Ernesto Gómez Abascal (www.rebelion.org)
10.May.11 :: Batalla de ideas
La suscripción de un acuerdo en El Cairo el pasado día 4 para poner
fin a la confrontación entre las dos principales organizaciones
palestinas, HAMAS y AL FATAH, abre nuevas esperanzas para la justa
lucha del sufrido y heroico pueblo palestino.
La suscripción de un acuerdo en El Cairo el pasado día 4 para poner
fin a la confrontación entre las dos principales organizaciones
palestinas, HAMAS y AL FATAH, abre nuevas esperanzas para que la
justa lucha del sufrido pueblo palestino pueda avanzar en sus
legítimos propósitos de recuperar su territorio y constituir su
propio Estado independiente.
El significativo hecho, podría ser apreciado como uno de los
resultados concretos de la sublevación del pueblo egipcio, que puso
fin al gobierno entreguista y corrupto del ex presidente H. Mubarak,
quien mientras aparecía como mediador en negociaciones anteriores,
en realidad las saboteaba obedeciendo intereses de Washington y Tel
Aviv. Ya desde estas capitales se están oyendo no solo voces de
preocupación, sino también amenazas, ante los cambios en la política
egipcia, cuyo canciller anunció se trabajaba para abrir la frontera
con Gaza y terminar el criminal bloqueo que junto a Israel, mantiene
en deplorables condiciones de sobrevivencia a un millón y medio de
palestinos.
El camino de la unidad palestina, sin embargo, requerirá mucho
esfuerzo, paciencia y buena voluntad para consolidarse y producir
frutos. El pueblo palestino parece estar listo para exigir, como
están haciendo otros árabes, que sus dirigentes respondan
incondicionalmente a sus intereses patrióticos y nacionales. Lo
alcanzado en El Cairo solo es un primer paso y tanto Israel como los
Estados Unidos y sus aliados occidentales, harán como ya lo han
hecho en el pasado, todo lo posible para frustrar este avance y
dividirlos. Su carta de triunfo es la división.
En el año 2006 se celebraron elecciones legislativas supervisadas
por numerosas instituciones e impulsadas por el gobierno
norteamericano y algunos europeos bajo la consigna de impulsar la
democracia. Sorpresivamente para ellos, las ganó HAMAS y hasta ahí
llegó la tan proclamada democracia. A partir de entonces se
dedicaron, con buenos resultados, a desconocer al gobierno de HAMAS
y a alentar la división palestina, propiciando de hecho un golpe de
estado que provocó lamentables enfrentamientos armados. HAMAS quedó
controlando la franja de Gaza, bloqueada y hostilizada, sometida al
terrorismo de estado sionista, cuyos bombardeos produjeron solo a
principios del 2009, más de 1,400 muertos, la inmensa mayoría
civiles.
Mientras, la Autoridad Nacional Palestina quedó con el control
parcial de Cisjordania y recibiendo el aliento y la generosa ayuda
económica de EEUU y la UE, así como el asesoramiento militar y de
seguridad, que incluía la colaboración en esas esferas con Israel.
Esta política provocó no pocos problemas internos en FATAH. Fue muy
lamentable observar como se desarrollaban esos contactos mientras el
pueblo palestino sufría genocidas bombardeos en Gaza ante la
indiferencia de Occidente y de la propia reacción árabe, confabulada
para tratar de aniquilar a HAMAS. Pocas veces se puso tan de
manifiesto la hipocresía de los llamados defensores de los derechos
humanos.
Los palestinos parecen dispuestos a evitar que esto suceda de nuevo.
Van a intentar dividirlos por todos los medios posibles. La unidad
de organizaciones patrióticas como AL FATAH, con otras de la
izquierda palestina, y organizaciones islámicas como HAMAS, pueden
incluso ser un ejemplo para forjar una unión antiimperialista en
otros pueblos árabes.
En las revueltas que sacuden al mundo árabe, cada una con sus
propias características, la unidad de las fuerzas populares juega un
papel decisivo para frenar la agresión y el hegemonismo imperialista
sionista, poner fin a gobiernos corruptos y entreguistas, y
constituir verdaderos Estados independientes cuyos gobiernos
respondan a los intereses de sus pueblos. Para lograr esa unidad
indispensable, habrá que cambiar mentalidades y ganar flexibilidad.
Tanto la izquierda como los movimientos islámicos progresistas están
llamados a jugar un importante papel y deben tomar rápida conciencia
de ello.
Estados Unidos pretende continuar dominando sobre el mundo árabe e
islámico y su cruzada es permanente. En ese mundo, donde la religión
es casi generalizada cultura, esta debe jugar un decisivo papel de
liberación. Una Teología Islámica de Liberación también es posible…y
por qué no, necesaria.
* Ernesto Gómez Abascal. Periodista y escritor. Ex embajador en
varios países del Oriente Próximo. |