par Ernesto Gómez Abascal
El reciente reconocimiento del Estado Palestino por parte de los
gobiernos de Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador, y la posibilidad
de que lo hagan próximamente Chile, Paraguay, Uruguay y Perú, marcan
una tendencia negativa para los intereses de Israel en América
Latina, que parece irreversible. Durante muchos años, Cuba se había
mantenido como el único país de la región en otorgarle el
reconocimiento oficial y había desarrollado una colaboración
ejemplar con la Organización para la Liberación de Palestina, que se
inició en los años setenta con la apertura en La Habana de una
oficina que después devino en representación diplomática oficial.
Este paso sería seguido años más tarde por Nicaragua y más
recientemente por Venezuela. Ahora los latinoamericanos se unen a
los más de 100 países –fundamentalmente de Asia y Africa- que han
otorgado tal reconocimiento.
Por supuesto, este curso de acción tiene que ver con los cambios que
se vienen produciendo en América Latina y El Caribe en los últimos
años, donde un grupo de países ha decidido no continuar
subordinándose a la política de Estados Unidos y por extensión, a
los intereses del estado judío.
Hasta años recientes, la región fue casi un coto privado de
Washington, e Israel encontraba allí un importante apoyo que se
reflejaba en las votaciones en ONU y otros organismos
internacionales. Cuando se votó la Resolución 181 que dividió
Palestina y creó el estado de Israel en 1947, casi una tercera parte
de los votos a favor fueron latinoamericanos, solo Cuba votó en
contra. Desde entonces Israel gozó de una fuerte influencia en el
subcontinente, que contrastaba con la débil presencia árabe.
Un paso importante para revertir esta situación lo constituyó la
iniciativa del gobierno izquierdista de Luis Ignacio Lula, de
Brasil, cuando llamó a celebrar en mayo del 2005, la Primera Cumbre
Árabe Suramericana, con el propósito de desarrollar la cooperación
política y económica. A esta concurrieron 15 jefes de estado y
representantes de 34 países. La Segunda Cumbre se celebró en Qatar
en marzo del 2009 y la Tercera está convocada para el próximo mes de
febrero en Perú, donde después de los últimos reconocimientos al
estado palestino, se esperan pronunciamientos más firmes y claros a
favor de la justa causa de este pueblo.
Aún cuando todavía falta mucho por hacer en el acercamiento y la
colaboración entre ambas regiones, ya se ha roto la inercia y se
intensifican los contactos. El intercambio comercial alcanzó los 21
mil millones de usd en el 2009, situándose Brasil ampliamente a la
cabeza de este. En abril del 2006 los ministros de economía
sudamericanos y árabes se reunieron en Quito y en febrero del 2008
lo hicieron los cancilleres, que asistieron en número de 34, a
Buenos Aires. La Declaración emitida por esta última, incluyó el
reconocimiento “al derecho de los pueblos a resistir contra la
ocupación ilegal”, en claro apoyo a la lucha del pueblo palestino,
lo cual provocó la protesta de autoridades israelitas. El pasado mes
de diciembre, en la 40 Cumbre del MERCOSUR, se firmó un Acuerdo de
Libre Comercio con Palestina.
Tanto Estados Unidos como Israel no ocultan su preocupación ante
esta evolución política. La diplomacia israelí fue sorprendida en
diciembre pasado por la ola de reconocimientos al Estado Palestino
en Suramérica y trascendió que cursó urgentes comunicaciones a sus
embajadas para que trataran de evitar que esto se ampliara.
Oficialmente declararon que tales reconocimientos “constituían una
interferencia altamente perjudicial al proceso de paz”, obviando con
total hipocresía que es la intransigencia y el expansionismo
sionista, practicado durante décadas, el que constituye un obstáculo
a la paz en el Medio Oriente. El Departamento de Estado de
Washington calificó como “prematuras” estas decisiones.
Por otra parte, se vienen incrementando los intercambios de visitas
de alto nivel entre las dos regiones, encabezando esta iniciativa
los dirigentes de Siria, Irán, Venezuela y Brasil, lo cual le
confiere un matiz progresista y antimperialista al desarrollo de las
relaciones. La iniciativa tomada por Brasil junto a Turquía el año
pasado, para tratar de desactivar la amenaza de un conflicto nuclear
en torno a Irán, perjudicaba los intereses de Estados Unidos e
Israel.
El gobierno de Venezuela, que expulsó al embajador israelita cuando
los criminales ataques a Gaza hace dos años, ha ampliado sus
vínculos en toda la región árabe y el presidente Chávez goza allí de
gran simpatía popular.
En América Latina no se olvida que Israel ha dado su apoyo a las
dictaduras fascistas que asolaron durante una etapa casi todo el
continente y que sus armas y asesoramiento en técnicas de represión
y contrainsurgencia, han servido para reprimir al pueblo. Las
fuerzas progresistas que se opusieron al golpe de estado el año
pasado en Honduras, denunciaron en su momento la presencia de
asesoramiento y técnica israelita en apoyo de los golpistas.
La propaganda sionista, que ha lucrado durante décadas con las
víctimas del holocausto nazi, pierde terreno ante el hecho, ya
inocultable, que ahora es Israel quien practica el genocidio y el
terrorismo de estado contra el pueblo palestino, al que después de
robarles su territorio, le niega sus legítimos derechos a la
existencia y a poseer un estado independiente.
Ernesto Gómez Abascal es escritor y periodista cubano. Ex embajador
en varios países del Medio Oriente.
Rebelión . Espana, 8 de enero de 2011 |