Entrevista a Khaled Hadade, Secretario General del Partido Comunista
del Líbano
Ernesto Gómez Abascal
Rebelión
-EGA. Las fuerzas populares que hace tres años participaron en el
inicio de los levantamientos contra regímenes corruptos en varios
países árabes, con aspiraciones de democracia, libertad y justicia
social, no son las que han llegado al poder ni han logrado estos
objetivos. ¿Tienen las fuerzas populares y de la izquierda
posibilidad de reagruparse para lograr cambiar las estructuras de
poder de estos regímenes?
-KH.-La cuestión no reside en si pueden reagruparse o no… Esta es
una necesidad ineludible. No puede haber cambio sin que se unan
estas fuerzas y sin que desempeñen su rol en el ámbito del
movimiento popular para el cambio que se está desarrollando. Su
desempeño será el que garantice el carácter progresista de ese
movimiento. Lograr un cambio real en las estructuras reaccionarias y
burguesas del poder depende en gran medida de la consolidación del
rol de las fuerzas de la izquierda, de su unidad, de la ampliación
del marco de sus alianzas, sobre la base de los intereses de clase y
sociales de los sectores mas humildes del mundo árabe.
-EGA. ¿Cuál cree Ud. que debe ser el papel de los partidos de
izquierda y otras fuerzas populares para frenar la contraofensiva
imperialista- sionista-reacción árabe?
-KH.-Durante la Intifada popular egipcia, enero 2011, antes de la
caída del presidente egipcio y poco después de la caída de Ben Alí,
alertamos en torno a la ilusión de que la Revolución había triunfado
y que sería fácil que cumplimentara sus misiones. Y como partido
dijimos que la ausencia del rol dirigente de la izquierda en la
elaboración del programa de las intifadas y en su liderazgo, es un
factor que limitaría la posibilidad de completar la consecución de
sus objetivos. Y sobre todo insistimos en que la ausencia de la
izquierda debilitaría la proyección social de las intifadas. Y
dijimos que Barak Obama en su discurso en la Universidad del Cairo
definió claramente las partes que participarían en su alianza para
completar el plan diseñado por los EEUU: rediseño de la región,
control de sus riquezas, lo que llamamos el Sikes Picot 2 o lo que
llaman ellos el nuevo Medio Oriente. Las fuerzas de esta alianza
están dirigidas por los EEUU e integradas por el enemigo israelí y
con este las fuerzas de la reacción árabe y locales, desde el Golfo
hasta Turquía. Las fuerzas islámicas también representan una base de
esta contraofensiva, especialmente las llamadas moderadas. En
efecto, esta alianza emprendió una contraofensiva contra el
movimiento revolucionario árabe. Se multiplicaron sus escenarios,
desde confiscación de las intifadas de Egipto y de Túnez hasta
ayudar a las fuerzas islamistas en esos países para que tomaran el
poder. En otros países recurrieron a las intervenciones armadas como
en Libia y Yemen tratando de militarizar las intifadas y desatar
guerras civiles, como hicieron en Yemen y en especial en Siria.
Fuimos claros y dijimos que las fuerzas islamitas no querían
cumplimentar los objetivos de las intifadas y en especial no estaban
en capacidad de traducir en la práctica sus postulados de libertad,
justicia y dignidad nacional. Por eso dijimos que esta primera etapa
no es el final. Dijimos que el pueblo árabe que se levantado por su
felicidad, por el pan, por libertad, justicia y dignidad nacional,
perdió el miedo al poder y seguirá luchando por completar los
objetivos de sus intifadas y recuperar lo que se les confiscó. Esto
sucede en Túnez y en especial sucedió en Egipto cuando no había
pasado un año del poder de los islamistas. Lo que sucedió en Egipto,
con los millones de gente en las calles, reafirmó lo que dijimos y
fue clara respuesta a los que pensaron que los artífices de las
intifadas eran los norteamericanos o eran acciones promovidas desde
afuera.
La consolidación del papel de las fuerzas laicas, de izquierda,
progresistas, nacionalistas, en el frente de Salvación, la alianza
de izquierda o el movimiento Tamarrod fue factor decisivo para
mantener el movimiento revolucionario y derrocar el régimen de la
Hermandad Musulmana.
Esta importante victoria repercutirá en todo el mundo árabe, pero no
hay que hacerse ilusiones, esto no significa la derrota definitiva
de la contraofensiva, seguirán tratando de abortar los resultados de
esta segunda etapa.
El PCL tiene conciencia de la necesidad de unir a todas las fuerzas
de la izquierda en todo el mundo árabe y en cada país árabe, por lo
que desde antes de la Intifada de Túnez propugnamos que se
celebraran encuentros de la izquierda árabe, hasta ahora se han
celebrado 4 encuentros, el último en junio de este año. Ya se han
convertido en una sólida institución que trabaja por la formulación
de un programa conjunto de la izquierda en cada país árabe y en el
mundo árabe. Esta ha sido una herramienta para unir a la izquierda
en más de un país árabe. Seguiremos trabajando por su
fortalecimiento.
-EGA. ¿Cuál es la valoración del PCL de la situación en Siria?
-Las Intifadas se levantaron contra los regímenes oficiales árabes
represivos y que trajeron a sus pueblos hambre y pobreza, y en que
la dependencia económica del capitalismo y del imperialismo les
llevó a la dependencia política del proyecto norteamericano israelí
y a la traición desde Camp David, la normalización de relaciones con
Israel, la afectación a la causa palestina que pasó a otro plano
frente a los pueblos árabes. El régimen sirio, si bien era similar a
los otros por la represión y limitación de las libertades o por la
adopción de una política económica de apertura al mercado dando al
traste con muchos de los logros sociales alcanzados anteriormente
por el pueblo, por otro lado no se unió al proyecto norteamericano-
sionista, ayudó a la resistencia palestina y libanesa y con sus
alianzas a nivel regional con Irán y los países del BRIC. Esta
contradicción del régimen facilitó a las fuerzas de la reacción
árabe, Turquía, Occidente y los EEUU a movilizarse para cambiar el
rumbo de las protestas que fueron inicialmente pacíficas contra la
represión y exigiendo dignidad y libertad.
Se aprovechó la presencia activa de fuerzas del islam político,
salafistas y Hermandad Musulmana, se armó a estas organizaciones y a
otras de la oposición siria vinculadas con el exterior y por otro
lado el régimen siguió reprimiendo los movimientos populares, de
manera que se desató una guerra civil real que amenaza con
mantenerse por largo tiempo, a pesar de las victorias
“cuantitativas” y no definitivas alcanzadas por el régimen en la
ultima etapa.
Naturalmente, los beneficiarios principales son los EEUU e Israel,
se desgasta el potencial de Siria y no puede así enfrentarse a los
objetivos de ese plan.
La situación en Siria, la correlación favorable al régimen, a nivel
popular, militar y otros, las alianzas del régimen con China, Rusia
e Irán y con Líbano, obstaculiza la opción de intervención directa
de las fuerzas del imperialismo en Siria, y hace que resulte
imposible, pues no cuentan con apoyo del Consejo de Seguridad y
pudiera desatarse una guerra de mayor envergadura cuyas
consecuencias serían incalculables. Por ello EEUU y sus aliados se
limitarán al apoyo logístico y militar a la oposición a través del
Golfo y de Turquía para extender la guerra en Siria y lograr un
cambio de correlación favorable a la oposición armada. El encuentro
de Ginebra se pospondrá por largo tiempo.
-EGA- Los enfrentamientos cada vez más parecen adquirir un carácter
de guerra confesional. ¿Se extenderá esto al Líbano?
KH.-Hay que precisar la naturaleza de la pregunta, no es guerra
contra shiitas o sunitas. El plan norteamericano pretende
reorganizar la región de manera que puedan ejercer el control sobre
sus riquezas. Y garantizar la seguridad del enemigo sionista, y para
esto acuden a todas las vías posibles.
Los elementos fundamentales del plan sionista norteamericano son:
-Cambiar el carácter de la confrontación árabo-israel por otro
confesional sunita-shiita. Avivar conflictos étnicos entre árabes y
kurdos y entre árabes y persas. Estimular las contradicciones
tribales. No importa quien apoye a los EEUU, lo importante es
desunir a los árabes y que no apoyen la causa palestina. Los EEUU se
aliaron a los shiitas en la batalla de Iraq y en otros casos se han
aliado a otros. En Libia y Yemen se estimularon las contradicciones
tribales.
-Conspiración contra todas las fuerzas que se enfrentan a su
proyecto, cualquiera que sea su carácter confesional.
Están en contra de Hamas, de Hizbulá, de Siria.
-El enfrentamiento a las verdaderas aspiraciones de los pueblos
árabes a libertad, justicia, dignidad nacional, es lo que justifica
la contraofensiva que dirigen los EEUU.
Con relación al Líbano, el carácter multiconfesional, multisectario,
la crisis del confesionalismo político hace que se multipliquen los
enfrentamientos de carácter confesional.
La política del gobierno es insuficiente, es como el avestruz. Todos
los sectores en Líbano están vinculados a la crisis siria,
inicialmente introduciendo armas y combatientes, apoyando a la
oposición, luego Hizbulá anunció que entraba en la guerra para
apoyar al régimen sirio.
Esto dio lugar a que el Líbano se complicara con la crisis siria y
se avivara el confesionalismo y se produjeran mayores
enfrentamientos con carácter confesional, como los ataques al
ejército desde Arsal a Saida, el carro bomba en el Sur, el disparo
de cohetes contra la Bekaa y el Suburbio Sur.
Nosotros condenamos esa política y llamamos a que se adopte una
postura de interferencia positiva basada en tres aspectos:
1- Dar total apoyo al ejército libanés para que controle la frontera
e impida el envío de armas y combatientes a Siria desde Líbano.
2- Apoyar el dialogo para la edificación de una Siria cívica,
democrática, resistente a los proyectos foráneos, sobre todo el
proyecto israelo-norteamericano.
3- Brindar atención oficial gubernamental a la cuestión de los
refugiados sirios e impedir se manipule y comercie políticamente con
su causa.
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