El 9 de octubre de 1967, un día después de ser capturado por el
ejército boliviano, el “Che” Guevara fue asesinado en la localidad
de La Higuera, Bolivia. Lo que sigue es la carta que dirigió Juan
Domingo Perón al Movimiento peronista al confirmarse la caída en
combate del guerrillero.
Compañeros:
Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida
para la causa de los pueblos que luchan por su liberación. Quienes
hemos abrazado este ideal, nos sentimos hermanados con todos
aquellos que, en cualquier lugar del mundo y bajo cualquier bandera,
luchan contra la injusticia, la miseria y la explotación. Nos
sentimos hermanados con todos los que con valentía y decisión
enfrentan la voracidad insaciable del imperialismo, que con la
complicidad de las oligarquías apátridas apuntaladas por militares
títeres del Pentágono mantienen a los pueblos oprimidos.
Hoy ha caído en esa lucha, como un héroe, la figura joven más
extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto
el Comandante Ernesto “Che” Guevara.
Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás
el mejor: un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de
sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción en la justicia de
la causa que abrazó, le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy
lo eleva a la categoría de héroe y mártir.
He leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del
peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo que fuera cierto que en 1951
haya estado ligado a un intento golpista, ¿qué edad tenía entonces?
Yo mismo, siendo un joven oficial, participé del golpe que derrocó
al gobierno popular de Hipólito Yrigoyen. Yo también en ese momento
fui utilizado por la oligarquía. Lo importante es darse cuenta de
esos errores y enmendarlos. ¡Vaya si el “Che” los enmendó!
En 1954, cuando en Guatemala lucha en defensa del gobierno popular
de Jacobo Arbenz ante la prepotente intervención armada de los
yanquis, yo personalmente di instrucciones a la cancillería para que
le solucionaran la difícil situación que se le planteaba a ese
valiente joven argentino; y fue así como salió hacia México.
Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben mirar
nuestros jóvenes, los jóvenes de toda América Latina.
No faltarán quienes pretendan empalidecer su figura: el
imperialismo, temeroso del enorme prestigio que ya había ganado en
las masas populares; otros, los que no viven las realidades de
nuestros pueblos sojuzgados. Ya me han llegado noticias de que el
Partido Comunista Argentino, solapadamente, está en campaña de
desprestigio. No nos debe sorprender, ya que siempre se ha
caracterizado por marchar a contramano del proceso histórico
nacional. Siempre ha estado en contra de los movimientos nacionales
y populares. De eso podemos dar fe los peronistas.
La hora de los pueblos ha llegado y las revoluciones nacionales en
Latinoamérica son un hecho irreversible. El actual equilibrio será
roto porque es infantil pensar que se pueden superar sin revolución
las resistencias de las oligarquías y de los monopolios
inversionistas del imperialismo.
Las revoluciones socialistas se tienen que realizar; que cada uno
haga la suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para
eso, deben conectarse entre sí todos los movimientos nacionales, en
la misma forma en que son solidarios entre sí los usufructuarios del
privilegio. La mayoría de los gobiernos de América Latina no van a
resolver los problemas nacionales sencillamente porque no responden
a los intereses nacionales. Ante esto, no creo que las expresiones
revolucionarias verbales basten. Es necesario entrar a la acción
revolucionaria, con base organizativa, con un programa estratégico y
tácticas que hagan viable la concreción de la revolución. Y esta
tarea, la deben llevar adelante quienes se sientan capaces. La lucha
será dura, pero el triunfo definitivo será de los pueblos.
Ellos tendrán la fuerza material circunstancialmente superior a las
nuestras, pero nosotros contamos con la extraordinaria fuerza moral
que nos da la convicción en la justicia de la causa que abrazamos y
la razón histórica que nos asiste.
El peronismo, consecuente con su tradición y con su lucha, como
Movimiento Nacional, Popular y Revolucionario, rinde su homenaje
emocionado al idealista, al revolucionario, al Comandante Ernesto
“Che” Guevara, guerrillero argentino muerto en acción empuñando las
armas en pos del triunfo de las revoluciones nacionales en
Latinoamérica.
Juan Domingo Perón
Madrid, 24 de octubre de 1967
(Fuente: Revista Sala 2, Año 1, Nº 5. Tomado de http://www.elhistoriador.com.ar/) |