Con su captura herido y con sus armas inutilizadas en la selva
boliviana el ocho de octubre de 1967, y asesinato por órdenes de la
Agencia Central de Inteligencia en el mismo teatro de operaciones al
día siguiente, el Comandante Ernesto Che Guevara se convirtió en
paradigma del combatiente revolucionario para toda una época.
En apenas 11 años, desde su incorporación en 1956, en México, al
grupo de futuros expedicionarios del yate Granma comandados por
Fidel Castro, el Che desarrollo cualidades que le permitieron legar
a las futuras generaciones su maestría como militar revolucionario y
un riguroso pensamiento ético y político, con el que fue consecuente
hasta el último momento de su vida.
Casi medio siglo después de su desaparición física el panorama
mundial ha cambiado pero solo para confirmar, con irrefutable
fuerza, la justeza de sus concepciones antiimperialista, la
existencia de diversas vías para construir el socialismo y la
urgencia de avanzar en la formación de un hombre con virtudes que lo
capaciten para enfrentar los gigantescos retos planteados a la
sociedad.
Ello explica la multiplicación de su imagen en todos los escenarios
del orbe, donde multitudes, diferentes por sus orígenes, procedencia
geográficas, culturas y credos religiosos, manifiestan sus reclamos
de justicia o expresan sus condenas a los centros de poder
liderados, apoyados o promovidos por el imperio norteamericano.
Las pretensiones de hegemonía universal de los círculos de poder
representados por la Casa Blanca, ratifican cada día la precisión de
aquella afirmación del Che cuando dijo, con expresión picara,
mientras hacía un círculo con sus dedos índice y pulgar, que: “ En
el imperialismo no se puede confiar pero ni tantito así.”
Esta actitud unida, vigilante, de intransigencia revolucionaria y
rebeldía a la que llamó entonces es el único recurso que tienen hoy
los millones de explotados, hambrientos, discriminados y marginados
del planeta, para enfrentar el saqueo de sus recursos y la política
de chantaje, amenazas y agresiones con que Washington pretende
dominar el mundo.
En La Higuera, en plena selva boliviana, enterraron secretamente su
cadáver con la inútil pretensión de desaparecer su ejemplo,
ignorantes acerca del valor y la persistencia de las ideas cuando
son justas y reflejan los intereses más legítimos de las grandes
mayorías.
La figura del Guerrillero Heroico, satanizada por los ideólogos del
neoliberalismo , crece en la medida que aumenta la urgencia de
luchar por un nuevo orden internacional más justo y equitativo, en
el cual desaparezca la filosofía del despojo entronizada por los
poderosos.
El Che seguirá combatiendo con el valor de sus ideas. Como dijo el
Líder de la Revolución en la velada solemne por su caída: “ Muchas
cosas pensó, desarrolló y escribió. Y algo que debe decirse un día
como hoy es que los escritos del Che, el pensamiento político y
revolucionario del Che, tendrán un valor permanente en el proceso
revolucionario en América Latina. Y no dudamos que el valor de sus
ideas, de sus ideas tanto como hombre de acción, como hombre de
pensamiento, como hombre de insuperable sensibilidad humana, como
hombre de conducta intachable, tienen y tendrán un valor universal.”
(Por Ángel Rodríguez Álvarez, AIN) |