La resistencia de las masas se impondrá sobre la injusta concepción
racista
Por Ernesto Gómez Abascal - Especial Alahednews
El pasado 29 de noviembre se cumplieron 66 años de la aprobación
por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, de la
Resolución 181, que dividía el histórico territorio árabe de
Palestina y creaba dos estados, uno de ellos el enclave confesional
hebreo de “Israel”, beneficiando a este último.
Ese hecho marcó la culminación de un proceso iniciado por intereses
colonialistas británicos, quienes al derrotar al Imperio Otomano en
la Primera Guerra Mundial, ocuparon una buena parte del Medio
Oriente, y aprovecharon la ocasión para establecer en el corazón del
mundo árabe-islámico, una entidad ajena que respondiera a sus
intereses. La Declaración Balfour, había establecido el compromiso
de facilitar allí la creación de un “hogar nacional” para el pueblo
judío, a costa del despojo de los habitantes autóctonos de ese
territorio.
La Resolución fue aprobada por la entonces recién creada
Organización de Naciones Unidas, en una sesión de su Asamblea
General, donde después de muchas presiones, 33 países votaron a
favor, 13 en contra y 10 se abstuvieron. El único país
latinoamericano que se opuso fue Cuba, que estuvo también entre los
3 no islámicos que votaron en contra de la división de Palestina y
de la creación del estado de “Israel”.
Se ha especulado mucho sobre las razones que tuvo la pequeña isla
del Caribe para adoptar esa posición, teniendo en cuenta que en ese
entonces su política exterior estaba sometida a los intereses de
Washington. La verdad hay que encontrarla en el texto del discurso
del delegado cubano, prestigioso jurista y profesor universitario,
Ernesto Dihigo, quien se mantuvo firme en defensa de los principios
de la legalidad y no se sometió a presiones ni chantajes.
el destino de palestina esta escrito
De su discurso sobre el tema, que constituye un alegato de
extraordinario valor y mantiene absoluta vigencia, extraemos sólo
algunos breves párrafos:
“…Es también contraria al derecho la partición si nos atenemos al
mandato conferido a la Liga de las Naciones… Cabría preguntar si la
Liga podía, en justicia, hacer lo que hizo, o sea, ordenar el
establecimiento de un Hogar Nacional Judío. Con las graves
consecuencias demográficas y políticas que han tenido, en una tierra
ajena sin el consentimiento de sus habitantes.
…¿Por qué no se ha procedido de modo democrático en este caso
consultando la voluntad de todo el pueblo de Palestina? ¿Es que se
ha temido que el resultado de la consulta fuera contrario a lo que
de todas maneras se quería hacer? Y si esto es así ¿Dónde están los
principios y donde la democracia que continuamente invocamos? No
terminan ahí nuestras dudas legales. En el curso del debate, se han
impugnado las facultades de la Asamblea para acordar la partición.
Se ha contestado que, conforme a los Arts. 10 y 11 de la Carta, la
Asamblea puede hacer recomendaciones sobre todo problema que esté
dentro de los límites de ese documento o que se relacione con el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Sin discutir
ahora si el problema de Palestina está dentro de los límites o si
constituye una amenaza a la paz internacional, no podemos dejar de
advertir que una cosa es hacer una recomendación y otra muy diversa
es adoptar un plan que afecta la integridad territorial de un pueblo
con su posición jurídica y política, y encomendar la ejecución del
proyecto a una comisión de la propia Asamblea.
…No se nos diga que a veces hay que aceptar una solución política
aunque sea injusta, pues sobre la injusticia nunca podrá asentarse
la paz y la cordialidad entre los pueblos”.
Estas palabras fueron pronunciadas en 1947, pero ya era previsible
lo que ocurriría después. El pueblo palestino, despojado de buena
parte de sus tierras, sometido a la discriminación y al terrorismo
sionista, que ha actuado durante estos 66 años con absoluta
impunidad, gracias al apoyo incondicional y al poder que han llegado
a poseer en las estructuras dominantes del imperialismo
estadounidense, ha ido siendo –a pesar de su heroica resistencia-
acorralado en porciones de su original territorio y continúa siendo
amenazado con ser desplazado totalmente de este.
palestina para los palestinos
El enclave sionista, ha basado su derecho a ocupar la tierra
palestina en conceptos religiosos extremistas, igual que lo hicieron
las minorías blancas en África del Sur, para aplicar el criminal
sistema del apartheid. Esto no es casual, cuando el Imperio
Británico alentó la constitución de ambos estados a principios del
pasado siglo, persiguiendo fines estrictamente coloniales, se
establecieron también estrechas relaciones sobre los líderes
fundacionales de estos, quienes coincidieron en sus racistas
propósitos. Existe una extensa correspondencia histórica entre ellos
que puede encontrarse en archivos y bibliotecas.
Es conveniente recordar esto en momentos en que se rinde merecido
tributo a Nelson Mandela, que con su ejemplo de firmeza y
resistencia, sembró la esperanza a pueblos como el palestino, que
algún día alcanzarán también sus justos derechos a la libertad.
No es extraño entonces, que un presidente negro en Estados Unidos,
quien responde a la estructura de poder financiero-militar, en manos
de blancos, haya pronunciado, el pasado mes de septiembre un
“discurso a la nación”, integrada también por una minoritaria
población negra, generalmente explotada y discriminada, pero también
creciente en número y conciencia, donde hizo énfasis en la
“exclusividad del pueblo estadounidense”.
Coincidían en estos conceptos, racistas que perdieron el poder
político en Sudáfrica por la resistencia de su pueblo, así como por
las derrotas militares sufridas en Angola y Namibia, gracias en
parte a la solidaridad de la pequeña isla de Cuba, constituida por
un tercio de negros o mestizos en su población. Los racistas
sudafricanos no pudieron utilizar en aquella ocasión las bombas
atómicas que le habían facilitado sus socios sionistas de “Israel”.
En tanto que el imperialismo decadente de EEUU, proclama la
exclusividad de su nación por mandato divino, mientras está
perdiendo las guerras de usura que lanza en distintas partes del
mundo, especialmente en el Medio Oriente; y los sionistas que se
consideran a sí mismos el pueblo elegido, no tienen otro destino que
la derrota.
las masas palestinas
Por ello, se podría asegurar que el futuro del pueblo palestino
está ya escrito. Las señales cada vez son más evidentes. Hoy se
puede apreciar el apoyo ganado en la ONU, donde ya obtuvo, por
amplia mayoría, la categoría de país observador, mientras
internacionalmente los pueblos repudian cada vez más los crímenes y
abusos sionistas. En América Latina, donde hasta hace pocos años los
sionistas contaban casi con absoluto apoyo, la situación ha cambiado
y ahora son los palestinos los que cuentan con mayoritario respaldo.
No existe poderío que se considere firme únicamente basado en una
supuesta superioridad racial o en exclusividad religiosa, menos en
capacidad militar. La resistencia de las masas palestinas y árabes,
incluidos sus niños y mujeres, las organizaciones de vanguardia y la
solidaridad de sus verdaderos amigos, se impondrá sobre la injusta
concepción racista y exclusivista de quienes ahora tratan de
destruirlos y exterminarlos. No hay otra alternativa, es cuestión de
justicia, legalidad internacional y tiempo, no de razas, de
exclusivismos, religiones o sectas.
Y esto es válido para todo el Medio Oriente, donde ya se aprecia el
otoño del imperio. |