“…Padre, le dije, ¿eres o no eres o quién eres? Y mirando el Cuartel de la
Montaña, dijo: ‘Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo’.”
Esa fue la respuesta del Libertador de América a la atrevida pregunta de
Pablo Neruda tras el estallido de la Guerra Civil Española, cuando los propios
obreros españoles lograron impedir que los fascistas se apoderaran del Cuartel
de la Montaña de Madrid.
Esos recuerdos acudían a mi mente ante los hechos que estaban ocurriendo en
la hermana República Bolivariana de Venezuela. En nuestra patria solitaria, la
Revolución había estallado hacía muchos años, y estábamos enfrascados en una
contienda desigual y casi inconcebible contra el imperio más poderoso que había
conocido la humanidad.
De repente suena el teléfono del cuarto, solo para situaciones de urgencia;
la llamada procedía de la oficina de Hilda Castro, la viuda de Tamargo, el
primer taquígrafo que conocí en mi vida tras el triunfo de la Revolución en
enero de 1959. Habían transcurrido ya 43 años.
En esa parte de los documentos revisados comienza la transcripción de Hilda,
que publico de manera íntegra:
CONVERSACIÓN TELEFÓNICA SOSTENIDA POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL
CASTRO RUZ CON EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO
CHÁVEZ FRÍAS. 14/04/2002 – 07:01 h
PDTE. CHÁVEZ.-…Heroína María, Fidel. (al parecer yo lo había
llamado a él héroe un segundo antes)
CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah, esa es la campeona, caramba! ¡Qué
historia! ¡Qué historia!
PDTE. CHÁVEZ.- (Se ríe) ¡Esto no tiene nombre, Fidel!
CMDTE. EN JEFE.- Yo ahora estaba meditando, no me podía
dormir. Me iba a dormir y no me podía dormir, cuando me suena un timbrecito ahí,
y ya… ¡Qué cosa!
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Qué día, Fidel! Estoy que… ¡es una cosa
increíble, increíble! Yo todavía estoy procesando cosas. Y los muchachos… Porque
yo estaba aislado; me llevaron, cuando salí de aquí, esa madrugada, como dos
horas después que hablamos. Pues, entonces, por fin, como lo hablamos, yo dije:
“No, yo no voy a renunciar. Voy preso, pues.” Entonces, me voy, voluntariamente.
Hablé con los muchachos, que son —como tú sabes— unos guerreros, y les dije: “No
se pongan a cometer locuras. Bueno, vamos a prisión y esto no ha terminado.”
Porque no tenía yo ya cartas que jugar. Otras unidades leales, pero estaban
lejos, ¿ve? Las que estaban sólidas, sobre todo la Brigada de Paracaidistas
en Maracay. Baduel me llamó.
CMDTE. EN JEFE.- No, y no podían moverla, Hugo, porque se
arma una batalla, ni siquiera una guerra civil.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, sí, exactamente. Yo le dije…
CMDTE. EN JEFE.- Yo he oído decir que ya querían venir y tú
les dijiste que no.
PDTE. CHÁVEZ.- No, yo le dije: “Mantén tu posición.” Y me
llamaron unos muchachos de Maracaibo, allá en Occidente, de Tanques, y me dijo
Alcalá: “Aquí está mi batallón de tanques listo en columnas, y todos mis
oficiales y tropas. ¡Patria o Muerte! Me voy a tomar Maracaibo.” Le dije: “No.
Mantén tu posición. Me basta que mantengas la posición moral, de combate, pero
mantén tu posición física también. Eso sí, artillado y listo, por si acaso te
ataca la fuerza aérea, o alguna cosa.”
Y eso se fue multiplicando a nivel de los Comandantes de los Batallones de
Tanques, de Infantería, un Batallón de Selva por allá en la selva. Empezaron a
decir que no reconocían al supuesto gobierno este nuevo, ilegítimo. Y Baduel se
convirtió en el eje, y otros generales leales se fueron para allá. Muchos de los
muchachos míos que se quedaron sueltos por ahí, se concentraron en Maracay.
Yo estaba haciendo un plan después que hablé contigo. La única alternativa
que me quedaba era irme a Maracay. Pero tú sabes que esas son como casi dos
horas por tierra. Y entonces, bueno, no teníamos la seguridad de que pudiéramos
llegar allá.
CMDTE. EN JEFE.- Era imposible, era imposible.
PDTE. CHÁVEZ.- No, no. Nos hubieran parado en la carretera,
y a lo mejor se arma una batalla ahí, ¡quién sabe qué hubiera pasado! Así que,
por eso, decidí entregarme.
Me llevaron a cinco sitios. Me movieron de un lado para otro. Me presionaron
para que firmara la renuncia. Yo dije: “No, yo no renuncio. Yo soy preso. Soy
preso, y listo. Y enjuícienme.”
Me llevaron a medianoche por allá, a un apostadero naval, y resulta que a las
dos horas ya tenía ganados a casi todos los sargentos, porque son comandos de
estos, paracaidistas y todo, ¿no?
CMDTE. EN JEFE.- Eso fue aquel día, eso fue el viernes.
PDTE. CHÁVEZ.- ¿Eh?
CMDTE. EN JEFE.- ¿El viernes?
PDTE. CHÁVEZ.- No, eso fue antier, el jueves por la
noche.
CMDTE. EN JEFE.- El jueves. ¡Ah, eso fue…!
Pero tú estabas en Palacio.
PDTE. CHÁVEZ.- No, eso fue el viernes, perdón.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, a las 03:50 fue que tú saliste, del
viernes, antes del amanecer.
PDTE. CHÁVEZ.- Correcto.
Entonces, ahí me movieron por tres lugares ese mismo día. Y por fin
decidieron —como ya la gente se estaba agolpando… Yo estaba por allá en el
Regimiento de Policía Militar, preso, y la celda donde yo estaba queda como a un
kilómetro de la salida del Fuerte Tiuna, y ya se oían los gritos de la gente.
Porque la gente sabía que yo estaba ahí, ¿no? Yo llamé de allí, hablé con María,
hablé con María Isabel y con la familia: “Díganles que estoy aquí en Fuerte
Tiuna.” Y la gente empezó a irse para allá, a aglomerarse. Pero miles de
personas, a gritar consignas, sin miedo…
CMDTE. EN JEFE.- ¿A qué hora del viernes?
PDTE. CHÁVEZ.- Eso fue ya en la tarde del viernes.
CMDTE. EN JEFE.- Claro. ¿Y cómo pudiste hablar con María y
con el Ministro de Educación y de Trabajo?
PDTE. CHÁVEZ.- Los militares… Un militar me prestó un
teléfono celular.
CMDTE. EN JEFE.- ¿En dónde? ¿En ese momento? ¿Allí en el
Fuerte Tiuna?
PDTE. CHÁVEZ.- En el Fuerte Tiuna me prestaron un teléfono y
empecé a hacer algunas llamadas: a mis hijos, a María Isabel… Y les pedí que
hablaran con el mundo; que yo no había renunciado. Ahí fue cuando María te
llama…
CMDTE. EN JEFE.- A las 10 y dos minutos me llama María. El
viernes.
PDTE. CHÁVEZ.- En la noche.
CMDTE. EN JEFE.- No, por la mañana.
PDTE. CHÁVEZ.- iAh!
CMDTE. EN JEFE.- A las 10 y dos minutos me llama. Y es
cuando yo le propongo que si ella estaba dispuesta a hablar ella misma. Dice:
“Sí, ¡qué no haría yo por mi padre!”
Entonces le preparé inmediatamente para que hablara con Randy el periodista,
y a las 12:40 lo disparamos al aire. Cuando lo disparamos al aire, se lo
entregamos a las agencias y también a la CNN. Entonces la CNN empezó a darlo y
cada media hora sacaba la noticia.
PDTE. CHÁVEZ.- ¿Y cuánto tiempo habló María?
CMDTE. EN JEFE.- Bueno, puede ser que ella habló… Fueron
seis minutos. Hizo una historia muy bien, en seis minutos.
PDTE. CHÁVEZ.- iAh, no, pero esa es la heroína!
CMDTE. EN JEFE.- No, no, pero sí. Pero fue fenomenal, porque
esta gente…
PDTE. CHÁVEZ.- No, eso fue muy, muy importante.
CMDTE. EN JEFE.- Entonces ya Felipe fue como a las 4 de la
tarde, en que estaba asediada la Embajada nuestra. Pero allí ha sido… La querían
asaltar. Hubo un momento… Bueno, la orden tenía que ser, primero, disparos…
Tenían que defenderse, porque los mataban a todos, y había 5 mujeres y un niño,
y 17 compañeros allí. Fue muy tensa…
PDTE. CHÁVEZ.- Dicen que les quitaron hasta la luz y el
agua.
CMDTE. EN JEFE.- Fue muy tensa. Les quitaron la luz, les
quitaron el agua, no se podían mover, y hasta, bueno, estuvieron a punto de
asaltarla. Ese fue el momento más crítico. Habría perturbado eso terriblemente.
Porque de abrir una balacera…
PDTE. CHÁVEZ.- Germán estaba ahí, ¿no?
CMDTE. EN JEFE.- Germán se portó… ¡Y toda la gente se portó…
pero como unos héroes de verdad! Allí. Porque estaban cercados. Una multitud.
Romaní y toda la gusanera aquella. ¡Si tú ves qué discurso pronunciaba! Porque a
aquellos los transmitían. Las cadenas esas transmitían todo.
PDTE. CHÁVEZ.- Claro, lo transmi-tían todo.
CMDTE. EN JEFE.- Y se pasaron todo el día calumniando y
calumniando, y hablando de la renuncia, la renuncia y la renuncia.
Entonces, ellos edificaron todo su andamiaje sobre la base de la renuncia.
Ahí fue donde se embarcaron p’al diablo.
PDTE. CHÁVEZ.- (Se ríe) Sí, porque empezaron a difundir un
texto que yo no quise firmar, cuando me reuní allá en el Fuerte Tiuna con los
generales traidores estos, que estaban comprados por la oligarquía de acá y
otros sectores más.
Entonces, bueno, me llevaron. Cuando empieza la gente a aglomerarse en Fuerte
Tiuna, ya en la tarde…
CMDTE. EN JEFE.- ¿A qué hora hubo unos disparos allí? Porque
hubo unos disparos. Ya anocheciendo, o de noche ya.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí. Hubo unos disparos. Parece que fue al
aire.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, porque la gente estaba acumulándose y
estaba bajando de las lomas.
PDTE. CHÁVEZ.- Anjá.
CMDTE. EN JEFE.- Sí.
PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, ahí me llevan, en helicóptero, ya
de noche, hacia un apostadero naval que queda como a hora y media de
Caracas en helicóptero.
Yo no sabía para dónde me llevaban. Entonces, bueno, me monté en el
helicóptero, y me llevan a un apostadero naval, donde estaba un grupo de
comandos de la Marina.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, Riuma…
PDTE. CHÁVEZ.- ¿Eh?
CMDTE. EN JEFE.- Tiene un nombre… Yo lo vi ayer por la
mañana, porque un amigo, una gente de ustedes se lo dice a la AFP. Me refiero al
viernes, ¿no? No, al sábado por la mañana. Se lo dice a la AFP, que a ti te han
llevado para un lugar, y da el nombre allí; dice: a 100 km de Caracas, en
dirección a Miranda más o menos. Y da el nombre del lugar donde estás.
PDTE. CHÁVEZ.- Turiamo.
CMDTE. EN JEFE.- Turiamo, exactamente. De eso yo me entero
cuando termino un acto por la mañana, en que metimos duro, ¿no? Entonces, ya yo
iba saliendo del acto, y me informan que ha salido un cable que indica el lugar
donde tú estás. Allá.
Entonces, llamé allá. Tus padres habían oído a María. Por la noche, por la
CNN, vieron todo. Entonces, tu mamá manda un recado. Nos llama, quiere hablar
conmigo, porque quiere hacer una declaración ella también.
Entonces, yo la llamé primero a la Gobernación, pero me dejaron tres
teléfonos y estaban en la residencia, allí donde estuvimos comiendo el pescado
aquel.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí. (Se ríe)
CMDTE. EN JEFE.- Entonces, estaba ella con muy buen ánimo.
Pero allí me doy cuenta —porque hablé también con tu padre, y le pregunté cómo
estaban las cosas. La relación con la jefatura militar estaba muy bien; se había
reunido. Y entonces allí, el de Sabaneta también, muy activo. Ya ellos habían
hecho contacto allá también con la gente de los paracaidistas, y tenían el
control allí de la situación, y se organizó muy bien.
Entonces, ya empiezan las primeras noticias.
Yo, cuando terminé de hablar con ellos ya, llamé a María —era alrededor de
las 10, 10 y tanto—, a ver qué noticias tenía, y yo le doy la información de que
te habían llevado para esa base.
PDTE. CHÁVEZ.- Correcto. Ahí estuve esa noche. Ahí, bueno,
descansé un rato; hablé con los muchachos, los comandos… Porque ellos son
muchachos de comandos paracaidistas, aunque son de la Marina, y entonces resulta
que me los voy ganando, me los voy ganando, van cogiendo confianza. Y en la
mañana resulta que uno me propone salir de ahí, es decir, tomar la base esa y
rescatarme, y salir de ahí hacia Maracay por tierra —porque el helicóptero no lo
teníamos cerca, estaba en el apostadero, donde sí ellos lo tenían bajo control.
Entonces, a mí me pusieron en una bahía con una unidad de comandos de unos 100
hombres; pero ellos me dijeron —un grupo de oficiales y sargentos—, me dijeron:
“Mire, mi Comandante, estamos dispuestos a irnos de aquí con usted. Detenemos
aquí a algunos oficiales que no están con nosotros, y nos vamos a Maracay,
porque está mi general Baduel haciéndose fuerte allá, la gente en la calle, en
Caracas la gente está en la calle. Así que, vámonos de aquí.”
Bueno, estaban haciendo el plan ya, y al rato llegan…
CMDTE. EN JEFE.- ¿Y por dónde hubieran llegado a Maracay
ustedes?
PDTE. CHÁVEZ.- Por carretera, porque esa zona queda cerca de
Maracay, queda como a dos horas de Maracay por tierra.
CMDTE. EN JEFE.- Pero, ¿Maracay está al este o al oeste de
Caracas?
PDTE. CHÁVEZ.- Maracay está al suroeste de Caracas, y forma
—con el lugar donde yo estaba— como un triángulo casi que equilátero entre…
CMDTE. EN JEFE.- Sí. Pero entonces la base esa, ¿está en la
zona de Miranda, o al oeste de Maiquetía?
PDTE. CHÁVEZ.- No, al oeste de Maiquetía, en el estado de
Carabobo, yendo hacia…
CMDTE. EN JEFE.- ¿La base esa?
PDTE. CHÁVEZ.- Turiamo, sí.
CMDTE. EN JEFE.- Claro, ahora entiendo, ahora entiendo.
PDTE. CHÁVEZ.- Y es del estado de Aragua, Turiamo está en
Aragua, cuya capital es Maracay. Ellos cometieron un error allí, porque me
llevaron al estado de Aragua.
CMDTE. EN JEFE.- Te llevaron cerca de donde estaban los
paracaidistas.
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Cerca! No se dieron cuenta de eso. Entonces
yo ahí me sentía más sólido, y los muchachos listos.
Ahora, ¿qué pasa? En Maracay no sólo fue Baduel. Otro general que estaba
conmigo aquí en el Palacio, García Montoya, resulta que él fue el que
también me recomendó entregarme. Me dice: “No, usted tiene que preservar la
vida. Nosotros nos encargamos aquí de la resistencia. Así que entréguese,
pida garantías, y bueno, nosotros pendientes de exigir que le respeten la
vida”.
Por una parte me estaban sacando a mí preso, y por la otra él se fue a
Maracay, porque él es muy amigo de Baduel, y allá él, que es General de
División, organiza el Comando de la Resistencia y la Dignidad. Y empieza ese
comando, y los muchachitos míos de aquí, los jovencitos que tú conoces, se
fueron para allá también, para Maracay, que queda como a hora y media de
Caracas. Se fueron, se les escaparon a los jefes aquí, a los que asumieron.
Aquí tenían un plan ya. Unos se quedaron en el sótano escondidos.
CMDTE. EN JEFE.- Creo que Martínez estaba por allí también,
¿no?
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, Martínez estaba. Todos estaban allí.
Martínez…
CMDTE. EN JEFE.- Yo hablé con el general ese que tú
dices.
PDTE. CHÁVEZ.- ¿García Montoya?
CMDTE. EN JEFE.- Sí, yo hablé primero con Baduel —porque
todo eso me comunicó María. Me comunicó primero con el que estaba de Jefe de
Comando, el que estaba de Comandante de la Fuerza Armada, Lucas.
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Ah, Lucas, Lucas! ¿Hablaste con él?
CMDTE. EN JEFE.- Sí. Ella me comunica con él.
Era el período en que tú estabas en Orchila, ya a esa hora.
Eso fue por la tarde, a primera hora de la tarde más o menos. Yo le
comuniqué.
Entonces, después María me dice que Baduel quiere hablar también, y me dio
los teléfonos. Era muy difícil se cortó dos veces la comunicación— con Lucas, y
entonces, a través de María, pude… Ella me dijo que Baduel quería hablar
conmigo. Entonces, hablé con Baduel un rato, y estábamos en la enorme
preocupación de dónde tú estabas y de presionarlos no fuera a ser que en la
desesperación hicieran cualquier cosa, ¿tú entiendes?
Entonces, él me pone con ese general, este que estaba allí.
PDTE. CHÁVEZ.- García Montoya.
CMDTE. EN JEFE.- Montoya. Y entonces él pide también que
ellos querían hacer una declaración pública.
Entonces, hablando conmigo ahí, yo le puse para grabarle la conversación, y
le dije que la hiciera: ¡pam! Y entonces hizo un discurso dirigido a la opinión
pública mundial y todo.
Inmediatamente la pasamos a la televisión y se la entregamos también a todas
las estaciones aquí, un discurso que él hizo.
¡Figúrate!, tú no sabías lo que estaba pasando por acá, ¿no?
PDTE. CHÁVEZ.- No, yo no sabía nada de eso.
Claro, yo intuía la reacción popular y militar, pero me preocupaba, porque
eso pudiera haber generado hasta una guerra civil. Pero resulta que…
CMDTE. EN JEFE.- No, Baduel y el otro tenían una posición
muy clara —yo se la elogié—; estaban indecisos de si salir o no. Y entonces, yo
decía: no, no conviene que haya combate. Les di mi opinión, pero ya ellos tenían
pensado precisamente eso.
Entonces, sí yo hablé…
PDTE. CHÁVEZ.- Creo que dieron un ultimátum a esta gente de
aquí de Caracas para que yo apareciera, si no, iban a venir sobre Caracas los
paracaidistas.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, pero el problema es que lo que hizo el
general y lo que hizo Baduel —los dos— fue la táctica de no moverse, y apelaron
a todas las unidades. Entonces, hablaron en ese mensaje que hicieron, que
nosotros transmitimos a todas partes.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, eso se convirtió… Ellos convirtieron el
Comando de los Paracaidistas en el Comando de la Resistencia. Entonces, fueron
llamando a las unidades, a generales, a comandantes, y me dicen que tenían un
cuadro en la pared. Y entonces, uno de los muchachos, de los míos acá, de los
tenientes, tomando notas, y el general llamando y llamando: “Miren, ustedes con
quién están, defínanse.” Entonces: “No, que estamos indecisos.” Entonces
empezaban a hablarles, a decirles, y se fueron ganando poco a poco a toda la
oficialidad otra vez, explicándoles que yo no había renunciado, que eso era una
gran mentira, que esa era una traición, que estaban entregándole el país otra
vez a FEDECÁMARAS, a los empresarios, a los Adecos, a los Copeianos
—porque esos hicieron una fiesta aquí ayer.
CMDTE. EN JEFE.- Sí.
PDTE. CHÁVEZ.- Vinieron aquí al Palacio e hicieron unas
fiestas.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí, si los pescaron ahí. (Riéndose) Los
pescaron ahí adentro a los ministros.
PDTE. CHÁVEZ.- Aquí tienen a unos presos, pero al fulano
presidente este, y a todo el…
El negro Churio… ¿Te acuerdas de Churio?
CMDTE. EN JEFE.- Sí.
PDTE. CHÁVEZ.- Churio, el Mayor, ese muchacho es el jefe de
los comandos míos. Ellos estaban en el sótano, y entonces… ¡Menos mal que no lo
hicieron! Porque ellos, cuando estaban juramentando al supuesto presidente este,
querían tomarlos de rehenes, hacer una toma de rehenes allí en el salón
grande.
CMDTE. EN JEFE.- (Se ríe)
PDTE. CHÁVEZ.- Es que aquí es para escribir un libro,
Fidel.
CMDTE. EN JEFE.- No, no, se puede hacer un libro.
PDTE. CHÁVEZ.- Un libro para la historia, mira, porque… Tú
que tienes muchos más años que yo en esto; yo no recuerdo un ejemplo
parecido…
CMDTE. EN JEFE.- No, no hay nada parecido, no hay nada,
nada, nada parecido.
PDTE. CHÁVEZ.- Yo no quería creerlo.
Mira, Fidel, yo anoche estaba allá, estaba por allá con los muchachos de la
bahía de Turiamo —porque allá hace mucho calor—, y entonces les dije: “Bueno,
déjenme salir un rato para allá, yo no me voy a escaparme de aquí.” Y me puse a
hablar con ellos.
¡Ah!, esa es otra cosa que me sirvió mucho, Fidel: hablar con los soldados,
oírles sus quejas, los sargentos. Entonces, se quejan mucho de los jefes que han
tenido en estos años con mi gobierno; que los han olvidado, ¡coño!, que ellos
tienen problemas económicos, tienen allá las instalaciones muy viejas, les
faltan recursos para el entrenamiento, para el mantenimiento de las armas.
Entonces, me empezaban a contar todas esas cosas, ¿no? Y eso es una lección. Yo
no puedo olvidarme de esos muchachos y contar sólo con los altos mandos y lo que
a uno le dicen. Hay que meterse hasta abajo, y oírlos a ellos, sus problemas.
Fue una noche muy bonita, que yo incluso les dije: “Miren, si a mí llegan a
condenarme y a degradarme, les voy a pedir a los que me condenen y me degraden
que me pongan de soldado raso a servir aquí en esta unidad; me quedo con ustedes
aquí de soldado raso —porque yo lo estaba disfrutando mucho—, yo lo que soy es
un soldado en verdad como tú” —un tipo que anda por ahí.
Vienen estos muchachos, y entonces ellos me hicieron un café allá, y me
dejaron solo; se fueron allá y se pusieron un poco más lejos. Me quedé yo
pensativo ahí, y me puse a mirar al cielo, y entonces yo digo: “No, yo estoy
seguro de que esa siembra de tantos años en el pueblo, esas organizaciones
populares que hemos estado empujando, organizando, impulsando —los Círculos
Bolivarianos; los partidos, el MBR, el PPT, el MAS, el PCV, toda esa gente—, esa
gente no se puede quedar quieta, porque si esa gente no hace nada, ¡coño!,
es que no merecen esta vaina, no merecen una revolución todavía.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, pero estaban engañados, confundidos
p’al diablo, desconcertados con la campaña que hicieron.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, sí. Claro. Y además, a mí me cortaron la
señal del canal del Estado, y unos traidores militares entonces tomaron el canal
mío allá en la estación, y yo no tenía cómo comunicarme con el pueblo.
CMDTE. EN JEFE.- No, te dejaron incomunicado.
PDTE. CHÁVEZ.- Eso me indica que yo debo instalar en el
Palacio un equipo de transmisión de una planta aquí mismo, aquí mismo en el
Palacio. Son cosas de las que ahora yo estoy sacando conclusiones, voy a…
Claro, estoy aquí todavía —como te dije— estupefacto, que todavía estoy
evaluando esta cosa, este huracán y este contrahuracán así. Fue todo tan rápido,
que yo no creía creer. Todavía estoy aquí…
CMDTE. EN JEFE.- Es que ya, ayer viernes, desde por la
mañana, era un río de gente para allá, hacia Palacio. Y rodearon el Fuerte Tiuna
también. Había más de 100 mil gente.
PDTE. CHÁVEZ.- Todo, todo eso. Hicieron cadenas humanas y
trancaron las carreteras en casi todo el país. Trancaron las carreteras. Pero
sin violencia. Esta noche fue que se desataron unos saqueos aquí en Caracas,
pero ya…
CMDTE. EN JEFE.- ¿Fue mucho o no? Porque todo el mundo
estaba hablando… Quiero decir, la misma gente tuya, por la televisión, estaban
hablando y hablando contra eso. Y después tú hablaste, que fue muy bueno el
discurso tuyo, ¡excelente!
PDTE. CHÁVEZ.- ¿Tú lo oíste?
CMDTE. EN JEFE.- Sí, ¡cómo no!
PDTE. CHÁVEZ.- Ahí estuve…
CMDTE. EN JEFE.- Estabas tú ecuánime, bien, reflexivo. Me
pareció excelente. A todos los que estábamos ahí. Estuviste hablando una hora
aproximadamente.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, más o menos. Correcto.
Entonces, luego que terminé esa cadena, salí al balcón del pueblo. Estaba la
gente concentrada afuera, y no se querían ir hasta que yo no saliera, pues.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah!, ¿lograste saludar?
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Claro!, yo salí al balcón del pueblo,
después de la alocución, y ahí estuve con ellos.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah!, pues yo creía que se había acabado
todo, y entonces…
PDTE. CHÁVEZ.- No, no. Yo salí al balcón. Lo que pasa es
que…
CMDTE. EN JEFE.- ¿Y eso salió por televisión también?
PDTE. CHÁVEZ.- No estoy seguro, Fidel. A lo mejor sí. No
estoy seguro. Vi unas cámaras allá abajo, pero no sé si estaban transmitiendo.
Fue muy rápido en verdad, fue muy rápido. Yo me pasé ahí unos minutos,
porque…
CMDTE. EN JEFE.- No, si esa gente llevaban ahí… ¡desde por
la mañana estaba esa gente ahí!
PDTE. CHÁVEZ.- Todo el día. Yo les hacía señas de que se
fueran a dormir, y no…
CMDTE. EN JEFE.- Oye, pero cercaron el Fuerte Tiuna ese,
¡una multitud enorme!
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, allí fue un cura, un cura que vino por
ahí ahora, que es cura militar. Me dijo que había como unas 50 mil personas
trancando, que no podían salir los militares del Fuerte Tiuna.
Entonces ahí es cuando comienzan —fíjate en la cosa—, es cuando
llega un helicóptero allá a Turiamo. Ya los muchachos estaban preparando la
operación, pero yo tenía dudas, ¿no?, porque yo les dije: — “Pero aquí no hay un
teléfono por allí, que yo pueda hablar con Baduel?”. —“No, allí no hay señal de
teléfono— me dijeron.
—“Entonces así no podemos salir ahí, sin una planificación con él, es
difícil, porque puede haber un encuentro en el camino, y entonces se arma una
batalla y un combate”.
Pero estábamos pensándolo. Yo estaba pensándolo en serio, porque está más
cerca de Maracay —Y yo como conozco tanto Maracay y los paracaidistas, yo
conozco… y ellos también, pues.
CMDTE. EN JEFE.- Ahora, esos dos, Montoya y Baduel, actuaron
con mucha inteligencia. Fueron inteligentes. Mucha inteligencia política.
PDTE. CHÁVEZ.- Ellos son muy inteligentes, de los más
brillantes amigos, y hombres de aplomo, de inteligencia… Y ahora, bueno, han
despuntado como líderes militares y políticos también, con esa acción, porque
ellos convirtieron a Maracay en la segunda… Pero tú sabes que esa es la
principal plaza del país, porque, además el General de la base aérea donde están
los aviones de combate F-16, todos, tomó la base y se puso leal a la
Revolución.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, ya tenían aviación, lo tenían todo ya,
tanques, aviones, y la infantería.
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Ah!, y los tanques de Valencia, donde está
el General Rangel, que fue aquí jefe de la Casa Militar, y yo los visité hace
apenas como 10 días, estuve con ellos allá.
Mira, pero me contaban ahorita los muchachos —¡una cosa impresionante,
Fidel!—…
(Se dirige a su hijo: “Hugo, consígueme…”
Aquí está Huguito, te manda saludos, pronto va para allá.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí, ya hablé con él.
PDTE. CHÁVEZ.- Va a estudiar. Hablaste con él ya.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí le pregunté cuándo venía.
PDTE. CHÁVEZ.- Parece que va a ser ingeniero.
CMDTE. EN JEFE.- (Se ríe) Yo hablé con él y con Rosa.
PDTE. CHÁVEZ.- Mira, aquí está Rosita, te manda un beso. Y
Hugo dice que el plan sigue en pie. Así me dijo.
CMDTE. EN JEFE.- Sí.
PDTE. CHÁVEZ.- Él hace muchos planes, lo que pasa es que
casi ninguno funciona. (Se ríen)
CMDTE. EN JEFE.- Pero parecía embullado. Con este último
parecía embullado.
PDTE. CHÁVEZ.- Este parece que sí va a funcionar.
Entonces, fíjate… Pero es que han pasado detalles de los muchachos aquí…
CMDTE. EN JEFE.- ¡Cuéntame! Yo estoy desesperado por que tú
me cuentes. ¡Cuéntame!
PDTE. CHÁVEZ.- Pero es que son cuentos para escribir no sé
cuántos libros.
Mira, me dijo uno de los muchachos ahorita, que ellos fueron a la Academia
Militar, ¿no? Ellos andaban moviéndose por ahí. Los cadetes… Resulta que yo hace
como dos semanas fui a darle una conferencia al Quinto Año, el último año ya
para graduarse de Subtenientes, ¿no? Y, bueno, yo con ellos hablo mucho y les
cuento cosas; bueno, a esos muchachitos uno los va formando. Y llegaron allá, y
los cadetes estaban tomando la Escuela Militar, chico, y el Alférez Mayor tenía
la llave de todos los parques y dijo: “No entrego nada.”
CMDTE. EN JEFE.- No tenían armas. (Se ríe) Estaban sin
armas.
PDTE. CHÁVEZ.- No, las tenían en el parque, pero él tenía
todas las llaves, listo por si acaso había que sacar.
Entonces, toman la Escuela Militar, toman el edificio del Comando del
Ejército, y aquellos generales entonces —me imagino— dando carreras, no
encontraban dónde meterse. ¡Los muchachos buscándolos, chico! Todos están
presos. Los pusieron presos los militares subalternos, ¡a todos esos traidores!
¡Una lección de honor, chico, que a mí me…!
CMDTE. EN JEFE.- ¿Cuándo fue eso?
PDTE. CHÁVEZ.- Eso fue hoy, después del mediodía.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah!, hoy al mediodía. ¡Ah, sí!
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, y se llevaron allá —allá lo tienen— al
fulano presidente de transición, preso allá en el Fuerte Tiuna. ¡Los muchachos!
Junto con ese poco de generales.
CMDTE. EN JEFE.- ¿Y esa escuela está cerca del Fuerte
Tiuna?
PDTE. CHÁVEZ.- Está dentro de la Escuela. Allá adonde fuimos
el día de la toma de posesión, allá en el patio grande aquel. Esa es la Escuela
Militar. Ahí tienen presos ahí al lado, cerca de ahí, en el Fuerte, al fulano
presidente este y sus ministros.
CMDTE. EN JEFE.- A Mussolini, un Mussolini. (Se ríen) Porque
cuando habló —yo lo vi cuando tomó posesión—, se parecía a Mussolini.
PDTE. CHÁVEZ.- Lanzaron un decreto eliminando la Asamblea,
eliminando el Ministerio de Justicia, eliminando los…
CMDTE. EN JEFE.- ¡Oye, pero, qué barbaridad! Ellos ayudaron,
¿sabes? Ellos ayudaron también, porque hicieron unos disparates del cará.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, no, ellos pusieron la cómica. Y además,
teniéndome a mí preso sin renunciar. ¡Imagínate tú! Rompiendo con todo. ¿Cuál
democracia? Decían que por rescatar la democracia. De esa manera, ¿quién les va
a creer? Hasta los Estados Unidos tuvieron que rectificar hoy. Hoy en la tarde
emitieron un comunicado rectificando la vaina.
Pero, fíjate, para terminar de contarte. Me llegan a buscar a Turiamo, un
helicóptero. “Mire —me dijo un Almirante—, mire, Presidente…” Cuando me
dijo “Presidente”, yo dije: ¡Ay, papaíto!”
—“Mire, Presidente, que me mandaron a custodiarlo, y además, que vayamos a la
Orchila, para que esté…” —la Orchila es al norte, tú has ido a la Orchila; te la
pasabas allá…
CMDTE. EN JEFE.- Sí, yo he ido ahí. ¿A cuántos kilómetros
está?
PDTE. CHÁVEZ.- De Turiamo está…
CMDTE. EN JEFE.- No, de la costa, de la costa.
PDTE. CHÁVEZ.- Está como a 100 kilómetros.
Entonces, yo le digo: “Pero, bueno, Almirante, ¿para qué me viene usted a
buscar aquí? Ya yo estoy aquí acostumbrándome con estos soldados aquí, estoy
preso aquí, no se preocupe por mí.”
—“No, que allá está mejor, para que esté en la casa presidencial”.
Le dije: “No, chico, no me hace falta, yo me siento bien aquí.”
—“No, pero, mire, es que quieren hablar con usted”.
Yo, tanteando, porque eso era signo de debilidad, pues. Pero yo tanteándolo,
¿no?, a ver hasta dónde.
Entonces, yo le digo: “Pero, ¿qué quieren hablar conmigo? Si ya, cuando
teníamos que hablar, no quisieron hablar, les hice una serie de condiciones,
propuestas.”
—“No, no, pero es que ya ellos quieren… ahora sí, porque ya la cosa está más
clara, quieren que usted se vaya para Cuba”.
Entonces yo le digo: “Mira…”
CMDTE. EN JEFE.- Sí, no quisieron aceptarlo aquella noche,
¿eh?
PDTE. CHÁVEZ.- Anjá, eso le dije yo: Le digo: “Mira, yo,
incomunicado como estoy, no sé nada de lo que está pasando, tengo un poco de
compañeros presos” —porque ya yo sabía que sacaron al Ministro del Interior, a
Rodríguez Chacín, lo sacaron esposado de su casa, al gobernador Blanco de la
Cruz lo sacaron de la Gobernación, al diputado Tareck, se lo llevaron siendo
diputado, preso y todo—; entonces yo le digo: “Mira, no hay condiciones para que
yo tome una decisión. Yo no puedo salir del país, de ninguna manera, dejando
gente mía presa. Yo no tengo comunicación con nadie…”
CMDTE. EN JEFE.- ¿Y a qué hora fue eso?
PDTE. CHÁVEZ.- Eso fue hoy, o sea, ayer sábado, ya como a
las 2 de la tarde.
CMDTE. EN JEFE.- Sigue.
PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, de todos modos yo le dije: “Mira,
yo puedo ir, pero llama allá y dile a quien te mandó —un Almirante que había
sido nombrado Ministro de Defensa, que está preso ahorita—, dile al Almirante
que yo voy sin condiciones. Yo no…”
—“No, porque quieren que usted firme la renuncia, y al firmarla usted,
lo mandamos para Cuba”.
Le dije: “No, yo así no puedo firmar renuncia ni puedo salir del país, pero
entiendo que allá tenemos un teléfono y podemos comunicarnos, así que me
interesa que vayamos allá para tener alguna información. Y diles que se muevan
ellos para allá, y allá conversamos, para ver qué es lo que ellos plantean.”
Y así lo hicimos.
Entonces, otro detalle bonito: cuando yo estoy vistiéndome ya, entra un
soldado, chico, un cabo, entra al cuartico donde yo estaba. Y yo lo veo y me
dice: “Mire, mi Comandante, yo soy el cabo Rodríguez, yo soy de Sabaneta.” Un
muchacho de Sabaneta que estaba por ahí, de allá de mi pueblo. Y le digo:
“Muchacho, ¿y qué haces tú aquí?”
—“Yo soy de la familia Rodríguez, pariente de su tío Antonio Chávez” —que él
era Rodríguez también—.
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Carajo! ¿Y qué haces tú aquí, muchacho?
Yo tenía años que no lo veía, y él llegó ahí escondido, porque él no tenía
permiso para entrar a mi celda, ¿no? Aprovechó que yo pedí café, y se metió con
el que llevó el café, el cocinero.
Entonces, me dice: “Mire, mi Comandante, ¿usted renunció?”
Yo le dije: “No, ni voy a renunciar” —le dije—.
Entonces, se para firme y saluda, y me dice: “Entonces, ¡usted es mi
Presidente! ¡No vaya a renunciar! —me dice—, que lo vamos a sacar a usted de esa
vaina.”
Entonces, yo le digo: “Bueno, okey, me quedan dos minutos aquí. Te voy a
pedir un favor.”
—“Lo que usted me diga.”
—“Te voy a hacer un papel, una nota, para que tú…
(Se dirige a otra persona: “Buenas, Pedro, saludos. Saluda a tus viejos,
Pedro. Okey.”)
Estoy aquí con Pedro, el novio de mi hija Rosa.
(De nuevo se dirige a Pedro: “Vaya, vaya a descansar, Pedro.”)
CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah, sí, sí! (Se ríe)
PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, él se llevó a los muchachos y los
dejó por ahí…
CMDTE. EN JEFE.- Sí, estaban allá en su casa.
PDTE. CHÁVEZ.- Estaban por allá protegidos.
CMDTE. EN JEFE.- El jueves por la noche, y después se fueron
para allá para donde está Reyes.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, estaban allá.
Entonces, el muchacho… Yo escribo rápidamente allí, y él me dijo: “Mire, yo
no puedo estar aquí un minuto más. Escriba lo que va a escribir, y me deja el
papelito en el basurero —en una cesta de papeles, una papelera—, meta el
papelito allá abajo, que yo lo busco.” (El Comandante se ríe).
¡Fíjate la faena!
Entonces, yo escribo un comunicado a mano, corto: “Al pueblo venezolano y a
quien pueda interesar.”
CMDTE. EN JEFE.- Sí, ese salió por la televisión.
PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, chico, entonces yo dejo…
CMDTE. EN JEFE.- Que no he renunciado, y para siempre…
PDTE. CHÁVEZ.- “No he renunciado, ¡para siempre!”
Y firmé la página.
Entonces, yo dejo esa vaina en la papelera, y llegan a buscarme, agarro mis
cosas, y me voy. Y, bueno, yo no supe más de ese papel. Yo dije: “Bueno, ese
muchacho, ojalá que pueda hacer algo, pero ahí no hay ni fax…” Eso es una zona
inhóspita, chico; eso es un comando allá de Marina, lejos, de comandos que
entrenan y se tiran en paracaídas. Ahí no hay ni teléfono, ni llega la
televisión ni hay fax ni eso. Unos galpones ahí —tú sabes—, de esas unidades de
combate que están por ahí metidas en la montaña; una montaña, una bahía
montañosa.
Resulta que, cuando yo llego aquí, ¡eso recorrió el mundo, chico! Ese papel,
el muchacho lo agarró, yo no sé cómo hizo para salir de aquella montaña, y dos
horas después estaba mandando fax a diestra y siniestra (Se ríen), como una
ametralladora. Y aquí todo el mundo carga ese fax en la mano como… Ahí lo
cargan, y tuve que firmar no sé cuántos ahí. Además de que tiene la firma, le
metí otra firma a la gente que pidió le firmara.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Qué cosa!
PDTE. CHÁVEZ.- Y ese fax, me dicen que recorrió el
mundo.
Pero, fíjate tú qué capacidad de respuesta, ¡vale!
CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí.
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Una cosa impresionante!
Ahora, llego a la Orchila, Fidel, un vuelo en helicóptero como de una hora, y
al rato llega la Comisión.
CMDTE. EN JEFE.- ¿Quiénes fueron allí? ¿Quiénes fueron?
PDTE. CHÁVEZ.- El Cardenal de la Iglesia Católica, uno, que
fue uno de los firmantes del decreto napoleónico-mussoliniano ese ridículo que
firmaron. Ellos pretendían que con ese decreto írrito iban a borrar de plano una
lucha de años, sobre todo la Constituyente, y querían eliminar las 48 leyes
habilitantes de un solo plumazo, y que la República no se llamara más
Bolivariana, y que no le vendieran más petróleo a Cuba.
CMDTE. EN JEFE.- Eso tiene su historia a contar.
PDTE. CHÁVEZ.- Una vaina… ¡Eso es para la historia,
chico!
Esta oligarquía insensata, imbécil e ignorante, no se da cuenta. Ellos se
creen su propia mentira, de tanto repetirla, y terminan despreciando la
realidad.
Entonces, vienen…
CMDTE. EN JEFE.- ¿Y quién más fue con el Obispo?
PDTE. CHÁVEZ.- Llegó el Cardenal este; un general, pero que
es un Fiscal militar, que no tiene ninguna autoridad ni mando…
CMDTE. EN JEFE.- ¿Del Fuerte Tiuna?
PDTE. CHÁVEZ.- Del Ejército, sí, del Fuerte Tiuna.
Y un coronel, que es uno de los que impulsó esta conspiración, que es
abogado, enviado, porque es muy amigo de los generales, compañero de ellos.
Bueno, nos sentamos a conversar, pues. Llevaban la renuncia lista.
CMDTE. EN JEFE.- ¿Y qué propusieron?
PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, que yo firmara la renuncia —imagínate—
con fecha atrasada, con un membrete y como un decreto presidencial.
Bueno, “en el día de hoy…”
CMDTE. EN JEFE.- Aunque ya ni eso los salvaba ya. Ellos
estaban derrotados a esa hora ya.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, no, ya estaban haciendo un esfuerzo
supremo. Pero me estaban montando una trampa para sacarme del país. Porque me
dijeron: “No, ahí está el avión listo. Y, bueno, te vas a Cuba, pues.”
Yo les dije: “No, yo así no puedo, sin información fidedigna de lo que está
pasando en el país, yo ni voy a firmar la renuncia —no tengo previsto
renunciar—, y mucho menos voy a salir del país. Búsquenme un teléfono para
hablar con el Presidente Castro, para coordinar con la familia. ¿Cómo ustedes
creen que yo voy a salir del país y dejar a mis hijos, mi mujer, por ahí
regados, mis compañeros en prisión?”
—“No, no, que ya los soltamos a todos, no hay ningún preso.”
—“Yo quiero hablar con ellos, yo quiero hablar con Diosdado, quiero hablar
por teléfono con Bernal, quiero hablar con Rodríguez Chacín. Sólo si ustedes me
permiten un teléfono para hablar con ellos, que me digan, me den información
fidedigna, yo pudiera pensar en alguna actividad. Mientras tanto, no me muevo de
aquí. Y si me van a dejar preso, me llevan otra vez a Turiamo. Yo no quiero
estar preso en esta casa lujosa. No, me llevan a mi prisión…”
CMDTE. EN JEFE.- Pero ellos tenían un avión ahí, creo que
tenían un avión ya.
PDTE. CHÁVEZ.- Allí ya tenían un avión, Fidel.
Incluso, yo mandé a investigar lo siguiente, porque José Vicente me dijo
ahorita que había un avión norteamericano en la Orchila.
CMDTE. EN JEFE.- Creo que hasta hablaron, tuvieron que
hablar con Shapiro ahí. Investiga bien hasta donde puedas, porque había hasta la
idea de llevarte a Estados Unidos. Corrió ese rumor también.
PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, y entonces, allá en la pista, yo vi el
avión, de siglas… Claro, un avión privado, pero de siglas norteamericanas.
CMDTE. EN JEFE.- Era norteamericano.
PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, fíjate todo lo que estaban
planeando ahí, ¡quién sabe si hasta llevarme a Estados Unidos, o quién sabe a
dónde!
CMDTE. EN JEFE.- Ese rumor corrió con fuerza. El rumor. Y a
nosotros no llegó nada, nada. Y lo que me pidieron de allí de Palacio —que ya
estaba tomado— es que hiciéramos una declaración allí. Hicimos una declaración
de inmediato y la divulgamos, de que eso era una mentira más, y que si te
llevaban por la fuerza a Cuba, en el avión más rápido que tuviera nuestra línea
aérea regresarías de inmediato a Caracas, que te estaba esperando el pueblo. (Se
ríen) Hicimos esa declaración.
PDTE. CHÁVEZ.- Pues yo, sin saber nada de eso, les dije algo
parecido: “Miren, si ustedes me llevan a Cuba y me están mintiendo, y yo allá me
entero entonces de que sí hay gente presa, o de que el pueblo está en las
calles, y que la…” Porque entonces me estaban engañando: “No, no, la situación
militar está totalmente controlada.”
Les digo: “¿Seguro?”
CMDTE. EN JEFE.- ¿Controlada por ellos, decían?
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, decían ellos para engañarme.
Entonces, les pregunté: “¿Y qué pasa con el General Baduel?”
—“No, no, no, ya él aceptó, él está en su cuartel tranquilo.”
CMDTE. EN JEFE.- ¡Qué hijos de puta son!
PDTE. CHÁVEZ.- Sí. “No estoy tan seguro, ponme un teléfono
para yo hablar con Baduel. Sólo después que me expliquen, yo pudiera
considerar.”
Y entonces, ganando tiempo, les hice otro texto…
CMDTE. EN JEFE.- Eso es discutiendo con la Comisión.
PDTE. CHÁVEZ.- Discutiendo con la Comisión.
Entonces, les dije: “Miren, no, yo no voy a firmar nada.”
Entonces después estaban nerviosos, porque parece que Baduel amenazó con irse
con unos comandos de paracaidistas en helicópteros que tenía allá, a la Orchila,
a rescatarme, si yo no aparecía.
CMDTE. EN JEFE.- Tenía un plan ya, lo tenía.
PDTE. CHÁVEZ.- Ah, sí.
CMDTE. EN JEFE.- Tenía el plan de tomar aquello, sí.
PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, me dijo el
Almirante…
Desplegaron posiciones de combate allá en la Orchila. Había un grupo pequeño,
en verdad, pero, bueno, son comandos también, muchachos muy bien entrenados.
Entonces, el Almirante se me acerca y me dice: “Mire, no vaya a firmar nada.
Lo más seguro es que venga Baduel a rescatarlo. Si él viene, aquí no va a haber
resistencia, aquí nos iremos con él, y parece que vamos a Miraflores” —me dijo
el Almirante, el que estaba conmigo desde Turiamo.
CMDTE. EN JEFE.- Sí.
PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, entonces, aquella gente… La situación
cambió totalmente. Me ponen a José Vicente por teléfono —ahí sí apareció el
teléfono—, llaman a José Vicente y, bueno, entonces, ¡lo increíble! Yo no quería
creer: “¿Dónde estás tú, José Vicente?”
—“No, aquí en el Ministerio de la Defensa, que ya lo rescatamos. (Se
ríen)
CMDTE. EN JEFE.- Es la primera noticia que tú tienes de toda
la situación.
PDTE. CHÁVEZ.- Es la primera noticia que yo tengo, la de
José Vicente. Lo demás eran puras informaciones, contrainformaciones, muchas
dudas. No, ¡coño!, pero yo decía: “No puede ser que tan rápido hayan retomado…”
Bueno, y le pregunto: “¿Y dónde está el supuesto presidente?”
Me dice: “No, está preso, aquí lo tenemos preso, y un poco de generales
presos.” (El Comandante se ríe)
—“Pero, ¿es que acaso hubo muertos, hubo batalla?”
—“No, no, ni un tiro, chico, ni un tiro. Una reacción fulminante del pueblo,
de la juventud militar, y esta gente corrió como gaticos a esconderse. Los
agarramos y ahí están presos la mayoría.”
CMDTE. EN JEFE.- Y ellos… ¿Con qué pretexto lograste que te
dejaran hablar con Rangel?
PDTE. CHÁVEZ.- No, porque ya a esas alturas… Ya la Comisión
que fue a buscarme cambió totalmente de actitud, y se sentaron allá calladitos
los tres, y el Almirante es el que me informa, el Almirante que me estaba
cuidando, que me trajo… Él es el Jefe de la Aviación Militar de la Marina. Me
llamó aparte y me dijo: “Mire, Presidente, no vaya a firmar nada, no caiga en la
trampa. Parece que usted va para Miraflores otra vez esta noche.”
Entonces el hombre empezó a pasarme información, pues, que él estaba
obteniendo de su comando. Así que entonces yo me puse fuerte otra vez y empecé a
hablar como Presidente, y ellos de una vez: Presidente p’acá, Presidente
p’allá.
CMDTE. EN JEFE.- ¿Y cuándo te dieron el teléfono?
PDTE. CHÁVEZ.- Ese teléfono me lo dieron como a la
medianoche más o menos, cuando hablé con José Vicente, y después hablé con el
Gobernador Blanco de la Cruz, y me pasaron a otro Gobernador: “¡No, jodas, aquí
está el pueblo en la calle!” Blanco de la Cruz retomó la Gobernación, él estaba
enconchado; se declaró en resistencia en el Táchira y llamó al pueblo a la
calle. Y aquel pueblo en la calle… acordonaron la Gobernación de donde lo habían
sacado a él a empujones, la Policía, la parte de la Policía que se pasó,
entonces, bueno, me dijo… (cambio de cara)
…Caracas.
Bueno, al ratico nos vinimos. Hablé también con Baduel, hablé con García
Montoya, hablé con otros generales que estaban con Rangel allí, y entonces,
bueno, llegaron cuatro o cinco helicópteros. Los de Baduel llegaron, llegaron
los de Baduel llenos de paracaidistas de allá de Maracay.
CMDTE. EN JEFE.- ¡No me digas! (Se ríe)
PDTE. CHÁVEZ.- Y los Carajos. Los Carajos tienen un lema
ahora, que es “Lealtad hasta la muerte”.
¡No, jodas, chico! Entonces, se unieron los comandos de la Marina, los
comandos de la Fuerza Aérea, los comandos de los Paracaidistas, y nos vinimos en
el vuelo triunfal de retorno, y aterrizamos aquí en Miraflores, donde estaba
aquel pueblo en la calle…
CMDTE. EN JEFE.- ¿Tú no pasaste por Maracay?
PDTE. CHÁVEZ.- No, pero salgo mañana para allá.
CMDTE. EN JEFE.- ¿Vinieron directo de Orchila para…?
PDTE. CHÁVEZ.- Yo tenía que llegar a Palacio, porque tú
sabes que es el símbolo del poder.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí.
PDTE. CHÁVEZ.- Y había mucha gente.
CMDTE. EN JEFE.- No, pero por una noticia que le dieron a
Germán, desde allí de Palacio… Porque hubo mucha confusión, incluso en un
momento se dijo que tú estabas herido, y hasta la teoría de que te habían ido a
rescatar y habías sido herido. También se habló mucho —eso sí— de que tu habías
sido golpeado. Se regó mucho, sí.
PDTE. CHÁVEZ.- Había mucho temor, porque también… No, que le
desprendieron el hígado, que no sé qué cosa…
CMDTE. EN JEFE.- ¡Eso también! Que el golpe era en el
hígado. Pero tu propia gente por allí estaba con todas esas confusiones. Esas
bolas se regaron. Y María se puso terriblemente afectada por el mediodía por la
noticia esa.
PDTE. CHÁVEZ.- Pero, ¿tú sabes? Ahora me estoy enterando de
que esas noticias eran echadas a rodar por los muchachos míos, que estaban
haciendo entonces por teléfono una campaña psicológica, ¿no?, para que la gente,
bueno, como que se enardeciera más, ¿no? Que está herido, que lo golpearon, y
entonces: “¡Qué aparezca, qué aparezca, qué aparezca!” Entonces, aquella presión
del pueblo: “¡Qué aparezca, qué aparezca Chávez!” No sé qué más.
Y, bueno, eso hace que cambien las cosas.
Bueno, llegué aquí y aquí estoy.
El regreso de Chávez a Miraflores en abril de
2002
CMDTE. EN JEFE.- Sí, esa parte la vi yo por la televisión,
cuando tú llegaste. Y unas imágenes impresionantes, las caras de la gente, la
alegría, ¡algo nunca visto, Chávez! Es como para hacer cuadros, pinturas, cuando
allí las cámaras sacaban a la gente detrás de una reja. ¡Unas fotos
impresionantes! Hay que hacer una película de eso, algo, porque es…
Bueno, ¿y cuándo regresaron la Comisión de los tres?
PDTE. CHÁVEZ.- No, esos vinieron junto conmigo.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah, vinieron contigo!
Es increíble lo que tú cuentas, ¡es increíble!
Ahora, tienes que investigar qué idea tenían. Pon a alguien que averigüe para
dónde te querían llevar. Hay un momento en que hablaron de Santo Domingo, pero
ahí había algo en eso, en lo del avión.
PDTE. CHÁVEZ.- No, ahí había algo extraño, sin duda, porque
entonces, es una vaina muy extraña…
CMDTE. EN JEFE.- Porque con Cuba no habló nadie, que yo
sepa, ni pidió permiso para ningún avión. Tienes que averiguar. Pon a alguien
que te investigue qué plan tenían, para dónde te querían llevar.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí. Ya yo mandé a investigar eso, pero mañana
voy a seguirlo para tener claro eso, a ver hasta dónde es cierto el plan de
llevarme a los Estados Unidos.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, porque eso es degradante. Hay una
perfidia en el engaño que te hicieron, ¡del carajo!
PDTE. CHÁVEZ.- Sí.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Fue tremendo!
PDTE. CHÁVEZ.- Utilizando al Cardenal, tú sabes: “No, que yo
soy el que va a garantizar la cosa, y que se cumpla…”
CMDTE. EN JEFE.- ¡No me digas!
PDTE. CHÁVEZ.- Le digo: “Tengo razones para dudar de usted
también, si yo lo vi a usted ayer firmando el acta esa de Mussolini. ¡Qué
vergüenza —le dije— para la Iglesia, Monseñor, usted, que aparenta que habla de
democracia, firmando un decreto eliminando Congreso, Asamblea,
Gobernadores, Poder Judicial, Fiscal…”
Por cierto, que unas declaraciones que dio el Fiscal Isaías Rodríguez
fueron…
CMDTE. EN JEFE.- Fueron decisivas. Pero como a las cinco de
la tarde, las cuatro… Antes, antes, alrededor de las tres.
PDTE. CHÁVEZ.- Fue un rayo de luz.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí, ese hombre fue valiente, oye, y
utilizó una argumentación excelente, p’al diablo. Y muy sereno.
PDTE. CHÁVEZ.- Valiente.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah!, pero no lo dejaron terminar. Lo
engañó seguramente la televisión, porque empezó a hablar pero no lo dejaron
terminar tampoco, ni a Lara lo dejaron terminar.
PDTE. CHÁVEZ.- Pero dijo lo que tenía que decir ahí en el
momentico. Él dijo: “¿Dónde está la renuncia del Presidente? Yo quiero verla
firmada. Y si acaso existiera…
CMDTE. EN JEFE.- Tiene que ser el otro. Y la renuncia tiene
que ser ante la Cámara —dijo él—. Argumentos muy sólidos.
PDTE. CHÁVEZ.- Anjá. Entonces, el Vicepresidente es el que
tiene que asumir la Presidencia. Pero yo quiero ver la renuncia del Presidente.
Me parece que él no ha renunciado.
¡Oiga, aquello dio la vuelta al mundo! Eso fue el primer día. Eso fue un rayo
de luz.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, eso fue el viernes, alrededor de…
PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, yo me voy a Maracay. Voy a Maracay
mañana. No vamos a hacer Aló Presidente, porque aquí se perdieron hasta los
equipos. Esta gente llegan robando. Se llevaron las cámaras, se llevaron unos
equipos, saquearon esto aquí, la parte de telecomunicaciones. Se robaron un poco
de cables, saquearon aquí…
¿Cómo sería? En un día saquearon aquí cosas…
CMDTE. EN JEFE.- ¿Qué pasaría si están un mes ahí? (Se
ríen)
PDTE. CHÁVEZ.- Acaban con todo esto. En un día se perdieron
equipos.
Entonces, vamos a hacer allá, en el comando de los Paracaidistas, donde está
Baduel, una rueda de prensa. Estoy invitando a toda la prensa, porque hoy no
quise responder preguntas por el tiempo, y porque tenía que salir a hablarle al
pueblo al balcón. Entonces les dije que mañana, al mediodía, allá en el comando
de Paracaidistas, porque ahora eso se convierte en un símbolo de la contra… Yo
le llamo a esto la contra-contrarrevolución.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Y de la lealtad y de la audacia, de la
inteligencia, de todo ahí!
Ellos estaban perdidos desde que una sola unidad se levantara, porque no
tenían fuerzas, porque no hubieran obedecido para atacar a sus compañeros allí.
Ellos engañaron… Yo me di cuenta desde el momento en que estaba una unidad, y
más una unidad como esa, que no tenían fuerza ya para reprimirla. Estaban
perdidos ya desde ese momento.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, es lo que llaman el país virtual. Ellos
creían que de esa manera, con una campaña mediática y de manera virtual, iban a
desconocer a un país real, combativo —que tú sabes cómo está este pueblo…
CMDTE. EN JEFE.- Sí. Y que los soldados iban a combatir
entre sí para defender al tipejo ridículo ese que habían puesto ahí en la
Presidencia.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí.
CMDTE. EN JEFE.- Creían que iban a morir los soldados e iban
a atacar a sus compañeros para esa cosa.
PDTE. CHÁVEZ.- Pero fue una cosa, Fidel, bueno, para hacer
historia. Ya yo te mandaré…
CMDTE. EN JEFE.- Hay que reunir todos los datos.
Nosotros vamos a reunir todo lo que tenemos, y reúne tú por allá lo que tú
tengas.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, y ahora eso, bueno, hay que leerlo con
atención, y darle un impulso nuevo al proceso revolucionario.
Tú sabes que yo decía… el día que salí, por supuesto muy triste, ¿no?
¡Carajo! Allá encerrado solo.
CMDTE. EN JEFE.- Oye, la amargura que nosotros teníamos aquí
no era menor que la tuya allá. ¡Era terrible la amargura!
PDTE. CHÁVEZ.- ¿Sabes qué? Yo como… a lo mejor, si al final
—yo decía: “Bueno, si tengo que salir al final de Venezuela, pues, me tengo que
ir a Cuba. No hay…”
CMDTE. EN JEFE.- Yo pensaba —como te hablaba— que esto
sería para más tarde, ¿sabes?
PDTE. CHÁVEZ.- Sí.
CMDTE. EN JEFE.- No podía pensar en una cosa tan
fulminante.
PDTE. CHÁVEZ.- No, yo también.
CMDTE. EN JEFE.- Yo dije: “Tienes que preservarte, y tienes
que preservar hasta esa gente que son los más leales.”
PDTE. CHÁVEZ.- Claro, si yo pensaba también que, bueno, a lo
mejor unos meses, a finales de año… uno tenía tiempo de organizar —tú sabes— una
reacción de los patriotas. Pero esta gente…
Yo les dije hoy: “¡Coño!, pero no me dieron tiempo ni de descansar un día
encerrado en una celda. Me sacaron muy rápido.” (Se ríe) ¡Qué cosa tan
impresionante, vale!
Vamos a recoger evidencias y cosas, imágenes…
CMDTE. EN JEFE.- Yo voy a reunir todo, todo, todo. Porque
hice amigos allí, bueno, con toda esa gente a los que…
PDTE. CHÁVEZ.- Claro que tenemos ahora que estar mucho más
pendientes… La Inteligencia nuestra, por ejemplo, es muy mala, vale, ¡muy mala!
Y los altos mandos militares se portaron muy mal, ¡muy mal! Me taparon cosas. Yo
di unas órdenes ahí que, o no se cumplieron, o se cumplieron a medias, o como
ellos más o menos las evaluaban. Los tenían presionados estos fascistas. Y
entonces, bueno, la tendencia esa era a no tomar decisiones.
CMDTE. EN JEFE.- Te pusieron a la defensiva. Más con el
truco de poner militares. Todo fue muy bien pensado por parte de ellos, poner a
los militares a hacer declaraciones, a hacer declaraciones. Y fíjate que a favor
tuyo, de ustedes, que ni uno solo de esos fue preso.
PDTE. CHÁVEZ.- ¿Quién?
CMDTE. EN JEFE.- De los que hicieron declaraciones. Algo que
está a favor de ustedes como argumento es que ninguno de aquellos que hicieron
declaraciones, que eran actos subversivos, conspirativos, ninguno de ellos fue
preso. Es decir, a diferencia de lo que ellos hicieron en las 48 horas o menos,
en 24 horas, la paciencia que han tenido ustedes, como argumento, como prueba de
la diferencia que hay entre la humanidad y la generosidad de la Revolución
Bolivariana y lo que los fascistas hicieron en 24 horas.
PDTE. CHÁVEZ.- Así es.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Es increíble! Disolvieron el Poder
Judicial, el Parlamento, se apoderaron de todos los gobiernos, de
casi todas las alcaldías.
PDTE. CHÁVEZ.- Yo dije: “¡Pobrecito este hombre! Si a mí me
cuesta tanto gobernar, con tantos problemas, teniendo nada más que el Poder
Ejecutivo, ¿cómo se hará este pobre hombre echándose encima todos esos poderes?”
Pero, en verdad, ellos fueron muy torpes, ¡torpes! Ansias de poder…
CMDTE. EN JEFE.- Y se habrían fajado entre ellos
inmediatamente. A los tres días estaban fajados entre sí todos ellos.
PDTE. CHÁVEZ.- No, ya estaban, ya estaban fajados unos
contra otros, Generales… Que si el cargo… Entonces, unos que aspiraban a ser
jefes y no los pusieron, se pusieron bravos y se fueron, no vinieron al acto. La
gente de la CTV tampoco vino, porque quería ser este señor Ortega no sé si
Vicepresidente o algo así, y no quisieron. Entonces, empezaron ellos a pelear y
a desmoronarse muy rápido.
Pero de verdad que es una jornada para la historia, ¡vale!
CMDTE. EN JEFE.- No, ¡inolvidable! Mira, yo he vivido…
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Increíble, inolvidable! Una cosa que hay que
ahora darle el tratamiento que se debe, y sobre todo, proyectar ese caso al
mundo para que se vea… Porque se ha demostrado, Fidel… Lo que te decía: que yo
anoche, el día que salí, el día que salí —un poco triste, por supuesto—, allá en
la celda decía: “¡coño!, parece que es verdad que una revolución pacífica es
casi imposible, ¿no?, porque ¡cuántos esfuerzos!” Estaba en ese tipo de
reflexiones, como dudando, ¿no?, dudando. Y dije: “Bueno, pero yo estoy seguro
de que ese pueblo no se va a quedar así, ni esos militares jóvenes, sobre todo.”
¡Pero reaccionaron de inmediato! Yo saliendo preso, y ya ellos estaban
conspirando contra lo que quedó por aquí. (Se ríe)
Se metieron en el Palacio y se escondieron por allí en pasillos, en sótanos,
hicieron grupos, se comunicaban entre ellos con los cuarteles. Y, bueno, aquello
reventó y tomó cuerpo en todo el país.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Como hormiguitas trabajaron ellos! Se
movieron por todas partes.
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Y con un coraje! Bueno, pensaron hacer,
incluso… Me dijo uno de los muchachos de la Marina que está aquí conmigo: “Mire,
estábamos haciendo un plan, cuatro de nosotros por ahí, para agarrar al viejo
este, a Mussolini, y llevárselo para allá para Catia, la zona populosa donde hay
como tres millones de personas, las zonas más pobres, y entonces decir: “bueno,
vamos a cambiarlo. Hasta que no nos traigan a Chávez no soltamos a este viejito
de aquí.”
Gracias a Dios que no hizo falta eso, ¿no? Y todo terminó como ya tú sabes.
Lo que pasa es que ahora hay que comenzar a reestructurar muchas cosas, a
revisar muchas cosas, ¿no? Correctivos.
CMDTE. EN JEFE.- Muy bien, pues. ¡Me alegro, caramba, que
pases un día…! Me alegro que hayas suspendido también eso, porque pienso que tú
debías descansar, ¿no? Yo no sé cómo te la ibas a arreglar, pero por suerte se
llevaron los equipos esos. (Se ríe)
PDTE. CHÁVEZ.- No, pero voy a ir a Maracay. Tengo que ir
allá, y después voy a visitar algunas guarniciones que se mantuvieron leales,
algunos pueblos.
CMDTE. EN JEFE.- Oye, tú no sabes qué conmoción produjo eso
aquí en el pueblo. Es cuando yo he podido ver hasta qué grado te quiere la gente
aquí. ¡Una verdadera conmoción!
PDTE. CHÁVEZ.- Me imagino la tristeza que sentirían.
CMDTE. EN JEFE.- Oye, ¡tú no sabes! Yo pocas veces en mi
vida he estado tan amargado como al otro día. Yo quería… Tú sabes que yo siempre
he sido optimista y todo, y seguimos en la pelea, porque apenas me levanté al
poco rato, me llamó al otro día… Yo estoy durmiendo dos o tres horas, y ese día
me acosté también como a las seis; a las nueve me despierto y me pongo a hacer
cosas, y a las 10 y dos minutos me llamó María. Así fue.
PDTE. CHÁVEZ.- No, incluso, ¿sabes qué? Yo estaba pensando:
“¡Cónchale!, si yo tengo que llegar a Cuba, con qué cara llego yo allá.”
CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí.
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Oye!
CMDTE. EN JEFE.- Bueno, tú sabes que tú llegabas y un avión
a toda velocidad iba para allá. (Chávez se ríe) Claro, en el avión, pero fueron…
Hay que investigar bien por qué hicieron toda esa porquería. Porque para
mandarte a ti… Sí, por qué hicieron esa porquería, porque hay que pensar cosas
peores, intenciones peores.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí, yo estoy seguro. Había unas intenciones
oscuras, porque yo estoy seguro de que para Cuba no me iban a llevar, estoy
seguro. Lo que pasa es que el plan no les dio tiempo, porque fue tan rápido el
plan de reacción patriótica, bolivariana… Y yo fui ganando tiempo, ganando
tiempo, el documento, que sí, que no, que búsquenme el teléfono. Ganando tiempo,
porque yo los veía a ellos en condiciones de debilidad, ¿tú sabes? Por los ojos,
¿no?, en los ojos, se consultaban cosas. Y apurados, estaban muy apurados porque
yo firmara un documento. Y yo dándoles larga, dándoles larga, hasta que el
Almirante me dice: “No vaya a firmar nada, que por ahí como que viene
Baduel al rescate.” Y entonces, ahí me dieron a mí, pues, los aires de la
victoria.
Pero, claro, esto no es victoria. Yo pienso que esto más bien es una lección,
una lección, porque hay que ajustar cosas, hay que tomar unas decisiones que no
se han tomado y que…
CMDTE. EN JEFE.- ¿Y dónde está el General que estaba allí en
el Fuerte, el que estaba de Jefe del Ejército?
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Ah!, ese está preso allá en el Fuerte.
CMDTE. EN JEFE.- Él debe saber el plan.
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Claro!
CMDTE. EN JEFE.- Hay que tratar de que se franqueen. Y el
otro… Los que te visitaron allá deben saberlo también.
PDTE. CHÁVEZ.- Sí. Ahora yo mañana, pues, comienzo a
enterarme, a buscar más detalles y a tomar decisiones.
CMDTE. EN JEFE.- Okey.
PDTE. CHÁVEZ.- Bien, hermano.
CMDTE. EN JEFE.- ¿Y tú crees que te puedas dormir ahora, con
la excitación que has vivido hoy?
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Oye! Tengo que dormir un rato. Pero es una
excitación maravillosa, como que embriaga.
CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí. ¡Es increíble!
PDTE. CHÁVEZ.- Es una cosa como un… Ando embriagado, bueno,
de amor de ese pueblo, pero sobre todo, Fidel, este es un mensaje de compromiso,
es un compromiso con ese pueblo que salió a la calle, sin armas ni nada. Claro,
apoyados por los patriotas militares…
CMDTE. EN JEFE.- Pero ellos empezaron por la mañana, desde
temprano iba un río para allá de gente, y rodearon el Fuerte. Porque ya había
mucha gente.
Bueno, ¡un millón de felicidades! ¡Te lo mereces!
PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, hermano, ¡qué gusto haberte oído!
CMDTE. EN JEFE.- Oye, parece que una mano divina te lleva a
ti.
PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, el pueblo, chico. Dios y el pueblo y,
¿cómo es que tú dices?, ¡Ave María Purísima! (El Comandante se ríe) ¡Ave
María Purísima, cómo pasó esto!
CMDTE. EN JEFE.- ¡Tremendo!
PDTE. CHÁVEZ.- Pero ahora tenemos que fortalecernos.
Saludos te mandan Rosita y Hugo, que está aquí, ya se durmió la nieta.
Estamos todos aquí.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Qué bien! ¡Qué sean muy felices!
PDTE. CHÁVEZ.- Dale un saludo a Felipe y a todos.
CMDTE. EN JEFE.- Ellos han estado todos, todos, todos, en
esto.
PDTE. CHÁVEZ.- No, yo me imagino qué sufrimiento. Te
prometo…
Ahorita me llamó Khadafi por ahí, muy alegre también.
Te prometo que haré todo lo que pueda para no darte otro susto y otra
tristeza.
CMDTE. EN JEFE.- ¡Bien! Junto con la tristeza hemos tenido
el privilegio de ser testigos de la cosa más extraordinaria que podía
imaginarse.
PDTE. CHÁVEZ.- Bien. Y yo de vivirla.
Espero verte pronto, ¿eh?
CMDTE. EN JEFE.- Sí. Tenemos que vernos. ¡Bien!
PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, Fidel.
CMDTE. EN JEFE.- Para hablar de todo este tema. Es lo más
importante, es lo que nos interesa.
PDTE. CHÁVEZ.- Así es.
CMDTE. EN JEFE.- Okey
PDTE. CHÁVEZ.- Recibe un abrazo, hermano, un abrazo.
CMDTE. EN JEFE.- Un abrazo.
PDTE. CHÁVEZ.- ¡Hasta la victoria siempre!
CMDTE. EN JEFE.- ¡Hasta la victoria siempre!
PDTE. CHÁVEZ.- Un abrazo, hermano.
Bolívar cumplió. Más de cien años después, reencarnado en Chávez, fue fiel al
compromiso de volver cuando despierta, esta vez más que nunca, la conciencia del
pueblo venezolano.
Por mi parte, no deseaba ocupar un milímetro de las páginas del Granma. Por
ello solicité se publicara un tabloide para acompañar al Órgano Oficial de
nuestro Partido.
Fidel Castro Ruz Marzo 27 2014
4 y 40 p.m.
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