas ascendió
gracias a las elecciones a pie de urnas, pero desde entonces trató
de convertir la Franja de Gaza en su propio feudo mediante golpes
políticos y militares sangrientos 2006 – 2007, independientemente de
si logró o no este objetivo (! ), y atrajo todo lo que es retrógrado
que lleva la historia hacia atrás, y promovió acciones hostiles
contra los cristianos y las fuerzas izquierdistas y patrióticas en
Gaza, en una actitud que en nada es ética y dignificante a nuestra
causa palestina, la historia multicultural y la solidaridad nacional.
Luego de ello se aferró a todo lo logrado y rechazó todos los
llamados colegiados a la reconciliación, la tolerancia y el retorno
a las urnas electorales. Claro está que estaba inducido por las
instrucciones de los Hermanos Musulmanes y a la espera de Morsi que
regresaría de la cárcel a la presidencia.
La segunda ola revolucionaria popular vino el 30 de Junio para
derrocar a Morsi y a los Hermanos Musulmanes, destacándose una
imagen muy clara entre la tendencia cívica diversa, por una parte, y
por otra parte, el gobierno de los Hermanos Musulmanes, y junto a
ellos los grupos extremistas. La abrumadora marea popular, dirigida
por el Frente de Salvación Nacional, el Movimiento Tamarud (Rebeldía)
junto a la movilización cívica (La clase media, la clase obrera, las
clases populares pobres, la mujer y la juventud), demostró que
Egipto no está del lado de los Hermanos Musulmanes, y que nunca
estará, y que tal estirpe de régimen de gobierno no puede perdurar.
Demostró también que las políticas de los Hermanos Musulmanes de
aglutinar a su alrededor a los más ignorantes y pobres, si éstos no
encuentran la anhelada justicia social, los abandonarán y se pondrán
de lado de un sistema justo no excluyente (Pan, Justicia Social), y
su lema es “garantizar el sustento”. Así fue que rechazaron la
tiranía de Morsi-Hermanos Musulmanes, recuperando su fuerza en
nuevos formatos y moldes.
Explotar la simpatía religiosa ¨no es suficiente para la estabilidad
del poder si no se alcanza la justicia”, y vale destacar el
comentario de uno de los dirigentes de los Hermanos Musulmanes,
cuando ocuparon el poder, que dijo: “Gobernaremos Egipto por
quinientos años”, pero fueron ilusiones vanas de mentes inquietas....!
Cómo no va a afectar esto a Hamas luego de haber esperado tanto por
el regreso de Morsi, quien ya no volverá...
EGA-¿Considera posible la lucha por lograr los justos y genuinos
derechos del pueblo palestino, sin adoptar también una posición
antiimperialista?
NH-Seguramente que no. La razón es que la creación de Israel, en
1948, es en sí un proyecto imperialista occidental. Israel contó
desde los años sesenta del siglo pasado con la total protección y
auspicio de EEUU. Es más, Washington toma el lugar de Israel en las
guerras cuando se ve en grandes apuros. Israel es parte de “la
seguridad nacional del imperialismo norteamericano”, testificado en
los discursos y mensajes de los presidentes que se sucedieron al
frente de sus administraciones.
La lucha nacional palestina es de múltiples dimensiones, nacionales
de liberación y de democracia, frente a un enemigo racista que
aplica los pasajes religiosos sobre leyes positivas (las leyes
civiles hechas por el hombre) y los derechos naturales del hombre,
lo cual es totalmente incongruente con la cultura de la era y de las
civilizaciones anteriores a su desarrollo, ¡Cómo será pues en el
mundo de hoy!. Hemos elaborado una respuesta y una alternativa al
revés de Junio 1967 hasta 2006. El bloque histórico entre todas las
corrientes y clases en Palestina y en el destierro (derecha,
izquierda, centro), la coalición de la OLP sobre la base del
Programa Nacional Escalonado: la autodeterminación, un estado
independiente sobre las fronteras de junio de 1967, el derecho de
los refugiados al retorno; o sea el Frente Nacional en la etapa de
la liberación nacional contra la ocupación y la colonización israelí,
y contra el imperialismo norteamericano aliado de Israel.
A manos de la derecha y centroderecha palestinas (Al-Fatah) y la
derecha del islam político (Hamas) se produjo la lucha por el poder
en Gaza y Cisjordania.
Nuestra lucha interna palestina se dirige hacia la reconstrucción de
la unidad nacional bajo la acción y la iniciativa de la izquierda, y
junto a nosotros están fuerzas liberales y sectores populares. Hemos
logrado, mediante el diálogo nacional abarcador, la firma del
Programa del 4 de Mayo de 2011, en El Cairo, para poner fin a la
división y reconstruir las instituciones de la Autoridad Nacional
Palestina (ANP) y de la OLP, mediante el retorno a la palabra del
pueblo en elecciones amplias globales acorde al principio de la
representatividad proporcional. Los intereses sectarios derechistas
en Al-Fatah y Hamas, los intereses de los ejes regionales en el
Medio Oriente y las intervenciones norteamericanas impiden la
implementación de esos objetivos.
Estamos seguros de la victoria, junto a nuestro pueblo y las fuerzas
de la liberación y del progreso en el mundo lograremos “derrotar la
división y reconstruir la coalición de la unidad nacional en el seno
de la OLP”.
EGA-Bajo los auspicios de Estados Unidos y su Secretario de Estado
John Kerry, Abu Mazen, a nombre de la Autoridad Nacional Palestina
ha anunciado que participará en una nueva ronda de las llamadas
“negociaciones de paz”, a pesar de que el estado sionista continúa
sus planes expansionistas y construye nuevos asentamientos en los
territorios ocupados. ¿Nos puede explicar la posición del FDLP sobre
esto?
NH-La decisión del equipo negociador palestino de participar en las
negociaciones sobre las bases planteadas por el Secretario de Estado
Norteamericano John Kerry, es un craso error y un retorno a las
antiguas fórmulas... o sea a lo anterior a “la resolución de la ONU
de reconocer al Estado de Palestina sobre las fronteras de 1967, y
su capital, la ocupada Jerusalén Este”, el 29 de Noviembre de 2012.
Esta decisión contradice abiertamente el consenso nacional palestino,
la decisión unánime del Comité Ejecutivo de la OLP, de rechazar la
convocatoria norteamericana a continuar las negociaciones, porque
“los entendimientos de Kerry” no están hechos sobre la base de las
fronteras de 1967, del Estado de Palestina, el cese total de la
colonización en Jerusalén y Cisjordania, y garantizar los derechos
de los refugiados en virtud de la Resolución Internacional 194.
El Movimiento Nacional Palestino, con todas sus fuerzas,
destacamentos políticos y personalidades patrióticas de todas las
tendencias, acordaron por consenso, en los diálogos de El Cairo (diciembre
2012 y febrero 2013) la necesidad, para proseguir el proceso
negociador, de que existan bases que respondan a los derechos
nacionales, los cuales son:
El cese total por parte de Israel de la colonización en las ocupadas
Jerusalén Este y Cisjordania, por ser acción ilegal y contradictoria
a las resoluciones de la ONU, y cuyo objetivo es impedir el
surgimiento del estado palestino independiente de plena soberanía,
que goce de continuidad geográfica.
El reconocimiento israelí de las fronteras del 4 de Junio de 1967
como base para trazar los límites fronterizos del Estado Palestino
Independiente, y su capital la ocupada parte árabe de Jerusalén.
El reconocimiento de las resoluciones de la legalidad internacional
como referente para el proceso negociador, incluyendo la Resolución
491 de la Asamblea General de la ONU, adoptada el 29 de noviembre de
2012, “el reconocimiento del Estado de Palestina, sobre las
fronteras del 4 de Junio de 1967, y su capital Jerusalén Este” como
miembro observador de la Asamblea General de la ONU, sin afectar el
estatus representativo de la OLP, así como reconocer el derecho de
los refugiados al retorno.
Liberar a los prisioneros veteranos, detenidos antes de la firma del
Acuerdo de Oslo (El Cairo, Mayo 1994) y son 104 prisioneros.
Estas bases no son condiciones previas que impone la parte palestina,
sino son bases internacionales imprescindibles para salir del
círculo vicioso de las vanas e infructuosas negociaciones, sin tomar
como referencia las resoluciones de la legalidad internacional. Esas
inútiles negociaciones con los gobiernos israelíes han continuado a
lo largo de 20 años (1993-2013) sin alcanzar progreso sensible y
solo sirvieron como una cobertura para perpetuar la ocupación, y
continuar sus prácticas colonizadoras que se duplicaron seis veces
durante las negociaciones y las guerras de ocupación contra
Cisjordania y la Franja de Gaza.
Las lecciones de veinte años de negociaciones corroboran la
necesidad de las citadas bases para darle lugar a unas negociaciones
serias y equitativas, que pongan fin a la ocupación y a la
colonización, y a los sufrimientos del pueblo palestino y de sus
prisioneros y detenidos, y abran las puertas a un estado Palestino
Independiente, con su capital Jerusalén.
Al amparo de, y sobre esas bases se impulsó la unidad nacional
palestina en los diálogos de El Cairo, y se decidió dar una nueva
oportunidad al proceso negociador, siendo una de las opciones que
podrían permitir el alcance de los objetivos del pueblo palestino,
sin desdeñar otras opciones, ante el rechazo oficial israelí a las
bases de la legalidad internacional, y en primer lugar, a poner
freno al avance de la colonización, así como su rechazo a reconocer
las fronteras del 4 de junio como fronteras del estado palestino.
Las negociaciones que tuvieron lugar en Washington, como punto de
partida, el 30 de julio del 2013, no pueden conducir a las bases y
requisitos indispensables para un arreglo político equilibrado, que
garantice los derechos y los intereses del pueblo palestino, ya que
se han constituido sobre bases desequilibradas, que constituyen el
preámbulo a graves consecuencias que pueden tener lugar en el
período trazado para las mismas:
La colonización no cesó, sino que se incentivó con creces tras una
serie de decisiones israelíes de construir más de cinco mil nuevas
viviendas, además de las que ya recibieron asignaciones
anteriormente, y se dieron los primeros pasos a su ejecución. La
próxima etapa escenificará una competición y choque frontal
desenfrenado entre un proceso negociador sin horizontes para
arreglos políticos equilibrados, por una parte, mientras por la otra,
se intensifican proyectos de colonización en Jerusalén y Cisjordania,
lo cual convertiría las pláticas en un proceso absurdo,
especialmente ante una agudización de la colonización dirigida a
impedir la creación del estado palestino.
El equipo negociador palestino dejó de exigir a Israel el
reconocimiento de las líneas del 4 de Junio de 1967 como base para
delimitar las fronteras entre los dos estados, cediendo así a la
exigencia israelí de vincular ¨los temas de la seguridad y de las
fronteras¨, y considerar que la base para trazar las fronteras es
proporcionar ¨primero fronteras seguras¨ para Israel, tal como lo
traza el propio estado israelí, y no las resoluciones de la
legalidad internacional, que reconoció al Estado de Palestina sobre
las fronteras de 1967, en otras palabras, que los territorios
palestinos son 'territorios ocupados' y no 'territorios en litigio'
.
El equipo negociador palestino renunció a tomar como vinculantes las
resoluciones de la legalidad internacional y como referente para el
proceso negociador, y admitió el principio del arbitraje
norteamericano para dirimir las diferencias, lo cual en sí hace que
las negociaciones sean su propio referente.
Al comprometerse a no recurrir a los acápites de aceptar a Palestina
como miembro observador en la ONU a lo largo del período que dura el
proceso, el negociador palestino desechó una de las armas más
efectivas en sus manos: el del arbitraje internacional, el referente
internacional del conflicto, y de despojar a la ocupación de su
legalidad, mediante el recurso a la Corte Internacional de Justicia,
el Tribunal Penal Internacional, el Consejo de Derechos Humanos y
demás instituciones de la ONU (en total son 63 organismos e
instituciones) y la aplicación del IV Convenio de Ginebra.
Nosotros en el Frente Democrático para la Liberación de Palestina,
rechazamos la participación palestina en las negociaciones
convocadas por Washington, porque no cuentan con las bases
necesarias y seguras para llegar a resultados que brinden al pueblo
palestino la posibilidad de alcanzar sus derechos e intereses
nacionales. Las garantías norteamericanas presentadas a la parte
palestina sin comprometer a Israel no alteran en nada la esencia del
proceso. La experiencia del pueblo palestino con las promesas y
mensajes norteamericanos es rica en lecciones, pero solo amargas,
entre las que figuran los mensajes de Clinton, las promesas de Bush
Jr, Barack Obama, en su mensaje en El Cairo el 4 de Junio de 2009,
así como de muchos altos funcionarios de EEUU. Las promesas
norteamericanas son promesas nada más, que vuelan en pedazos gracias
a las garantías que EEUU. dan a cambio a Israel, y al fin y al cabo,
se convierten en compromisos obligatorios para EEUU a cambio de
desvincularse de las promesas dadas a los palestinos.
Nosotros en el Frente Democrático para la Liberación de Palestina,
hacemos un llamado a las fuerzas, destacamentos, sindicatos, mujeres,
jóvenes, personalidades; a la más amplia movilización política,
popular e informática, contra la decisión de participar en dichas
negociaciones, y ejercer las presiones sobre el equipo negociador
palestino por medio de todas las vías democráticas, para dar marcha
atrás a su decisión; y a cambio dirigirse a la Asamblea General de
la ONU, en su nuevo período de sesiones, así como a las
instituciones internacionales, para presentar nuevamente a la causa
palestina como causa de un movimiento de liberación e independencia
nacionales, como causa de un pueblo bajo la ocupación, e
incorporarse a la membresía de la Corte Internacional de Justicia,
el Tribunal Penal Internacional, los Convenios de Ginebra, y llamar
a la comunidad internacional y a las instituciones de la ONU para
poner en vigor las resoluciones de la legalidad internacional, sobre
todo la resolución para reconocer al Estado de Palestina como
miembro observador.
El FDLP rechaza la estrategia que considera a las negociaciones como
única opción para solucionar las cuestiones del conflicto con el
enemigo israelí, y reafirma que la resistencia popular total, en la
que toman parte todas las clases, sectores y estratos del pueblo, y
todos sus destacamentos políticos sigue siendo la opción principal,
porque a través de esa resistencia y bajo su presión se puede
iniciar un proceso político, entre el ocupado Estado de Palestina, y
el ocupante Estado de Israel. Gracias a la resistencia popular y a
las presiones que puede ejercer, se rectificará el proceso político
y tomará sus dimensiones internacionales, y logrará sacudirse de la
tutela norteamericana unilateral para encaminarse de nuevo al seno
del auspicio internacional apoyándose en las resoluciones de la
legalidad internacional.
La política de espera seguida por la ANP con la esperanza de
producirse presiones norteamericanas e internacionales que obliguen
a la parte israelí a admitir las bases y el referente internacional
para el proceso negociador, lleva ya más de veinte años y solo nos
condujo a un callejón sin salida, y lo único que logró es acumular
las presiones populares que exigen poner fin a esa política y seguir
una política alternativa que vincula las negociaciones al cese total
de la colonización, y el reconocimiento de las fronteras del 4 de
Junio de 1967 como base de las fronteras del Estado de Palestina.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor
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