Cambios positivos en el balance de la situación estratégica
internacional
Por Ernesto Gómez Abascal – Especial para Alahednews
La Habana. 1 Diciembre 2013
Hace casi dos años, publiqué un artículo donde afirmaba que los
acontecimientos bélicos que por ese entonces se iniciaban en Siria,
podrían producir un cambio en el balance de la situación política
internacional. Hoy, la vida parece darnos la razón.
A finales del siglo pasado, la llamada “Guerra Fría”, había
concluido con la desaparición de la Unión Soviética y los países
socialistas de Europa. En Washington se proclamaron vencedores y
dieron a conocer su nuevo plan de dominación mundial: “El Proyecto
para el Nuevo Siglo Americano”.
Éste, en síntesis, incluía: el control del Medio Oriente considerado
en su extensión más amplia, que reúne las características de poseer
las mayores reservas de petróleo y gas y mantener una posición
geográfica estratégica; la liquidación de aquellos gobiernos que se
opusieran a sus intereses; y con ello evitar la posibilidad de que
surgieran nuevas grandes potencias rivales. También se incluía la
concepción de la guerra preventiva; la práctica del unilateralismo,
y el desconocimiento de la ONU cuando no fuera posible doblegarla.
Desde entonces, estas ideas han sido las que han predominado en las
mentes de los políticos estadounidenses, los estrategas
neoconservadores y sionistas, ya fueran republicanos o demócratas.
En realidad, como ha afirmado recientemente el politólogo Noam
Chomsky, en ese país existe un sólo partido con dos facciones.
El grupo de delincuentes políticos que llegó al gobierno con George
W. Bush a principios del 2001, había participado en la elaboración
de este proyecto y estaban vinculados a “Israel” y a las ideas
sionistas mediante negocios e ideología: Donald Rumsfeld, Dick
Cheney, Paul Wolfowitz, Richard Perle, John Bolton, Elio Cohen,
Lewis Libby, Dov Zekheim, Stephen Carbone y otros.
El ataque a los edificios del World Trade Center en New York y al
Pentágono en Washington, les vino como anillo al dedo para poner en
práctica sus ideas a través de lo que llamaron: “la guerra contra el
terrorismo”.
Con esos objetivos, en mayor o menor magnitud, han iniciado varias
guerras: Afganistán, país en el que todavía están empantanados;
Iraq, de donde han debido retirarse sin lograr sus propósitos;
Somalia, sumida en la anarquía; Libia, donde la aviación de la OTAN
destruyó buena parte de la infraestructura y asesinó a miles de
personas bajo la consigna de que los estaban protegiendo, convertida
ahora en un caos incontrolable.
Hace tres años estalló la sublevación o Intifada en varios países
de la región iniciada con protestas masivas en Túnez y se
extendieron contra otros gobiernos corruptos, represivos,
antidemocráticos y proimperialistas, que también tenían en común las
demandas de sus pueblos por mejoras sociales en temas como
educación, salud y empleo. Rápidamente estas trataron de ser
desvirtuadas por los Estados Unidos, sus agentes en la región y los
aliados de la OTAN, para salvar a sus títeres y derrocar a los
gobiernos y fuerzas políticas que históricamente se han enfrentado
al afán hegemónico y expansionista del imperio-sionismo.
La falsa “guerra contra el terrorismo” proclamada antes por George
W. Bush, trataron entonces de disfrazarla con el ropaje de “la
primavera árabe” y cuando todavía no habían concluido su obra
destructora en Libia, ya estaban iniciando las acciones agresivas
contra Siria, país al que tenían bloqueado y sancionado por
resoluciones del Congreso desde los años noventa. La congresista
sionista de origen cubano, Ileana Ross Lehtinen, amiga personal del
criminal de guerra Ariel Sharon, y protectora de la mafia terrorista
con sede en Miami, se distinguió en demandar la aprobación de
sanciones contra Siria e Irán. Después del ataque a Libia, quedaba
claro que el objetivo era liquidar la alianza de Irán-Siria-Fuerzas
Patrióticas Libanesas, con Hezbolá al frente.
falsa guerra contra el terrorismo
Sin embargo cometieron serios errores de cálculo y sobrevaloraron
sus posibilidades y las de sus títeres aliados. Es verdad que el
poderío en armas y recursos militares y económicos de EEUU, los
miembros de la OTAN y las petromonarquías del Golfo, son muy
superiores a las de los países que no están dispuestos a
doblegárseles y les hacen resistencia. Sin embargo, el dinero y las
armas no lo deciden todo en esta vida. Existen principios y valores
como el patriotismo, el honor, la dignidad, la justicia y la defensa
de la independencia nacional que puestos en la balanza, pesan mucho
más que los anteriores.
EEUU y sus aliados, se vienen desgastando ya por más de dos años,
en una guerra que no pueden ganar en Siria. Para tratar de
terminarla, Obama inventó la falsa historia del uso de armas
químicas, lo que supuestamente le permitiría utilizar su poderosa
aviación y cohetería. Pero la gran potencia imperialista ha perdido
ya toda credibilidad y buena parte del mundo se dio cuenta de que
era la misma historia de mentiras de las armas de destrucción masiva
de Saddan Hussein que nunca existieron; el invento del ataque
vietnamita en el Golfo de Tonquín; el genocidio en Benghazi nunca
probado; y hasta recordaron la explosión del acorazado yanqui, USS
Maine, en 1898 en el puerto de La Habana, que utilizaron entonces
para apoderarse de Cuba, Filipinas y Puerto Rico, en momentos que
iniciaban su carrera como imperio.
Los signos de la decadencia de este, sin embargo, son ahora cada
vez más evidentes. Aun cuando mantienen su gran capacidad de
destrucción, ya no pueden lograr sus objetivos de dominación ni
controlar los países que atacan. Para tratar de destruir a sus
oponentes, han acudido incluso a promover guerras sectarias
utilizando “jihadistas” y “takfires”, de la misma línea de los que
según ellos, atacaron las Torres Gemelas en New York y el Pentágono
en Washington, quienes apoyados por las monarquías wahabitas del
Golfo, luchan ahora con los mismos objetivos y métodos terroristas
del imperio, sus socios de la OTAN y la entidad sionista. El propio
pueblo estadounidense está tomando conciencia de ello y Obama está
en su más bajo nivel de popularidad, es un presidente desgastado, en
manos de los verdaderos poderes de la oligarquía militar-financiera,
dominada en gran parte por los sionistas.
Sin embargo, los cambios en la correlación internacional de fuerzas
se precipitan. Mientras la crisis económica que afecta tanto a EEUU
como a buena parte de sus aliados europeos se extiende y no acaba de
ser superada, China continúa ascendiendo en dirección a posesionarse
como la primera potencia económica mundial. Rusia recupera
posiciones y ha demostrado que puede jugar un activo papel político
para frenar las locuras bélicas de los dirigentes del imperio y de
los sionistas. Su firmeza en el Consejo de Seguridad, junto a la
R.P. China, no sólo ha impedido las acciones bélicas aventureras,
sino que ha hecho recuperar cierta confianza en la capacidad de la
ONU. Sus acciones han jugado un papel decisivo en las negociaciones
para una solución del conflicto en torno al desarrollo atómico
pacífico de Irán.
Y no sólo en el orden político Moscú está jugando un nuevo papel
estabilizador. En el plano militar ha sido muy importante su apoyo a
Siria e Irán. La movilización de su flota de guerra hacia el
Mediterráneo oriental, jugó un papel de disuasión ante la decisión
de Obama de atacar a Damasco. Otros hechos recientes deben tenerse
en cuenta: la visita de sus ministros de Relaciones Exteriores y de
Defensa a El Cairo, acompañados de la llegada al puerto de
Alejandría del buque insignia de su flota de guerra, Varyat, y el
posible suministro de armamentos, cuando desde Washington anuncian
la suspensión de estos. El recorrido de su más poderoso barco lanza
misiles, Moskva, por el mar Caribe; y el reinicio de los vuelos de
los modernos bombarderos estratégicos TU-160, que en sus
reconocimientos electrónicos frente a la costa este estadounidense,
llegan hasta aeropuertos de países amigos en América Latina. En la
época de la Unión Soviética, estos vuelos eran realizados por los
ahora más atrasados TU-95, que aterrizaban semanalmente en La
Habana.
alianza de america latina
Las fuerzas que representan los poderosos países agrupados en el
BRICS, influyen igualmente en la creación de un nuevo balance
internacional, así como el surgimiento de gobiernos latinoamericanos
que se unen en organismos como la ALBA, el MERCOSUR y la COMUNIDAD
DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y CARIBEÑOS, ─ahora presidida por
Cuba─, caracterizados por una política integracionista e
independiente, alejada de la voluntad hegemonista de Washington.
No significa esto que regresemos a los tiempos de la Guerra Fría,
pero sí parece que se abre paso un nuevo mundo multipolar, donde el
imperio no pueda seguir desconociendo las normas más elementales de
la legalidad internacional y actuando como un verdadero rufián o
matón de barrio.
Desde el Caribe percibimos estos positivos cambios y también los
alentamos. |