Las exigencias estadounidenses frente a los derechos soberanos de
Cuba
Por Ernesto Gómez Abascal. Especial para Alahednews
Tal vez los que viven distantes de nuestra Isla y los que no conocen
bien la historia de nuestras relaciones con el poderoso vecino del
norte, sean optimistas, pero yo, para ser sincero, como ha dicho
Fidel Castro recientemente: “no tengo ninguna confianza en ellos”,
por lo que comparto esta apreciación, sin dejar de reconocer que es
preferible lidiar con la zanahoria envenenada que con el garrote
amenazante.
Más de medio siglo de heroica resistencia, habían llevado al
convencimiento de muchos políticos estadounidenses, no sólo del
Partido Demócrata, de que ese camino si bien en un principio logró
aislar a Cuba, se había vuelto como un bumerán y ahora los estaba
aislando a ellos peligrosamente. Cada año en la Asamblea General de
la ONU, han debido enfrentar el voto casi general del concierto de
naciones miembros, a favor de una Resolución que demanda poner fin
al bloqueo. En la última Cumbre de la Reunión de las Américas
celebrada en Isla Margarita, Venezuela, estalló una verdadera
rebelión demandando la presencia de la Isla en el conclave, poniendo
a Obama en una situación crítica, que lo obligaba a aceptar la
presencia de Cuba en la Cumbre de Panamá en abril próximo, máxime
cuando el gobierno panameño cursó la invitación al cubano para que
asistiera, prerrogativa del país sede, o ausentarse él, lo cual
aumentaría aún más su ya notable aislamiento en el continente.
En América Latina y El Caribe, en los últimos años ya han sido
excluidos de los nuevos organismos de integración y colaboración
creados, como la CELAC y UNASUR, al calor del sentimiento de unidad
surgido con nuevos procesos revolucionarios y progresistas en la
región.
Por otra parte, el prestigio alcanzado por el proceso revolucionario
de Cuba en el ámbito internacional y su ejemplo de colaboración
desinteresada, especialmente en el campo de la salud, la han
colocado en una posición muy favorable, que hacen difícil a pesar de
todo su poderío mediático, los intentos de Washington de convencer
con su desgastada política de acusar a la Isla de amparar el
terrorismo.
Comprendiendo esto, algunos de los más importantes e influyentes
medios de prensa estadounidenses, el New York Times entre ellos,
habían lanzado una intensa campaña en los últimos meses, a favor de
un cambio de política hacia su vecino caribeño, argumentando el
fracaso de más de cincuenta años de intentos de aislamiento.
Pero la pequeña isla del Caribe, a unos 150 kms. de distancia de las
costas de Estados Unidos y siendo codiciada desde principios del
siglo XIX por sus dirigentes políticos que ambicionaban anexarla a
su territorio y habían desembarcado sus marines en ella en más de
una ocasión, ha demostrado también no constituir una presa fácil.
EEUU no logró convertirla en un estado más de la Unión, aunque
ejercía una influencia decisiva en su política y dominaba
básicamente su economía. El triunfo de la Revolución el primero de
enero de 1959, implicó no sólo el fin de los gobiernos corruptos y
sometidos que le otorgaban una situación semicolonial, sino la
definitiva independencia de Washington. Cuba además, pasó a jugar un
papel internacional de notable influencia en el Tercer Mundo y en el
Movimiento de Países No Alineados. Los diferentes gobiernos de
Washington han apreciado esto como una política abiertamente
dirigida a perjudicar sus intereses.
Y Cuba, no ha cambiado su política, más allá de eso, su ejemplo ha
servido para que otros emprendan el mismo camino.
Debido a ello, Obama y sus asesores lo han dicho claramente: Nuestro
objetivo con Cuba, será el mismo, es decir, lograr “un cambio de
régimen”, pero utilizando otros métodos. Más de 50 años de fracasos
lo demuestran. Roberta Jacobson, funcionaria del Dpto. de Estado
quien dirigió la delegación estadounidense en las conversaciones de
La Habana para restablecer las relaciones diplomáticas, lo manifestó
de esta forma: no habrá cambio en la Ley de Ajuste Cubano; se
mantendrá el Bloqueo, pues esto es competencia del Congreso, aunque
el Presidente hará un llamamiento para que el asunto se debata; no
se devolverá el territorio que ilegalmente ocupan en la Bahía de
Guantánamo; mantendrán la ayuda económica para promover la
“democracia” y los “derechos humanos”; los ciudadanos
estadounidenses no podrán viajar libremente; la radio y TV Martí,
continuarán en el aire; y no pensamos sacar a Cuba del listado de
países que auspician el terrorismo.
Es evidente que será imposible normalizar relaciones bajo estas
condiciones.
El Presidente Raúl Castro, hablando en la reunión de la CELAC pocos
días después y para dejar claro algunas interpretaciones sobre el
camino a seguir en este proceso, planteó algunas premisas
indispensables: el fin del bloqueo económico, comercial y
financiero; la devolución de la base naval de Guantánamo; el cese de
las transmisiones de radio y TV Martí, que ni siquiera se ven ni se
oyen en Cuba, pero son una violación de la soberanía nacional y las
normas internacionales; así como la justa compensación económica por
los daños ocasionados tanto por el bloqueo como por las agresiones.
La lucha durante estos más de 50 años, la hemos ganado los cubanos.
Si en condiciones difíciles hemos resistido, menos vamos a hacer
concesiones a partir de exigencias estadounidenses que impliquen una
injerencia en los asuntos internos del país, ni la renuncia a los
principios que rigen la política nacional o limiten los derechos
soberanos del país.
Deberán tomar buena nota de esto y aprender a tratar a los cubanos,
cuestión que parece no haber logrado en estos 55 años. |