La
especie humana reafirma con frustrante fuerza que existe desde hace
aproximadamente 230 mil años. No recuerdo afirmación alguna que
alcance más edad. Sí existieron otros tipos de humanos, como los
Neandertales de origen europeo; o un tercero, el homínido de
Denisova al norte de Asia pero, en ningún caso, existen fósiles más
antiguos que los del Homo Sapiens de Etiopía.
Tales restos, en cambio, existen de numerosas especies entonces
vivas, como los dinosaurios, cuyos fósiles datan de hace más de 200
millones de años. Muchos científicos hablan de su existencia antes
del meteorito que impactó en el Istmo de Tehuantepec provocando la
muerte de aquellos, algunos de los cuales medían hasta 60 metros de
largo.
Es
conocida igualmente la prehistoria del planeta que hoy habitamos,
desprendido de la nebulosa solar y su enfriamiento como masa
compacta casi llana, constituida por un número creciente de materias
bien definidas que poco a poco adquirirían rasgos visibles. Tampoco
se sabe todavía cuántas faltan por descubrir, y los insólitos usos
que la tecnología moderna puede aportar a los seres humanos.
Se
conoce que las semillas de algunas plantas comestibles fueron
descubiertas y comenzaron a utilizarse hace alrededor de 40 mil
años. Existe también constancia de lo que fue un calendario de
siembra grabado en piedra hace aproximadamente 10 mil años.
Las
ciencias deben enseñarnos a todos a ser sobre todo humildes, dada
nuestra autosuficiencia congénita. Estaríamos así más preparados
para enfrentar e incluso disfrutar el raro privilegio de existir.
En
el mundo explotado y saqueado viven incontables personas generosas y
sacrificadas, especialmente las madres, a las que la propia
naturaleza dotó de especial espíritu de sacrificio.
El
concepto de padre, que no existe en la naturaleza, es, en cambio,
fruto de la educación social en los seres humanos y se observa como
norma en cualquier rincón, desde el ártico, donde se encuentran los
esquimales, hasta las selvas más tórridas de África en las que las
mujeres no solo cuidan de la familia, sino también laboran la tierra
para producir alimentos.
Quien lee las noticias que todos los días llegan sobre viejos y
nuevos comportamientos de la naturaleza y los descubrimientos de los
métodos para enfrentar lo de ayer, hoy y mañana, comprendería las
exigencias de nuestro tiempo.
Los
virus se transforman de forma inesperada y golpean las plantas más
productivas o los animales que hacen posible la alimentación humana,
lo que torna más insegura y costosa la salud de nuestra especie,
genera y agrava las enfermedades, sobre todo, en los mayores o los
más pequeños.
¿Cómo enfrentar con honor el número creciente de obstáculos que los
habitantes del planeta sufren?
Pensemos que más de doscientos grupos humanos se disputan los
recursos de la Tierra. El patriotismo es simplemente el sentimiento
solidario más amplio alcanzado. Nunca digamos que fue poco. Con
seguridad se inició por las actividades familiares de grupos
reducidos de personas que los escritores de la historia calificaron
de clan familiar, para recorrer el camino de la cooperación entre
grupos de familias que colaboraban entre sí para cumplimentar las
tareas a su alcance. Hubo lucha entre grupos de familias en otras
etapas, hasta alcanzar niveles superiores de organización como sin
duda fue la tribu. Transcurrieron más de cien mil años. Los
recuerdos escritos en sofisticados pergaminos datan, sin embargo, de
no más de 4 mil años.
La
capacidad humana para pensar y elaborar ideas era ya notable, y no
creo sinceramente que los griegos eran menos inteligentes que el
hombre actual. Sus poemas, sus textos filosóficos, sus esculturas,
sus conocimientos médicos, sus juegos olímpicos; sus espejos, con
los que incendiaban naves adversarias concentrando los rayos
solares; las obras de Sócrates, Platón, Aristóteles, Galeno,
Arquímedes y otros llenaron de luz el mundo antiguo. Eran hombres de
inusual talento.
Arribamos, tras un largo camino, a la etapa contemporánea de la
historia del hombre.
Días
críticos no tardaron en presentarse para nuestra Patria, a 90 millas
del territorio continental de Estados Unidos, después que una
profunda crisis golpeó a la URSS.
Desde el 1ro de enero de 1959 nuestro país asumió el mando de su
propio destino tras 402 años de coloniaje español y 59 como
neocolonia. Ya no existíamos como indígenas que no hablaban siquiera
el mismo idioma; éramos una mezcla de blancos, negros e indios que
integrábamos una nación nueva con sus virtudes y sus defectos como
todas las demás. Huelga decir que imperaban en la isla la tragedia
del desempleo, el subdesarrollo y un pobrísimo nivel de educación.
Poseían conocimientos inculcados por la prensa y la literatura
dominante en Estados Unidos, que desconocía, si es que no
despreciaba, los sentimientos de una nación que combatió con las
armas durante décadas por la independencia del país, y al final
incluso contra cientos de miles de soldados al servicio de la
metrópolis española. Es preciso no olvidar la historia de la “Fruta
Madura”, imperante en la mentalidad colonialista de la poderosa
nación vecina que hizo prevalecer su fuerza y negaba al país no solo
el derecho a ser libre hoy, mañana y siempre, sino que pretendía
anexar nuestra isla al territorio de ese poderoso país.
Cuando en el puerto de La Habana estalla el acorazado norteamericano
Maine, el ejército español, integrado por cientos de miles de
hombres, estaba ya derrotado, como un día los vietnamitas derrotaron
a base de heroísmo el poderoso ejército dotado de sofisticado
armamento, incluido el “Agente Naranja” que a tantos vietnamitas
afectó para toda su vida, y Nixon, más de una vez, estuvo tentado al
uso de las armas nucleares contra aquel pueblo heroico. No en balde
luchó por ablandar a los soviéticos con sus discusiones sobre la
producción de alimentos en aquel país.
Dejaría de ser diáfano si no señalo un momento amargo de nuestras
relaciones con la URSS. Eso derivó de la reacción que tuvimos al
conocer la decisión de Nikita Jruschov a raíz de la Crisis de
Octubre de 1962, de la que el próximo mes de octubre se cumplirán 51
años.
Cuando supimos que Jruschov había acordado con John F. Kennedy la
retirada de los proyectiles nucleares del país, publiqué una nota
con los 5 Puntos que consideré indispensables para un acuerdo. El
jefe soviético conocía que inicialmente nosotros advertimos al
Mariscal jefe de la cohetería soviética que a Cuba no le interesaba
aparecer como emplazamiento de cohetes de la URSS, dada su
aspiración a ser ejemplo para los demás países de América latina en
la lucha por la independencia de nuestros pueblos. Pero a pesar de
eso el Mariscal jefe de tales armas, una persona excelente, insistía
en la necesidad de contar con algún arma que persuadiera a los
agresores. Al insistir él en el tema, le expresé que si a ellos les
parecía una necesidad imprescindible para la defensa del socialismo,
se trataba ya de otra cosa, porque éramos por encima de todo
revolucionarios. Le pedí dos horas para que la Dirección de nuestra
Revolución tomara una decisión.
Jruschov se había portado con Cuba a gran altura. Cuando Estados
Unidos suspendió totalmente la cuota azucarera y bloqueó nuestro
comercio, él decidió comprar lo que dejara de adquirir ese país, y a
los mismos precios; cuando meses después aquel país nos suspendió
las cuotas de petróleo, la URSS nos suministró las necesidades de
ese vital producto sin lo cual nuestra economía sufriría un gran
colapso: una lucha a muerte se habría impuesto, ya que Cuba jamás se
rendiría. Los combates habrían sido muy sangrientos, tanto para los
agresores como para nosotros. Habíamos acumulado más de 300 mil
armas, incluyendo las 100 mil que le ocupamos a la tiranía
batistiana.
El
líder soviético había acumulado gran prestigio. A raíz de la
ocupación del Canal de Suez por Francia e Inglaterra, las dos
potencias que eran propietarias del canal, con el apoyo de fuerzas
israelitas, atacaron y ocuparon aquella vía. Jruschov advirtió que
usaría sus armas nucleares contra los agresores franceses y
británicos que ocuparon ese punto. Estados Unidos, bajo la dirección
de Eisenhower, no estaba dispuesto en ese momento a involucrarse en
una guerra. Recuerdo una frase de Jruschov por aquellos días:
“nuestros cohetes pueden darle a una mosca en el aire”.
No
mucho tiempo después, el mundo se vio envuelto en un gravísimo
peligro de guerra. Desgraciadamente fue el más grave que se ha
conocido.
Jruschov no era un líder cualquiera, durante la Gran Guerra Patria
se había destacado como Comisario Jefe de la defensa de Stalingrado,
actual Volgogrado, en la batalla más dura que se ha librado en el
mundo con la participación de 4 millones de hombres. Los nazis
perdieron más de medio millón de soldados. La Crisis de Octubre en
Cuba le costó el cargo. En 1964, fue sustituido por Leonid Brezhnev.
Se
suponía que, aunque a un precio alto, Estados Unidos cumpliría su
compromiso de no invadir Cuba. Brezhnev desarrolló excelentes
relaciones con nuestro país, nos visitó el 28 de enero de 1974,
desarrolló el poderío militar de la Unión Soviética, entrenó en la
escuela militar de su gran país a muchos oficiales de nuestras
Fuerzas Armadas, continuó el suministro gratuito de armamento
militar a nuestro país, promovió la construcción de una central
electronuclear de enfriamiento por agua, en la que se aplicaban las
máximas medidas de seguridad y le dio apoyo a los objetivos
económicos de nuestro país.
A su
muerte, el 10 de noviembre de 1982, le sucedió Yuri Andrópov,
director de la KGB, quien presidió los funerales de Brezhnev y tomó
posesión como Presidente de la URSS. Este era un hombre serio, así
lo aprecio, y también muy franco.
Nos
dijo que si éramos atacados por Estados Unidos deberíamos luchar
solos. Le preguntamos si podían suministrarnos las armas
gratuitamente como hasta ese momento. Respondió que sí. Le
comunicamos entonces: “no se preocupe, envíenos las armas que de los
invasores nos ocupamos nosotros”.
Sobre este tema solo un mínimo de compañeros estuvimos informados ya
que era muy peligroso que el enemigo dispusiera de esta información.
Decidimos solicitar a otros amigos las armas suficientes para contar
con un millón de combatientes cubanos. El compañero Kim II Sung, un
veterano e intachable combatiente, nos envió 100 mil fusiles AK y su
correspondiente parque sin cobrar un centavo.
¿Qué
contribuyó a desatar la crisis? Jruschov había percibido la clara
intención de Kennedy de invadir a Cuba tan pronto estuvieran
preparadas las condiciones políticas y diplomáticas, especialmente
después de la aplastante derrota de la invasión mercenaria de Bahía
de Cochinos, escoltada por buques de asalto de la Infantería de
Marina y un portaaviones yankis. Los mercenarios controlaban el
espacio aéreo con más de 40 aviones entre bombarderos B-26, aviones
de transporte aéreo y otros de apoyo. Un ataque sorpresivo previo, a
la principal base aérea, no encontró nuestros aviones alineados,
sino desperdigados en diversos puntos, los que podían moverse y los
que carecían de piezas. Apenas afectaron algunos.
El
día de la invasión traicionera nuestras naves estaban en el aire
antes del amanecer en dirección a Playa Girón. Digamos solo que un
honesto escritor norteamericano describió aquello como un desastre.
Baste decir que al final de aquella aventura solo dos o tres de los
expedicionarios pudieron regresar a Miami.
La
invasión programada por las fuerzas armadas de Estados Unidos contra
la isla habría sufrido grandes bajas, muy superiores a los 50 mil
soldados que perdieron en Vietnam. No tenían entonces las
experiencias que adquirieron más tarde.
Se
recordará que el 28 de octubre de 1962 yo declaré que no estaba de
acuerdo con la decisión inconsulta e ignorada por Cuba de que la
URSS retiraría sus proyectiles estratégicos, para los cuales se
estaban preparando las rampas de lanzamiento que serían un total de
42. Al líder soviético le expliqué que ese paso no había sido
consultado con nosotros, requisito esencial de nuestros acuerdos. En
una frase está la idea:
“Usted puede convencerme de que estoy equivocado, pero no puede
decirme que estoy equivocado sin convencerme”, y enumeré 5 Puntos
que se mantenían intocables: Cese del Bloqueo económico y de todas
las medidas de presión comercial y económica que ejercen los Estados
Unidos en todas partes del mundo contra nuestro país; cese de todas
las actividades subversivas, lanzamiento y desembarco de armas y
explosivos por aire y por mar, organización de invasiones
mercenarias, filtración de espías y saboteadores, acciones todas que
se llevan a cabo desde el territorio de los Estados Unidos y de
algunos países cómplices; cese de los ataques piratas que se llevan
a cabo desde las bases existentes en Estados Unidos y Puerto Rico;
cese de todas las violaciones de nuestro espacio aéreo y naval por
aviones y navíos de guerra norteamericanos; y la retirada de la Base
Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por
los Estados Unidos.
Es
harto conocido igualmente que el periodista francés Jean Daniel
había entrevistado al presidente Kennedy después de la Crisis de
Octubre; este le contó la experiencia muy dura que había vivido, y
le había preguntado si yo realmente conocía el peligro de aquel
momento. Le pidió al reportero francés que viajase a La Habana,
hablara conmigo y esclareciese esa interrogante.
Este
viajó a La Habana y pidió la entrevista. Lo cité esa noche y le
transmití que deseaba verlo y conversar con él sobre el tema, y le
sugerí conversar en Varadero. Llegamos al lugar y lo invité a
almorzar. Era el mediodía. Puse un radio y en ese instante un
despacho glacial informa que el Presidente había sido asesinado en
Dallas.
Prácticamente ya no había de qué hablar. Yo, desde luego, le pedí
que me hablara de su conversación con Kennedy; él estaba realmente
impresionado con su contacto. Me dijo que Kennedy era una máquina de
pensar, estaba realmente traumatizado. No volví a verlo. Por mi
parte investigué lo que pude, o más bien supuse lo que pasó ese día.
Fue rara la conducta de Lee Harvey Oswald. Supe que este había
tratado de visitar Cuba no mucho tiempo antes del asesinato de
Kennedy, y se supone que disparó con un rifle semiautomático de mira
telescópica contra un blanco en movimiento. De sobra conozco el
empleo de esa arma. La mirilla, cuando se hace un disparo, se mueve
y el blanco se pierde un instante; lo que no ocurre con otro tipo de
sistema de puntería de cualquier fusil. La telescópica, de varios
poderes, es muy precisa si el arma se apoya, pero estorba cuando se
hace con un objetivo en movimiento. Se dice que fueron dos los
disparos mortales consecutivos en fracción de segundos. La presencia
de un lumpen conocido por su oficio, que mata a Oswald nada menos
que en una estación de policía, conmovido por el dolor que estaría
sufriendo la esposa de Kennedy, parece una cínica broma.
Johnson, un buen magnate petrolero, no perdió un minuto en tomar el
avión en dirección a Washington. No quiero hacer imputaciones; es
asunto de ellos, pero se trata de que en los planes estaba
involucrar a Cuba en el asesinato de Kennedy. Más tarde,
transcurridos los años, me visitó el hijo del Presidente asesinado y
cenó conmigo. Era un joven lleno de vida que le gustaba escribir.
Poco tiempo después, viajando en noche tempestuosa hacia una isla
vacacional en un sencillo avión, al parecer no encontraron la meta y
se habían estrellado. También conocí en Caracas a la esposa y los
hijos pequeños de Robert Kennedy, quien fue fiscal, y negociador con
el enviado de Jruschov y había sido asesinado. Así marchaba desde
entonces el mundo.
Muy
próximo ya a terminar este relato, que coincide con el 13 de agosto,
87 aniversario de su autor, ruego se me excuse de cualquier
imprecisión. No he tenido tiempo de consultar documentos.
Los
despachos cablegráficos casi diariamente hablan de preocupantes
temas que se acumulan en el horizonte mundial.
Noam
Chomsky, según el sitio Web del canal de televisión Rusia Today,
expresó: “La política de Estados Unidos está diseñada para que
aumente el terror”.
“Según el prestigioso filósofo, la política de EE.UU. está diseñada
de manera que aumenta el terror entre la población. ‘EE.UU. está
llevando a cabo la campaña terrorista internacional más
impresionante jamás vista [… ], la de los drones y la campaña de las
fuerzas especiales’ “
“La
campaña de drones está creando potenciales terroristas.”
“A
su juicio, es absolutamente asombroso que el país norteamericano
lleve a cabo por un lado una campaña de terror masivo, que pueda
generar potenciales terroristas en contra de uno mismo, y por otro
proclame que es absolutamente necesario contar con vigilancia masiva
para proteger contra el terrorismo.”
“Según Chomsky, existen numerosos casos similares. Uno de los más
llamativos, en su opinión, es el de Luis Posada Carriles, acusado
por Venezuela de la participación en un atentado contra un avión en
el que murieron 73 personas.”
Hoy
guardo un especial recuerdo del mejor amigo que tuve en mis años de
político activo —quien muy humilde y pobre se fraguó en el Ejército
Bolivariano de Venezuela—, Hugo Chávez Frías.
Entre los muchos libros que he leído, impregnados de su lenguaje
poético y descriptivo, hay uno que destila su rica cultura y su
capacidad de expresar en términos rigurosos su inteligencia y sus
simpatías a través de las más de dos mil preguntas formuladas por el
periodista, también francés, Ignacio Ramonet.
El
26 de Julio de este año, cuando visitó a Santiago de Cuba con motivo
del 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de
Céspedes, me dedicó su último libro: Hugo Chávez Mi primera vida.
Experimenté el sano orgullo de haber contribuido a la elaboración de
esa obra, porque Ramonet me sometió a ese cuestionario implacable,
que pese a todo sirvió para entrenar al autor en esa materia.
Lo
peor es que no había concluido mi tarea como dirigente cuando le
prometí revisarlo.
El
26 de julio de 2006 enfermé gravemente. Apenas comprendí que sería
definitivo no vacilé un segundo en proclamar el día 31 que cesaba en
mis cargos como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros,
y propuse que el compañero designado para ejercer esa tarea
procediera de inmediato a ocuparlo.
Me
restaba concluir la revisión prometida de Cien horas con Fidel.
Estaba acostado, temía perder el conocimiento mientras dictaba y a
veces me quedaba dormido. No obstante, día por día respondía a las
endiabladas preguntas que me parecían interminablemente largas; pero
persistí hasta que terminé.
Estaba lejos de imaginar que mi vida se prolongaría otros siete años
más. Solo así tuve el privilegio de leer y estudiar muchas cosas que
debí aprender antes. Pienso que los nuevos descubrimientos nos han
sorprendido a todos.
De
Hugo Chávez faltaron muchas preguntas por responder, desde el
momento más importante de su existencia, cuando tomó posesión de su
cargo como Presidente de la República de Venezuela. No existe una
sola pregunta que responder en los más brillantes momentos de su
vida. Los que lo conocieron bien saben la prioridad que daba a esos
desafíos ideológicos. Hombre de acción e ideas, lo sorprendió un
tipo de enfermedad sumamente agresiva que le hizo sufrir bastante,
pero enfrentó con gran dignidad y con profundo dolor para familiares
y amigos cercanos que tanto amó. Bolívar fue su maestro y el guía
que orientó sus pasos en la vida. Ambos reunieron la grandeza
suficiente para ocupar un lugar de honor en la historia humana.
Todos esperamos ahora Hugo Chávez Mi segunda Vida. Sin él, la más
auténtica de las historias nadie podría escribirla mejor.
Fidel Castro Ruz
Agosto 13 de 2013
9 y
5 p.m. |